Re: Materia Reservada: IÑAKI Y CRISTINA RESPONDEN
A ver si nos enteramos de una vez por todas:
Aquí no hay NINGÚN delito. NINGUNO. Aquí lo que hay son, si acaso (cuando se demuestre), algunos defectillos, pecados veniales (si -y sólo si- lo dice el juez, cuando lo diga), tal vez algún error por el que ya se cursarán las excusas necesarias -las justas; y, como vemos en las revistas, una pareja destrozada, tiernamente enamorada en la adversidad, físicamente doliente y estropeada, envejecida, acosada por los buitres espantosos de la prensa y muy atlética en medio de todo: ella sin descuidar su diaria dosis de gimnasia; él, capaz de hacer un sprint que ya hubiera querido el del protagonista de Carros de Fuego. Nos congratula que en medio de semejante dolor y terrible indignación sigan cultivando Sus Excelencias la buena forma física.
Aquí hay un público asqueroso, hambriento de hígado y de sangre pero que sea azul. Un público que no entiende el dolor, la humillación que están pasando estas bellas personas, teniendo que dar cuentas de lo que han robado en buena ley. Una chusma vocinglera, que no ha comprendido que tiene que limitarse a pagar las facturas de sus superiores Y CALLAR, hombreya. Que debería darle las gracias al duque por dignarse a desproveerlos de sus impuestos para llevárselos a Belice, lugar paradisíaco que, sin embargo, no es paraíso fiscal. Un público al que le tiene que importar una mierda a quién y por qué contratan las empresas españolas, y quién se lleva los dineros públicos. Es cabreante, oye, la gente queriendo saberlo todo. Aquí hay mucha marujona desocupada que no entiende de consultoría, y se dedican a comentar noticias que leen en todos los periódicos, nacionales e internacionales, en vez de barrer su casa que la deben tener hecha un horror, no como la mansión de Pedralbes o la de Guasintón que pagamos todos.
Aquí falta Fernando Fernán Gómez en el papel de doña Pilar de Borbón, para tener los ovarios de decir lo que piensa y mandarnos a todos de una vez no sólo a callar, sino a la mierda.
A ver si nos enteramos de una vez por todas:
Aquí no hay NINGÚN delito. NINGUNO. Aquí lo que hay son, si acaso (cuando se demuestre), algunos defectillos, pecados veniales (si -y sólo si- lo dice el juez, cuando lo diga), tal vez algún error por el que ya se cursarán las excusas necesarias -las justas; y, como vemos en las revistas, una pareja destrozada, tiernamente enamorada en la adversidad, físicamente doliente y estropeada, envejecida, acosada por los buitres espantosos de la prensa y muy atlética en medio de todo: ella sin descuidar su diaria dosis de gimnasia; él, capaz de hacer un sprint que ya hubiera querido el del protagonista de Carros de Fuego. Nos congratula que en medio de semejante dolor y terrible indignación sigan cultivando Sus Excelencias la buena forma física.
Aquí hay un público asqueroso, hambriento de hígado y de sangre pero que sea azul. Un público que no entiende el dolor, la humillación que están pasando estas bellas personas, teniendo que dar cuentas de lo que han robado en buena ley. Una chusma vocinglera, que no ha comprendido que tiene que limitarse a pagar las facturas de sus superiores Y CALLAR, hombreya. Que debería darle las gracias al duque por dignarse a desproveerlos de sus impuestos para llevárselos a Belice, lugar paradisíaco que, sin embargo, no es paraíso fiscal. Un público al que le tiene que importar una mierda a quién y por qué contratan las empresas españolas, y quién se lleva los dineros públicos. Es cabreante, oye, la gente queriendo saberlo todo. Aquí hay mucha marujona desocupada que no entiende de consultoría, y se dedican a comentar noticias que leen en todos los periódicos, nacionales e internacionales, en vez de barrer su casa que la deben tener hecha un horror, no como la mansión de Pedralbes o la de Guasintón que pagamos todos.
Aquí falta Fernando Fernán Gómez en el papel de doña Pilar de Borbón, para tener los ovarios de decir lo que piensa y mandarnos a todos de una vez no sólo a callar, sino a la mierda.