Angela Ponce es la primera transexual Miss Universe España.

Porque todo el mundo da por hecho la heterosexualidad, porque lo heteros no se arriesgan a que les peguen por ser lo que son, a que hasta su propia familia les rechace, a huir de su país o a que se le nieguen derechos solo por querer de manera distinta. Y perdóname pero los heterosexuales también pregonan que lo son cuando dicen de una tía cosas como "Uf, mira que t*tas tiene" "Es que me encantas las tías" Solo que a eso estamos acostumbrados
Seguimos con el victimismo, que es lo que mejor funciona:sleep::sleep::sleep::sleep::sleep:. Hay tanta gente heterosexual sin derechos que tiene que huir de su pais...Pero de esos no decimos nada, no, que ahora lo que mola y es guay es el armario, el cajon y la comoda. TODOS deberiamos de tener los mismo derechos, TODOS. O tu crees que dejarian que una persona nacida mujer pudiera presentarse a Miss Transexual? A que no?
 
Seguimos con el victimismo, que es lo que mejor funciona:sleep::sleep::sleep::sleep::sleep:. Hay tanta gente heterosexual sin derechos que tiene que huir de su pais...Pero de esos no decimos nada, no, que ahora lo que mola y es guay es el armario, el cajon y la comoda. TODOS deberiamos de tener los mismo derechos, TODOS. O tu crees que dejarian que una persona nacida mujer pudiera presentarse a Miss Transexual? A que no?
Victimismo y contradicciones. Dicen que es algo "normal" y que no es una patología pero abogan y exigen que las operaciones de cambio de s*x* las pague la Seguridad Social. Por una parte, tratan la enfermedad mental (que hay de muchos tipos y de distinta gravedad) como algo ignominioso y vergonzante. Con lo que poco respeto del que exigen demuestran ellos por quienes las padecen.

Y, por otra, si es algo natural y no patológico, ¿por qué tiene la Seguridad Social que pagarlo cuando excluye muchas otras cosas que sí lo son? No paga muchos medicamentos, ni paga el dentista (para que no digan que es la falta de higiene, lo que demuestra ignorancia, recordaré que tampoco paga la ortodoncia), ni las gafas, ni muchas otras cosas. Y no estoy diciendo que no tenga que pagarlas, sino que una afirmación (no es patológico, es natural) se opone a otra (tiene que cubrirlo la Seguridad Social).
 
Última edición:
Perdona, pero ese comentario es muy transfobo, ella es una mujer, no un hombre que quiere parecer mujer. Un poco de respeto por favor.

Mira que acabo de escuchar una entrevista de Angela Ponce y dijo algo así:

"No soy una mujer y tampoco soy cis, soy una mujer trans y formo parte de la diversidad humana"


(perdona por mi ignorancia pero ¿qué significa "cis" ? ¿querrá decir cisgénero? )
 
Mira que acabo de escuchar una entrevista de Angela Ponce y dijo algo así:

"No soy una mujer y tampoco soy cis, soy una mujer trans y formo parte de la diversidad humana"


(perdona por mi ignorancia pero ¿qué significa "cis" ? ¿querrá decir cisgénero? )

Según la Wikipedia:

Cisgénero (abreviado cis- o ci-, para simplificar) es un neologismo y tecnicismo de origen alemán propio del campo interdisciplinario de los estudios de género, término que es utilizado para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de género coincide con el s*x* que les fue asignado en el momento del nacimiento. Lo opuesto a cisgénero es denominado transgénero.

El neologismo y tecnicismo cisexualidad fue introducido en 1991 por el psiquiatra y sexólogo alemán Volkmar Sigusch para establecer que, ya que hay transexuales, debe haber cisexuales y que la suposición común de la evidente existencia de coincidencia entre género sexual e identidad sexual no es tan evidente.

Pues si ella misma dice que no es una mujer, ya está todo dicho.
 
Según la Wikipedia:

Cisgénero (abreviado cis- o ci-, para simplificar) es un neologismo y tecnicismo de origen alemán propio del campo interdisciplinario de los estudios de género, término que es utilizado para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de género coincide con el s*x* que les fue asignado en el momento del nacimiento. Lo opuesto a cisgénero es denominado transgénero.

El neologismo y tecnicismo cisexualidad fue introducido en 1991 por el psiquiatra y sexólogo alemán Volkmar Sigusch para establecer que, ya que hay transexuales, debe haber cisexuales y que la suposición común de la evidente existencia de coincidencia entre género sexual e identidad sexual no es tan evidente.

Pues si ella misma dice que no es una mujer, ya está todo dicho.

Tanta palabrería, es un invento, "estudios de género" es como no decir nada, s*x* asignado en el nacimiento??? nacemos con un s*x* por favor!El psiquiatra dice que ya que hay trans pues tendrá que haber cis, a vale aceptamos pulpo como animal de compañía.
 
https://elpais.com/internacional/2015/06/19/actualidad/1434740841_705843.html

La mujer que quiso ser negra
La identidad en Estados Unidos pueder ser difusa y maleable: Rachel Dolezal, activista por los derechos civiles, es el último caso
Rachel Dolezal se identifica como negra desde los cinco años. Sus hermanos adoptivos eran negros. Estudió en Howard, una universidad afroamericana en Washington, DC. Se casó con un negro y sus hijos son negros. Se dedicó al activismo en favor de los derechos de los afroamericanos. Acabó presidiendo la sección local en Spokane, en el Estado de Washington, de la NAACP. La Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, fundada en 1909, es la principal organización en favor de los derechos civiles de Estados Unidos.

En una semana Dolezal, de 37 años, ha visto cómo sus padres aseguraban que nació blanca y que se había hecho pasar por negra. Ha dimitido del cargo en la NAACP. Los medios de comunicación exponen su pasado e investigan otros posibles engaños en su carrera.
“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.

“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.
Dolezal oscureció su piel tomando mucho el sol y se rizó el cabello. Y optó por identificarse como negra, con toda la historia de vejaciones y resistencia. Sin tener antepasados esclavos ni africanos, asumió como propia la memoria común de los afroamericanos.

También Barack Obama asumió esta memoria. Hijo de una blanca de Kansas y un negro de Kenia, el presidente creció con su madre y sus abuelos blancos y sólo vio a su padre ocasionalmente. Sin embargo, todavía se le describe como el primer presidente negro. ¿Por la one-drop rule, la norma de la única gota?

Existe una diferencia sustancial entre Dolezal y Obama, más allá de si la activista de Spokane no tiene antepasados africanos conocidos y el presidente de Estados Unidos sí. Dolezal decidió ser negra, pero podría haber sido blanca y puede volver a serlo: viejas fotos difundidas por sus padres muestran una niña rubia y blanca. Obama, aunque construyó su identidad al llegar a la edad adulta y se sumergió en los códigos y la memoria común de la América negra en Chicago, ha explicado que no le quedó más remedio que ser negro.

“Si en esta sociedad tienes aspecto de afroamericano”, dijo durante la campañaque le llevó a la Casa Blanca en 2008, “te tratan como afroamericano”.

No siempre ha sido así. Hay una tradición larga de negros —negros de piel clara— que decidieron dejar de serlo y lo lograron. Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo casos de negros que se inscribieron en las Fuerzas Armadas como blancos para evitar regresar a la vida civil como ciudadanos de segunda clase. Lo explicó el periodista Brent Staples en un artículo de 2003 en The New York Times. “Un demógrafo”, escribió Staples, “calculó que más de 50.000 personas negras zarparon hacia la blanquitud durante los años cuarenta, se casaron con personas blancas y probablemente cortaron amarras con sus familias negras”.

Uno de los negros que se hicieron pasar por blancos fue Anatole Broyard, temible crítico literario del Times en los años ochenta y noventa. Broyard nació en 1920 en Nueva Orleans de padre y madre negros. Excepto su hermana, el resto de la familia eran negros de piel clara. Emigraron a Nueva York. En el Greenwich Village de mediados de siglo, Anatole Broyard era una estrella. Era elegante, inteligente, seductor. No se identificaba como negro. Corrían rumores, pero pocos conocían su origen. Sus hijos no lo supieron hasta poco antes de morir él, en 1990. “La sociedad había decretado que la raza era una cuestión de ley natural, pero él quería que fuese una afinidad electiva”, escribió Henry Louis Gates, Jr. en 1996 en un artículo de la revista The New Yorker que sacó a Broyard del armario racial. En su novela La mancha humana, publicada cuatro años después, Philip Roth inventó un personaje, el profesor Coleman Silk, que se parecía mucho a Broyard.

Para Dolezal, como para Silk o Broyard, ser negra parece ser una afinidad electiva, pero este no es el único reproche que ahora se le hace. La NAACP ha dejado claro que el problema de Dolezal no era que fuese blanca —la NAACP ha tenido líderes blancos—, sino su credibilidad, las dudas sobre su honestidad respecto a sus orígenes.

Estados Unidos es el país de la tabla rasa, de la meritocracia y de los hombres y mujeres hechos a sí mismos, el país que permite comenzar de cero. Dolezal lo ha intentado.

La incógnita es si es una impostora o un personaje genuinamente estadounidense: una mujer libre, que modela sin límites su vida y su identidad.

Rachel tenía cinco años y se sentía negra. El veredicto sigue abierto.
 
Tanta palabrería, es un invento, "estudios de género" es como no decir nada, s*x* asignado en el nacimiento??? nacemos con un s*x* por favor!El psiquiatra dice que ya que hay trans pues tendrá que haber cis, a vale aceptamos pulpo como animal de compañía.
Eso he pensado yo. ¿Y quién nos asigna el s*x*? Tienen que sustentar sus teorías como sea.
 
https://elpais.com/internacional/2015/06/19/actualidad/1434740841_705843.html

La mujer que quiso ser negra
La identidad en Estados Unidos pueder ser difusa y maleable: Rachel Dolezal, activista por los derechos civiles, es el último caso
Rachel Dolezal se identifica como negra desde los cinco años. Sus hermanos adoptivos eran negros. Estudió en Howard, una universidad afroamericana en Washington, DC. Se casó con un negro y sus hijos son negros. Se dedicó al activismo en favor de los derechos de los afroamericanos. Acabó presidiendo la sección local en Spokane, en el Estado de Washington, de la NAACP. La Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, fundada en 1909, es la principal organización en favor de los derechos civiles de Estados Unidos.

En una semana Dolezal, de 37 años, ha visto cómo sus padres aseguraban que nació blanca y que se había hecho pasar por negra. Ha dimitido del cargo en la NAACP. Los medios de comunicación exponen su pasado e investigan otros posibles engaños en su carrera.
“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.

“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.
Dolezal oscureció su piel tomando mucho el sol y se rizó el cabello. Y optó por identificarse como negra, con toda la historia de vejaciones y resistencia. Sin tener antepasados esclavos ni africanos, asumió como propia la memoria común de los afroamericanos.

También Barack Obama asumió esta memoria. Hijo de una blanca de Kansas y un negro de Kenia, el presidente creció con su madre y sus abuelos blancos y sólo vio a su padre ocasionalmente. Sin embargo, todavía se le describe como el primer presidente negro. ¿Por la one-drop rule, la norma de la única gota?

Existe una diferencia sustancial entre Dolezal y Obama, más allá de si la activista de Spokane no tiene antepasados africanos conocidos y el presidente de Estados Unidos sí. Dolezal decidió ser negra, pero podría haber sido blanca y puede volver a serlo: viejas fotos difundidas por sus padres muestran una niña rubia y blanca. Obama, aunque construyó su identidad al llegar a la edad adulta y se sumergió en los códigos y la memoria común de la América negra en Chicago, ha explicado que no le quedó más remedio que ser negro.

“Si en esta sociedad tienes aspecto de afroamericano”, dijo durante la campañaque le llevó a la Casa Blanca en 2008, “te tratan como afroamericano”.

No siempre ha sido así. Hay una tradición larga de negros —negros de piel clara— que decidieron dejar de serlo y lo lograron. Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo casos de negros que se inscribieron en las Fuerzas Armadas como blancos para evitar regresar a la vida civil como ciudadanos de segunda clase. Lo explicó el periodista Brent Staples en un artículo de 2003 en The New York Times. “Un demógrafo”, escribió Staples, “calculó que más de 50.000 personas negras zarparon hacia la blanquitud durante los años cuarenta, se casaron con personas blancas y probablemente cortaron amarras con sus familias negras”.

Uno de los negros que se hicieron pasar por blancos fue Anatole Broyard, temible crítico literario del Times en los años ochenta y noventa. Broyard nació en 1920 en Nueva Orleans de padre y madre negros. Excepto su hermana, el resto de la familia eran negros de piel clara. Emigraron a Nueva York. En el Greenwich Village de mediados de siglo, Anatole Broyard era una estrella. Era elegante, inteligente, seductor. No se identificaba como negro. Corrían rumores, pero pocos conocían su origen. Sus hijos no lo supieron hasta poco antes de morir él, en 1990. “La sociedad había decretado que la raza era una cuestión de ley natural, pero él quería que fuese una afinidad electiva”, escribió Henry Louis Gates, Jr. en 1996 en un artículo de la revista The New Yorker que sacó a Broyard del armario racial. En su novela La mancha humana, publicada cuatro años después, Philip Roth inventó un personaje, el profesor Coleman Silk, que se parecía mucho a Broyard.

Para Dolezal, como para Silk o Broyard, ser negra parece ser una afinidad electiva, pero este no es el único reproche que ahora se le hace. La NAACP ha dejado claro que el problema de Dolezal no era que fuese blanca —la NAACP ha tenido líderes blancos—, sino su credibilidad, las dudas sobre su honestidad respecto a sus orígenes.

Estados Unidos es el país de la tabla rasa, de la meritocracia y de los hombres y mujeres hechos a sí mismos, el país que permite comenzar de cero. Dolezal lo ha intentado.

La incógnita es si es una impostora o un personaje genuinamente estadounidense: una mujer libre, que modela sin límites su vida y su identidad.

Rachel tenía cinco años y se sentía negra. El veredicto sigue abierto.
La realidad supera la ficción. Mira que varias veces iba a poner un ejemplo así y no lo he hecho porque me iban a decir, y con razón, que era absurdo. Pues nada. ¿Por qué no va a ser negra si ella se siente negra?, ¿no?
 
No se vayan todavía aún hay más...

http://www.revistavanityfair.es/cel...tica-operaciones-socialite-extravagante/21207

Jocelyn Wildenstein, la mujer que se convirtió en felino por amor

jocelyn_4959_863x680.jpg
 
Según la Wikipedia:

Cisgénero (abreviado cis- o ci-, para simplificar) es un neologismo y tecnicismo de origen alemán propio del campo interdisciplinario de los estudios de género, término que es utilizado para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de género coincide con el s*x* que les fue asignado en el momento del nacimiento. Lo opuesto a cisgénero es denominado transgénero.

El neologismo y tecnicismo cisexualidad fue introducido en 1991 por el psiquiatra y sexólogo alemán Volkmar Sigusch para establecer que, ya que hay transexuales, debe haber cisexuales y que la suposición común de la evidente existencia de coincidencia entre género sexual e identidad sexual no es tan evidente.

Pues si ella misma dice que no es una mujer, ya está todo dicho.

Dime un ejemplo, porque realmente sigo sin comprender.

¿Es como una persona que nace una mujer o un hombres pero realmente es otra cosa, es decir, por ejemplo actúa como un vampiro o un gato ?
 
https://elpais.com/internacional/2015/06/19/actualidad/1434740841_705843.html

La mujer que quiso ser negra
La identidad en Estados Unidos pueder ser difusa y maleable: Rachel Dolezal, activista por los derechos civiles, es el último caso
Rachel Dolezal se identifica como negra desde los cinco años. Sus hermanos adoptivos eran negros. Estudió en Howard, una universidad afroamericana en Washington, DC. Se casó con un negro y sus hijos son negros. Se dedicó al activismo en favor de los derechos de los afroamericanos. Acabó presidiendo la sección local en Spokane, en el Estado de Washington, de la NAACP. La Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, fundada en 1909, es la principal organización en favor de los derechos civiles de Estados Unidos.

En una semana Dolezal, de 37 años, ha visto cómo sus padres aseguraban que nació blanca y que se había hecho pasar por negra. Ha dimitido del cargo en la NAACP. Los medios de comunicación exponen su pasado e investigan otros posibles engaños en su carrera.
“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.

“Me identifico como negra”, se defendió hace unos días ante la cadena NBC. Aquella desconocida activista de una pequeña ciudad de 210.000 habitantes en el noroeste de Estados Unidos se ha convertido en una figura nacional, en uno de aquellos personajes que parecen salidos de la nada y en los que, sin quererlo ellos ni desearlo, este país proyecta sus fantasmas.

Dolezal ha tocado una fibra. Con las protestas recientes en Baltimore y otras ciudades por la represión policial, la matanza el miércoles en una iglesia negra en Carolina del Sur, la herencia de la esclavitud, la segregación y la discriminación pervive.
Dolezal oscureció su piel tomando mucho el sol y se rizó el cabello. Y optó por identificarse como negra, con toda la historia de vejaciones y resistencia. Sin tener antepasados esclavos ni africanos, asumió como propia la memoria común de los afroamericanos.

También Barack Obama asumió esta memoria. Hijo de una blanca de Kansas y un negro de Kenia, el presidente creció con su madre y sus abuelos blancos y sólo vio a su padre ocasionalmente. Sin embargo, todavía se le describe como el primer presidente negro. ¿Por la one-drop rule, la norma de la única gota?

Existe una diferencia sustancial entre Dolezal y Obama, más allá de si la activista de Spokane no tiene antepasados africanos conocidos y el presidente de Estados Unidos sí. Dolezal decidió ser negra, pero podría haber sido blanca y puede volver a serlo: viejas fotos difundidas por sus padres muestran una niña rubia y blanca. Obama, aunque construyó su identidad al llegar a la edad adulta y se sumergió en los códigos y la memoria común de la América negra en Chicago, ha explicado que no le quedó más remedio que ser negro.

“Si en esta sociedad tienes aspecto de afroamericano”, dijo durante la campañaque le llevó a la Casa Blanca en 2008, “te tratan como afroamericano”.

No siempre ha sido así. Hay una tradición larga de negros —negros de piel clara— que decidieron dejar de serlo y lo lograron. Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo casos de negros que se inscribieron en las Fuerzas Armadas como blancos para evitar regresar a la vida civil como ciudadanos de segunda clase. Lo explicó el periodista Brent Staples en un artículo de 2003 en The New York Times. “Un demógrafo”, escribió Staples, “calculó que más de 50.000 personas negras zarparon hacia la blanquitud durante los años cuarenta, se casaron con personas blancas y probablemente cortaron amarras con sus familias negras”.

Uno de los negros que se hicieron pasar por blancos fue Anatole Broyard, temible crítico literario del Times en los años ochenta y noventa. Broyard nació en 1920 en Nueva Orleans de padre y madre negros. Excepto su hermana, el resto de la familia eran negros de piel clara. Emigraron a Nueva York. En el Greenwich Village de mediados de siglo, Anatole Broyard era una estrella. Era elegante, inteligente, seductor. No se identificaba como negro. Corrían rumores, pero pocos conocían su origen. Sus hijos no lo supieron hasta poco antes de morir él, en 1990. “La sociedad había decretado que la raza era una cuestión de ley natural, pero él quería que fuese una afinidad electiva”, escribió Henry Louis Gates, Jr. en 1996 en un artículo de la revista The New Yorker que sacó a Broyard del armario racial. En su novela La mancha humana, publicada cuatro años después, Philip Roth inventó un personaje, el profesor Coleman Silk, que se parecía mucho a Broyard.

Para Dolezal, como para Silk o Broyard, ser negra parece ser una afinidad electiva, pero este no es el único reproche que ahora se le hace. La NAACP ha dejado claro que el problema de Dolezal no era que fuese blanca —la NAACP ha tenido líderes blancos—, sino su credibilidad, las dudas sobre su honestidad respecto a sus orígenes.

Estados Unidos es el país de la tabla rasa, de la meritocracia y de los hombres y mujeres hechos a sí mismos, el país que permite comenzar de cero. Dolezal lo ha intentado.

La incógnita es si es una impostora o un personaje genuinamente estadounidense: una mujer libre, que modela sin límites su vida y su identidad.

Rachel tenía cinco años y se sentía negra. El veredicto sigue abierto.
Yo ya conocía este caso...... o_O

spl1051689_002_111960955.jpg


y ahora
maxresdefault.jpg
 
Back