Trabajo cara al público así que me encuentro un montón de personas particulares a la semana.
Aprendes a hacerte una coraza y me resbala bastante lo que digan, incluso lo que me digan, muy a malas les invito amablemente a que se vayan de mi negocio y au.
El caso más desagradable para mi de despachar es un matrimonio que rondarán los 40-45 años con dos niños, al trato conmigo bien pero entre ellos se hablan muy mal al punto de llegar a insultarse entre ellos (no una vez) por suerte son clientes que vienen poco.
Lo que me enerva de verdad son los niños mal educados, bueno, los padres de esos niños. Antes me entraban ganas de darles una torta ahora me río pensando en la adolescencia de su pequeña déspota
Aprendes a hacerte una coraza y me resbala bastante lo que digan, incluso lo que me digan, muy a malas les invito amablemente a que se vayan de mi negocio y au.
El caso más desagradable para mi de despachar es un matrimonio que rondarán los 40-45 años con dos niños, al trato conmigo bien pero entre ellos se hablan muy mal al punto de llegar a insultarse entre ellos (no una vez) por suerte son clientes que vienen poco.
Lo que me enerva de verdad son los niños mal educados, bueno, los padres de esos niños. Antes me entraban ganas de darles una torta ahora me río pensando en la adolescencia de su pequeña déspota