R
Romeroa
Guest
Estaba en un lago con mi familia bañándome tranquilamente, cuando al lado de mi hijo veo un cocodrilo gigante que se encuentra al acecho para atacarle. Solo veía su cabeza, pero podía apreciar como le miraba fijamente con la intención de comérselo. En ese momento, pienso si lo mejor es gritar "¡Corre!" o si por el contrario hacerle señas para que se vuelva a la orilla de una forma tranquila. El cocodrilo seguía acercándose y como me lo pensé demasiado, acabó engullendo a mi hijo y me desperté sobresaltada. Estuve meditando todo el día acerca de lo que podía significar este sueño, e investigando sobre la interpretación onírica de los cocodrilos queda constatado que soy una madre sobreprotectora. Debería dejar más libertad para que mis hijos se equivoquen, porque si no, cuando crezcan, les costará más enfrentarse al mundo ellos solos.