En realidad una nulidad matrimonial eclesiástica no es algo extraordinario ni, a pesar de lo que por ahí dicen, especialmente costoso.La nulidad del matrimonio poco que ver con el divorcio y mucho más laborioso. Se trata, nada más y nada menos, de demostrar que el matrimonio no existió, viciado por un montón de cosas.
Dicho a grosso modo, pero no es comparable con un divorcio.
Que al tratarse de quien se trata la Iglesia facilite los enormes trámites, pues sí, claro, pero el común de los mortales no puede acceder a esas regalías.