Se nota que no es de fiar, por su cara, sus gestos y mirada torva.No es lo que diga ahora,es lo que ha dicho antes en la intimidad, donde soltamos lo que somos y pensamos.Hay que tener mucho morro en no reconocer lo que todo el mundo ha oído de su propia voz.si de verdad le quedará algún resto de decencia él mismo tomaría la decisión de irse.Pero parece que en España los sillones y lo que les pagan por sentarse en ellos,son tan confortables tan livianos para "trabajar,"también pagados, tan chollazo.Que se agarran como garrapatas,para seguir chupando la sangre.Muchas conciencias necesitan ir a la tintorería,para ver si les pueden quitar esas manchas tan difíciles de limpiar.