Plan del Gobierno que va a colapsar la sanidad publica. Golpe contra MUFACE

Podemos exigió al Gobierno el pasado mes de febrero acabar con Muface

Muface
Pablo Iglesias e Irene Montero. (Foto: Europa Press)
Recién formado el Gobierno socialcomunista Podemos encendió la mecha contra Muface y todo el sistema de mutuas de los empleados públicos. El partido de Pablo Iglesias mostró internamente su rechazo al sistema conformado por tres entidades -Muface (de los funcionarios civiles), Isfas (Fuerzas Armadas) y Mugeju (Juticia)-: la tres mutuas que permiten a los empleados públicos elegir entre una sanidad pública y una asistencia hospitalaria por medio de aseguradoras privadas. Así se lo transmitió la formación morada en los primeros compases del Gobierno al partido de Pedro Sánchez, donde unas voces fueron más contrarias y otras muchas más favorables a la reforma.
El argumento de los podemitas fue el mismo que muchos socialistas traían ya preparado desde las distintas federaciones del PSOE: que lo necesario era fortalecer el sistema público de sanidad y no permitir asistencia en hospitales privados gracias a la gestión de las tres mutuas de los funcionarios. Porque, según esas voces, Muface incentiva la “desigualdad entre la población”.
Esas voces simplemente olvidaron que los funcionarios no van a dejar de necesitar sistemas de asistencia sanitaria -no van a dejar de enfermar, ni de necesitar acudir a urgencias, ni de realizar revisiones médicas, etc.-, por lo que, en caso de eliminar Muface y el resto de mutuas, los más de dos millones de empleados públicos y familiares que utilizan el modelo Muface tendrían que pasar en bloque al sistema sanitario público, colapsando los servicios de forma obvia.




Unidas Podemos parece tener una espina clavada con Muface. Ya en diciembre de 2019, justo antes de la formación del Gobierno socialcomunista, la formación morada abrió fuego internamente con sus deseos de eliminar la libre elección de servicios sanitarios de los empleados públicos, tal y como recuerda Antonio Román, senador del PP que se ha encargado del seguimiento de este tema. Podemos lo hizo, pese a tramar un nuevo engaño: porque no recogió esta reforma en ninguno de los puntos del programa electoral de Podemos. Por cierto, tampoco aparece en el programa de Gobierno que pactó con el PSOE.
Román ha preguntado al Gobierno por medio del Senado si piensa aceptar estas presiones y eliminar Muface. A lo que el Gobierno ha contestado con una negativa: “El Gobierno no prevé la supresión de los regímenes especiales de las mutualidades administrativas”. Eso sí, no descarta cambios en su respuesta por escrito a la que ha tenido acceso OKDIARIO: “El Gobierno manifiesta, en todo caso, su sensibilidad para valorar cualesquiera medidas que puedan sugerirse para la mejora de los servicio”.


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Acabar con Muface
La contestación por escrito, y a través del Senado, se realizó el 13 de mayo. Y después de esa fecha ha llegado el informe “dinámico” de los expertos de Salvador Illa que sí abre la puerta a la eliminación de Muface, tal y como ya ha publicado OKDIARIO y ha denunciado el principal sindicato de la función pública, CSIF. Traducido: que las presiones de Podemos y los sectores más radicales del PSOE siguen vivas y la necesidad de fondos del Gobierno en plena crisis del coronavirus ha engrasado los ataques internos a Muface.
Es más, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pactaron un Real Decreto en abril que ponía oficialmente en su punto de mira a las tres mutuas de los empleados públicos, tal y como publicó el 28 de abril OKDIARIO. La más conocida de estas entidades es Muface, la joya de los funcionarios. El Gobierno socialcomunista quiere controlarlas y reducir el pago que destina cada mes para que los empleados públicos puedan disfrutar de una sanidad privada.
Pero ese mismo Gobierno no es consciente de un pequeño problema del que sí se ha percatado CSIF: al retirar esos servicios sanitarios, más de dos millones de funcionarios pasarán al sistema de sanidad pública. El colapso está servido.
Colapso de la sanidad pública
Los «expertos» del Ministerio de Sanidad apuestan en el citado informe por recortar al máximo la factura en medicamentos, integrar a los funcionarios en la Sanidad pública e incluso amputar cualquier influencia de los laboratorios en la formación del personal sanitario. Y ese plan incluye, efectivamente, la integración de las tres mutuas de los empleados públicos en el sistema general de salud pública. Las tres entidades son Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado), Isfas (Instituto Social de las Fuerzas Armadas) y Mugeju (Mutualidad General Judicial).
De momento, se trata de un «documento dinámico» titulado Plan de Acción para la Transformación del Sistema Nacional de Salud en la era Post-Covid 19. Y el documento señala que la crisis del coronavirus «ha evidenciado que nuestro SNS [Sistema Nacional de Salud] presenta ciertas debilidades que es necesario atender con premura si quiere aspirar a seguir siendo una referencia para todos ciudadanos y profesionales».
El documento apunta que su objetivo es aprovechar «la ventana de oportunidad transformadora que supone» la crisis provocada por la aparición del coronavirus. Pero la ventana se abre para intentar asestar otro golpe de gracia a Muface, la Sanidad privada y, por supuesto, a la industria farmacéutica.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, ha dirigido ya una carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para que informe sobre sus planes sobre el sistema de mutualismo administrativo y en todo caso “garantice su mantenimiento y la actual cobertura sanitaria del colectivo de funcionarios”.
“CSIF se hace eco de la inquietud que ha generado un documento en el que trabaja el Ministerio de Sanidad donde se anuncia la intención de abordar la financiación de las mutuas”. Y el mismo sindicato señala también que “la medida supondría la retirada de la financiación del Estado destinada a una asistencia sanitaria a la que se acogen dos millones de funcionarios”. Traducido: que esos “dos millones de usarlos de servicios médicos pasarían a entrar en el sistema público de salud”. Toda una garantía de colapso en plena era del coronavirus.

 
Los de Muface, cuando tienen enfermedades graves con tratamientos astronómicos, como el cancer y otras enfermedades, van a la pública, incluso en ciudades con una sanidad privada muy bien considerada, como Madrid o Barcelona. De manera que lo gordo ya se lo está llevando nuestra Seguridad Social de todos.
 
Yo soy funcionaria del Estado, y mutualista de MUFACE. De hecho, no podíamos optar a no ser de MUFACE cuando aprobamos la Oposición. Ahora bien, a lo que podemos optar (generalmente al principio del año, aunque ha habido años con excepciones) es a la entidad que nos proporciona la asistencia sanitaria, y ahí se puede elegir Seguridad Social o una serie de compañías privadas.

Una servidora, aunque no os interese a nadie, desde el minuto uno optó por Seguridad Social, y me pago aparte una privada. Por, como dice una prima más arriba, confianza en la sanidad pública si me pasa algo gordo, mientras que para chorradas, más rápido y cómodo las privadas, sobre todo viviendo en Madrid (en verano me han dado mucho mejor servicios los centros de salud, pero de aquí a Lima...).

Esto lo hice siguiendo el consejo de mi señor padre, también funcionario, al que casi mata un médico por lo privado con una simple operación de pólipos en la nariz. Y si fuera por los urólogos de la privada ya le habrían quitado la próstata varias veces, el último al "módico" precio de 28.000 euros,

No soy la única que ha optado por la sanidad pública. Tampoco es que sea estrictamente malo poder optar, es lo que se llama una colaboración público/privada, que desatasca la Seguridad Social en sitios como Madrid. Las colaboraciones público/privadas no son per se "malignas", todo depende de cómo se gestionen por ambas partes.

Ahora bien, hay muchos que enarbolan la banderita de la sanidad pública y luego, como la vice Calvo, resulta que a la hora de optar, han elegido las privadas. Curiosamente, en mi entorno son más los de corazoncito a la izquierda que los más conservadores, cosa que a mí siempre me ha hecho alzar una ceja. Y se me viene a la memoria uno que es representante sindical de CCOO, en mi curro, que vota a UP y demás... pero se apunta a Asisa.

En fin.
 
Ganas de marear la perdiz y vender humo, propaganda... Muface es un cuerpo a extinguir. Ya quedamos pocos. Hace años que a los que ganan las oposiciones de enseñanza los incorporan sin opción a la seguridad social.

De acuerdo que para pequeñas cosas es mejor, pero para lo grave, la seguridad social. Otro aspecto: pagamos el 40 por ciento de los medicamentos, aunque estemos jubilados...nada que ver con las cantidades mínimas de la seguridad social...Que no te entre nada grave, porque te arruinas en Muface.
 
Yo pienso que la sanidad publica se colapsa cada año, solo con los gripes normales y con COVID-19 ha demostrado no estar a la altura, tal vez se debe a que la sanidad pública como tal no existe, en realidad hay 17 sanidades en España, no existe una única y pasaron cosas muy fuertes, como habiendo respiradores libres en regiones y camas libres, no se cambiaron de comunidad autónoma a nadie para ser asistido. En fin creo que la sanidad pública tiene los días contados y es que si fuera estupenda, nadie se haría un seguro privado, en los años 70 y 80 era impensable para una persona normal hacerse un seguro privado y con esto no defiendo la sanidad privada, solo digo que la sanidad por comunidades autónomas es un desastre.
 
Sánchez ordena desmantelar en octubre el sistema propio de pensiones de 900.000 funcionarios
El Gobierno podrá aplicar sobre ellas la eliminación de derechos adquiridos que desee

Pedro Sánchez no tiene dinero en plena crisis del coronavirus y tampoco está dispuesto a recortar gastos superfluos que puedan alterar sus alianzas de poder. Por eso, y pese a las advertencias de CSIF, el gran sindicato de la función pública, el Gobierno ha trasladado ya la orden de desmantelar el 6 de octubre el viejo sistema de protección social de 900.000 funcionarios, las denominadas clases pasivas.

Ese sistema incluye la gestión y pago de las pensiones de forma independiente, su inclusión en el sistema de mutuas -Muface (funcionarios civiles), Isfas (Defensa) y Mugeju (Justicia)- y todo un esquema de protección social que permite a este gran colectivo de empleados públicos disfrutar de mejoras sociales y de un poder de negociación autónomo.

La orden ya se ha cursado, tal y como prueba el documento remitido a la Guardia Civil y que hoy reproduce OKDIARIO. Y su significado es evidente: el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias quiere que el 6 de octubre dé inicio el traspaso al área de la Seguridad Social del control de las pensiones de 900.000 funcionarios. Ese día, según el propósito del Ejecutivo, las viejas estructuras que permiten aún hoy gestionar de forma autónoma esas prestaciones, deberán iniciar su desmantelamiento, con lo que el Gobierno podrá aplicar sobre esas pensiones el recorte o eliminación de derechos adquiridos que desee.


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El texto del documento oficial señala lo siguiente: «Se informa que, al haberse aprobado la transferencia de competencias en materia de Pensiones de Clases Pasivas al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a partir del 6 de octubre de 2020 […], la División de Igualdad y Apoyo al Personal del Ministerio de Defensa» comunica que «a partir del 6 de octubre las Subdelegaciones de Defensa no deberán tramitar ninguna pensión de familiares». Y es que «viudas y huérfanos dejarán de ser competencia del Ministerio de Defensa y su administración será directamente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones».

Es más, «durante un periodo (no se ha definido su duración), el área de Pensiones del Ministerio de Defensa tutelara este traspaso de funciones, y a continuación desaparecerá», añade el documento.

Y, una vez eliminada la infraestructura de gestión, evidentemente, el control será pleno por parte de Seguridad Social. Y Defensa dirá adiós a su tradicional control de esta área.

Recorte de derechos

Tan sólo una función queda, por el momento, bajo gestión del Ministerio de Defensa: «Seguirá teniendo competencias en la resolución de pensiones de expedientes de aptitud psicofísica, terrorismo y acto de servicio».

El golpe está decidido. Y no lo será sólo a la Guardia Civil. El BOE del pasado 22 de abril se convirtió, en plena pandemia, en todo un susto para 900.000 empleados públicos. Se trata de los funcionarios comprendidos en lo que se denominan clases pasivas. El Gobierno decidió en aquel momento traspasar la gestión de sus prestaciones al Instituto Nacional de la Seguridad Social sin previo aviso, ni negociar con sus representantes sindicales.

Desde el principal sindicato de la función pública -CSIF- ya han advertido de que el movimiento es un paso previo a un intento de recorte de sus condiciones en materia de jubilación.

En aquel BOE se anunciaba ya la muerte del régimen diferenciado de las clases pasivas: pasaba a ser igualado al resto. Y eso implica, como poco, que en posteriores y nada descartables recortes con motivo de la crisis, esos 900.000 funcionarios pierdan su posibilidad de negociar de forma separada. Traducido: dicen adiós a su capacidad de defensa individual frente a congelaciones en las prestaciones o recortes en las condiciones de acceso a la jubilación.

La reforma para los funcionarios fue introducida en plena pandemia y con el estado de alarma en vigor. La modificación afecta a un amplio abanico de derechos adquiridos. Allí se recoge «la asunción de la gestión del Régimen de Clases Pasivas del Estado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social y la asunción de las funciones que a tal efecto se le atribuyen a la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social».

El cambio abre la puerta a posteriores sorpresas, por ello, destaca que «resulta necesario que a esta Dirección General le preste asistencia jurídica el Servicio Jurídico de la Administración de la Seguridad Social. A tal efecto, la asistencia jurídica que deba prestarse a la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social por el Servicio Jurídico de la Administración de la Seguridad Social, comprenderá tanto el asesoramiento como la representación y defensa en juicio en materia de clases pasivas y otras prestaciones, así como la asistencia jurídica en aquellos asuntos que afecten a los intereses de las entidades gestoras y servicios comunes de la Seguridad Social en los términos que determine la Secretaría de Estado de la Seguridad Social y Pensiones».

CSIF sospecha que ese ataque, de hecho, va en conexión con el que se prepara contra Muface. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han puesto en su punto de mira a las tres mutuas de los empleados públicos, tal y como anunció el 18 de abril OKDIARIO. La más conocida de estas entidades es Muface, la joya de los funcionarios. El Gobierno socialcomunista quiere igualmente controlarlas y cortar el pago que destina cada mes para que los empleados públicos puedan disfrutar de una Sanidad privada, algo que afecta no sólo a las claves pasivas sino a todos los empleados públicos usuarios de estos servicios.

Hachazo a la Sanidad privada

El Gobierno socialcomunista de PSOE y Podemos pretende con ello asestar un nuevo hachazo tanto a la Sanidad privada, como a la industria farmacéutica con la excusa de reforzar el sistema sanitario público. Los «expertos» del Ministerio de Sanidad, en este sentido, han recomendado ya recortar al máximo la factura en medicamentos, integrar a los funcionarios en la Sanidad pública e incluso amputar cualquier influencia de los laboratorios en la formación del personal sanitario. Y ese plan incluye la integración de las tres mutuas de los empleados públicos en el sistema general de salud pública. Las tres entidades son Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado), Isfas (Instituto Social de las Fuerzas Armadas) y Mugeju (Mutualidad General Judicial).

De momento, se trata de un «documento dinámico» titulado Plan de Acción para la Transformación del Sistema Nacional de Salud en la era Post-Covid19. Y el mismo señala que la crisis del coronavirus «ha evidenciado que nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) presenta ciertas debilidades que es necesario atender con premura si quiere aspirar a seguir siendo una referencia para todos ciudadanos y profesionales».

CSIF ha dirigido ya una carta al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para que informe sobre sus planes sobre el sistema de mutualismo administrativo y en todo caso “garantice su mantenimiento y la actual cobertura sanitaria del colectivo de funcionarios”.


 
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