¿Qué fue de...?

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¿Qué fue de Bo Derek, 'La mujer 10'?

Fue el sex symbol de los años 80. Alcanzó la fama por su interpretación el 10, la mujer perfecta.


Bo Derek | Cordon Press

MANUEL ROMÁN 2015-09-06

Me entero del reciente estreno en los Estados Unidos de Sharknado 3, una saga cinematográfica con argumento terrorífico y elementos de desastre y destrucción. Su protagonista femenina es Bo Derek. Considerada de serie B por la crítica, la nueva entrega sitúa a la actriz en un paraje costero huyendo de una invasión de feroces tiburones hambrientos en tanto se suceden alarmantes tornados. La serie, considerando que ya se han dado a conocer tres partes, ha obtenido buena respuesta en taquilla. Lo que ignoramos es si llegará a las pantallas españolas. A Bo Derek se la recuerda, sobre todo, por haber sido la estrella hace treinta y cinco años de un filme que, aunque de poca consistencia, tuvo una considerable publicidad: 10, la mujer perfecta. Compartía reparto junto a Dudley Moore, un actor de breve estatura con buenos registros cómicos, y una ya veterana Julie Andrews. Los responsables de la productora y el propio marido de Bo Derek se esforzaron por divulgar imágenes y comentarios sobre la joven actriz magnificando su físico, relacionándola con esa puntuación del título del filme. Una mujer 10 significaba, lógicamente, estar muy por encima de la media femenina. Sobresaliente. Perfecta. Con atributos excepcionales. Y por un tiempo, los españoles, tan dados a repetir tópicos y eslóganes, aplicábamos esa numeración a la primera hembra que nos hiciera caso.


La verdad era que, físicamente, Bo Derek en persona no era para tanto. Y lo digo con la mayor objetividad posible, teniendo en cuenta que la tuve cerca de mí en un par de ocasiones: cuando en septiembre de 1981 me recibió en la suite de un hotel madrileño y unos años después al compartir a su vera un almuerzo en Casa Lucio al que se sumó Ana Obregón, que había trabajado con ella en la película Bolero, título para olvidar. Aquella espectacular Mujer 10 de la gran pantalla resulta que medía un metro y cincuenta y cinco centímetros y pesaba cuarenta y siete kilos. Eso sí, muy bien proporcionada. De ojos claros y cabellos rubios. Sosita, poco locuaz. Me costaría arrancarle alguna confesión interesante. Pero para ese menester, en el primero de esos encuentros se hallaba presente su descubridor y marido, el mediocre actor y director John Derek, que le había cedido su apellido no sólo a efectos matrimoniales, sino también artísticos. Porque ella se llama en realidad Mary Cathleen Collins, nacida en Long Beach, California, el 20 de noviembre de 1956. Se conocieron cuando a sus dieciséis años y él llevándole más de treinta quería triunfar como modelo. John Derek la convirtió en actriz de películas eróticas, se enamoró de ella locamente y como al ser menor de edad tenían problemas legales para su convivencia, tuvieron que establecerse unas temporadas en México hasta que alcanzando Bo los veinte años en 1976 pudieron casarse sin dificultades. Las películas de la pareja –ella como protagonista y él como director y productor- eran de ínfima calidad pero, aprovechando "el tirón" obtenido por Bo Derek con 10, la mujer perfecta, funcionaron comercialmente, entre ellas Tarzán, el hombre mono. Fue premiada con un Razzie, el anti-Óscar, como una de las peores actrices del siglo. Cuando le mencioné ese galardón, me respondió: "Siempre es un cumplido estar en una lista".



En varias ocasiones posó desnuda para Playboy. Las fotos se las hacía su esposo. Por ello y por sus apariciones cinematográficas en pelota picada la revista People la denominó Campeona del desnudo femenino y al preguntarle si ello la halagaba, obtuve esta confesión: "Esa publicación y yo no nos llevamos nada bien. Es muy posible que hayan querido gastar una broma a costa mía". En ese instante de la conversación, John Derekmetió baza (lo que haría continuamente durante mi entrevista) para explicarme: "Cuando yo estaba casado con Ursula Andress, People ya nos gastaba pullas a los dos, al punto de que a mi mujer la citaban con el apellido "Andrés". ¿Es usted una especie de padre para Bo?, le solté. A lo que John replicó: "No, ni lo pretendo a pesar de los treinta años de diferencia. Sólo quiero que triunfe en el cine. La hija que tuve en mi primer matrimonio me dice que soy un mal padre".


Bo Derek no tenía mucha afición al cine y me confesaría su deseo de rodar cuatro o cinco películas más y retirarse. Pero no lo hizo. Y en España filmó Bolero, que ya hemos citado. Resultó un rotundo fracaso. Allí, empero, hizo gala de lo bien que monta a caballo. En su rancho californiano dispone de una magnífica cuadra; algunos de los ejemplares que posee son de ascendencia andaluza. Hace pocos años asistió invitada a la Feria del Caballo que anualmente se celebra en Sevilla a primeros de año. Fallecido John Derek, de quien se había separado, nunca volvería a casarse, pero en la actualidad convive con John Corbett, el seductor de la serie s*x* en Nueva York, cuatro años menor que ella. Llevan trece años juntos y sin intención de pasar por la vicaría o los juzgados.


Bo Derek | Cordon Press
Probablemente Bo Derek no pasará a la historia del cine como actriz a tener en cuenta, pero su nombre no se ha borrado del todo en la memoria de quienes la siguen recordando como La mujer 10.

http://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2015-09-06/que-fue-de-bo-derek-la-mujer-10-1276556329/
Está con el macizorro de John Corbett!que envidia!
 
Pues… habría que definir el concepto "muchísimo éxito" porque soy mexicana y acá se la conoce por haber sido pareja de dos actores de medio pelo hacia abajo y profesionalmente ha hecho papeles muy secundarios en telenovelas de poco éxito.
No será corazón salvaje y haciendo de Azucena, por que vamos para mi esa es la mejor novela que ha existido!!!!!
 
  • De Alicia Senovilla oi hace tiempo que era un mal bicho con la gente con la que trabajaba. Otro tanto de Jaime Bores
  • Ana García Lozano era la experta en talk-shows. Se pasó la moda y ella desapareció, punto
  • Carlos Lozano recuerdo lo subidito que se lo tenía en la (buena) época de OT. Ahora, ¿dónde está?
  • A Minerva Piquero la recordaba dando el tiempo en A3, ¿hace cuánto qué lo dejó?
  • Olga Viza dijo en su día que la largaron de A3 por vieja y fea, similares motivos por los que TVE prejubiló a Rosa Mª Mateo (aunque esta de fea no tenía nada). Creo que no hace mucho estaba de colaboradora en aquella tertulia carpetovetónica que emitían en TVE después del programa de la Mariloles
A Senovilla en parte se lo puedo perdonar, me dio muchísima pena cuando le pasó lo de su embarazo de 8 meses que se le murió la niña y tuvo que dar a luz a la críatura muerta. Yo creo que eso tiene que trastornar a cualquiera. Antena 3 se portó muy mal con ella.
Olga Viza creo que sigue en prensa escrita
 
Tienes razón, Corazón salvaje fue una telenovela muy exitosa… confieso haberla visto.Lo que pasa es que Yolanda no tuvo un papel importante ni en esa ni en las telenovelas posteriores que ha hecho.
Yo creo que si que era un personaje casi de los más importantes: ella lo lia todo cuando confiesa la verdad y cuando la secuestran...yo creo que si.
Lo curioso, y no se si esto lo sabeis, es que el actor que hacía de Joaquín (su pareja al final en la novela) se murió hace muchos años por un escape de gas.
 
Victoria Abril, actriz maravillosa. Me encantó en "Nadie hablará de nosotras" y "Amantes".

Creo que ahora está viviendo en Londres, uno de sus hijos estudia allí.

No debe andar muy bien de dinero. Hace mucho tiempo que no hace una buena película. Y su aventura musical tampoco acabó bien...

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Esta chica ganó mucha pasta en Francia, y la ha invertido bien. No tenía representante, negociaba sus contratos ella misma, y muchas veces cobraba en porcentaje de recaudación del film. La tía bajó mucho el ritmo cuando sus hijos crecían, ella misma decía que quería estar en casa para ayudarles con los deberes. A mi me parece una muy buena actriz, sin caspa y sin vender su vida.
 
Esta señora no es de este mundo. :notworthy:

Pantera Jones

Muchos de sus 67 años los ha vivido de noche, en grandes fiestas. Se ha convertido en un modelo para las divas del momento. Desde pequeña decidió que había nacido para pecar

BRENDA OTERO Londres 19 SEP 2015 - 00:04 CEST

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Grace Jones, exmodelo, cantante y actriz. / CORDON PRESS
"Nací. Sucedió el día que menos se me esperaba”. Así empieza su biografía Grace Jones, con un par de frases cortas que dejan claro que estamos ante una existencia poco predecible. Esta cantante, ave nocturna, exmodelo, icono de la moda y actriz se ha decidido a contar su agitada vida en un libro publicado por la editorial neoyorquina Simon and Schuster que se publicará a finales de septiembre en Estados Unidos y Reino Unido. Lleva por título Nunca escribiré mis memorias, en referencia a un verso de su canción Art Groupie (1981). Al final la convencieron, con el argumento de que en algún momento alguien lo haría antes que ella. Resumir sus experiencias en 400 páginas no ha debido de ser tarea fácil, teniendo en cuenta que vive con el horario de los vampiros y llega horas tarde a sus citas.

Jones ha sido chica Bond, consumido ácido con los Ángeles del Infierno, actuado para la reina de Inglaterra y golpeado a un entrevistador televisivo por darle la espalda. A los 67 años continúa haciendo las cosas a su manera. Este verano participó en el festival de Hyde Park de Londres, y salió al escenario en topless, con el cuerpo pintado con motivos tribales. Remató su show subida en los hombros de un vigilante de seguridad y mezclándose entre el atónito público que no se atrevía ni a tocarla. Una actuación que dejó a la de los Rolling Stones a la altura del betún. Ella atribuye esta vitalidad incombustible a su dieta de vino tinto y ostras, aunque su eterna juventud probablemente tenga más que ver con su inconformismo e independencia.

Jones sigue siendo un referente de jóvenes estrellas del espectáculo. Ella se niega a esgrimir falsa modestia y reivindica su condición de pionera lanzando unos cuantos dardos envenenados a las cantantes Lady Gaga, Madonna, Annie Lennox, Katy Perry, Rihanna, Miley Cyrus, FKA Twigs, Kane West y a una artista a la que ella se refiere como Doris.

Jerry Hall y Jessica Lange, un apartamento que usaban poco más que como un almacén para el champán. Jones y Hall en especial se hicieron íntimas. En ocasiones salían a fiestas con políticos, iban casi desnudas; en el caso de la jamaicana con purpurina y un collar africano de huesos como única ropa. “A Jerry le gustaba divertirse de una manera feroz”, recuerda Jones. Ambas competían por los mismos hombres, pero según la caribeña era ella la que terminaba llevándoselos a la cama, lo que sacaba de las casillas a la ex de Mick Jagger.

En París también conoció al diseñador japonés Issey Miyake, que en 1976 la contrató para liderar un desfile en el que todas las modelos eran de raza negra. Los actores Michael Douglas y Jack Nicholson se presentaron después del pase con dos limusinas. Nicholson invitó a todas las modelos a unirse a ellos. El actor fue citándolas una a una a lo largo de la noche. Jones fue la única que no cayó rendida a sus encantos. O eso jura.

Su etapa como top fue corta. En París empezó a tomar clases de canto, pero pronto supo que su atractivo no residía en sus cuerdas vocales. Arropada por el espíritu artístico de la capital francesa se transformó en una artista iconoclasta, que suplía su moderado talento musical con una personalidad única, una sensualidad agresiva y un sentido innato para la estética. Se transformó en una criatura comehombres, entre pantera y alienígena, que forma ya parte del imaginario pop. Como artista volvió a Nueva York, en donde se sumergió en las fiestas del célebre club Studio 54. Allí se cruzó con Andy Warhol. La artista recuerda poco del encuentro, ya que se había fumado un cigarro de marihuana impregnado en polvo de ángel que le pasó la travesti Divine.

La cantante era la única que conseguía que Warhol saliera a bailar. Lo mismo sucedía con Michael Jackson. Según Jones los dos estaban hechos el uno para el otro y deberían haber contraído matrimonio. Ella no se ha casado, pero sí ha tenido un hijo, Paulo, nacido de su relación con el ilustrador y fotógrafo Jean Paul Goude, artífice de las imágenes que la han hecho pasar a la historia.

Una periodista británica relató en una ocasión en un artículo para The Guardian que la cantante la besó durante una entrevista en la que terminaron aullando a la luna. Pero Jones mantiene en su libro que la única mujer con la que le hubiera gustado estar es su amiga y rival, la incombustible Tina Turner.

La reina del disco ha terminado, al menos por ahora, afincada en Londres, un lugar que tolera mejor que ningún otro lo excéntrico. Una de sus grandes amigas en la ciudad del Támesis es la modelo Kate Moss, otro referente que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. Se apoyan mutuamente, pero discuten a menudo por diferencias en cuestiones semánticas. Moss le dice que es la única artista que merece ser llamada diva, pero Jones odia esa palabra. “Se ha abusado de ella. Llámenme otra cosa. Llámenme por mi nombre. No soy una diva, ¡soy una Jones!”.

http://elpais.com/elpais/2015/09/18/estilo/1442593738_684621.html
 
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Patricia Hearst fotografiada en 1983.

© Cordon Press

Patricia Hearst, alias 'Tania': el secuestro más famoso del siglo XX
Se cumplen 40 años de la detención de Patricia Hearst, la heredera multimillonaria que se enamoró de sus captores, delinquió por ellos e hizo conocido en el mundo entero el Síndrome de Estocolmo.
Por MARÍA GARRIDO 18 de septiembre de 2015 / 8:51

A los 19 años, Patricia Hearst era una jovencita multimillonaria –nieta del magnate de la prensa William Randolph Hearst y perteneciente a una de las familias más ricas de EE.UU.– que, en su coqueteo con el aire de los tiempos, se enamoró de un profesor de guitarra. Él era un chico de izquierdas y algo hippy con el que planeaba casarse y junto al que vivía en un apartamento del campus de Berkeley. Pero el 5 de febrero de 1974, unos desconocidos entraron en su casa, redujeron a su novio con melena y a un vecino con ganas de ayudar y,al secuestrarla, modificaron tanto el rumbo de una biografía previsible que, además de su apelativo cariñoso, “Patty Hearst” es el título de una película de Paul Schrader.

La bella Patty entró así en una suerte de yincana revolucionario-lisérgica aderezada con promesas de amor tan rocambolesca que solo se entiende repasando, uno a uno, los hechos posteriores a su secuestro.

Mientras medio mundo se preguntaba qué había sido de la heredera, ella pasaba días y noches encerrada en un armario y sometida a vejaciones de todo tipo por los integrantes del grandilocuente Ejército Simbiótico de Liberación (SLA). Hay que reconocer que la banda atinó con la elección de su víctima en su empeño por hacer llegar su mensaje a las masas.

El problema es que su mensaje era muy largo: "Somos una entidad armónica surgida de entidades y organismos capaces de vivir en profunda y amorosa armonía, así como en compañerismo, en interés de la entidad”. En los setenta todavía no se sabía que un mal eslogan arruina reputaciones.

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Patricia, alias Tania, posa como una revolucionaria en una imagen que dio la vuelta al mundo.© Cordon Press

Los "simbióticos" creían en el liderazgo del Tercer Mundo para un eventual proceso revolucionario de orden planetario. Y sabían que el Tercer Mundo empieza siempre al lado de casa, así que convirtieron el secuestro de Patty en un chantaje a las autoridades y a su padre, que debían cumplir una condición cada uno: liberar a dos militantes del SLA presos en San Quintín y entregar “una cesta con comida de calidad por valor de 70 dólares” a todos los californianos pobres. Lo de los reclusos ni se valoró. Pero las crónicas de la época cuentan que el padre de Patty gastó millones de dólares en alimentos que repartió por la Bahía de San Francisco. Sin embargo, la comida no fue de la calidad deseada por los secuestradores –quetenían la comanda clara y pedían pavo, jugo de tomate y latas de carne superior entre otras viandas– y la chica no apareció en la fecha acordada.

PASABAN LAS SEMANAS Y EL SECUESTRO MÁS MEDIÁTICO DE LA ÉPOCA SE DILATABA HASTA QUE, UN PAR DE MESES DESPUÉS DE SU RAPTO, PATRICIA COMUNICABA A TRAVÉS DE UNA CINTA CASETTE QUE FORMABA PARTE DEL GRUPO TERRORISTA Y QUE ESTABA DISPUESTA A “QUEDARSE Y PELEAR”.

Pasaban las semanas y el secuestro más mediático de la época se dilataba hasta que, un par de meses después de su rapto, Patricia comunicaba a través de una cinta casette que formaba parte del grupo terrorista y que estaba dispuesta a “quedarse y pelear”. También aprovechaba la ocasión para pedir que no la llamaran más por su nombre, que ahora prefería responder al de Tania, en recuerdo y honor a otra sediciosa célebre, la compañera sentimental del Ché Gevara, Tamara Bunke, alias “Tania”.

Pero las sorpresas solo acababan de empezar. A los pocos días, las cámaras de seguridad de un banco de San Francisco grababan a varios asaltantes con carabina entre los que se encontraba Patricia. Además de ir armada, la heredera iba conjuntada como la perfecta revolucionaria de los setenta.

A su impactante foto con el logo del Ejército Simbiótico no le faltaba ningún un elemento de atrezo, quizá porque con la subversión pasa como con el dinero y el amor, que no se pueden ocultar. Y Patricia –ya Tania-, no solo no lo ocultó, sino que tras la muerte de uno de sus captores a manos de la policía cuando esperaban detenerla a ella, envió otra cinta en la que confesaba un amor más platónico que el Cancionero de Petrarca por un tal Cujo, “el más gentil y hermoso hombre que he conocido”.

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Patricia en la imagen que una cámara de seguridad tomó mientras atracaba un banco.© Cordon Press

Tan platónico y entregado era el romance que en la cinta decía “nunca Cujo ni yo habíamos amado de la forma que lo hicimos. El establecimiento de nuestra relación fue también un compromiso con la lucha y el amor por nuestro pueblo”. Pasaron los meses y el seguimiento mediático del caso pasó a formar parte de la vida diaria de los estadounidenses. Detenían jóvenes que se le parecían, aseguraban haberla visto en lugares como Honduras o Hong Kong, cada dos por tres se cubría un asalto policial en el que ella podía caer...

Más de año y medio después de su secuestro, el 18 de septiembre de 1975 fue arrestada por fin. Patricia siguió sorprendiendo a autoridades y allegados. Cuando, en la ficha carcelaria le preguntaron su profesión omitió el hecho de que en los tiempos de el de la guitarra y el campus había obtenido una brillante licenciatura en Zoología y aseguró que ella era “guerrillera urbana”.

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Durante su juicio en San Francisco en 1976.© Cordon Press

Con estos mimbres, meses más tarde se inició uno de los juicios más famosos de la historia de Estados Unidos. Abogados de tarifas imposibles recurrieron al atenuante más moderno que encontraron aunque sin jurisprudencia todavía ni aunque fueras la nieta del inspirador de Ciudadano Kane. En 1976, el Síndrome de Estocolmo apenas se conocía, había surgido tres años antes en un lejano país escandinavo, también con un idilio entre secuestrada y secuestrador y los abogados no convencieron al tribunal. Así que Patricia escuchó una sentencia de 35 años. Luego una de 10. Y finalmente solo cumplió 22 meses gracias a una amnistía que concedió el presidente Jimmy Carter y fue indultada definitivamente por Bill Clinton en los noventa.

Algunos medios contaron que en la cárcel se enamoró de un guardia, no se sabe, ella apenas da entrevistas. Lo que sí ocurrió es que tan solo 24 horas después de salir de prisión se enamoró del guardaespaldas que le puso su familia. Se casó con él enseguida y tuvo hijos. Se dedicó al cine alternativo –John Waters, que perfectamente podría haberse inventado esta historia y de hecho la imitó de alguna manera en Cecil B Demented, la convirtió en una de sus musas– y a la cría de perros y recuperó, en parte, su biografía previsible: la de la niña rica que lo ha vivido todo, incluso un amor revolucionario con pistolas, cárcel y cámaras... La simbiosis perfecta fue con un guión.

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Patricia en la actualidad, durante una fiesta de Chopard.

http://www.revistavanityfair.es/act...dolph-magnate-prensa-sindrome-estocolmo/21316
 
Hace 23 años una cantante hizo lo impensable en televisión

La gira del Papa Francisco por EEUU ha estado a punto de coincidir con el aniversario de esa noche en que Sinead O'Connor terminó de cantar en en directo, sacó una foto de Juan Pablo II y...

Por RAQUEL PIÑEIRO 1 de octubre de 2015
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Captura del instante en que Sinead O'Connor hace añicos una fotografía de Juan Pablo II en el 'Saturday Night Live' emitido el 4 de octubre de 1992.

© Youtube / SNL

Es una de las escenas más representativas de la década de los noventa y seguro que usted la ha visto mil veces. La cantante Sinead O’Connor termina una actuación musical, muestra a cámara durante unos instantes una foto del papa Juan Pablo II, se refiere a él como “evil” (el mal) y acto seguido rompe la imagen en varios pedazos mientras exclama “Fight the real enemy!” (lucha contra el verdadero enemigo). Ocurrió el 3 de octubre de 1992, hace 23 años, pero el eco de aquel gesto aún resuena en nuestra época.

La imagen se ha convertido en algo tan famoso que ha superado a su contexto, haciendo que muchos lo olviden. Sinead era una de las cantantes más exitosas del momento, ganadora de un lugar en la historia del pop por su desgarradora interpretación de la canción de Prince Nothing Compares 2 U, lanzada solo tres años antes. El lugar elegido para la acción fue el plató del programa cómico Saturday Night Live y la canción que acababa de entonar era una versión a capella de War de Bob Marley, cambiando las referencias al racismo por el término “abuso infantil”. Ese mismo abuso del que señalaba al papa Juan Pablo II como responsable calificándolo de “verdadero enemigo”.

La escena cogió desprevenidos a los propios productores del programa. Durante el ensayo, Sinead había sostenido la foto de un niño refugiado. El público permaneció en un silencio de esos que pueden cortarse con un cuchillo al final de la actuación y la NBC, cadena que emite el programa todavía, se colapsó con las 4.400 llamadas de televidentes indignados. A la semana siguiente el actor Joe Pesci convirtió su monólogo inicial de presentación en una disculpa del programa hacia la audiencia, sosteniendo él mismo la foto del Papa que, explicó, habían pegado con cinta adhesiva.

Más allá de la reacción de indignado escándalo por los sectores más reaccionarios de la población, lo que hizo la mayor parte de la opinión pública fue ridiculizar a Sinead. La intérprete de Nothing Compares 2 Upasó de ser adorada de forma universal a vilipendiada, vetada y tildada de eso que hoy llamarían “loca del coxx”. La prensa americana la boicoteó, y su carrera cayó en un bache del que nunca se ha recuperado del todo.

Ya mucho antes de los 90 y desde luego hoy, escándalo y estrella del pop van cogidos de la mano por la senda de la sociedad del espectáculo. Entonces y ahora son habituales, pero el protagonizado por Sinead va mucho más allá: por encima de las provocaciones habituales que sólo escandalizan a los más pacatos, que suelen tener que ver con el s*x* y rara vez dicen algo realmente revolucionario o controvertido, lo que hizo Sinead estaba lleno de significado y mandaba un mensaje potentísimo directo a la conciencia del espectador que quisiera darse por enterado. Y qué mensaje.

SU GESTO AL ATREVERSE A DESAFIAR A LA PARTE MÁS PACATA Y CONSERVADORA DE UNA AMÉRICA QUE PREFERÍA MIRAR HACIA OTRO LADO ANTE UNA DE LAS MAYORES INFAMIAS DE NUESTROS DÍAS ES UNA DE LAS COSAS MÁS VALIENTES Y TEMERARIAS QUE UNA CANTANTE POP HA SOÑADO JAMÁS HACER.

Resulta que la mujer loca del pelo rapado estaba denunciando una realidad muy seria y muy sórdida. Los abundantísimos casos de pederastia dentro de la iglesia católica en Estados Unidos (y no sólo allí, por supuesto) fueron encubiertos y sus responsables protegidos por una jerarquía eclesiástica que sabía perfectamente lo que ocurría pero no hizo nada por evitar que siguiese sucediendo. Jerarquía cuyo máximo representante en la tierra no era otro que Juan Pablo II, el inmensamente popular papa cuya efigie Sinead destrozó ante las cámaras de la televisión. Aún hoy la figura del santificado pontífice sigue siendo venerada y cuenta con las enormes simpatías de gran parte de la opinión pública.

Todavía mayor era su popularidad a principios de los noventa, con el bloque comunista recién caído y en pleno auge de sus viajes alrededor del mundo. Los abusos, también múltiples alrededor del mundo, con una cifras de denuncias escalofriantes, han sido investigados por los medios (una película de próximo estreno, Spotlight, habla sobre la investigación periodística que hizo diario Boston Globe acerca de los abusos en la zona) denunciados en los juzgados y lo que es revolucionario, reconocidas por el papa emérito Benedicto XVI y el actual papa Francisco, que ha perdido perdón públicamente por ellos y asegurado que a partir de su pontificado luchará para evitar que se sigan produciendo. Resulta que Sinead O’Connor, con su extravagante y poca ortodoxa actuación en el programa de humor más importante de la historia de América, estaba denunciando una verdad.

La historia de Sinead a partir de aquel episodio es agridulce. El mundo del espectáculo masivo la rechazó y ella huyó de esa misma fama, declarando: “No quería ser una jodida estrella del pop, quería ser una cantante protesta”. Ha seguido publicando discos de diversos estilos musicales, colaborando con otros cantantes, dando conciertos y sobreviviendo en el mundo de la música pese a ser, en sus propias palabras, una de “las mujeres que han tenido la desgracia de nacer demasiado sensibles y francas como para mantener la cordura dentro de la industria musical”.

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Sinead y Glenn Close en una gala en 2011.© Getty Images
Esa misma sensibilidad, de algún modo, la llevó directa al estrellato. Las lágrimas que derrama en el excelente video de Nothing compares 2 U justo tras pronunciar la frase "All the flowers that you planted, mama" eran verdaderas, pues le recordaron a su madre muerta con la que nunca había mantenido una buena relación. Pero es una sensibilidad que, asimismo, viene acompañada de un historial de problemas personales, movimientos contradictorios y declaraciones incendiarias (contra el mismo Prince que compuso su mayor hit, por ejemplo) en las que demuestra no tener pelos en la lengua, muy lejos de cualquier tipo de aburridísima corrección política.

En los últimos tiempos ha sido noticia por tener el aspecto normal de una mujer de su edad, (que hizo que varios medios británicos la llamasen fea y gorda). O por comentar sobre la portada de Kim Kardashian en la Rolling Stone: “¿Qué hace esta zorra (que no sonríe para que no le salgan arrugas) en la portada de la Rolling Stone? Oficialmente, la música ha muerto. ¿Quién iba a decir que la Rolling Stone la mataría?”. Y también por el enfrentamiento con Miley Cyrus, a la que defendió y apoyó en un principio y se encontró después con un frío tuit de la joven cantante en la que se reía de ella.

En cuanto al episodio de la foto del Papa, en 1997 la cantante pidió perdón por ello admitiendo que su gesto había sido un acto de rebeldía sin sentido. Pero más de una década después, en otra entrevista, al preguntársele si se arrepentía de aquello, contestó con un “Demonios, ¡no!”. Las mismas versiones contradictorias han acompañado a otras facetas de su vida, porque Sinead O’ Connor a menudo no es un ejemplo de coherencia en sus opiniones. En su página de Facebook, que actualiza ella misma, habla de forma abierta sobre sus problemas mentales y de salud, se pelea y conversa con sus seguidores y de vez en cuando publica algunas de esas cartas abiertas a Miley Cyrus u otro personaje (entre los que se cuentan miembros de su familia) que la devuelven al foco de la atención mediática.

Es decir, se comporta del modo opuesto a como se supone que debería comportarse una artista de su edad. Y precisamente por ello siempre resulta interesante saber qué opina sobre el estado de la industria musical actual o sobre cualquier tema, porque en nuestros días de polémicas calculadas, peleas de gallos a propósito para mantener el interés de la prensa y equipos de publicistas, ella representa todo lo contrario: lo genuino, la autenticidad, incluso cuando es contradictoria, extrema y cambiante.

Y no podemos olvidar que su gesto, hace 23 años en pleno Saturday Night Live, atreviéndose a desafiar a la parte más pacata y conservadora de una América que prefería mirar hacia otro lado ante una de las mayores infamias de nuestros días, es una de las cosas más valientes y temerarias que una cantante pop ha soñado jamás hacer.
http://www.revistavanityfair.es/act...do-denuncias-abusos-saturday-night-live/21365
 
Ali MacGraw y Ryan O’Neal reviven su «Love Story» 45 años después
I. G. RICO@ABC_GENTE / MADRID Día 05/10/2015

Los protagonistas de una de las películas más románticas de la historia del cine se reencuentran en el teatro con «Love Letters»

Dos imágenes de MacGraw y O'Neal: a la izquierda, en 2015; a la derecha, en 1970

«Amar significa no tener que decir nunca lo siento». Esta frase que escribió Erich Segal y que en la pantalla pronunció una desahuciada Ali MacGraw (en el papel de Jenny Cavalleri) a un desconsolado Ryan O’Neal (como Oliver Barrett) fue el mejor eslogan de una de las diez películas más románticas y, probablemente, más lacrimógenas de la historia del cine.

El próximo mes de diciembre se cumplirán 45 años desde el estreno de «Love Story», la película que narraba el amor contra viento y marea de dos estudiantes de Harvard, de diferentes orígenes y los que sólo la muerte de ella les separó. El filme, dirigido por Arthur Hiller, encumbró definitivamente a dos promesas de Hollywood. El tremendo éxito de la cinta alejó sus trayectorias artísticas y personales. Durante décadas, y aunque siguieron escribiéndose cartas y hablando por teléfono de vez en cuando, MacGraw y O’Neal vivieron apartados el uno del otro... Hasta que el director teatral Gregory Mosher volvió a reunirles.

En este caso ha sido sobre las tablas de un escenario, con una obra romántica, emotiva y envuelta en una luz crepuscular:
Steve McQueen y Ali MacGrawn
En una entrevista que los dos intérpretes han concedido a «The New York Times», Ryan O'Neill afirmaba que el reencuentro ha sido natural.«Ella es una de las pocas mujeres que aún quiere hablar conmigo», dijo con ironía el actor, ante las risas de MacGraw. No era esta una declaración fortuita. Tras el éxito de «Love Story», que le valió a MacGraw una candidatura a ganar el Oscar, fueron las estrellas de varios de los títulos cinematográficos imprescindibles de los años 70, pero también los protagonistas de algunos de los episodios más sórdidos y lamentables de la trastienda de Hollywood. MacGraw rodó «La huida» (1971), de Sam Peckinpah, donde conoció y se enamoró de Steve McQueen. A Ryan O’Neal le encumbraron aún más sus trabajos en «¿Qué me pasa, doctor?» (1971) y «Luna de papel» (1973), ambas de Peter Bogdanovich, o «Barry Lyndon» (1975), de Stanley Kubrick; y su larga relación con
Ryan O’Neal y Farrah Fawcett
O'Neill, por su parte, también vivió una complicadísima historia familiar junto a Farrah Fawcett, salpicada de adicciones, violencia doméstica, denuncias y, por último, la larga enfermedad de la intérprete de «Los ángeles de Charlie». Falleció en 2009, víctima de un cáncer. Ryan O’Neal no se habla con apenas nadie de su familia, ni siquiera con su hija Tatum.


Más allá de Steve McQueen y Farrah Fawcett, otros nombres ilustres entraron y salieron de las vidas de los protagonistas de «Love Story»:Cary Grant, William Holden, Charles Bronson, Myrna Loy, Bette Davis, Sue Mengers o Frank Sinatra.

Hoy Ali MacGraw y Ryan O’Neal disfrutan de su nuevo momento juntos con tremenda placidez («estaba deseando volver a los brazos de Alie», ha declarado con buen humor O'Neill). Ella vive tranquilamente en Santa Fe (California), practica yoga a diario y se dedica ha realizar servicios sociales para su comunidad y disfrutar de sus amigos. Él ha seguido trabajando en el cine y la televisión, sobreviviendo a duras penas a su aura de maldito. Ahora han vuelto a reunirse y parece que disfrutran de ello. «Este es el momento perfecto -dice el actor-. Ali y yo lo hemos retomado donde lo dejamos».

http://www.abc.es/estilo/gente/20151005/abci-love-story-201510041807.html
 
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