Son estas contradicciones que me dejan loqui.
Si aceptas un acuerdo beneficioso te da entonces igual a quien inviten o a quien no.
Lo de quien iba a asistir y quien no se decidiría semanas antes de la boda, que todo fue muy precipitado, claro, pero el día de la boda ya sabría quien iba o quien no.
Discutirían por otras cosas. Que ya tiene mérito discutir en tu boda.
Otra cosa es que ella hubiese intentado parar la boda porque recapacitó y que dijeran que no, que esto hundiría la monarquía, pues imaginad, Novia a la Fuga y un madurito ya que era hora de casarlo. Ya es que si se suspende la boda era la puntilla para el soltero de oro.
Si discutes por el trato que la nobleza da a tu familia pues es que no sabes ni en qué mundo vives ni donde te metes.
Esa boda fue lo más raro del siglo porque todos iban con una cara como de ir a un funeral, incluyendo la novia. Algo gordo pasaría. Excepto Flipe que iba feliz, estaba en su mundo, se le notaba que estaba colado por ella, luego ya no se le ha vuelto a ver esa cara ni esa complicidad nunca más.