Voy a poner un fragmento sobre si existe la suerte y esta esta relacionada con el karma.
Columna #253: Karma Y Mala Suerte No Son Lo Mismo
El karma personal, o de países, o de grupos étnicos nunca carece de lógica ni se extravía. Es infalible y absoluto. Karma, o yuan fen, es retribución divina por malas/buenas acciones cometidas en vida(s) pasada(s).
Pero yuan fen y mala suerte no son, definitivamente, la misma cosa. Y precisamente en aquilatar la diferencia entre ambos conceptos estriba la habilidad para vivir en paz económicamente y evitar la muerte prematura y lastimosa de mucha gente.
Yuan fen es la inexorable y cruel tarjeta de crédito del más allá, deudas metafísicas que deben pagarse quiérase o no. Deudas que los curas criminalmente proclaman borrar con la confesión. Vil mentira, pues nadie más que la persona misma debe borrar sus malas acciones a través de la retribución, y ningún ser humano puede borrar el karma de otra persona ni aunque le baile el jarabe tapatío. Por eso el yuan fen negro es catastrófico, pues no hay manera de revertirlo a menos que sea cumpliendo la condena asignada por el Juez de la Muerte. En consecuencia, el karma es factor central del profundo concepto de la reencarnación.
La mala suerte, en cambio, tiene su origen en diversos factores esotéricos del presente. Todas las personas están expuestas en algún momento de su vida a algún tipo de mala suerte, y muchas de ellas viven y mueren tocadas y sin haberse podido nunca sacudir su mal fario.
Cualquier persona puede fácilmente sufrir mala suerte si nace, digamos, en el momento astrológico incorrecto. Es decir, bajo el auspicio de estrellas negativas a su causa. O puede ser que se haya casado con una persona con mala suerte y contagiarse por ósmosis. O puede ser objeto de malas vibraciones emanadas de envidias, o de venganzas de compañeros de trabajo, parientes, o de malos vecinos. También pudiera ser víctima de atenciones amorosas malsanas de otras personas, y caer víctima de trabajitos de magia negra, o brujería. Las más de las veces la víctima de mala suerte adquirida ni siquiera sabe que otros la dañan subrepticiamente.
Además, hay que tener en cuenta que no solamente individuos son dañados con magia negra, sino también grupos étnicos, corporaciones enteras, y hasta países.
No todas las personas nacen con karma negro, pero todas -ricos y pobres, blancos y negros, bonitas y feos- pueden ser dañadas por trabajos de magia negra. Afortunadamente esos ataques metafísicos pueden corregirse las más de las veces con diversos rituales de esoterismo chino. La mala suerte tiene remedio metafísico, el karma es inexorable.
Pero si se juntan karma negro y mala suerte en la persona, entonces quedará física y metafísicamente en una trampa sin salida al arruinar su presente encarnación y empeorar su karma al mezclarlo con su mala suerte actual.
Columna #253: Karma Y Mala Suerte No Son Lo Mismo
El karma personal, o de países, o de grupos étnicos nunca carece de lógica ni se extravía. Es infalible y absoluto. Karma, o yuan fen, es retribución divina por malas/buenas acciones cometidas en vida(s) pasada(s).
Pero yuan fen y mala suerte no son, definitivamente, la misma cosa. Y precisamente en aquilatar la diferencia entre ambos conceptos estriba la habilidad para vivir en paz económicamente y evitar la muerte prematura y lastimosa de mucha gente.
Yuan fen es la inexorable y cruel tarjeta de crédito del más allá, deudas metafísicas que deben pagarse quiérase o no. Deudas que los curas criminalmente proclaman borrar con la confesión. Vil mentira, pues nadie más que la persona misma debe borrar sus malas acciones a través de la retribución, y ningún ser humano puede borrar el karma de otra persona ni aunque le baile el jarabe tapatío. Por eso el yuan fen negro es catastrófico, pues no hay manera de revertirlo a menos que sea cumpliendo la condena asignada por el Juez de la Muerte. En consecuencia, el karma es factor central del profundo concepto de la reencarnación.
La mala suerte, en cambio, tiene su origen en diversos factores esotéricos del presente. Todas las personas están expuestas en algún momento de su vida a algún tipo de mala suerte, y muchas de ellas viven y mueren tocadas y sin haberse podido nunca sacudir su mal fario.
Cualquier persona puede fácilmente sufrir mala suerte si nace, digamos, en el momento astrológico incorrecto. Es decir, bajo el auspicio de estrellas negativas a su causa. O puede ser que se haya casado con una persona con mala suerte y contagiarse por ósmosis. O puede ser objeto de malas vibraciones emanadas de envidias, o de venganzas de compañeros de trabajo, parientes, o de malos vecinos. También pudiera ser víctima de atenciones amorosas malsanas de otras personas, y caer víctima de trabajitos de magia negra, o brujería. Las más de las veces la víctima de mala suerte adquirida ni siquiera sabe que otros la dañan subrepticiamente.
Además, hay que tener en cuenta que no solamente individuos son dañados con magia negra, sino también grupos étnicos, corporaciones enteras, y hasta países.
No todas las personas nacen con karma negro, pero todas -ricos y pobres, blancos y negros, bonitas y feos- pueden ser dañadas por trabajos de magia negra. Afortunadamente esos ataques metafísicos pueden corregirse las más de las veces con diversos rituales de esoterismo chino. La mala suerte tiene remedio metafísico, el karma es inexorable.
Pero si se juntan karma negro y mala suerte en la persona, entonces quedará física y metafísicamente en una trampa sin salida al arruinar su presente encarnación y empeorar su karma al mezclarlo con su mala suerte actual.