Solo "tapas". De bares, mesones y terrazas.

Cómo hacer sepia al ajillo
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Info.
Ingredientes para Cómo hacer sepia al ajillo
  • 1 sepia grande y limpia (unos 800 g. o bien 2 pequeñas de 400 g.)
  • 3 dientes de ajo
  • Un manojo de perejil fresco
  • Un poquito (30 ml) de vino blanco seco (Manzanilla o Fino de Jerez)
  • Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
  • Aceite de oliva virgen extra (5 cucharadas)
  • Alioli o mayonesa para acompañar


Cómo hacer sepia al ajillo. Os presento una de las recetas con pescado más famosa de los bares de tapas de toda España.

Una de esas tapas que triunfa y rivaliza con las patatas bravas, los boquerones en vinagre, las gambas al ajillo o los riñones al Jerez … cada tapa tiene su bar o restaurante donde lo bordan.

Quizás uno de los platos más sencillos de nuestro recetario, aunque cada maestrillo tiene su librillo. Lo que os aseguro es que con los pasos de esta receta os quedará incluso mejor que en tu bar preferido.

Recordad que la calidad de la sepia es clave para el éxito de este plato. Procurad elegir una sepia o choco tierno y que no muy grande. Es un plato que lleva poca cocción y se prepara en el momento, con lo que tampoco te complicarás la vida en la cocina.

La sepia o choco al ajillo en uno de los platos más famosos en los bares de tapas de Huelva y Cádiz. Incluso sirve de base para otras recetas como acompañamiento de un poco de pasta o arroz blanco. El truco para que quede de rechupete es que salga de la plancha blandita y veréis en el paso a paso que es muy fácil conseguirlo.

En tan solo 5 minutos tendréis una sepia dorada, tierna y jugosa. Una receta que no necesita grandes acompañamientos, ideal para una comida o cena en la que vamos un poco justos de tiempo. El único acompañamiento que os aconsejo es un buen alioli casero y ganas de comer de rechupete.

Preparación de la sepia al ajillo
  1. Pelamos los dientes de ajo, lavamos el perejil y lo secamos. Empezamos con el majado poniendo el mortero un pellizco de sal con los ajos, le damos caña hasta que nos quede como una pasta. Añadimos las hojas de perejil troceadas previamente (dejaremos unas cuantas para decorar al final).
  2. Sólo faltaría añadir el aceite de oliva virgen extra (3 cucharadas) y los 30 ml. de vino blanco. Mezclamos todo muy bien y reservamos. Tenemos que hacer un majado bastante fino, aunque puedes usar la batidora pero el resultado en mortero es más casero.
  3. Troceamos la sepia en cuadrados más o menos de unos 3-4 cm. La lavamos y secamos muy bien con papel de cocina, no debe tener agua para que no salte en la plancha, aunque soltará parte de su jugo al cocinarla. Reservamos.
  4. Ponemos la plancha o una sartén grande al fuego, empezamos al mínimo y que vaya calentando. Una vez que esté bien caliente (uno de los consejos fundamentales de esta receta). Echamos una cucharada de aceite de oliva en la plancha o sartén y le ponemos el fuego a tope.
  5. Añadimos la sepia y la removemos durante un minuto sólamente. La retiramos a un plato con papel de cocina y que suelte todo el líquido, la queremos seca. Limpiamos la plancha o sartén pues se habrá evaporado el agua que soltó la sepia y habrán quedado restos pegados. Vertemos en la sartén otra cucharada de aceite de oliva y le damos caña de nuevo al fuego.
  6. Incorporamos la sepia, salpimentamos y doramos a fuego vivo durante 2 minutos más.
  7. Añadimos el contenido del mortero que teníamos reservado. Doramos unos segundos, como mucho 1 minuto más. Apagamos y servimos calentita con un poco más de perejil por encima. Acompaña esta tapa con un poco de mayonesa o alioli, le va de lujo.
Consejos para una sepia de rechupete
  • Para que nos quede en su punto de dorada, tierna y sabrosa se requiere una plancha con temperatura fuerte para hacerla muy rápida. Si nos pasamos de tiempo nos quedará dura y si la hacemos a baja temperatura nos quedará como cocida.
  • Respetad los tiempos y paso a paso de la receta y os quedará perfecta. Es muy importante que no os paséis de los tiempos indicados, si se pasa de tiempo, puede quedar dura y gomosa.
  • Es un aperitivo que apenas tiene calorías y que lo convierten en un manjar delicioso. Controlando la cantidad de aceite de oliva tendréis incluso un plato saludable, casi de dieta. Son 225 calorías por cada 100 gramos.
  • Podemos preparar la sepia entera a la plancha como en algunos restaurantes. Tendréis que hacerle unos cortes en los bordes para que no se enrolle al hacerla en la plancha.
  • El último consejo es emplear aceites de oliva aromatizados caseros, le daréis ese toque especial a vuestra sepia. Si quieres hacer alioli casero lo tenéis en el blog.
Equipo Recetas de Rechupete
 
Con tu permiso Mi @Serendi aquí te acerco lo que de tapas se disfruta en Buenos Aires, hija dilecta de la gran Madrid por su zona exclusiva española...

Gustos Sin Reservas
Amamos lo que comemos. Comemos lo que amamos.


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5 de abril, 2017

4 lugares para comer las mejores tapas en Buenos Aires8 minutos de lectura
Por: Explorador Gastronómico
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¿A quién no le gusta comer con la mano? La idea es hacerles llegar algunas opciones de lo que a mí particularmente más me gusta: “el picoteo”. Aquellos lugares donde hay que dejar el formalismo de lado, tomarse una buena cerveza y disfrutar.


Hay quienes dicen que las tapas se crearon para comer algo antes del trabajo y así transitar la jornada laboral con el estómago lleno. Los vascos cuentan que en las tabernas se juntaban amigos a beber sidra y era fundamental ofrecer pequeños platos para evitar los excesos del alcohol. Y otra teoría, la que más me gusta creer, es que viene de “tapar” la bebida con una rodaja de pan para cubrirla de las moscas. Con el tiempo las tapas se convirtieron en algo clave dentro de la gastronomía, mucho más que una simple rodaja de pan.

100% vascos: Sagardi
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Foto: Cortesía de Sagardi
Cuando decidí empezar a escribir este posteo lo primero que se me vino a la mente fueron las clásicas barras de tapas españolas donde cada uno toma de la barra lo que más le tienta y lo come de parado. Buscando opciones noté que en Buenos Aires ese estilo de servicio no era fácil de encontrar. Así me topé con Sagardi, quienes orgullosamente se presentan como la única barra de pinchos vascos de Buenos Aires.

En pleno corazón de San Telmo, una zona que los fines de semana se llena de turistas pero que en la semana suele ser bastante tranquilo, se encuentra este bellísimo local. El local se divide en 3 partes: el salón con mesas donde se sirve a la carta, un salón privado para eventos en el subsuelo y lo que iba a buscar, la gran barra llena de pinchos.

Con más de 40 opciones entre pinchos fríos y calientes, es la perdición de cualquier amante de la comida vasca. Hay opciones para todos los gustos, todos preparados con productos de excelente calidad siguiendo las recetas clásicas vascas para hacerlo sentir a uno como si estuviera en un rincón de San Sebastián. Cada pincho tiene bastantes ingredientes, entre los que se destacan el salmón, las anchoas, los boquerones, terrinas, jamón crudo, tortillas, por decir algunos. Mis favoritos fueron el pa and tomaquet (una rodaja de pan de masa madre frotado con tomate y una feta de jamón crudo), pincho de mousse de salmón con virutas de jamón crudo, la txistorra frita (embutido de cerdo con pimentón típico vasco), tortilla de papas rellena de salmón y una tapa de tomates confitados con queso brie que es una delicia.

El sistema es simple: cada uno se acerca con su plato a la barra y agarra los pinchos fríos que más le gustan. Los pinchos calientes los bandejean y cada uno decide a gusto. El costo de todos los pinchos, fríos y calientes, es el mismo. A la hora de pagar, se cuentan los palillos y listo. Debo confesar que uno tiende ser mal pensado y tuve que consultarles si el sistema era efectivo o había algunos que intentaban hacerse los vivos y esconder algunos palillos. Muy amablemente me explicaron que los vascos son de confiar en la gente y que por suerte la gran mayoría de los visitantes son honestos.

La atención es de primer nivel, se nota que es un equipo muy aceitado donde todos saben explicar cómo es cada uno de los pinchos. Me fui enamorado de este lugar, encontrando un nuevo favorito en lo que a tapas y pinchos respecta.

El legado familiar: La Esperanza de los Ascurra
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Foto: Cortesía de La Esperanza de los Ascurra
Nacieron en 2011 con la idea de dejar el legado de los Ascurra en lo más alto. Estos tres primos, nietos de españoles, necesitaban continuar de alguna manera con el apellido del abuelo materno (Dardo Ascurra). Y qué mejor que con un bar de tapas. Continuar el legado no solo con el apellido, sino con un recetario español que con el correr de los años fue tomando sabores porteños.

Sinceramente soy un fanático de la cocina española, así que cuando abrió La Esperanza de los Ascurrala expectativa fue grande. Y la cumplieron con creces. Tortillas, jamón crudo, boquerones, pulpo, quesos, buñuelos, mejillones. Tapas, medias raciones y raciones, me vuelvo loco. Siendo pocos siempre conviene pedir tapas, la ración es para grupos grandes. Es la mejor manera de poder degustar muchos platos, igualmente los mozos te asesoran bastante bien para no pedir de más.

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Foto: Cortesía de La Esperanza de los Ascurra
El menú tiene opciones de tapeos ya armados o los podés armar a tu gusto. Las papas con alioli son sencillamente exquisitas. ¿Las gambas al ajillo? Oh, sí; un espectáculo.

El local es un típico bar de tapas: mesas y sillas de madera, barra larga con las tapas expuestas sobre la misma. A diferencia de los bares españoles, donde uno elige directamente de la barra, acá se pide a la carta desde la mesa.

Actualmente se expandieron y se encuentran en diversos barrios porteños, inclusive abrieron dos locales en España: uno en Málaga (de donde era oriundo Dardo Ascurra) y otro en Madrid. La propuesta en los locales de España son tapas más porteñas, a la inversa de lo que sucede en Buenos Aires. Una vuelta de rosca interesante para ganar los dos mercados.

Es un lugar para juntarse con amigos, tomarse unas cañas y llenarse la panza de delicias españolas. Tapas: vengan de a una que yo las espero sentado tomando una rica cervecita.

El exótico: Síntesis Tapas Asiáticas
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Foto: Cortesía de Síntesis Tapas Asiáticas
En un rincón del barrio de Recoleta se encuentra este pequeño restaurante de comida fusión asiática, principalmente japonesa, china y taiwanesa.

De la mano de Oscar, quien te recibe y atiende siempre con una sonrisa, uno ya sabe que todo lo que sigue en Síntesis va a salir bien. Es clave sentirse a gusto cuando uno va a un lugar donde el menú no es lo que está acostumbrado a comer desde niño. Así que con la buena predisposición que tienen, es fácil poder buscar opciones para darse una panzada oriental.

El local es chico, entrarán aproximadamente 20 comensales. Sin embargo, cada mesa tiene su espacio para no sentirse invadido con conversaciones ajenas. A veces puede gustarnos escuchar otras mesas, pero por lo general es importante sentirse cómodo a pesar de las reducidas dimensiones del lugar.

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Foto: Cortesía de Síntesis Tapas Asiáticas
El menú es más que interesante para quienes nos gusta la comida asiática. Tienen opciones de ramen,rolls, algunas opciones de pescados y lo que fuimos a buscar para esta publicación: tapas asiáticas.Podés elegir individualmente las tapas o pedir una degustación que trae un poco de cada cosa. El tapeo degustación incluye: gyozas, wantan de salmón, piezas de sushi (new york roll y spicy salmón),yakitori, tonkatsu, tiradito de tofu, sopa miso, una ensalada fresca y por supuesto arroz. El tapeo termina con un helado de jengibre.

Me sentí muy a gusto con el lugar y, lo principal, comí muy bien. Hay quienes pueden llegar a quedarse con hambre dado que al ser tapeo, son pequeñas porciones para poder degustar un poco de todo. Los amantes de la comida asiática sin dudas se van a sentir muy a gusto con Oscar y su equipo que explican en detalle cada una de las tapas.

El histórico: Bar de Cao
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Foto: Cortesía del Explorador Gastronómico
En una esquina como cualquier otra del barrio de San Cristóbal se encuentra el mítico Bar de Cao. Abrió en 1915 como un almacén con despacho de bebidas y actualmente es uno de los iconos de las picadas en Buenos Aires.

El lugar es un típico bodegón, con menú de bodegón y mozos de bodegón. ¿Quedó claro? Mesas de madera, sillas de madera, los salames colgando y picadas en todas las mesas. Me siento a gusto en lugares así.

El menú es bastante completo, arrancando por las picadas, pasando por hamburguesas, pastas, milanesas y variedad de carnes a la parrilla. Lo más recomendable es pedir una picada ya armada para probar un poco de todo o podés pedirte los ingredientes por separado y armártela a tu gusto. Mi recomendación en el Bar de Cao es pedir cualquiera de la variedad de picadas que tienen. Jamones, salames, tortillas, quesos, nada puede salir mal. Las especialidades de la casa: la pavita y la sidra tirada. No digan que no les avisé.

Con 102 años de historia, algo bien tienen que haber hecho para seguir abiertos. Lo que hacen lo hacen muy bien.
 
Caldo blanco gallego con repollo
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Info.

Ingredientes para Caldo blanco gallego con repollo
  • 400 g. de repollo blanco
  • 400 g. de patata gallega
  • 150 g. de habas o alubias blancas
  • 20 g. de unto o manteca de cerdo
  • 2 zanahorias
  • 1 oreja y 1 rabo de cerdo ahumadas
  • 1 chorizo gallego ahumado
  • Sal fina (al gusto)
  • Un chorrito de aceite de oliva virgen extra




Cómo preparar caldo blanco gallego con repollo. He tenido la suerte de poder traerme de Galicia este finde todos los ingredientes para hacer esta receta de caldo y prepararlo tal como lo hacía mi abuela en el pueblo.

Esta receta con lo que había en la huerta es una variación del caldo con grelos clásico, muy similar al humilde caldo de Gloria.

En temporada de grelos, nabizas o berza se suele preparar con estas verduras, pero en casa triunfa con repollo blanco. Le llamamos caldo blanco porque queda un caldo clarito que sólo desentona por unas pocas zanahorias que mi abuela le añadía al caldo.

Un plato sencillo, de gente humilde, que le ponía lo que tenía, a veces con unas pocas alubias blancas y otra no. Es una adaptación casera que queda increíble y que me trae un montón de recuerdos. Un caldito caliente para cenar es lo mejor que entra en el cuerpo para coger temperatura, aunque os aseguro que el caldo gallego se toma durante todo el año, incluso en Agosto.

Este caldo lleva algo de carne, un poco de chorizo, un trozo de oreja y un rabo de cerdo. Al igual que el cocido gallego y el pote gallego lo común es que haya variaciones con ciertos ingredientes que se usan en mayor o menor medida.

Unos cachelos, un toque de unto, unas alubias (o las legumbres de la temporada), carne (ternera y cerdo), un buen trozo de chorizo gallego ahumado y verdura de temporada. Normalmente, grelos, nabizas (brotes del nabo), berza o repollo blanco. No os asustéis, la receta de hoy, dentro de lo que cabe, es mucho más light.


Antes de cocinar el caldo gallego. Las alubias y carne.
  • Como he comprado unas alubias blancas secas, envasadas al vacío, es necesario ponerlas en remojo de víspera, el día anterior. Al menos deben de estar unas 10-12 horas en agua templada, con un puñado de sal, y que cubra por completo las alubias.
  • Antes de comenzar con la receta, las pasadas por agua para quitar impurezas, y de paso revisamos si hay alguna alubia estropeada o demasiado dura. De esta manera nos evitaremos encontrárnosla en el caldo.
  • Si vamos a darle mayor consistencia al caldo ponemos en remojo las partes del cerdo saladas: oreja y rabo. Cambiando por lo menos una vez el agua (al igual que en el cocido gallego).
  • Antes de empezar, escurrimos bien los ingredientes y reservamos. Ponemos al fuego una cazuela grande con agua, unos 5 litros aproximadamente.
Preparación del caldo blanco de repollo
  1. Ponemos las alubias blancas en una cazuela con agua fría, las dejamos en remojo durante unas 12 horas aproximadamente.
  2. Añadimos las habas que teníamos en remojo, el chorizo, la carne y el unto. Dejamos cociendo a fuego medio durante una hora, espumando de vez en cuando.
  3. Pelamos las patatas y las zanahorias. Cortamos las patatas en dados, lascas o laminadas, como más os gusten. Las zanahorias suelo cortarlas en rodajas finas. Se añade todo a falta de 15 minutos de la cocción final del caldo, es decir cuando el caldo lleva unos cuarenta minutos al fuego.
  4. Una vez que ha pasado la hora de cocción, retiramos la carne y el chorizo y reservamos.
  5. Lavamos y troceamos la verdura, en este caso he empleado repollo blanco. Lo añadimos al agua de cocción con las patatas y cocemos durante unos veinte minutos más.
  6. Es hora de probar de sal y ver si necesita, aunque no suele hacer falta pues la carne ya lleva sal. Le aportan un punto de sal que no se ha eliminado de todo en el remojo previo.
  7. Picamos en trozos pequeños la carne y el chorizo e introducimos al caldo. Removemos para juntar todo. Le damos el toque final con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y ya está.
Cuando lo vayáis a tomar calentad hasta que esté bien humeante y servid en una taza o cunca de barro con un buen trozo de pan gallego, como se toma en mi aldea ¡Delicioso!

Podéis ver todas las fotos del paso a paso en el siguiente álbum.

Equipo Recetas de Rechupete
 
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