Cuadernos de Historia

HISTORIA
Comparaciones odiosas: la Semana Trágica de Barcelona de 1909 fue otra cosa
¿Existen verdaderamente similitudes entre lo ocurrido en Barcelona en 1909 y los graves disturbios de la actualidad?



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Semana Trágica.



AUTOR
JORDI COROMINAS I JULIÁN
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INDEPENDENCIA DE CATALUÑA
BARCELONA




Parangonar los acontecimientos recientes en Barcelona con la Semana Trágica de 1909 es, además de una profunda irresponsabilidad, una muestra más de cómo nuestra época simplifica el pasado y mira atrás a la búsqueda de similitudes sin acotarlas desde el necesario rigor histórico. La ignorancia de llamar 'Rosa de fuego' a la capital catalana de hoy en día es un insulto en toda regla a la tradición obrerista catalana, única en toda Europa y silenciada tras la recuperación de la democracia por el pujolismo, y en menor medida, por los ayuntamientos socialistas de la capital catalana, quienes nunca movieron excesivas fichas para recordar el vigor del anarquismo y rememorarlo al menos en el callejero, más proclive a mencionar nombres burgueses, como si el obrerismo hubiese carecido de toda relevancia pese a ser protagonista clave en el devenir de la urbe mediterránea.

Uno de los únicos homenajes a ese período puede apreciarse en Montjuic, donde desde 1990 irrumpe medio escondida una estatua dedicada a Francesc Ferrer i Guàrdia, fundador de la vanguardista Escuela Moderna y ejecutado como chivo expiatorio de los sucesos acaecidos durante la última semana de julio de 1909. Su fusilamiento causó conmoción en toda Europa, produciéndose manifestaciones de rechazo y sonadas declaraciones como las de Anatole France, quien en una carta afirmó que el único crimen del fallecido fue fundar escuelas.

Un contexto endiablado
La Cataluña de principios de siglo XX era el indudable motor de la economía española. La pérdida de las colonias coincidió con la eclosión del catalanismo político, configurado desde 1901 como fuerza electoral mediante la Lliga Regionalista, partido conservador hegemónico desde un conservadurismo defensor de los intereses industriales de la clase dominante. El surgimiento de la formación capitaneada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó sirvió para configurar un universo agitadísimo entre el poder ácrata, aún sin sindicar pero con empujes fenomenales como la larga huelga general de 1902, el populismo de Alejandro Lerroux y un progresismo catalán nacido tras escindirse de la Lliga en 1904, cuando una visita de Alfonso XIII sirvió para romper el núcleo inicial desde la, en apariencia, inocente discusión sobre si debía recibirse o no al monarca.

En noviembre de 1905, una viñeta del semanario satírico 'Cu-Cut!' ridiculizó aún más la mermada moral del ejército, y este reaccionó con un ataque indiscriminado contra la sede de la publicación, al lado de la Rambla, donde también prendieron fuego a la redacción de 'La Veu de Catalunya', periódico de la Lliga Regionalista. Estos lances, unidos a la aprobación en Cortes de la Ley de Jurisdicciones, movilizaron a casi todo el Principado, donde las tornas electorales no beneficiaban a conservadores y liberales, excluidos, como los lerrouxistas, de Solidaritat Catalana, extraña unión entre izquierdas y derechas catalanistas como forma de canalizar la indignación hasta obtener 41 de 44 escaños en los comicios legislativos de 1907.



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Pese a todo ese ímpetu, Solidaritat estaba destinada al fracaso porque, como siempre, los intereses y credos de sus integrantes eran demasiado distintos, como pudo observarse desde la polémica del presupuesto municipal de Cultura barcelonés, con la Lliga negándose a la posibilidad de una escuela pública de calidad inspirada en el Regeneracionismo de la Institución Libre de Enseñanza y el republicanismo francés.

La llegada de 1909 parecía haber disipados ciertos nubarrones. A principios de julio las acometidas de las cabilas rifeñas a unos trabajadores en pos de construir un ferrocarril para unir Melilla con unas minas desató la gran tormenta. Se decretó una movilización hasta incluir al cupo de reservistas de 1903 a 1907, muchos de ellos padres de familia en claro pie de guerra al saber de la exención de muchos hijos de los más adinerados, libres de la carga bélica tras pagar mil quinientas pesetas, equivalentes al sueldo ganado por un obrero en tres años.

La carne de cañón enviada a Marruecos debía sacrificarse para defender los intereses de los grandes apellidos del país

Por otra parte, las minas causantes de la llamada a los reservistas eran propiedad del Conde de Romanones, el marqués de Comillas y los Güell, y eso soliviantó los ánimos al considerar que la carne de cañón enviada a Marruecos debía sacrificarse para defender los intereses de los grandes apellidos del país, y este hartazgo empezó a visibilizarse a mediados de julio. En el puerto se prohibía el ingreso a las mujeres de los soldados, mientras señoras emperifolladas repartían escapularios, cigarrillos y chocolatinas en un impecable ejercicio de cinismo.

Brotaron las manifestaciones. Primero minoritarias, siempre con alegatos antibelicistas por bandera combinados con cánticos antigubernamentales y hasta a favor de la Independencia de la colonia. El 24 de julio se configuró un comité de huelga, convocada para el lunes 26 y la jornada amaneció con los habituales movimientos en los paros laborales, pero cuando una concentración con muchos niños y féminas frente a la Capitanía General fue disuelta a tiros la protesta se volvió revuelta, y el léxico es importante, pues una revolución no deja de ser una revuelta triunfal, y durante la Semana Trágica no se pretendió ni un solo instante ocupar enclaves estratégicos o lugares fundamentales para acaparar los medios de producción.

Ira anticlerical
Era utópico dar con cabecillas. La ira anticlerical resucitó, como si los nietos de los protagonistas de las bullangas de 1835 imitaran a sus abuelos con la quema de más de ochenta iglesias, muchas de ellas saqueadas con hallazgos más bien macabros, como muertos de manos atadas, suscitándose rumores sobre maltratos y otra oleada de destrucción no exenta de efemérides truculentas, con momias apostadas en las esquinas como si fueran prost*tutas, escenas repetida a posteriori durante las primeras semanas de la Guerra Civil. Monjas y curas fueron respetados, centrándose las destrucciones en los edificios mientras en la calle se levantaban centenares de barricadas entre el entusiasmo y la inconsciencia de quien prefiere morir al lado de casa en vez de hacerlo en tierras lejanas.



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Mientras Barcelona ardía en Sabadell, Granollers y otras poblaciones se proclamó la República. Cataluña se mantuvo incomunicada del resto de España en un intento de desactivar la expansión de los desórdenes. Los políticos de Solidaritat Catalana se encerraron en sus casas con la firme idea de dejar pasar tiempo hasta la conclusión del arrebato. Solo Pere Coromines, presidente de la Unión Federal Nacionalista Republicana, mostró simpatía con los insurrectos. Lerroux estaba en Argentina y el único representante público capaz de enarbolar cierta dignidad fue el Gobernador Civil Ángel Ossorio y Gallardo, quien dimitió tras rechazar la intervención de las fuerzas armadas para terminar con la rebelión del proletariado.

Durante los altercados de estos últimos días muchos fotógrafos han buscado una instantánea con columnas de humo para replicar la de 1909. Si ahora los focos conflictivos se han centrado en puntos muy determinados, con la mayoría de barrios instalados en su habitual y plácida rutina, entonces toda Barcelona se implicó, extinguiéndose las últimas algaradas en Horta y Sant Andreu.

Durante los altercados de estos días, los fotógrafos han buscado una instantánea con columnas de humo para replicar la de 1909

La llegada de un contingente de 10.000 militares fue la puntilla, si bien los obreros habían aceptado desde el 29 de julio lo inevitable de su fracaso, tanto por lo esporádico de sus planes como por la ausencia de apoyo en el resto del territorio. En la película de 1976 'La ciutat cremada' un joven Joan Manuel Serrat baila poseído con un esqueleto en el patio de la Casa de la Caridad. La escena real fue mucho más simbólica, con el disminuido psíquico Ramón Clemente García en una delirante danza justo delante del Palau Moja, residencia del marqués de Comillas. Era la conclusión del carnaval, un entierro de la sardina para expiar más demonios si cabe. El chico fue uno de los cinco ejecutados tras el retorno de la normalidad.


Joan Manuel Serrat y su aparición en "La ciutat cremada" de 1976





La durísima resaca
En cierto sentido la Semana Trágica fue el pistoletazo de salida hacia la Guerra Civil española. El gobierno Maura dimitió, la represión fue durísima y los años posteriores fueron una sensacional resaca, solo aliviada por el buen hacer de José Canalejas como primer ministro hasta 1912, cuando fue asesinado por el anarquista Ramon Pardiñas mientras miraba el escaparate de una librería en la Puerta del Sol.

La violencia barcelonesa de 2019 ha sido fruto de una serie de exaltados con demasiada confusión mental en la cabeza. Si preguntáramos a un fascista de 1922 sobre su credo no dudaría en declararse progresista y apostar por la revolución. El paso del tiempo muestra como la realidad era otra. En 1909 el contexto era bien distinto y la clase obrera aprendió las lecciones del desastre. Un año después, en el desaparecido pabellón de Bellas Artes, se fundó la Confederación General del Trabajo, organización con más de cuatrocientos cincuenta mil afiliados catalanes en 1919, cuando la población del Principado apenas rebasaba los tres millones de personas.


La violencia barcelonesa de 2019 ha sido fruto de una serie de exaltados con demasiada confusión mental en la cabeza

Los partidos políticos respiraron mientras, casi como una consecuencia, el modernismo se despedía de la predominancia estética para dar paso al Novecentismo, enmarcado en una senda más clásica. Se cerraba una etapa y la nueva despegó con dubitativos balbuceos y la afortunada rúbrica de la Mancomunitat de Cataluña, unión de las cuatro diputaciones para conceder al país el primer autogobierno en 200 años hasta su disolución durante la dictadura de Primo de Rivera.

En Madrid, las elecciones de 1910 depararon una coalición republicano-socialista con Benito Pérez Galdós como líder. Obtuvo 27 escaños, un 10% de los votos y Pablo Iglesias consiguió, al fin, un puesto como parlamentario. Aun así, el turnismo continuó con sus dinámicas, pero el Sistema mostraba signos de agotamiento, tal como predijo Josep Pla, quien en su estupendo Cambó reflexionó sobre la desgracia de la decadencia a partir de la ausencia de grandes líderes una vez murió Canalejas y Maura nunca, pese a ostentar otras veces el cargo de primer ministro, recobró el brillo de antaño.

Cataluña nunca dejó de ser una problemática. La crisis de 1917 no podría entenderse sin los movimientos políticos y obreristas procedentes de esta comunidad. El anarquismo actuó con inteligencia y alcanzó su primera cima con la huelga de la Canadiense de 1919. Cuando algunos analfabetos funcionales comparaban el paro patronal del pasado viernes con la heroicidad de aquellos que alcanzaron con su valentía las ocho horas de trabajo diario para toda la ciudadanía quien escribe no pudo sino indignarse entre risas para no llorar. Los hombres de hierro forjados en tantas batallas tenían en la mente el progreso de todo el género humano desde un natural apego internacionalista, mientras los encapuchados de Barcelona además de tener la cabeza echada a perder por aludes de propaganda han sido tan poco hábiles como para destrozar la hegemonía del independentismo pacífico. Por favor, no comparen más a héroes con cretinos.

https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-10-22/barcelona-sentencia-proces-barcelona_2292643/
 
Desvelan los turbios secretos del 'héroe' del bando nacional que quiso asesinar a Franco
El MI5 ha hecho público el último interrogatorio que hizo a Kim Philby, el agente doble que se unió a la policía soviética en los años treinta y espió para la URSS hasta los sesenta



Ver el archivo adjunto 1176932


SeguirManuel P. Villatoro@ABC_Historia
Actualizado:25/09/2019



Tres décadas después de que Europa pusiera un sonoro punto y aparte a la Guerra Fría con la caída del Muro de Berlín, el tufo que perdura de este período histórico sigue siendo el mismo: el de los espías y las agencias que combatieron en la sombra para uno y otro bando. Fueron muchos los que conocemos y, según parece, no demasiado profesionales. ¿Cómo podrían haber sido descubiertos en caso contrario? De entre todos ellos hay uno que cuenta con un aura especial: el británico Kim Philby. Agente doble leal a Iósif Stalin, pasó por España (donde fue condecorado por el mismo Francisco Franco al que pretendía asesinar) antes de pasar por Estados Unidos, Beirut y otras tantas regiones. En 1963, cazado por el gobierno británico, huyó a Moscú.

A grandes trazos, este fue el devenir de un Philby caído en desgracia. Sin embargo, el MI5 (el servicio de inteligencia británico dedicado a la seguridad interior del país) acaba de poner a este curioso personaje de actualidad tras dar a conocer en los Archivos Nacionales múltiples documentos sobre su última etapa en el país. Según han publicado varios medios anglosajones como «The Times» o «The Guardian», este organismo ha desvelado el último interrogatorio que el gobierno le hizo antes de que se marchara a Moscú. Fechado el 11 de enero de 1963, durante el mismo explicó que, aunque en efecto se había unido a la policía secreta soviética en los años treinta (la OGPU), eso no significaba que estuviera de acuerdo con su ideología.



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Kim Philby, en una de sus fotografías más famosas



También incidió en que no se puso a sus servicios por ideología. «En resumen, me uní al OGPU como aquel que se une al ejército. Debe haber habido muchos soldados británicos que obedecieron las órdenes que sus oficiales les daban en Passchendale [una de las primeras batallas de la Gran Guerra] aunque supieran que estaban equivocados». Según «The Times», el artífice de la confesión fue el oficial de inteligencia del MI6 (el servicio secreto dedicado a las operaciones exteriores) Nicholas Elliott. Este recibió la confesión en Beirut casi treinta años después de que su también gran amigo entrara a formar parte de la OGPU.


Al parecer, el MI5 quería enviar a su propio interrogador para obtener la declaración de Philby, pero el MI6 estaba convencido de que el agente doble sería más propenso a hablar con un amigo. Los extractos, publicados el pasado martes, comienzan con la narración de la cita que mantuvieron ambos. A continuación, exponen las declaraciones obtenidas. En las mismas desveló también que una de las primeras tareas que le había puesto el gobierno soviético era la de identificar a otros posibles espías comunistas dentro de la Universidad de Cambridge (en la que trabajaba) y presentar un alista con ellos. Donald MacLean fue aceptado y, en los cincuenta, desertó a la URSS cuando supo que los servicios secretos ingleses seguían sus pasos.

Poco antes de aquella reunión, Elliott ya había contactado con Philby para ofrecerle la inmunidad si regresaba a Londres y le ofrecía una confesión completa. Ambos se reunieron, pero el espía no debió sentirse demasiado seguro, pues desertó el 23 de ese mismo mes y se marchó a la URSS en un carguero. Desde «The Guardian» apuntan a que su interrogador pudo haberle alentado a escapar para evitar que la noticia (vergonzosa para el gobierno británico) de que un agente había engañado al gobierno durante dos décadas se extendiera.

Comunista
Si hay un ejemplo que demuestre la importancia de los servicios de inteligencia en la historia, ese es el de Kim Philby. Hijo de un padre militar que -por si fuera poco- había ejercido como diplomático en Arabia, vino al mundo el 1 de enero de 1912 en la India. Poco le duró su estancia en el Raj británico, pues fue finalmente enviado al Trinity College de Cambridge para cursar sus estudios. Fue precisamente en ese lugar donde se empezó a sentir sumamente atraído por el comunismo que llegaba de la mano de Iósif Stalin. Una tendencia que era vista como la antítesis de los populares fascismos del viejo continente.

«Kim hizo amigos entre los sectores de izquierdas, algunos de extrema izquierda. El fascismo experimentaba un auge en Europa, y para muchos el comunismo era lo único que podía detenerlo», explica Ben Macintyre en «Un espía entre amigos: la gran traición de Kim Philby». Lo suyo no fue una epifanía, sino que se fue escorando poco a poco hacia esta tendencia gracias a visitas como la que hizo en 1933 a Berlín, donde descubrió la brutalidad del nazismo.



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Kim Philby, durante la última etapa de su vida



Así lo corrobora a ABC José Luis Caballero, autor (entre otras tantas obras) de «La ruta de los contrabandistas» (una novela con tintes históricos en la que se adentra en el espionaje en la Guerra Civil). El autor es partidario de que el futuro espía se unió a una tendencia que estaba, por entonces, en auge. «Philby formó parte desde mediados los años veinte del grupo de jóvenes estudiantes del Trinity College de Cambridge educados en el marxismo de la mano de Maurice Dobb, uno de sus profesores. Fue ahí donde tomó contacto con la Internacional Comunista y con la Unión Soviética, una relación que ya nunca rompería y que fue más allá de otros miembros de esa juventud, simple simpatizantes. De ese grupo formaron parte también Donald Maclean, Guy Burgess, Anthony Blunt y John Cairncross», explica el autor.

Para ser más concretos, Philby fue reclutado por un agente soviético en 1934 en Regent's Park (Londres) como parte del futuro Círculo de Cambridge. Una célula ideada por el NKVD (el servicio secreto de la URSS en plenos años 30) cuyo objetivo era incorporar británicos de bien que pudiesen infiltrarse en las altas instituciones inglesas.

Según recoge Enrique Bocanegra en «Un espía en la trinchera», nuestro protagonista fue captado por un agente llamado Hallan que le cautivó con las siguientes palabras: «Has estudiado en Cambridge, tienes un importante porvenir por delante. Un porvenir burgués. Y si quieres ayudar al movimiento antifascista y al partido [comunista] tendrás que hacerlo como tal. El movimiento antifascista necesita miembros que puedan penetrar en las instituciones burguesas». Al parecer, aquel sujeto quería disuadirle de que entrara a formar parte del partido comunista, organización en la que se limitaría a «repartir octavillas» como cualquier otro, y su talento quedaría totalmente desperdiciado.

Engañar a Franco
Con todo, lo cierto es que no comenzó con buen pie su labor con el NKVD. De hecho, no fue hasta 1936 cuando le solicitaron que partiese a España para infiltrarse en las filas franquistas y obtener información del enemigo. Aquel fue un primer viaje que apenas duró tres meses, pero le valió para publicar un reportaje sobre la situación en el país en el «The Times» y empezar a ser considerado como un periodista conservador por parte de Francisco Franco. Ya con la corresponsalía de este popular diario bajo el brazo, no tardó en ser bien visto por parte de un régimen que ansiaba la benevolencia de los medios de comunicación internacionales.

A partir de entonces, y a base de preguntas mucho más concienzudas que el resto de reporteros, logró obtener información de gran importancia para el NKVD. Desde el número de militares que participaban en algunas ofensivas, hasta ubicaciones de tropas. «Sus controladores soviéticos lo enviaron a España básicamente para infiltrarse en las altas esferas de los rebeldes como periodista cercano al fascismo. Se infiltró como periodista, haciendo gala de un acercamiento al fascismo, como admirador de los rebeldes. Se había hecho miembro del grupo llamada Amistad Anglo-Alemana y fingía que simpatizaba con el movimiento nazi. De esa manera logró infiltrarse en un trabajo magistral como agente y suministrar a la NKVD información muy valiosa», añade Caballero en declaraciones a ABC.



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Philby, en su juventud



Durante su etapa en España, Philby llegó a definir la administración de Franco como «sólida y eficiente», lo que le granjeó las simpatías de la oficialidad nacional.

Poco después, un trágico accidente le hizo ganar todavía más popularidad. Todo ocurrió a finales de diciembre, mientras las tropas de Franco avanzaban en dirección a Teruel, cuya caída era inminente. En el viaje hacia un pueblo cercano a la urbe, el coche en el que viajaba el espía junto a otros tres periodistas saltó por los aires tras recibir el impacto de un explosivo (presuntamente lanzado por un T-26 republicano). Fue un desastre, pues sus compañeros murieron en el acto o poco después. Sin embargo, nuestro protagonista logró salvarse milagrosamente.

La heroicidad le permitió ser reconocido por el mismísimo Franco, quien le condecoró con la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Roja. Así rememora en su obra Bocanegra el suceso: «Franco clava la aguja de la insignia en la solapa de la chaqueta de Philby. A continuación le felicita mientras estrecha su mano. Un fotógrafo se coloca en una esquina y toma una instantánea». Lo cierto es que aquella medalla significaba algo más para el espía. Se traducía en tener un mayor acceso a los círculos burgueses en los que quería infiltrarse. Toda una ventaja para este agente doble que le permitió obtener todavía más información si cabe para el NKVD.

¿Asesino?
Pero ni su labor en la Guerra Civil, ni su posterior ingreso en los servicios secretos británicos le han permitido acceder por la puerta grande a los libros de historia. Por el contrario, este espía empezó a ser conocido allá por 2001, después de que una serie de documentos desclasificados por el MI5 británico desvelaran que «un joven inglés» había recibido la orden de acabar con la vida de Francisco Franco. Fue entonces cuando, inmediatamente, los grandes expertos en espionaje pensaron en Philby.

Esta información llegó de la mano del general Nikolai Yezhov, encargado de perpetrar las purgas masivas contra todos aquellos que pudieran haber atentado contra la URSS.

En uno de los informes de este militar se podía leer lo siguiente: «A principios de 1937, la OGPU [policía soviética] recibió órdenes de Stalin de asesinar al general Franco. Hardt fue instruido por el jefe de la OGPU, Yezhov, para reclutar a un inglés. Él contactó y envió a España a un joven inglés, un periodista de buena familia, un idealista y fanático antinazi. Pero antes de que el plan madurara, el propio Hardt fue llamado a Moscú y desapareció». Estas frases, unidas a una anotación al margen de la página en la que -según el diario «The Guardian»- podía leerse el apellido Philby, hicieron que todos los dedos señalaran a nuestro protagonista.




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Kim Philby, a la derecha con un vendaje, tras ser herido por un obús soviético que cayó a un metro del vehículo en el que se había refugiado del frío junto a otros tres periodistas - Bettmann/getty images




¿Realidad o ficción? Caballero, en declaraciones a ABC, deja la puerta abierta a ambas posibilidades. «Se cree que fue enviado a España para matar a Franco. En la biografía escrita por Ben Macintyre y en el libro de Yuri Modin “Mis camaradas de Cambridge” no queda muy claro si se le ordenó matar a Franco. Tal vez sí se le encargó en un principio, pero Philby no era un ejecutor, era un espía en todo el sentido de la palabra y si se le llegó a encargar, alguien en la dirección del NKVD decidió cancelar aquella supuesta operación», explica el escritor y periodista.

No obstante, en lo que sí es tajante el autor de «La ruta de los contrabandistas» es en la importancia que tuvieron los servicios de inteligencia en plena Guerra Civil. «El espionaje en la Guerra Civil, yo diría que como en todas las guerras, fue fundamental. Lo curioso es que lo que los franquistas llamaron “La quinta columna”, lo que debía ser una red de informadores el territorio republicano nunca llegó a ser una auténtica red de espionaje militar que tuvo muchas deficiencias. Fueron sobre todo las redes alemanas e italianas las que suministraron más información útil a los rebeldes. En el bando republicano, a partir de 1938 sobre todo, sí funcionó con eficacia el SIM, organizado con ayuda soviética, aunque ha trascendido más como organismo de represión interna que como espionaje en el bando contrario».

https://www.abc.es/historia/abci-de...iso-asesinar-franco-201909250124_noticia.html

La biografia de Philby es más asombrosa que cualquier novela o película de espias. Por su fama profascista ganada en España logró entrar en el MI6 británico. Durante la II Guerra Mundial, mucha gente murió por su culpa.

Por ejemplo, se encargó de que una pareja ultracatólica alemana saliese de Alemania huyendo de los nazis, pero esta pareja conocía a los elementos comunistas dentro de la oposición clandestina contra Hitler. Eso interesaba a Gran Bretaña, Churchill quería evitar el avance comunista de la URSS, asi que esta pareja hubiese descubierto a los espias prosoviéticos... Pues Philby logró que muriesen en un accidente antes de llegar a Gran Bretaña.

Sin embargo, dado que la confianza de los miembros del MI6 en la lealtad a Philby, aunque nunca lograba exitos importantes en la lucha contra la URSS, le llevó a la jefatura del MI6 y asi, durante la Guerra Fría, accedió a la información secreta de la CIA norteamericana, que consideraba al MI6 aliado natural contra la URSS. Philby hacia llegar a la URSS información top secret, sobre todo el poder nuclear de los USA y maniobras secretas, incluso delataba a los espías de los aliados inflitrados en la URSS o el bloque comunista, a sabiendas que les esperaba la cárcel o la muerte. De este modo, la URSS consiguió desactivar los planes de Estados Unidos y los aliados en sus territorios, siempre pudo estar un paso por delante de los USA gracias a Philby.

Una vez desertó un soviético que trabajaba para el KGB. A cambio de asilo político, tenia un listado de espias prosoviéticos en Gran Bretaña, USA y mundo libre. Iba a descubrir a Philby. Para evitarlo, como jefe del KGB, maniobró para que la huida del soviético fracasara y fuese detenido o muerto por sus colegas del KGB. Lo mataron.

Philby tenía tal inteligencia para evitar sospechas sobre si mismo que hasta logró no ser descubierto cuando sus compañeros espias comunistas, Burgess y MacLean, huyeron a la URSS.

Pero, al final, al cabo de tantos años, los funcionarios del MI6 y la CIA empezaron a preguntarse por qué fracasaban tantos planes contra la URSS. Y descubrieron una conexión de Philby en todos esos casos. Cuando quedó en evidencia, huyó a Líbano, donde su amigo de universidad y colega del MI6 le visitó para convencerle de que confesase y volviese a Gran Bretaña. Sin embargo, pese a la confesión, le dejó escapar a la URSS para que en el juicio no se supiese hasta que punto los servicios secretos británicos habían sido utilizados y burlados por su jefe, que era un espía al servició de Stalin.

Lo curioso es que durante los años que Philby sirvió leal y ciegamente a los soviéticos, soñando con una Gran Bretaña comunista, había miembros del KGB que no llegaban a creerse que ese señor bien británico hasta la medula, estudiante de Cambridge, fuese un ciego comunista estalinista, y lo era, quizás hasta más que ellos mismos. Por eso, pese a las condecoraciones que le pusieron cuando llegó a Moscú, no logró ser aceptado dentro de los órganos de poder de la URSS y vivió de forma solitaria en Moscú hasta su muerte.

John Le Carré afirma que, en su juventud, fué a la URSS, y le ofrecieron conocer a Kim Philby. En aquella época, Le Carré era simpatizante comunista, pero ante todo era inglés, y se negóa hablar con tan grandísimo traidor, aunque ahora dice que habría valido la pena.

Fabulosa la biografia escrita por Ben MacIntire, no da respiro y alucina de verdad.
 
EN RECUERDO DE SANTOS JULIÁ
Muere Santos Juliá, el gran historiador del siglo XX español
El ensayista y catedrático, fallecido en Madrid a los 79 años, desentrañó el presente de la mano de una íntima familiaridad con el pasado




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Santos Juliá, en su casa de Madrid, en 2004. GORKA LEJARCEGI



JOSÉ ANDRÉS ROJO
Madrid 23 OCT 2019



Con Santos Juliá, fallecido hoy miércoles en el hospital madrileño Puerta de Hierro a los 79 años, desaparece uno de esos contados académicos que había convertido los periódicos en su segundo hogar. Nunca hizo concesión alguna al ritmo vertiginoso al que obliga la actualidad, pero tuvo la rara habilidad de encontrar la manera de entrar en ella con toda la carga del pasado. Estaba mirando lo que sucedía y conseguía hacerlo con esa sabiduría del que tiene presentes las hilachas y los rastros que vienen de atrás. Conseguía así establecer las conexiones pertinentes con lo que había pasado, o mostraba las quiebras que permitieron cambiar las cosas, de manera que abría las lecturas del mundo a muchos sentidos posibles.

Lo que siempre hizo Santos Juliá fue demoler los prejuiciosque alimentan a cada cual en su trato con la realidad, pero no para facilitar otros tópicos que también iban a caducar sino para ayudar a ver las cosas de otra manera. Ya fuera leyéndolo o escuchándolo, y tras prestarle la debida atención, se terminaba siempre por aprender algo nuevo, se conseguía ver lo viejo de distinta forma, el presente tomaba otros aires. Ocurría también que se tenía la impresión de ser un poco mejor persona. Si la escritura puede llevar dentro una fuerte carga moral, la de Santos Juliá era de esas que no pasa en vano.

Su materia fue siempre la historia, y puso el foco en las cuestiones políticas y las ideas, en los proyectos, así que tuvo interés por los papeles, las leyes, las proclamas: el documento, la letra escrita. Ya fuera el papelucho donde un pensador apunta un aforismo o la notificación de una condena o los recovecos de una Constitución o un tratado filosófico, cualquier cosa le servía para seguir preguntándose por lo que ocurrió, por cómo sucedieron determinados hechos, por las huellas que dejaron. La historia, que para algunos puede resultar materia árida, la convertía en otra cosa: escribía endiabladamente bien. Defendió la complejidad y nunca ofreció respuestas fáciles ni simples, jamás hizo concesión alguna a aquellos políticos —o historiadores— que convierten el pasado en argumentos con los que justificar sus posiciones actuales, renegó de cuantos buscan en la memoria un lugar confortable “para desentenderse del presente procurando además los beneficios de la buena conciencia”.

Santos Juliá nació en 1940 en Ferrol (A Coruña), y fue doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense y catedrático de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED. Pasó temporadas formándose fuera, con lo que hizo suyos los afanes de esa sociedad española que quería abrirse al mundo e incorporar como propias las herramientas que manejaban las mejores mentes en las mejores universidades. Marx y Weber fueron dos de sus grandes maestros, pero siempre estuvo al corriente de lo que hacían sus colegas más interesantes. Daba la impresión de que lo sabía todo; en sus materias, lo sabía todo.

Desde muy pronto se interesó por lo que sucedió durante la República, por la historia de los socialistas, por la manera en que Madrid terminó convirtiéndose en Madrid; se movía por el siglo XX como pez en el agua y conocía cada recodo del camino, cada conflicto, cualquier chismorreo. Miró de frente la Guerra Civil y lo hizo (también) contando las víctimas. “Es preciso insistir en que la de 1936 no fue una guerra como las otras; que fue una guerra de vencedores y vencidos; de aniquilación del derrotado”, escribió. Y explicó que “cuando la rebelión hizo sonar la hora de la revolución, todos supieron qué destruir, a quiénes aniquilar, pero muy pocos sabían lo que había que construir, qué recursos y hacia qué objetivos había que emplear la fuerza desatada por la Guerra Civil”.

En 2005 su libro Historias de las dos Españas obtuvo el Premio Nacional. Fue el responsable de editar las obras completas de Manuel Azaña y escribió una imponente biografía del político republicano, que fue una manera de acercarse a un hombre que procuró, como el propio Santos Juliá, ver qué podía hacerse con este país y no andar chapoteando todo el rato en el tarro de las esencias. Por eso desconfió siempre del relato de la anomalía, de los lagrimones por el fracaso de España, de los desgarros teatrales por un país permanentemente empujado a la ruina. Por eso tuvo la mayor lógica que pusiera el mayor interés por lo que sucedió tras la muerte de Franco.

Siguió las peripecias de la Transición con el afán de leer cada minúsculo episodio con una mirada cultivada en el pasado, y supo ver el peso que tuvo en ese proceso la generación de los hijos, de los perdedores y de los ganadores, que desde muy pronto entendieron que era necesario enterrar el odio. La necesidad de la reconciliación venía de atrás. Contó y analizó lo que ocurría (en sus columnas y en los artículos que fue escribiendo al hilo de los hechos, siempre en este periódico) paso a paso, y luego de manera más estructurada en sus libros. Cuando escribió de Javier Pradera hizo una observación reveladora sobre aquella fuerza que peleaba en la clandestinidad contra la dictadura: “Había algo más, el PCE no solo era el partido del antifranquismo; lo era, desde luego, pero era sobre todo el partido de la revolución, del socialismo, vividos como expectativa por un grupo de amigos”. Importaban las personas, sus complicidades, su afán de luchar, su inteligencia para interpretar lo que ocurría.

La responsabilidad de los sujetos individuales “no puede diluirse en la cuenta de las culpas colectivas, que son de todos y, por eso, no son de nadie”. Lo dijo a propósito de la guerra, pero son palabras que sirven para cualquier circunstancia, para estas mismas de ahora. Santos Juliá fue un intelectual responsable, no un mero repetidor de consignas, y construía sus argumentos a partir de unos hechos rigurosamente contrastados, y no siempre gustaron sus conclusiones. Ahora que se ha ido, su silencio cae como una losa y ya no hay manera de volverse para preguntarle cómo ve lo que está pasando. Así que este país se queda todavía más solo, huérfano y abandonado por los mejores en unos momentos complicados.

https://elpais.com/cultura/2019/10/23/actualidad/1571833285_643743.html
 
Grandes estrategias de la Historia: tretas y maniobras para vencer a tus enemigos
Johm Lewis Gaddis es el mayor experto mundial en pensamiento estratégico y ahora reúne todos sus conocimientos en una obra de referencia



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Batalla de Salamina. óleo sobre tela pintado en 1868 por Wilhelm von Kaulbach



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DANIEL ARJONA
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ENSAYO
23/10/2019


"Nos encontramos en el año 480 a. C. en Abido, ciudad situada en la orilla asiática del Helesponto, donde el paso se estrecha poco más de kilómetro y medio. La escena es digna de una película de la época dorada de Hollywood: Jerjes, rey de reyes persa, asciende el promontorio para sentarse sobre un trono desde el que contemplar sus ejércitos en formación, los cuales, según Herodoto, sumaban más de un millón y medio de hombres. Probablemente fueran una décima parte de ese número, que son, con todo, los hombres que Eisenhower mandó desembarcar el día D. No salva hoy día el Helesponto ningún puente, pero Jerjes tuvo dos: un pontón construido con trescientas sesenta embarcaciones atadas entre sí y otro con trescientas catorce, curvados ambos ligeramente por la corriente y el viento. Sepultado bajo las aguas el puente anterior tras una tormenta, el furibundo emperador había ordenado decapitar a los constructores y azotar y marcar con hierros candentes las mismísimas aguas del estrecho. En algún lugar del fondo deben de reposar aún hoy los grilletes de hierro que mandó arrojar al mar como advertencia. Ese día, sin embargo, las aguas están tranquilas y Jerjes se siente satisfecho. Hasta que, de repente, estalla en lágrimas. Su tío y consejero Artábano le pregunta por qué. 'Ante nosotros se hallan miles de hombres -responde el emperador-, pero ninguno de ellos estará vivo dentro de cien años'".

No harían falta cien. Solo un año después la mayoría de los persas habían muerto ya derrotados sorpresivamente por los griegos.


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'Grandes estrategias'. (Taurus)



Así arranca 'Grandes estrategias'(Taurus), el arrebatador ensayo del mayor experto mundial en pensamiento estratégico, catedrático de la Universidad de Yale y premio Pulitzer, John Lewis Gaddis (EEUU, 1941). Gaddis ha impartido durante décadas cursos estratégicos -basados más en los hechos históricos que en la teoría- para civiles y militares en algunas de las más prestigiosas instituciones de su país. Durante uno de aquellos cursos, impartido en el Navar War College de Estados Unidos en 1975-76, impuso como lectura obligatoria a todos sus estudiantes, la mayoría de ellos recién llegados del horror de Vietnam, la 'Historia de la guerra del Peloponeso' escrita hace 1.400 años. "No solo se abrió la veda para discutir de Vietnam, sino que durante semanas no hablamos de otra cosa. Realizamos una terapia para el estrés postraumático antes de que esta existiera y nuestro terapeuta fue Tucídides".



'Grandes estrategias' es un libro único. Gaddis salta de los hechos a los protagonistas históricos con tanta desenvoltura y humor como profundidad, conocimiento y tributo impagable a sus tres grandes maestros: Tucídides, Tólstoi e Isaiah Berlin. A continuación, algunos ejemplos de sus enseñanzas.

El secreto de Octaviano
"Octaviano nunca explicó quien le había enseñado, pero disfrutando del privilegio de tratar de cerca al más grande mandatario de todos, tendría que haber sido un tipo muy cerril para no asimilar nada. (...) César a su vez, parece no haber explicado nunca a Octaviano por qué le estaba instruyendo. Eso le ahorró los inconvenientes de saber desde el principio que él sería hijo, heredero y comandante de los ejércitos. El Quirón romano echó la atadura a un estudiante que no tenía la impresión de que le estuvieran atando. Esa atadura quería no solo instruir sino también liberar".

"Octaviano tenía menos de la mitad de años que Marco Antonio, pero era mucho más astuto a la hora de juzgar el carácter. Se presentó como el contrapunto de todos los vicios de aquel hombre maduro, acusado de promiscuidad y de ebriedad pública y aquejado por un mar de deudas y una explosiva inestabilidad emocional. El heredero del César no era ningún mojigato y, ciertamente, poseía carácter, pero sabía controlarse, algo que Marco Antonio rara vez hacía. Este tampoco estaba muy seguro de lo que quería. Había conocido el complot asesino pero no participó en él. Tenía la esperanza de reinar sobre Roma, pero no sabía qué hacer si lo conseguía. Permitió que la depravación y la dejadez le arrebatasen la voluntad. Octaviano, por el contrario, se volcó, desde el momento en que César le hizo saber quién iba a ser, en vengar la muerte de su 'padre'. Para ello se centró en conseguir el restablecimiento de Roma y procuró no terminar tirado en un charco de sangre en las escaleras del Senado".



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Octaviano


El error de la Armada Invencible
"Felipe II se apresura de crisis en crisis, rara vez descansa y nunca posee el control total. Está achicando agua y las vías se multiplican en el barco. Isabel de Inglaterra, en cambio, se niega a darse prisa. Achicará agua cuando deba -si esa mano se levanta, las cabezas pueden rodar, ya lo sabemos, pero es ella quien fija los tiempos y los lugares. Se resiste a gastar de manera innecesaria recursos, energía, reputación e, inusualmente en un monarca, la virginidad. Como a Penélope en la Odisea, la acosas los pretendientes. Sin embargo, a diferencia de aquella, Isabel teje estrategias, no sudarios".

"Los ingleses no habían vencido a la Gran Armada, pero la habían doblegado, lo que venía ser lo mismo. Como durante toda la travesía habían dependido de las provisiones recogidas antes en La Coruña y no tenían posibilidad de reabastecerse en ningún puerto amigo, a los españoles no les quedaba otra alternativa que navegar de vuelta a casa por el camino más largo: cruzando el mar del Norte, rodeando las islas Shetland y bajando a lo largo de las inhóspitas costas occidentales de Escocia e Irlanda. Los primeros barcos no llegaron a España hasta la tercera semana de septiembre: de los ciento veintinueve buques que habían partido a finales de julio, se habían perdido al menos cincuenta, y muchos de los que habían regresado tendrían que ser desguazados. La mitad de los hombres habían muerto, la mayoría en naufragios, por inanición o por enfermedad. Es posible que el número de víctimas alcanzara las quince mil. Los ingleses, por el contrario, sólo perdieron los ocho navíos que habían entregado a las llamas en Calais y unos ciento cincuenta hombres".



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El desastre de la Armada Invencible


https://www.elconfidencial.com/cult...is-gaddis-pensamiento-estrategico-48_2283523/


 
Así exhumó Franco los restos de José Antonio Primo de Rivera del Monasterio de El Escorial
Entre el 29 y el 30 de abril de 1959, una comitiva falangista portó el féretro del «El Ausente» hasta Cuelgamuros. La noticia fue recogida en los medios internacionales.



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Los restos de José Antonio Primo de Rivera llegan a la Basílica del Valle de los Caídos desde el Monasterio de El Escorial. Foto: Sanz Bermejo - ABC



El 31 de marzo de 1959, una instantánea copó las primeras páginas del diario ABC. Era la misma que pueden ver hoy ustedes sobre estas líneas; la que muestra como cientos de personas transportaban por las calles los restos del fundador de Falange dos jornadas antes. Bajo la fotografía, unas escuetas líneas explicaban de forma condensada la misma noticia que ya se había hecho un hueco en medios de comunicación internacionales de la talla de la agencia Reuters: «El féretro que contiene los restos de José Antonio Primo de Rivera avanza, a hombros, rodeado del silencioso fervor de los que lo acompañaron en su traslado, desde el monasterio de El Escorial hasta la basílica del Valle de los Caídos». Tras su exhumación, Cuelgamuros era su lugar de descanso final.

La orden de la extracción (y posterior inhumación en el Valle de los Caídos) de los restos de José Antonio Primo de Rivera había venido del mismísimo Francisco Franco. Aunque, como explica el experto en la época franquista y en la Guerra Civil José Luis Hernández Garvi en su obra «Ocultismo y misterios esotéricos del franquismo» (Luciérnaga, 2018), «el dictador ni se dignó a acudir» a la ceremonia. De forma más que probable, porque sabía que las diferencias que había mantenido en vida con este personaje y la promulgación del Decreto de Unificación de abril de 1937(mediante el que copó la Falange de líderes afines a su persona tras la muerte de su fundador) había hecho que se ganara el odio de sus seguidores más fervorosos.


Hacia El Escorial
José Antonio Primo de Rivera, el mismo hombre que tildó a Franco de extremadamente evasivo y cauteloso después de mantener una reunión con él en 1934, fue fusilado por la República el 20 de noviembre de 1936 en el patio de la cárcel de Alicante. La misma hasta la que le habían llevado desde Madrid tras el comienzo de las hostilidades. Una hora después de que abandonara este mundo (según los presentes, tras «gritar dos o tres veces “arriba España”») la furgoneta de la funeraria llevó sus restos hasta la fosa común de un cementerio cercano. A partir de entonces, el jefe de la sublevación militar se refirió a él como «El Ausente» y no dudó en elevarle hasta la categoría de héroe en su favor.

Dos años después, lo que quedaba de su cadáver pasó a un nicho del cementerio de Nuestra Señora de los Remedios, donde permaneció hasta que la Segunda República se rindió tras la toma de Barcelona.




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Traslado de los restos de José Antonio en 1939 - ABC



Una vez finalizada la Guerra Civil, Franco decidió exhumar sus restos y llevarlos hasta el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La fecha seleccionada, como no podía ser de otra forma, fue el 20 de noviembre, aunque de 1939. El ataúd fue cubierto de terciopelo y llevado a brazo desde Alicante hasta su nueva residencia durante diez jornadas. Los porteadores, falangistas, se turnaron cada diez kilómetros y dispararon un sin fin de salvas de artillería para honrar al fallecido durante el trayecto. Algo más de una semana después la comitiva arribó hasta la capital y atravesó la Gran Vía y la Plaza de España en su camino hasta su lugar de descanso. Ya en su destino, Primo de Rivera fue inhumado a los pies del altar mayor de la Basílica después de que el propio Franco le dedicara unas palabras: «Dios te de el eterno descanso».

La de El Escorial, aunque extensa, fue una estancia momentánea. Antes incluso que de que se inaugurara el Valle de los Caídos, allá por el 1 de abril de 1959, Francisco Franco decidió desplazar de nuevo los restos del fundado de Falange hasta Cuelgamuros. «El 1 de agosto de 1958, cuando el Valle fue abierto al público, Franco inició las gestiones para el traslado de los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera. Hasta entonces habían reposado a los pies del altar mayor de la Capilla de los Reyes, pero esa medida había ofendido a los monárquicos, que consideraban el enterramiento provisional del cuerpo de un líder falangista en la obra cumbre de Felipe II como poco más que una profanación», explica el investigador, divulgador histórico y escritor en «Ocultismo y misterios esotéricos del franquismo».


Exhumación por Franco
La exhumación se llevó a cabo el 29 de marzo de 1959 bajo la expectación de los medios de comunicación, aunque en una ceremonia íntima y no oficial por expresa petición de la familia. El diario ABC dejó constancia de todo el proceso dos jornadas después en un reportaje titulado «Los restos de José Antonio Primo de Rivera fueron trasladados desde El Escorial al Valle de los Caídos, donde recibieron sepultura definitiva».

En palabras del cronista, todo el proceso discurrió en un «silencio impresionante» a eso de las siete de la tarde. No faltaron a la ceremonia el «subsecretario de la Presidencia, don Luis Carrero Blanco», el ministro de justicia o el jefe provincial de Falange, Jesús Aramburu Olarán, entre otros tantos. Pilar y Miguel, hermanos del fundador del movimiento, arribaron poco después para despedirse, una vez más, de José Antonio.



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José Antonio Primo de Rivera - ABC



El levantamiento de la lápida comenzó poco después de que la comitiva estuviese completa. «A las ocho y cinco en punto se logró levantar la mitad de la gigantesca piedra, de 3.500 kilos de peso, por medio de tres barras de hierro», escribía ABC.

Una vez que quedó descubierta la mitad de la sepultura «hasta permitir la entrada de una persona a la tumba», uno de los responsables de pompas fúnebres encargados de la tarea bajó hasta el hoyo para cerciorarse de que el féretro podía ser transportado sin problemas. «Este se encontraba totalmente carcomido en su base inferior, pudiendo verse por los lados la caja de cinc con los restos de José Antonio. El resto del féretro, así como la bandera de Falange que lo cubría, se hallaban intactos y en perfecto estado de conservación. Las flechas de plata de los lados de la caja y sus cuatro asas también», dejó patente el cronista.


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A las ocho y veinte comenzó el proceso como tal. Los operarios pasaron una cuerda por debajo del féretro, tiraron de ella y, con cuidado, extrajeron la caja, que fue ubicada en el suelo de la basílica. La emoción fue máxima entre los presentes antes de que el padre prior de laComunidad agustiniana del Monasterio rezara en memoria del fallecido. Después, el féretro fue situado en las mismas andas que se habían usado veinte años atrás para hacer el viaje desde Alicante hasta la capital. «Al ser izado el féretro, los familiares y autoridades asistentes se acercaron hasta el lugar», describía el cronista. A Pilar, hermana de José Antonio, le fue entregada entonces la enseña que cubría el ataúd, pues «anteriormente había expresado este deseo».

Todavía quedaba velar el féretro. Acto seguido, fueron colocadas seis grandes velas alrededor de la caja y se inició el primer turno, «formado por altas jerarquías del Movimiento». No se permitió la entrada al lugar a nadie que no contara con un pase especial por expreso deseo de la familia. De hecho, apenas se repartieron 24 pases especiales para presenciar la ceremonia. Ni siquiera los medios pudieron acceder. Tan solo asistieron un redactor del diario Arriba y cuatro del No-Do. Así lo recogieron estos últimos: «Se efectúa la exhumación de los restos mortales del fundador de la Falange, que durante 19 años reposaron a los pies del altar mayor». Las imágenes mostraron los rostros de una familia taciturna y un sin fin de altas personalidades en el evento.


Camino al Valle de los Caídos
A las once de la noche comenzaron los preparativos para el último viaje de Primo de Rivera. «El féretro fue izado después a hombros de los ministros […] Solís, […] Arrese, […] Iturmendi […] y Carrero Blanco». También colaboraron sus hermanos, varios miembros veteranos de Falange y «numerosas representantes de la Sección Femenina». Como quedó inmortalizado en la imagen publicada tres días después, a la cabeza de la comitiva se ubicó una guardia de afiliados y una «monumental corona de laurel» en honor del fallecido.

A la mañana siguiente, y según ABC, las carreteras que conducían al lugar «se vieron repletas de vehículos de todas las clases que transportaban afiliados de FET y de las Jons». En palabras de los diarios, una gran muchedumbre acompañó al féretro desde El Escorial hasta la basílica de Cuelgamuros en un trayecto de unos trece kilómetros. En este caso los turnos de relevo se establecieron cada cien metros.


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Inauguración oficial de la basílica de Santa María de la Cruz del Valle de los Caídos. En la imagen Francisco Franco pronunciando un discurso. - ABC



Al llegar a su destino, y tal y como señala Garvi en su obra, Carrero Blanco, entonces la mano derecha de Franco, recibió «los insultos y los pitidos de los miles de falangistas que se habían concentrado en la gran explanada para recibir los restos mortales». Era lo esperado y la causa por la que, con casi toda seguridad, el antiguo jefe del Estado no quiso acudir. «Con sus protestas manifestaban su frontal oposición a Franco, a quien consideraban un usurpador de los principios de la ideología falangista que había defendido José Antonio, y a quien acusaban de apropiarse de un mito que no le pertenecía», desvela el autor de «Ocultismo y misterios esotéricos del franquismo». No se tomaron represalias contra ellos.

A continuación, el féretro entró en la basílica, donde fue depositado frente al lugar que, a día de hoy, ocupa. «El emplazamiento de la sepultura de José Antonio en la basílica de Cuelgamuros es idéntico al que ocupaba en el monasterio de El Escorial, es decir, a muy poca distancia del altar mayor y en frente de él», explicaba ABC. Si a la vela habían acudido los grandes gerifaltes del régimen, otro tanto pasó con aquella ceremonia. Entre los presentes se pudo vislumbrar a Agustín Muñoz Grandes o Ramón Serrano Suñer.

Una misa y un responso después, los restos fueron inhumados en una tumba sobre la que se ubicó una lápida con una sencilla inscripción: «José Antonio». «Franco había obtenido lo que quería, un mártir que simbolizase el sacrificio de su lucha contra el mal», finaliza Garvi.

https://www.abc.es/historia/abci-ex...monasterio-escorial-201910240109_noticia.html




 
La mayor locura inglesa antes del Brexit: cuando la ginebra devastó Gran Bretaña en el siglo XVIII
La popularización de esta bebida alcohólica llevó a los empresarios británicos a utilizar todo tipo de aditivos, causando un grave problema de salud en toda Gran Bretaña que llevó al Gobierno a actuar con la ley en la mano



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«El callejón de la ginebra» (1751), del pintor y grabador William Hogarth, donde se ilustran los estragos y excesos de la ginebra en la Inglaterra del siglo XVIII




MADRID Actualizado: 31/10/2019


La situación se está volviendo caótica. Los políticos del Reino Unido tienen una sensación generalizada de bochorno y reconocen que su país se ha convertido en el «hazmerreír de Europa». El escritor John Le Carré opina sobre el tema: «Es sin duda alguna la mayor idiotez y la mayor catástrofe que ha perpetrado el Reino Unido desde la invasión de Suez en 1956». Y el grupo Sky lanza un nuevo «canal efímero» para cubrir todas las noticias que no hablen del Brexit, después de que un sondeo mostrara que los británicos evitan las noticias debido al interminable, confuso e incoherente proceso de salida de la Unión Europea.


La cuestión del Brexit se ha convertido en una cuestión de emergencia nacional que parece estar desquiciando a todo el mundo, comparable a algunos de los peores momentos de la historia de Gran Bretaña (guerras mundiales aparte) como el que les contamos a continuación. Y es que, para muchos británicos y para la mayoría de los europeos, la actitud del Gobierno conservador de Boris Johnson y su partido es, de hecho, una locura. Y en medio: recursos judiciales, manifestaciones populares, broncas inimaginables en el parlamento, leyes exprés, acoso callejero a los ministros, prórrogas infinitas para las elecciones generales y decenas de dimisiones, entre otras cosas.

Para remontarnos a uno de los momentos de mayor locura en Gran Bretaña antes del Brexit debemos retroceder hasta el siglo XVIII. Y quedó perfectamente retratado en 1751, cuando circuló en el país el que puede considerarse como el anuncio contra el consumo de «drogas» más potente de la historia. Fue creado por el ilustrador y pintor satírico William Hogarth, considerado como el padre de los cómics occidentales. En su cartel podía verse a una mujer con la cabeza echada hacia atrás, absolutamente borracha y vestida con harapos destrozados. Lo más impactante de la imagen es que mujer aparece con un bebé que se le acaba de resbalar de las manos y está a punto de despeñarse por las escaleras sin que ella se de cuenta por el abuso de la ginebra.

Ginebra contra cerveza

El anuncio, con más de dos siglos y medio de antigüedad, intentaba representar las graves consecuencias que había traído consigo el consumo de ginebra. La bebida alcohólica se había convertido para los ingleses de entonces en la mayor droga que podía consumir el hombre. Una bebida que amenazaba con desgarrar a la sociedad británica en el siglo XVIII, a diferencia de la cerveza, representada como un proveedor de felicidad, como demuestra otro grabado del mismo ilustrador y del mismo año titulado «La calle de la cerveza».

La locura que generó la ginebra en Gran Bretaña dista mucho de la imagen que esta bebida tienen hoy en día, por ejemplo, en España, donde está de moda y amenaza con destronar al güisqui. Los menorquines fueron los primeros en consumirla aquí, después de que los británicos la trajeran al conquistar Menorca en 1708. En marzo de 1893, la revista «Blanco y Negro» publicaba un artículo titulado «Vida bohemia», en el que ya podía leerse: «La única verdad en este mundo es la ginebra».

Antes de que generara un verdadero problema de salud en Gran Bretaña, la ginebra ya tenía casi tres siglos de historia. Se había inventado en los Países Bajos a finales del siglo XV o principios del XVI, no está del todo claro. A principios del XVII se usó para mejorar la función renal y la digestión. Fue en el siglo XVIII cuando empezó a consumirse con tónica como remedio medicinal combatir la malaria. Y en la primera mitad, debido al crecimiento desorbitado de su consumo entre las clases medias y bajas, acabó convirtiéndose en una emergencia nacional.

«Acta de la Ginebra»

Las láminas de Hogarth se publicaron para apoyar el «Acta de la Ginebra», una ley con la que el Gobierno inglés quiso prohibir su elaboración, venta y consumo. Una especie de ley seca que se implantó por primera vez en 1732. La imagen que tenía este licor anteriormente usado como medicina había cambiado mucho para las autoridades inglesas desde que apareció citado por primera vez en un tratado de destilación de 1582 como «acqua-juniperi». Es decir, la antecesora del «jenever» holandés y del «gin» inglés.

El responsable de que la fórmula de la ginebra llegara a Gran Bretaña fue el Rey holandés Guillermo de Orange después de acceder al trono británico, en 1698, como Guillermo III. Pocos años después su consumo se hizo incontrolable entre los ingleses. Los soldados que volvían de los Países Bajos comenzaron a beberla en cantidades ingentes como bebida para el ocio y no como medicina, utilizando a diario el pretexto de la prescripción médica.

Los empresarios vieron la oportunidad y no dudaron en añadir a la bebida cualquier tipo de aditivo que hiciera su sabor más aceptable, para que se siguiera consumiendo y no tener que reducir su producción. Era como si la población más pobre, que aspiraba a beber como el Rey, aceptara cualquier ginebra sin darse cuenta de que ellos no podían permitirse la ginebra que bebía el Monarca. Pero las casas de destilación de peor calidad crecían a medida que aumentaban los consumidores.

«Ácido sulfúrico»

Para producirla acabaron usando «ácido sulfúrico, aceite de trementina y cal. Era como la muerte en un vaso», aseguraba a la BBC Lesley Salmonson, autor de «Ginebra: Una historia global». «Fue ferozmente adulterado», añade Jenny Uglow, autor de «Hogarth: una vida y un mundo», quien cuenta en su libro que la ginebra «fue vendida en todas partes, desde las tiendas de ultramarinos hasta los establecimientos de abastecimiento de los barcos. Había un bar en cada edificio».

El grave deterioro de su calidad produjo muy pronto consecuencias nefastas para los millones de consumidores. Uno de los ejemplos más sobrecogedores de la locura que generó la ginebra fue el de Judith Defour, una mujer condenado en 1734 por estrangular a su hija con el fin de vender su ropa para poder comprar ginebra. La autora acabó confesando y fue condenada a la horca.

La ginebra terminó siendo prohibida mediante el mencionado «Acta de la ginebra» de 1751. Como era de esperar, el resultado no fue el deseado: proliferaron las destilerías clandestinas, el precio subió hasta límites insospechados y, sobre todo, se produjo un deterioro aún mayor de su calidad, causando estragos físicos y psíquicos entre la población. Sin embargo, esta nueva ley consiguió parcialmente su objetivo. El consumo se redujo y la mayor parte de las tiendas pequeñas donde se vendía el licor desaparecieron. Pero como contrapartida generó el mayor interés por parte de los consumidores.

Al cabo de un tiempo, la prohibición tuvo que ser levantada de nuevo y la ginebra recuperó definitivamente su esplendor en Gran Bretaña. Sobre todo, gracias a las normas que regularon su elaboración, comercio, consumo y fiscalidad. A principios del siglo XIX, James Burrough produce la famosísima Beefeater, una de las más vendidas en el mundo actualmente… y ya nadie se acuerda de aquella madre del anuncio de William Hogarth.

https://www.abc.es/historia/abci-ma...bretana-siglo-xviii-201910300059_noticia.html
 
Los orígenes de Halloween: una sangrienta y pagana fiesta perseguida por las legiones romanas
La «noche de brujas» está basada en la antigua Samhain (o Samagín), una celebración milenaria en la que los hechiceros trataban de apaciguar al señor de la muerte y pedir por las almas de los fallecidos



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Soldados romanos asesinando druidas



Hoy en día, la noche del 31 de octubre es sinónimo de alegría y diversión para los más pequeños. Sin embargo, el actual Halloween que nos ha llegado de Estados Unidos poco o nada tiene que ver con la fiesta de la que bebe.

Y es que, la misma celebración que hoy lleva a miles de niños a disfrazarse y pedir caramelos puerta a puerta tiene su origen en el Samhain o Samagín, una tradición celta en la que los hechiceros de la antigua Britania (los míticos druidas, tan famosos gracias a la gran pantalla) danzaban alrededor de una fogata con el objetivo de ahuyentar a los malos espíritus y protagonizaban tristes sacrificios humanos para convertirse en una suerte de oráculos.

A pesar de que la finalidad de aquella fiesta era pedir a los dioses que ayudaran a las almas de los fallecidos, las tradiciones que incluía eran tan bárbaras que aquel primitivo Halloween fue prohibido por las legiones romanas cuando estas se asentaron en las islas de forma definitiva, tras las primeras intentonas del mismo Julio César (en el 55 a.C.).

Para ser más concretos, las legiones iniciaron su particular cruzada contra esta fiesta a partir del siglo I d.C., con el emperador Claudio. No obstante, a día de hoy las raíces de la jornada se han difuminado con el paso de los siglos. Y no es para menos, pues sigue siendo un misterio el momento exacto en el que se empezó celebrar.

De hecho, lo que se sabe es que aquel Halloween primigenio tenía como protagonistas a los druidas britanos, los sacerdotes celtas. «El pueblo céltico vivió en el norte de Francia y las islas británicas. Practicaba las artes ocultas y adoraba a la naturaleza, a la que atribuía cualidades animísticas o sobrenaturales», explican los autores John Ankerberg y John Weldon en su libro «Facts on Halloween».

El historiador Henri Hubert, por su parte, afirma en su obra « Los celtas y la civilización céltica» que los miembros de esta civilización se mantenían unidos, precisamente, gracias a estos hechiceros, pues se encargaban de conservar las tradiciones.

Invierno y verano
Como pueblo que basaba una buena parte de su existencia en la naturaleza, los celtas daban gran importancia a los ciclos estacionales. Para ellos, el año se dividía en dos grandes épocas: el invierno y el verano. La primera relacionada íntimamente con la muerte y la segunda con la vida. Para conmemorar el paso de una a otra, celebraban dos fiestas en honor a los respectivos dioses a los que asociaban cada una de ellas. «Los celtas adoraban al dios sol (Belenus) especialmente en Beltane, el primero de mayo. Y adoraban a otro dios, Samagín, el dios de la muerte o de los muertos, el 31 de octubre», determinan los autores en su obra.

El origen del actual Halloween se encuentra, como cabía esperar, en la segunda fiesta, la que se organizaba en honor de la deidad de la muerte. Sin embargo, a día de hoy existe cierta controversia sobre cómo se celebraba el festival de Samagín. La mayor parte de los expertos son partidarios de que el jolgorio se alargaba tres días con sus respectivas noches y que en él se conmemoraba la llegada de la estación de la muerte. «En ella, los campos y los seres vivos dormían a la espera de la próxima primavera», explica la doctora en historia Margarita Barrera Cañellas en su tesis «Halloween, su proyección en la sociedad estadounidense».

La fiesta, que hoy daría la impresión de ser menor, era en realidad una de las más destacadas del año. No en vano los propios druidas consideraban a su civilización y al pueblo britano descendientes del dios de la muerte. Con todo, también podemos encontrar autores partidarios de que Samagín era únicamente el nombre que se le dio a la festividad, y no el de ninguna deidad. «De los 400 nombres de dioses celtas conocidos, el que más se menciona es el de Belenus. Samagín, que es nombre específico del señor de la muerte, es incierto. No obstante, es posible que fuera la principal deidad druídica», explican Ankerberg y Weldon.

Halloween y el 31 de octubre
Más allá de las diferencias sobre sus orígenes, en la prácticas los druidas afirmaban que, en la noche del 31 de octubre (hoy en día Halloween), Samagín convocaba a los muertos para que pasasen «al otro lado». Es decir, para que abandonaran el mundo de los fallecidos y arribaran al de los vivos para encontrarse con sus familiares y amigos. El problema estos espíritus podían llegar al «más acá» de dos formas diferentes atendiendo a si habían sido «buenos» o «malos» durante los últimos meses.

Si el dios consideraba que no habían cumplido con sus deberes, hacía que se reencarnasen en animales tras el ocaso. Por el contrario, aquellos que habían obrado acorde a lo que quería la deidad eran libres de visitar a sus familiares con su forma humana y pasar unas horas en sus antiguos hogares antes de regresar de nuevo al limbo y perderse en el abismo hasta el año siguiente.

Además, la noche del 31 era considerada especialmente esotérica por los druidas. «Creían que el velo existente entre el presente, el pasado y el futuro caía, siendo esta la razón de que se considerase como el momento más propicio para todas las clases de artes mágicas y, en especial, las adivinatorias y de predicción sobre el nuevo año», completa la experta en su tesis. Era, en definitiva, una jornada mágica en el sentido más literal de la palabra en la que el miedo a los muertos se mezclaba con la esperanza de recordar a un familiar que hubiese dejado este mundo.

Rituales
Pero lo más llamativo durante las celebraciones de aquel primitivo Halloween eran los rituales que practicaban los celtas. Uno de los más básicos era apagar todos los fuegos que hubiese encendidos en las casas. Esta medida se llevaba a cabo con dos objetivos diferentes. El primero era evitar que los espíritus errantes (los malvados) entrasen en las viviendas. Y es que, según aquel pueblo, hasta los fantasmas odiaban permanecer en una fría estancia en su únioca noche sobre la tierra.

El segundo, por su parte, era simbolizar la llegada de la estación más «muerta» y oscura del año. De esta forma, los pueblos celtas se quedaban totalmente a oscuras y solo eran iluminados por una cosa: las hogueras que los druidas encendían en las colinas. Gigantescas piras que rezumaban magia y crueldad.

«Los druidas o clase sacerdotal celta encendían nuevos fuegos centrales en las colinas como símbolo del renacimiento de la naturaleza y de la vida durante la noche de Samhain. En estos nuevos fuegos se quemaban principalmente ramas de roble, árbol sagrado para los celtas, y ofrendas de frutos, animales e incluso seres humanos. Al día siguiente en las cenizas y restos de huesos calcinados los druidas leían el futuro de la comunidad en el nuevo año que comenzaba», completa la doctora en historia en su obra.



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Recreación del Samhain



Estas fogatas eran encendidas con todo tipo de objetos que los jóvenes reunían en los días previos a la celebración. ¿Cómo lo hacían?Mediante una tradición que se mantiene en la actualidad: pidiendo materiales de casa en casa para la gran hoguera.

Los fuegos eran un elemento central de la celebración, pues se creía que con ellos se lograba espantar a los espíritus malignos que, enfadados por haber sido castigados por el dios de la muerte, se dedicaban a hacer tretas a los vivos. «La gente se ponía grotescas máscaras y danzaba alrededor de la gran fogata pretendiendo que eran perseguidos por los malos espíritus», completan los autores ingleses.

Con todo, las gigantescas fogatas y las máscaras no era lo único que primaba durante esta festividad. Además de todo ello, esta fiesta era considerada un momento propicio para pedir por los espíritus de los fallecidos y para practicar la magia y las artes adivinatorias. Esta última praxis era realizada por los druidas, quienes consideraban que podían averiguar el futuro usando vegetales... o sacrificando seres humanos a los dioses. Una barbaridad que, a día de hoy, ha caído en el olvido durante la noche de Halloween.

Prohibición
La barbarie de Samagín continuó hasta el siglo I d. C., cuando los romanos llegaron hasta Britania de manos de Claudio y sus legiones Augusta, Hispana, Gemina y Valeria Victrix. Después de pisar tierras isleñas, estos «civilizaron» la festividad erradicando los sacrificios humanos. En su lugar, sustituyeron a los condenados por efigies. Posteriormente, y en un intento de romanizar todavía más la celebración, la cambiaron por el festival de Pomona (en honor de la diosa de las manzanas y el otoño). La fiesta aceptada, pero el pueblo jamás olvidó sus creencias.

Con el paso de los años, y usando como vía de entrada la civilización romana, la Iglesia Católica trató de dar una vuelta de tuerca más al festival para acabar definitivamente con las creencias celtas. Así fue como, en el año 610, el Papa Bonifacio IV instauró la fiesta de los «Mártires Cristianos» el 13 de mayo.

«Esta medida no tuvo mucho éxito, por lo que en el siglo VIII d.C. el Papa Gregorio III, implantó la fiesta de los Mártires Cristianos el día 1 de Noviembre, haciéndola coincidir de esta forma con la fecha de la celebración de Samhain, y más adelante, el Papa Gregorio IVamplió esta celebración a todos los santos del panteón cristiano», añade la experta. En esos años fue cuando se cambió el nombre del festival a «All Hallow's Eve», término que derivaría posteriormente en el actual Halloween.

https://www.abc.es/historia/abci-ha...da-legiones-romanas-201910240039_noticia.html




 
Las cartas que cambiaron la historia de la humanidad
En su nueva obra, Simon Sebag recoge las misivas más llamativas de los personajes que cambiaron el mundo



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Manuel P. Villatoro
06/11/2019


No es mero postureo. Tampoco la recurrente melancolía del que se empeña en que cualquier tiempo pasado fue mucho más feliz que el que vive. La funesta realidad es que, para la sociedad de hoy (la que se arroja escaleras abajo como si esperar dos minutos más un tren fuese lo peor que puede deparar el día), supone una tarea casi imposible detener una hora la habitual velocidad de crucero a la que viaja la mente para escribir sobre un papel en blanco.

En la era del Whatsapp y de la respuesta instantánea parece no haber cabida para las pausadas cartas. El historiador británico Simon Sebag define esta verdad objetiva como una mala pesadilla. «Es poco sabio que las abandonemos. Sin ellas, nuestra vida es pasajera y menos profunda», explica en declaraciones a ABC. Por todo ello decidió tomar medidas y dar forma a su última obra: «Escrito en la historia» (Crítica, 2019); un recorrido por las misivas que «cambiaron nuestro pasado». Para demostrar su importancia

De Amenofis III a Bill Clinton. La obra, que atesora en su interior una capacidad inigualable de sorprender, recopila decenas de cartas de personajes más que populares. Pero el mérito de Sebag no es solo hacer públicas aquellas misivas que habían quedado sepultadas bajo el peso de los grandes hechos. O no solo, al menos. Su victoria es que ha sabido escoger textos que dicen mucho de la personalidad de sus autores.

En algunos casos como el de Wolfgang Amadeus Mozart las palabras hablan por sí mismas, pues escribió a su prima un sin fin de mensajes escatológicos y alocados en los que, según el británico, solo hablaba de «fornicar y defecar». «Por carta, era un guarro y un depravado», señala. Otro tanto sucede con el intercambio de mensajes entre Nikita Kruschev y John F. Kennedy, cuyo carácter les permitía llegar a un equilibro perfecto entre las demostraciones de poder y la necesidad de evitar una guerra nuclear: «Preservar la paz mundial debería ser una empresa conjunta de nuestros dos gobiernos, puesto que, en las circunstancias actuales, si estallara una guerra, […] sería una guerra mundial». En estas, el mensaje está claro.

Sin embargo, y en otras tantas, Sebag invita al lector a detenerse y pensar en lo que, en realidad, buscaba expresar el autor. En este último grupo podría enmarcarse la carta que envió Marco Antonio a Octaviano (futuro Augusto). Amigos en principio (ambos se repartieron los dominios de Roma después de haber acabado con los asesinos de Julio César) se separaron cuando el primero conoció a Cleopatra VII y se dispuso a reinar con ella en Alejandría.

A partir de ese momento, el futuro emperador orquestó una campaña de propaganda en la que tildó a su viejo compañero de armas de adúltero (pues ya se había casado en Occidente) y le acusó de abrazar las costumbres egipcias. Marco Antonio respondió en el año 33 a. C. en una misiva de su puño y letra: «¿Qué te pasa, protestas porque me esté follxxxx a Cleopatra?». Más allá de la chanza, Sebag cree que esta frase esconde mucho más de lo que aparenta: «Demuestra que no acababa de entender las severas implicaciones políticas que tenía su relación, para él parecía algo solo sexual».




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Antonio y Cleopatra, en la entrevista de Tarso



La clave de las cartas recogidas en la obra es que, al estar escritas en la intimidad (y, en principio, tener un destinatario concreto), desvelan la naturaleza del autor. «Revelan a la persona verdadera que hay detrás del que muestra en público». El mejor ejemplo de ello es la misiva que Vladimir Lenin envió a los bolcheviques de Penza en 1918, en plena guerra civil: «¡Camaradas! La insurrección debe sofocarse sin piedad. […] Ahorcad (a la vista del pueblo) a no menos de un centenar de kulaks, […] incautaos de todos sus cereales […] y hacedlo de forma que el pueblo tiemble». «Aquí muestra una imagen diferente a la cultivada y paternal que cultivó. Demuestra que era brutal», señala el autor.

Igual de llamativos son los mensajes que la pequeña Svetlana mandaba a su padre Iósif Stalin. Asemejándose a las maneras dictatoriales de su progenitor, solía escribir mandatos a sus sirvientes (y hasta al propio líder soviético) que firmaba como «el Jefe». «Escríbeme más a menudo, o pronto este, tu pequeño secretario, no sabrá qué hacer», solía responderle el «Camarada Supremo».

Tampoco se olvida Sebag de las cartas de amor, las más habituales en la historia. «A menudo tienen ese lenguaje maravilloso de los que están enamorados y se creen que sus sentimientos son únicos en el mundo», señala. Aunque ocupan el primer capítulo de la obra, el autor confiesa que no ha querido incluir demasiadas debido a que «pueden ser repetitivas».

Entre sus favoritas se hallan las que el enamoradizo Napoleón Bonaparte envió a Josefina (mientras esta era infiel, por cierto) o las que el sultán Solimán el Magnífico hacía llegar con regularidad a su gran amada, la esclava Roxelana (a la postre conocida como Hürrem). El musulmán hizo caso omiso con ella a la restricción de que cada concubina tuviera solo un hijo con él: «Trono de mi nicho solitario, mi tesoro, mi amor, mi luz de luna. Mi más sincera amiga, mi confidente, mi existencia misma, sultana mía, la más bella entre las bellas […]. Siempre cantaré tu elogio. Yo, el amante del corazón atormentado, Muhibbi el de los ojos llenos de lágrimas, estoy feliz».

El libro acaba, como no podía ser de otra forma, con un apartado dedicado a las cartas de despedida. En él, Sebag aborda algunas de las misivas más populares de la historia. Entre ellas, la que Ernesto Che Guevara envió a Fidel Castro antes de partir de Cuba. Aunque la más emotiva no se encuentra en este apartado. «La más triste es la de una madre que decide seguir a su hijo a las cámaras de gas», finaliza.


Cinco cartas famosas
1-Napoleón Bonaparte a Josefina.

«Muchos días no me escribes. ¿Qué haces entonces? No es que esté celoso, amor, es que a veces me preocupo. Tus cartas son la alegría de mis días, y mis días de felicidad no abundan».


2-Cristóbal Colón a los Reyes Católicos.

«En las Indias no he hallado monstruos, ni noticia. […] Ellos no son más deformes que los otros, salvo que tienen costumbre de traer los cabellos largos como mujeres».


3-Mahatma Gandhi a Hitler.

«De acuerdo con sus propios escritos y pronunciamientos, así como los de sus amigos y admiradores, no cabe duda de que muchos de sus actos son monstruosos e impropios de la dignidad humana».


4-Donald Trump a Kim Jong-un

«Usted habla de su capacidad nuclear; pero la nuestra es tan colosal y poderosa que ruego a Dios que no se tenga que usar nunca […]. El mundo, y Corea del Norte en particular, han perdido una gran oportunidad para una paz duradera».


5-Frida Kahlo a Diego Rivera.

«Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violenta de los relámpagos. La humedad de la tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Mis yemas tocan tu sangre».

https://www.abc.es/cultura/libros/abci-cartas-cambiaron-historia-humanidad-201911052308_noticia.html

 
30 científicos e inventores españoles que cambiaron el mundo y fueron borrados por la Leyenda Negra

Masson de Morvilliers respondió en «La Enciclopedia Metódica» a la pregunta «¿Qué se debe a España?» con crueldad: «Nada se le debe». No tardó en contestarle Cavanilles, brillante botánico afincado en París, y otros sabios con peso europeo




Alegoría de la Compañía de Guardias Marinas, grabado de Pablo Ganzino


Alegoría de la Compañía de Guardias Marinas, grabado de Pablo Ganzino




César Cervera
César Cervera SEGUIR Actualizado:05/11/2019


La Leyenda Negra establece para la historia del Imperio español un esquema basado en la idea de la ruina perpetua, donde el país se hizo con el cetro mundial a espadazos, violaciones y fanatismo tras hallar por casualidad un continente que sufragó todos sus excesos; y luego se pasó hasta 1898 pagando por sus pecados, sus deudas, su atraso crónico y por haberse enfrascado en una empresa por encima de sus posibilidades. Según esta idea extendida, la prepotencia y la ceguera de España evitaron que pudiera coger el tren del progreso a tiempo, dando la espalda sistemáticamente a sus élites más preparadas: los judíos, los reformistas extranjeros como Esquilache o los afrancesados de José I.
La realidad, sin embargo, es que ningún imperio se forma por casualidad ni se se mantiene cinco siglos cayendo, salvo que lo haga a una velocidad de caída imperceptible al ojo humano. La cifra de los sefardíes que llegaron a salir del país puede que no pasara de las 20.000 personas, según las investigaciones del hispanista Henry Kamen, y «no cabe la menor duda de que los judíos no constituían ya una fuente de riqueza relevante [en Castilla y en Aragón], ni como banqueros ni como arrendatarios de rentas ni como mercaderes que desarrollasen negocios a nivel internacional», en opinión de Joseph Pérez recogida en su libro «Historia de una tragedia: la expulsión de los judíos de España» (Barcelona, Crítica).

El 1 de febrero de 1792 se inauguró en el Alcázar de Segovia el que fue considerado el mejor laboratorio de química de Europa.


Sobre las reformas procedentes del extranjero y los afrancesados, cabe recordar que una de las primeras cosas que destruyeron las tropas napoleónicas fue el segundo telescopio más grande del mundo, que estaba en Madrid. Porque, así lo demuestras las cifras, la España previa a la invasión napoleónica no estaba lejos tecnológica y económicamente de Inglaterra o Francia, y superaba en muchos campos a otras potencias como Prusia, Austria y Rusia. Así ocurría en química, medicina o botánica. El 1 de febrero de 1792 se inauguró en el Alcázar de Segovia el que fue considerado el mejor laboratorio de química de Europa. Además, España, sola o asociada a otras Cortes europeas, realizó 63 expediciones durante la Ilustración, más que ninguna otra nación en el mundo, lo que le valió el siguiente elogio del viajero y científico Alexander von Humboldt:



Retrato de Felipe II, por Sofonisba


Retrato de Felipe II, por Sofonisba




«Ningún gobierno ha invertido sumas mayores para adelantar los conocimientos de las plantas que el gobierno español. Tres expediciones botánicas, las del Perú, Nueva Granada y Nueva España [...] han costado al Estado unos dos millones de francos [...] Toda esta investigación, realizada durante veinte años en las regiones más fértiles del nuevo continente, no solo ha enriquecido los dominios de la ciencia con más de cuatro mil nuevas especies de plantas; ha contribuido también grandemente a la difusión del gusto por la Historia natural entre los habitantes del país».



Portugal y España no hubieran podido explorar mares, cientos de islas y todo un continente en solitario durante el siglo XVI. Ni hubiera podido Elcano completar la primera circunnavegación a la tierra sin un bagaje naútico y tecnología a la vanguardia. La Casa de la Contratación de Sevilla no fue sino uno de los principales centros de ciencia aplicada del mundo. Y desde luego no se pueden controlar los campos de batalla sin artilleros y constructores de fortalezas de calidad, esto es, matemáticos e ingenieros.

El interés por la ciencia de Felipe II fue proverbial, aunque la Leyenda Negra (¡Otra vez, la dichosa leyenda!) quiera presentarle como un fanático religioso con interés en ciencias ocultas como la alquimia. El Rey Prudente fundó la primera Academia de Ciencias y Matemáticas (1582) de Europa y uno de los primeros museos de ciencia en la historia con sede en Valladolid, así como promotor de un conjunto de academias matemáticas por todo el imperio.

Que la España que él y otros reyes crearon no fue el desierto científico que la Leyenda Negra ha contado, y los españoles han creído, se puede comprobar con esta lista de especialistas de múltiples campos que, a su manera, cambiaron el mundo a mejor.


1.º Primer centro psiquiátrico
El mito del país de los fanáticos que dominaron los Reyes Católicos se desmonta con un único dato: España tenía la red más amplia de hospitales psiquiátricos de ese periodo. A iniciativa del padre mercedario Juan Gilabert Jofré se había fundado en el sigo XV en Valencia el primer centro psiquiátrico del mundo con una organización terapéutica.

Al parecer tomó esta determinación tras presenciar el maltrato que se le daba a un loco en la calle. Un hospicio para enfermos mentales denominado de los Santos Mártires Inocentes que recogía a los pobres dementes y expósitos, y fue aprobada por el papa Benedicto XIII y el Rey Martín I de Aragón.


2.º Turriano, un canal hasta Toledo
Juanelo Turriano es conocido como el relojero italiano que acompañó a Carlos V en Cuacos de Yuste, pero fue mucho más que eso. Nacido en Cremona hacia 1500, vino a España para construir efectivamente dos famosos relojes astronómicos, el Mocrocosmo y el Cristalino, capaz de indicar la posición de los astros en cada momento, con objeto de interpretaciones astrológicas. Sin embargo, el número de ingenios que desarrolló en el país tenían como único límite su imaginación. El más famoso fue un artificio para elevar el agua desde el río Tajo hasta el Alcázar de Toledo, situado a unos 100 metros de altura. La España imperial captó a muchos talentos como el suyo para su empresa mundial.


3.º Domingo de Soto, precursor de Galileo
Domingo de Soto es un dominico conocido por sus contribuciones en Teología en Derecho dentro de la llamada Escuela de Salamanca, pero menos por su importante aportación a la Filosofía Natural (la Física). Sus trabajos sobre Mecánica, que expuso en su libro «Quaestiones», en 1551, sirvieron de base a los estudios de Galileo.

Entre otras cosas propuso que la caída de los elementos pesados obedecía a un patrón de movimiento uniformemente acelerado en el tiempo, esto es, que la velocidad de caída de un objeto es directamente proporcional al tiempo. Otro español, Diego Diest, planteó cuarenta años antes el mismo planteamiento, aunque en su caso supuso de forma errónea que la velocidad de caída era directamente proporcional al espacio recorrido en vez de al tiempo. Error en el que también cayó al principio Galileo, antes de corregirlo como Domingo de Soto había apuntado.


4.º Alonso de Santa Cruz y la variación magnética
De forma excepcional, la Universidad de Salamanca incluyó en sus estatutos de 1561 que en la cátedra de Astronomía podía leerse a Copérnico, cuyo gran valedor fue Juan de Aguilera, profesor de astrología en este centro de 1550 a 1560. En 1594, la lectura se declaró obligatoria y el propio Felipe II costeo personalmente, entre otros, los trabajos de Alonso de Santa Cruz, que fue el primero en describir la variación magnética, y de Juan López Velasco, que describió los eclipses lunares entre 1577 y 1578.

La teoría heliocéntrica gozó así en España de gran vigencia, mientras Calvino se dedicaba a atacar a Copérnico por osar colocarse por encima del Espíritu Santo y, en 1551, Kaspar Peucer, yerno de Melanchton y profesor como él de la protestante Universidad de Wittemberg, pidió que se prohibiera sus enseñanzas.


5.º Herrera, el gran arquitecto del siglo XVI
Juan de Herrera fue un matemático de primer nivel del siglo XVI, cuyos trabajos para Felipe II se materializaron en puentes, presas, canales y, por supuesto, el Real Monasterio de El Escorial, una de las construcciones de mayor envergadura de su tiempo, para la cual empleó unas grúas especiales y técnicas que jamás se habían aplicado a ese nivel. Herrera, además, creó las esclusas que permitieron la navegación por los canales de Aranjuez. En «Su Discurso sobre la figura cúbica» plasmó sus conocimientos de geometría y matemáticas, mientras que su participación en algunas de las campañas militares de Carlos V demostraron que no le importaba mancharse las manos de barro.




Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.


Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.




Miguel Servet, un aragonés en Ginebra
Filósofo, teólogo, filólogo, geógrafo, astrónomo, fisiólogo y médico. Miguel Servet es un personaje central del siglo XVI, cuyo descubrimiento sobre la circulación sanguínea sería años después fundamental para toda la ciencia médica. Sin embargo, el aragonés es hoy recordado casi en exclusiva por su enfrentamiento con el reformistas Calvino, que ordenó que quemaran a Servet extramuros de Ginebra, en una zona llamada Champel, el día 27 de octubre de 1553. Se estima que la muerte fue especialmente agónica, puesto que los maderos de la hoguera estaban húmedos y tardaron en arder.

Antes de su muerte, incluyó en una obra de carácter teológico la primera descripción de todo Occidente de la circulación menor, aquella que ocurre entre el corazón y los pulmones para oxigenar la sangre, si bien no tuvo impacto en la comunidad científica por ser un autor bastante desconocido. En vida solo fue conocido por un escrito sobre jarabes que alcanzó seis ediciones.


7.º Lastanosa, «maquinario» e inventor
El oscense Pedro Juan de Lastanosa fue un ingeniero de máquinas, inventor y tratadista de obras de hidráulica del siglo XVI. Ayudante del cosmógrafo e ingeniero de Carlos V Jerónimo Girava, colaboró con él en la traducción de la «Geometría Práctica» de Fineo y en diversas obras de ingeniería hidráulica. En 1563 pasó al servicio de Felipe II como «maquinario» y «maestro mayor de fortificaciones», en cuyo puesto intervino en diversas obras de ingeniería, como la Acequia Imperial de Aragón, los riegos de Murcia, las fortificaciones de los Alfaques o las mediciones topográficas para hacer un mapa de España junto a Esquivel. Inventó varias máquinas inéditas, de las que obtuvo la correspondiente patente, como un molino de pesas.

8.º Nicolás Monardes, pionero en botánica
Nicolás Monardes fue uno de los autores más importantes del Siglo de Oro de la ciencia española, cuya obra fue ampliamente difundida en toda Europa por las descripciones botánicas de especies americanas, totalmente desconocidas en Europa, como el tomate, la patata o el tabaco, entre otras. En poco más de cien años sus obras alcanzaron cuarenta y dos ediciones en seis idiomas. Fue, además, el primer autor conocido en informar y describir el fenómeno de la Fluorescencia (un tipo particular de luminiscencia), entonces desconocido, en su libro «Historia Medicinal» (Sevilla, 1565), donde describe el extraño comportamiento de ciertas infusiones de Lignum nephriticum.


9.º Los 50 inventos de Ayanz y Beaumont
El navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont fue un inventor, ingeniero, científico, administrador de minas, comendador, regidor, gobernador, militar, pintor, cantante y compositor de música del siglo XVI que patentó medio centenar de inventos. Entre sus innovaciones figuran métodos metalúrgicos, balanzas de precisión, equipos para bucear, hornos, destiladores, sifones, instrumentos para medidas de rendimiento en máquinas, molinos hidráulicos y eólicos, molienda por rodillos metálicos, presas de arco y bóvedas, bombas hidráulicas de husillo y para achique de barcos, eyectores y máquinas de vapor. Gran parte de estas invenciones se adelantaron a las que se desarrollarían en Inglaterra durante la Revolución Industrial.


10.º Hugo de Omarique y el elogio de Newton
Antonio Hugo de Omerique es un matemático gaditano completamente olvidado que nació en el siglo XVII. Se sabe que escribió un tratado de aritmética y dos de geometría que no llegaron a publicarse y que se perdieron. No así su «Analysis geométrico», muy difundido en Europa y que Isaac Newton elogió en los mejores términos. Omerique presentó en esta obra un nuevo método para la resolución de problemas geométricos, usando y desarrollando las proporcionales, algo revolucionario para la época. Que su obra llegara hasta Inglaterra da fe de que la España de la época estaba totalmente conectada a Europa.


11.º Celestino Mutis: la corteza jesuita
José Celestino Mutis y Bosio consagró su vida a la medicina, a la geografía, a la difusión de las ciencias útiles, a la ilustración y al estudio de la flora y la fauna de Nueva Granada. La mayor aportación a la ciencia terapéutica de este sacerdote se centró en el estudio de los aspectos botánicos, agrícolas, comerciales y médicos de la exótica droga llamada «quina» o «cascarilla». Este «oro verde», que se extraía de la corteza de una especie de árbol originario de América del Sur en la selva lluviosa de Amazonia, fue introducido en Europa por los jesuitas ya en el siglo XVII como poderoso febrífugo, del que se dijo que «fue para la medicina lo que la pólvora para la guerra».



José Celestino Mutis, botánico y matemátic


José Celestino Mutis, botánico y matemátic




El empleo de la quina para combatir el paludismo, fiebres tercianas y otras enfermedades similares puso en cuestión las teorías medievales de que las enfermedades frías había que combatirlas con sustancias calientes, y viceversa. Gracias a los usos hallados por Mutis, la Real Botica española se convirtió en el centro receptor de estas corachas de esta planta (considerada demoníaca por el mundo protestante) y, con ello, llegó a convertirse en uno de los templos científicos más importantes de Europa. El Colegio de Cirugía que desarrolló, en base a un plan de estudios de la medicina moderna, se copió en el extranjero y se exportó por todo el mundo.


12.º Jorge Juan: el hombre que midió la tierra
El militar y científico Jorge Juan fue el primero en medir la longitud del meridiano terrestre en una expedición naval realizada entre 1736 y 1744. Protegido por el Marqués de Ensenada, que le envió como espía Inglaterra a conocer las técnicas de construcción naval de este país, Jorge Juan fue recompensado por esta tarea con el nombramiento en 1752 de Director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz. Allí experimentó el mismo en la construcción naval con resultados, basados en cálculos matemáticos, que impresionaron a los ingleses.

Desgraciadamente, con la caída de Ensenada las técnicas de Jorge Juan serían desechadas en favor del tipo de construcción naval francesa de Gautier, mucho más atrasado, pero defendido por los nuevos ministros. El conocido como «el Sabio español» en el extranjero elaboró en sus últimos años de vida un plan para una expedición que calculara el paralaje del Sol, es decir, la medición exacta de su distancia a la Tierra.


13.º Antonio de Ulloa: el descubridor del platino
El marino Antonio de Ulloa fue quien dio a conocer a Europa el platino, un elemento químico de número atómico 78, que halló en Esmeraldas (Ecuador), aunque técnicamente quien figura como su descubridor es un autor británico que estudió sus propiedades. Ulloa, que en cualquier caso le dio el nombre y la publicidad al elemento, participó en múltiples tareas científicas y contribuyó a que la Armada fuera un cuerpo ilustrado bajo la protección también de Ensenada.


14.º Félix de Azara, fundamental para Darwin
Félix de Azara fue un militar, cartógrafo y científico español enviado a Paraguay por Carlos III a trazar las fronteras del Imperio español. Aburrido por su tarea militar, Azara se dedicó a catalogar hasta 448 especies (preferentemente pájaros), corrigiendo por el camino la identificación y descripción de muchas especies sudamericanas que el famoso francés Conde de Buffon había anotado mal. Su trabajo facilitó que Charles Darwin desarrollara su teoría sobre «El Origen de las Especies», como el propio británico reconoció. El naturalista inglés que desarrolló la idea de la evolución biológica a través de la selección natural cita a Félix de Azara una quincena de veces en su «Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo», dos en «El origen de las especies» y una «El origen del hombre».


15.º El descubridor español del vanadio
Si bien España no figura como descubridor del platino, si lo hace en otros dos elementos químicos. Uno de ellos el vanadio, injustamente atribuido de forma conjunta a un sueco y un español. Y es que en 1801, al examinar muestras minerales procedentes de Zimapán en el actual Estado de Hidalgo en México, el madrileño Andrés Manuel del Río llegó a la conclusión de que había encontrado un nuevo elemento metálico. Un año después entregó muestras que contenían el nuevo elemento a Alexander von Humboldt, quién los envió a Hippolyte Victor Collet-Descotils en París para su análisis.


Del Río se retractó de su afirmación, pero treinta años después el elemento fue redescubierto en 1831 mientras el químico sueco Nils Gabriel Sefström trabajaba en un óxido obtenido de minerales de hierro
Collet-Descotils analizó las muestras e informó —equivocadamente— de que contenía solo cromo, por lo que von Humboldt, a su vez, rechazó la pretensión de Del Río sobre un nuevo elemento. Del Río se retractó de su afirmación, pero treinta años después el elemento fue redescubierto, en 1831, mientras el químico sueco Nils Gabriel Sefström trabajaba en un óxido obtenido de minerales de hierro. Sefström lo llamó vanadio en honor a la diosa escandinava Vanadis, nombre que oficialmente mantiene hasta la fecha.

16.º Descubridor de la «thenardita»
El catedrático de Química del Real Conservatorio de Artes José Luis Casaseca y Silván también tiene difícil que se vincule su nombre con su descubrimiento, aunque en su caso se debe a su humildad. En 1826, logró dar con el mineral de la «Thenardita», pero él mismo pidió que el nombre se le diera al francés L. J. Thenard, quien había sido su profesor durante tres años en París. Su generosidad jugó en contra de su fama.

17.º El wolframio, un metal escaso
Únicamente el wolframio o tungsteno figura como elemento químico aislado exclusivamente en territorio español, en su caso por los hermanos Fausto y Juan José Elhuyar hacia 1783. Este metal escaso y muy valioso fue el primer elemento químico descubierto sin ser extraído directamente de la naturaleza, ya que no existía en forma libre, sin combinar químicamente.

18.º Una expedición que cambió el mundo
El médico Javier Balmis y Berenguer es más conocido por su aportación a las causas humanitarias que por gloria de la ciencia, si bien ambas cosas están íntimamente relacionadas. Este militar que llegó a ser el médico personal de Carlos IV convenció a este Rey y sus ministros para promover una expedición que esparciera, de forma altruista, la vacuna de la viruela a lo largo del globo. La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna contra la Viruela (1803-1814) recorrió La Coruña, Puerto Rico, Venezuela, Cuba, México, Texas, Colombia, Chile, Filipinas e incluso hicieron varias incursiones en territorio chino. Aquello salvó una cantidad indeterminada de vidas de una enfermedad que, ricos o pobres, padecía todo el mundo a lo largo de su vida.

19.º El ingenio que planificó San Petersburgo
Agustín de Betancourt fue uno de los científicos europeos más influyentes de su tiempo. Este ingeniero civil y militar, arquitecto, ensayista, precursor de la radio, telegrafía y la termodinámica trabajó para el Reino de España y el Imperio Ruso en diversos proyectos. Por encargo del Zar Alejandro I diseñó y planificó el desarrollo urbanístico de varias ciudades rusas, entre ellas San Petersburgo. Asimismo, diseñó la primera máquina a vapor continental y varios globos aerostáticos. Para España fundó la primera Escuela de Ingenieros de Caminos y Canales en 1802.

20.º La contribución a la lucha contra el cólera
Jaume Ferrán i Clua, médico y bacteriólogo de finales del siglo XIX, elaboró una vacuna contra el cólera, con gran éxito en su uso en una epidemia en Valencia, y descubrió curas también contra el tifus y la tuberculosis.

21.º Una calculadora revolucionaria
Ramón Silvestre Verea (1833-1899), creó la calculadora más avanzada de su tiempo, capaz de realizar multiplicaciones de forma directa, una innovación que dejó obsoletas a las calculadoras de la época que solo realizaban sumas básicas.

El aparato del español comenzó a gestarse en Nueva York, en donde trabajaba como periodista. Él mismo se formó por su cuenta en ingeniería y mecánica, estudios que culminó en 1878 con la creación de esta calculadora formada por un cilindro metálico de diez lados, cada uno de los cuales tenía una columna de agujeros con otros diez diámetros diferentes. Con un solo movimiento de manija, se conseguían realizar sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Verea, de procedencia pontevedresa, nunca se interesó lo suficiente en comercializar la calculadora.

Su innovador sistema de cilindros le sirvieron para aparecer en la revista Scientific American y para ganar una medalla en la Exposición Mundial de Inventos de Cuba en 1878.


22.º Pagés Miravé, el inventor de la epidural
Fidel Pagés Miravé fue un médico militar del siglo XIX que trabajó en Melilla durante la Guerra del Rif, donde pudo ensayar un método experimental para anestesiar a los heridos del conflicto, que no eran pocos. En junio de 1921, Fidel Pagés publicó en una revista fundada por él su método, que llamaba Anestesia Metamérica, lo que hoy se conoce como epidural, lo que apenas tuvo eco en la comunidad internacional. Achilles Dogliotti, un médico italiano, se arrogó en 1932 el mérito de haber descubierto la anestesia epidural tras probablemente leer el artículo de Pagés, que falleció una década antes. La comunidad internacional aplaudió la aportación de la medicina italiana al acervo universal.


23.º El mejor dirigible de su tiempo era español
Leonardo Torres Quevedo fue un ingeniero de caminos cántabro que dirigió de forma sobresaliente el Laboratorio de Mecánica Aplicada y desarrolló el primer dirigible español, muy por encima del resto de modelos europeos. La empresa francesa Astra tomó buena nota de ello y le compró la patente. Incansable, el cántabro también es conocido por diseñar el primer teleférico mecánico y la primera máquina calculadora.


24.º El drama del submarino de Peral
Isaac Peral no inventó el submarino como tal, pero este científico, marino y militar de Cartagena, teniente de navío de la Armada, desarrolló el primer submarino torpedero que se propulsaba por medio de la energía eléctrica. A pesar del éxito de las pruebas de la nave, las autoridades del momento desecharon el invento y alentaron una campaña de desprestigio contra Peral, hasta que no le quedó más remedio que solicitar la baja en la Marina para defender su honor.



El Peral en 1888.


El Peral en 1888.



25.º El primer libro electrónico
La maestra de escuela Ángela Ruiz Robles inventó en los años cuarenta del pasado siglo «el libro mecánico», considerado un precedente directo del libro electrónico. El ingenio desplegaba temas del saber y los interconectaba a través de un sistema de resortes y aire comprimido que incluía luces y circuitos electrónicos. Todo ello comprimido en el espacio que ocupa un estuche escolar. Alberto G. Ibáñez recuerda en su libro «La Leyenda Negra: Historia del odio a España» (Almuzara) que esta mujer viuda con tres hijas, además, patentó en 1962 otro prototipo de libro que «se recargaba con carretes donde se incluían las lecciones que debían estudiarse; desde el inglés, la lengua o las matemáticas». Su invento nunca fue comercializado.


26.º El inventor del petróleo sintético
El aragonés Rafael Suñén inventó el petróleo sintético a partir del carbón vegetal, fórmula que era mucho más barata. Como también explica Alberto G. Ibáñez en «La Leyenda Negra: Historia del odio a España» (Almuzara), su innovación atrajo el interés de los gobiernos francés y británico, pero él se negó, «empeñado en que se explotara en España. Cuando se inició la Guerra Civil fue arrestado por el Gobierno republicanos en Madrid e ingresa en la cárcel Modelo, de donde “desaparecería” como otros tantos de la época».


27.º Herrera Linares: el primer traje espacial
Su escafandra está considerada una de las mayores aportaciones europeas a la conquista del espacio

El ingeniero militar Emilio Herrera Linares diseñó en los años treinta del pasado siglo un aerostato de 24.000 metros cúbicos, 36 metros de diámetro y 1.740 kilos de peso, con el objeto de superar los 20.000 metros de altura. Para alcanzar esa altura, Herrera entendió que necesitaba un traje adecuado, con un revestimiento de tres capas: «Como resultado de estos estudios y ensayos consiguientes, quedó construida la primera escafandra del espacio que haya existido y se haya ensayado en el mundo», anotó el granadino.

Debido al estallido de la Guerra Civil, Emilio Herrera no pudo probar su traje, que fue destruido y la tela del globo con el que pensaba ascender hasta la estratosfera fue utilizada por los soldados republicanos para hacer abrigos. Aunque su invento acabó llegando a oídos de la NASA, rechazó una oferta para trabajar con ellos y, aunque monárquico, conservador y liberal, permaneció en el exilio, donde ejerció de presidente del gobierno republicano en el exilio entre 1960 y 1962. Su escafandra está considerada una de las mayores aportaciones europeas a la conquista del espacio.


28.º Primer aparato de rayos X portátil
Mónico Sánchez fue un ingenio cluniense que inventó en 1907 un aparato de rayos X portátil, aproximadamente de diez kilogramos, utilizado en numerosos hospitales europeos y americanos. Su invento salvó muchas vidas y le colocó entre los científicos más demandados de EE.UU., donde llegó a trabajar como ingeniero. Fue también un
pionero de la telefonía sin hilos.


29.º Inventor del autogiro
El murciano Juan de la Cierva, ingeniero de caminos, canales y puertos, fue el inventor del girocóptero y un pionero del aire a nivel mundial. La empresa The Cierva Autogiro Company LTD, con sede en Londres, suministró estos aparatos por todo el mundo y le convirtió en una figura mediática. En su aterrizaje en EE.UU. se dio el lujo de llegar a los mandos de su autogiro al jardín de la Casa Blanca, donde fue agasajado por el presidente H. C. Hoover. El 18 de septiembre de 1928 aumentó su fama mundial tras conseguir atravesar el Canal de la Mancha por primera vez con su ingenio.


30.º Cirugía pionera del oído
Antolí Candela, cirujano del siglo XX, fue todo un pionero en operaciones de estapedectomía y en devolver el oído a los sordos. El valenciano aportó las primeras actuaciones de cirugía plástica bajo una asepsia y anestesia endonasal, incluyendo novedosos tratamientos de decorticación en el rinofima. Practicó también la faringología.




Fachada de la Universidad de Salamanca



Fachada de la Universidad de Salamanca




Una lección de historia para combatir el mito
A principios de este año, el catedrático de la Universidad de Granada José Ramón Jiménez Cuesta impartió la conferencia «El mito del atraso científico español durante la Revolución Científica» en el Centro Artístico Literario y Científico de Granada. Un trabajo que se puede consultar vía online y sirve para desmitificar la corriente de opinión que sostiene que, coincidiendo con el inicio de la Revolución Científica, se produjo un atraso en España que condicionó su desarrollo científico hasta hoy. «España estuvo al día de los conocimientos científicos más relevantes en el siglo XVI y comienzos del siglo XVII y hubo personas que hicieron contribuciones decisivas que, por desgracia, han pasado desapercibidas o han sido intencionalmente olvidadas», defiende este catedrático como punto de partida de su ponencia.

Entre los campos cultivados en ese Siglo de Oro español, Jiménez Cuesta reivindica el valor científico de la Casa de la Contratación de Sevilla, fundada para formar a profesionales en astronomía, cosmografía, diseño de instrumentos de navegación y demás conocimientos necesarios para mantener abierta la travesía entre América y España. En palabras de este catedrático, esta institución del saber se «convirtió con el tiempo en una especie de Cabo Cañaveral de la Astronomía y el Arte de Navegar y un centro absolutamente receptivo a todas las ideas y conocimientos que llegaban de todas partes del mundo».

«Con el paso del tiempo, la hegemonía científica de Francia (país católico) o Inglaterra (anglicano) tiene que ver más con cuestiones económicas que religiosas»


Otro mito que este catedrático intenta desmontar en su trabajo es la idea de que España no entró en la Revolución Científica debido a su condición de país católico. «Este es un tópico sin fundamento. Lo único que podemos decir es que hay una correlación temporal entre la Revolución Científica y la Reforma Protestante. La reforma, se considera que comienza en 1517, prácticamente la misma fecha en la que Copérnico publica el “Comentarioulus”. Hubo grandes científicos católicos, Copérnico, Galileo, Pascal y grandes científicos protestantes o anglicanos como Kepler y Newton. Había científicos católicos en cortes protestantes y a la inversa. Con el paso del tiempo, la hegemonía científica de Francia (país católico) o Inglaterra (anglicano) tiene que ver más con cuestiones económicas que religiosas».


 
HISTORIA
¿Fue Nerón el hombre más malvado del Imperio Romano? Una respuesta inesperada
Un libro recupera los pasajes que Tácito y Suetonio dedicaron a Nerón y se replantea su figura. Adelantamos aquí por su interés la introducción de Xavier Roca-Ferrer





Foto: Nerón




Nerón
AUTOR
XAVIER ROCA-FERRER
Contacta al autor
10/11/2019



"El pueblo ama a Nerón. Nerón le inspira simpatía y respeto. Por fuerza hay alguna razón. Tácito no nos la dice. Que oprimiera a los grandes y no se ensañara jamás con los “pequeños”: en ello entrevemos una posible explicación de este sentimiento popular. Pero Tácito no dice nada. Habla de crímenes y lo hace con pasión. Desde este momento lo notamos parcial. Ya no inspira la misma confianza. Nos hace pensar que exagera. No explica nada: se diría que solo pretende 'pintar cuadros'". Napoleón, 'Reflexiones en Santa Elena'.

Si se preguntara a un inglés mínimamente culto cuál fue el rey más malvado de Inglaterra, con toda probabilidad respondería que Ricardo III, aquel monstruo jorobado y cojo que hizo asesinar a tanta gente para ganarse la corona del país, entre la cual hay que poner a sus dos sobrinitos. Murió en 1485 a los 33 años en la batalla de Bosworth, ganada por Enrique Tudor. Su derrota puso fin a la larga guerra de las Dos Rosas y sentó a una nueva dinastía en el trono inglés. Tal lo pintó Shakespeare en la tragedia real que lleva su nombre y aparece en numerosas películas basadas en su obra. Sin embargo, la historiografía moderna ha demostrado que mucho de ello (incluso la orden de asesinar a los niños de la Torre) resulta más que dudoso. Ni siquiera era jorobado, según ha demostrado un examen de su esqueleto. Pero a los Tudor les interesaba mucho demonizar al último rey York y los autores de la época, incluido el autor de 'Hamlet', se apuntaron a ello. Sea como fuere, en el imaginario popular ha quedado fijado como el rey malvado por excelencia. Ello demuestra una vez más que la última palabra sobre la ética de los poderosos la tienen los poetas.


[Un libro publicado por Arpa y titulado 'El hombre más malvado del Imperio Romano' recupera los pasajes que Tácito y Suetonio dedicaron a Nerón y se replantea su figura. Adelantamos aquí por su interés la introducción de Xavier Roca-Ferrer]




'El hombre más malvado...' (Arpa)



'El hombre más malvado...' (Arpa)




En el imaginario popular cristiano Nerón Claudio figura (o al menos figuraba cuando la gente sabía más cosas que ahora) como el más malvado de los romanos. También a los emperadores 'Flavios' que le siguieron les interesaba mucho demonizar a los 'despedidos' Julio-Claudios, que, por descontado, no fueron santos, del mismo modo que a los reyes Tudor los de la casa de York. Por ello la afirmación de que Nerón, el emperador poeta, fue el hombre más malvado del imperio merece ser examinada con cierto detenimiento. Si tomamos el Imperio romano 'stricto sensu' (es decir, olvidándonos de los años que van desde la fundación de Roma al final de la República), se extiende en el tiempo desde el año 27 a. C., cuando Augusto asume discretamente todos los poderes, al 476 d. C., y no le faltaron malvados de gran calibre.

Muchos historiadores sostienen que Calígula fue peor que Nerón, pero, junto a ellos, nos salen al paso figuras tan poco recomendables como Tiberio, al menos durante la segunda parte de su reinado; Domiciano, el último de los Flavios; el gladiador 'amateur' Cómodo, sucesor del filósofo Marco Aurelio y su contrafigura, que aparece en las películas 'La caída del Imperio romano' y 'Gladiator'; Caracalla, o el terrible Heliogábalo, al que Antonin Artaud llamó el 'anarquista coronado', que subió al trono a los catorce años y al que se quitaron de encima cuatro años después. Calígula tuvo el honor de que Camus le dedicara una obra de teatro, no muy buena, ciertamente, pero que a los actores jóvenes les encanta interpretar, y el cine popular italiano de los años setenta le ha dedicado varias películas muy fojas de tono casi pornográfco entre las que destaca la de Tinto Brass con el 'chico malo' de 'La naranja mecánica' en el papel titular. El hecho de que ninguno de los citados se metiera con los cristianos les ha salvado de muchos metros de celuloide acusador.

A los 'Flavios' que le siguieron les interesaba mucho demonizar a los 'despedidos' Julio-Claudios, que, por descontado, no fueron santos


Si limitamos su excelencia en maldad a los años en que se sentó en el trono, catorce, la afirmación puede resultar más plausible. La figura de Nerón aparece en la obra 'Britannicus', de Racine (1669), pero en ella el odio del emperador hacia su hermanastro deriva mayormente de su rivalidad por el amor de Junia, a la que ha raptado, con lo que el conflicto se desplaza al terreno de lo sentimental. En cambio, su figura domina en el cine en su momento muy exitoso y taquillero 'de cristianos perseguidos', sobre todo a partir de 'El signo de la cruz' (1932), dirigida por Cecil B. de Mille, interpretada por el gran Charles Laughton con una preciosa Claudette Colbert de Popea al lado. En 'Quo Vadis' (1951) el papel del emperador recaerá en el histriónico Peter Ustinov. También ha sido tomado a chacota en algunas películas hoy olvidadas como la inglesa 'Fiddlers Three' (1944), la italiana 'Mi hijo Nerón' (1956), en la que lo interpretaba nada menos que el gran cómico Alberto Sordi, y' La historia de la humanidad' (1957), un disparate de los hermanos Marx, que contaba con el tétrico Peter Lorre en el papel de Nerón.



Quo Vadis Nerón canta en español





Es en las fuentes latinas donde se glosan por extenso las maldades y vicios de Nerón, así como su afición al histrionismo. A Luis XIV le encantaba danzar en Versalles en las comedias-ballet que le preparaban Molière y Lully. Claro que no se exhibía delante del pueblo sino ante una corte que le reía todas las gracias. Las páginas principales sobre las poco gloriosas hazañas de Nerón son básicamente el fruto de la pluma de dos historiadores: Tácito (55-120) y Suetonio (75-160). Como puede verse por las fechas indicadas, ninguno de los dos fue en su madurez estricto contemporáneo de Nerón, asesinado en el año 68 cuando el primero tenía 13 años y el segundo estaba por nacer, de modo que tuvieron que basarse para sus historias en informaciones de gente que sí había vivido bajo su reinado y en documentos de segundo orden (crónicas de particulares, cartas, libelos, etc.) que pudieron manejar.

También en otros autores antiguos hallamos referencias a su figura que, hasta cierto punto, pueden ayudarnos a completar la fotografía de este complicado personaje que ha pasado a la historia como epítome de maldad y demencia. Entre ellas cabe mencionar a Epicteto (c. 55-135), esclavo del escriba de Nerón Epafrodito, que solo nos lo pinta como un hombre mimado, atrabiliario e infeliz; a Lucano (c. 39-65), que alaba la paz y prosperidad que caracterizó su gobierno, aunque acabó convirtiéndose en una de sus víctimas; o a Filóstrato el Ateniense (172-250), que nos habla de la admiración que despertaba Nerón en el oriente del imperio, donde, después de su muerte, aparecieron tres falsos Nerones, algo que demuestra que el nombre tenía aún gancho para mucha gente. En cambio, Plinio el Viejo (c. 24-79) lo define como 'enemigo de la humanidad'.

Filóstrato el Ateniense nos habla de la admiración que despertaba Nerón en el oriente del imperio


Especial interés tiene una breve referencia del muy inteligente Flavio Josefo (37-100), autor de 'La guerra de los judíos' y testigo de todo el reinado de Nerón, que, aunque le llama 'tirano', fue el primero en hacer notar los prejuicios y mentiras que circulaban en relación con su figura:

"Omito cualquier otra declaración sobre este asunto, porque ha habido muchos que han escrito la historia de Nerón, muchos de los cuales se han apartado de la verdad de los hechos por haber recibido favores de él, y otros, debido al odio que les inspiraba, se han ensañado con su persona con tantas mentiras que merecen ser condenados en justicia. Y no me sorprende que tantos hayan contado mentiras sobre Nerón, porque en sus escritos tampoco se han atenido a la verdad sobre hechos anteriores a su tiempo, incluso cuando los actores no les hubiesen podido odiar por hallarse ya fallecidos".

No debe extrañarnos tampoco que Séneca el Joven, tutor y maestro de Nerón y, finalmente, una de sus víctimas, hable siempre bien de su pupilo y llegue a justificar públicamente el asesinato de su madre Agripina. Tampoco sorprende que los primeros autores cristianos (Tertuliano, Lactancio, etc.) carguen contra él, pues se le considera el primer perseguidor y verdugo de los jesusianos, y lleguen a identificar su persona con el Anticristo o la Bestia del Apocalipsis.

Lo que sabemos
Muy brevemente resumido, he aquí lo que objetivamente sabemos sobre la vida de Nerón según el clásico André Piganiol:

"Nació en el año 37 de un matrimonio de dos malvados, Domicio Enobarbo y Agripina (la Menor). Esta, exiliada por Calígula, había vuelto a Roma en tiempos de Claudio, tío suyo, con quien se casó (49). Consiguió que este adoptara a Nerón y lo casara con su hija Octavia (53). Nerón había adquirido por la experiencia de su vida familiar la convicción de la inmoralidad universal y nunca se tomó en serio las lecciones de su maestro Séneca, amante de una princesa imperial, usurero y corrupto hasta la médula como tantos moralistas, cuyas exacciones dieron lugar a la rebelión de Bretaña. Aunque era necio (Juvenal decía que tenía orejas de burro), no dejó de influir sobre el arte teatral de la época. Devolvió al Senado muchas competencias que le habían sido arrebatadas".

"Su crueldad se manifestó desde el principio de su reinado: envenenó a su hermanastro Británico (55), hijo de Claudio y de Valeria Mesalina, mató o exilió a quienes estaban vinculados por sangre con la familia de Augusto y acabó matando a su madre, la perpetua conspiradora (59). Tras la muerte de Burro, prefecto de pretorio, y el retiro de Séneca, que, más o menos, lo habían ido controlando para que no hiciera mayores barbaridades, cayó en manos de su segunda esposa Popea (que murió en el 65, al parecer de una patada en el vientre de su marido cuando estaba embarazada) y del prefecto de pretorio Tigelino, un indeseable carente de cualquier escrúpulo. Hubo de enfrentarse a varias conspiraciones y a una insurrección republicana, que reprimió cruelmente. Odiaba a los nobles y le entusiasmaban las aclamaciones con las que aduladores y plebeyos celebraban sus actuaciones líricas y teatrales y sus victorias en las carreras de carros. Él mismo se había fabricado una claque de cinco mil «aplaudidores». En el año 68 tuvo lugar un golpe de Estado en el que estuvieron involucrados varios gobernadores, s el cual, aparentemente, lo forzaron a suicidarse. Contribuyó a su fin la traición del otro prefecto, Ninfdio Sabino, con el cual compartía Nerón el amor del bello Esporo, el cual, quizá por celos, se pasó a Galba. Ninfdio fue también asesinado cuando Galba fue vencido por Otón".




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Sea como fuere, no puede juzgarse la figura de Nerón ni lo que sobre él nos cuentan Tácito y Suetonio con independencia de su tiempo o, mejor dicho, dellento deterioro que a partir de Tiberio sufrió la dinastía Julio-Claudia, de la que él fue el último representante (Galba, Otón y Vitelio fueron solo su 'estrambote') y del enfrentamiento sistemático de la vieja aristocracia romana, representada por el Senado, con el poder del emperador. Todos los que se sucedieron entre el año 14 y el 68 pertenecieron a la antigua familia de los Claudios, que solo entronca con los Julios por adopción. Sus reinados, llenos de atroces tragedias y crímenes familiares (algo relativamente normal en las monarquías de Oriente), representan todas las tentativas —siempre fallidas— por consolidar la monarquía en Roma, en principio tan denostada desde los días de los etruscos.

Aunque el habilísimo Octavio Augusto, fundador de la dinastía y del imperio, "halló una Roma de barro y la dejó de mármol" y reformó sagazmente no pocas instituciones, no resolvió dos cuestiones esenciales para cualquier dinastía con afán de continuidad: la primera fue un criterio para la sucesión (a partir de los Antoninos será la adopción por el emperador previo) y la otra un deseable equilibrio de poder entre el emperador y el Senado. Fueron básicamente estos dos problemas los que envenenaron los años de la dominación Julio-Claudia y dieron lugar a tantos actos de violencia. Muchos de los envenenamientos ocurridos en el seno de la familia imperial se deben a la incertidumbre de los derechos de sucesión, que acababan generando una lucha de ambiciones descontroladas. Respaldado por el ejército de distintas provincias, Vespasiano, sin conexión alguna con los Julio-Claudios, ascendió al poder en Oriente y pudo verse a sus dos hijos, Tito y Domiciano, sentados en el trono imperial. En Roma Vespasiano fue bendecido por la guardia pretoriana, que ya había impuesto a Claudio, y trató de crear un régimen 'razonable' que su hijo Cómodo echó a perder.

Muchos de los envenenamientos ocurridos en la familia imperial se deben a la incertidumbre de los derechos de sucesión


Sucedió a Augusto su hijo adoptivo Tiberio, hombre pedante y severo que, aburrido de la política, dejó Roma y el imperio en manos de su prefecto de pretorio Sejano y se retiró a la isla de Capri. Sin embargo, las crueles acciones de Sejano le hicieron caer: el Senado recibió una carta firmada por Tiberio que le acusaba de traición y le condenaba a ser ajusticiado de inmediato y Sejano y varios de sus colegas fueron ejecutados aquella misma semana. A pesar de la apatía y de la indecisión que habían caracterizado a Tiberio al principio de su gobierno, al final del mismo se decidió a gobernar sin reparos y empezó por diezmar las filas del Senado. Todos los que habían colaborado o se habían relacionado con Sejano fueron juzgados y ejecutados y sus propiedades confscadas. Tácito se hace eco de la monstruosa crueldad de esta 'limpieza'.

Fue entonces cuando empezaron a surgir rumores sobre los ignominiosos actos que Tiberio protagonizaba en su lugar de retiro. Suetonio nos describe episodios de total perversión sexual, en los que se mezclaban sadomasoquismo, voyeurismo y pedoflia, como en la peor de las 'snuff-movies', y aunque es probable que solo fuera una invención de sus enemigos en Roma, estos rumores nos dan una idea de la opinión que tuvo el pueblo romano de su 'princeps' durante los 23 años de su reinado. Al pueblo suele encantarle creer que los que le mandan son unos degenerados.

Tiberio se volvió completamente paranoico y no dispuso nada para garantizar una sucesión pacífica. Los únicos candidatos serios para sucederlo eran su nieto Tiberio Gemelo y el hijo de Germánico, Cayo César, 'Calígula'. Según Tácito, la muerte del emperador fue recibida con entusiasmo entre el pueblo romano. En su testamento Tiberio delegaba en Calígula y en Tiberio Gemelo el reinado conjunto, pero lo primero que hizo Calígula fue asesinar a Tiberio Gemelo y hacerse con todo el poder.

Una grave enfermedad marcó un punto de inflexión en el modo de reinar de Calígula


No podemos extendernos sobre los reinados de Calígula y Claudio. El primero fue emperador desde el 16 de marzo del 37 hasta su asesinato ocurrido el 24 de enero del 41: cuatro años. Hijo de Agripina la Mayor, una de las 'mujeres fatales' del Imperio romano, su administración tuvo una época inicial marcada por una creciente prosperidad y una gestión impecable. No obstante, una grave enfermedad marcó un punto de inflexión en su modo de reinar. Según Filón, su enfermedad se debía ya a sus excesos. Cuentan algunos historiadores que en los últimos años de su corta vida estuvo envuelto en una serie de escándalos entre los que destacan mantener relaciones incestuosas con sus hermanas e incluso obligarlas a prostituirse. ¡Vale la pena recordar que, en otro momento histórico mucho más cercano, la prensa inglesa relataba que Bonaparte se había acostado con sus tres hermanas y con su hijastra y cuñada Hortensia de Beauharnais! El 24 de enero del año 41 Calígula fue asesinado por los ejecutores de una conspiración de pretorianos y senadores liderada por su prefecto Casio Querea. El deseo de algunos conspiradores de restaurar la República se vio frustrado cuando los pretorianos declararon emperador al tío de Calígula, Claudio, el mismo día del asesinato. Lo primero que hizo Claudio fue hacer ejecutar a los asesinos de su sobrino.

Una época de paz
Tiberio Claudio, nacido el año 10 a. C., gobernó desde el 24 de enero del año 41 hasta su muerte en el año 54. Había permanecido apartado del poder por sus deficiencias físicas —cojera y tartamudez— hasta que su sobrino Calígula, tras convertirse en emperador, le nombró cónsul y senador. Tras la muerte de Calígula, Claudio era el único hombre adulto de su familia. Este motivo, junto a su aparente debilidad y su inexperiencia política, hicieron que la guardia pretoriana lo proclamara emperador pensando que sería un títere fácil de controlar. Sin embargo, pese a sus taras físicas y su falta de experiencia política, Claudio fue un magnífico gobernante y estratega militar, además de ser querido por el pueblo hasta su muerte por envenenamiento. Casi todos implicaron en el crimen a su última esposa, Agripina, la madre de Nerón, como instigadora. Durante su reinado el imperio atravesó su periodo de mayor expansión mediante la anexión de las provincias de Tracia, Nórico, Panflia, Licia, Judea, Mauritania y Britania. Claudio se tomó también muchas molestias para agradar al Senado. Con todo, sus relaciones con él nunca fueron plácidas, y Suetonio afirma que un total de 35 senadores y 300 caballeros fueron ejecutados por diferentes delitos durante su reinado. Lo popularizó 'Yo, Claudio', una serie de trece episodios de la BBC basada en dos novelas de Robert Graves.



"Yo, Claudio" (I, Claudius) - Trailer (VOSE)




La vida amorosa de Claudio fue poco usual para alguien de la alta nobleza en aquellos tiempos. Basándose en un comentario de Suetonio, Edward Gibbon afirma que de los primeros quince emperadores, "Claudio fue el único cuyos gustos sexuales eran completamente correctos", en el sentido de que fue el único que no mantuvo relaciones homosexuales o pederastas, pero la vida privada de Claudio fue poco afortunada. Se casó en cuatro ocasiones. En el año 38 lo hizo por tercera vez con Valeria Mesalina, de 15 años, que era su sobrina segunda, de la que tuvo una hija, Claudia Octavia, y su primer hijo varón, Tiberio Claudio, llamado 'Británico'. Tras hacer ejecutar a Mesalina por adulterio, volvió a casarse con su sobrina Agripina la Menor, hija de la Mayor. Agripina era una de las pocas descendientes que quedaban de Augusto, y su hijo, Lucio Domicio Enobarbo, más tarde conocido como Nerón, uno de los últimos varones de la familia imperial.

Pero a pesar de todo ello, el imperio siguió funcionando notablemente bien.La figura de Nerón encaja a la perfección en esta época de paz y tranquilidad generalizadas que constituye, según la describe Ettore Paratore:

"El auténtico aspecto de la historia de Roma bajo la dinastía Julio-Claudia que el arte de los 'Anales' de Tácito ha tenido el efecto de presentarnos como una orgía continua de delitos y horrores que parecen negar cualquier noción de civilidad. Si no fue una edad ciertamente gloriosa por acontecimientos heroicos y conquistas clamorosas, merece un respeto por haber sabido asegurar una paz relativa en el imperio y, en consecuencia, la prosperidad del comercio, el incremento de la civilización en muchas regiones y un progreso notable de la cultura, cuyos frutos se apreciarán en la edad siguiente, la de los Flavios".

Bajo los relatos escandalosos y las historias de sodomía, hubo una estructura de mando sorprendentemente estable todo el periodo

En el mismo sentido se manifiesta otra gran conocedora de la época, Mary Beard:

"Si Cayo (Calígula) o Nerón o Domiciano fueron, en realidad, tan irresponsables, sádicos y dementes como los han pintado, muy poco o nada afectó al funcionamiento de la política y la economía del Imperio romano, que operaba al margen de las anécdotas y los titulares. Bajo los relatos escandalosos y las historias de sodomía, hubo una estructura de mando sorprendentemente estable durante todo el periodo".

De ambas opiniones —coincidentes— resulta que, desde la subida al poder de Tiberio hasta la muerte de Nerón y sus tres 'apéndices', el Imperio romano funcionó a dos niveles gracias a las sabias instituciones que Julio César y Octavio Augusto habían sabido crear o reparar. El círculo del emperador —con sus complicados problemas familiares—, sus relaciones —por lo general tensas— con el Senado y la fidelidad variable de la guardia pretoriana daban lugar a enfrentamientos graves y episodios de violencia en la cúspide del Estado, pero completamente al margen del 'día a día' del imperio. En cuanto al pueblo, esa 'plebs' urbana cuya exigencia principal se centraba en que no le faltara 'panem et circenses', actuaba sentimentalmente y según la azuzaban los 'activistas' de uno u otro bando, unas veces rechazando a los que mandaban (Tiberio, Calígula) y otras aclamándolos (Claudio, Nerón) cuando tomaban medidas que les favorecían o ellos mismos les caían en gracia. Tal fue el caso de Nerón, "el emperador del populacho" según lo definió el clásico André Piganiol. La población de las provincias, compuesta por terratenientes medianos, campesinos, pequeños industriales y pequeños comerciantes, se mostró siempre mucho más segura, sensata y confada que la variopinta masa que habitaba en la capital porque, lejos de la ciudad de Roma, tanto el malestar que con tanta frecuencia afloraba en la cúspide imperial como los efectos de la generosidad, la avaricia y las arbitrariedades del 'princeps' de turno les llegaban 'diluidos' y se notaban mucho menos.


Los autores
Pasemos ahora a los autores que se ocuparon de Nerón. Publio Cornelio Tácito (55-120) era del orden ecuestre, entró a formar parte del Senado en 78, y su carrera fue la de un alto funcionario "abrumado de honores", procónsul temporalmente en Asia. Sus dos grandes obras históricas fueron las 'Historiae' (que tratan del periodo reciente, desde la muerte de Nerón a la de Domiciano) y sus dieciséis o dieciocho libros de 'Annales', aparecidos a partir de 115-117, en los que se ocupa de la dinastía Julio-Claudia y que quería prolongar hasta Nerva y Trajano, pero no tuvo tiempo. Tácito heredó la psicología moral de Séneca y las curiosidades eruditas de la generación precedente, por lo que sentía una admiración libresca por el pasado —mitificado— de la Roma republicana.

A la reforma 'socializante' de los Gracos, iniciada hacia 133 a. C., siguió casi un siglo de guerras civiles entre los 'optimates' (los ricos) y los 'populares' (los pobres) que ensangrentó Italia con episodios de una crueldad singular. Vino a poner fin a esta sanguinaria etapa la victoria del dictador Sila, líder de los 'optimates' (para los historiadores marxistas el hombre más despiadado de toda la historia de Roma, al que nadie ha tildado de loco y que murió en la cama y alabado por todos), que a tantas muertes y prescripciones dio lugar, a la que siguió la muy convulsa de los dos triunviratos que hicieron posible a Augusto y el imperio.

Tácito cree con mayor fuerza en el mal que en el bien y el conjunto de su obra se caracteriza por una acritud terrible


Tácito se documentó bien. Conoció la corte del emperador Domiciano, en la que los menores indicios debían ser interpretados como pruebas condenatorias y se castigaban con la muerte. De ahí su extremado refinamiento y pesimismo. Como ha escrito Jean Bayet, "Tácito cree con mayor fuerza en el mal que en el bien y el conjunto de su obra se caracteriza por una acritud terrible. […] El alma misma de las masas es analizada en sus movimientos cambiantes y el historiador impone al lector su interpretación amarga de toda una época". Con ello, además, pretende resaltar la bondad de los primeros Antoninos: Nerva y Trajano. Para el trágico Racine, Tácito fue "el mejor pintor de la antigüedad". En efecto, su obra tiene mucho de barroco y no solo en su lenguaje enrevesado, pues la caracterizan fuertes contrastes entre vicio y virtud y entre sombra y luz. En sus manos, la historia se transformó en una documentación psicológica y, al mismo tiempo, en la expansión de su propia personalidad.

Muy distinta se nos muestra la personalidad de Cayo Suetonio Tranquilo (75-160). Fue un protegido de Plinio el Joven y secretario del emperador Adriano, pero, caído en desgracia, se dedicó a escribir tratados sobre muchos temas que se han perdido, por lo que, más que de un historiador, cabe hablar de un enciclopedista que escribe para un público amplio. Solo nos han llegado completas sus 'Vidas de los doce césares', en ocho libros, que van de Julio César a Domiciano y que se publicaron hacia 120, el mismo año de la muerte de Tácito, aunque no es imposible que este las conociera ya. Es el narrador impasible —frente al apasionado Tácito— a la manera de Flaubert o Maupassant. Se muestra muy moderno porque explica el carácter de los hombres por la herencia y la recíproca interacción de los planos físico y moral. También narra los hechos desde el punto de vista aristocrático, y no es parco a la hora de acumular sospechas, crímenes y abominaciones sobre las figuras retratadas.

Entre uno y otro legaron a la posteridad una imagen probablemente distorsionada de Nerón


Entre uno y otro legaron a la posteridad una imagen probablemente distorsionada de Nerón. Ya hemos visto lo que Flavio Josefo comenta sobre sus relatos. En ambos hallamos a un Nerón asesino de parientes para mantenerse como emperador, un 'princeps' eliminador de conjurados, en cuyo caso cabría decir que actuaba en defensa de su propia vida, un histrión aficionado convencido de su talento artístico que le lleva a exhibirlo no solo en su círculo sino en los teatros más importantes de Italia y Grecia (en una vila cerca de Pompeya se ha conservado un fresco que se cree que representa a Nerón, disfrazado de Apolo, cantando o recitando al son de su lira), un deportista que se jactaba de su dominio del carro y participaba en carreras que procuraba ganar, y finalmente un depredador sexual que se entregaba como Calígula a toda clase de orgías obscenas en las que, cuentan, no respetaba el tabú del incesto. Esta última acusación, que comparte con Calígula, iba siempre acompañando cualquier ataque en desprestigio de los gobernantes porque, al referirse a actos que tenían lugar en la intimidad, resultaba muy difícil presentar pruebas en sentido contrario.

En sus amores no desdeñó ninguno de los dos sexos, pero ello se corresponde con la mentalidad corriente sobre el s*x* que se tenía en Roma y que desconocía las categorías modernas de 'heterosexual' y 'homosexual'. En su lugar, la característica diferencial era actividad versus pasividad, o penetrador versus penetrado, equivalente a los términos modernos de 'activo' y 'pasivo'. Los romanos creían que los hombres debían ser los participantes activos en todas las formas de actividad sexual. La pasividad masculina simbolizaba pérdida de control, la virtud más preciada en Roma. Era social y legalmente aceptable para los hombres romanos tener s*x* tanto con mujeres como con hombres prostitutos o esclavos, siempre y cuando el hombre romano fuese el activo. Un hombre que disfrutaba siendo penetrado era llamado 'pathicus' o 'catamita' o 'cinaedus', duramente traducido como 'pasivo' en sexología moderna, y era considerado como débil y femenino.

A Nerón se le conocen tres amantes masculinos. Destacan Esporo y Pitágoras. El primero funcionaba como pasivo. El joven llamó la atención del emperador por su parecido físico con su difunta esposa Popea Sabina hasta el punto de que se unió a él en matrimonio tras ordenar su castración. Pitágoras, liberto del emperador, en cambio, funcionaba como activo: le llamaban Doríforo, 'el portador de la lanza', y por algo sería. Nerón celebró con él una boda solemne después de la cual «la novia imperial» imitó los gritos y gemidos de las vírgenes cuando son forzadas. El tercero fue Aulo Plaucio, hijo de un militar que dirigió la conquista romana de Britania en el año 43, del cual poco se sabe. Claro que hoy, con el movimiento LGTB y los Gay Pride a toda marcha, nada de lo contado sobre la actividad sexual de Nerón por los 'anticuados' Tácito y Suetonio llama especialmente la atención. Más todavía: hoy no nos cuesta imaginar al emperador en cualquier ciudad de Occidente vestido de drag queen y montado en una carroza con sus amantes Esporo y Pitágoras repartiendo caramelos entre las aclamaciones de la multitud. Está claro que para ciertas cosas Nerón nació demasiado pronto.

Asesino de su madre
En cuanto a su intervención en la muerte de Agripina, parece indudable, pero esta señora había demostrado sobradamente constituir un auténtico peligro público y había hecho envenenar a Claudio, padre adoptivo de Nerón. Es posible que Nerón se viera como Orestes, que mató a su madre Clitemnestra para vengar a su padre Agamenón y, finalmente, fue absuelto en el areópago por la mismísima Palas Atenea. ¡Era muy aficionado al teatro y seguro que se sabía la 'Orestíada' de memoria! Su culpabilidad en el incendio de Roma ha sido puesta en duda por muchos que defienden que se trató de un fuego fortuito (como el de Londres de 1666) e incluso historiadores que le son adversos reconocen que hizo cuanto pudo para paliar sus efectos sobre la plebe. También parece probado que, cuando se produjo, no estaba en Roma. En cuanto a su derroche a la hora de construir y ampliar la famosa Domus Aurea, baste decir que en cuanto el burgués ahorrador que fue Vespasiano se hizo con el poder y llegó a Roma, lo primero que hizo fue trasladarse ahí.

Queda en pie la acusación de que fue el primer emperador en perseguir a los cristianos, pero algunos sostienen que se trata de una interpolación posterior en los textos. No hay que olvidar que a lo largo de la Edad Media los textos clásicos se copiaban una y otra vez en los monasterios. Sea como fuere, en tiempos de Nerón pocos cristianos debía de haber en Roma pues se calcula que eran unos trescientos mil en todo el imperio, la mayor parte de los cuales se hallaban en Oriente. La primera persecución de cristianos de la que tenemos noticias fidedignas es la que tuvo lugar en Lyon en el año 177 bajo el emperador-flósofo Marco Aurelio, y parece que fue precedida de notables alteraciones del orden público y dio lugar a 48 mártires.

La acusación de que fue el primer emperador en perseguir a los cristianos parece que se trata de una interpolación posterior en los textos


La tendencia a atenuar los rasgos más negros de la figura de Nerón aparece ya en textos antiguos como el citado de Flavio Josefo. En la actualidad, Mary Beard reconoce que una serie de historiadores modernos (como Mario Attilio Levi o Ettore Paratore) han presentado a Nerón en particular más como una víctima de la propaganda de la dinastía burguesa de los Flavios, que empezó con Flavio, su sucesor, que como un pirómano egocéntrico y asesino parricida al que se le atribuye el gran incendio del 64 para despejar terrenos con los que ampliar su Domus Aurea. Pero el primer defensor decidido del 'monstru'» fue nada menos que el milanés Gerolamo Cardano (1501-1576), brillante médico, matemático, astrólogo y estudioso del azar. A él se debe, entre otras intuiciones brillantes, la solución de las ecuaciones cúbicas. En su obra 'Encomium Neronis' (1562) Nerón deja de ser el tirano loco descrito en las páginas de Tácito y de Suetonio y se convierte en el modelo del 'optimus princeps'. Esta metamorfosis deriva de una revisión radical del juicio sobre el principado de Nerón, del que da una versión alternativa a la de la tradición e inmediatamente utilizable en las polémicas políticas del momento en que fue escrita. En el texto de Cardano las reflexiones sobre el pasado se entrecruzan con la esfera del presente y el juicio histórico se transforma continuamente en un juicio político sobre la actualidad. Cardano tuvo serios problemas con la inquisición de Bolonia, perdió su puesto de profesor en Pavía debido a numerosas calumnias de sus enemigos y su hijo Giovanni Battista fue torturado y decapitado en Milán acusado de haber envenenado a su esposa. Finalmente, se le prohibió escribir.

Su propia historia le hizo profundamente suspicaz frente a la justicia y los 'justicieros' como Tácito y Suetonio, y su obra, que bien merecería una traducción al español, es un alegato en defensa de Nerón que empieza con una descalificación de sus biógrafos (¿por qué no cuentan que Tito arrojó en un solo día a la arena del Coliseo a mil judíos desarmados, en su mayoría mujeres y niños, para que fueran pasto de las feras, si hay que creer a Josefo?). A continuación, va desgranando una por una todas las acusaciones dirigidas contra el emperador músico y «demostrando» su falsedad. Sea como fuere, el caso de la presunta maldad de Nerón sigue abierto y es posible que nunca se llegue a cerrar del todo. ¿Fue pues Nerón el monstruo que pintaron los primeros autores de la llamada patrística basándose en fuentes favianas y antoninas, en el mejor de los casos exageradas, y que se refeja en el cine religioso de Hollywood, o fue el casi flántropo que dibuja Cardano y que hasta admiró el mismo Napoleón? Quizá ni lo uno ni lo otro: a veces, 'veritas in medio'.


 
LA OTRA HISTORIA DE ALEMANIA
Cómo la caída del Muro de Berlín alimentó a una nueva generación de ultraderechistas
La capital germana celebra este sábado un acontecimiento que cambió la historia de Europa. Pero en la fiesta se cuelan la frustración y el descontento económico de los alemanes del este




Foto: Fragmento del muro de Berlín. (EFE)


Fragmento del muro de Berlín. (EFE)



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ISAAC RISCO. BERLÍN
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ALEMANIA, MURO DE BERLÍN, TELÓN DE ACERO
ANGELA MERKEL

09/11/2019




Georg Pazderski desprecia a la RDA, la antigua Alemania comunista. Durante varios minutos habla de la persecución de disidentes políticos, de las cárceles, de la dictadura de partido único. "La caída del Muro es un gran momento de la historia alemana", dice ante unas 150 personas en la Cámara de Diputados de Berlín, el palacio neorrenacentista prusiano que alberga hoy al parlamento regional de la capital germana. Luego, al comparar aquello con la Alemania actual, Pazderski admite que esta no es igual a la RDA. "Todavía", lo corrige el auditorio. Cuando el siguiente ponente retoma la analogía histórica y pregunta cuál es el régimen que es necesario defenestrar ahora, se vuelven a oír murmullos desde el público: "¡la dictadura de Merkel!".
Pazderski, un oficial retirado del ejército de 68 años, es líder en Berlín de la Alternativa para Alemania (AfD) y uno de los portavoces nacionales del partido populista con tintes xenófobos. La capital conmemora esta semana el trigésimo aniversario de la caída del Muro con una serie de fiestas, intervenciones artísticas y debates públicos y la AfD ha organizado su propio evento. "30 años de Revolución Pacífica. ¿No aprendimos nada?", es el eslogan de la conferencia convocada tres días antes de que se cumplan las tres décadas de aquel histórico 9 de noviembre de 1989.

El partido puede usar las instalaciones de la Cámara regional porque desde 2016 tiene representación parlamentaria en la capital. Los invitados fustigan durante más de cinco horas la extinta dictadura comunista de la RDA y trazan paralelas entre ese Estado y la actual Alemania. Angela Merkel, para ellos, encarna el mal. Y más aún: los seguidores de la AfD se ven a sí mismos como herederos de la lucha contra el autoritarismo.

La AfD, parte de la ola ultraderechista mundial, amenaza en los últimos años el consenso democrático de la próspera Alemania de la posguerra. Fundado en 2013 con el euroescepticismo como bandera, el partido despegó dos años después, gracias a la crisis migratoria en Alemania. La decisión de Angela Merkel de abrir en septiembre de 2015 las fronteras para cientos de miles de refugiados disparó la popularidad de la AfD, un factor galvanizante como la crisis catalana para Vox o el naufragio del 'Rust Belt' estadounidense para el ascenso de Donald Trump.





Stephan Günther. (I. R)


Stephan Günther. (I. R)




Desde entonces, el partido ha roto varias viejas barreras para los ultras en la política germana. La principal, llevar en 2017 al Parlamento Federal a la primera formación de derecha populista desde la época del Tercer Reich. Algunas encuestas ven ahora a la AfD incluso por delante de los socialdemócratas del SPD en las preferencias de cara a las próximas elecciones nacionales.


Disidentes que coquetean con los ultras
Otra característica del fenómeno nacionalista es el arrastre que tiene en los estados de la antigua Alemania oriental. El este vota cada vez más escorado a la extrema derecha.

La estrategia más reciente del partido, por eso, ha sido reivindicar el legado de la llamada "Revolución Pacífica", el movimiento de masas que tumbó al régimen comunista oriental en 1989 con sus protestas no violentas. La AfD acudió a los últimos tres comicios regionales en el este de Alemania con lemas como "Cambio 2.0" o "¡Completen el Cambio!" en alusión a 'Die Wende' —"El Cambio" en alemán—, una poderosa formulación política para referirse a la época de la caída del Muro hace 30 años. Con éxito, porque los ultraderechistas se convirtieron en el segundo partido más votado en los Länder de Brandeburgo, Sajonia y Turingia, y en los dos primeros pareció por momentos cerca de destronar al SPD o a los conservadores de Merkel como primera fuerza.

Para ello han contado incluso con el apoyo de antiguos miembros del movimiento de los derechos civiles en la Alemania comunista. Opositores perseguidos por una dictadura que se ven ahora de nuevo en la disidencia, como Vera Lengsfeld, una conocida activista galardonada en 2008 con la Orden del Mérito de la reunificada República Federal por su lucha contra la dictadura del este.

"El principal asunto que va mal hoy en Alemania es que ya no está garantizada la libertad de opinión", dice Lengsfeld a El Confidencial. "La libertad de opinión figura en la Constitución, pero en la práctica ya no está garantizada para la gente que va contra la corriente", asegura la veterana activista de 67 años, enemiga acérrima de la canciller. "Angela Merkel debe asumir el fracaso total de su política y dimitir", agrega Lengsfeld, que ha cambiado en varias ocasiones sus lealtades políticas: tras la reunificación militó en Los Verdes y hoy sigue siendo miembro de la CDU de Merkel, pese a que su cercanía a la AfD es ya bastante notoria.

Para dar un ejemplo de lo que ese partido califica como una "dictadura de opinión única", la antigua opositora de la RDA cita incidentes como el ocurrido recientemente con el líder de los Liberales, Christian Lindner, a quien le cancelaron una ponencia en la Universidad de Hamburgo debido a protestas de estudiantes. A Bernd Lucke, cofundador de la AfD y en tanto alejado del partido, grupos más radicales le impidieron pronunciar un discurso en la misma casa de estudios.

Lengsfeld no es la única. Casos similares son el de Angelika Barbe, opositora en tiempos de la RDA y hoy simpatizante del movimiento islamófobo Pegida, o el de Siegmar Faust, preso político en la Alemania oriental y ahora cercano a la AfD.

Frustración, desencanto y rabia
Pero el desencanto con la Alemania reunificada no es exclusivo de disidentes politizados, sino que es común en amplios grupos de la población en la antigua RDA. Según un estudio del instituto de demoscopia Allensbach, solo el 42% de los alemanes del este considera a la democracia como la mejor forma de gobierno. Una desconfianza en las instituciones que se transforma en caudal electoral para los antisistema: en las elecciones de Sajonia, por ejemplo, la AfD ganó entre los votantes jóvenes, con un 22% de los apoyos, según el instituto demoscópico Wahlen.

El arraigo de la ultraderecha en los sedimentos de la sociedad oriental es innegable —el diario de izquierdas 'Taz' describía recientemente la presencia de neonazis en el día a día oriental con una contundente analogía con la mafia italiana: todos saben que está ahí, aunque todos lo niegan— y la teoría más extendida para intentar explicarlo apunta a los errores de los últimos 30 años. A las persistentes diferencias económicas entre este y oeste, así como a los traumas grabados en la memoria colectiva de los Ossis, los alemanes orientales, por la arrogancia y la brutalidad con las que los Wessis de occidente engulleron económicamente a los nuevos estados.

Stephan Günther, votante de a pie de la zona este de Berlín, entiende bien esos sentimientos de frustración, descontento y rabia. "Mientras más te alejas de la frontera con la antigua Alemania Occidental, peor está todo", se queja este conserje de un jardín de infancia por la falta de perspectivas, la despoblación y la alta tasa de paro.

Tres décadas atrás, a sus 27 años, Günther fue uno de los miles de ciudadanos del este que cruzaron eufóricos el paso fronterizo de la Sonnenallee, en el sur de la ciudad, en la noche en la que el Muro de Berlín pasó a ser historia, después de que el funcionario comunista Günter Schabowski anunciara por error la apertura inmediata de la frontera. Junto con un amigo llegaron hasta la famosa avenida comercial Kurfürstendamm, entonces en el corazón de Berlín del oeste, y bebieron champán con desconocidos hasta la madrugada.

Merkel pide respeto para el este
Hoy ya no cree en los "campos florecientes" que prometía el entonces canciller Helmut Kohl para el este de Alemania. "Aparte de la libertad para viajar, para mí no quedó nada", sentencia. Günther no confía en la AfD, pero entiende que muchos de sus compatriotas orientales sí lo hagan. "En este país uno no puede decir todas las cosas que piensa, porque es catalogado de nazi", dice. De Angela Merkel tiene buena opinión, aunque en el pasado solía votar por los socialdemócratas. Ahora se ve huérfano de opción política.

La canciller, usualmente reacia a las palabras claras y directas, habló hace unos días sin tapujos para pedir mayor respeto para las biografías del este. "La Revolución Pacífica y el 9 de noviembre fueron obra de los ciudadanos de la RDA. Podemos compartir ese mérito y esa alegría, pero los que lo consiguieron, y con mucho coraje, fueron los ciudadanos de la RDA", dijo Merkel, ella misma nacida y criada en el lado oriental, en una entrevista con la revista Der Spiegel. "Y como sé que en Occidente no había solo tipitos valientes (...), podríamos reconocer más ese mérito"."

En los señoriales recintos de la Cámara de Diputados de Berlín, la AfD prefiere valorar otras cosas. "En las tres últimas elecciones regionales quedó claro cómo piensan los alemanes del este", celebra Pazderski. El mandamás berlinés del partido sabe que, por ahora, muchos de los hijos de la Revolución Pacífica están votando por los ultras.






A 30 años de la caída del Muro de Berlín, lo que hay que saber sobre ese hecho histórico


En CNN tenemos de hecho un Trabant, el auto de Alemania Oriental que simbolizó el ingenio automotriz comunista. Así que, en el aniversario de la caída del muro, viajaremos al pasado... Hace 30 años, tras décadas de dividir una ciudad y una nación, cayó el Muro de Berlín. Aquí te explicamos por qué sigue siendo un hecho significativo.


 
JUDÍOS SEFARDÍES
La biblia judía que se salvó de los Reyes Católicos vuelve tras 500 años
Galicia expone por vez primera la joya de la ilustración medieval europea que artistas hebreos escribieron e iluminaron en A Coruña antes de ser expulsados



SONIA VIZOSO
Santiago de Compostela 13 NOV 2019





biblia kennicott


Técnicos de la Cidade da Cultura de Santiago admiran la Biblia Kennicott en su urna. ÓSCAR CORRAL




En algún lugar de la Ciudad Vieja de A Coruña se escribió e iluminó hace cinco siglos una de las biblias hebreas más exquisitas del mundo. Su dueño, un judío llamado Isaac, huyó con ella a África y la salvó de los Reyes Católicos y la Inquisición. El manuscrito desapareció durante 300 años sin que los historiadores hayan sido capaces de averiguar dónde y en manos de quién estuvo durante tanto tiempo. Desde el siglo XVIII esta joya de la ilustración medieval europea se custodia en Oxford, pero hace unos días regresó a Galicia. A partir de este viernes se exhibirá por primera vez en la tierra donde se escribió, dentro de una exposición en la Cidade da Cultura de Santiago.


Las incógnitas que persisten sobre la Biblia Kennicott tienen que ver con el escasísimo legado judío que pervivió en A Coruña tras la expulsión decretada por los Reyes Católicos, explica la historiadora María Gloria de Antonio Rubio. Una veintena de páginas de un libro de acuerdos del Ayuntamiento del siglo XV con referencias a unos presos de esta comunidad, escuetos apuntes sobre los impuestos que pagaban y tres lápidas funerarias son todas las huellas que se conservan.

La Biblia Kennicott es un indicio del rico patrimonio cultural que probablemente se perdió. Sobre dónde fue escrita no caben dudas. El autor del manuscrito dejó claro en el colofón que terminó el libro sagrado “en la ciudad de A Coruña, en la provincia de Galicia en el noroeste de España” el 24 de julio de 1476. También se sabe con certeza que fue Don Salomon di Braga, patriarca de una familia adinerada de la judería coruñesa, el que encargó al escriba Moisés Ibn Zabara y al ilustrador Joseph Ibn Hayyim la elaboración de esta biblia para su hijo Isaac. El nombre de su vástago aparece impreso en hebreo en la caja de madera en la que fue guardada tras ser encuadernada con piel de cabra.


La familia pidió a los autores que se inspiraran en la Biblia de Cervera, otro valioso manuscrito que sobrevivió al destierro de los judíos de la Península Ibérica y que se conserva en Portugal. “Hay dibujos idénticos [en estas dos obras], pero están más elaborados y tienen más detalles los de la Biblia Kennicott, sobre todo en el caso del dibujo de Jonás y la ballena”, explica De Antonio, investigadora del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento de Santiago, adscrito al CSIC, que destaca la “increíble belleza” de la obra.

Por las 900 páginas de la Biblia Kennicott, 238 de ellas iluminadas, pasean dragones voladores, monos, pavos reales, sabuesos buscando liebres, gallinas con sus pollitos acechadas por zorros y una gran variedad de motivos vegetales, escenas religiosas y objetos litúrgicos. La ilustración del Rey Salomón, según un estudio al que alude la historiadora De Antonio, está inspirada en “el as de bastos de una baraja valenciana”.

Algunos de los datos sobre la elaboración del manuscrito o su salida de Galicia son puras deducciones. Se cree que sus autores tardaron unos diez años en darle forma, apunta De Antonio, porque ese es el tiempo que invirtió el escriba en otra de sus obras y porque una década fue también el plazo que se necesitó para alumbrar la Biblia de Cervera, su obra hermana.

El lugar exacto donde se elaboró se desconoce. Los judíos de A Coruña residían en la zona de Porta de Aires, en el actual casco antiguo llamado Ciudad Vieja, pero apenas quedan vestigios. Una de las calles mantiene el nombre de Sinagoga y en ella aún sigue en pie una casa de dos plantas que coincide exactamente con la un dibujo de 1894 que la identifica como un templo judío. “No hay ninguna constancia que lo demuestre pero si fuera así, si esa casa se correspondiese con una antigua sinagoga, sería la única que se conserva en pie en toda Galicia”, explica De Antonio, experta en la historia en territorio gallego de los judíos, cuya presencia rondó las 200 familias hacia 1465 aunque a finales de ese siglo solo quedaba una treintena.

Esta obra cumbre de la literatura medieval europea se escribió 16 años antes de que los Reyes Católicos expulsasen a los judíos de España. Se supone que Isaac de Braga escapó de A Coruña con el libro entre las manos porque “el valor que tenía para él era tremendo, contenía la palabra de Dios”, subraya la historiadora del CSIC. Y se cree que lo hizo en barco hacia Portugal para luego refugiarse en el norte de África, según información de la Biblioteca Bodleian de Oxfork donde esta depositada.

Sobre la salida de judíos rumbo al exilio desde el puerto de A Coruña hay constancia histórica. De Antonio apunta que se sabe gracias a un documento de 1493 que demuestra que los Reyes Católicos ordenaron abrirle una investigación a un patrón de barco de estos muelles. El hombre fue acusado de permitir que los judíos que huían en una de sus embarcaciones destino a África se llevasen “cosas vedadas”, es decir, pertenencias que los monarcas les prohibían sacar del reino, entre ellas oro, perlas o caballos. Según la acusación, el dueño del buque hacía la vista gorda a cambio de “unas bandejas de plata”.

Ya en la diáspora, nada se supo de la Biblia Kennicott durante 300 años. Reapareció con suma discreción el 5 de abril de 1771 cuando, según el libro de actas de la Biblioteca Radcliffe de Oxford, fue adquirida a un escocés llamado Patrick Chalmers, que la había comprado a su vez en Gibraltar. Se hizo por sugerencia de Benjamin Kennicott (1712-1783), un canónigo de la catedral de la Iglesia de Cristo de Oxford que se dedicaba al estudio del Antiguo Testamento y que acabó dándole nombre al libro.

La Biblioteca Bodleian, que custodia la obra desde 1872, la considera una de sus más valiosas piezas y tiene muy restringido el acceso de los investigadores al manuscrito, pero no siempre fue así. En un primer momento, en Oxford no se le dio mucha importancia “porque no se consideraba que valiese la pena estudiar el arte judío”, según afirman los investigadores Bezalel Narkiss y Aliza Cohen-Mushlin en un comentario a uno de los facsímiles de la obra. Todo cambió en los años veinte del siglo pasado cuando la catedrática alemana Rachel Wischnitzer publicó en Berlín un trabajo sobre la Biblia Kennicott y utilizó una de sus páginas como portada. Fue entonces cuando “se redescubrió su gran valor”, cuenta De Antonio. Hace unos días una técnica de la Biblioteca Bodleian supervisó la humedad y temperatura a las que el manuscrito estará expuesto en el Museo Centro Gaiás de Santiago para garantizar que no se merma su formidable estado de conservación.


 
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