ESPAÑA EN JUEGO: DISGREGACIÓN, CONFEDERACIÓN, UNIÓN FEDERAL O UNIÓN JACOBINA

Arriola y Serrano, los ‘fontaneros’ del PP y PSOE, desbrozan el camino para posibles acuerdos de Estado
Dos grandes ‘fontaneros’ de la política, el sociólogo Pedro Arriola, por parte del PP, y el abogado José Enrique Serrano, por el PSOE, mantienen desde hace semanas conversaciones muy discretas para sondear la posibilidad de llegar a futuros acuerdos de Estado entre las dos formaciones mayoritarias.

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José enrique Serrano y Pedro Arriola, dos de los grandes 'fontaneros' de la política. - Foto EFE

Dos grandes ‘fontaneros’ de la política, el sociólogo Pedro Arriola, por parte del PP, y el abogado José Enrique Serrano, por el PSOE, mantienen desde hace semanas conversaciones muy discretas para sondear la posibilidad de llegar a futuros acuerdos de Estado entre las dos formaciones mayoritarias. Según ha sabido Vozpópuli de fuentes próximas a ambos, de momento no son más que ‘conversaciones’ casi de mantel, pero están dirigidas a un fin muy específico a medio y largo plazo.

Se trata de analizar con precisión la nueva situación política y estar preparados, en todo caso, para cualquier contingencia político-electoral que pudiera presentarse

Se trata de analizar con precisión la nueva situación política existente en España, ver el posible ascenso de fuerzas comoPodemos y Ciudadanos, el hundimiento de otras comoUPyD e Izquierda Unida y estar preparados, en todo caso, para cualquier contingencia político-electoral que pudiera presentarse, de tal manera que a partir de las municipales y autonómicas de mayo se puedan empezar a perfilar estrategias que acaso pudieran culminar después de las generales de noviembre o diciembre en acuerdos entre ambos partidos mayoritarios.

Dos grandes expertos de la ‘fontanería’ política

Estas reuniones –que no negociaciones, matizan mucho esta palabra las fuentes citadas- no deberían resultar sorprendentes. Pedro Arriola es uno de los hombres de la máxima confianza de Mariano Rajoy. No sólo es un experto electoral, en cuyas previsiones confía plenamente el presidente del Gobierno y el PP, sino que también ha llevado adelante encargos muy peculiares y personales ya desde los tiempos de José María Aznar. Su discreción es a prueba de bombas y tiene fama de llevar adelante desde la sombra los más complicados encargos que le encomienda el líder del PP.

La discrección de Arriola es a prueba de bombas y tiene fama de llevar adelante desde la sombra los más complicados encargos que le encomienda el líder del PP

José Enrique Serrano, por su parte, es el más acreditado ‘fontanero’ socialista de todos los tiempos. Fue director de Gabinete de Zapatero siendo éste presidente del Gobierno, pero siempre ha tenido gran influencia cerca de la dirección del PSOE y en la Moncloa. Serrano le debe mucho su ascenso inicial en la política a Narcís Serra, con quien fue director general de Personal del Ministerio de Defensa (1987) y luego, al ser nombrado Serra vicepresidente del Gobierno, pasó al entorno de la Presidencia como subdirector (1991), primero, y director, después, del Gabinete de Felipe González. A partir de ahí, su poder en la sombra no hizo más que incrementarse.

Tan es así, que Serrano quedó más tarde encuadrado en el equipo de Joaquín Almunia, el antecesor de Zapatero en la dirección del PSOE, y después de 2004, estuvo con Zapatero. Serrano, que en el fondo siempre ha sido un hombre de González y de Pérez Rubalcaba, sigue conservando ahora con Pedro Sánchezesa labor de zapa en la sombra para los trabajos más complicados.

Negociaciones de mantel y café

Es en ese punto donde se encuadran los actuales contactos entre Arriola y Serrano. El PP no se resigna a no poder imponer que gobierne el partido más votado tanto en los municipios como en las autonomías. Desde Génova no pueden cambiar ahora la ley electoral para los comicios de mayo, pero están sondeando a los socialistas para ver la posibilidad de llegar a acuerdos verbales y de forma acaso puntual. Son varias las vías utilizadas, pero una es de la Arriola y Serrano.

El PP quiere que los (im)posibles acuerdos se amplíen a los municipios mayores de 100.000 habitantes, lo que incluiría a todas las capitales de provincia. Pero el PSOE ya le ha dicho que ni hablar. La verdad es que cualquier acuerdo de ese tipo –formal o informal, por escrito o verbal- estaría condenado al fracaso, ya que provocaría una revuelta en las organizaciones socialistas de Madrid –Antonio Miguel Carmona se ve ya como alcalde, para lo que está dispuesto a pactar con quien sea- y en la Comunidad Valenciana, donde creen, por ejemplo, que Rita Barberá tiene los días contados como alcaldesa de Valencia. Lo mismo ocurre en Extremadura y Castilla-La Mancha.

Así que las conversaciones entre Arriola y Serrano no son tanto para acuerdos simples de este tipo, sino para ver qué podría ocurrir después de las elecciones generales, que ése es el auténtico problema. La preocupación es máxima en la sede del PP en la calle Génova, pero también en la socialista de Ferraz.

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http://vozpopuli.com/actualidad/599...an-el-camino-para-posibles-acuerdos-de-estado
 
Te has olvidado de Umberto Eco, Coseriu, Rafael Lapesa, Chomsky, ambos Karl (Bühler y Vossler) Ellos también son lingüistas de primera. ¿Por qué hablas de prejuicios lingüísticos? ¿Porque digo que el catalán lo hablan 6 millones? me gustaría decir que son muchos más, que su literatura va más allá de Tirant lo Blanch y muchas más cosas, pero yo hablo de datos. Datos. Cifras. Números. No ideas subjetivas.

¿Ideas subjetivas? Definitivamente, desconoces nuestro corpus literario y nuestra cultura.
Tú te lo pierdes.
 
http://vozpopuli.com/analisis/67183-el-psoe-sigue-sin-saber-que-quiere-hacer-con-espana

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Jesús Cacho

El PSOE sigue sin saber qué quiere hacer con España
Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, es el caso de Ximo Puig, que representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.




El presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig. - Foto EFE

Tras la nube de polvo agosteño que este fin de semana ha levantado la entrevista celebrada entre Artur Mas y Ximo Puig en Mahón, isla de Menorca, subyace un apunte de interés. No es algo que afecte a la esencia de lo ocurrido, aunque bien podría tener derivaciones más que curiosas capaces de explicar por sí solas el entero episodio. Seguramente estarán al cabo de la calle: el encuentro entre los presidentes autonómicos de Cataluña y Valencia consistió en un desayuno, en la mañana del sábado 22, en la cafetería del hotel donde veranea Mas, situado a pocos kilómetros del lugar donde Puig pasa unos días en casa de unos amigos. El cafelito se mantuvo a instancias del catalán, que telefoneó al valenciano al saber que también se bañaba en la isla, pero fue éste quien se desplazó a Mahón.

De lo hablado entre café y tostada poco se sabe, y quizá no merezca la pena perder mucho tiempo en ello. El entorno valenciano ha venido a decir que Puig trasladó a su colega la idea de que Cataluña tiene encaje en España mediante una reforma de la Constitución del 78 que permita a los nacionalistas “sentirse cómodos dentro del Estado español”, cuestión que debería ir unida a una reforma del modelo de financiación. En cuestión de pelas, Puig considera a Mas un aliado imbatible, porque el modelo actual, lesivo para los intereses valencianos, también perjudica a Cataluña, de modo que lo que hay que hacer es presionar a Madrid para cambiarlo, aunque, eso sí, para ello no sea necesario tirarse por el barranco de la independencia como pretende Mas, porque el bueno de Ximo está convencido de que “es posible la convivencia” [de los nacionalistas en España, se entiende].

Se trata de un viejo problema que tiene que ver con la falta de acuerdos con el PP en asuntos capitales
Esta es la versión, resumida, que del café con pastas menorquín han ofrecido los valencianos, porque los convergentes catalanes, en el mejor estilo secretista que les caracteriza, no han dicho ni mu. Bueno, los nacionalistas, tan listos ellos deslizando mensajes, tan expertos en el manejo de los tiempos, han respondido a su manera. Lo hicieron, también el sábado, qué casualidad, y horas después del desayuno de marras, por boca del conseller de Justicia Germà Gordó, que salió a escena para ofrecer el pasaporte del hipotético nuevo Estado Catalán a valencianos y mallorquines, porque, una vez alcanzada la independencia, “la nación catalana” debe incluir también a Valencia y Baleares, además de a “la Cataluña Norte” (sic), en Francia, y a “la Franja” que separa a Aragón y Cataluña. “La construcción de un nuevo Estado no debe hacer olvidar a la nación entera” (titular de La Vanguardia, antes Española).

Los compromisos secretos de Ximo Puig

Y bien, ¿tiene alguna relación la oferta de Gordó con el desayuno celebrado horas antes en la cafetería del hotel de Mahón? ¿Estaba al corriente don Germán de lo que allí se había hablado? ¿Adquirió Puig ante Mas algún tipo de compromiso del que no haya dado cuenta? Las preguntas, como sus respuestas, parecen tan obvias, que llama la atención que nadie parezca haber reparado en ellas. Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, en manos hoy de gente que ha traicionado el espíritu y la letra de la Constitución del 78, caso de Mas, un tipo habituado a pasarse la legalidad por el arco de sus caprichos, o que, caso de Ximo Puig, representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España -ese concepto “discutido y discutible” del inane Zapatero-, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.

Se trata de un viejo problema que, entre otras cosas, tiene mucho que ver con la falta de acuerdos a largo plazo con el PP en asuntos capitales que afectan al futuro de España. El objetivo de Puig metiéndose en la boca del lobo secesionista no deja de ser ambicioso: nada menos que consolidarse dentro del partido socialista como un interlocutor entre la Generalitat y el Gobierno central para afianzar, así, su condición de “hombre de Estado”, ello de cara a las elecciones generales de noviembre. ¡Chúpate esa, Pedrito! El bueno de Ximo quiere ser un “mediador entre Cataluña y España”, ahí es nada, y ello desde “una visión de España muy alejada del inmovilismo del actual presidente Mariano Rajoy”.

Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que acabe devorando a sus propios hijos
Porque para Ximo, que tras años de derrotas gobierna en Valencia gracias al apoyo de 19 diputados de Compromís y 8 de Podemos, gente toda muy amante de la idea de España, como es sabido, tan culpable de lo que ocurre hoy en Cataluña es Artur Mas como Mariano Rajoy y, si me apuran, si se le apura, mucho más el segundo que el primero. Son tesis que comparte también su colega socialista Francina Armengol, nueva presidenta delGovern de les Illes Balears. Es el lío del PSOE con España, o el drama de España con el segundo gran partido del país, la eterna confusión de un partido que no termina de aclararse con España, un problema que acabará, más pronto que tarde, por colocar a los socialistas en la marginalidad política.

El Ancchluss de Germà Gordó

Lo de Germà Gordó es más grave, lo del ministrito de Justicia de la Generalitat de Cataluña es la reedición, casi ochenta años después, de las tesis del Anschluss que llevaron al Tercer Reich a protagonizar uno de los acontecimientos históricos más sangrientos del sanguinario siglo XX. Es el anexionismo de raíz étnica o racial. El Anschluss (unión, reunión o anexión) supuso la incorporación de Austria a la Alemania nazi en marzo de 1938 como una provincia del III Reich, seguido por la crisis de los Sudetes, la ocupación de Checoslovaquia y la invasión de Polonia, episodio que significó el detonante de la II Guerra Mundial, sin olvidar el asunto previo del Sarre. Son los Països Catalans.

Es la constatación, una vez más y van mil, de la anomalía democrática que el nacionalismo ha implantado en Cataluña. Es el “nosotros” frente al “ellos”. Lo más viejo y reaccionario del mundo. ¿Lo peor? Que el tal Gordó quiere erigirse en sucesor de Artur Mas al frente de Convergencia inmediatamente después del 27 de septiembre, y posiblemente lo sea. Aunque, a estas alturas de la película, la frontera entre lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, es imposible de distinguir en la marca catalana. Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que, parodiando a Vergniaud (un girondino guillotinado por los jacobinos en 1792), la secesión, como Saturno, acabe devorando a sus propios hijos. Nada sería más justo.

El PSOE sigue sin saber qué quiere hacer con España

Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, es el caso de Ximo Puig, que representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.

El presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig. - Foto EFE
Tras la nube de polvo agosteño que este fin de semana ha levantado la entrevista celebrada entre Artur Mas y Ximo Puig en Mahón, isla de Menorca, subyace un apunte de interés. No es algo que afecte a la esencia de lo ocurrido, aunque bien podría tener derivaciones más que curiosas capaces de explicar por sí solas el entero episodio. Seguramente estarán al cabo de la calle: el encuentro entre los presidentes autonómicos de Cataluña y Valencia consistió en un desayuno, en la mañana del sábado 22, en la cafetería del hotel donde veranea Mas, situado a pocos kilómetros del lugar donde Puig pasa unos días en casa de unos amigos. El cafelito se mantuvo a instancias del catalán, que telefoneó al valenciano al saber que también se bañaba en la isla, pero fue éste quien se desplazó a Mahón.
De lo hablado entre café y tostada poco se sabe, y quizá no merezca la pena perder mucho tiempo en ello. El entorno valenciano ha venido a decir que Puig trasladó a su colega la idea de que Cataluña tiene encaje en España mediante una reforma de la Constitución del 78 que permita a los nacionalistas “sentirse cómodos dentro del Estado español”, cuestión que debería ir unida a una reforma del modelo de financiación. En cuestión de pelas, Puig considera a Mas un aliado imbatible, porque el modelo actual, lesivo para los intereses valencianos, también perjudica a Cataluña, de modo que lo que hay que hacer es presionar a Madrid para cambiarlo, aunque, eso sí, para ello no sea necesario tirarse por el barranco de la independencia como pretende Mas, porque el bueno de Ximo está convencido de que “es posible la convivencia” [de los nacionalistas en España, se entiende].
Se trata de un viejo problema que tiene que ver con la falta de acuerdos con el PP en asuntos capitales​
Esta es la versión, resumida, que del café con pastas menorquín han ofrecido los valencianos, porque los convergentes catalanes, en el mejor estilo secretista que les caracteriza, no han dicho ni mu. Bueno, los nacionalistas, tan listos ellos deslizando mensajes, tan expertos en el manejo de los tiempos, han respondido a su manera. Lo hicieron, también el sábado, qué casualidad, y horas después del desayuno de marras, por boca del conseller de Justicia Germà Gordó, que salió a escena para ofrecer el pasaporte del hipotético nuevo Estado Catalán a valencianos y mallorquines, porque, una vez alcanzada la independencia, “la nación catalana” debe incluir también a Valencia y Baleares, además de a “la Cataluña Norte” (sic), en Francia, y a “la Franja” que separa a Aragón y Cataluña. “La construcción de un nuevo Estado no debe hacer olvidar a la nación entera” (titular de La Vanguardia, antes Española).
Los compromisos secretos de Ximo Puig
Y bien, ¿tiene alguna relación la oferta de Gordó con el desayuno celebrado horas antes en la cafetería del hotel de Mahón? ¿Estaba al corriente don Germán de lo que allí se había hablado? ¿Adquirió Puig ante Mas algún tipo de compromiso del que no haya dado cuenta? Las preguntas, como sus respuestas, parecen tan obvias, que llama la atención que nadie parezca haber reparado en ellas. Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, en manos hoy de gente que ha traicionado el espíritu y la letra de la Constitución del 78, caso de Mas, un tipo habituado a pasarse la legalidad por el arco de sus caprichos, o que, caso de Ximo Puig, representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España -ese concepto “discutido y discutible” del inane Zapatero-, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.
Se trata de un viejo problema que, entre otras cosas, tiene mucho que ver con la falta de acuerdos a largo plazo con el PP en asuntos capitales que afectan al futuro de España. El objetivo de Puig metiéndose en la boca del lobo secesionista no deja de ser ambicioso: nada menos que consolidarse dentro del partido socialista como un interlocutor entre la Generalitat y el Gobierno central para afianzar, así, su condición de “hombre de Estado”, ello de cara a las elecciones generales de noviembre. ¡Chúpate esa, Pedrito! El bueno de Ximo quiere ser un “mediador entre Cataluña y España”, ahí es nada, y ello desde “una visión de España muy alejada del inmovilismo del actual presidente Mariano Rajoy”.
Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que acabe devorando a sus propios hijos​
Porque para Ximo, que tras años de derrotas gobierna en Valencia gracias al apoyo de 19 diputados de Compromís y 8 de Podemos, gente toda muy amante de la idea de España, como es sabido, tan culpable de lo que ocurre hoy en Cataluña es Artur Mas como Mariano Rajoy y, si me apuran, si se le apura, mucho más el segundo que el primero. Son tesis que comparte también su colega socialista Francina Armengol, nueva presidenta delGovern de les Illes Balears. Es el lío del PSOE con España, o el drama de España con el segundo gran partido del país, la eterna confusión de un partido que no termina de aclararse con España, un problema que acabará, más pronto que tarde, por colocar a los socialistas en la marginalidad política.
El Ancchluss de Germà Gordó
Lo de Germà Gordó es más grave, lo del ministrito de Justicia de la Generalitat de Cataluña es la reedición, casi ochenta años después, de las tesis del Anschluss que llevaron al Tercer Reich a protagonizar uno de los acontecimientos históricos más sangrientos del sanguinario siglo XX. Es el anexionismo de raíz étnica o racial. El Anschluss (unión, reunión o anexión) supuso la incorporación de Austria a la Alemania nazi en marzo de 1938 como una provincia del III Reich, seguido por la crisis de los Sudetes, la ocupación de Checoslovaquia y la invasión de Polonia, episodio que significó el detonante de la II Guerra Mundial, sin olvidar el asunto previo del Sarre. Son los Països Catalans.
Es la constatación, una vez más y van mil, de la anomalía democrática que el nacionalismo ha implantado en Cataluña. Es el “nosotros” frente al “ellos”. Lo más viejo y reaccionario del mundo. ¿Lo peor? Que el tal Gordó quiere erigirse en sucesor de Artur Mas al frente de Convergencia inmediatamente después del 27 de septiembre, y posiblemente lo sea. Aunque, a estas alturas de la película, la frontera entre lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, es imposible de distinguir en la marca catalana. Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que, parodiando a Vergniaud (un girondino guillotinado por los jacobinos en 1792), la secesión, como Saturno, acabe devorando a sus propios hijos. Nada sería más justo.
El PSOE sigue sin saber qué quiere hacer con España

Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, es el caso de Ximo Puig, que representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.

El presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig. - Foto EFE
Tras la nube de polvo agosteño que este fin de semana ha levantado la entrevista celebrada entre Artur Mas y Ximo Puig en Mahón, isla de Menorca, subyace un apunte de interés. No es algo que afecte a la esencia de lo ocurrido, aunque bien podría tener derivaciones más que curiosas capaces de explicar por sí solas el entero episodio. Seguramente estarán al cabo de la calle: el encuentro entre los presidentes autonómicos de Cataluña y Valencia consistió en un desayuno, en la mañana del sábado 22, en la cafetería del hotel donde veranea Mas, situado a pocos kilómetros del lugar donde Puig pasa unos días en casa de unos amigos. El cafelito se mantuvo a instancias del catalán, que telefoneó al valenciano al saber que también se bañaba en la isla, pero fue éste quien se desplazó a Mahón.
De lo hablado entre café y tostada poco se sabe, y quizá no merezca la pena perder mucho tiempo en ello. El entorno valenciano ha venido a decir que Puig trasladó a su colega la idea de que Cataluña tiene encaje en España mediante una reforma de la Constitución del 78 que permita a los nacionalistas “sentirse cómodos dentro del Estado español”, cuestión que debería ir unida a una reforma del modelo de financiación. En cuestión de pelas, Puig considera a Mas un aliado imbatible, porque el modelo actual, lesivo para los intereses valencianos, también perjudica a Cataluña, de modo que lo que hay que hacer es presionar a Madrid para cambiarlo, aunque, eso sí, para ello no sea necesario tirarse por el barranco de la independencia como pretende Mas, porque el bueno de Ximo está convencido de que “es posible la convivencia” [de los nacionalistas en España, se entiende].
Se trata de un viejo problema que tiene que ver con la falta de acuerdos con el PP en asuntos capitales​
Esta es la versión, resumida, que del café con pastas menorquín han ofrecido los valencianos, porque los convergentes catalanes, en el mejor estilo secretista que les caracteriza, no han dicho ni mu. Bueno, los nacionalistas, tan listos ellos deslizando mensajes, tan expertos en el manejo de los tiempos, han respondido a su manera. Lo hicieron, también el sábado, qué casualidad, y horas después del desayuno de marras, por boca del conseller de Justicia Germà Gordó, que salió a escena para ofrecer el pasaporte del hipotético nuevo Estado Catalán a valencianos y mallorquines, porque, una vez alcanzada la independencia, “la nación catalana” debe incluir también a Valencia y Baleares, además de a “la Cataluña Norte” (sic), en Francia, y a “la Franja” que separa a Aragón y Cataluña. “La construcción de un nuevo Estado no debe hacer olvidar a la nación entera” (titular de La Vanguardia, antes Española).
Los compromisos secretos de Ximo Puig
Y bien, ¿tiene alguna relación la oferta de Gordó con el desayuno celebrado horas antes en la cafetería del hotel de Mahón? ¿Estaba al corriente don Germán de lo que allí se había hablado? ¿Adquirió Puig ante Mas algún tipo de compromiso del que no haya dado cuenta? Las preguntas, como sus respuestas, parecen tan obvias, que llama la atención que nadie parezca haber reparado en ellas. Un ejemplo de la deriva que ha adquirido nuestro Estado autonómico, totalmente salido de madre, en manos hoy de gente que ha traicionado el espíritu y la letra de la Constitución del 78, caso de Mas, un tipo habituado a pasarse la legalidad por el arco de sus caprichos, o que, caso de Ximo Puig, representa como pocos ese viejo problema que atenaza al PSOE casi desde su fundación, consistente en no saber qué hacer con España, no terminar nunca de aclararse con España -ese concepto “discutido y discutible” del inane Zapatero-, no acabar de decidirse entre cuidarla y defenderla o arrojarla de una vez por todas a la vía del tren.
Se trata de un viejo problema que, entre otras cosas, tiene mucho que ver con la falta de acuerdos a largo plazo con el PP en asuntos capitales que afectan al futuro de España. El objetivo de Puig metiéndose en la boca del lobo secesionista no deja de ser ambicioso: nada menos que consolidarse dentro del partido socialista como un interlocutor entre la Generalitat y el Gobierno central para afianzar, así, su condición de “hombre de Estado”, ello de cara a las elecciones generales de noviembre. ¡Chúpate esa, Pedrito! El bueno de Ximo quiere ser un “mediador entre Cataluña y España”, ahí es nada, y ello desde “una visión de España muy alejada del inmovilismo del actual presidente Mariano Rajoy”.
Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que acabe devorando a sus propios hijos​
Porque para Ximo, que tras años de derrotas gobierna en Valencia gracias al apoyo de 19 diputados de Compromís y 8 de Podemos, gente toda muy amante de la idea de España, como es sabido, tan culpable de lo que ocurre hoy en Cataluña es Artur Mas como Mariano Rajoy y, si me apuran, si se le apura, mucho más el segundo que el primero. Son tesis que comparte también su colega socialista Francina Armengol, nueva presidenta delGovern de les Illes Balears. Es el lío del PSOE con España, o el drama de España con el segundo gran partido del país, la eterna confusión de un partido que no termina de aclararse con España, un problema que acabará, más pronto que tarde, por colocar a los socialistas en la marginalidad política.
El Ancchluss de Germà Gordó
Lo de Germà Gordó es más grave, lo del ministrito de Justicia de la Generalitat de Cataluña es la reedición, casi ochenta años después, de las tesis del Anschluss que llevaron al Tercer Reich a protagonizar uno de los acontecimientos históricos más sangrientos del sanguinario siglo XX. Es el anexionismo de raíz étnica o racial. El Anschluss (unión, reunión o anexión) supuso la incorporación de Austria a la Alemania nazi en marzo de 1938 como una provincia del III Reich, seguido por la crisis de los Sudetes, la ocupación de Checoslovaquia y la invasión de Polonia, episodio que significó el detonante de la II Guerra Mundial, sin olvidar el asunto previo del Sarre. Son los Països Catalans.
Es la constatación, una vez más y van mil, de la anomalía democrática que el nacionalismo ha implantado en Cataluña. Es el “nosotros” frente al “ellos”. Lo más viejo y reaccionario del mundo. ¿Lo peor? Que el tal Gordó quiere erigirse en sucesor de Artur Mas al frente de Convergencia inmediatamente después del 27 de septiembre, y posiblemente lo sea. Aunque, a estas alturas de la película, la frontera entre lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, es imposible de distinguir en la marca catalana. Todo es posible en la Cataluña nacionalista, incluso que, parodiando a Vergniaud (un girondino guillotinado por los jacobinos en 1792), la secesión, como Saturno, acabe devorando a sus propios hijos. Nada sería más justo.
 
Piden a Mas que rectifique
España
Estupor en Aragón, Baleares y la Comunidad Valenciana tras el ofrecimiento de recibir la nacionalidad catalana
REPUBLICA/EFE | BARCELONA | 24/08/2015
El conseller de Justicia de la Generalitat, Germà Gordó, afirma que una Cataluña independiente debe acordarse de "la Cataluña Norte, el País Valenciano, la Franja y Baleares", es decir, "de la nación completa"


Partidos políticos y comunidades autónomas han calificado hoy de “injuriosas”, de “barbaridad” o de “inclasificables” las declaraciones del conseller de Justicia de la Generalitat, Germà Gordó, en las que ofreció la nacionalidad catalana de una hipotética Cataluña independiente a los habitantes de territorios de habla catalana de la antigua Corona de Aragón.

El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha instado a su homólogo en Cataluña, Artur Mas, a que rectifique las “desdichadas, equivocadas e injuriosas” declaraciones de Germà Gordó, en las que ofreció la nacionalidad catalana a los aragoneses de La Franja.

Gordó se mostró abierto en una conferencia, el pasado sábado, a que una eventual Cataluña independiente conceda la nacionalidad catalana a los ciudadanos de “la Cataluña Norte, el País Valenciano, la Franja y Baleares” ya que, a su juicio, una Cataluña independiente no debería “olvidarse de la nación completa”.

En respuesta a estas afirmaciones, Lambán ha remitido este lunes una carta a Mas, en la que le trasmite el “profundo malestar” causado en el Gobierno y los ciudadanos de Aragón que se sienten “unánimemente españoles y aragoneses”, han informado fuentes del Ejecutivo aragonés.

El presidente califica de “falta de respeto intolerable” y de una opinión “torpe e irresponsable” que, además de infringir la normativa legal básica, se juegue “con la dignidad de una Comunidad y con los sentimientos de sus gentes con una prepotencia identitaria -por llamarla de alguna manera- de resonancias históricas muy inquietantes”.

El Presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig, ha considerado “insensato” el ofrecimiento del conseller y afirma que esto no ayuda al encaje de Cataluña en España.

Además, ha señalado que los independentistas y el Gobierno de Rajoy “se retroalimentan en una especie de ruleta rusa” a la que están abocando a la sociedad.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha calificado de “barbaridad” que Germà Gordó ofreciera la nacionalidad catalana a los ciudadanos de las Islas Baleares, Aragón y la Comunidad Valenciana.

El dirigente socialista ha anunciado, además, que el próximo miércoles se reunirá con el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, para hablar, entre otras cosas, sobre las “desafortunadas” declaraciones de Gordó.

“Es una barbaridad y una falta de respeto que el conseller Gordó ofrezca la nacionalidad catalana a los ciudadanos valencianos” ya que, según ha indicado Iceta, “la mejor manera de establecer diálogo” entre las personas “es de igual a igual”.

La candidata de Ciutadans a las elecciones autonómicas del 27 de septiembre, Inés Arrimadas, ha considerado que las palabras del conseller de Justicia demuestran la “urgencia de pasar página” para dar cabida a un gobierno “sensato” en Cataluña.

Preguntada por las palabras del titular de Justicia, la candidata ha señalado que estas afirmaciones “incalificables”, así como todo el “ventanal” de declaraciones de los independentistas y sus “barbaridades”, demuestran la “urgencia de pasar página” para dar entrada a un gobierno “sensato y serio” que tenga las prioridades “claras”, no como el actual Govern, ha precisado.

El Partido Popular de la Comunitat Valencia (PPCV) ha asegurado que los valencianos son “dueños de su propio futuro” y ha pedido por ello a Cataluña “un plus de respeto” y que cesen “las injerencias hacia la Comunitat Valenciana”, según ha afirmado el secretario general del partido en Les Corts, Luis Santamaría.

En este sentido, según un comunicado de la formación popular, el diputado autonómico ha criticado que ningún miembro del Gobierno valenciano haya salido a desautorizar estas manifestaciones, lo que le hace preguntarse “si es que en el fondo hay cierta sintonía”.

Santamaría ha recordado que las palabras de Gordó se produjeron en paralelo a la reunión que mantuvieron el jefe del Consell, Ximo Puig, y el President catalán, Artur Mas, lo que según él “demuestra que el encuentro fue una tomadura de pelo a los valencianos”.

http://www.republica.com/2015/08/24...cimiento-de-recibir-la-nacionalidad-catalana/
 
Las maniobras reforma-constitucionales en la oscuridad van en el sentido plurinacional-asimétrico, y hasta confederal, si se ponen estupendos. Vamos, que TODOS están de acuerdo en cargarse el estado-nación, y con él la soberanía nacional del pueblo español, y en consagrar supuestos "derechos territoriales" al modo carlistoide, ancient régime, mientras se pulen la nación política, igualitaria, para los restos (...)

En suma, TODOS están de acuerdo en la traición. UPyD era el único discordante y ha saltado por los aires. Podemos es SÓLO un riesgo para la agenda del "liberalismo" económico -o sea, de las oligarquías dinerarias- en España. Pero políticamente está alineado con el Régimen. Sobre el montaje Cs y quién lo paga, recordemos al presidente del Banco de Sabadell (donde dice "dirigido a la iniciativa privada y al desarrollo económico" hay que entender, obviamente, dirigido a políticas neoliberales).
http://vozpopuli.com/economia-y-fin...pone-crear-una-especie-de-podemos-de-derechas

Sobre la reforma del Senado que están negociando en estos momentos, unos tuits que resumen el asunto.














https://twitter.com/ldpsincomplejos/status/641910738899070976

Ciudadanos estudia una propuesta de reforma de la Constitución que establezca una lista de competencias exclusivas del Estado (que no podría delegar), otra de materias compartidas con las autonomías (detallando los casos en los que la legislación del Gobierno tendría preeminencia) y una cláusula que daría a las comunidades exclusividad sobre asuntos no incluidos en los apartados anteriores. El partido debe decidir ahora si aprueba e incluye el modelo en su programa.

“Lo importante es que el Estado disponga de instrumentos de coordinación y vigilancia”, explicó una fuente conocedora de los trabajos de la comisión de reforma constitucional e institucional de Ciudadanos, en la que figuran, entre otros, los catedráticos Francesc de Carreras, Mercedes Fuertes, Andrés Betancor y Francisco Sosa Wagner; la abogada del Estado Elisa de la Nuez; y el notario Rodrigo Tena. “Se trata de clarificar el caos actual. No es tanto recentralizar o descentralizar como ordenar y clarificar,evitando abusos y vulneraciones constitucionales claras por la puerta de atrás como se han venido produciendo en los últimos años, con la consiguiente conflictividad política y jurídica”, siguió. “No reconocemos una asimetría entre comunidades autónomas precondicionada en textos legales, sino que será siempre una asimetría de resultado producto de la gestión de cada una de ellas”, añadió. “El Estado debe disponer de instrumentos para garantizar a todos los españoles unos derechos básicos”.

El vigente reparto de competencias recogido en la Constitución ha sido señalado por diversos constitucionalistas como fuente de conflicto porque no está totalmente cerrado: hay un artículo (149) que establece las competencias exclusivas del Estado; otro (148) de competencias que las comunidades “podrán asumir”; y otro (150.2) que deja la puerta abierta a que el Estado delegue en las comunidades “facultades correspondientes a materia de titularidad estatal”, sin especificar claramente cuáles podrían ser.

Menos consenso jurídico existe sobre cómo acometer los hipotéticos cambios en el Senado. El grupo de expertos ya ha elaborado las líneas maestras de una reforma, pero aún abierta a cambios. Sobre la mesa de la ejecutiva del partido hay un diseño del Senado con unos 80 miembros, que convierte a la institución en Cámara de primera lectura en materias de incidencia autonómica; y que limita su papel actual como Cámara de segunda lectura. “La elección indirecta de sus miembros es objeto de estudio”, explicó un responsable de Ciudadanos. “Se convertiría en una Cámara especializada en las cuestiones de incidencia autonómica, que pueda también convertirse en un espacio de concertación y cooperación entre las comunidades y de estas con el Estado”.

Rivera pretende una reforma “técnica” de la Constitución que esté marcada por el consenso con el resto de fuerzas políticas. Su capacidad para aplicar esas propuestas dependerá del músculo que gane Ciudadanos con las elecciones generales de fin de año, en las que el partido se ha marcado un suelo de 35 diputados, un techo de 50 y el objetivo de lograr al menos 43. Que esos escaños sean clave para la gobernabilidad de España marcará si los cambios que ahora estudia la formación llegan a ver la luz o se quedan en el cajón de las propuestas.

http://politica.elpais.com/politica/2015/09/09/actualidad/1441826229_128393.html
 
Margallo defiende la reforma de la Constitución para encajar a Cataluña y cederle el IRPF

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El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha defendido hoy la vía de la reforma de la Constitución para encajar "el hecho catalán" y cambiar el sistema de financiación para ceder prácticamente al completo el IRPF a Cataluña como solución a las reivindicaciones soberanistas.

En una conferencia en el Foro de la Nueva Economía, el titular de Exteriores ha advertido al mismo tiempo de que si el soberanismo vence en las elecciones del 27 de septiembre "se puede producir una enorme frustración", ya que "no va a haber declaración de independencia" después de las elecciones.


"Después del 27 de septiembre habrá que hablar, (ya que el problema catalán) es un problema eterno, no termina nunca, pero vamos a hablar con buena voluntad, discutiendo lo que es posible y lo que no es posible", ha sentenciado el ministro.

"Probablemente, el problema (catalán) pasa por una reforma constitucional y por un sistema de financiación diferente, pero para dialogar las dos partes deben quererlo", ha apuntado el ministro, que ha dicho que ambos procesos deben abordarse en la próxima legislatura.

En cualquier caso, "encajar el hecho catalán en términos constitucionales en la realidad hispánica" requeriría primero garantizar que existe "un consenso suficiente" en torno a que no habrá "ruptura" y que las modificaciones se canalizarán "por los procedimientos establecidos" en la Carta Magna, ha dicho.

En cuanto al sistema de financiación, ha tildado el actual modelo de "injusto", y ha planteado que el Estado ceda casi al completo la gestión del IRPF a todas las comunidades, a excepción de lo referente al ahorro y a los rendimientos empresariales.


La oferta de Margallo, basada en un reparto de impuestos entre la administración central y las autonomías, consiste también en ceder al completo a Cataluña impuestos especiales como los de alcohol y tabaco, de forma que el Estado retendría principalmente el IVA o bien el Impuesto de Sociedades.

http://www.eldiario.es/politica/Margallo-defiende-Constitucion-Cataluna-IRPF_0_429407245.html


 
Respecto a la imagen que muestra el artículo sobre el partido Alternativee für Deutschland he de aclarar que no es un partido secesionista. NO se trata de un partido separatista (Bayern vs Alemania). El partido Alternative für Deutschland quiere que Alemania salga del euro y quiere además evitar que el poder sea centralizado en Bruselas. Ya el mismo nombre del partido indica que encierra a toda Alemania.

Danke für die Auskunft! ;);)

(por cierto, Bayern en español se llama Baviera je je je)
 
Cataluña, match ball

Juan Manuel Blanco

La abierta insurrección, la amenaza de secesión lanzada por las autoridades catalanas es el punto de degradación más extremo que ha alcanzado nuestro sistema político. Y también la meta ineludible, el mar de los Sargazos en el que habría de desembocar aquel colosal despropósito denominado Pacto de la Transición. La semilla de la desintegración, política, social, cultural y, por supuesto, territorial estaba grabada a sangre y fuego en el ADN del Régimen del 78. El nacionalismo catalán aduce todo tipo de traiciones, desprecios, maltratos del gobierno de España para explicar su llamada a la independencia. Meras excusas, señuelos para justificar un plan trazado hace décadas. Si sentirse molesto o indignado por decisiones del gobierno fuera motivo suficiente para la independencia, todo ciudadano español se habría independizado decenas o centenares de veces. Yo el primero.

El mal llamado consenso de la Transición fue un lamentable cambalache en el que oligarcas, caciques y burócratas de partido se repartieron la apetecida tarta, dando lugar a un marco institucional nefasto, disfuncional, marcado por el favoritismo, la arbitrariedad, el abuso y la corrupción. Un sistema carente de reglas del juego coherentes o adecuados mecanismos de control que garantizasen un funcionamiento neutral de las instituciones. El Régimen se convirtió en un moderno patio de Monipodio, un escaparate del latrocinio donde las leyes no regían para los poderosos pues imperaban otro tipo de reglas basadas en el pacto tácito o el acuerdo bajo cuerda: las instituciones informales. Así, cualquier grupo privilegiado, o el Rey, podría actuar a su antojo, saltarse la ley a la torera, retorcerla o interpretarla a voluntad. Allá van leyes, do quieren reyes.

Pero el nacionalismo catalán, una de las oligarquías firmantes del pacto, realizó dos aportaciones originales al desastre de la Transición. La primera, en el ámbito legal, establecer un sistema autonómico que, lejos de una estructura bien definida, era un proceso caótico, completamente abierto, con rumbo y destino desconocidos, que permitía traspasar prácticamente todas las competencias estatales a las autonomías. Una singladura a la deriva que podría recalar en cualquier playa o acantilado imaginable, al albur de apaños, componendas e intercambios de favores entre políticos. El título octavo, esculpido en chicle y plastilina, contemplaba límites insospechados, siempre en beneficio de caciques locales. Nunca de ciudadanos o contribuyentes.

España, concepto tabú

La segunda aportación, ésta en el terreno de los mitos y dogmas, consistió en convertir el concepto de España en un terrible tabú, en palabra maldita, condenada al purgatorio de lo políticamente incorrecto. Un fenómeno tan retorcido y disparatado que, careciendo de parangón en ningún país del mundo, resulta de imposible comprensión para cualquier extranjero que visita nuestro país. Se privaba así a la ciudadanía de un rasgo de identidad, de su sentido de pertenencia, un vacío que llenarían fácilmente ciertos oportunistas y aprovechados. Así, "España" comenzó a confundirse con el marco institucional, con la Constitución o con el gobierno, un equívoco que permitió al nacionalismo catalán culpar a esa nebulosa "España" de cualquier decisión tomada por gobierno, parlamento o tribunal. Y situar toda crítica a la ideología nacionalista en el terreno de la incorrección política.

En contra de los argumentos repetidamente esgrimidos, la mayoría de los nacionalistas catalanes no son secesionistas sobrevenidos. Sus ansias de ruptura no surgen de recientes ultrajes o afrentas: la independencia fue, desde el principio, su meta final. Pero fueron pacientes. Aceptaron el sistema autonómico como un medio para conseguir sus objetivos, una vía que proporcionaría ingentes recursos para ir convenciendo, lavando el cerebro a unos ciudadanos que, en su inmensa mayoría, no compartían tales metas. Utilizaron el sistema educativo y los medios de comunicación para inocular odios y recelos hacia los vecinos. Crearon un enemigo exterior contra el que definirse, alguien a quien traspasar los defectos, la culpa de todos los males. Impulsaron una política lingüística cuyo principal objetivo no era fomentar el catalán sino erradicar el castellano. Colocaron en su órbita de intercambio de favores a muchos empresarios y asociaciones subvencionadas. Y compraron a organizaciones y a, así llamados, intelectuales en los territorios colindantes para expandir su área de influencia. Por la vía de los hechos consumados, a base de no cumplir leyes o sentencias, aprovecharon el predominio de las instituciones informales, y la desidia de gobiernos y tribunales, para disfrutar de una autonomía muy superior a la que contemplaban las leyes. Un autogobierno rayano, de facto, en la cuasi independencia.

La oligarquía catalana se benefició de la corrupción, de los mercados cautivos, explotó a los consumidores y a los contribuyentes como en cualquier otro lugar de España. Pero aplicó algunas vueltas de tuerca adicionales al torno de la manipulación, adoctrinamiento y control social. En medio de una tremenda presión, la censura y autocensura de la prensa alcanzaron niveles desconocidos en el resto de España. El sistema diseñado en la Transición funcionó en Cataluña con más virulencia, llevando al límite, a su quintaesencia, la perversa naturaleza del Régimen. Nada pilló por sorpresa a quienes tuvieron la valentía de retirarse la venda de los ojos. Ya en 1985, Josep Tarradellas declaró: "en Cataluña hay una dictadura blanca muy peligrosa, que no fusila, que no mata, pero que dejará un lastre muy fuerte". Era fácil percibirlo; no tanto denunciarlo so pena de ser condenado a las tinieblas. Y, en esencia, tampoco ocurría algo distinto en el resto de España aunque en Cataluña la intensidad fuera muy superior.

La estrategia a largo plazo del nacionalismo

Paso a paso, tacita a tacita, el nacionalismo catalán ha ido consiguiendo siempre sus propósitos. En cualquier pugna se ha llevado el gato al agua, ha ganado todos los pulsos planteados al gobierno central. Es cierto que, por ser fiel de la balanza, la minoría necesaria para formar gobiernos, ha vendido siempre muy caro su apoyo. Pero su posición triunfante se debe a algo más profundo, a una característica diferenciadora del resto de la clase política española: los políticos nacionalistas poseían una estrategia de largo plazo frente al planteamiento miope y cortoplacista del resto de sus colegas. Ello explica su enorme influencia en el diseño de la Constitución a pesar de ser minoría.

A Adolfo Suárez, y a sus cortoplacistas colegas, les preocupaban poco las consecuencias a largo plazo del texto constitucional. Lo importante era conseguir la foto de todos los representantes con sonrisa de dentífrico, esa estampa que vendería como reconciliación nacional lo que era reparto de un jugoso botín. Eran conscientes de que la bomba nacionalista estallaría algún día, pero ¿para qué preocuparse de algo que tardaría décadas en ocurrir? El invento constitucional mantendría al nacionalismo catalán en el redil durante algún tiempo, engordando en el pesebre del presupuesto hasta alcanzar un tamaño descomunal. Pero esta diferencia de planteamiento sería crucial para la preponderancia final del nacionalismo. El cortoplacista es derrotado fácilmente en una pugna repetida porque sufre una fuerte inconsistencia temporal, esa tendencia a apartarse constantemente de su horizonte para obtener los réditos inmediatos.

Al contrario que el nacionalismo vasco, el catalán se mostró moderado en las formas, nunca estridente sino disimulado y sibilino de cara al exterior, afirmando en público lo contrario de lo que hacía en casa... hasta hace poco. El intento de secesión estaba planeado probablemente para más adelante pero ciertas circunstancias lo precipitaron. La crisis económica, la ocasión de culpar a España del descenso del nivel de vida, la exigencia de austeridad, de cortar ese gasto desbocado dirigido al control social, y la percepción de que se enfrentarían a un gobierno de trepas y acomplejados, condujo a tomar conciencia de que se abría una oportunidad de oro. Imposible resistir la tentación.

El triunfo de la razón sobre el oscurantismo

Nos encontramos en una encrucijada, un punto crítico, el match ball que puede conducir al desastre definitivo. El régimen que los nacionalistas pretenden instaurar en Cataluña es una trampa para elefantes, un auténtico agujero negro del que los ciudadanos ya no podrán salir. Y los políticos españoles persisten en su costumbre cortoplacista, señalando los perjuicios inmediatos de la independencia para la economía catalana: su salida automática de la Zona Euro, de la UE, la correspondiente pérdida de ayudas etc. Pero peligros mucho más graves se ciernen en el medio y largo plazo.

A pesar de sus recientes mensajes conciliadores, los dirigentes de una hipotética Cataluña independiente difícilmente resistirían la tentación de continuar explotando ese mecanismo que les ha proporcionado una adhesión fanática, acrítica, de parte de su población: apelar al enemigo español, que seguiría allí, al otro lado de la frontera. Y también infiltrado en su propio territorio, encarnado por quienes no comulgan con la ideología nacionalista. Seguirían agitando las bajas pasiones, reclamando esas zonas que, según el nacionalismo, pertenecen a los Països Catalans, los territorios irredentos, oprimidos, que reclamarían una pronta "liberación". Crearían así una fuente inagotable de tensiones y conflictos, ahora internacionales, cuya gravedad resulta imposible de imaginar. Un buen aviso para aquellos navegantes que desde el resto de España, con egoísmo supino, respiran aliviados ante la perspectiva de que Cataluña se marche. No entienden que nadie puede expulsar los problemas por la puerta sin que vuelven a entrar, con inusitada virulencia, por la ventana.

Frente a la amenaza secesionista, gobierno y oposición continúan ciegos, aferrados al guión trazado en la Transición: aplicar la táctica cortoplacista de pactar para seguir traspasando poder y competencias, sea mediante reforma legal o factual. Pretenden ceder a Cataluña el resto de las competencias, otorgar una independencia por la vía de los hechos, sin proclamación ni algarabías. Conceder una separación efectiva aunque, formalmente, el territorio siga formando parte de España. Intentan sanar la enfermedad administrando mayores dosis del veneno que la causó. O, al menos, ganar tiempo. Olvidan que la bolsa de los caramelos se encuentra ya vacía.

Una Cataluña independiente, gobernada por la casta política actual, sería un lugar igualmente corrupto y arbitrario pero mucho más asfixiante para quien no comulgue con los dogmas impuestos. Nos encontramos en el punto crítico, la encrucijada donde la ciudadanía se juega el futuro, la dignidad, la libertad. Sólo hay un camino digno, aunque sea estrecho y proceloso.. Los catalanes no obnubilados por el nacionalismo deben ganar este pulso, levantar el match ball, y aprovechar la victoria como una potente palanca dirigida a reformar completamente nuestro cerrado sistema político. A desvestir de poder a las cúpulas de los partidos, favorecer la separación de poderes, blindar los órganos de control y garantizar la representación directa del votante. Un nuevo orden que garantice los derechos, las libertades y una prensa independiente capaz de narrar y explicar sin cortapisas todo lo que ocurre. Que fomente el pensamiento crítico, lejos de esos mitos y tabúes que nos atenazan. Un nuevo marco que establezca un claro reparto de competencias entre Estado y Autonomías, donde prime la eficacia en la prestación de los servicios: un modelo autonómico en beneficio del ciudadano, no del cacique u oligarca de turno. En definitiva, una España que contemple, por una vez en su historia, el triunfo de la razón sobre el oscurantismo.

http://vozpopuli.com/analisis/68564-cataluna-match-ball#.VgAjiZLRLCI.twitter
 
La majadería federal
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Año 2015 de la era moderna. España se encuentra bajo la amenaza fantasma de la flota interestelar secesionista, que se apresta a pulsar el fatídico botón. Las defensas fueron desactivadas hace tiempo; las alarmas, vendidas al mejor postor. La situación es grave pero, ¡esperen! in extremis, unos sesudos pensadores, situados no en la órbita de estrella o asteroide alguno, sino de cierto partido, dan por fin con la solución. Afirman haber descubierto el infalible escudo antimisiles, el milagroso parche Sor Virginia, el remedio definitivo que salvará a nuestra patria de esa peligrosa deriva que conduce a la desintegración. El último gran invento del TBO se denomina Estado Federal.

Los argumentos para defender la reforma federal contienen bastante hojarasca, palabrería hueca, muchas precisiones de forma pero pocas de fondo. Y el motivo es evidente: la mayoría de los expertos coincide en queEspaña funciona ya, de facto, como estado federal aunque el vocablo no se encuentre en la Constitución. Solo faltan algunos detalles y, por supuesto, el reconocimiento legal. Por tanto, la reforma federal cambiaría el aspecto, la letra, clarificaría el sistema pero afectaría poco al fondo, a la sustancia. Es más bien un cañón de cartón que, piensan, asustará a Mas Vader y sus esbirros quienes, amedrentados, se retirarán con el rabo entre las piernas.


Hay en estas propuestas mucho ruido y pocas nueces, mucho cambio legal pero muy poco real; un retorcido caminolampedusiano para desembocar... en el mismo lugar. Incluso peor, si se aprovecha, como proponen algunos, para fraccionar territorialmente el Poder Judicial o para conceder más atribuciones a ese aquelarre de zombis llamado Senado. Quizá algunos botarates piensen que la palabra "federal" pudiera actuar como placebo, ejercer el mismo efecto taumatúrgico que logró durante muchos años el vocablo "autonomía", esto es, epítome de democracia. Para ello habría que propagar una nueva necedad, convencer a la opinión pública de que "federal" y "democrático" son dos palabras equivalentes. Olvídenlo, ya no está el horno para cocinar estúpidos dogmas.

Hemos sufrido durante años las ocurrencias de leguleyos de visión corta, obsesionados por copiar la legislación de otros países, creyendo ingenuamente que idéntica ley genera el mismo efecto en cualquier entorno, en cualquier lugar. Y no es así. La fórmula federal, la descentralización, ha funcionado bien en algunos países pero fracasado estrepitosamente en otros. Ha proporcionado eficiencia, buen gobierno en ciertos lugares pero ha multiplicado el clientelismo, el despilfarro y la corrupción en otras latitudes.

Un dogma identificó autonomía con democracia

Nunca se discutió en España el fundamento de la descentralización, del proceso autonómico, Al contrario, se implantó un dogma que identificaba autonomía regional con democracia, logrando así que las fuerzas nacionalistas, aquellas que representaban los intereses más particulares, gozaran de un plus de legitimidad. Pocos se atrevieron a señalar algo evidente: al ciudadano le importa un comino que la gestión de un servicio corresponda a una administración o a otra, mientras éste se preste de forma eficiente y barata. Por contra, para los políticos el asunto era vital pues los traspasos de competencias multiplicaban el número de cargos a repartir entre militantes y simpatizantes. ¿Qué ventajas y desventajas tiene entonces la descentralización de poder y competencias?

La propuesta de un Estado unido pero descentralizado surge en tiempos de la independencia de los Estados Unidos como un intento de combinar las ventajas de un país grande con las de un país pequeño. La teoría pivota sobre una idea básica: que la democracia se perfecciona en unidades políticas pequeñas, en ámbitos reducidos, allí donde la gente conoce mejor a los candidatos, se encuentra mejor informada de la acción de los gobernantes y goza de un trato más cercano con sus representantes. Un modelo de pensamiento que toma como referente ideal la polis griega. Teóricamente, en circunscripciones pequeñas, los ciudadanos ejercerían una supervisión más eficaz de sus dirigentes. Y la sana competencia entre gobiernos regionales conduciría a una administración más barata y eficaz. Pero en países como España ocurrió lo contrario: la descentralización generó una administración hipertrofiada, cara e ineficiente, crecientemente intervencionista, con fuerte tenencia al despilfarro, muy inclinada a la corrupción. ¿Cómo se explica esta contradicción con la teoría y la experiencia de otros países?

La descentralización puede intensificar las virtudes del sistema político; pero también acrecienta exponencialmente sus defectos
La teoría clásica del federalismo parte de una concepción ideal de la democracia, un sistema donde el votante es soberano, existen suficientes mecanismos de control del poder y el elector ejerce una supervisión directa de su representante. Sin embargo, si un sistema político se encuentra de entrada corrompido, carece de eficaces controles y contrapesos, de una efectiva separación de poderes, si domina el capitalismo de amigotes, el intercambio de favores, el clientelismo, todas estas lacras se exacerban, se agravan considerablemente a nivel regional. La descentralización puede intensificar las virtudes del sistema político; pero también acrecienta exponencialmente sus defectos.

En España, los políticos regionales evitan con mayor facilidad los controles democráticos pues ejercen enorme influencia sobre los medios de comunicación locales, más frágiles y dependientes de concesiones o subvenciones. El control de los ciudadanos sobre la acción de los gobernantes regionales es débil por la enorme dificultad para separar competencias y asignar responsabilidades. Y el espacio reducido permite una interacción más intensa entre agentes públicos y privados, entre políticos y empresarios, favoreciendo el intercambio de favores y la corrupción. En casos extremos, la ausencia de cortapisas favorece el surgimiento de falsos mesías e iluminados. El federalismo no funciona cuando parte de un sistema político defectuoso.

Un planteamiento majadero

No tomemos el rábano por las hojas. La España descentralizada, llámese autonómica o federal, aportará siempre más problemas que soluciones mientras no se reforme profundamente el marco político, mientras la ausencia de controles y contrapesos permita a las oligarquías locales utilizar la administración con fines partidistas, promulgar infinidad de leyes innecesarias, retorcidas, contraproducentes, gastar dinero a manos llenas en beneficio de su clientela, restringir la competencia en beneficio de los amigos, dominar la prensa local o influir sobre los jueces más cercanos.

Se puede proponer una constitución federal, por supuesto, argumentando pros y contras. Pero es una colosal majadería plantear el federalismo como solución definitiva para encajar a los nacionalistas catalanes − no a Cataluña, sino a ciertas oligarquías facciosas − en la legalidad española. La concesión de crecientes cotas de autonomía, la transferencia de competencias hasta casi erradicar el Estado en ciertas zonas de España solo ha reforzado a unas élites nacionalistas que desviaron cuantiosos recursos públicos hacia fines notoriamente partidistas. La independencia fue siempre su objetivo a largo plazo; aceptaron la legalidad vigente como estrategia, como vía para conseguir sibilinamente sus fines. Pretender que regresen al redil atraídos por el caramelo federal constituye una pretensión ingenua o malintencionada. O ambas cosas a un tiempo, producto de entornos partidistas donde maldad y estupidez se mezclan, conviven en desordenada promiscuidad.


Déjense de piedras filosofales, federalismos y zarandajas, de marear la perdiz intentando inútilmente crear otro señuelo, un nuevo dogma que sustituya a los sepultados por el lodo. Busquen el marco legal más adecuado para el ciudadano de a pie, planteen los cambios que abran el sistema, fomenten la participación, infundan en la población ilusión, orgullo y sentido de pertenencia.

El rompecabezas territorial no encontrará solución sin una radical reforma del sistema político, sin unos cambios que eliminen privilegios, garanticen la igualdad ante la ley. Reformen las instituciones formales, la Constitución sí, pero prestando mucha atención a los incentivos, a esos usos y costumbres de la política, a esas instituciones informales capaces de convertir la ley en papel mojado, de subvertir las teóricas ventajas de una descentralización. Garanticen que cualquier instancia del poder queda sometida a un contrapoder que lo controle y fiscalice. Fijen reglas estrictas que actúen como barrera infranqueable, como valladar ante cualquier tipo de tiranía. Permitan el desarrollo de una prensa libre, fiable e independiente, nunca obediente a determinados grupos de intereses ni sometida a la autocensura de los tabúes, de la corrección política. Si, a pesar de todo, prefieren mantener el statu quo, no se sorprendan de lo que pueda ocurrir.

http://vozpopuli.com/blogs/6409-juan-m-blanco-la-majaderia-federal
 
totalmente de acuerdo, resforma constitucional, si, pero para qué, eso es lo primero en lo que se tienen que poner de acuerdo y una verdadera separación de poderes y organos de control PROFESIONALES.
 
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