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Gracias por tu mensaje.
Con un amigo ocurrió lo mismo; yo quise que le trataran, cuando nos habían dicho que el pronóstico era muy malo (nos hablaban de días, y yo no podía creerlo). A base de tratamientos, duró dos años más probando todo y más.
Yo le acompañaba en cada visita. En la última le llamé para decirle que entraba ya, que estaba aparcando; se dejó el teléfono descolgado y oí cómo la médico le anunció que ya está, que tenía que dejar el tratamiento y que no se podía hacer absolutamente nada más. Yo no podía creerlo al otro lado y entré a toda velocidad, cuando él ya salía, "tan tranquilo". Entré yo sola a pedirle que hiciéramos algo, y ella me dijo que él ya tenía todo asumido, que quien no lo aceptaba era yo. Y yo le decía que no, que él no sabía realmente lo que había.
Días después le ingresaron y un mes después murió. Cuando me encargué de todo, de cara a la familia, recogiendo sus cosas, no recordaba su cara de dos años antes; viendo su agenda del último año, en la que sólo tenía agendadas las citas médicas, las dosis y los descansos... me pregunté si realmente había sido justo para él todo este desgaste. Me sentí egoísta, y aún a veces tengo una lucha interna por hacer durar las cosas más sólo por no sufrir yo la pérdida, que igualmente llegó, pero con él extenuado.
Gracias por compartirlo, @Ladyal.
Sin duda ninguna el que se enfrenta a la muerte es el paciente, el enfermo. Pero, en muchas ocasiones, quien no asume el pronóstico es el familiar/amigo.
Mi hermano tuvo una proceso final largo. He hablado en otros posts sobre ello, los cuidados paliativos, el mundo de las emociones extremas... No me quiero repetir, pero como es la vivencia que conozco es de lo que puedo hablar. Muchas veces los familiares estamos deseando la vida cuando la vida se apaga inexorablemente. Entonces "sentimos" por 'egoísmo' (por favor que nadie me entienda mal). Queremos que nuestro familiar/amigo se quede a toda costa. Y, en muchas ocasiones, podemos hacer sufrir más a quien está padeciendo. Porque sufre por él y por nosotros.
Personalmente fui capaz de entender que la vela se apagaba. Pero (también por egoísmo) me costó mucho -y aún me cuesta- "dejarlo ir". Porque el 'dejarlos ir' también es un proceso post mortem.
Si me permites el consejo que no me has pedido: no te sientas egoísta. O sí. Pero piensa que ese egoísmo nace del amor. Es contradictorio pero es así. No nace de tu 'ego', nace del vínculo que tú tenías con él y es lo más normal del mundo sentirlo. Cuando pienses: "yo sufrí, yo no acepté, yo, yo, yo..." piensa también "yo amé". Tú no podías aceptar su muerte porque te importaba demasiado. Eso es precioso.
Y te diré otra cosa: todas esas emociones que tienes, esa lucha interna, todo eso es una experiencia vital como pocas. Has tenido el honor de acompañar a una persona en su trayecto final, incluso, más allá. No todo el mundo puede ni quiere (por las razones que sean, sin entran a valorarlas). Sé buena contigo, trátate bien como le trataste a él. No te flageles, por favor. No te lo mereces. Has hecho tu camino con él. Está todo bien. Y si él aceptó que lo hicieras con él es porque para él también estaba todo bien.
No te puedo asegurar que os reencontreis al otro lado, pero lo importante es que os acompañásteis en este lado de aquí ?
Te deseo lo mejor y que esta vivencia nos haga mejores personas.
Lo deseo para Ana y Lequio también. Ahora no tienen consuelo, pero sí el convencimiento de que recorrieron su camino con Alex -y Alex con ellos- desde esa generosidad. Estoy convencida.
Un abrazo, @Ladyal