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Ufff me da vergüenza compartir mi experiencia pero de verdad que pasó, no es ninguna broma. Tenía yo 18 años, mi madre era devota de San Judas y me dió una estampita cuando me fui al piso que compartía en la universidad. Yo llegaba los domingos por la tarde y mis compañeras los lunes por la mañana. Aquello era lúgubre y yo estaba más sola que la una cuando llegué un domingo, tanto la ducha como la cocina eran de bombona de butano, pero la cabeza que se engancha a la bombona no encajaba bien y no funcionaba nada. Entre eso y que estaba sola, después de intentar que encajara aquello 20 veces me inflé de llorar y me acordé de la estampita. Total que recé tres veces la oración, tres padres nuestros y tres avemarías e intenté otra vez ponerle la cabeza a la bombona y encajó a la perfección. Pude cenar en condiciones (básicamente calentar la comida que me preparó mi madre) y ducharme con agua calentita.