JAIME PEÑAFIEL
30/07/2022CHSSS...
¿QUÉ FUE DE AQUELLA LUZ?
“PASAR POR EL ARO”
TU VIDA BIEN VALE... UNA MISA
El comportamiento de Letizia en la catedral de Santiago de Compostela durante la solemne misa con motivo de la Ofrenda Nacional por parte de Felipe VI al apóstol, negándose ostensible y públicamente a persignarse cuando el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, impartía la bendición, me obliga a preguntar a mis lectores y también a ella ¿Qué fue de aquella luz que reconoció haber visto cuando conoció a Felipe?
Sucedió en el transcurso de los cursillos prematrimoniales que les impartió monseñor Estepa, uno de los más prestigiosos catequistas de la Iglesia en aquella época, mayo de 2004, obispo auxiliar de Madrid, para preparar al Príncipe y a su prometida, como un espaldarazo de la Iglesia al matrimonio católico. La idea fue del secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Juan Antonio Martínez Camino, quien consideró que la prometida de Don Felipe, después de haber contraído matrimonio civil y haberse divorciado, a la hora de afrontar una boda eclesiástica “necesita reflexionar y hacer unos cursos prematrimoniales. No se les va a privilegiar ni se les va a pedir ni más ni menos que a los demás”.
Nadie mejor que él para impartir a los novios reales los obligados cursillos prematrimoniales de catequesis concentrados en cinco cuestiones: Dios, Cristo, Iglesia, los sacramentos y la moral católica. Monseñor Estepa, fallecido el 21 de julio de 2019 a la edad de 93 años cuando ya era cardenal y con quien siempre mantuve una cordial relación, me relató la mejor anécdota de aquellos cursillos. En un momento determinado y pensando, seguramente, en el reciente pasado de Letizia, le preguntó con lógica curiosidad: “Si antes se casó por lo civil ¿por qué ahora lo hace por la Iglesia católica?
Lo que el obispo no esperaba fue la surrealista respuesta de la hoy consorte real: “Porque cuando conocí a Felipe... vi la luz”. Monseñor Estepa me explicó que posiblemente se refería a la Luz de la Iglesia. Que era mucho suponer. Si aceptamos esta respuesta y ante lo sucedido en la catedral de Santiago, no puedo evitar preguntarle: ¿Qué fue de aquella luz, querida? Si como creyó el gran cardenal Estepa era la Luz de la Iglesia, ésta, para Letizia, debe vivir su momento más bajo. Como la Institución. Y como la consorte no ha apostatado, le guste o no, sigue siendo católica. Lo era cuando se casó y se le oyó decir, al tiempo que se santiguaba, “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” o cuando se persignó en la misa de Benedicto XVI, en Santiago en 2010, que, además, comulgó.
Según Milagros Martín-Lunas en su desacertado artículo en el periódico digital Republica.com de Pablo Sebastián, lo sucedido en la catedral de Santiago el pasado día 25 que tanto ha sorprendido a un sector del pueblo español “no es nuevo”. Lo que no me parece correcto es que la compañera emplee el término “pasar por el aro porque le convenía cuando lo hizo” y que consideres, querida, que “infiltró un soplo de aire fresco en la vetusta monarquía española” al no santiguarse. Me reservo la calificación que la muchacha merece. Y, encima, hay una prensa cortesana que se quedó con la anécdota de los modelos lucidos por mamá y las nenas.
Una pregunta: si esa luz de la que hablaba Letizia no era la de la Iglesia, como el inolvidable monseñor Estepa dedujo, sino el propio Felipe, a lo peor es que lo que empieza a apagarse es el amor. Digo yo.
Como Letizia es culta, posiblemente sabrá que la frase “París bien vale una misa” la pronunció Enrique de Borbón o de Navarra, pretendiente protestante al reino de Francia y que se convirtió al catolicismo para reinar con el nombre de Enrique IV, el 25 de julio de 1593. Desde entonces esta frase se ha utilizado con el sentido de conveniencia de establecer prioridades y que es útil renunciar a lo que puede ser valioso para obtener algo mucho más importante. Pienso en la vida que Letizia lleva desde que se casó, convirtiéndose incluso al catolicismo, como Enrique IV. Y, como escribe la compañera Martin-Lunas, pasando también “por el aro” porque le convenía. Nunca entenderé cómo Felipe le permite estas frivolidades que tanto daño hacen a la Institución que, en estos momentos, no está precisamente en su mejor, sino en su peor momento.
Todos los españoles saben que Letizia es una señora de mucho carácter. Cierto es que no ha engañado a nadie. Lo demostró bien claro y públicamente el día del anuncio de su compromiso en el palacio de El Pardo, el 5 de noviembre de 2003, mandando callar a Felipe ante toda la prensa allí congregada.
Por ello, Felipe, a quien le crecen los enanos en la familia, prefiere mirar para otro lado pero con la tristeza reflejada en el rostro antes que imponerse por la fuerza a una mujer que, como Letizia, es la que manda no solo en Zarzuela sino en la familia. Cierto es que siempre le queda a él imponerse no como marido ni como jefe de la Familia sino como... Jefe del Estado, fórmula que utilizó cuando se enfrentó a su padre, el Rey Juan Carlos, al regreso de éste de Sanxenxo.
¿Qué quería evidenciar con aquel gesto? ¿Su desprecio por la Iglesia? ¿O demostrar que es agnóstica cuando no atea?
De todas formas, querida Letizia, tu actual vida “bien vale una misa”. Por mucho que te cueste persignarte. ¿Te supondría un gran esfuerzo hacerlo de vez en cuando?
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Otra muestra, actual, del bajo nivel de esta monarquía.
No digo ya creer o no creer. Digo RESPETAR y hacer lo que se espera . O al menos eso de " allá donde fueres, haz lo que vieres"...es una narcisista insoportable, que amarga la vida de los demás.
Para muestra...la cara de Flipe. Amargado y envejecido prematuramente.
Pero, Peña....! No sabe usted que vió la luz resplandeciente del dinero y la corona ?