El hilo paranormal de Cotilleando

Chicas , me da repelus abrir el enlace sobre el caso de Vallecas que comentáis. Por qué no me avanzáis algo del contenido?. Gracias.

No hay fotos más que una de la chica que murió, pero en general el artículo cuenta que esta niña tenía una ouija y con sus amigas planeaba usarla para contactar al novio muerto de una de ellas, pero su profesora las descubrió y rompió la tabla. Desde entonces empezaron a pasar cosas raras, en primera la chica murió luego de una serie de circunstancias extrañas y luego de eso, en la casa de sus padres notaban la presencia de alguien, se movían las cosas, se abrían las puertas y tal, llamaron a la policía y éstos notaron lo mismo.

Yo no sé qué creer con respecto a la ouija, nunca la he jugado, pero mi madre en la adolescencia tuvo una y jugó con ella, pero su hermana mayor se la descubrió y la tiró a la basura. No pasó nada, la ouija no regresó como por arte de magia (como dicen algunos que pasa), ni hubo fenómeno de poltergeist ni nada. Y conozco a otras personas que también han jugado y dicen que no les ha pasado nada después. No sé si se deba a que hay gente más suceptible que otra a estas cosas.
 
No hay fotos más que una de la chica que murió, pero en general el artículo cuenta que esta niña tenía una ouija y con sus amigas planeaba usarla para contactar al novio muerto de una de ellas, pero su profesora las descubrió y rompió la tabla. Desde entonces empezaron a pasar cosas raras, en primera la chica murió luego de una serie de circunstancias extrañas y luego de eso, en la casa de sus padres notaban la presencia de alguien, se movían las cosas, se abrían las puertas y tal, llamaron a la policía y éstos notaron lo mismo.

Yo no sé qué creer con respecto a la ouija, nunca la he jugado, pero mi madre en la adolescencia tuvo una y jugó con ella, pero su hermana mayor se la descubrió y la tiró a la basura. No pasó nada, la ouija no regresó como por arte de magia (como dicen algunos que pasa), ni hubo fenómeno de poltergeist ni nada. Y conozco a otras personas que también han jugado y dicen que no les ha pasado nada después. No sé si se deba a que hay gente más suceptible que otra a estas cosas.
Yo si he "jugado" a la ouija en más de una ocasión cuando era adolescente.
No me conoceis en persona, pero puedo deciros que en estos temas soy la persona más fría y objetiva que podais echaros a la cara y con toda esa frialdad y objetividad he de deciros que algo hay...
Nunca había pasado nada cuando había jugado, no se había movido el vaso, pero la última vez que la usé
me quedó un terror en el cuerpo a mí y a mis amigas que nos costó meses superar.
Fue en mi primer año de universidad, un grupo de amigas parábamos en una residencia de estudiantes de monjas a comer y dormir, y durante el curso vino una ch¡ca nueva que se unió al grupo y nos contó que tenía experiencia en eso, que lo había aprendido de su madre y ésta a su vez de la suya.
Pues ya os podeis imaginar a los 18 años se nos pusieron los ojos como platos y le pedimos por favor a esa chica que dirigiera una sesión para nosotras.
Pues así fue, no recuerdo cuantas éramos en aquella sesión, quizá 5 ó 6.
Empezó invocando y toda la parafernalia y después de unos minutos el vaso se empezó a mover a unas velocidades vertiginosas por encima de la mesa, algo que si no ves no te lo crees.
Una amiga dijo que no se estaba creyendo que fuera el vaso solo el que se movía, que era alguien con el dedo, a pesar de que eso era imposible a esas velocidades, pero pidió que levantáramos todas más o menos 2 centimetros el dedo de encima del borde del vaso a ver si era verdad, y el vaso se movía solo, lo juro, nunca en mi vida he visto tal cosa.
Todas nos pusimos muy nerviosas, alguna aterrada y la que dirigía la sesión pidió al "espiritu" que quería acabarla, porque por lo que se ve hay que pedirles permiso antes de acabar, y él respondió que no, a la pregunta de si quería irse contestó que no.
La que dirigía la sesión se empezó a poner nerviosa y eso nos puso a nosotras mucho peor si cabe.
AL final la acabamos, por lo que se ve sin permiso.
La chica nos contó después que nunca había visto en su vida al vaso moverse así y que creía que aquel espíritu no era bueno y que ella misma se había asustado mucho, y que cuando no acceden a irse y acabar la sesión pueden quedarse en la habitación y dar problemas.
Aquella noche dormimos hasta tres en una cama, era terror lo que se nos quedó en el cuerpo, y al día siguiente nos enteramos por la mañana que durante la noche, sin estar enferma y sin nada que hiciese el hecho esperable había muerto una monja en la residencia.
Pasamos semanas sin dormir a no ser todas juntas, con un miedo atroz, y aún hoy, cuando lo recuerdo se me pone el vello de punta.
En fin, que nunca jamás volví a usar la ouija y cuando sale el tema siempre digo que todo el mundo se aleje de ella lo mas posible; algo hay, eso es seguro, y como no sé lo que es pues cuanto más lejos mejor.


 
Última edición:
Cuando estudie psicologia, mi profesora me recomendo estos dos libros. Como estudie en EEUU, los lei en ingles y no se el titulo en espanol, pero podeis buscar por el escritor.

Os recomiendo:
Life between lives, este habla sobre regresion y gente que lo ha vivido.
Journey of the souls, habla sobre la muerte, orientacion, transicion, elegir un Nuevo cuerpo, renacer, etc...
Los dos de Michael Newton, PhD

Super intersantes y no da miedo leerlos en absoluto. Ayudan a entender muchas cosas, que de otra manera tenemos dudas.
 
Última edición:
Este tema me lleva dando vueltas en la cabeza durante algunos meses. Nunca jamás he creido en cosas paranormales o brujería, pero de un tiempo a esta parte me han pasado cosas algo extrañas. No sé si será casualidad, que me estoy volviendo majara... no sé.
 
Última edición:
Este tema me lleva dando vueltas en la cabeza durante algunos meses. Nunca jamás he creido en cosas paranormales o brujería, pero de un tiempo a esta parte me han pasado cosas algo extrañas. No sé si será casualidad, que me estoy volviendo majara... no sé.
Cuenta, cuenta, por si te podemos ayudar, aunque las casualidades no existen. Los que existen son las causalidades.
 
En otro foro, hace un tiempo, me atreví a explicar un hecho que se vivió en mi familia y que hoy en día todavía no nos atrevemos ni a hablarlo entre nosotros.

Tengo que empezar confesando que no solo soy bastante excéptica con los relatos paranormales, sino que suelo (solía...) reirme bastante con alguna de esas historias, a las que mi mente no era capaz de otorgar ninguna veracidad. En consecuencia, entiendo perfectamente que cualquier excéptico que lea mi relato, dude de que sea real.

Mi padre murió a los 65 años de un cancer que le reportó mucho sufrimiento físico, aunque incluso en sus últimos días, cuando ya sabíamos que no saldría del hospital, le insistíamos en que tenía que ponerse fuerte, curarse y salir de allí para ir a la casa que habían comprado en el pueblo y en cuya reforma él había trabajado tanto para disfrutar allí de su jubilación con mi madre, 10 años menor que él.

Fue incinerado y mi madre conservó una pequeña parte de sus cenizas, así como la placa del ataúd con su nombre, que guardó en la antigua cuadra donde se encontraban todas las herramientas que él utilizaba.

El día en que se cumplían 6 meses de su fallecimiento llamé por teléfono a mi madre, cuya hermana acababa de viajar desde Norteamérica para pasar unas semanas con ella y noté a mi madre súper nerviosa, ya que estaba tratando de encontrar un taladro para colgar no sé qué y casi no atendía a lo que le estaba contando, solo le oía hablar con mi tía a la que le decía; "... que no, que ahí no está... espera que ahora lo buscaré yo... Ay Dios mío... ¿pero dónde lo habrá guardado este hombre...?

En fin, que yo opté por decirle que ya la llamaría en otro momento... Ese fin de semana fui al pueblo para estar con ellas unos días y lo que me contaron, me dejó blanca.

Mi tía me contó que el día de la llamada, por la noche, mi madre se había subido a dormir (su habitación se encuentra exactamente encima del salón) y mi tía se había quedado abajo viendo la tele, porque todavía no se había adaptado a la diferencia horaria y tenía el sueño cambiado.

Entonces empezó a notar algo raro, como si hubiese alguien con ella... Miró hacia la cocina, que se comunicaba con el salón y se sorprendió un poco de lo oscura que estaba, ya que de normal se ilumina brevemente con la tenue luz de la televisión.

No hizo mucho caso y siguió atenta a la película que estaba viendo, pero notaba como si alguien estuviera "echándola" de la habitación... Mi tía es una persona maravillosa e inteligente, con un sentido del humor como pocos, del que hizo gala entonces diciendo en voz alta: "No pienso irme, que hace años que no veía esta película y me encanta..."

Pero entonces empezó a notar un dolor de cabeza intenso, así, de pronto... Con lo cual, entre extrañada y asustada, terminó apagando la tele y subiendo a dormir.

Me contó que desde que estaba en España (hacía pocos días...) no se domía hasta las 5 o las 6 de la mañana, dando vueltas en la cama, por lo que he comentado de la diferencia horaria, pero que esa noche, se había quedado frita de un tirón desde el mismo momento en que se acostó.

Cuando se levantó, fue a buscar a mi madre y la encontró en su habitación, llorando, mientras limpiaba las ventanas como si le fuera la vida en ello... Y cuando le preguntó qué le pasaba, le contó lo siguiente:

Al poco rato de irse a dormir, oyó el timbre de la puerta (una chicharra antigua y muy escandalosa, que cuando suena despierta a medio pueblo...) y como la ventana de su habitación da a la entrada de la casa, se asomó para ver quién llamaba, pero no vió a nadie, así que pensó que había oído mal y se volvió a la cama.

Al poco rato volvió a escuchar el timbre, esta vez claramente. Se asomó de nuevo, no vió a nadie y entonces, al girarse para volver a la cama, vió a mi padre entrar por la puerta de la habitación, con su aspecto y ropas de cuando era más joven (sobre 30 o 40 años) quien se tumbó tranquilamente en el lado de la cama que acostumbraba.

Mi madre, absolutamente perpleja (como es natural) se acercó a él y oyó como le decía; "¿cómo me llamo?" Mi madre no podía ni hablar, solo lo miraba y entonces él le repitió, esta vez con tono más insistente; "Dí mi nombre". Entonces mi madre le cogió la cara con las dos manos y dijo su nombre en voz alta y él le contestó: "Ahora ya, me voy.." (Palabras textuales)

Mi madre vió como se difuminaba en lo que ella describe como una "maceta" de luz, que subió hacia arriba hasta desaparecer sin más.

Entonces se quedó tumbada, tocó el cabecero la cama, se tocó los ojos con ambas manos para ver si estaba verdaderamente despierta y no podía dejar de llorar.

Mi madre es una persona sencilla, que jamás ha leído nada acerca de lo sobrenatural ni ha sido alguien fantasioso. Va a misa los domingos porque en ese pueblo no hay nada más divertido para hacer, pero desde luego es una mujer sensata.

No le gusta hablar de esta historia porque se avergüenza de sí misma, ya que aunque jura que estaba despierta, que no lo soñó, le parece demasiado increíble como para que alguien lo tome en serio.

Y yo opino lo mismo que ella. Por supuesto no comparto lo de la "vergüenza", pero sí que comprendo cómo se siente, porque yo me sentiría igual si hubiese vivido semejante situación.

A raíz de esta vivencia, ambas confesaron haber tenido una experiencia anterior: Mi tía nos contó cómo estando ella tumbada en su sofá, al poco de morir su segundo marido (el amor de su vida), él se le acercó y la besó. Y jamás se lo contó a nadie. Y mi madre por su parte nos contó que años antes, unos meses después de morir mi abuela, estaba sentada viendo la televisión y notó como un aire a su lado y, pese a no ver a nadie, pensó en que había sido su madre la que acababa de pasar por delante de ella. Tampoco entonces nos lo contó.

Os aseguro que si esta historia no viniera de dos de las personas que más quiero en este mundo, yo tampoco la creería.
 
Yo si he "jugado" a la ouija en más de una ocasión cuando era adolescente.
No me conoceis en persona, pero puedo deciros que en estos temas soy la persona más fría y objetiva que podais echaros a la cara y con toda esa frialdad y objetividad he de deciros que algo hay...
Nunca había pasado nada cuando había jugado, no se había movido el vaso, pero la última vez que la usé
me quedó un terror en el cuerpo a mí y a mis amigas que nos costó meses superar.
Fue en mi primer año de universidad, un grupo de amigas parábamos en una residencia de estudiantes de monjas a comer y dormir, y durante el curso vino una ch¡ca nueva que se unió al grupo y nos contó que tenía experiencia en eso, que lo había aprendido de su madre y ésta a su vez de la suya.
Pues ya os podeis imaginar a los 18 años se nos pusieron los ojos como platos y le pedimos por favor a esa chica que dirigiera una sesión para nosotras.
Pues así fue, no recuerdo cuantas éramos en aquella sesión, quizá 5 ó 6.
Empezó invocando y toda la parafernalia y después de unos minutos el vaso se empezó a mover a unas velocidades vertiginosas por encima de la mesa, algo que si no ves no te lo crees.
Una amiga dijo que no se estaba creyendo que fuera el vaso solo el que se movía, que era alguien con el dedo, a pesar de que eso era imposible a esas velocidades, pero pidió que levantáramos todas más o menos 2 centimetros el dedo de encima del borde del vaso a ver si era verdad, y el vaso se movía solo, lo juro, nunca en mi vida he visto tal cosa.
Todas nos pusimos muy nerviosas, alguna aterrada y la que dirigía la sesión pidió al "espiritu" que quería acabarla, porque por lo que se ve hay que pedirles permiso antes de acabar, y él respondió que no, a la pregunta de si quería irse contestó que no.
La que dirigía la sesión se empezó a poner nerviosa y eso nos puso a nosotras mucho peor si cabe.
AL final la acabamos, por lo que se ve sin permiso.
La chica nos contó después que nunca había visto en su vida al vaso moverse así y que creía que aquel espíritu no era bueno y que ella misma se había asustado mucho, y que cuando no acceden a irse y acabar la sesión pueden quedarse en la habitación y dar problemas.
Aquella noche dormimos hasta tres en una cama, era terror lo que se nos quedó en el cuerpo, y al día siguiente nos enteramos por la mañana que durante la noche, sin estar enferma y sin nada que hiciese el hecho esperable había muerto una monja en la residencia.
Pasamos semanas sin dormir a no ser todas juntas, con un miedo atroz, y aún hoy, cuando lo recuerdo se me pone el vello de punta.
En fin, que nunca jamás volví a usar la ouija y cuando sale el tema siempre digo que todo el mundo se aleje de ella lo mas posible; algo hay, eso es seguro, y como no sé lo que es pues cuanto más lejos mejor.




Se me ha puesto el cuerpo frío, por Dios. Siempre me resultaron curiosas las personas que acceden a hacer la ouija sin miedo porque yo he sido siempre tan cagona que tengo mucho miedo de estas cosas. La ouija es una de ellas.
Una amiga mía friki hasta la médula se compró una de las "auténticas" cuando fuimos a Londres, y juega con ella como quien juega al parchís. Me quedo de piedra cuando cuenta "pues he hablado con Pepito, que palmó de un cáncer hace años".

Un buen amigo que sufrió consecuencias con la ouija me contó que la movida es la siguiente: estamos rodeados de espíritus errantes, unos buenos, otros no, y que cuando inicias sesión en la ouija da igual a quien hayas llamado que si éste espíritu concreto está "fuera de servicio" lo mismo el que te responde es el que pasaba por allí, sea bueno o no y es cuando se puede liar.
Tengo cero conocimientos en la ouija, las cosas como son, pero me lo comentó mi amigo, que por andar con estas cosas en su pueblo tuvo que dejarlas drásticamente pues acabó con la salud dañada y todo y paranoias durante años.

También os digo, que hay gente escéptica, no sé, más fría, como mi amiga la friki, que la usa para todo tipo de propósitos y una vez cierran la sesión la guardan y se van a dormir tan panchos. ¿Cómo lo harán? a mi se me pone el vello de punta.
 
En otro foro, hace un tiempo, me atreví a explicar un hecho que se vivió en mi familia y que hoy en día todavía no nos atrevemos ni a hablarlo entre nosotros.

Tengo que empezar confesando que no solo soy bastante excéptica con los relatos paranormales, sino que suelo (solía...) reirme bastante con alguna de esas historias, a las que mi mente no era capaz de otorgar ninguna veracidad. En consecuencia, entiendo perfectamente que cualquier excéptico que lea mi relato, dude de que sea real.

Mi padre murió a los 65 años de un cancer que le reportó mucho sufrimiento físico, aunque incluso en sus últimos días, cuando ya sabíamos que no saldría del hospital, le insistíamos en que tenía que ponerse fuerte, curarse y salir de allí para ir a la casa que habían comprado en el pueblo y en cuya reforma él había trabajado tanto para disfrutar allí de su jubilación con mi madre, 10 años menor que él.

Fue incinerado y mi madre conservó una pequeña parte de sus cenizas, así como la placa del ataúd con su nombre, que guardó en la antigua cuadra donde se encontraban todas las herramientas que él utilizaba.

El día en que se cumplían 6 meses de su fallecimiento llamé por teléfono a mi madre, cuya hermana acababa de viajar desde Norteamérica para pasar unas semanas con ella y noté a mi madre súper nerviosa, ya que estaba tratando de encontrar un taladro para colgar no sé qué y casi no atendía a lo que le estaba contando, solo le oía hablar con mi tía a la que le decía; "... que no, que ahí no está... espera que ahora lo buscaré yo... Ay Dios mío... ¿pero dónde lo habrá guardado este hombre...?

En fin, que yo opté por decirle que ya la llamaría en otro momento... Ese fin de semana fui al pueblo para estar con ellas unos días y lo que me contaron, me dejó blanca.

Mi tía me contó que el día de la llamada, por la noche, mi madre se había subido a dormir (su habitación se encuentra exactamente encima del salón) y mi tía se había quedado abajo viendo la tele, porque todavía no se había adaptado a la diferencia horaria y tenía el sueño cambiado.

Entonces empezó a notar algo raro, como si hubiese alguien con ella... Miró hacia la cocina, que se comunicaba con el salón y se sorprendió un poco de lo oscura que estaba, ya que de normal se ilumina brevemente con la tenue luz de la televisión.

No hizo mucho caso y siguió atenta a la película que estaba viendo, pero notaba como si alguien estuviera "echándola" de la habitación... Mi tía es una persona maravillosa e inteligente, con un sentido del humor como pocos, del que hizo gala entonces diciendo en voz alta: "No pienso irme, que hace años que no veía esta película y me encanta..."

Pero entonces empezó a notar un dolor de cabeza intenso, así, de pronto... Con lo cual, entre extrañada y asustada, terminó apagando la tele y subiendo a dormir.

Me contó que desde que estaba en España (hacía pocos días...) no se domía hasta las 5 o las 6 de la mañana, dando vueltas en la cama, por lo que he comentado de la diferencia horaria, pero que esa noche, se había quedado frita de un tirón desde el mismo momento en que se acostó.

Cuando se levantó, fue a buscar a mi madre y la encontró en su habitación, llorando, mientras limpiaba las ventanas como si le fuera la vida en ello... Y cuando le preguntó qué le pasaba, le contó lo siguiente:

Al poco rato de irse a dormir, oyó el timbre de la puerta (una chicharra antigua y muy escandalosa, que cuando suena despierta a medio pueblo...) y como la ventana de su habitación da a la entrada de la casa, se asomó para ver quién llamaba, pero no vió a nadie, así que pensó que había oído mal y se volvió a la cama.

Al poco rato volvió a escuchar el timbre, esta vez claramente. Se asomó de nuevo, no vió a nadie y entonces, al girarse para volver a la cama, vió a mi padre entrar por la puerta de la habitación, con su aspecto y ropas de cuando era más joven (sobre 30 o 40 años) quien se tumbó tranquilamente en el lado de la cama que acostumbraba.

Mi madre, absolutamente perpleja (como es natural) se acercó a él y oyó como le decía; "¿cómo me llamo?" Mi madre no podía ni hablar, solo lo miraba y entonces él le repitió, esta vez con tono más insistente; "Dí mi nombre". Entonces mi madre le cogió la cara con las dos manos y dijo su nombre en voz alta y él le contestó: "Ahora ya, me voy.." (Palabras textuales)

Mi madre vió como se difuminaba en lo que ella describe como una "maceta" de luz, que subió hacia arriba hasta desaparecer sin más.

Entonces se quedó tumbada, tocó el cabecero la cama, se tocó los ojos con ambas manos para ver si estaba verdaderamente despierta y no podía dejar de llorar.

Mi madre es una persona sencilla, que jamás ha leído nada acerca de lo sobrenatural ni ha sido alguien fantasioso. Va a misa los domingos porque en ese pueblo no hay nada más divertido para hacer, pero desde luego es una mujer sensata.

No le gusta hablar de esta historia porque se avergüenza de sí misma, ya que aunque jura que estaba despierta, que no lo soñó, le parece demasiado increíble como para que alguien lo tome en serio.

Y yo opino lo mismo que ella. Por supuesto no comparto lo de la "vergüenza", pero sí que comprendo cómo se siente, porque yo me sentiría igual si hubiese vivido semejante situación.

A raíz de esta vivencia, ambas confesaron haber tenido una experiencia anterior: Mi tía nos contó cómo estando ella tumbada en su sofá, al poco de morir su segundo marido (el amor de su vida), él se le acercó y la besó. Y jamás se lo contó a nadie. Y mi madre por su parte nos contó que años antes, unos meses después de morir mi abuela, estaba sentada viendo la televisión y notó como un aire a su lado y, pese a no ver a nadie, pensó en que había sido su madre la que acababa de pasar por delante de ella. Tampoco entonces nos lo contó.

Os aseguro que si esta historia no viniera de dos de las personas que más quiero en este mundo, yo tampoco la creería.


Impresionante. ¿Tu madre ha y tu tía han quedado en paz tras estas cosas sucedidas?.
 
Impresionante. ¿Tu madre ha y tu tía han quedado en paz tras estas cosas sucedidas?.
Mi tía le dijo a mi madre que estas cosas solo te pueden pasar si estás verdaderamente unida en cuerpo y alma a una persona, que hay que tener un vínculo muy fuerte (ambas

Yo añado que también hay que tener una sensibilidad especial para percibir algo así. Yo estoy segura de no tenerla... menos mal...

A raíz de aquello, nos deshicimos de las cenizas que aún guardaba mi madre, esparciéndolas en el mismo lugar donde dejamos el resto.

Mi hermana y yo, que desde entonces hemos cambiado sustancialmente nuestro punto de vista en estos temas, estamos de acuerdo con mi madre en que realmente hay "algo más" después de esta vida, aunque por supuesto nada que tenga que ver con dios o las apariciones marianas, que sigo considerando ridículas hasta el límite del absurdo (pido perdón si ofendo a los foreros religiosos, pero no voy a mentir...).

Siempre se ha dicho que la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Así que si la ciencia ha demostrado que lo que hace funcionar nuestra mente son impulsos eléctricos, he de suponer que esos "impulsos" son el alma, la esencia de cada uno y no puede "desaparecer", sino que se reubica cuando el cuerpo físico ya no sirve...

He pensado muchas veces que en esa casa hay muchísima energía de mi padre, por la cantidad de horas que dedicó a arreglarla (era un manitas) y porque tenía muchísima ilusión por ir a vivir allí.

Cuando estaba en el hospital, nunca le dijimos que se estaba muriendo... Le insistimos tanto hasta el último momento, en que tenía que salir de allí para ir a aquella casa y tenía tanta fortaleza física y mental, que es posible que al morir no supiera que había dejado de estar vivo...

Además en el momento de expirar, hizo un ruido como si se estuviera ahogando (estaba sedado) y mi madre, desesperada, le introdujo los dedos en la boca mientras llamaba a gritos a las enfermeras diciendo que su marido se ahogaba... Fue un cuadro muy triste... La enfermera nos decía que no se ahogaba, que "aquello" era así... Que había expirado... En fin, que el día que se apareció mi madre había estado "llamándolo" durante todo el día con la tontería del taladro, y tal vez ella se negó a "soltarlo" definitivamente (de hecho, no quiso tirar todas las cenizas la primera vez...)

Puede que al morir, su espíritu fuese directo al lugar que sentía que le pertenecía, que era esa casa, o simplemente al lugar donde estaba mi madre.

Y puede que, cómo he leído en alguna parte, al morir no recordase quien había sido en vida y por eso le preguntó a mi madre por su propio nombre...

O tal vez sí sabía quién era y solo quería comprobar que mi madre lo reconocía, para concienciarla de que debía dejarle marchar y por eso, en cuánto ella por fin dijo su nombre, él contestó; "ahora ya me voy..."

Mi madre dice que desde entonces se siente mucho mejor en esa casa, porque al principio de ir a vivir allí, sentía algo de desasosiego... Y mi tía también está segura de que ya no queda nada de él allí...

Podría dar más datos sobre lo que he contado, pero por nada del mundo querría que mi madre supiera que lo he hecho público (aunque sea amparándome en el anonimato) porque aunque ella no frecuenta las redes sociales, ni la web en general, sé que hay algunas personas que podrían identificar personas y lugares si diera demasiadas pistas.
 

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