En teoría, por origen, pertenezco a la clase media con cultura (en la práctica no sé bien lo que soy). Mis dos abuelas tenían ya estudios universitarios, algo raro en su época, uno de mis abuelos también (fue director de un periódico y redactor jefe de otro), mis padres también y todos en mi familia tenemos carrera.
Pero por malas decisiones de mis padres (lo mismo, tanta cultura no es buena) pasé la infancia en condiciones míseras (estilo medio hippie) y mi entorno era gente obrera. Mis casas, eso sí, destartaladas, con frío y en estado deplorable, estaban llenas de libros, a rebosar. Y en la adolescencia, lo que había en mi ambiente eran chicos que a los 16 años trabajaban ya en una fábrica, a los 18 se compraban el coche. Y a mí me aburrían. Me aburrían mucho. Ya tenía claro que eso no iba conmigo.
Más que la profesión en sí, es el nivel cultural. Con alguien que tenga gustos parecidos y tener conversaciones que nos interesen. No sólo es que yo me aburrirá con él, sino que él también se aburriría conmigo.
A mi marido le gusta mucho la pintura, así que nos hemos visto muchos museos, desde los más afamados, hasta pequeños museos perdidos en pueblos de Francia. Hubo una época en la que nos íbamos a París, de vez en cuando, a ver el Louvre a trozos. No se trataba de grandes gastos ni de vida de lujo, buscábamos un hotel asequible y comíamos bocadillos (porque encontrar un buen restaurante en París que no esté con colas en la puerta o que tenga un precio asequible, no es tan fácil). Para otra persona esto puede ser un aburrimiento, pero para nosotros era algo importante.
Pero por malas decisiones de mis padres (lo mismo, tanta cultura no es buena) pasé la infancia en condiciones míseras (estilo medio hippie) y mi entorno era gente obrera. Mis casas, eso sí, destartaladas, con frío y en estado deplorable, estaban llenas de libros, a rebosar. Y en la adolescencia, lo que había en mi ambiente eran chicos que a los 16 años trabajaban ya en una fábrica, a los 18 se compraban el coche. Y a mí me aburrían. Me aburrían mucho. Ya tenía claro que eso no iba conmigo.
Más que la profesión en sí, es el nivel cultural. Con alguien que tenga gustos parecidos y tener conversaciones que nos interesen. No sólo es que yo me aburrirá con él, sino que él también se aburriría conmigo.
A mi marido le gusta mucho la pintura, así que nos hemos visto muchos museos, desde los más afamados, hasta pequeños museos perdidos en pueblos de Francia. Hubo una época en la que nos íbamos a París, de vez en cuando, a ver el Louvre a trozos. No se trataba de grandes gastos ni de vida de lujo, buscábamos un hotel asequible y comíamos bocadillos (porque encontrar un buen restaurante en París que no esté con colas en la puerta o que tenga un precio asequible, no es tan fácil). Para otra persona esto puede ser un aburrimiento, pero para nosotros era algo importante.
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