Daniel Sancho (hijo del actor Rodolfo Sancho) acusado de matar y desmembrar en Tailandia al médico colombiano Edwin Arrieta.



Esta claro que los abogados siempre intentaran defender lo indefendible o convencer de lo contrario desacreditando los hechos, es su trabajo.

Yo sigo sosteniendo que existe la circunstancia de alevosía, concretamente, alevosía súbita:

“La alevosía súbita: Supone aprovecharse del factor sorpresa, ya sea por la confianza de la víctima o la confianza de ésta en el entorno. Un ejemplo sería la de asaltar a alguien en su casa, o hacerlo tras forjar alguna relación de amistad”

Por mucho que “hubiera pelea” no significa nada, aunque para eso se deben ceñir supongo que a la prueba pericial, la cual dira según los golpes si el ataque fue por la espalda, si la víctima intento morder a su agresor con tal de zafarse y repeler la agresión, etc.

Casos como el de la viuda de patraix, donde el agresor espero a su víctima en el garaje para atacarla de manera súbita, como podría ser este caso, son ejemplos de ello:

2º. Salvador R.L. se escondió y atacó a AAA de manera súbita e inesperada por lo que éste no pudo defenderse de dicho ataque.

También tenemos el caso de Marta del Castillo, donde su asesino cogió un cenicero y le golpeo la cabeza causándole la muerte, donde se declaro la existencia de alevosía, aunque su abogada (como hubiera hecho cualquier otra) alegó un homicidio imprudente:

“En suma, hay en la acción atribuida a Miguel Carcaño un salto cualitativo inesperado por la víctima, e igualmente inesperable por cualquiera.”
Lo de Marta del Castillo para mi no cuenta porque dicho por juristas honestos fue un esperpento judicial. La sentencia fue claramente influenciada por la presión social
 

Así es Bang kwang, la terrorífica cárcel a la que podría ir Daniel Sancho

  • Es habitual y casi obligatorio que los convictos lleven un punzón para ahuyentar a los más desesperados​

Creada: 16.04.2024 02:48
Última actualización: 16.04.2024 02:48

La prisión de máxima seguridad de Bang Kwang, donde será enviado Daniel Sancho salvo sorpresa de última hora o que la sentencia informe de una pena menor o la absolución, no se encuentra cerca de ninguna urbanización de película, salvo que ésta versara sobre gente metida en problemas. Si bien es cierto que Tailandia no es famosa porque en sus arrabales acontezcan atrocidades como sí ocurren en algunos barrios de Brasil, en las zonas que rodean el presidio lo único que podría llamar la atención de un extranjero es que existen algunas calles sin asfaltar, mucha pobreza y que no se atisba a ningún turista o residente no oriundo. De hecho, y aunque se la tilde de penal de Bangkok, la cárcel pertenece a la provincia limítrofe de Nonthaburi, sita al norte de la capital y distante en hora y poco a través de las atestadas carreteras tailandesas.
Aunque para atestada la cárcel de Bang Kwang, la cual no ayuda a sentirse bien a los allí reclusos porque su población supera con creces el doble de la capacidad de la misma, ya que fue construida para albergar a 3.500 presos y hoy supera los 8.000 siendo muy benévolos. Viven en celdas con un solo agujero donde depositar orines y heces y donde suelen pasar al menos doce horas recluidos los reclusos. En ellas conviven cincuenta o sesenta convictos cuando la capacidad real es de veinte a veinticinco personas. Este hacinamiento les obliga a acostarse alternativamente, de forma que a tu derecha tengas dos pies junto a tu cabeza, y a tu izquierda otros dos, cuando los tuyos también rozarán dos cráneos frente a ti. Presos extranjeros que han pasado por sus entrañas recuerdan la complejidad para dormir, y no solo por la densidad de humanos, sino por la fuerte luz que queda encendida toda la noche, los calores infernales con humedades insoportables sin ventilación alguna y que no pocas veces hay convictos que aprovechan para mas***barse sobre otros compañeros. También existen casos de violaciones entre condenados, aunque el acceso al penal masculino de «ladyboys» que no se han mutilado su s*x* original disminuye este tipo de actos.

Aunque a la prisión se la denomine en el mundo occidental Bangkok Hilton, la realidad es que los que allí residen la llaman El gran tigre, de una manera mucho más concreta y en lengua tailandesa, que es la única que se habla en prisión y en la que se emite la televisión, siempre con programas de entretenimiento lejos de la información o el análisis. Y la razón de llamarla El gran tigre es porque no todos los que allí entran salen con vida o en condiciones saludables, atendiendo a que ese tigre devora a todas aquellas presas que no pueden sobrevivir por sí mismas. Y eso ocurre con los que no se adaptan a una cárcel repleta de narcotraficantes, asesinos, pederastas y violadores, cuando la norma sigue siendo que el que se porte mal camine por el patio, en las escasas horas que se les permite ver la luz del día, con unos grilletes superiores en tamaño y pesaje a los que salen en las teleseries. Como es habitual, la arbitrariedad domina unas sanciones que jamás pueden ser recurridas ni mucho menos fotografiadas.
Luis Garrido Julve, periodista residente en Tailandia desde hace tres lustros y que ha visitado varios penales del país, atiende a nuestra llamada para acercarnos detalles concretos que nos ayudarán a comprender la realidad de esta prisión: «La comida, casi siempre arroz hervido con tropezones, y los enseres higiénicos e incluso el agua en las celdas, escasean. Es más, aunque el agua del grifo en Bangkok sea potable en el presidio se dice que está contaminada».

Suicidios


Garrido Julve añade que «si de verdad quieres vivir mejor, que para nada bien, debes comprar en el economato de la prisión. Todos los presos disponen de una cuenta donde los visitantes les pueden depositar dinero que luego usarán, y nunca en efectivo, para comprar lo que deseen. Normalmente se permite que el preso acceda a unos 10.000 baths semanales, alrededor de 250 euros». Aunque en realidad con bastante menos un preso puede garantizar sus necesidades básicas, ya que un plato de comida local no llega a dos euros. El problema es cuando los presos que sí disponen de dinero se ven obligados a compartir con los reos que no tienen nada y que luchan por su supervivencia, que son la mayoría. Por ejemplo, es habitual que los convictos lleven consigo un punzón para ahuyentar a los más desesperados. Acceder a agua embotellada, que no mineral, es posible siempre que pagues, aunque se demandan más champús y dentífricos. No existen datos oficiales de suicidios aunque sí una cantidad sorprendente de reos que fallecen por causas «sospechosas».
 
y eso que dijo a la familia Española que conoció en el avión , que no iba a volver más al país... que inmediatamente se relacionó con que ya llevaba el crimen premeditado..... no han vuelto a comentar nada de esa familia... claro no interesa
Lo de la familia española es dudoso que sea cierto
La información es que coinciden en el vuelo a Bangokg el 31 de julio.
Sin embargo, el 31 de julio melenas ya está en Koh Panhgan
A Bangokg llega, como poco, el 30 de julio.
No parece ser posible que melenas esté en un avión destino a Bangokg el día 31de julio porque el 31de julio ya está en Koh Panhgan y registrado como (único) huesped en el Panviman Resort.
 

Así es Bang kwang, la terrorífica cárcel a la que podría ir Daniel Sancho

  • Es habitual y casi obligatorio que los convictos lleven un punzón para ahuyentar a los más desesperados​

  • JOAQUÍN CAMPOS
Creada: 16.04.2024 02:48
Última actualización: 16.04.2024 02:48

La prisión de máxima seguridad de Bang Kwang, donde será enviado Daniel Sancho salvo sorpresa de última hora o que la sentencia informe de una pena menor o la absolución, no se encuentra cerca de ninguna urbanización de película, salvo que ésta versara sobre gente metida en problemas. Si bien es cierto que Tailandia no es famosa porque en sus arrabales acontezcan atrocidades como sí ocurren en algunos barrios de Brasil, en las zonas que rodean el presidio lo único que podría llamar la atención de un extranjero es que existen algunas calles sin asfaltar, mucha pobreza y que no se atisba a ningún turista o residente no oriundo. De hecho, y aunque se la tilde de penal de Bangkok, la cárcel pertenece a la provincia limítrofe de Nonthaburi, sita al norte de la capital y distante en hora y poco a través de las atestadas carreteras tailandesas.
Aunque para atestada la cárcel de Bang Kwang, la cual no ayuda a sentirse bien a los allí reclusos porque su población supera con creces el doble de la capacidad de la misma, ya que fue construida para albergar a 3.500 presos y hoy supera los 8.000 siendo muy benévolos. Viven en celdas con un solo agujero donde depositar orines y heces y donde suelen pasar al menos doce horas recluidos los reclusos. En ellas conviven cincuenta o sesenta convictos cuando la capacidad real es de veinte a veinticinco personas. Este hacinamiento les obliga a acostarse alternativamente, de forma que a tu derecha tengas dos pies junto a tu cabeza, y a tu izquierda otros dos, cuando los tuyos también rozarán dos cráneos frente a ti. Presos extranjeros que han pasado por sus entrañas recuerdan la complejidad para dormir, y no solo por la densidad de humanos, sino por la fuerte luz que queda encendida toda la noche, los calores infernales con humedades insoportables sin ventilación alguna y que no pocas veces hay convictos que aprovechan para mas***barse sobre otros compañeros. También existen casos de violaciones entre condenados, aunque el acceso al penal masculino de «ladyboys» que no se han mutilado su s*x* original disminuye este tipo de actos.

Aunque a la prisión se la denomine en el mundo occidental Bangkok Hilton, la realidad es que los que allí residen la llaman El gran tigre, de una manera mucho más concreta y en lengua tailandesa, que es la única que se habla en prisión y en la que se emite la televisión, siempre con programas de entretenimiento lejos de la información o el análisis. Y la razón de llamarla El gran tigre es porque no todos los que allí entran salen con vida o en condiciones saludables, atendiendo a que ese tigre devora a todas aquellas presas que no pueden sobrevivir por sí mismas. Y eso ocurre con los que no se adaptan a una cárcel repleta de narcotraficantes, asesinos, pederastas y violadores, cuando la norma sigue siendo que el que se porte mal camine por el patio, en las escasas horas que se les permite ver la luz del día, con unos grilletes superiores en tamaño y pesaje a los que salen en las teleseries. Como es habitual, la arbitrariedad domina unas sanciones que jamás pueden ser recurridas ni mucho menos fotografiadas.
Luis Garrido Julve, periodista residente en Tailandia desde hace tres lustros y que ha visitado varios penales del país, atiende a nuestra llamada para acercarnos detalles concretos que nos ayudarán a comprender la realidad de esta prisión: «La comida, casi siempre arroz hervido con tropezones, y los enseres higiénicos e incluso el agua en las celdas, escasean. Es más, aunque el agua del grifo en Bangkok sea potable en el presidio se dice que está contaminada».

Suicidios


Garrido Julve añade que «si de verdad quieres vivir mejor, que para nada bien, debes comprar en el economato de la prisión. Todos los presos disponen de una cuenta donde los visitantes les pueden depositar dinero que luego usarán, y nunca en efectivo, para comprar lo que deseen. Normalmente se permite que el preso acceda a unos 10.000 baths semanales, alrededor de 250 euros». Aunque en realidad con bastante menos un preso puede garantizar sus necesidades básicas, ya que un plato de comida local no llega a dos euros. El problema es cuando los presos que sí disponen de dinero se ven obligados a compartir con los reos que no tienen nada y que luchan por su supervivencia, que son la mayoría. Por ejemplo, es habitual que los convictos lleven consigo un punzón para ahuyentar a los más

Así es Bang kwang, la terrorífica cárcel a la que podría ir Daniel Sancho

  • Es habitual y casi obligatorio que los convictos lleven un punzón para ahuyentar a los más desesperados​

  • JOAQUÍN CAMPOS
Creada: 16.04.2024 02:48
Última actualización: 16.04.2024 02:48

La prisión de máxima seguridad de Bang Kwang, donde será enviado Daniel Sancho salvo sorpresa de última hora o que la sentencia informe de una pena menor o la absolución, no se encuentra cerca de ninguna urbanización de película, salvo que ésta versara sobre gente metida en problemas. Si bien es cierto que Tailandia no es famosa porque en sus arrabales acontezcan atrocidades como sí ocurren en algunos barrios de Brasil, en las zonas que rodean el presidio lo único que podría llamar la atención de un extranjero es que existen algunas calles sin asfaltar, mucha pobreza y que no se atisba a ningún turista o residente no oriundo. De hecho, y aunque se la tilde de penal de Bangkok, la cárcel pertenece a la provincia limítrofe de Nonthaburi, sita al norte de la capital y distante en hora y poco a través de las atestadas carreteras tailandesas.
Aunque para atestada la cárcel de Bang Kwang, la cual no ayuda a sentirse bien a los allí reclusos porque su población supera con creces el doble de la capacidad de la misma, ya que fue construida para albergar a 3.500 presos y hoy supera los 8.000 siendo muy benévolos. Viven en celdas con un solo agujero donde depositar orines y heces y donde suelen pasar al menos doce horas recluidos los reclusos. En ellas conviven cincuenta o sesenta convictos cuando la capacidad real es de veinte a veinticinco personas. Este hacinamiento les obliga a acostarse alternativamente, de forma que a tu derecha tengas dos pies junto a tu cabeza, y a tu izquierda otros dos, cuando los tuyos también rozarán dos cráneos frente a ti. Presos extranjeros que han pasado por sus entrañas recuerdan la complejidad para dormir, y no solo por la densidad de humanos, sino por la fuerte luz que queda encendida toda la noche, los calores infernales con humedades insoportables sin ventilación alguna y que no pocas veces hay convictos que aprovechan para mas***barse sobre otros compañeros. También existen casos de violaciones entre condenados, aunque el acceso al penal masculino de «ladyboys» que no se han mutilado su s*x* original disminuye este tipo de actos.

Aunque a la prisión se la denomine en el mundo occidental Bangkok Hilton, la realidad es que los que allí residen la llaman El gran tigre, de una manera mucho más concreta y en lengua tailandesa, que es la única que se habla en prisión y en la que se emite la televisión, siempre con programas de entretenimiento lejos de la información o el análisis. Y la razón de llamarla El gran tigre es porque no todos los que allí entran salen con vida o en condiciones saludables, atendiendo a que ese tigre devora a todas aquellas presas que no pueden sobrevivir por sí mismas. Y eso ocurre con los que no se adaptan a una cárcel repleta de narcotraficantes, asesinos, pederastas y violadores, cuando la norma sigue siendo que el que se porte mal camine por el patio, en las escasas horas que se les permite ver la luz del día, con unos grilletes superiores en tamaño y pesaje a los que salen en las teleseries. Como es habitual, la arbitrariedad domina unas sanciones que jamás pueden ser recurridas ni mucho menos fotografiadas.
Luis Garrido Julve, periodista residente en Tailandia desde hace tres lustros y que ha visitado varios penales del país, atiende a nuestra llamada para acercarnos detalles concretos que nos ayudarán a comprender la realidad de esta prisión: «La comida, casi siempre arroz hervido con tropezones, y los enseres higiénicos e incluso el agua en las celdas, escasean. Es más, aunque el agua del grifo en Bangkok sea potable en el presidio se dice que está contaminada».

Suicidios


Garrido Julve añade que «si de verdad quieres vivir mejor, que para nada bien, debes comprar en el economato de la prisión. Todos los presos disponen de una cuenta donde los visitantes les pueden depositar dinero que luego usarán, y nunca en efectivo, para comprar lo que deseen. Normalmente se permite que el preso acceda a unos 10.000 baths semanales, alrededor de 250 euros». Aunque en realidad con bastante menos un preso puede garantizar sus necesidades básicas, ya que un plato de comida local no llega a dos euros. El problema es cuando los presos que sí disponen de dinero se ven obligados a compartir con los reos que no tienen nada y que luchan por su supervivencia, que son la mayoría. Por ejemplo, es habitual que los convictos lleven consigo un punzón para ahuyentar a los más desesperados. Acceder a agua embotellada, que no mineral, es posible siempre que pagues, aunque se demandan más champús y dentífricos. No existen datos oficiales de suicidios aunque sí una cantidad sorprendente de reos que fallecen por causas «sospechosas».

desesperados. Acceder a agua embotellada, que no mineral, es posible siempre que pagues, aunque se demandan más champús y dentífricos. No existen datos oficiales de suicidios aunque sí una cantidad sorprendente de reos que fallecen por causas «sospechosas».
El gañán que nos ocupa no la va a pisar nunca.
 
Tengo dudas de que asi sea. El poder del cerebro para bloquear informacion es grandioso. El padre puede estar negandose a si mismo lo que es obvio desde fuera. "Disonancia cognitiva" lo llamo alguien por el foro, 200 paginas atras. Por ello el deterioro del padre.
El padre ha dicho que se ha estado preparando toda la vida para ESTO. Pues vaya!
 

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