El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
01/07/2017
CARTA ABIERTA A DON FELIPE
HABRÁ QUE ESPERAR... 10 AÑOS
¡FELIPE, NO TE DUERMAS!
Disculpe que omita el tratamiento. Por dos motivos. Porque el don es tan respetuoso como cualquier otro tratamiento pero, sobre todo, porque desde que se casó ha igualado la institución que representa tan por abajo que la ha colocado donde todos somos don y doña. Por todo ello le escribo esta carta con el respeto debido al Jefe del Estado que sois pero sin ningún afecto. No me lo inspiráis. Lo que habéis hecho con vuestro padre nadie lo entiende. Tampoco lo justifica el protocolo, al que habéis recurrido, “es una pobre explicación”, El País dixit, para apartarle de un acto que era todo suyo.
Porque la Transición de la dictadura a la democracia que vivimos, gracias a él, colocará, siempre, con letras de oro, su nombre en el frontispicio de la Historia de España. Usted o quienes decidieron apartarle de la solemne e institucional celebración de tan gozoso aniversario, habéis infringido un gran dolor y una gran humillación pública a vuestro padre.
“Si no ponéis en valor y defendéis la figura y el legado del Rey, lo acabareis pagando”, ha escrito alguien. Porque la legitimidad de usted y de la Institución está sostenida, en gran medida, sobre el importante papel que vuestro padre ha desempeñado en los últimos años.
A lo peor esto es lo que os molesta. Por ello habéis decidido mataral padre quien, al igual que vuestro abuelo, el conde de Barcelona, que vio el juramento de su sucesor en 1969 por televisión, también se ha tenido que contentar con ver el acto conmemorativo por la tele. Posiblemente llorando, como él. No tuvisteis ni la consideración ni el obligado mínimo respeto de informarle de lo que habíais decido: que no estuviera presente. Bien sabéis que el Rey, vuestro padre, y según Rubén Amón“había despejado la última semana de junio, contando con que sería invitado”. Y la querida Marisa Cruz, en su crónica en EL MUNDO titulada “Juan Carlos dolido por su exclusión” puntualizaba que “desde hace tiempo había reservado la fecha en su agenda (...) No es de recibo las explicaciones que se dan acerca de la dificultad de encontrarle un sitio apropiado en el Hemiciclo”. No con el ánimo de presidir ni de hacer competencia a su hijo. Sólo con la expectativa de reencontrarse con los protagonistas políticos de aquella Transición. Este lugar, conocido como Tribuna Real, fue el que ocupó la Reina Sofía en la proclamación de su hijo y también desde el que la marquesa de Villaverde siguió la proclamación, el 22 de noviembre de 1975, de Don Juan Carlos como Rey. También, las infantas Pilar y Margarita y otros invitados reales.
Don Felipe, le habéis herido tan profundamente “con este acto de cobardía y de miedo” que, ante la pregunta que el querido amigo y compañero en EL MUNDO, Raúl del Pozo, le hizo a Don Juan Carlos, sobre vuestra decisión de borrarle del recuerdo histórico, le reconoció “sí desde luego”. Y, como escribe Raúl, con este gran error, Podemos, con el apoyo del PSOE, “han puesto en marcha la segunda Transición y quizá... la república, borrando la imagen de Juan Carlos del recuerdo histórico”. ¿Como usted con la colaboración de esa ambiciosa lady Macbeth –“una chica muy lista” (así la definía Don Juan Carlos)– de poderosa presencia en La Zarzuela? Hasta la periodista más cortesana, Almudena Martínez–Fornés, ha reconocido en su crónica de ABC que “muchos se preguntaban cómo era posible que estuvieran todos los protagonistas de la Transición vivos y sus descendientes excepto el principal”. Para la periodista “la ausencia de Don Juan Carlos tiene difícil reparación porque, ahora, habrá que esperar otros 10 años, cuando el padre tenga 90, para volver a celebrar esta efemérides con toda solemnidad”. Aprovecho para recordaros que el 6 del próximo enero cumplirá 80 años. Una fecha redonda para que rectifiquéis. “Creo que el Jefe de la Casa del Rey tiene tiempo para arreglar algo”, (Santiago González).
“No cabe explicación ni justificación a esta ausencia. Lo que nos preocupa y alerta es el escaso talento o mala fe de quien cometió ese error. La explicación oficiosa de la Casa Real es inaceptable y sugiere el temor al protagonismo que Don Juan Carlos podía haber asumido en dicha sesión eclipsando a su hijo”, escribía Pablo Sebastián en República. ¡Ay! Ese personaje de La Zarzuela tan siniestro él... Hay que desconfiar de quien no habla nunca... José Oneto, también en República, recuerda que el 15 de junio de 1977 Felipe sólo tenía nueve años. Y 13, el 23 de febrero de 1981 cuando su padre, el Rey, le obligó a permanecer junto a él, en su despecho, toda la noche. Cuando se dormía en la butaca, que fueron varias las veces, Don Juan Carlos le gritaba: “¡Felipe, no te duermas! Mira lo que hay que hacer cuando se es rey “ ( José Luis de Vilallonga). Entre otras, hacer lo que usted no ha hecho este 15 de junio, respetar a su padre que, aquella noche, en la que la Corona estuvo en el aire, hizo todo lo posible para que usted sea hoy Jefe de Estado. Con mi lealtad, a pesar de todo. Jaime Peñafiel
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
01/07/2017
CARTA ABIERTA A DON FELIPE
HABRÁ QUE ESPERAR... 10 AÑOS
¡FELIPE, NO TE DUERMAS!
Disculpe que omita el tratamiento. Por dos motivos. Porque el don es tan respetuoso como cualquier otro tratamiento pero, sobre todo, porque desde que se casó ha igualado la institución que representa tan por abajo que la ha colocado donde todos somos don y doña. Por todo ello le escribo esta carta con el respeto debido al Jefe del Estado que sois pero sin ningún afecto. No me lo inspiráis. Lo que habéis hecho con vuestro padre nadie lo entiende. Tampoco lo justifica el protocolo, al que habéis recurrido, “es una pobre explicación”, El País dixit, para apartarle de un acto que era todo suyo.
Porque la Transición de la dictadura a la democracia que vivimos, gracias a él, colocará, siempre, con letras de oro, su nombre en el frontispicio de la Historia de España. Usted o quienes decidieron apartarle de la solemne e institucional celebración de tan gozoso aniversario, habéis infringido un gran dolor y una gran humillación pública a vuestro padre.
“Si no ponéis en valor y defendéis la figura y el legado del Rey, lo acabareis pagando”, ha escrito alguien. Porque la legitimidad de usted y de la Institución está sostenida, en gran medida, sobre el importante papel que vuestro padre ha desempeñado en los últimos años.
A lo peor esto es lo que os molesta. Por ello habéis decidido mataral padre quien, al igual que vuestro abuelo, el conde de Barcelona, que vio el juramento de su sucesor en 1969 por televisión, también se ha tenido que contentar con ver el acto conmemorativo por la tele. Posiblemente llorando, como él. No tuvisteis ni la consideración ni el obligado mínimo respeto de informarle de lo que habíais decido: que no estuviera presente. Bien sabéis que el Rey, vuestro padre, y según Rubén Amón“había despejado la última semana de junio, contando con que sería invitado”. Y la querida Marisa Cruz, en su crónica en EL MUNDO titulada “Juan Carlos dolido por su exclusión” puntualizaba que “desde hace tiempo había reservado la fecha en su agenda (...) No es de recibo las explicaciones que se dan acerca de la dificultad de encontrarle un sitio apropiado en el Hemiciclo”. No con el ánimo de presidir ni de hacer competencia a su hijo. Sólo con la expectativa de reencontrarse con los protagonistas políticos de aquella Transición. Este lugar, conocido como Tribuna Real, fue el que ocupó la Reina Sofía en la proclamación de su hijo y también desde el que la marquesa de Villaverde siguió la proclamación, el 22 de noviembre de 1975, de Don Juan Carlos como Rey. También, las infantas Pilar y Margarita y otros invitados reales.
Don Felipe, le habéis herido tan profundamente “con este acto de cobardía y de miedo” que, ante la pregunta que el querido amigo y compañero en EL MUNDO, Raúl del Pozo, le hizo a Don Juan Carlos, sobre vuestra decisión de borrarle del recuerdo histórico, le reconoció “sí desde luego”. Y, como escribe Raúl, con este gran error, Podemos, con el apoyo del PSOE, “han puesto en marcha la segunda Transición y quizá... la república, borrando la imagen de Juan Carlos del recuerdo histórico”. ¿Como usted con la colaboración de esa ambiciosa lady Macbeth –“una chica muy lista” (así la definía Don Juan Carlos)– de poderosa presencia en La Zarzuela? Hasta la periodista más cortesana, Almudena Martínez–Fornés, ha reconocido en su crónica de ABC que “muchos se preguntaban cómo era posible que estuvieran todos los protagonistas de la Transición vivos y sus descendientes excepto el principal”. Para la periodista “la ausencia de Don Juan Carlos tiene difícil reparación porque, ahora, habrá que esperar otros 10 años, cuando el padre tenga 90, para volver a celebrar esta efemérides con toda solemnidad”. Aprovecho para recordaros que el 6 del próximo enero cumplirá 80 años. Una fecha redonda para que rectifiquéis. “Creo que el Jefe de la Casa del Rey tiene tiempo para arreglar algo”, (Santiago González).
“No cabe explicación ni justificación a esta ausencia. Lo que nos preocupa y alerta es el escaso talento o mala fe de quien cometió ese error. La explicación oficiosa de la Casa Real es inaceptable y sugiere el temor al protagonismo que Don Juan Carlos podía haber asumido en dicha sesión eclipsando a su hijo”, escribía Pablo Sebastián en República. ¡Ay! Ese personaje de La Zarzuela tan siniestro él... Hay que desconfiar de quien no habla nunca... José Oneto, también en República, recuerda que el 15 de junio de 1977 Felipe sólo tenía nueve años. Y 13, el 23 de febrero de 1981 cuando su padre, el Rey, le obligó a permanecer junto a él, en su despecho, toda la noche. Cuando se dormía en la butaca, que fueron varias las veces, Don Juan Carlos le gritaba: “¡Felipe, no te duermas! Mira lo que hay que hacer cuando se es rey “ ( José Luis de Vilallonga). Entre otras, hacer lo que usted no ha hecho este 15 de junio, respetar a su padre que, aquella noche, en la que la Corona estuvo en el aire, hizo todo lo posible para que usted sea hoy Jefe de Estado. Con mi lealtad, a pesar de todo. Jaime Peñafiel
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