RECETAS DE COCINA

Vieiras rellenas en hojaldre. Receta Navidad
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Info.

Ingredientes para Vieiras rellenas en hojaldre. Receta Navidad
  • 8 vieiras con concha
  • 8 langostinos
  • 90 gr. puerro
  • 2 dientes de ajo
  • ½ cebolla
  • 2 láminas de hojaldre
  • 75 ml. vino blanco
  • 30 gr. harina
  • 150 ml. leche
  • 1 huevo
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Perejil fresco
  • Sal (al gusto)



Cómo preparar unas vieiras rellenas con hojaldre. La forma más conocida de preparar esta receta de marisco en Galicia, es a la gallega. Unas vieiras a la gallega con su refrito de cebolla cubiertas con pan rallado y gratinadas al horno.

Hoy quiero dejaros una receta distinta perfecta para una comida de fiesta o para cualquier día caprichoso. Se trata de unas vieiras rellenas en hojaldre que no os dejarán indiferentes.

Aunque las vieiras no son un producto económico y que pasan en veda buena parte del año, siempre podemos optar por la versión low cost de esta receta y comprar una vieiras congeladas. Eso sí, hay congelados y congelados, así que os recomiendo que las adquiráis en algún establecimiento de confianza y de calidad, para no desmerecer el resultado final de este plato.

Ya sean frescas en temporada o congeladas, las vieiras preparadas con relleno y en hojaldre es un plato digno de la mesa más exigente. El proceso es sencillo, se trata de cocinar las vieiras con un sofrito de verduras que aromatizaremos con vino blanco y enriqueceremos con una salsa blanca tipo bechamel. El trabajo termina horneando las vieiras cubiertas de una capa de hojaldre.

Los que seguís el blog sabéis que soy fan de este bivalvo y que aprovecho cualquier ocasión para ponerlas en la mesa. Empanada de vieiras, nuestros famosos tagliatelle son salsa de vieiras o incluso un arroz con nécoras y vieiras, son ejemplo de cómo preparar este maravilloso producto del mar. Esta receta de vieiras rellenas no puede ser más sencilla. Os animo a prepararlas en casa a la menor ocasión, y que me contéis qué os parecen.

Antes de cocinar las vieiras
Esta receta es superfácil de preparar aunque es importante elegir bien el ingrediente principal: las vieiras.

  1. Es fundamental quitar bien la arena que suelen traer las vieiras frescas para que no sea molesta y no nos estropee la receta. Conviene tenerlas unas dos horas antes de cocinarlas en una cazuela o recipiente grande de plástico.
  2. Debemos añadirles agua, un buen puñado de sal gruesa y cambiarles tres o cuatro veces el agua. Las vieiras beberán y soltarán la arena.
  3. Intenta comprarlas frescas antes de Navidad para no comeros la subida de precios de esas fechas, de 3 a 5 euros por vieira.
  4. Comprad aquellas que vais a consumir y congeladlas para tenerlas a mano en cualquier receta. Reservamos.
Preparación de las vieiras rellenas en hojaldre
  1. Limpiamos los langostinos retirándoles las pieles y la cabeza. Reservamos la carne y sofreímos las pieles y cabezas en una cazuela con un chorrito de aceite de oliva.
  2. Cocinamos 5 minutos removiendo de vez en cuando y añadimos el vino. Seguimos cocinando 5 minutos más hasta que se haya evaporado el alcohol.
  3. Añadimos 300 ml. de agua a la cazuela con las pieles, salamos ligeramente y cocemos durante unos 20 minutos. Colamos el caldo y lo reservamos.
  4. Limpiamos la carne de los langostinos retirando su tripa. Para ello hacemos una incisión a lo largo del lomo y retiramos la víscera. Reservamos.
  5. En una cazuela calentamos un chorrito de aceite de oliva. Cuando esté caliente añadimos los ajos, la cebolla y el puerro cortados en dados pequeños. Cocinamos la verdura durante 20 minutos a fuego medio, hasta que esté bien pochada.
  6. Troceamos las vieiras en daditos pequeños. Troceamos también la carne de los langostinos que tenemos reservada.
  7. Una vez que tenemos listas las verduras, añadimos las vieiras y los langostinos troceados y cocinamos durante 2 o 3 minutos.
Horneado y presentación final de las vieiras rellenas
  1. Precalentamos el horno a 200º C mientras preparamos el relleno.
  2. Añadimos la harina y la cocinamos durante unos minutos antes de incorporar el caldo de langostinos que tenemos reservado y la leche. Removiendo ligeramente cocinamos durante 7 u 8 minutos a fuego medio hasta que tengamos una crema ligera. Comprobamos el punto de sal.
  3. Extendemos las planchas de hojaldre y, con la concha como plantilla recortamos lo que serán las tapas de nuestras vieiras. Rellenamos las conchas con la crema, espolvoreamos con perejil picado y cubrimos con el hojaldre.
  4. Pinchamos con un tenedor cada tapa de hojaldre y la pintamos con el huevo batido. Horneamos a 200º C durante unos 15 o 20 minutos, hasta que tengamos una superficie dorada.
  5. Servimos las vieiras bien calientes como entrante o primer plato de categoría. Se trata de una receta diferente de disfrutar de las vieiras. Sabrosa y enriquecida con la crema de leche y la plancha de hojaldre, todo un plato de rechupete para disfrutar.
No dejéis de disfrutar de todas las recetas de pescado y marisco que tenemos en el blog y en el especial recetas de Navidad.

Equipo Recetas de Rechupete
 
Cinco blancos y cinco tintos para sorprender
Las fiestas navideñas pueden ser un buen momento para salirse de la rutina, de la opción habitual, y atreverse a probar algo muy diferente

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HELENA LOPES PEXELS
CARLOS DELGADO
21 DIC 2017 - 00:00 CET



Las fiestas navideñas pueden ser un buen momento para salirse de la rutina, de la opción habitual, y atreverse a probar algo muy diferente. Esta es una propuesta de cinco blancos y cinco tintos para asomarnos a un mundo vitivinícola poco conocido, bien por su entorno, bien por la variedad de uva, bien por el método de elaboración. O por todo ello junto. Vinos únicos y exquisitos, cuya excelente calidad se ofrece en pequeñas producciones. La oportunidad de darse el gustazo de asumir el riesgo de lo singular.

BLANCOS

1. Arrayán Albillo Real 2016
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VDO: Méntrida. Tipo: blanco crianza, 13%. Cepas: albillo real. Puntuación: 9,2/10.

Blanco de Albillo, uva de mesa o modesta habitualmente acompañante de otras, pero a la que Maite Sánchez ha conseguido extraer su fino aroma frutal y cítrico, las notas florales, con el toque elegante del roble, para rematar con un final dulcemente amargos.

2. La Viña de Antoñín 2016
9/10.
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Sorprendente y original Pedro Ximénez, elaborado en tinajas con sus hollejos y corta crianza biológica. Aroma intenso a manzana verde, recuerdos de fino con unas leves notas de frutos secos. Untuoso y vibrante.

3. Qué Bonito Cacareaba 2016
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VDO: Rioja. Tipo: blanco crianza, 14,5%. Cepas: garnacha blanca, viura y algo de malvasía. Puntuación: 9,4/10.

Una genialidad más de Benjamín Romeo, capaz de crear un contrapunto aromático con las notas frutales, las flores campestres y las hierbas balsámicas, y las especias resonando en el roble. Suculento y fresco.

4. Ramón do Casar Nobre 2016
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VDO: Ribeiro. Tipo: blanco roble, 13%.Cepas: treixadura. Puntuación: 9,1/10.

La complejidad aromática que proporciona la treixadura, parcialmente fermentada en roble francés, que añade un elegante toque especiado a su aroma frutal, los leves perfumes florales y herbáceos. Aporta un largo y fresco posgusto.

5. Vitheras Albarín Blanco
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VDO: Vinos de Cangas. Tipo: blanco joven, 13%. Cepas: albarín blanco y algo de moscatel. Puntuación: 9,2/10.

El soberbio logro que ha realizado Carlos Ron con albarín, la variada autóctona asturiana, que entrega un intenso y fresco aroma frutal (madura y exótica), con delicadas notas florales y balsámicas. El resultado es equilibrado, sutil y largo.

TINTOS

6. Algueira Risco 2015
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VDO: Ribeira Sacra. Tipo: tinto crianza, 13%. Cepas: merenzao. Puntuación: 9,3/10.

La personalidad de la uva merenzao, autóctona de la Ribeira Sacra de Galicia, pisada a pie en barricas de 600 litros, se revela en su intenso aroma frutal, con notas elegantes de hierbas balsámicas, torrefactos y especias. Sabroso y estructurado.

7. Ataulfos 2014
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VDO: Méntrida. Tipo: tinto crianza, 14,5%. Cepas: garnacha. Puntuación: 9,4/10.

Aroma complejo, a fruta negra madura envuelta en delicados perfumes de flor seca, especias y tostados. Muy sabroso, de notable finura, con un tacto sedoso y una adecuada acidez que alarga y refresca el gusto.

8. Beso de Vino Syrah Garnacha 2015
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VDO: Cariñena. Tipo: tinto roble, 13,5%. Cepas: syrah y garnacha..Puntuación: 9/10.

Una lograda combinación de varietales a un precio imbatible, un vino que sorprende por su impactante frutosidad (moras silvestres, cerezas, casis) con el leve toque de la madera y las especias. Se aprecia muy sabroso y equilibrado.

9. Los Aguilares Pinot Noir 2016
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VDO: Sierras de Málaga. Tipo: tinto crianza, 13,5%. Cepas: pinot noir.Puntuación: 9,2/10.

Soberbio pinot noir de Ronda, en la Sierra de Málaga, a casi 1.000 metros de altura, con una oferta floral (violetas) nítida y seductora, en armonía con la fruta roja, el cedro y las especias. En boca es elegante y sabrosa.
 
Tosta de bonito con salsa tártara
Las latas de conservas nos permiten no olvidar al gourmet que llevamos dentro ni aunque tengamos la nevera casi vacía. De entre todas ellas, las de bonito son las reinas
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Tosta de bonito con salsa tártara.
AUTOR
ELENA AYMERICH
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TIEMPO DE LECTURA2 min
02.01.2018 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 2 H.

A veces se nos complica la vida y no tenemos tiempo de comprar pescado fresco tan a menudo como nos gustaría. Por fortuna tenemos a nuestra disposición una magnífica oferta de conservas de gran calidad que nos simplifican la tarea y nos permiten consumir pescado de forma fácil y variada.

Hoy hemos elegido el bonito en aceite de oliva para preparar una tosta con encurtidos que levanta el ánimo. Nos aporta vitaminas, yodo, potasio, fósforo, magnesio, hierro, ácidos grasos insaturados, especialmente Omega 3, que contribuye a disminuir los niveles de colesterol y que además rebosa sabor.¡Lo mejor de nuestros mares para una crema de untar que puedes dejar preparada con antelación, cuya textura crujiente y untuosa no te dejarán indiferente!

Preparación: 10 minutos Dificultad: fácil Coste: económico Comensales: 2

VIDEO:https://www.vanitatis.elconfidencia...2/tosta-bonito-salsa-tartara-centeno_1498687/


Ingredientes
  • 2 tostas de pan de centeno
  • 1 lata de bonito en aceite de oliva
  • 100 g de mayonesa
  • 1 cucharadita de mostaza
  • Media cebolla morada
  • 1 cucharadita de zumo de limón
  • 2 cucharadas de alcaparras
  • 2 cucharadas de pepinillos en vinagre
  • Unas hojas de lechuga trocadero
Elaboración
  1. Corta los pepinillos en rodajas pequeñas y pica las alcaparras en trocitos pequeños a cuchillo.
  2. En un bol mezcla la mayonesa, la mostaza, el zumo de limón.
  3. Corta la cebolla a dados muy pequeños y mézclalo todo con la salsa.
  4. Añade los encurtidos y remueve de nuevo los ingredientes.
  5. Desmenuza el bonito con un tenedor sin que se deshaga demasiado y añádelo a la mezcla anterior.
  6. Tuesta una tosta de pan, cúbrela con unas hojas de lechuga y pon encima la mezcla de bonito y salsa.
  7. Decora con un pepinillo cortado de forma decorativa, unos dados de cebolla morada y unas alcaparras.
El truco final

Puedes utilizar esta mezcla para sándwiches o bocadillos, rellenar tartaletas o como ensalada añadiendo más cantidad de lechuga.
 
MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA Y SU EQUIPO

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Monsieur Croquette, Lord Croquet y Doña Croqueta. ANA VEGA 'BISCAYENNE'
HISTORIA

NACIDA EN FRANCIA Y PERFECCIONADA EN ESPAÑA: LA SABROSA HISTORIA DE LA CROQUETA
Crujiente, deliciosa, entrañable… La croqueta lo tiene todo, incluso un día internacional que se celebra mañana. ¡Honrémosla como se merece descubriendo su historia!

ANA VEGA 'BISCAYENNE' 15/01/2018 -

“Las croquetas deberían tener hueso, para que pudiésemos llevar la cuenta de las que comemos”. Esta frase tan lucida no es mía —ya me gustaría— sino del gran Ramón Gómez de la Serna, pero sirve para ilustrar gráficamente la devoción que sentimos los españoles por estos fritos celestiales. El famoso autor de las greguerías fue uno de esos admiradores incondicionales y en su biografía Automoribundia (1948) se lamentaba de cómo siendo pequeño las daba por sentadas y hasta se cansaba de ellas: “¡Otra vez croquetas! — solía gritar protestativo, sin saber que una croqueta leal y modesta es el huevo vital de la simpática y cómoda sociedad burguesa, y que debía prorrumpir en exaltaciones de gozo al comérmela”.

Ay, lo que hubiera dado don Ramón por probar en el exilio una de las croquetas de su madre, y lo que daríamos todos nosotros —un brazo, un riñón, media vida— por volver a comer una croqueta materna. Esnif. Las de tal sitio están bien, y las de allá dicen que son las mejores; tu suegra las hace con todo el cariño y tú llevas años intentando perfeccionar la receta: todo en vano. La dichosa magdalena de Proust no es nada comparada con tus crujientes recuerdos, pero tienes que aceptar de una vez que el santo grial croquetero, la idea platónica de la croqueta perfecta está en tu memoria más que en tus manos y seguramente no volverá. Cuando te enjugues las lágrimas y te hagas a la idea de que LA croqueta está fuera de tu alcance, podrás disfrutar de una vida llena de croquetas buenísimas al 98%. Como las de Carme Ruscalleda, cuya receta salió triunfadora en un duelo de fritura sin igual perpetrado recientemente en este portal.

A malas, siempre puedes suspirar por aquellas croquetas de tu infancia y por su secreto inexplicable. Rendirles honores, contar a todo el mundo lo buenas que estaban y de paso aprender un poco sobre su origen e historia, que nunca viene mal. Sobre todo cuando mañana es el Día Internacional de la Croqueta. Así todo en mayúsculas, porque ella lo vale. Ahora que cualquier chorrada tiene su correspondiente jornada mundial, es de agradecer que haya una dedicada a la exaltación croquetera porque las croquetas se pueden hacer de todo y en cualquier momento, pero no está de más ponerles un altar de vez en cuando.

FRANCIA Y SU COQUETA CROQUETTE

Casi todos sabemos que “croqueta” viene del verbo francés croquer (crujir) y de su variante femenina en diminutivo croquette (lo que viene a ser “crujientita”). A partir de ahí hay un poco de lío porque en algunos sitios pone que se inventaron en el siglo XIX, en otros que si fue el cocinero del rey Luis XIV… Lo cierto es que son bastante más antiguas de lo que se piensa, ya que la primera receta es de 1691. Ese año se publicó el recetario Le cuisinier roial et bourgeois (el cocinero cortesano y burgués) de François Massialot, célebre chef franchute y cocinero por ejemplo de duque de Orleans. Las croquetas aparecen nada menos que quince veces en su libro de cocina y las recomienda como entrante en varios menús, pero él las llamaba “croquets” y eran bastante distintas a lo que ahora entendemos por una croqueta como dios manda. Estaban empanadas y fritas, sí, pero eran bolitas de una especie de farsa o picadillo a base de carne, huevo, trufa y hierbas. Esta masa se redondeaba con las manos en distintos tamaños —desde el de un huevo hasta el de una nuez—, se pasaba por huevo y pan rallado, se freía y chimpún. Voilà croquets!

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Las 'croquets' de Massialot. LE CUISINER ROIAL ET BOURGEOIS, 1691

Hasta ese momento, “croquet” se refería en francés a un tipo de bizcocho o pan de especias seco y duro muy crujiente, y en 1645 por ejemplo venía traducido al español como sinónimo de alfajor. Con el tiempo pasó a nombrar cualquier cosa comestible y crocante, y en la época de Massialot comenzó a usarse para esos pequeños bocados fritos, blandos por dentro y crujientes por fuera, que conocemos ahora como croquetas. Poco después empezó a utilizarse la palabra croquette y así se quedó, pasando a nuestro idioma también en femenino.

¿PERO LAS CROQUETAS NO SON DE BECHAMEL?

Pues ahora sí, alma cándida, pero allá a finales del siglo XVII la bechamel aún no se había inventado o, por lo menos, no se llamaba así. Fruto de otro mito culinario de ésos que tanto nos repatean aquí, se suele dar por bueno que la bechamel la creó el gran cocinero galo Pierre de la Varenne y que viene en su libro Le Cuisinier françois (1651), pero en realidad no aparece por ningún lado una receta —ni parecida ni con ese nombre— hasta el año 1733. Y encima, en un recetario escrito en inglés, para que rabien nuestros vecinos del norte.

El francés Vincent la Chapelle, jefe de cocina del conde de Chesterfield, escribió en lengua inglesa The modern cook (1733), donde asoma la patita una receta de “turbots à la Bechameille” o rodaballo con una salsa hecha de mantequilla, hierbas, harina y leche. ¿Y por qué se llama así? Pues porque entonces los cocineros eran muy peloteros y solían bautizar sus nuevos platos en honor a sus señores. Louis de Béchameil (1630-1703), marqués de Nointel y maestresala del rey francés Luis XIV seguramente no se metió jamás en la cocina y menos para salsear, pero tuvo la suerte de que usaran su nombre para una de las preparaciones más famosas de la gastronomía. Así lo contaba la aristócrata Renée de Froulay en sus memorias: “Es afortunado ese pequeño Béchameil […] yo hacía servir carne de ave con crema cocida veinte años antes de que él viniera al mundo y nunca he tenido la suerte de poder dar mi nombre a la menor salsa”.

La bechamel triunfó como los Chichos a finales del siglo XVIII y fue entonces cuando los cocineros franceses comenzaron a usarla como base para las croquetas.

LAS CROQUETAS ESPAÑOLIZADAS

Allá durante la Guerra de Independencia, con medio país afrancesado y otro medio revolucionado, ya se comían croquetas en España. “Un frito de croquetas”, así tal cual, aparece en la minuta de una cena ofrecida en 1812 a las tropas inglesas que venían a liberarnos de Napoléon. También las conocía Leandro de Moratín, que en 1819recomienda a un amigo que se deje de preocupaciones y se dedique a hincar el diente en “ricas croquetas”. No sabemos de qué eran, pero lo más probable es que se parecieran más a las croquets de Massialot que a las actuales de jamón.

La primera receta española de croquetas es un poco loca y os va a dejar con el culo torcido: fueron unas croquetas de arroz pensada como postre. Se incluyeron en un libro de cocina de 1830 con el curioso título de Manual de la criada económica y de las madres de familias que desean enseñar a sus hijas lo necesario para el gobierno de su casa. Hechas de arroz con leche, se empanaban dos veces y se freían.
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Así eran las croquetas en 1830. MANUAL DE LA CRIADA ECONÓMICA Y DE LAS MADRES DE FAMILIAS

Se ve que a partir de ese momento las croquetas ganaron popularidad, porque a mediados del siglo XIX ya había recetas en español para hacer croquetas de ave, conejo, ternera, cangrejos, salmón, merluza, langosta y patata. Un frenesí croquetero. Algunas se hacían a lo antiguo, con un simple picadillo, y otras con bechamel en plan moderno. En el Diccionario doméstico de 1866 ya aparecen dos de las variantes croqueteras más tradicionales en nuestro país: las de bacalao y las excelsas, las maravillosas croquetas de jamón. A tanto llegó el furor por estos fritos ibéricos que el escritor Juan Valera las ponía como ejemplo de la corrupción de la modernidad en su obra De la perversión moral de la España de nuestros días (1876):

“Nunca me olvidaré de que cuando el ferrocarril de Andalucía no llegaba más que a Despeñaperros, había allí un fondín, donde los pasajeros descansaban y comían antes de tomar coches, caballos, mulos o diligencias. […] El fondista, no ya ventero, andaluz muy jaque, muy hablador y muy comunicativo, venía a hablar con los viajeros, solía sentarse a su lado sin ceremonia, en mangas de camisa y con el velludo pecho descubierto, y encomiaba siempre en términos hiperbólicos el buen trato que se daba en su casa. Pero cuando él se llenaba de entusiasmo; cuando apuraba toda su elocuencia; cuando se conocía la sinceridad fervorosa de su admiración, sin trastienda, sin recámara, sin propósito de dar valor a su establecimiento, sino por sentirlo así, era cuando hablaba de un plato que en ciertas ocasiones solía servir a sus huéspedes, hecho con pechuga de gallina, jamón, leche, harina de flor y nuez moscada. Nunca terminaba el encomio sin añadir, para ilustración de su atento auditorio, que el plato se llamaba croquetas”.

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Señor con gazuza de croquetas. Grabado de 1804. WELLCOME COLLECTION

Si un paisano de Despeñaperros fardaba ya entonces de hacer las mejores croquetas de jamón, ¿cómo no vamos a aceptarlas como muy españolas y muchos españolas? A pesar de su origen gabacho aquí las hemos adoptado y mejorado, porque tal y como decía la gran Emilia Pardo Bazán en La cocina española moderna (1917), “las croquetas al aclimatarse a España han ganado mucho. La croqueta francesa es enorme, de forma de tapón de corcho, dura y sin gracia. Aquí al contrario, cuando las hacen bien, las croquetitas se deshacen en la boca de tan blandas y suaves”. Ahí está la clave, en hacerlas bien. A partir de ahí, sean croquetitas o croquetonas, cocretas o cocletas (palabras que por cierto, se dicen desde 1832), todo son gustos. Y para todos hay colores y una croqueta perfecta.

¿No te han entrado unas ganas locas de comerte doce de una sentada? Menos mal que mañana es su día y que con suerte, las encontraremos a mano.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/01/09/articulo/1515530144_350146.html
 
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El revuelto de espárragos trigueros, gambas y ajos tiernos más cremoso de la historia
Escrito por Joaquín Palazuelos el 16/01/2018 a las 21:20


Preparación: 15 min Dificultad: Fácil Personas: 1

Los huevos son uno de los alimentos más maravillosos que existen. Además de la versatilidad que ofrecen para preparaciones en solitario (cocido, frito, escalfado, en tortilla) son una opción perfecta para acompañarlos de otro tipo de ingredientes a la hora de hacernos una cena ligera y resultona.

Tortillas de atún, de queso, de setas, de espárragos, de alcachofas, de bacalao…. y revueltos de todo tipo de ingredientes nos facilitan la vida ayudándonos a quitar el apetito en un momento, cuando no disponemos de tiempo ni ganas de liarnos la manta a la cabeza.

Hoy os vamos a enseñar a hacer el revuelto de espárragos, gambas y ajos tiernos al baño María, una opción que, aunque más laboriosa y lenta que la habitual, hará que vuestro revuelto adquiera una dimensión totalmente distinta. No tengo dudas de que, una vez probéis a hacerlo de esta manera, estaréis de acuerdo conmigo en que, cuando la vida nos da un respiro y tenemos un poco de tiempo para dedicar a la cocina y a nosotros mismos, vale la pena estos pequeños esfuerzos de vez en cuando.

Ingredientes
  • Huevos, 3
  • Gambas grandes o langostinos, 8
  • Ajetes, 8
  • Espárragos trigueros, 8
  • Dientes de ajo, 1
  • Guindilla (opcional)
  • Perejil picado
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta
Cómo hacer un revuelto de espárragos trigueros, gambas y ajos tiernos al baño María
01: Troceamos los ingredientes del revuelto

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Cortamos los ajetes y los trigueros al bies (en diagonal) en trozos más o menos regulares y no demasiado grandes. Si las gambas o los langostinos son de tamaño considerable, los cortaremos a la mitad o en tres partes, para que así sean trozos más cómodos de ingerir.

Picamos finamente tanto el perejil como el diente de ajo. Picamos también un poco de guindilla fresca (o seca) si nos apetece añadirle a nuestro revuelto ese destello picante.

02: Batimos los huevos y los introducimos en un baño María
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Escogemos un bol de cristal o metal y una cazuela, de modo que la parte inferior del cuenco pueda estar en contacto con el agua del baño María. Si no tenemos recipientes adecuados para introducir al baño María, podemos usar un cazo o cazuela de un diámetro inferior al de la cazuela que contiene el agua.

Llenamos la cazuela de agua hasta las dos terceras partes de su capacidad y ponemos al fuego. Cascamos los huevos en el bol, batimos con las varillas y posamos sobre el baño María.

03: Montamos el revuelto al baño María
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Cuando el agua del baño María empiece a coger temperatura, empezará a transferir el calor al huevo muy lentamente. Batimos el huevo constantemente y observaremos que empieza a espumar, distinguiéndose claramente una capa superior blanquecina por las burbujas de aire y una inferior naranja con el huevo líquido.

Seguimos batiendo y, poco a poco, conforme el huevo va cogiendo temperatura, nos daremos cuenta de que la espuma empieza a contar con burbujas más pequeñas y la mezcla amarillea ligeramente y empieza a tener un aspecto uniforme, aunque todavía líquido. Si por cualquier motivo no vamos a poder removerlo durante un tiempo lo retiraremos del baño María y lo introduciremos de nuevo en el baño María, ya que si no se nos podría cuajar y formar una tortilla rota.

Tras unos pocos minutos de cocinado controlado, la espuma desaparecerá por completo y el revuelto empezará a espesar y a conseguir una textura cremosa y untuosa.

04: Salteamos el resto de ingredientes
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Con el revuelto ya prácticamente resuelto, vamos a cocinar aparte el resto de ingredientes para añadírselos en el último momento.

Salteamos en primer lugar los trigueros, que es el ingrediente que más tiempo de cocción requiere. Cuando los trigueros empiecen a perder consistencia, añadimos el ajo y la guindilla, salteamos ligeramente a fuego no muy elevado para que no se nos quemen, y echamos rápidamente los ajetes y las gambas cortados al bies. Salteamos el conjunto un par de minutos y reservamos.

05: Añadimos el salteado a la crema de huevo y servimos el revuelto
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El revuelto debe haber quedado con una textura cremosa, uniforme y lisa, pero espesa. Si todavía nos da la sensación de estar muy líquido, seguiremos cocinando al baño María y removiendo hasta que adquiera la consistencia justa.

Si ya lo tenemos a punto y necesitamos esperar para saltear el resto de los ingredientes o por cualquier otro motivo, quitamos del baño María para que no se siga cuajando y volvemos a introducir cuando estemos listos si se nos ha enfriado.

Con el revuelto preparado, sacamos del baño María, salpimentamos y añadimos el salteado. Con la ayuda de una lengua o cuchara, mezclamos para unificar bien todos los ingredientes de nuestra preparación y servimos emplatándolo con delicadeza.

Espolvoreamos con perejil picado y unas gotas de aceite virgen extra crudo por encima, y acompañamos de unas buenas rebanadas de pan tostado.

Resultado final





Un revuelto siempre es una buena opción, y ingredientes como las gambas, los trigueros y los ajetes combinan de maravilla y no fallan.

Sin embargo, a veces se tiende a maltratar los revueltos, cuajándolos en 10 segundos a fuego fuerte y dándoles cuatro vueltas en la sartén. El resultado, al fin y al cabo, termina siendo una tortilla triturada y rota, y no un revuelto homogéneo y untuoso.

Para que nuestro revuelto quede cremoso, por lo general se suele cuajar con el fuego de la sartén al mínimo o apagándolo directamente, para que así el huevo se vaya cuajando poco a poco con el calor residual del recipiente de cocción, moviendo constantemente durante unos minutos hasta que el huevo deje de estar crudo y haya formado un revuelto ligado. De todas las maneras, el resultado sigue sin tener la homogeneidad y la cremosidad de un revuelto montado al baño María.



La principal ventaja de hacer un revuelto al baño María es que, al transferirse el calor al huevo muy poco a poco del agua en torno a 100º C al recipiente, este se cuaja muy lentamente y, gracias al constante batido, conseguimos que se convierta en una salsa montada y aireada tremendamente cremosa, con un resultado totalmente distinto al que obtendríamos cuajándolo en una sartén.

Por otro lado, ese mismo proceso conlleva a su vez el principal inconveniente, que es, sin duda, el tiempo que lleva hacerlo y el lío de cacharros que es necesario en comparación con un revuelto hecho al instante.

Y es que puede parecer mucho trabajo (que lo es) para hacerse un revuelto, pero una vez compruebes la diferencia en el resultado verás como, de vez en cuando, cuando disponemos de tiempo y ganas suficientes, merece la pena currarse uno de estos revueltos tan cremosos y suculentos.

http://cocinillas.elespanol.com/2018/01/revuelto-de-esparragos/
 
Postre floral y crujiente: rosas de manzana y hojaldre
La vista, además del olfato y el gusto, también ha de tenerse en cuenta a la hora de cocinar. Y este postre resulta tan apetitoso como atractivo. Toma nota de cómo prepararlo
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Así son estas rosas de hojaldre y manzana. (Foto: Snaps Fotografía)
AUTOR
ELENA AYMERICH
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TIEMPO DE LECTURA2 min

18.01.2018 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 3 H.

Es bien sabido que el ser humano no solo se alimenta a través del estómago. Disfrutar de una bonita presentación de un plato nos seduce también a través de la vista, el olfato, el tacto. La simple experiencia de tomar un postre se convertirá en una fiesta.

Con ingredientes sencillos como manzanas y hojaldre, algo de habilidad y una pizca de creatividad, hacer estas preciosas rosas será una actividad divertida para una fría tarde de invierno. Cautiva a toda la familia con un dulce ligero convirtiendo la clásica tarta de manzana en una versión nueva. Dale tu toque personal añadiendo un poco de canela, pintando los pétalos con un barniz de mermelada o espolvoreando la superficie con azúcar glas. ¡Un postre espectacular que dejará a todos boquiabiertos!

Preparación: 50 minutos Dificultad: alta Coste: económico Comensales: 4

VIDEO:
https://www.vanitatis.elconfidencia...er-tartaletas-de-manzana-flor-receta_1507500/


Así es el paso a paso de estas rosas de manzana y hojaldre. (Imagen: Snaps Fotografía)


Ingredientes
  • Una plancha de hojaldre fresco.
  • 2 manzanas.
  • 2 cucharadas de azúcar moreno.
  • 50 g de mantequilla fundida.
Elaboración
  1. Precalienta el horno a 190 °C.
  2. Corta las manzanas en dos de manera longitudinal. Descorazónalasconservando la piel y con la ayuda de una mandolina haz finas rodajas de 1 mm de grosor.
  3. Cortar bandas de hojaldre de 4 cm de ancho x 25 cm de largo aproximadamente. Píntalas con mantequilla fundida y espolvoréalas de azúcar moreno.
  4. Dispón las láminas de manzana sobre la banda de hojaldre de manera que vayan montadas unas sobre otras.
  5. Píntalas de nuevo con mantequilla y añade un poco más de azúcar.
  6. Pliega el hojaldre sobre sí mismo, pinta con mantequilla y azúcar de nuevo. Enrolla la masa de hojaldre con cuidado formando las flores. Añade un poco de mantequilla en el extremo para que quede pegado.
  7. Dispón cada flor de manzana dentro de moldes metálicos de magdalena.
  8. Hornéalas durante 35 minutos. Desmóldalas y déjalas enfriar ligeramente antes de servir.
El truco final
Alterna manzanas de distinta variedad y color para conseguir rosas de distintos tonos. Puedes hacer esta receta con peras y si prefieres hacerlas en versión salada, sustituye las manzanas por patatas.


 
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3 DELICIOSAS RECETAS CON AGUACATE
El consumo de esta deliciosa fruta se ha disparado en España durante los últimos años. Y es que, al margen de su exquisito sabor, este alimento es una fuente importante de potasio, además de contener magnesio, vitamina B y E, lo que le convierte en un gran aliado para nuestro sistema muscular, nervioso e incluso inmunológico.


DAVID El experto en las tareas del hogar

Antes de elegir qué receta quieres realizar es importante comprobar si los aguacates que vas a utilizar están en su punto justo de maduración. Si al tocarlo consigues hundir el dedo ligeramente estás ante una buena señal. Si no fuera así, una buena forma de acelerar el proceso es meterlo en una bolsa de papel junto con un plátano o manzana, ya que ayudará a la producción de gas etileno. Lo mejor es cerrarla a conciencia y dejarla en una estantería a temperatura ambiente. En cambio si ya lo hemos abierto y queremos conservarlo lo mejor posible, lo ideal mantener el hueso en su propio hueco, cubrir la capa superficial con zumo de limón, envolverlo en film y dejarlo en el cajón especial del frigorífico, especialmente diseñado para la conservación de frutas y verduras.

Y, ya sabiendo estos trucos, tan sólo te quedar elegir cuál de estas exquisitas y sencillas recetas quieres aprender a elaborar:

VIDEOS RECETAS:http://www.nosvemosencasa.elmundo.es/cosas-de-casa/3-deliciosas-recetas-con-aguacate
 
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