Madre mía, es despiadada, especialmente porque es una crítica con mucho sentido del humor
Leyéndola pienso que, aunque diga que no, la autora ya sabía de que pie cojeaba Riaño, cosa lógica porque el mundo de la cultura no es grande y todos se conocen, aunque sea de oídas.
En cualquier caso viene a demostrar algo que sospechaba, y es que las caídas de esos falsos aliades a la mayoría de mujeres (feministas o no) nos sorprenden entre cero y nada. Estamos ya muy curadas de espanto.
El libro es un delirio absoluto. Intenté leerlo el año pasado y no llegué a la mitad. Recordé esta crítica en cuanto leí el título del hilo.