No comparto, ni mucho menos, su devoción por el emérito, ni me parece bien que se haya callado tantas cosas tremendas, que es lo que están haciendo sus compañeros con Letizia y Felipe, pero, a pesar de todo eso, aún tenemos que estar agradecidos de que sea el único que nunca ha variado, que ha hablado desde siempre, que no trata de compensar las tremendas meteduras de pata que no hay quien esconda con halagos por cualquier nimiedad, así que me quedo con Peñafiel, a pesar de los pesares.