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Elena Cue es otra igual, tiene tipazo y pelazo, pero una cara de pan de mollete que asusta. Eso sí, tiene buenos ojos y buenos morretes.
Fallece Fernando Falcó Marqués de Cubas
- Autorpapaya
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Elena Cue es otra igual, tiene tipazo y pelazo, pero una cara de pan de mollete que asusta. Eso sí, tiene buenos ojos y buenos morretes.
Tienes razón... no es el tema de este hilo. Mil disculpas.
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Si, ya lo habia oido, pero no me parece, le dieron el premio Planeta, por Pequñas infamias y tiene algun que otro premio mas , que no recuerdo¡¡¡
ARISTOCRACIA
Nobleza obliga
Carlos y Fernando Falcó, el destino unido hasta la muerte de los dandies de la aristocracia
Los hermanos han fallecido con siete meses de diferencia. Se llevaban dos años y sus vidas fueron similares
Fernando (izquierda) y Carlos Falcó estaban muy unidosANTONIO HEREDIA
PREMIUM
Físicamente, Fernando se parecía a su madre, Hilda Fernández de Córdoba, señora imponente y una de las mejores escopetas de España, a la que veíamos en Embassy a la hora del aperitivo con el Loden de rigor y sombrero a juego. Carlos era más como su padre, Manuel Falcó y Escandón, duque de Montellano.
A diferencia de Carlos, el marqués de Cubas era extrovertido, rápido, divertido y con humor muy español. Griñón siempre fue más sutil y en el fondo muy ingenioso, un tanto británico. Ninguno de los dos tuvo nada de señorito español. Los Falcó eran europeístas, hablaban idiomas, viajaban. De niños pasaban los veranos jugando en Villa Giralda con el futuro rey de España y las infantas. Los dos tuvieron títulos universitarios. Carlos estudió ingeniero agrónomo en Lovaiana, Fernando se licenció en Derecho en Madrid, su padre no toleraba veleidades con los estudios.
CABALLEROS SIEMPRE
A Fernando le apasionaban los automóviles pero abandonó la afición cuando su hermano Felipe murió en un accidente de coche. A los dos les gustaban las mujeres y se llevaban de calle a las más atractivas del momento, pero Cubas era más visible como acompañante de celebridades, nacionales y extranjeras. De Soraya, la ex emperatriz de Persia, a Cristina Onassis, en realidad enamorada de Carlos Falcó. La multimillonaria griega estaba obsesionada con Griñón, seguramente porque era el único hombre del mundo que no tenía ningún interés en casarse con ella, pero era su hermano Fernando quien la entretenía en su desconsuelo.
A pesar de ser considerados durante años solteros de éxito, los hermanos Falcó no hicieron alarde de sus conquistas. Nunca han demostrado rencor al terminar sus romances, han sabido perder con elegancia y siempre han tenido una palabra generosa hacia su adversario. Cuando corrían rumores de su relación con Esther Koplowitz, Fernando Falcó no se pronunciaba. Ni siquiera para desmentirlo. "Jamás diré una palabra sobre una señora que tenga que ver conmigo", zanjaba nuestra pregunta con firmeza.
Carlos era dos años mayor que Fernando
Aunque un día, entrevistado para una biografía de su hermano, a la pregunta sobre el matrimonio de Carlos con Isabel Preysler, contestó: "No creo que tenga que defenderla a capa y espada como hace él, a costa de su propia imagen. Su matrimonio con Isabel le ha perjudicado enormemente. Carlos fue muy elegante con ella después de la ruptura, le admiro pero no todo el mundo es tan perdonador".
En privado y de forma elegante, también era muy crítico con Esther Doña, la cuarta esposa de su hermano. Fernando no asistió a la boda de Griñón y la malagueña y cuando el marqués de Cubas celebró en 2019 su 80 cumpleaños con una fiesta flamenca, Carlos asistió solo.
El marqués de Griñón se casó cuatro veces. Fernando dos. Primero con Marta Chávarri, 21 años más joven. El matrimonio acabó con una ruptura pública y notoria, demasiado notoria. Nunca Fernando Falcó pronunció un reproche en público hacia su ex mujer.
Estos días hemos hablado con Marta Chávarri, que lleva una vida más que discreta, con sus amigas y sus hermanas, siempre lejos de celebraciones públicas, a las que nunca ha sido aficionada. "Estoy muy bien pero tristepor Fernando, lo he sentido muchísimo", dice.
Con Esther Koplowitz, Falcó mantenía una excelente relación y cercanía. La empresaria ha tenido públicamente palabras de enorme afecto hacia su ex marido, del que estuvo cerca hasta el final.
En negocios y finanzas, los dos Falcó han llevado caminos distintos. El marqués de Griñón llevó sus proyectos con ilusión y originalidad, pero no siempre con éxito. Al final de su vida, sus empresas de aceite y vinos acabaron en crisis y el único legado importante que deja en herencia es el palacio de El Rincón hoy a la venta por unos siete millones de euros, de los que sus herederos deberán descontar deudas en torno a unos cinco millones que el marqués había contraído con su hijo mayor.
En cambio, Fernando Cubas era más tradicional con sus finanzas. Además de presidir varios consejos de administración, algunos de ellos en las empresas de su ex esposa Esther Koplowitz, vendió en 2019 la finca Valero, 4.350 hectáreas de paraíso cinegético y natural en Extremadura. Al sentir que su salud empeoraba y que su hijo Álvaro no tenía demasiado interés en mantenerla, aceptó la oferta del médico asturiano Víctor Madera, un multimillonario que habría pagado más de 20 millones de euros por esta legendaria propiedad.
Nobleza obliga
Carlos y Fernando Falcó, el destino unido hasta la muerte de los dandies de la aristocracia
Los hermanos han fallecido con siete meses de diferencia. Se llevaban dos años y sus vidas fueron similares
Fernando (izquierda) y Carlos Falcó estaban muy unidosANTONIO HEREDIA
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- Decesos. Muere Fernando Falcó, marqués de Cubas, siete meses después de fallecer su hermano Carlos
- Obituario. Muere Carlos Falcó, marqués de Griñón, víctima del coronavirus
Físicamente, Fernando se parecía a su madre, Hilda Fernández de Córdoba, señora imponente y una de las mejores escopetas de España, a la que veíamos en Embassy a la hora del aperitivo con el Loden de rigor y sombrero a juego. Carlos era más como su padre, Manuel Falcó y Escandón, duque de Montellano.
A diferencia de Carlos, el marqués de Cubas era extrovertido, rápido, divertido y con humor muy español. Griñón siempre fue más sutil y en el fondo muy ingenioso, un tanto británico. Ninguno de los dos tuvo nada de señorito español. Los Falcó eran europeístas, hablaban idiomas, viajaban. De niños pasaban los veranos jugando en Villa Giralda con el futuro rey de España y las infantas. Los dos tuvieron títulos universitarios. Carlos estudió ingeniero agrónomo en Lovaiana, Fernando se licenció en Derecho en Madrid, su padre no toleraba veleidades con los estudios.
CABALLEROS SIEMPRE
A Fernando le apasionaban los automóviles pero abandonó la afición cuando su hermano Felipe murió en un accidente de coche. A los dos les gustaban las mujeres y se llevaban de calle a las más atractivas del momento, pero Cubas era más visible como acompañante de celebridades, nacionales y extranjeras. De Soraya, la ex emperatriz de Persia, a Cristina Onassis, en realidad enamorada de Carlos Falcó. La multimillonaria griega estaba obsesionada con Griñón, seguramente porque era el único hombre del mundo que no tenía ningún interés en casarse con ella, pero era su hermano Fernando quien la entretenía en su desconsuelo.
A pesar de ser considerados durante años solteros de éxito, los hermanos Falcó no hicieron alarde de sus conquistas. Nunca han demostrado rencor al terminar sus romances, han sabido perder con elegancia y siempre han tenido una palabra generosa hacia su adversario. Cuando corrían rumores de su relación con Esther Koplowitz, Fernando Falcó no se pronunciaba. Ni siquiera para desmentirlo. "Jamás diré una palabra sobre una señora que tenga que ver conmigo", zanjaba nuestra pregunta con firmeza.
Carlos era dos años mayor que Fernando
Aunque un día, entrevistado para una biografía de su hermano, a la pregunta sobre el matrimonio de Carlos con Isabel Preysler, contestó: "No creo que tenga que defenderla a capa y espada como hace él, a costa de su propia imagen. Su matrimonio con Isabel le ha perjudicado enormemente. Carlos fue muy elegante con ella después de la ruptura, le admiro pero no todo el mundo es tan perdonador".
En privado y de forma elegante, también era muy crítico con Esther Doña, la cuarta esposa de su hermano. Fernando no asistió a la boda de Griñón y la malagueña y cuando el marqués de Cubas celebró en 2019 su 80 cumpleaños con una fiesta flamenca, Carlos asistió solo.
El marqués de Griñón se casó cuatro veces. Fernando dos. Primero con Marta Chávarri, 21 años más joven. El matrimonio acabó con una ruptura pública y notoria, demasiado notoria. Nunca Fernando Falcó pronunció un reproche en público hacia su ex mujer.
Estos días hemos hablado con Marta Chávarri, que lleva una vida más que discreta, con sus amigas y sus hermanas, siempre lejos de celebraciones públicas, a las que nunca ha sido aficionada. "Estoy muy bien pero tristepor Fernando, lo he sentido muchísimo", dice.
Con Esther Koplowitz, Falcó mantenía una excelente relación y cercanía. La empresaria ha tenido públicamente palabras de enorme afecto hacia su ex marido, del que estuvo cerca hasta el final.
En negocios y finanzas, los dos Falcó han llevado caminos distintos. El marqués de Griñón llevó sus proyectos con ilusión y originalidad, pero no siempre con éxito. Al final de su vida, sus empresas de aceite y vinos acabaron en crisis y el único legado importante que deja en herencia es el palacio de El Rincón hoy a la venta por unos siete millones de euros, de los que sus herederos deberán descontar deudas en torno a unos cinco millones que el marqués había contraído con su hijo mayor.
En cambio, Fernando Cubas era más tradicional con sus finanzas. Además de presidir varios consejos de administración, algunos de ellos en las empresas de su ex esposa Esther Koplowitz, vendió en 2019 la finca Valero, 4.350 hectáreas de paraíso cinegético y natural en Extremadura. Al sentir que su salud empeoraba y que su hijo Álvaro no tenía demasiado interés en mantenerla, aceptó la oferta del médico asturiano Víctor Madera, un multimillonario que habría pagado más de 20 millones de euros por esta legendaria propiedad.
24/10/2020
MARTA CHÁVARRI, DE ESTRELLA DEL ‘ESCÁNDALO DE LA BIUTIFUL’ A DISCRETA
Fernando Falcó y Marta Chávarri fueron el ‘cuarentón y la jovencita’ más célebres de finales de los 80. Se casaron y su matrimonio no funcionó. Tampoco el de Alberto Cortina. Con sus nuevas parejas descubrió el collage. POR CONSUELO FONT
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Por aquel entonces, Marta, una estilosa aristócrata de melena rubia al viento que modelaba su escultural figura en Laly Ruiz, resaltándola con jeans ceñidísimos, botas y cazadora, ya pisaba fuerte mediáticamente hablando. Era nieta del marqués de Santo Floro y biznieta del conde de Romanones, además de sobrina de Natalia Figueroa, esposa del cantante Raphael. Su padre, Tomás Chávarri, era diplomático y Marta tuvo una educación fuera de España más abierta y cosmopolita que el recatado pijerío patrio. A los 17 años se instaló en Madrid y dos años después, ella y sus cuatro hermanos, una de las cuales, María, estuvo casada con el padre de la hija de Isabel Sartorius, Javier Soto, sufrían un terrible mazazo al perder a su madre, Matilde, que falleció de un derrame cerebral con 37 años.
Poco después, entraba en su existencia Fernando Falcó, un atractivo marqués cuarentón en cuyo currículum amoroso figuraban nada menos que Cristina Onassis, la ex emperatriz Soraya y las actrices Gina Lollobrigida y Nadiuska. Era el hijo menor de los duques de Montellano, Manuel Falcó e Hilda Fernández de Córdoba, dueños del palacio de La Castellana donde se instaló el Rey Juan Carlos cuando vino a educarse a España. Fernando y su hermano Carlos, marqués de Griñón, nacieron en Dueñas, el palacio sevillano de la duquesa de Alba, prima de los Montellano, que les dio cobijo en la Guerra Civil.
Marta, que había vivido en EEUU, necesitaba revalidar en España su permiso de conducir y acudió a Fernando, presidente del Real Automóvil Club. Fiel al tópico del señor y la jovencita, Falcó decidió cortarse su coleta de seductor para casarse con la aristócrata 21 años menor. El bodón tuvo lugar en junio del 82 en la catedral del Plasencia y fue portada de ¡Hola!, lo que calentó motores para el ascenso mediático de Marta. El nacimiento de su único hijo Álvaro en 1983 pareció consolidar el matrimonio, pero sólo en apariencia. Fernando estaba de vuelta de la vida bullanguera pero la jovencísima marquesa, a la que llegaron a ofrecer un papel en el cine, ansiaba divertirse y convertirse en icono mediático.
El ambiente era propicio, pues con Felipe Gónzalez en el poder, se desataron en España fenómenos como el yuppismo, del que era fiel exponente Mario Conde, y la beautiful people, socialismo descafeinado que rendía culto al poder y al dinero al abrigo del entonces ministro de Economía, Carlos Solchaga. Lejos de esconderse, las grandes fortunas se exhibían en sus yates y mansiones e incluso, para delicia de los paparazzi, se prodigaban por la noche madrileña en discotecas como el Mau Mau o la sala flamenca El Portón. Amor, política, finanzas y socialites se dieron la mano, surgiendo curiosos compañeros de cama, como el súperministro socialista Miguel Boyer e Isabel Preysler, ex de Julio Iglesias y del marqués de Griñón, o Mariano Rubio, gobernador del banco de España, y la escritora Carmen Posadas.
1988 fue un año clave para Marta, que ese verano fue elegida lady España, certamen que premiaba a las mujeres con relevancia social, heredando el cetro de Cayetana de Alba. Esto hizo que se fijase en ella el financiero Alberto Cortina, quien junto a su primo Alberto Alcocer, integraba el famoso dúo Los Albertos, sinónimo de poder unido a dinero de la era felipista, en buena parte adquirido gracias a sus esposas, las multimillonarias hermanas Alicia y Esther Koplowitz. Tras el verano, el romance comenzó a ser un runrrún cada vez más intenso, incluso esas navidades unos fotógrafos de EFE captaron a la pareja saliendo de los madrileños apartamentos Galaxia, nido de amoríos clandestinos. Parece que Cortina impidió que esas fotos vieran la luz a cambio de 13 millones de pesetas, aunque no logró parar el tsunami que en febrero de 1989 se le vino encima tras publicarse su escapada a Viena y la portada de Interviú mostrando el vello del pubis de su amante. Un amor que le costó muy caro a Cortina, pues provocó su separación y su cese al frente de la constructora de su mujer, Construcciones y Contratas. Dio, además, al traste con la mayor fusión bancaria que se iba a acometer en España, la de Banesto y el banco Central de Escámez promovida por Cortina y Alcocer, accionistas de ambas entidades a través de Cartera Central. Aseguran que detrás de la foto estaba la sombra de Mario Conde, entonces presidente de Banesto y reticente a la fusión, aunque no se pudo demostrar. Manuel Durán, presidente de la Once, sí reconoció a este periódico que el propio Cortina le reveló que Antonio Asensio, presidente del grupo Zeta que editaba Interviú, le alertó en un desayuno en el Palace que tenía unas fotos comprometedoras de Marta, pidiéndole que paralizara la fusión a cambio de no publicarlas. También para la marquesa de Cubas las consecuencias fueron desastrosas. No sólo dinamitaron su matrimonio con Fernando Falcó, que después se casaría con Esther Koplowitz, sino que perdió a su hijo Álvaro, que quedó bajo custodia de su padre.
Ese septiembre, Marta y Cortina se instalaron en un enorme piso de la calle General Arrando, en Chamberí, y en diciembre del 91 se casaron por lo civil en Las Cuevas, la finca del empresario. Un fugaz matrimonio al que, según su entorno, Cortina se vio forzado por el escándalo desatado y que en 1995 acabó en divorcio. En 2002, el financiero rehizo su vida con la guapa Elena Cué, madre de su hija Alejandra, con quien sigue casado, mientras Chávarri desaparecía de la vida pública. Aseguran que fue parte del acuerdo al que llegó con el empresario, que la impedía casarse de nuevo, y por el que recibió una generosa paga vitalicia de 6.000 euros al mes y un piso en el barrio de Salamanca con servicio y chófer incluidos.
La vida de Marta ha estado llena de altibajos. Ha tenido varias parejas, entre ellas el empresario Javier Salaverri o el escultor Richard Hudson. Dicen que el accidente doméstico que sufrió en 2013 cuya secuela fue una parálisis facial le provocó un gran bajón anímico, incluso se la ha visto en alguna ocasión en la clínica psiquiátrica López Ibor, donde aseguraba que iba a ver a una amiga, aunque ha reconocido que de vez en cuando visitaba a una psicóloga. Actualmente, su círculo se reduce a sus hermanas María e Isabel y algunas íntimas, repartiendo su tiempo entre la ONG También, que integra discapacitados en el deporte, pintar collages y viajar. Su pasión es su hijo Álvaro, ejecutivo de una agencia de márketing y novio de Isabelle Junot, hija del ex de Carolina de Mónaco. Acompañado de ella despidió este miércoles a su padre en el tanatorio de La Paz, ya que Chávarri, cuya separación del marqués de Cubas fue muy conflictiva, no asistió al sepelio, entre otros motivos porque cuando atisba un fotógrafo, se cruza de acera.
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MARTA CHÁVARRI, DE ESTRELLA DEL ‘ESCÁNDALO DE LA BIUTIFUL’ A DISCRETA
Fernando Falcó y Marta Chávarri fueron el ‘cuarentón y la jovencita’ más célebres de finales de los 80. Se casaron y su matrimonio no funcionó. Tampoco el de Alberto Cortina. Con sus nuevas parejas descubrió el collage. POR CONSUELO FONT
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Por aquel entonces, Marta, una estilosa aristócrata de melena rubia al viento que modelaba su escultural figura en Laly Ruiz, resaltándola con jeans ceñidísimos, botas y cazadora, ya pisaba fuerte mediáticamente hablando. Era nieta del marqués de Santo Floro y biznieta del conde de Romanones, además de sobrina de Natalia Figueroa, esposa del cantante Raphael. Su padre, Tomás Chávarri, era diplomático y Marta tuvo una educación fuera de España más abierta y cosmopolita que el recatado pijerío patrio. A los 17 años se instaló en Madrid y dos años después, ella y sus cuatro hermanos, una de las cuales, María, estuvo casada con el padre de la hija de Isabel Sartorius, Javier Soto, sufrían un terrible mazazo al perder a su madre, Matilde, que falleció de un derrame cerebral con 37 años.
Poco después, entraba en su existencia Fernando Falcó, un atractivo marqués cuarentón en cuyo currículum amoroso figuraban nada menos que Cristina Onassis, la ex emperatriz Soraya y las actrices Gina Lollobrigida y Nadiuska. Era el hijo menor de los duques de Montellano, Manuel Falcó e Hilda Fernández de Córdoba, dueños del palacio de La Castellana donde se instaló el Rey Juan Carlos cuando vino a educarse a España. Fernando y su hermano Carlos, marqués de Griñón, nacieron en Dueñas, el palacio sevillano de la duquesa de Alba, prima de los Montellano, que les dio cobijo en la Guerra Civil.
Marta, que había vivido en EEUU, necesitaba revalidar en España su permiso de conducir y acudió a Fernando, presidente del Real Automóvil Club. Fiel al tópico del señor y la jovencita, Falcó decidió cortarse su coleta de seductor para casarse con la aristócrata 21 años menor. El bodón tuvo lugar en junio del 82 en la catedral del Plasencia y fue portada de ¡Hola!, lo que calentó motores para el ascenso mediático de Marta. El nacimiento de su único hijo Álvaro en 1983 pareció consolidar el matrimonio, pero sólo en apariencia. Fernando estaba de vuelta de la vida bullanguera pero la jovencísima marquesa, a la que llegaron a ofrecer un papel en el cine, ansiaba divertirse y convertirse en icono mediático.
El ambiente era propicio, pues con Felipe Gónzalez en el poder, se desataron en España fenómenos como el yuppismo, del que era fiel exponente Mario Conde, y la beautiful people, socialismo descafeinado que rendía culto al poder y al dinero al abrigo del entonces ministro de Economía, Carlos Solchaga. Lejos de esconderse, las grandes fortunas se exhibían en sus yates y mansiones e incluso, para delicia de los paparazzi, se prodigaban por la noche madrileña en discotecas como el Mau Mau o la sala flamenca El Portón. Amor, política, finanzas y socialites se dieron la mano, surgiendo curiosos compañeros de cama, como el súperministro socialista Miguel Boyer e Isabel Preysler, ex de Julio Iglesias y del marqués de Griñón, o Mariano Rubio, gobernador del banco de España, y la escritora Carmen Posadas.
1988 fue un año clave para Marta, que ese verano fue elegida lady España, certamen que premiaba a las mujeres con relevancia social, heredando el cetro de Cayetana de Alba. Esto hizo que se fijase en ella el financiero Alberto Cortina, quien junto a su primo Alberto Alcocer, integraba el famoso dúo Los Albertos, sinónimo de poder unido a dinero de la era felipista, en buena parte adquirido gracias a sus esposas, las multimillonarias hermanas Alicia y Esther Koplowitz. Tras el verano, el romance comenzó a ser un runrrún cada vez más intenso, incluso esas navidades unos fotógrafos de EFE captaron a la pareja saliendo de los madrileños apartamentos Galaxia, nido de amoríos clandestinos. Parece que Cortina impidió que esas fotos vieran la luz a cambio de 13 millones de pesetas, aunque no logró parar el tsunami que en febrero de 1989 se le vino encima tras publicarse su escapada a Viena y la portada de Interviú mostrando el vello del pubis de su amante. Un amor que le costó muy caro a Cortina, pues provocó su separación y su cese al frente de la constructora de su mujer, Construcciones y Contratas. Dio, además, al traste con la mayor fusión bancaria que se iba a acometer en España, la de Banesto y el banco Central de Escámez promovida por Cortina y Alcocer, accionistas de ambas entidades a través de Cartera Central. Aseguran que detrás de la foto estaba la sombra de Mario Conde, entonces presidente de Banesto y reticente a la fusión, aunque no se pudo demostrar. Manuel Durán, presidente de la Once, sí reconoció a este periódico que el propio Cortina le reveló que Antonio Asensio, presidente del grupo Zeta que editaba Interviú, le alertó en un desayuno en el Palace que tenía unas fotos comprometedoras de Marta, pidiéndole que paralizara la fusión a cambio de no publicarlas. También para la marquesa de Cubas las consecuencias fueron desastrosas. No sólo dinamitaron su matrimonio con Fernando Falcó, que después se casaría con Esther Koplowitz, sino que perdió a su hijo Álvaro, que quedó bajo custodia de su padre.
Ese septiembre, Marta y Cortina se instalaron en un enorme piso de la calle General Arrando, en Chamberí, y en diciembre del 91 se casaron por lo civil en Las Cuevas, la finca del empresario. Un fugaz matrimonio al que, según su entorno, Cortina se vio forzado por el escándalo desatado y que en 1995 acabó en divorcio. En 2002, el financiero rehizo su vida con la guapa Elena Cué, madre de su hija Alejandra, con quien sigue casado, mientras Chávarri desaparecía de la vida pública. Aseguran que fue parte del acuerdo al que llegó con el empresario, que la impedía casarse de nuevo, y por el que recibió una generosa paga vitalicia de 6.000 euros al mes y un piso en el barrio de Salamanca con servicio y chófer incluidos.
La vida de Marta ha estado llena de altibajos. Ha tenido varias parejas, entre ellas el empresario Javier Salaverri o el escultor Richard Hudson. Dicen que el accidente doméstico que sufrió en 2013 cuya secuela fue una parálisis facial le provocó un gran bajón anímico, incluso se la ha visto en alguna ocasión en la clínica psiquiátrica López Ibor, donde aseguraba que iba a ver a una amiga, aunque ha reconocido que de vez en cuando visitaba a una psicóloga. Actualmente, su círculo se reduce a sus hermanas María e Isabel y algunas íntimas, repartiendo su tiempo entre la ONG También, que integra discapacitados en el deporte, pintar collages y viajar. Su pasión es su hijo Álvaro, ejecutivo de una agencia de márketing y novio de Isabelle Junot, hija del ex de Carolina de Mónaco. Acompañado de ella despidió este miércoles a su padre en el tanatorio de La Paz, ya que Chávarri, cuya separación del marqués de Cubas fue muy conflictiva, no asistió al sepelio, entre otros motivos porque cuando atisba un fotógrafo, se cruza de acera.
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Se casó con Cortina en 1969. Dando por bueno que nació en el 52.,. ? se casó con 16 años, 17 recién cumplidos?
En 1954 no nació seguro.
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He leído que cuando Prisli dió el campanazo con Don Boyer Marta fué muy dura en los comentarios, criticando lo que aquella le hizo a su cuñado Carlos.
"Le dijo la sartén al cazo", porque cuatro años después ella lo hizo peor. Primero la foto a la salida del hotel en Viena acompañada por Don Buzo Cortina, y luego la aparición de las fotos de la sonrisa vertical.
Estas fotos creo que se las tomaron estando sentada junto a su entonces marido en una discoteca. El fotógrafo las guardó, pero tras la mentada foto en Viena vió la oportunidad de mostrarlas.
Para los padres de los Falcó debió ser muy fuerte que dos nueras resultasen como resultaron.
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Si era ella porque puedo vi la foto...
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Según Wikipedia nació en 12 de septiembre de 1954 aunque seguro que se quita años porque cuando se separo tenía 40 o 42 años, recuerdo haberlo leído en una entrevista que le hizo Hola...
Recuerdo haber leído que ambas hermanas se casarón muy jóvenes, en concreto Alicia con 18 años...
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Solo llevaba los pantis y sí se la transparentaba todo al "natural"...
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No llevaba ropa interior...
