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Sour Cream Banana Cake

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Es un tipo de bizcocho no muy dulce, de hecho reduje la cantidad total de azúcar en 110 g porque me parecía desorbitada. Además contamos con el dulzor que aportan los plátanos, añadimos tres en la masa, más los dos de la superficie junto con el sirope que utilizamos para decorar… Para mi gusto es más que suficiente pero siempre podéis ajustarlo un poco si os gusta con más dulzor.

El resultado es un bizcocho que nos acompañará en el desayuno más de 2 y 3 días, si es que llega a sobrevivir tanto, porque mantiene su frescura y ternura con el paso de los días. Además, me atrevería a decir que al día siguiente está mucho mejor, da la sensación de que los sabores maduran y se vuelven mucho más intensos.

El fruto seco de la superficie puede ser el que prefiramos, en origen utilizaban nueces pecanas pero tengo una debilidad especial por las avellanas… y me decanté por ellas. Para terminar decoraremos el bizcocho con un sirope elaborado con ron, lo ideal es que sea muy dulce para que aporte buenos aromas. En mi caso utilicé Legendario pero ya sabéis que podéis usar el que tengáis en casa o incluso sustituirlo por toffee (si es que lo van a consumir niños) u omitirlo por completo sino queréis liaros mucho más.

En cualquier caso es un bizcocho que merece la pena hacer ¡y mucho! Muy fácil de elaborar y en poco tiempo podremos estar disfrutando de él 😉

PARA UN SOUR CREAM BANANA CAKE:​

Receta adaptada de Delicious.

  • 5 plátanos grandes y maduros: 3 en puré y 2 enteros
  • 140 g de azúcar moscabado
  • 4 huevos
  • 2 cucharaditas de extracto de vainilla (2 tsp)
  • 250 g de crème fraîche
  • 350 g de harina floja de repostería Shipton Mill
  • 1 cucharadita de levadura química, impulsor (1 tsp)
  • 1 cucharadita de bicarbonato (1 tsp)
  • 1/2 cucharadita de sal (1/2 tsp)
  • 3 cucharaditas de canela en polvo (3 tsp)
  • 1 y 1/2 cucharaditas de jengibre molido (1 y 1/2 tsp)
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada (1/4 tsp)
  • 35 g de avellanas picadas
PARA EL SIROPE DE RON:

  • 200 g de ron Legendario
  • el zumo de 1/2 limón
  • 75 g de azúcar moscabado

ELABORACIÓN:​

Preparamos el bizcocho.

Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.

Forramos un molde cuadrado de 22 cm de lado con papel de horno, reservamos.

Tamizamos la harina junto con la levadura química y el bicarbonato, reservamos.

En un bol mediano majamos los plátanos, previamente troceados, junto con el azúcar moscabado, los huevos, la vainilla, las especias, la crème fraîche y la sal. Mezclamos con ayuda de una espátula de silicona hasta homogeneizar.

Añadimos la harina poco a poco y vamos mezclando hasta que se integre por completo. Vertemos la mezcla sobre el molde que teníamos reservado y golpeamos, suavemente, sobre una superficie de trabajo para asentar la mezcla.

Cortamos longitudinalmente los dos plátanos restantes en tres láminas. Colocamos en la superficie, espolvoreamos con las avellanas troceadas e introducimos en el horno a media altura. Dejaremos durante 60 minutos o hasta que insertando un palillo en la parte central, este salga limpio.

Sacamos y dejamos en el molde durante 10 minutos, desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.

Preparamos el sirope de ron.

En una cacerola pequeña añadimos el ron junto con el zumo de limón, recién exprimido, y el azúcar moscabado. Colocamos a calor medio-bajo y dejamos hasta que reduzca ligeramente, removiendo de vez en cuando. Nos llevará alrededor de 20 minutos.

Dejamos templar ligeramente antes de utilizar.

Para servir el Sour Cream Banana Cake disponemos por la superficie el sirope, espolvoreamos con unas avellanas más (si lo deseamos) y… ¡a disfrutar!





 

Mini tartaletas de hojaldre con higos y dos quesos: receta fácil de aperitivo


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Sé que el dicho popular reza 'uvas y queso saben a beso', pero al mismo tiempo que llega la uva al mercado yo cada año me decanto más por otra fruta de temporada, los higos, que combinados con quesos nos regalan bocados exquisitos. Es una pareja perfecta para recetas resultonas como estas mini tartaletas de hojaldre con higos y dos quesos, un aperitivo fácil y delicioso.

Disponer en casa de unos cuantos moldes pequeños como los que he usado para esta preparación es un buen recurso para elaborar en un momento picoteos variados o mini dulces, especialmente si tenemos restos de masas que hayamos usado para otras recetas. El hojalde es muy práctico en este caso, aunque si nos ha sobrado masa quebrada o incluso filo o brick, también podríamos usarlas.




Ingredientes​


Para 10 unidades

  • Hojaldre 1
  • Higos (depediendo del tamaño que tengan) 6
  • Queso de rulo de cabra en medallones 5
  • Queso gruyère o de otro tipo para gratinar
  • Mostaza de Dijon
  • Pimienta negra molida
  • Tomillo fresco o seco
  • Aceite de oliva virgen extra para engrasar

Cómo hacer mini tartaletas de hojaldre con higos y dos quesos​


Dificultad: Fácil

  • Tiempo total 30 m
  • Elaboración 10 m
  • Cocción 20 m

Precalentar el horno a 200ºC. Sacar el hojaldre y dejar que se atempere un poco – si es congelado habrá que dejarlo fuera durante más tiempo, alrededor de una hora -. Engrasar con aceite o mantequilla unas 10 tartaletas del tamaño de un bocado, a mí me gustan las metálicas.

Estirar el hojaldre y cortar porciones algo más grandes que los moldes y forrarlos individualmente, presionando bien y retirando el exceso de masa. Pinchar con un tenedor el fondo y añadir una capa ligera de mostaza. Partir cada rodaja de rulo de cabra por la mitad y disponer en el fondo de cada tartaleta.

Cortar en láminas no muy finas los higos, pelándolos previamente o lavándolos bien antes. Distribuir los higos sobre el queso de cabra, añadir pimienta negra y tomillo al gusto y cubrir con queso para fundir rallado o picado. Hornear durante unos 20 minutos, bajando la temperatura a 180ºC pasados 10 minutos y vigilando que el queso no se tueste demasiado por arriba.

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Con qué acompañar las mini tartaletas​

Podemos servir las mini tartaletas de hojaldre con higos y dos quesos recién salidas del horno, en caliente, pero también están muy ricas si se han enfriado a temperatura ambiente. Otra opción es hornearlas sin el queso final para tenerlas listas con antelación y añadir el gratinado del último paso justo antes de servir, usando el horno, el microondas o un soplete. Deliciosas con una copa de vino tinto o para empezar el picoteo de cualquier menú.

 

Día Mundial de la Tarta de Chocolate​


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Suave, esponjosa, crujiente, cremosa, tierna, dulce… ¿Hay algo más delicioso que una tarta de chocolate? Muchos no concebimos la vida sin ella, por eso cualquier ocasión nos parece buena para celebrar su existencia. Todos caemos rendidos ante una exquisita y lujuriosa porción de suculenta tarta de chocolate, pero hay algunos datos sobre nuestro postre favorito que tal vez no conozcamos.


Ya se trate de una Selva Negra cubierta de cereza y rica textura o de un pastel exquisitamente esponjoso y de color rojo carmesí profundo y aterciopelado, la tarta de chocolate no es una mera indulgencia sino una parte fundamental de nuestras vidas. Hay muy pocos acontecimientos importantes en la vida que excluyan su presencia, desde las fiestas de cumpleaños de la infancia hasta las meriendas con amigos o fiestas familiares. El Día Mundial del Chocolate en realidad empezó como un día nacional únicamente en EEUU, aunque pronto se unieron muchos países más.


Un poco de historia


La historia de la torta de chocolate se remonta a 1764, cuando el Dr. James Baker descubrió cómo hacer chocolate moliendo granos de cacao entre dos enormes piedras de molino circulares.


En 1828, Conrad Van Houten de los Países Bajos desarrolló un método de extracción mecánica para extraer la grasa del licor de cacao, lo que dio como resultado la manteca de cacao y el cacao parcialmente desgrasado, una masa compacta y sólida que podía ser vendida como "cacao de roca" o “molido en polvo”.


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Hasta mediados del siglo XIX, el chocolate era una bebida para aquellos que podían permitírselo. Sin embargo, varios amantes del chocolate ingeniosos desarrollaron métodos que hicieron que la extracción de cacao y de polvo de cacao fuera relativamente barata, llevando así el chocolate a un mercado más amplio. En 1879, Rudolf Lindt fue pionero en un proceso llamado conchado para producir un chocolate más suave y sedoso que se podía emplear para hornear ya que combinaba muy bien con las masas de los pasteles.


Decadencia exquisita


La evolución de la tarta de chocolate ha sido imparable con relleno de chocolate líquido o sabores exóticos como el té, el curry, la pimienta roja, la fruta de la pasión y el champán que fueron populares en los años 90. Hoy en día se elaboran muchos pasteles de chocolate sin harina para los intolerantes al gluten y sin otros ingredientes que puedan causar alergias alimentarias o con ingredientes de origen vegetal para veganos (sin huevos ni leche). Existen cientos de variedades con un toque diferente de frambuesa, café, caramelo, remolacha, castaña, mousse de chocolate, con tarta de queso, coco, menta, miel, plátano, trufa, oreo, vainilla, canela, naranja, calabaza, caramelo salado, lima, pera, pistacho, dulce de leche, chocolate blanco….

Las 10 tartas de chocolate más famosas


Bizcocho de chocolate. Un clásico de las meriendas, sencillo y tradicional. Solo se necesita harina, huevos, levadura, azúcar, cacao y aceite.


Tarta de capas de chocolate. Varias capas se unen con relleno que puede ser de mousse, crema o nata.


Selva negra. Típica de Baden, Alemania, nos seduce con sus capas de bizcocho de chocolate empapado en licor de cereza, nata, cerezas y mermelada de frambuesa.


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Red Velvet. Esta tarta aterciopelada de chocolate con crema de queso, mezcla de leche con limón o buttermilk y vainilla con colorante rojo es muy típica en Estados Unidos. Su jugosidad es inconfundible.


Pastel Alemán. Las diferentes capas se combinan con coco y nueces pecanas y se cubre con caramelo elaborado con yemas de huevo y leche condensada. No se inventó en Alemania sino en EEUU. El nombre viene de Baker's German's Sweet Chocolate, una tableta de chocolate negro creada en 1852 por Samuel German (alemán en inglés).


Pastel fudge de chocolate. Se elabora con carmelo de dulce de leche que le da un toque muy especial y contundente.


Tarta Sacher. La preferida de los emperadores austriacos. Fue inventada en 1832 por Franz Sacher. Esta tarta típica Vienesa se compone de bizcocho de chocolate unido por mermelada de albaricoque cubierta de un consistente chocolate glaseado. A algunos les puede resultar un tanto densa.


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Pastel del diablo. Es un clásico americano de chocolate de intenso sabor, delicada textura húmeda y cubierto de cremoso chocolate.


Tarta Joffre. Esta tarta de chocolate con capas de suero de leche está rellena de ganache de chocolate y escarchado con crema de mantequilla de chocolate creado originalmente en el restaurante Casa Capșa de Bucarest, en honor a la visita del mariscal francés Joseph Joffre, poco después de la Primera Guerra Mundial.


Pastel de Garash. Un pastel búlgaro con 5 capas finas de chocolate y nueces con un glaseado de chocolate.


Tratándose de tartas de chocolate hay mucha variedad donde elegir sin embargo como ya decía Audrey Hepburn “Seamos sinceros, un buen pastel de chocolate cremoso hace mucho por mucha gente; lo hace por mí”.


 
Última edición:

Pizza de remolacha con pesto rojo y espárragos


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INGREDIENTES PARA 2 PIZZAS MEDIANAS:​

Receta adaptada de King Arthur Flour

PARA LA MASA DE PIZZA DE REMOLACHA:
  • 250 g de harina de gran fuerza
  • 0,6 g de levadura seca de panadero
  • 2 g de azúcar
  • 8 g de sal
  • 65 g de remolacha cocida y triturada
  • 155 g de agua de la cocción de la remolacha
PARA EL ADEREZO:
  • 4 cucharadas de pesto alla calabrese por cada pizza
  • 8 espárragos trigueros por pizza
  • 1/2 cebolla morada
  • mozzarella
  • 1 bola de mozzarella fresca
  • queso Gorgonzola
  • orégano
  • un poco de jengibre fresco rallado
  • rúcula para decorar (opcional)

ELABORACIÓN:​

Para elaborar la masa de pizza de remolacha necesitaremos utilizar remolachas frescas y cocerlas en casa. La razón es que para hidratar la masa utilizaremos el agua de la cocción de estas, además de remolacha cocida.

¿Podemos utilizar remolacha ya cocida? Sí. por supuesto. Solo que en lugar de añadir el agua de la cocción de la remolacha , añadiremos agua y su color no será tan intenso.

PRIMER DÍA

En un procesador de alimentos trituramos la remolacha, reservamos.

En un bol mediano añadimos los ingredientes secos y mezclamos, incorporamos la remolacha triturada junto con el agua de la cocción de la remolacha y mezclamos hasta obtener una mezcla homogénea. Cubrimos con film y dejamos levar de 18-24 horas a temperatura ambiente. Es bueno observarla puesto que ya va llegando el calor, si observáis que crece más rápido de lo debido, guardarla en el frigorífico hasta el momento que la vayamos a utilizar.

Esta masa no necesita que la amasemos para desarrollar el gluten, nos bastará con integrar bien los ingredientes y dejarla levar con tranquilidad.

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SEGUNDO DÍA

Nuestra masa de color vivo e intenso estará burbujeante y habrá aumentado su tamaño.

Espolvoreamos generosamente una superficie de trabajo con harina, volcamos la masa sobre ella y procedemos a dividir la masa en dos piezas con ayuda de una rasqueta. Es una masa que tiene bastante hidratación de modo que para trabajar con ella de manera más cómoda podéis humedeceos las manos o bien espolvorearlas con harina.

Plegaremos cada porción llevando cada uno de los cuatro extremos hacia el centro, volteamos la masa y boleamos procurando ejercer tensión. Introducimos la masa en un bol ligeramente enharinado, tapamos y dejamos levar durante 45-60 minutos.

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Precalentamos el horno 30 minutos antes de introducir la pizza de remolacha, lo haremos a 270ºC con calor arriba y abajo. Si vuestro horno no da tanta temperatura, no pasa nada, poned la máxima temperatura con la que os permita trabajar.

Para hornearla podéis utilizar tanto plancha de acero como piedra, colocarla en la parte central del horno y recordad que debemos precalentar con ella dentro.


Preparamos los espárragos.

Dada la corta cocción de la pizza en el horno, me gusta dar una ligera cocción a los espárragos previamente para asegurar que estén tiernos.

Lavamos los espárragos y retiramos la parte más dura del tallo, al cortarlo con las manos romperá por sí solo donde finaliza la parte más dura y comienza la más tierna. Colocamos sobre un plato amplio y cubrimos con una tapadera apta para microondas, introducimos en el microondas a la máxima potencia y dejamos alrededor de 5-6 minutos, deberán estar blanditos.

El tiempo de cocción dependerá del grosor de los espárragos. Sacamos, con mucho cuidado de no quemarnos con el vapor, y reservamos.

Formamos la pizza.

¿Os gustan los borde hinchaditos, regordetes, con volumen y aireados? Bien, pues entonces el proceso del formado debéis seguirlo a pies juntillas!

¿Qué es lo que no debemos hacer bajo ningún concepto? Desgasificar completamente la masa de nuevo. Tras el primer levado de 24 horas ya hicimos un desgasificado, plegamos la masa y dejamos levar por segunda vez. tras este segundo levado es donde más cuidado debemos poner, hay que manipular la masa con mucho cuidado. Especialmente los bordes, estos (dentro de lo posible) no debemos tocarlos.

Queremos que mantengan los gases que se han producido en el segundo levado y que aumenten un poco más durante el horneado. Para ello debemos dejar los bordes intactos, parece más difícil de lo que es en realidad, creedme.

Volcamos la masa sobre una superficie enharinada procurando que esta mantenga la forma redondeada, dentro de lo posible.

Con la yema de los dedos presionaremos la superficie de la masa sin tocar los bordes para que estos se mantengan hinchados y no perdamos los gases de su interior. De este modo obtendremos un borde aireado e hinchado tras la cocción.

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Procedemos a estirar la masa.

Enharinamos la masa por ambos lados, dependiendo de la hidratación final de nuestra masa necesitaremos utilizar más o menos. Es importante que podamos manipular la masa sin que se nos adhiera a las manos, para ello tendremos que hacer uso de este ingrediente sin miedo a que pensemos que es demasiada.

Cogemos la masa con ambas manos y comenzamos a girarla sobre nuestros puños, a la vez que giramos la masa la gravedad nos ayudará a estirarla. Si os da miedo hacerlo de este modo o no os sentís seguros del todo, podéis estirar la masa sobre una superficie de trabajo utilizando la yema de los dedos. Deslizar suavemente estos para ir estirando la masa, recordando no tocar los bordes.

Si la masa opone algo de resistencia y se encoge, es debido a que tiene tensión. Dejaremos que se relaje alrededor de 5-10 minutos y continuaremos formándola. Aunque es muy raro que os ocurra esto a no ser que toquéis demasiado la masa 😉

Estiraremos hasta formar un disco de unos 25 cm de diámetro aproximadamente.

Colocamos la masa sobre un papel de horno o una pala de madera bien enharinada y procedemos a rellenarla. Disponemos el pesto rojo, los quesos, los espárragos, la cebolla finamente cortada y espolvoreamos con orégano y un poco de jengibre fresco recién rallado.

Antes de introducir la pizza en el horno, encendemos el grill a la máxima potencia. Según que tipo de horno tengamos, este tendrá varias opciones en cuanto a potencia de calor. En mi caso lo puse al máximo.

Aquí hago un breve inciso respecto a como hornear con el grill. En la web donde he seguido la receta, hacen mucho hincapié en la distancia de horneado de la pizza (sobre todo si lleva papel en la base) y el grill. Recomiendan que este no sea inferior a los 20 cm porque se corre el riesgo de que el papel se prenda, en caso de que vuestro horno no respete esta distancia será mejor proceder con el horneado sin el grill. Para obtener un borde tostado, tan solo habrá que prolongar el tiempo final de horneado y el resultado será muy bueno igualmente.

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Horneamos alrededor de 10 minutos o hasta que la pizza tenga un bonito color dorado, con el borde hinchado y tostado. Al ser poco el tiempo de horneado lo ideal es controlarla las primeras veces que la elaboremos para saber cuanto es el tiempo exacto de cocción que necesita evitando que quede muy quemada/tostada y con buenos resultados.

Quizás en vuestro horno necesite algo menos de tiempo de cocción, vigiladlo para dar con el tiempo exacto. Puede rondar los 7-12 minutos totales.

Sacamos y dejamos templar unos minutos sobre una rejilla antes de degustarla. Decoramos con unos brotes de rúcula justo antes de servir, si lo deseamos! (yo es que soy muy de brotes, que le vamos a hacer…)

NOTAS:

  • Esta masa de pizza está lista para utilizar a partir de las 18-24 horas pero cumplido este tiempo, podemos refrigerarla y mantenerla ahí durante 6 días. Cuanto más tiempo pasa levando en el frío mayor sabor encontramos en la masa.
  • Si refrigeramos la masa tendremos que atemperarla durante 2 horas antes de proceder a trabajar con ella, de lo contrario será más complicado manipularla y los levados no se darán adecuadamente.
  • Podemos refrigerar la masa en bloque y dividirla, tras el atemperado, para preparar las pizzas.
  • Si hacéis el doble de cantidad de la receta para tener masa durante la semana, os recomiendo refrigerar la masa dividida y en tuppers pequeños individuales si pensáis usar una cada vez. De este modo mantendremos las porciones que necesitamos sin necesidad de tocar la masa demasiadas veces.
  • Si la masa está varios días en el frigorífico, tras el atemperado, plegaremos y dejaremos levar una hora antes de formarla tal y como os especifico en la receta.
  • Si hace mucho calor podemos refrigerar la masa nada más mezclarla y dejarla 24 horas en el frío, al día siguiente sacamos y dejamos atemperar unas 4-5 horas para que termine de crecer y adquirir una buena temperatura para trabajar con ella. El tiempo de atemperado es aproximado, deberemos observarla para ver cómo evoluciona.

 

Tortilla de perejil, receta fácil paso a paso


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Receta fácil con explicación detallada y fotografías de todos los pasos a seguir para preparar una tortilla de perejil rica en vitamina C.​


Mer Bonilla



Preparación: 5 min Dificultad: 1/5 Raciones: 1 Coste: < 2 €

Ingredientes​


  • Perejil fresco, ½ manojo
  • Huevos, 2 grandes o 3 pequeños
  • Ajo, 1 diente
  • Pan tostado, 1 rebanada (*)
  • Sal
  • Aceite de oliva virgen extra, para engrasar la sartén
Si a algo le temo cuando llega el tiempo más frío es a los resfriados y si algo me funciona para combatirlos es no descuidar la dosis diaria de vitamina C empezando cada mañana tomando alguna pieza de fruta como kiwi o naranja y haciendo que alimentos ricos en vitamina C tomen más presencia en los menús diarios.
Dentro de esas recetas que son un chute en vena de vitamina C está esta tortilla de perejil, que a muchos os puede sonar a chiste, pero es todo un clásico. El perejil fresco, contiene más de 100 mg de vitamina C por cada 100 g, más de el doble de la cantidad diaria recomendada.

Preparación de la Tortilla de perejil​

Es tan sencillo como hacer una tortilla francesa y podemos hacerla en sartén como os voy a contar ahora mismo, o usar el truco de la bolsa que vimos hace algunas semanas.

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Si no usamos pan rallado, desmenuzamos el pan tostado con ayuda de las manos y lo ponemos en un bol, añadimos los huevos, una pizca de sal, el diente de ajo muy finamente picado y el perejil picado.

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Batimos muy bien, dejamos reposar 1 minuto para que el pan tostado se hidrate un poco y, mientras tanto engrasamos una sartén de unos 24 cm de diámetro con aceite de oliva virgen extra.
Ponemos la sartén a calentar a fuego medio-alto (75%) y cuando desprenda calor añadimos la mezcla de huevo, bajamos un poco el fuego (50%) y esperamos a que el huevo se empiece a cuajar por los bordes. En ese momento, comenzamos a plegar la tortilla con ayuda de una espumadera, la dejamos durante uno o dos minutos más hasta que el huevo esté cuajado a nuestro gusto.

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Podemos servirla con lo que más nos guste, yo como siempre busco menús ligeros no me he complicado demasiado y me la he comido con una ensalada de rúcula y tomatitos cherry. Que como veis, muy cocinillas, sí, pero también hay días que si me puedo hacer la comida de menos de 10 minutos no me la hago en 20 🙂

Resultado​

El perejil fresco bien sea en recetas como esta tortilla de perejil, o formando parte de ensaladas como esta ensalada tunecina en la que podríamos usarlo en vez de cilantro o en cualquier receta de tabouleh, es una opción muy sencilla de aumentar la vitamina C en la dieta diaria. Eso sí, debemos consumirlo crudo o con una cocción muy ligera para aprovechar sus propiedades.

Nota​

El perejil está considerado un emenagogo de efecto moderado por lo que en caso de embarazo deben seguirse las pautas del médico para su consumo.

 
MANZANA CON VINO O ZUMO

Un postre muy otoñal con avellanas y rica salsa espumosa

Ingredientes

- 4 manzanas grandes
- 50 gramos de avellanas
- 50 gramos de margarina blanda
- 50 gramos de azúcar
- 1 sobre de azúcar de vainilla*
- 1 cucharada de ron o coñac

* o un poco de vainilla raspada de una vaina

Para la salsa

- 1 huevo + 1 yema
- zumo de medio limón
- 1 cucharada de maizena
- 1 cucharada de azúcar
- 1/2 vasito de vino blanco

Modo de hacerlo

Lavar las manzanas y sacarles el corazón.

Picar las avellanas y amasarlas con la margarina, el azúcar de vainilla y el azúcar.

Rellenar las manzanas con la masa de avellanas.

Colocar las manzanas en una fuente y meter al horno o al microondas hasta que estén hechas.

Para la salsa se baten el huevo y la yema con la maizena teniendo cuidado que no queden grumos. Añadir el zumo de limón, un poco de azúcar y el vino. Batir con varillas y cuidar que todo quede bien disuelto.

Echar en un cazo a fuego lento hasta que hierva.

Servir las manzanas y aparte una salsera con la espuma de vino.
 

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