Modificación de la Ley de Educación denominada Celaá

Sabes que las comillas inglesas no son nuestras amigas, mejor las españolas.
Y por otro lado, muchas gracias por las correcciones, cierto es q no he escrito correctamente al 100%.
Pues a mi me caen bien esas comillas, así que las voy a seguir usando. Sean inglesas, francesas o chinas. Me da igual.
Si quieren que las usemos como toca, que las pongan mas fáciles en los teclados.
 
Estoy empezando a pensar que de verdad nos tomas el pelo. Te dice claramente que son sinónimos, aunque recomienden uno más que el otro, pero SON SINÓNIMOS.
Esto mismo te lo llevamos diciendo unas 3 páginas.
En las constituciones de varios países americanos reconocen el CASTELLANO como lengua oficial, por lo tanto ese término no sólo es válido para nuestro país, que es lo que tú vienes diciendo.
Y por último, el debate se zanjó en la RAE diciendo que aunque aconsejan el término español por ambigüedad, ambos son correctos. Por lo tanto, ni tu afirmación de "español fuera de España, castellano dentro ella" es correcta, ni tu empeño en negar que no son sinónimos es cierto.
Ay amiga ojo, que las comillas inglesas no son amigas nuestras según dice ella/él.
:ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
 
Pues a mi me caen bien esas comillas, así que las voy a seguir usando. Sean inglesas, francesas o chinas. Me da igual.
Si quieren que las usemos como toca, que las pongan mas fáciles en los teclados.
Y es tan fácil como que si estás escribiendo desde el móvil, no tienes otra opción, por lo menos en mi caso.
En fin, dejemos de dar importancia a ese tipo de mensajes, que el hilo iba de maravilla. Con lo bonito que es leer opiniones distintas y debatir desde el respeto.
 
Pues a mi me caen bien esas comillas, así que las voy a seguir usando. Sean inglesas, francesas o chinas. Me da igual.
Si quieren que las usemos como toca, que las pongan mas fáciles en los teclados.
En eso te doy la razón...díselo a los gramáticos.
 
Y quien pagará todo lo que ahora no paga el estado a los colegios concertados y que pagamos (en mi caso ,con gusto y sin problema) muchos padres y las instituciones religiosas o fundaciones?
Además de eso, es todo un tema ideológico y claramente en contra de la religión, aunque tengo que recordar que muchos colegios concertados no son religiosos.
Ante esto...podrían pagarlo quienes defienden ese tipo de educación a la carta...es decir, los interesados.
 

Educar pijos con dinero público​


Antonio Maestre
@AntonioMaestre

La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, camina por un pasillo del Congreso de los Diputados el día en que se aprobó la nueva Ley de Educación. Congreso de los Diputados
21 de noviembre de 2020 22:54h
49

Libertad, gritaban, mientras aporreaban los escaños, pero a lo que resonaba era a liberales llorando porque papá Estado siguiera pagándoles la educación en colegios religiosos a sus niños pijos. El quejío y los quebrantos de la reacción y los capillitas se debía única y exclusivamente a la eliminación de privilegios que han hecho de la educación privada-concertada la mayor brecha de desigualdad que el dinero público ha financiado en democracia. Lloran porque tendrán que pagar más para sus coles de calcetines largos de lana, jerseys de pico con escudo en el pecho y faldas plisadas. No hay más.
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No pienso defender la ley Celáa, porque hay motivos más que suficientes para meterse con ella desde los valores republicanos, con argumentos humanistas herederos del espíritu de las Misiones Pedagógicas. Isabel Celáa ha creado una ley que se queda corta y que en materia de humanidades no soluciona ninguno de los grandes obstáculos utilitaristas de la educación española, que sigue viendo la escuela como una herramienta del mercado y no como un instrumento de pensamiento crítico que amplíe las libertades de manera eficiente y convierta a los menores en ciudadanos y ciudadanas en el más amplio sentido de la palabra.

Los lloros de la carcunda nos hacen desinflar la crítica legítima a una ley cobarde en materia progresista. Las pataletas reaccionarias han impedido, una vez más, un progreso valiente. Su ruido nos está hurtando el debate desde posiciones de izquierdas frente a esta ley timorata mientras perdemos tiempo discutiendo con los que tienen que limpiarse el uniforme de lágrimas fachas.

Algo que no es novedad, porque llevan usando los mismos argumentos falsarios desde tiempos inmemoriales para asegurar los privilegios del negocio eclesiástico en la educación. No solo por su capacidad para crear castas de pijos dispuestos a todo para mantener el riego de dinero público a escuelas que segregan por s*x* y clase, sino porque esa influencia se traslada a los altos puestos de representación. Bourdieu les caló y poco más hay que contar sobre la importancia de cooptar los puestos de decisión estratificando desde las guarderías para que los suyos sigan manteniendo sus privilegios.

A la burguesía derechosa le molesta profundamente pagar más por su elitismo y exclusividad. Esa es la única motivación para que pongan a sus niños con raya al lado con lacitos naranjas en su peculiar procesismo borjamari. Quieren diferenciarse de la plebe, pero cuanto más chupen de la teta pública mejor. Se quejan porque la LOMLOE asegure que se cumpla la ley, que no es más lo que hace al no permitir que las cuotas voluntarias sean obligatorias y dejen de ser una barrera de acceso para quienes no tienen recursos. Temen que se les llenen sus aulas concertadas de menores pobres y migrantes. Protestan por que este Gobierno socialcomunista garantice que el dinero público otorgado a un colegio concertado asegure que cualquier niña, independientemente de su condición social, pueda acceder a un centro que vive del erario público. Porque así empezó Venezuela.

La clase media aspiracional, cómo no, ha hecho suyos todos los argumentos y falsedades de la oligarquía de porte serrano sobre la nueva ley de educación. Al fin y al cabo aspiran a ser como ellos y les marcan el camino. Las cuotas obligatorias son su acceso a un estrato que no les corresponde por cuna y quieren ganarse en vida. Poder separar a sus niños de las hijas de sus compañeros de colegio es el camino más rápido a una exclusividad que perderán en cuanto el jefe les largue de su cargo de encargado con ínfulas.

El amor por la escuela privada-concertada goza de una transversalidad que la izquierda no ha sabido combatir, en parte porque no le interesa y da cierto pedigrí llevar a los niños al colegio Estudio o al Siglo XXI y educarles en los valores de la Institución Libre de Enseñanza sin que el resto pueda hacerlo, asegurando unas posiciones de privilegio. Lo progresista, lo republicano y lo valiente sería instaurar en la educación pública los valores del pensamiento krausista y hacer de las ideas herederas de Manuel Cossío y Francisco Giner de los Ríos, de la enseñanza realmente innovadora y con recursos al margen de gurús y merchandaising bancario, de la coeducación y sus posibilidades, el pilar sobre el que fundamentar la pedagogía española. Una escuela inclusiva, para todas.

 
Curiosamente en este gobierno "progresista" la inmensa mayoría han estudiado en esos colegios denominados "pijos", tiene que ser tremendamente frustrante pensar que tus padres lo hicieron tan rematadamente mal.
La señora Celaa cuando fue consejera de educación del Gobierno Vasco lo hizo bien,yo cuando vi que iba a ser ministra de educación y viendo como lo había hecho aquí me alegré de su nombramiento. Jamás imaginaba que quien venía de la privada y concertada, incluso escogió ese modelo para sus hijas, iba a ser capaz de algo como lo que se está viendo.Urge una ley con consenso de TODOS los partidos.
 

Educar pijos con dinero público​


Antonio Maestre
@AntonioMaestre

La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, camina por un pasillo del Congreso de los Diputados el día en que se aprobó la nueva Ley de Educación. Congreso de los Diputados
21 de noviembre de 2020 22:54h
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Libertad, gritaban, mientras aporreaban los escaños, pero a lo que resonaba era a liberales llorando porque papá Estado siguiera pagándoles la educación en colegios religiosos a sus niños pijos. El quejío y los quebrantos de la reacción y los capillitas se debía única y exclusivamente a la eliminación de privilegios que han hecho de la educación privada-concertada la mayor brecha de desigualdad que el dinero público ha financiado en democracia. Lloran porque tendrán que pagar más para sus coles de calcetines largos de lana, jerseys de pico con escudo en el pecho y faldas plisadas. No hay más.
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No pienso defender la ley Celáa, porque hay motivos más que suficientes para meterse con ella desde los valores republicanos, con argumentos humanistas herederos del espíritu de las Misiones Pedagógicas. Isabel Celáa ha creado una ley que se queda corta y que en materia de humanidades no soluciona ninguno de los grandes obstáculos utilitaristas de la educación española, que sigue viendo la escuela como una herramienta del mercado y no como un instrumento de pensamiento crítico que amplíe las libertades de manera eficiente y convierta a los menores en ciudadanos y ciudadanas en el más amplio sentido de la palabra.

Los lloros de la carcunda nos hacen desinflar la crítica legítima a una ley cobarde en materia progresista. Las pataletas reaccionarias han impedido, una vez más, un progreso valiente. Su ruido nos está hurtando el debate desde posiciones de izquierdas frente a esta ley timorata mientras perdemos tiempo discutiendo con los que tienen que limpiarse el uniforme de lágrimas fachas.

Algo que no es novedad, porque llevan usando los mismos argumentos falsarios desde tiempos inmemoriales para asegurar los privilegios del negocio eclesiástico en la educación. No solo por su capacidad para crear castas de pijos dispuestos a todo para mantener el riego de dinero público a escuelas que segregan por s*x* y clase, sino porque esa influencia se traslada a los altos puestos de representación. Bourdieu les caló y poco más hay que contar sobre la importancia de cooptar los puestos de decisión estratificando desde las guarderías para que los suyos sigan manteniendo sus privilegios.

A la burguesía derechosa le molesta profundamente pagar más por su elitismo y exclusividad. Esa es la única motivación para que pongan a sus niños con raya al lado con lacitos naranjas en su peculiar procesismo borjamari. Quieren diferenciarse de la plebe, pero cuanto más chupen de la teta pública mejor. Se quejan porque la LOMLOE asegure que se cumpla la ley, que no es más lo que hace al no permitir que las cuotas voluntarias sean obligatorias y dejen de ser una barrera de acceso para quienes no tienen recursos. Temen que se les llenen sus aulas concertadas de menores pobres y migrantes. Protestan por que este Gobierno socialcomunista garantice que el dinero público otorgado a un colegio concertado asegure que cualquier niña, independientemente de su condición social, pueda acceder a un centro que vive del erario público. Porque así empezó Venezuela.

La clase media aspiracional, cómo no, ha hecho suyos todos los argumentos y falsedades de la oligarquía de porte serrano sobre la nueva ley de educación. Al fin y al cabo aspiran a ser como ellos y les marcan el camino. Las cuotas obligatorias son su acceso a un estrato que no les corresponde por cuna y quieren ganarse en vida. Poder separar a sus niños de las hijas de sus compañeros de colegio es el camino más rápido a una exclusividad que perderán en cuanto el jefe les largue de su cargo de encargado con ínfulas.

El amor por la escuela privada-concertada goza de una transversalidad que la izquierda no ha sabido combatir, en parte porque no le interesa y da cierto pedigrí llevar a los niños al colegio Estudio o al Siglo XXI y educarles en los valores de la Institución Libre de Enseñanza sin que el resto pueda hacerlo, asegurando unas posiciones de privilegio. Lo progresista, lo republicano y lo valiente sería instaurar en la educación pública los valores del pensamiento krausista y hacer de las ideas herederas de Manuel Cossío y Francisco Giner de los Ríos, de la enseñanza realmente innovadora y con recursos al margen de gurús y merchandaising bancario, de la coeducación y sus posibilidades, el pilar sobre el que fundamentar la pedagogía española. Una escuela inclusiva, para todas.

Lacambra-maestre, ese gran sectario. Esto ni va de derechas ni izquierdas. En mi colegio concertado religioso hay gente afiliada a PSOE, muy fachas deben ser también
 

Educar pijos con dinero público​


Antonio Maestre
@AntonioMaestre

La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, camina por un pasillo del Congreso de los Diputados el día en que se aprobó la nueva Ley de Educación. Congreso de los Diputados
21 de noviembre de 2020 22:54h
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Libertad, gritaban, mientras aporreaban los escaños, pero a lo que resonaba era a liberales llorando porque papá Estado siguiera pagándoles la educación en colegios religiosos a sus niños pijos. El quejío y los quebrantos de la reacción y los capillitas se debía única y exclusivamente a la eliminación de privilegios que han hecho de la educación privada-concertada la mayor brecha de desigualdad que el dinero público ha financiado en democracia. Lloran porque tendrán que pagar más para sus coles de calcetines largos de lana, jerseys de pico con escudo en el pecho y faldas plisadas. No hay más.
Publicidad

No pienso defender la ley Celáa, porque hay motivos más que suficientes para meterse con ella desde los valores republicanos, con argumentos humanistas herederos del espíritu de las Misiones Pedagógicas. Isabel Celáa ha creado una ley que se queda corta y que en materia de humanidades no soluciona ninguno de los grandes obstáculos utilitaristas de la educación española, que sigue viendo la escuela como una herramienta del mercado y no como un instrumento de pensamiento crítico que amplíe las libertades de manera eficiente y convierta a los menores en ciudadanos y ciudadanas en el más amplio sentido de la palabra.

Los lloros de la carcunda nos hacen desinflar la crítica legítima a una ley cobarde en materia progresista. Las pataletas reaccionarias han impedido, una vez más, un progreso valiente. Su ruido nos está hurtando el debate desde posiciones de izquierdas frente a esta ley timorata mientras perdemos tiempo discutiendo con los que tienen que limpiarse el uniforme de lágrimas fachas.

Algo que no es novedad, porque llevan usando los mismos argumentos falsarios desde tiempos inmemoriales para asegurar los privilegios del negocio eclesiástico en la educación. No solo por su capacidad para crear castas de pijos dispuestos a todo para mantener el riego de dinero público a escuelas que segregan por s*x* y clase, sino porque esa influencia se traslada a los altos puestos de representación. Bourdieu les caló y poco más hay que contar sobre la importancia de cooptar los puestos de decisión estratificando desde las guarderías para que los suyos sigan manteniendo sus privilegios.

A la burguesía derechosa le molesta profundamente pagar más por su elitismo y exclusividad. Esa es la única motivación para que pongan a sus niños con raya al lado con lacitos naranjas en su peculiar procesismo borjamari. Quieren diferenciarse de la plebe, pero cuanto más chupen de la teta pública mejor. Se quejan porque la LOMLOE asegure que se cumpla la ley, que no es más lo que hace al no permitir que las cuotas voluntarias sean obligatorias y dejen de ser una barrera de acceso para quienes no tienen recursos. Temen que se les llenen sus aulas concertadas de menores pobres y migrantes. Protestan por que este Gobierno socialcomunista garantice que el dinero público otorgado a un colegio concertado asegure que cualquier niña, independientemente de su condición social, pueda acceder a un centro que vive del erario público. Porque así empezó Venezuela.

La clase media aspiracional, cómo no, ha hecho suyos todos los argumentos y falsedades de la oligarquía de porte serrano sobre la nueva ley de educación. Al fin y al cabo aspiran a ser como ellos y les marcan el camino. Las cuotas obligatorias son su acceso a un estrato que no les corresponde por cuna y quieren ganarse en vida. Poder separar a sus niños de las hijas de sus compañeros de colegio es el camino más rápido a una exclusividad que perderán en cuanto el jefe les largue de su cargo de encargado con ínfulas.

El amor por la escuela privada-concertada goza de una transversalidad que la izquierda no ha sabido combatir, en parte porque no le interesa y da cierto pedigrí llevar a los niños al colegio Estudio o al Siglo XXI y educarles en los valores de la Institución Libre de Enseñanza sin que el resto pueda hacerlo, asegurando unas posiciones de privilegio. Lo progresista, lo republicano y lo valiente sería instaurar en la educación pública los valores del pensamiento krausista y hacer de las ideas herederas de Manuel Cossío y Francisco Giner de los Ríos, de la enseñanza realmente innovadora y con recursos al margen de gurús y merchandaising bancario, de la coeducación y sus posibilidades, el pilar sobre el que fundamentar la pedagogía española. Una escuela inclusiva, para todas.

Llamando a todos "pijos" demuestra que no tiene ni idea de lo que te encuentras en un colegio concertado. No atacan a los ricos con esto, atacan a la clase media, media-baja e incluso baja, porque de todo eso hay en los concertados.
 

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