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Mlunadem
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82 AÑOS DEL SEMÁFORO ROJO Octubre de 1934, el golpe de Estado que admira la izquierdaLa única revolución que se pueda llamar como tal y traspasó fronteras, fue la del 3 de Marzo de 1976 en Vitoria - Gasteiz protagonizada por los
OBREROS DE LAS FÁBRICAS nada de estudiantes universitarios (eso en las películas) OBREROS, OBREROS,OBREROS
Sucedió un 3 de Marzo: Los sucesos de Vitoria
El 3 de marzo de 1976 sucedió en Vitoria uno de los hechos más negros de la transición española y una de las peores agresiones a los trabajadores que se hayan registrado en el País Vasco. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, a resultas de los disparos efectuados por la policía armada española al desalojar una iglesia, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga.
Pedro María Martínez Ocio, Francisco Aznar Clemente, Romualdo Barroso Chaparro, José Castillo y Bienvenido Pereda, los cinco fallecieron en Vitoria por disparos de armas de fuego el 3 de marzo de 1976, tras una asamblea de trabajadores en la iglesia de San Francisco de Asís, en Zaramaga.
Aunque no se ha determinado la responsabilidad personal de nadie en sus muertes, la cadena de decisiones que llevaron a los hechos llegan al que era el Gobierno de España en aquel momento. En aquellas fechas era Manuel Fraga Iribarne el máximo responsable del ministerio de Interior.
Los políticos claman sobre los Derechos Humanos pero se niegan a investigar y reparar a aquellos que fueron pisoteados por comportamientos dictatoriales en nuestro país.
“En una época carente de libertades, en la cual no existían derechos de huelga, manifestación, reunión, etc. y bajo un duro régimen dictatorial, (Franco había muerto unos meses antes) en Vitoria-Gasteiz se estaba desarrollando un movimiento huelguístico ampliamente secundado por varias empresas, en base a unas reivindicaciones puramente sociolaborales.
Tras dos meses largos de huelga y dos días de huelga general, el 3 de marzo estaba convocada una jornada de paro total. Este paro fue secundado por la práctica totalidad de trabajadores, tanto de empresas en lucha como otras que lo apoyaron solidariamente, así como el comercio, servicios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general. Desde la mañana, la policía intervino duramente ante cualquier atisbo de concertación o manifestación, llegando incluso a disparar fuego real, produciéndose los primeros heridos de bala.
Para las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general informativa en la iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga, lugar donde se acostumbraba realizar las reuniones de las Comisiones Representativas de las empresas en lucha, para informar de
La policía “premeditadamente” dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad.
Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno.
El resultado, cinco obreros asesinados y unos cien heridos, muchos de ellos de gravedad. Ellos mismos, (la policía) se felicitaban de haber disparado más de mil tiros, de haber producido una masacre y de haber contribuido a la mayor paliza de la historia, según grabaciones que se conservan.
Los casos enviados al juzgado por ser las personas atendidas, tanto fallecidos como heridos, a consecuencia de disparos y agresiones, se abrieron diligencias previas. Los sumarios abiertos, después de varios recorridos por diversos juzgados y tribunales, acabaron finalmente en la jurisdicción militar, la cual, aun reconociendo que los hechos considerados, eran en principio constitutivos de delitos por homicidio, dictó auto de sobreseimiento por no haber motivos suficientes para acusar de ellos a personas determinadas. Posteriores reclamaciones al Estado por responsabilidad civil, efectuadas por algunos afectados, tampoco fueron atendidas.”
Fuente | Asociación 3 marzo
1400 asesinados por el psoe y la izquierda!!!
En 1933 las urnas habían hablado. La mayoría de los españoles había elegido un Gobierno de centro derecha que pusiera coto a los desmanes de la conjunción republicano-socialista del primer bienio. Además, era la primera vez que votaba la mujer en unas elecciones generales y habían apoyado mayoritariamente a la CEDA,
El partido dirigido por el abogado José María Gil Robles había sido la fuerza más votada, obtuvo 115 diputados, como segunda fuerza se encontraban los centristas de Alejandro Lerroux, el Partido Republicano Radical (PRR), con 102; el PSOE se había quedado con 59 tras el cambio de Besteiro por Largo Caballero. El resto de partidos con representación eran todos de derechas: agrarios, carlistas, la Lliga, Renovación Española. Los comunistas solamente habían obtenido un diputado.
Pese a esta aplastante victoria del centro derecha y la derecha, los menguados partidos de izquierda presionaron al timorato y acomplejado presidente de la Segunda República, Niceto Alcalá Zamora, para que no encargase la formación de Gobierno a Gil Robles. Amenazaban con una revolución en caso de que la CEDA entrase en el Gobierno. La izquierda, una vez más y como ocurrión en abril de 1931, no aceptaba los resultados electorales.
Sorprendentemente, en lugar de aplicar la legalidad y encargar la constitución del Ejecutivo a la fuerza más votada, corrió el turno y nombró Jefe de Gobierno a Lerroux, lider de la segunda fuerza más votada.
A pesar de ello, Gil Robles colaboró durante un año con el líder del PRR. Finalmente solicitó a Alacalá Zamora la entrada en el Gobierno de tres diputados de la CEDA. Para evitar conflictos, el propio Gil Robles no pidió ninguna cartera para él.
Los socialistas llevaban meses comprando armas e instrullendo a milicias por si ocurría esto. La clave era la frase “¡Atención al disco rojo!”. Y el diario del PSOE, El Socialista, lo publicó. Las milicias del PSOE, las anarquistas y las comunistas se lanzaron a la revolución contra un Gobierno que se había ceñido a la legalidad.
El objetivo era dar un golpe de Estado que derrocase el régimen que ellos mismos habían traído. La izquierda no respetaba las reglas del juego cuando no corrían a su favor, aunque las hubieran redactado ellos.
Hoy, 82 años después, quienes se empeñan en una revanchista Memoria Histórica, tienen la osadía de reivindicar aquel golpe de Estado que pretendía instaurar una dictadura, la del proletariado. Un régimen copiado del soviético. Un régimen basado en una ideología que ha sido la más criminal de la historia. Pero les da igual. Siempre colocan el lado grueso del embudo mirando hacia ellos.
Les da igual que la revolución que desencadenaron causase más de mil muertos, que fueran asesinados inocentes, se quemasen edificios religiosos y culturales. Son los suyos, y eso, para ellos, es lo único que cuenta. Aunque se trate de criminales y centenares de víctimas.
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