Fiestas nocturnas, villas de lujo y dinero público: el divorcio que ha revuelto la monarquía danesa
Alexandra Manley, exprincesa de Dinamarca, vuelve a ser el punto de mira de la prensa tras su divorcio del joven fotógrafo Martin Jørgensen y su asignación anual a cargo del erario público.
Por CARMEN GALLARDO
14 de septiembre de 2015 / 8:18
Etiquetas:
Realeza
Escándalo
Alexandra Manley y Martin Jørgensen durante una de sus últimas apariciones públicas el pasado mayo.
© Gtresonline
El anuncio del nuevo divorcio de Alexandra Marley, condesa de Frederiksborg y ex princesa de Dinamarca, ha revuelto las aguas monárquicas del país, de la prensa y de la propia corte. La primera mujer del príncipe Joaquín, el segundo hijo de la reina Margarita, y madre de los nietos mayores de la reina, se había vuelto a casar en 2007. En esa ocasión, con un atractivo cámara de televisión, Martin Jørgensen, hijo de un afamado director de cine, y catorce años más joven que ella.
La decisión del divorcio ha partido de la condesa, que lo anunció en un comunicado personal al que no añadía la tradicional coletilla del “seguiremos siendo amigos”. Alexandra ha dado más explicaciones en una entrevista con la agencia de noticias danesa Ritzau, en la que revela los motivos de la ruptura tras ocho años de matrimonio: “Uno se casa pensando que la emoción durará toda la vida. Pero ahora, en estos momentos de nuestra vida Martin y yo no compartimos valores y no podríamos mantener un futuro juntos”.
EL PAPEL DEL PRÍNCIPE
Así las cosas, el príncipe Joaquín, ex marido de la condesa, ha respaldado la decisión de su ex mujer y ha pedido a la prensa respeto para sus hijos. Fue durante un acto oficial la pasada semana, cuando la prensa mostró más interés por el divorcio de la condesa Alexandra que por el acto público al que asistía el príncipe. Éste dejó claro que le preocupaba la situación emocional de sus hijos y aclaró a los periodistas del semanario danés Se og Hør que tanto él como su familia apoyaban la decisión de Alexandra de solicitar el divorcio. El príncipe Joaquín se negó a especular acerca de los motivos de la ruptura, e insistió: "Sólo estoy preocupado por el bienestar de mis hijos. Eso es lo que más me importa. Y dadas las circunstancias lo que necesitan es un poco de paz y tranquilidad”.
© Gtresonline
¿Y LAS FINANZAS?
En 2010 Martin Jørgensen concedió una entrevista al semanal Billed Bladet, donde hablaba de Alexandra ella como el gran amor de su vida: "Me enamoré de Alexandra porque es una mujer increíble. Basta con mirarla. Es muy hermosa y experta en todo lo que hace. Nos complementamos y desafiamos el uno al otro”. Alexandra Manley también se casó muy enamorada de Martin. De hecho al contraer matrimonio hubo de renunciar al tratamiento de Alteza Real y a su papel en la Familia. Sin embargo, no dejó pasar por alto el asunto financiero. La pareja firmó un acuerdo prenupcial que aseguraba a la condesa Alexandra que no tenía que compartir sus bienes en caso de divorcio. Desde su divorcio con el príncipe Joaquín, Alexandra ha mantenido su asignación a cargo del erario público de 2,1 millones de coronas danesas al año (alrededor de 282.000 euros).
EL DIVORCIO QUE PARECÍA INEVITABLE: ELLA HA ELEGIDO UNA EXISTENCIA MÁS DISCRETA Y HA EMPEZADO A VALORAR EL CALOR DE HOGAR, MIENTRAS QUE EL FOTÓGRAFO DE PUBLICIDAD, DE 37 AÑOS, VIVE LA VIDA LOCA POR LOS CLUBS DE COPENHAGUE.
Alejandra no tendrá que pagarle una sola corona a Martin y podrá seguir viviendo en su lujosa villa de 356 metros cuadrados en el distrito de moda de Svanemøllevej en la frontera de Hellerup, un barrio exclusivo a las afueras de Copenhague. La casa de diseño art nouveau en la que residía la pareja, fue costeada por el príncipe Joaquín, ya que según el acuerdo matrimonial entre el hijo menor de la reina Margarita II y la joven nacida en Hong Kong, en caso de divorcio, éste debía comprarle la vivienda que ella eligiera y pagarle una cantidad en efectivo proporcional al tiempo de duración del matrimonio. Según informaron entonces los medios daneses, Joaquín tuvo que desembolsar más de un millón de euros al tramitar su divorcio.
Alexandra, en esta nueva etapa en la que presumiblemente recuperará su apellido de soltera, ha dejado claro que su futuro está en Dinamarca. “Es mi casa. Me encanta este país y mis hijos van a la escuela aquí. Así que, por supuesto, voy a quedarme en Dinamarca”, explicó a la agencia Ritzau. Su propósito es mantener sus obligaciones en las organizaciones y patronatos en los que ya participaba, entre otros forma parte de la junta directiva de Ferring Pharmaceuticals y es embajadora de UNICEF.
Pero la Condesa de Frederiksborg debe librar otra batalla: ganar a la opinión pública que la ensalzaba cuando era princesa de Dinamarca y que no entendió por qué tras su matrimonio con el fotógrafo había de mantener tan alta asignación a cargo de erario público. Mucho menos se comprendieron sus problemas económicos de los últimos tiempos, que saltaron a la luz hace unos años. Y es que Alexandra y Martin vivían por encima de sus posibilidades. Una cuestión que este nuevo divorcio de la condesa más controvertida de Europa vuelve a sacar a la palestra.
Alexandra Manley, exprincesa de Dinamarca, vuelve a ser el punto de mira de la prensa tras su divorcio del joven fotógrafo Martin Jørgensen y su asignación anual a cargo del erario público.
Por CARMEN GALLARDO
14 de septiembre de 2015 / 8:18
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Realeza
Escándalo
Alexandra Manley y Martin Jørgensen durante una de sus últimas apariciones públicas el pasado mayo.
© Gtresonline
El anuncio del nuevo divorcio de Alexandra Marley, condesa de Frederiksborg y ex princesa de Dinamarca, ha revuelto las aguas monárquicas del país, de la prensa y de la propia corte. La primera mujer del príncipe Joaquín, el segundo hijo de la reina Margarita, y madre de los nietos mayores de la reina, se había vuelto a casar en 2007. En esa ocasión, con un atractivo cámara de televisión, Martin Jørgensen, hijo de un afamado director de cine, y catorce años más joven que ella.
La decisión del divorcio ha partido de la condesa, que lo anunció en un comunicado personal al que no añadía la tradicional coletilla del “seguiremos siendo amigos”. Alexandra ha dado más explicaciones en una entrevista con la agencia de noticias danesa Ritzau, en la que revela los motivos de la ruptura tras ocho años de matrimonio: “Uno se casa pensando que la emoción durará toda la vida. Pero ahora, en estos momentos de nuestra vida Martin y yo no compartimos valores y no podríamos mantener un futuro juntos”.
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EL PAPEL DEL PRÍNCIPE
Así las cosas, el príncipe Joaquín, ex marido de la condesa, ha respaldado la decisión de su ex mujer y ha pedido a la prensa respeto para sus hijos. Fue durante un acto oficial la pasada semana, cuando la prensa mostró más interés por el divorcio de la condesa Alexandra que por el acto público al que asistía el príncipe. Éste dejó claro que le preocupaba la situación emocional de sus hijos y aclaró a los periodistas del semanario danés Se og Hør que tanto él como su familia apoyaban la decisión de Alexandra de solicitar el divorcio. El príncipe Joaquín se negó a especular acerca de los motivos de la ruptura, e insistió: "Sólo estoy preocupado por el bienestar de mis hijos. Eso es lo que más me importa. Y dadas las circunstancias lo que necesitan es un poco de paz y tranquilidad”.
© Gtresonline
¿Y LAS FINANZAS?
En 2010 Martin Jørgensen concedió una entrevista al semanal Billed Bladet, donde hablaba de Alexandra ella como el gran amor de su vida: "Me enamoré de Alexandra porque es una mujer increíble. Basta con mirarla. Es muy hermosa y experta en todo lo que hace. Nos complementamos y desafiamos el uno al otro”. Alexandra Manley también se casó muy enamorada de Martin. De hecho al contraer matrimonio hubo de renunciar al tratamiento de Alteza Real y a su papel en la Familia. Sin embargo, no dejó pasar por alto el asunto financiero. La pareja firmó un acuerdo prenupcial que aseguraba a la condesa Alexandra que no tenía que compartir sus bienes en caso de divorcio. Desde su divorcio con el príncipe Joaquín, Alexandra ha mantenido su asignación a cargo del erario público de 2,1 millones de coronas danesas al año (alrededor de 282.000 euros).
EL DIVORCIO QUE PARECÍA INEVITABLE: ELLA HA ELEGIDO UNA EXISTENCIA MÁS DISCRETA Y HA EMPEZADO A VALORAR EL CALOR DE HOGAR, MIENTRAS QUE EL FOTÓGRAFO DE PUBLICIDAD, DE 37 AÑOS, VIVE LA VIDA LOCA POR LOS CLUBS DE COPENHAGUE.
Alejandra no tendrá que pagarle una sola corona a Martin y podrá seguir viviendo en su lujosa villa de 356 metros cuadrados en el distrito de moda de Svanemøllevej en la frontera de Hellerup, un barrio exclusivo a las afueras de Copenhague. La casa de diseño art nouveau en la que residía la pareja, fue costeada por el príncipe Joaquín, ya que según el acuerdo matrimonial entre el hijo menor de la reina Margarita II y la joven nacida en Hong Kong, en caso de divorcio, éste debía comprarle la vivienda que ella eligiera y pagarle una cantidad en efectivo proporcional al tiempo de duración del matrimonio. Según informaron entonces los medios daneses, Joaquín tuvo que desembolsar más de un millón de euros al tramitar su divorcio.
Alexandra, en esta nueva etapa en la que presumiblemente recuperará su apellido de soltera, ha dejado claro que su futuro está en Dinamarca. “Es mi casa. Me encanta este país y mis hijos van a la escuela aquí. Así que, por supuesto, voy a quedarme en Dinamarca”, explicó a la agencia Ritzau. Su propósito es mantener sus obligaciones en las organizaciones y patronatos en los que ya participaba, entre otros forma parte de la junta directiva de Ferring Pharmaceuticals y es embajadora de UNICEF.
Pero la Condesa de Frederiksborg debe librar otra batalla: ganar a la opinión pública que la ensalzaba cuando era princesa de Dinamarca y que no entendió por qué tras su matrimonio con el fotógrafo había de mantener tan alta asignación a cargo de erario público. Mucho menos se comprendieron sus problemas económicos de los últimos tiempos, que saltaron a la luz hace unos años. Y es que Alexandra y Martin vivían por encima de sus posibilidades. Una cuestión que este nuevo divorcio de la condesa más controvertida de Europa vuelve a sacar a la palestra.