Día de las Fuerzas Armadas

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No tiene remedio , admitámoslo .
Y el preparao tampoco .
 

Yo me pregunto qué es tan importante lo que tiene que decirle al marido en los momentos menos apropiados. Van entrando con los militares firmes saludándolos y ella... habla.
En las recepciones que presiden ella... cuchichea y él se agacha a escucharla.
Hoy va correctamente vestida en comparación a otras oportunidades, lástima que no acompañe con la expresión de la cara, siempre altiva, desdeñosa y pagada de si misma.
Ojalá que los españoles presentes le bajaran los humos dándole una buena dosis de humildad traducida en silbatina.
Que por silbar no irá preso nadie.
 
No me gusta el traje (y mucho menos su cara) pero al menos está más adecuada a la ceremonia que en otros actos con militara, donde parecía que se estaba burlando de ellos.
 
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