Sì que pasa, WINDSOR. Por lo menos, desde el punto de vista de la monarquìa. Si todo el rollo se basa en la herencia, aquì se cae el chiringuito. Porque si la sangre no cuenta, tanto valemos tù o yo, o cualquiera otra, como herederas.
Sea como fuere, desde la Antigüedad ha estado claro que el fundamento de la monarquía hereditaria es la afirmación de una supremacía esencial para el ejercicio del poder ligada a unos determinados linajes de sangre. El mantenimiento de esa cualidad numinosa, y del privilegio del poder asociado a ella, exige la endogamia regia. El cruzamiento con otros individuos de sangre real es el requisito indispensable para mantener los ‘derechos’ de las dinastías y el privilegio del poder. Hoy se podrá considerar que la atribución de una superioridad mágica a ciertas sangres (superioridad que se perdía al mezclarla con sangres vulgares) es un atavismo injustificable o ridículo, pero ésa es, en cualquier caso, la base de la monarquía hereditaria. Sin eso, la monarquía hereditaria no es.No hay derecho al trono por herencia, no hay derecho al privilegio del poder por simple nacimiento, si no se cumple esa norma interna. ¿Por qué alguien cuyo apellido materno es Ortiz va a tener ese ‘derecho’ y ese privilegio por mero nacimiento, cuando miles de pares, miles de personas con ese mismo apellido, no tienen tal derecho ni tal privilegio?. El derecho al trono por herencia y el linaje son inseparables y eso no puede modernizarse. La regla de juego de la monarquía hereditaria es ésa. Y es una muestra de impudencia presentar como ‘modernización’ –cual hace la Reina- lo que no es sino deseo de mantener un privilegio arcaico sin someterse a las propias limitaciones y los deberes que lo han regulado.
Publicado en www.diarioliberal.com, 11-VI-2009
Javier Arce: “Roma”, en Fernando Vallespín (Ed): Historia de la teoría política, volumen 1, Alianza, Madrid, 1990.
En este caso en concreto la sangre real es por el padre, así que no presenta dudas de la herencia, en principio.
Yo no creo que es verdad lo que dice el tuitero. Creo que es muy difícil que Felipe vaya dejando espermas en clínicas, a saber si se cambian unos tubitos por otros y la armamos parda. ¿Cómo se pueden fiar?
Tampoco es como si no hubiera otros posibles herederos de la corona.
Demasiado arriesgada la aventura.