Materias Primas y Productos - Seguridad Alimentaria

El regreso de las otras berenjenas

Hay vida más allá de la berenjena gruesa y morada. Las variedades blanca, rayada o alargada vuelven a despertar interés entre cocineros y aficionados, porque funcionan mejor en determinadas preparaciones.



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Las berenjenas blancas de Verdcamp Fruits, apoyadas vía 'crowdfunding' por Carrefour..



De textura carnosa y sabor ligeramente amargo, la berenjena es una de las hortalizas más versátiles; aunque para disfrutar de todas sus bondades hay que saber manejarla. Igual que en otras verduras de la familia de las solanáceas, como el tomate o el pimiento, existen múltiples variedades y cada una presenta sus particularidades. Conocerlas también nos permitirá conservarlas, porque son muchas las berenjenas que se encuentran en peligro de extinción. Tanto que la cadena de supermercados Carrefour lanzó recientemente un crowdfunding para apoyar la recuperación de la berenjena blanca -sí, sí, blanca-, una variedad autóctona de la zona de Cambrils (Tarragona).

La iniciativa se compara a la de la firma Ametller Origen, que cultiva una tipología alargada y específica de El Maresme (Barcelona), o al trabajo de los agricultores de Gandía (Valencia), que siguen plantando las semillas históricas de la albergínia llistada, incluida en el primer Catàleg de Varietats Tradicionals: una riqueza hortícola que solo perdurará con el respaldo de la gastronomía.


“El problema es el mismo que con mucho otros vegetales: cada vez hay más híbridos F1”, admite Santi Pellicer, agricultor especializado de la zona de Camp de Túria (Valencia). Se refiere a las variedades que se desarrollan en los laboratorios con un criterio más mercantilista que organoléptico. “Se hacen para que aguanten más y tengan un aspecto más homogéneo, aunque no son mejores a nivel nutricional ni mucho menos de sabor”, asegura.

De la misma opinión es Rodrigo de la Calle, chef del restaurante El Invernadero (Madrid, una estrella Michelin), donde el protagonismo recae en los ingredientes vegetales por encima de las proteínas animales. Prefiere “las variedades ancestrales, y siempre en temporada”. Según el Catálogo Oficial de Especies y Variedades Vegetales francés del 2018, hay 341 berenjenas registradas, de las que 45 se cultivan en España. “No sé si alguien sabrá realmente cuantos tipos hay”, admite Pellicer, pero cabe poner en valor su singularidad. A continuación, un manual para darle a cada berenjena el cariño que se merece.

Las presentaciones

Empezamos con algo de historia sobre la berenjena, aubergine (francés), melanzana (italiano) o eggplant (inglés), siempre con nombres que hacen referencia a su aspecto y sus propiedades. Las raíces de esta hortaliza se hunden en Oriente, y todavía hoy China concentra el 59% de la producción mundial, según datos de la FAO de 2019. Los árabes la popularizaron en Europa, donde Italia ostenta el liderato seguida de cerca por España, con una producción anual de 225 millones de kilos. Desde Almería salen 7 de cada 10 berenjenas que exporta nuestro país, aunque también son populares en las provincias de Barcelona, Valencia y Murcia. ¿Por qué? A mayor calor y humedad, menos amarga sabrá.

Aunque vemos la berenjena en el mercado durante todo el año, su momento óptimo son los meses de verano. “Como sucede con la mayoría de verduras, estamos olvidando la temporalidad de esta hortaliza, y por eso encontramos producto de mala calidad que luego no nos apetece cocinar”, lamenta De la Calle. En su restaurante solo la emplea durante el estío, cuando incluye tres o cuatro platos en la carta basados en un ingrediente que considera “único por su forma y su sabor”. ¿Merece la pena que sea ecológica? “Creo que es el futuro, pero de momento me fío más del agricultor que del sello”, recomienda.

La tipología

La clasificación más común de las berenjenas es por la forma del fruto (largo, redondo u ovalado), el color (morada, blanca, verde…) y la procedencia (chinas, indias, etíopes…). Es posible cruzar criterios y abrir la boca del averno, pero como se trata de ayudarte frente al lineal del supermercado y cuando te cuelgues el delantal, vamos a lo básico: un top cinco. Guíate por la textura y el aroma; valora la carne y el sabor; y aplica la lógica: si las alargadas se suelen saltear y freír, las redondas funcionan mejor en rellenos y asados.

Berenjena morada: Aquella con la que has crecido, de forma redonda y casi negra. En este grupo se enmarcan subtipos como la Bonica o la Black Beauty, cuyos frutos pueden alcanzar el medio kilo de peso. Pero hay que andarse con cuidado, porque su rentabilidad no siempre comporta calidad. “Estamos demasiado acostumbrados a ver durante todo el año la berenjena oscura de invernadero, que yo llamo cariñosamente corchopan, porque una vez cocinada tiene exactamente esa textura”, alerta Rodrigo de la Calle. Para evitar fiascos, selecciona las más carnosas, con un aroma delicado. ¿Qué hacer con ella? Cremas y patés, como este untable de berenjena, anacardo y tomate seco o una pasta con berenjenas y limón. También mejora la textura de los guisos.

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Gratinadas siempre están ricas. MÒNICA ESCUDERO

Llistada de Gandia: Hay muchas berenjenas listadas, pero pocas tienen la calidad de la valenciana, en proyecto de preservación. Entre los pequeños agricultores que vienen recuperando sus semillas está Sento Bancal, quien lamenta el impacto de las hibridaciones. “Tienen menos pinchos, sí, pero también menos sabor”, manifiesta. Defiende el cultivo por encima del laboratorio, y trabaja en ecológico la hortaliza, que es una histórica de la huerta local. Ni violácea ni blanca, l’albergínia llistada presume de carnosidad y cierto toque salino, ese que logra al crecer junto al Mar Mediterráneo. ¿Qué hacer con ella? Pistos y rellenos, que siempre mejoran al ser gratinados. “Al ser grande, cunde más”, dice Bancal. También una ensalada tibia de berenjena.
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Con sus rayitas características. WIKIMEDIA COMMONS

Berenjena blanca: No es un huevo de dinosaurio, se trata de una variedad clásica, que el mercado ha relegado por cuestiones estéticas, pero que zonas como El Bages (Barcelona) están peleando por recuperar (crowdfunding mediante). Y menos mal, porque rebosa virtudes: a pesar de la textura melosa, mantiene un centro firme que fomenta la resistencia en el horno. “También es la que más sabor tiene”, asegura el cocinero de El Invernadero, quien valora sobre todo la dulzura y la suavidad. A pesar de ello, su consumo está muy localizado, algo que la alta cocina puede cambiar. ¿Qué hacer con ella? Asarla. “Al horno no tiene rival por su firmeza”, afirma el chef. Después puede convertirse en una lasaña de caponata o una coca de berenjenas asadas y queso.

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Tierna y carnosa. WIKIMEDIA COMMONS

Berenjena de Almagro: Aquí cabe una diferenciación. La denominación de berenjena de Almagro hace referencia a una hortaliza ya tratada, concretamente en conserva, que se produce en la provincia de Ciudad Real y tiene el reconocimiento de Indicación Geográfica Protegida. “El origen es una berenjena verde, pero hay otras variedades verdes que no son de Almagro porque no se encurten”, precisa Pellicer. Lo esencial es el proceso de fermentación, donde se agrega el aliño (vinagre, aceite vegetal, sal, cominos, ajos, pimentón y agua), que además puede completarse con el embuchado. ¿Qué hacer con ella? Obvio, ¿no? Disfrutarla en el aperitivo con una caña o un vermut casero.

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Encurtidas y listas para comer. WIKIMEDIA COMMONS

Berenjena alargada: Se han puesto de moda las variedades asiáticas de esta hortaliza; finas y estiradas, con un color morado intenso y sin apenas semillas en el interior. En su mayoría, provienen de China, y solemos verlas en salteados de su recetario. No obstante, en España también se trabajan, y así lo demuestra la finca del Maresme de Ametller Origen, donde están cultivando berenjenas semilargas del tipo Nilo, Cristal y Erica. “Son especialmente sabrosas y menos amargas. Además de tener una textura particular, resultan muy agradecidas en la cocina y a la hora de freírlas, porque absorben mejor el aceite”, explican desde la firma. ¿Qué hacer con ella? Saca la sartén o la plancha y cocina una versión sofisticada del pisto, o prepáralas con ajo negro y miel.También les va bien la brasa.

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Alargadas, chinas y con mollejas. MÒNICA ESCUDERO

No todo vale

“El año pasado planté una berenjena llamada Monstruosa de Nueva York que era enorme, casi como una sandía. El sabor era normal, pero al tener ese tamaño permitía hacer rodajas muy grandes, y preparé unos canelones de atún muy buenos”, relata el agricultor Santi Pellicer. La experimentación con las hortalizas, ya sea en las semillas como en el cultivo, tiene múltiples posibilidades, pero eso no significa que todas merezcan la pena. “De vez en cuando se ponen de moda variedades raras, como pasó con el nakati etíope, que es de color naranja y se conoce como berenjena escarlata”, recuerda el agricultor, quien opina que el sabor “deja mucho que desear”. En Asia se usa de planta ornamental.

¿Entonces, innovamos? “Lo verdaderamente interesante son las hibridaciones naturales con especies silvestres cercanas”, asegura. Déjate de hortalizas fosforitas del desierto. La misma berenjena, plantada en distintos puntos de España, y cultivada por diferentes tipos de agricultor, puede dejarte completamente pasmado cuando te la lleves a la boca.

Ámala

Que haya mano, que haya mimo. Esta premisa es la más importante cuando estamos tratando un producto tan generoso como la berenjena. “Solo nos pide respetar sus tiempos, su naturaleza, para que sea de calidad”, dice Rodrigo de la Calle. El cocinero admite que la gastronomía de las verduras y las hortalizas todavía es un desafío, “y lo seguirá siendo”. No solo porque el consumo de frutas y verduras no deje de caer, especialmente entre la gente joven, también por la creatividad con las recetas: hay un sinfín de posibilidades, sofisticadas y humildes, frente a los fogones. Del caviar de berenjenas con coulis de tomate de Bernard Loiseau a la capunatina de berenjenas de Alain Ducasse; pasando por el bacalao con pisto de berenjena y salsa de aceituna negra de Arzak o el pastel de berenjena y queso de cabra de Berasategui. Aunque, la verdad, ahora que ya se puede encender el horno sin riesgo de achicharramiento, con unas berenjenas rellenas te aseguras una comida estupenda.

 
Leche de vaca. Mitos, verdades y mentiras sobre ella


¿Leche sí o leche no? ¿Es buena o no lo es? ¿Cuánta leche podemos consumir? ¿Contiene mucosas? ¿Antibióticos? ¿De qué va esto?
Para de preguntarte todo esto, te responderé a algunas de las dudas más comunes sobre si consumir o no consumir leche de vaca.
Tanto si eres como si no un apasionado/a de la leche, puede que quieras conocer las afirmaciones y las verdades o mentiras sobre la leche (proteínas, grasas, calcio etc.)


3,2,1 ¡empezamos!

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4 Antiguamente no se consumía leche

Primer error. La leche de vaca empezó a consumirse hace moooogollón de años gracias a una mutación que permitió digerir el principal azúcar de la leche, ¡la lactosa! Superada la lactancia materna. Esto supuso una ventaja para quienes podían consumirla ya que era un alimento completo que ayudaba a la supervivencia.

Somos los únicos adultos que consumimos leche

Esto sí es cierto. Al nacer todos tomamos leche gracias a la encima de lactasa que es la que descompone la lactosa y nos ayuda a digerirla. En otra mutación dejamos de producir esta enzima después de la infancia y nos volvimos intolerantes a la lactosa (y a otras cosas), pero no todos.

Si eres intolerante a la lactosa no puedes consumir lácteos

Falacia y mentira. Los intolerantes al azúcar de la leche si pueden consumir lácteos bajos en lactosa o sin ella y esto incluye quesos y además existen diferentes porcentajes de lactosa en lácteos, por lo que no es imposible tomar lácteos si eres intolerante, solo tienes que andarte con ojo.

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A los bebes no hay que darle leche de vaca

Es posible que haya escuchado que no se debe dar leche de vaca a bebés de menos de 1 año de edad. Esto se debe a que la leche de vaca no ofrece una cantidad suficiente de ciertos nutrientes a niños de menos de 1 año. Es cierto. Además, a su bebé le cuesta trabajo digerir las proteínas y la grasa de la leche de vaca.

No obstante, es seguro darles leche de vaca a niños mayores de 1 año de edad. A un niño de 1 o 2 años de edad puede tomar perfectamente leche de vaca, siempre entera. Después de los 2 años de edad, los niños pueden tomar leche baja en grasa, aunque lo mejor es que tomen leche entera.


¿Cuál es el límite de leche que pueden tomar los niños diariamente?

Para niños de entre 1 y 9 años, en tanto, la cantidad de productos lácteos recomendada por la Asociación Española de Pediatría (AEP) es de 2 o 3 raciones por día. ¿A cuánto equivale una ración? Una taza de leche (entre 200 y 250 mililitros), un bote de yogur (125 gramos) o unos 30-40 gramos de queso curado.
El consejo de los pediatras es que los niños no tomen más de medio litro de leche por día como costumbre, ya que, como en general los niños también consumen otros productos lácteos, además de la leche, con esta cantidad la necesidad diaria ya estaría cubierta.


Los adultos debemos dejar la leche entera

Y esto, ¿por qué? La diferencia entre la leche entera y la desnatada es la grasa que contiene. Es más sana la leche con menos grasa, la leche y todo con menos grasa, pero la grasa también es necesaria.
Si eliges tomar leche semi o desnatada será porque quieres llevar una dieta equilibrada, pero no porque tomar leche entera sea el mal.


La leche contiene hormonas y antibióticos

Esto NO es verdad. Aunque se utilicen antibióticos en algunos casos para la prevención de infecciones mamarias en la vaca. Los antibióticos se usan con fines médicos pero nunca se encontrara leche en el mercado con LMR (límite máximo de residuos) por encima de lo establecido en la legislación.

En el caso de que se administren (este tema esta regulado), se respeta un tiempo de espera para lograr que el animal metabolice estas sustancias, de modo que finalmente no estén presentes en la leche. Luego en los procesos de UHT y pasteurización se acaba con estos microorganismos.
El tema de dar hormonas a los animales de producción (carne, leche…) para fomentar su crecimiento está prohibido desde hace ya unos años. REAL DECRETO 2178/2004, de 12 de noviembre, por el que se prohíbe utilizar determinadas sustancias de efecto hormonal y tireostático y sustancias beta-agonistas de uso en la cría de ganado.

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La intolerancia a la lactosa es alergia a la proteína de la leche

Tan solo un 2 % de la población es alérgica a la proteína de la leche, por lo tanto esto no es verdad.

En resumen

En definitiva, la leche es la leche. No dejes de tomarla si no tienes alergias ni intolerancias. Toma yogurt y toma lácteos como todo, con moderación.

 
Un chocolate para cada cosa


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¿Qué es a manteca de cacao? ¿Y el método holandés? ¿Es igual un chocolat de cobertura para postres que uno para comer? En el artículo e hoy resolvemos todas tus dudas culinarias chocolatras.


Todas o casi tdas las clases y subdivisiones de las presentaciones comerciales del chocolate que encontramostienen su razón de ser, y en este artículo vamos a intentar desentrañar someramente esas nomencaturas y sus aplicaciones. Hay que tener en cuenta que cada chocolate está formulado, e teoría, para usos concretos, excepto cuando se trata de recetas saladas, en las que es un poco indifrente el chocolate que utilicemos. Sea de cobertura o sea de consumo directo, lo importante e que no sea con leche ni blanco y que el azúcar no interfiera en el sabor del plato.
En épocas reientes se ha puesto muy de moda que los fabricantes de chocolate etiqueten sus tabletas con l porcentaje de cacao del producto a tamaño gigante, sobre todo cuando es elevado (cuando no resaltan este dato es porque la proporción no es especialmente generosa, aunque siempre dentro de la legalidad). El porcentaje de cacao de un chocolate se refiere al conjunto de manteca y sólidos desgrasados de los que hemos hablado antes, ya que hemos visto que está permitido que el chocolate lleve otros ingredientes. En la práctica este contenido de cacao es en gran medida indicativo de su calidad.


¿Para qué sirve cada tipo de chocolate?

En el artículo de Beatriz Robles ya se trató con fundamento a qué nos referimos con cada término chocolatero. A continuación haremos un repaso de las categorías que tienen aplicaciones culinarias y gastronómicas -que no son todas- e intentaremos aportar algo de luz sobre sus posibilidades y usos.


¿Qué es exactamente el chocolate y cómo se hace?

Podríamos empezar por lo obvio; definir qué es el chocolate -porque aunque todos tengamos una experiencia de él, pocos bajamos al detalle de su origen y composición-, pero eso ya lo hizo nuestra compañera Beatriz Robles en este reciente y detallado artículo. Resumiendo, según el Real Decreto 1055/2003 y la directiva europea sobre esta cuestión, el chocolate se define como “el producto obtenido a partir de productos de cacao y azúcares que contenga […] un 35 por ciento, como mínimo, de materia seca total de cacao, del cual un 18 por ciento como mínimo será manteca de cacao y un 14 por ciento como mínimo materia seca y desgrasada de cacao”. Para descubrir qué son la manteca de cacao y la materia seca desgrasada de cacao, antes tenemos que saber cómo se hace el chocolate.

El chocolate tiene como ingrediente principal las semillas del árbol del cacao. El árbol del cacao es una especie tropical originaria de la zona tropical húmeda de América. Los países con mayor producción de cacao (en estadísticas del 2016) son, por orden de volumen: Costa de Marfil, Ghana, Indonesia, Nigeria y Brasil. El fruto o mazorca de cacao es una baya de unos 30 cm de largo y 10 cm de ancho con una pulpa blanca en su interior entre la que se encuentran de 20 a 40 semillas; las mazorcas se recolectan y las semillas o habas, envueltas en una parte de la pulpa, se extraen y se fermentan. El proceso de fermentación (donde solo fermenta la pulpa que rodea a la semilla, no esta) es delicado y fundamental para conferir a la semilla de cacao los aromas y sabores del chocolate.

Las semillas fermentadas se tuestan, se descascarillan y se muelen. En el proceso de molienda, por el calor que se genera, las semillas exudan su grasa, la manteca de cacao -como cuando mueles frutos secos largo rato en una batidora potente- y se obtiene lo que se denomina en conjunto licor de cacao, que se prensa para separar los dos componentes que contiene (en proporciones muy similares):
  1. Los sólidos desgrasados del cacao, o pasta de cacao -la materia seca desgrasada que menciona el Real Decreto citado-, responsables del color oscuro del chocolate y de buena parte de su sabor y aroma característicos. Esta porción del producto, pulverizada y parcialmente desgrasada es lo que conocemos como cacao en polvo.
  2. La manteca de cacao, la valiosa grasa del grano, que confiere al chocolate su fragilidad y su untuosidad característica; lo hace muy agradable a nuestro paladar, además de por su sabor, porque se derrite a una temperatura muy próxima a nuestra temperatura corporal, 37 °C.

Chocolate sin leche

El chocolate sin leche –chocolate a secas, como lo denomina el Real Decreto- debe llevar un mínimo del 35% de cacao (recordemos, suma de manteca y sólidos del cacao). ¿Para qué podemos utilizarlo? Pues depende de muchísimas cosas, como por ejemplo el porcentaje de cacao que contenga, y el de azúcar. Con uno que contenga un 80% de cacao puedes preparar estas deliciosas trufas con aceite de oliva, rematadas con sal Maldon, nueces, jengibre confitado y guindilla.


Hay muchas recetas saladas con chocolate como los civets, plato tradicional de caza que se prepara estofando durante varias horas una carne -previamente marinada y desangrada en vino tinto- en una salsa que acaba siendo densa y de sabores complejos, gracias al añadido final de chocolate. Para este tipo de carnes de caza va bien un chocolate con un porcentaje de cacao del 70% como mínimo, que aporta matices de sabor complejos y poco dulzor.
Si nos vamos a gastronomías más lejanas, en El Comidista somos grandes fanses de la comida mejicana -entre otras muchas-, que usa el cacao natural en algunos de sus maravillosos moles, como esta versión simplificada de frijoles. También hace un papel fetén en estas albóndigas mejicanizadas; y desplazándonos un poco al norte de México -ya en territorio de gastronomía tex-mex, los chiles con carne -como este con alubias- también se pueden beneficiar del añadido de cacao sin endulzar, ya que aporta color, sabor y algo de densidad a estos estofados. Si queréis prescindir de la carne, probad este chile vegetariano, que también lleva un punto de chocolate.


Chocolate blanco

Aunque está permitido denominarlo así, hay que recordar que no es un chocolate como tal puesto que no lleva sólidos del cacao, sino solamente manteca de cacao, lácteo y azúcar. Precisamente por el alto porcentaje de manteca se funde muy rápido, y además tiene un sabor bastante dulce, que podemos compensar combinándolo con frutas ácidas como las frambuesas que lo acompañan en esta crema con un toque cítrico.

Podemos disolverlo en un poco de nata para montar y usarlo para preparar tartas muy sencillas y sin horno con sobres de cuajada: el resultado es mucho más cremoso que con gelatina, y se pueden hacer unos pasteles por capas la mar de resultones (aunque seas un auténtico zoquete de la repostería). ¿No crees que puedas llegar a ese nivel? Funde 150 g de chocolate blanco con 100 ml de nata -también para montar- y una cucharada de matcha en polvo (de pastelería). Conseguirás un relleno para pasteles, crepes, magdalenas o buñuelos que, si lo sirves un poco caliente- también funcionará perfectamente como salsa para ir mojando una bandeja de fruta, a modo de fondue.

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Trufas ricas y fundentes. MIRIAM GARCÍA


Chocolate con frutos secos

Puede ser chocolate sin leche o chocolate con leche al que se le añade hasta un 60% del peso total del producto en frutos secos. Aunque lo normal es comerlo tal cual, esa duplicidad es su mayor aplicación culinaria: tienes los dos productos en uno. Si preparas un estofado de carne, conejo o unas albóndigas con sepia y quieres darles un toque final de chocolate, y además engordar un poco la salsa con una picada, machaca un par de onzas en el mortero y conseguirás las dos cosas a la vez.


Chocolate de cobertura o fondant

Las coberturas de chocolate, chocolate fondant o chocolate para postres están formuladas con mayor proporción de manteca de cacao que sus hermanas para consumo directo mencionadas anteriormente -también las hay en toda una variedad de proporciones de cacao: blanca, con leche y sin leche-; con ello se consigue un chocolate más moldeable y con mayor brillo para repostería y bombonería.

¿Puedes usar el chocolate de consumo directo para elaborar postres en lugar de una cobertura? En general, no: el chocolate para postres está especialmente formulado para este uso. Para toda aquella elaboración en la que el punto de fusión y la untuosidad del producto importen, la diferencia será apreciable (por ejemplo, si preparas una cobertura de chocolate para un pastel). Por el contrario, ¿puedes comerte un chocolate para postres a mordiscos? Por qué no, aunque ese no es su propósito.

En el caso de los dulces sin harina, a los que también proporciona estructura y ligazón, es importante respetar el porcentaje de cacao del chocolate que indique la receta; como comenta Ana Vega en esta otra receta de tarta de chocolate. Si usamos un chocolate con más cacao puede que el resultado final no sea tan cremoso como debiera, y además sería menos dulce. Si, por el contrario, usamos un chocolate con menor cantidad de cacao es posible que la tarta no adquiera suficiente firmeza al enfriar.

En cuestión de pastelillos rezumantes de chocolate, el brownie es un ejemplo de cómo el porcentaje de cacao y la calidad del chocolate de cobertura empleado puede variar el resultado en consonancia. En este vídeo tenéis la comparación de diversas fórmulas de brownie, donde casi todos emplean chocolate con un porcentaje de cacao minímo del 70%.

Una elaboración clásica que hace uso del chocolate de cobertura es la ganache, una crema más o menos sólida que se prepara con proporciones de nata líquida y chocolate fondant sin leche que van de 1:2 para la ganache sólida de las trufas a una proporción nata/chocolate de 2:1 para baños muy fluidos de bizcochos y tartas; tiene tantas proporciones posibles nata:chocolate como usos en repostería. La ganache o trufa montada es un relleno clásico de tartas que se prepara montando con varillas una ganache densa y previamente bien refrigerada. La ganache clásica se ha preparado tradicionalmente con chocolate fondant sin leche ni blanco, pero podemos hacerla también con estos tipos de cobertura, teniendo en cuenta que al llevar menor proporción de cacao necesitaremos más cantidad de chocolate respecto a la nata, alrededor de un 25% más que si fuera chocolate sin leche en el caso del chocolate con leche y un 35-50% en el caso del chocolate blanco. Si queréis más detalles sobre la ganache, aquí os hablo de su vida y milagros.

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Una deliciosa ganache. MIRIAM GARCÍA

Los chocolates de cobertura tampoco pueden faltar en un buen turrón de chocolate casero, la cosa más fácil de hacer del mundo mundial, y otro clásico del empleo de un buen chocolate fondant son las salsas de chocolate, de las que hay multitud de fórmulas. Os recomendamos la que usa Clara P. Villalón en sus profiteroles, con cobertura de chocolate del 70%. Por el contrario, para una preparación más fluida que una untuosa salsa de chocolate, como este sirope de chocolate casero, usamos cacao en polvo.


Cacao en polvo

Se trata de sólidos del cacao pulverizados a los que les ha quedado un 20% de manteca de cacao como máximo (de ahí el concepto parcialmente desgrasado). Es el cacao que encontramos en polvo para usar en repostería. En cuestión de bizcochos y tartas tiene mucho que aportar, y -rizando el rizo- hay muchos postres que lo mezclan con la cobertura, como las tartas de chocolate sin harina que analizó Mikel López Iturriaga en este suculento vídeo que no recomiendo mirar con el estómago vacío.

¿Puedes usar este cacao para prepararte una bebida? Claro que puedes, calentando la leche -o agua- para ayudar a que se disuelva y agregando un endulzante porque este cacao no lleva nada de azúcar. ¿Puedes usar las versiones de cacao azucarado para beber en recetas de postres que indiquen usar cacao en polvo? Lo más probable es que la pifies, porque la proporción de azúcar en estos productos es alta y el cacao en polvo para cocinar postres no lleva azúcar. ¿Puedes intentar echar cuentas y ajustar las proporciones quitando azúcar a la receta? Tal vez, pero ya son ganas de complicarse la vida.

El chocolate a la taza es un producto similar a los cacaos en polvo azucarados, pero en el que se permite el añadido de almidones para que espese en la cocción con un líquido: a priori, no sirve para los mismos usos que un cacao en polvo ni un cacao azucarado para beber. Las cosas claras y el chocolate, espeso.


Manteca de cacao

Es la porción grasa del grano de cacao. No se suele encontrar como tal en comercios generalistas, sino en tiendas especializadas de alimentación o pastelería, y no es precisamente barata ni habitual en la cocina ni repostería caseras nivel usuario. Se puede usar en bombonería -si has decidido meterte en ese jardín que es el temperado de chocolate- y en algunos dulces muy concretos, como el pandoro.
¿Tienes algún truco o sugerencia para usar alguno de estos tipos de chocolate? Cuéntalo en los comentarios y haz feliz a otro cocinero chocoadicto.


El proceso holandés

Entramos en una cuestión más especializada, pero que me parecía importante mencionar. Los que os manejéis con recetas estadounidenses de repostería con toda seguridad os habréis encontrado con el cacao “con proceso holandés” o una expresión similar. ¿Qué significa esto? El polvo de cacao que se obtiene tras separar la manteca de cacao tiene cierta acidez procedente de la fermentación; este producto se puede utilizar tal cual al natural -como suelen hacer en los Estados Unidos, por ejemplo, en el famoso chocolate de la marca Hershey's-, o se puede neutralizar para eliminar ese toque ácido. El nombre de proceso holandés procede de que lo inventó un señor holandés, Johannes Van Houten, en el siglo XIX.

El cacao y, en consecuencia, el chocolate que se consume en Europa es normalmente de proceso holandés, sin acidez. Es de color más oscuro que el cacao natural y de sabor más refinado e intenso; también mejora la solubilidad. La acidez del cacao natural que se consume en los Estados Unidos y en casi toda Latinoamérica es una de las razones de que las recetas de repostería lleven con frecuencia bicarbonato sódico: para neutralizar la acidez y aprovechar esa interacción ácido-álcali para generar CO2 que contribuya a levar el dulce en cuestión.

Por eso es frecuente que las recetas estadounidenses de dulces con cacao lleven bicarbonato sódico: matan dos pájaros de un tiro. Si la receta necesita más levado del que proporciona este bicarbonato con el cacao, lo complementan con impulsor químico, vulgo Royal. Esto implica que si queremos adaptar una receta estadounidense con cacao natural que lleve bicarbonato sódico -con o sin levadura química adicional-, al emplear cacao holandésn-el que encontramos normalmente en las tiendas en Europa-, podemos eliminar el bicarbonato sódico, pues no va a reaccionar con nuestro cacao, y aumentar la cantidad de levadura, a razón del doble de levadura tipo Royal de la cantidad de bicarbonato que eliminamos (referencia: Professional Baking. Wayne Gisslen).

 
¿Sabes cuánto tarda un alimento congelado en estropearse? Los alimentos congelados también caducan

¿Sabes cuánto tarda un alimento congelado en estropearse? Los alimentos congelados también caducan



Con la vida de ajetreos y prisas que llevamos, no me extraña nada que para muchos un gran aliado sea el congelador. Casi sin tiempo para hacer la compra de los productos frescos a diario, la mayoría de nosotros recurrimos a comprar menos veces y en mayor cantidad, para después organizar un "fondo de armario" alimenticio en nuestro congelador, y así disponer de ingredientes básicos cada vez que nos tengamos que poner a cocinar.

Sin embargo, el congelador no es un cajón en donde podamos guardar los alimentos y dejarlos allí hasta tiempos inmemorables. Los productos frescos a pesar de encontrase a unos -20º, tiene una duración limitada según su naturaleza, y a partir de un cierto tiempo pueden perder sus propiedades e incluso estropearse. Por eso hoy os queremos contar ¿Sabéis cuánto tiempo tarda un alimento congelado en estropearse? Seguro que en más de una ocasión muchos de vosotros os habréis planteado esta pregunta.


La congelación es sin duda un gran invento para ayudarnos en nuestro día a día domestico, además de que los productos congelados tienen la misma calidad que los frescos, nos ayudan a reducir el desperdicio de alimentos, pues siempre podemos aguardarlos para otra ocasión y no acabar con ellos en la basura.

Sin embargo tenemos que ser responsables como en otras cuestiones de seguridad alimentaria y entender qué es y cómo guardar los alimentos en congelación. No sirve echar alimentos que ya están en un estado dudosos y además mal envasados, pensando que el congelador todo lo arregla.

Bolsa


Para congelar correctamente, se aconseja guardar los alimentos frescos en envases de plástico o bolsas de polietileno destinadas para eso, y siempre bien cerradas para evitar que el frío entre en contacto directo con los alimentos, y se produzcan quemaduras en estos, muy típicas cuando congelamos simplemente envolviéndolos en papel film o papel de aluminio. Etiquetando cada bolsa con el día en el que lo hemos congelado y el tipo de producto de que se trata.

Cada tipo de alimento tiene un período de conservación máximo, hoy os contamos cuál es, para que vuestro congelador sea siempre una despensa en buen estado, y no un almacén de productos olvidados al que al final no recurrir porque no se sabe ni lo que tenemos ahí dentro.

Congelador


Carnes y pescados
Comenzamos por lo más básico, puesto que es como la base principal de cualquier plato y suele ser de lo que más tenemos congelado. En el apartado de la carne no es aconsejable guardar más de 9 meses la carne de ternera y cordero cuando estas están sin cocinar.

Carne


La carne de cerdo es la que tiene menos duración en el congelador, como mucho 6 meses cuando no ha sido cocinada y un máximo de 12 si ya la guardamos asada.

El pavo y pollo, que no estén troceados, son los que más vida en el congelador tienen, hasta 12 meses, en cambio si compramos piezas `pequeñas el tiempo se reduce ya a 9. Las que menos duran, las salchichas, solo las podemos tener 1 mes en el congelador.

Pescadop


Los pescados tienen una duración distinta según su porcentaje de grasa. Así, peces magros como la merluza la podemos tener congelada hasta 6 meses, en cambio pescados grasos tipo el salmón solo nos duraran 2 o 3 meses y entre 4 a 6 si están cocinados, si están ahumados solo los podremos conservar durante 2 meses.

Los moluscos tienen muy poca duración congelados, solo entre 2 y 3 meses, sin embargo otros mariscos como nécoras o cigalas pueden estar hasta un año congelados sin estropearse.

Cereales, panes y dulces

Pan


Galletas, bizcochos y pastas pueden aguantar bien cerradas y enfilmadas entre 6 y 8 meses si están horneadas y 3 si solo decidimos congelar la masa. Con el pan sucede algo parecido, si lo guardamos horneado nos durará 2 o 3 meses, mientras que si es la masa cruda formada, solo podemos tenerlo congelado 1 mes más o menos.

Frutas, hortalizas y zumos

Algunas frutas como albaricoques, ciruelas, fresones, arándanos, frambuesas o higos resisten bien la congelación, hasta un año, aunque frutas cítricas no lo llevan tan bien, aguantando en buen estado solamente 3 meses. Muchas frutas pierden la textura habitual, por lo que después tendremos que emplearlas en preparaciones cocidas o congelar su compota por ejemplo pasa con manzanas o membrillos. Las frutas de hueso es mejor congelarlas partidas, sin hueso y con azúcar o bien en forma de compota.

Fruta


Los vegetales congelan bien durante 8 a 12 meses, y los frutos secos podemos conservarlos congelados durante 3 meses como máximo debido a su grasa. Los zumos de frutas y vegetales, dependerán de si son caseros, en ese caso duraran 6 meses aproximadamente en el congelador y si son a base de concentrados podemos conservarlos congelados hasta un año sin perder propiedades.

Las sopas y caldos vegetales no podemos tenerlas más de 2 o 3 meses bajo los efectos del congelador, y además en estos alimentos líquidos tenemos que tener precaución porque expanden y puede reventar en el congelador el envase donde los guardábamos, así que nunca se pueden congelar en botellas de cristal. Lo ideal, congelarlos previamente en un tetra brick limpio al que le hayamos recortado la parte de arriba, y una vez sólido, pasar ese bloque de zumo o sopa a una bolsa de congelación.

Caldo


Lácteos y huevos

Los lácteos y productos con huevo son bastante sensibles a la congelación. Los más resistentes la margarina y la mantequilla que resisten entre 12 y 9 meses congelados respectivamente. Sin embargo los quesos, dependerán mucho de su proporción de agua y grasa. El queso fresco resiste pocos días congelado, un mes a lo sumo y otras variedades de queso más curados podemos tenerlos hasta medio año congelados, pero mejor rallados para echar en pizzas o pasta, y no si pensamos tomarlos directamente.

Los huevos también tienen un proceso de congelación curioso, congela muy bien la clara, más rica en proteínas, y muy mal la yema, más abundante en grasas. Pero si lo que queremos es tener huevo entero congelado, entonces no lo podemos tener más de un mes en el congelador, pero eso sí, siempre cascado en un recipiente hermético.

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La leche de 3 a 6 meses máximo, y solo si la vamos a usar para cocinar, nunca si la queremos beber en fresco y en cambio los helados y tartas heladas, aunque pudiera parecer lo contrario, son de los alimentos que peor aguantan el paso del tiempo en el congelador, solamente 2 meses para los helados y tan solo 1 mes para las tartas heladas.

Pues bien, como habéis podido comprobar, los alimentos congelados no son eternos, así que si me temo que toca revisión en el congelador y ver aquello que ya está a punto de llegar a su fecha límite y empezar a cocinar lo que teníamos por ahí olvidado.
Imágenes | WXMOM | Wikimedia Commons

 
Aguacate: estas son las propiedades nutricionales y beneficios para la salud del 'oro verde'
Los aguacates aportan grasas saludables que controlan el colesterol, vitaminas y minerales, y compuestos antioxidantes y antiinflamatorios.
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El aguacate despierta el apetito en España, según confirma la Organización Mundial del Aguacate (WAO por sus siglas en inglés): los españoles consumimos unos 1,2 kilos de aguacate al año, un fruto de alta densidad nutricional que aporta vitaminas, minerales y fibra alimentaria, así como "grasas cardiosaludables" por lo que puede ser definido como un "superalimento" que ayuda a regular los niveles de colesterol según confirma la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). Posee además una acción antiinflamatoria, protectora contra la diabetes, promotora de la salud intestinal y saciante, por lo que ayuda a controlar el peso: todo esto es lo que le pasa a tu organismo si te comes un aguacate todos los días.

El aguacate es un alimento altamente calórico en comparación con otros productos de origen vegetal, por lo que es una excelente idea sustituirlo como plato principal frente a otras comidas ricas en hidratos de carbono y proteínas. A cambio, nos aportará grasas "en su mayor parte insaturadas (monoinsatuaradas), destacando en particular el elevado contenido en ácido oleico", subraya la Federación Española de la Nutrición (FEN). Esto mantendrá a raya al LDL, el 'colesterol malo', reduciendo el riesgo cardiovascular. El potasio, el principal mineral que aporta, completa su acción cardioprotectora.




También encontraremos en el aguacate la vitamina E, de efecto antioxidante, e incluso un 'ingrediente secreto', la avocatina B, un compuesto antiinflamatorio que evita los picos de azúcar en sangre y que, junto a los otros antioxidantes naturales que constien como la luteína, controla la obesidad. Esto, sumado a la fibra alimentaria que beneficia a la microbiota intestinal, mantiene a raya a enfermedades metabólicas como la diabetes de tipo 2. Si pese a todo nos preocupa pasarnos y que la báscula se resienta, este dilema ya quedó resuelto en un artículo de EL ESPAÑOL: esta es la cantidad de aguacate que puedes tomar a diario sin engordar.


Valor nutricional del aguacate
El valor nutricional por 100 g de aguacate común es el siguiente:


Calorías: 160 kcal
- Grasas totales: 15 g
- Colesterol: 0 mg
- Sodio: 7 mg
- Potasio: 485 mg
- Hidratos de carbono: 9 g
- Proteínas: 2 g

El aguacate en España
Conocemos el genoma del aguacate gracias a una investigación en la que participó el Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio), que reveló que esta planta tiene un parentesco con el café, el tomate o la vid. España, con 50.000-60.000 toneladas de aguacate por campaña, exporta un 10% de lo que se consume en Europa- El epicentro del cultivo del 'oro verde' es la comarca de La Axarquía en Málaga gracias a su "microclima tropical" que favorece su cultivo. La principal amenaza para su sostenibilidad es la sequía endémica en la zona.

Variedades de aguacate
Estas son las variedades de aguacate que se encuentran en España:

- El aguacate Hass, pequeño y rugoso, de piel oscuro, carne amarilla y sabor avellana, es el más cultivado en España y se encuentra de enero a junio. Es rico en vitaminas B y E.

- El aguacate Cármen y el aguacate Lamb Hass son variedades de Hass que se recolectan antes y después, respectivamente.

- El aguacate Fuerte, grande, con forma de pera y carne verdosa, posée un alto contenido en acido oleico y menos grasa. Se encuentra de noviembre a marzo.

- El aguacate Bacon es un híbrido del Hass de piel verde y lisa, aspecto ovalado y sabor a mantequilla, que se comercializa en otoño-invierno, al igual que el aguacate Zutano, muy similar.

- El aguacate Reed es fácilmente reconocible porque es redondo, con piel áspera color verde oscuro y brillante, y pulpa mantecosa. Es propio del verano y comienzos de otoño.

- El aguacate Pinkerton, con forma de gran pero, piel gruesa, color verde muy oscuro y pulpa cremosa de color verde pálido, es famoso por su pequeño hueso, lo que implica que tiene más carne que los demás. Se comercializa de noviembre a febrero.

Cómo preparar el aguacate
El punto de consumo idóneo del aguacate es cuando la pulpa se ha vuelto tierna, pero antes de que comience a oscurecerse y estropearse; si todavía está algo duro, se puede terminar de madurar en el microondas. Es importante lavarlo antes de cortarlo porque la piel puede albergar bacterias contaminantes. También hay que extremar la precaución para que el cuchillo no resbale en el hueso y nos corte.

Se puede consumir en rodajas o tacos, añadiéndose a ensaladas, carnes, pescados e incluso postres para sustituir a la mantequilla y la nata. Batido, se emplea para preparar salsas: para preparados, este es el mejor guacamole que puedes comprar en el supermercado; para hacerlo en casa, basta cebolla, jalapeños y clilantro.

A diferencia de otras frutas frescas, carece de un sabor dulce o ácido definido, por lo que admite su combinación en muchos platos. Aquí te damos algunas propuestas que te encantarán:

1. Recetas con aguacate que no son guacamole. El aguacate es una fruta muy versátil que combina con muchos alimentos que no son el típico guacamole que ya todos sabemos preparar en casa.

Hummus de aguacate


Hummus de aguacate
2. Recetas con aguacate fáciles. Para todos aquellos que no les gusta mucho cocinar, damos ideas fáciles y riquísimas para que no se os quiten las ganas de renunciar a los beneficios de comer aguacates.

Guacamole casero


Guacamole casero
3. Montadito de atún, aguacate y aceitunas, receta de cena rápida. Por último, para hacerte un poco más sencillo el día a día, tenemos una última propuesta para una receta express con aguacate que te va a encantar.

Montadito de atún, aguacate y aceitunas

Montadito de atún, aguacate y aceitunas
Historia del aguacate
Los aguacates silvestres cuelgan a gran altura del árbol, lo que inspiró a los pueblos mesoamericanos a darle su nombre en náhualt: la traducción viene a significar "testículo". Sin los humanos que colonizaron el continente, se habría extinguido: dependía de la megafauna prehistórica, como los perezosos y armadillos gigantes, para que los alcanzaran, digirieran y dispersaran al excretar su 'hueso', que no es otra cosa que una semilla gigante. Cuando los colosos desaparecieron, fue la pasión de los hombres por el aguacate lo que le ha permitido llegar a nuestros días.


https://www.elespanol.com/reportaje...nacion-ritual-sapo-fotografo/494951150_0.html
 
Cabrales, roquefort, stilton y gorgonzola: en qué se diferencian estos quesos azules

Cabrales, roquefort, stilton y gorgonzola: en qué se diferencian estos quesos azules (y nueve recetas ideales para ellos)



Salinos, intensos en nariz y en boca, de mucho carácter y muy, muy versátiles, el abanico de los quesos azules es amplísimo y, aunque haya muchas más variedades, hay varios nombres en cocina y en las tiendas de quesos que a todos nos suenan más.
Podríamos hablar de la hegemonía que cuatro quesos azules tienen sobre el resto, aunque las fronteras también marcan esa distancia, pero el el mundo de los quesos azules no es una monarquía con un sólo rey, sino más bien un cuatriunvirato de cuatro protagonistas.



España y el cabrales; Francia y el roquefort; Italia y el gorgonzola, e Inglaterra y el stilton.

Hay quesos que se acercan a su fama o relevancia económica -no hablamos de sabor o calidad-, como pudieran ser otros quesos de los Picos de Europa como el valdeón leonés, el picón cántabro o el también asturiano gamoneu, el bleu d'Auvergne francés, el bleu d'Aoste italiano, el shropshire blue británico o el muy comercial danablu danés.


Todos ellos, a pesar de poder ser quesos de calidad, palidecen ante los otros cuatro titanes, miembros de pleno derecho del Olimpo de los quesos azules.
Sin embargo, que sean azules, ligeramente salinos, a veces picantes y siempre muy olorosos, no hace que sean exactamente iguales. Por eso, hoy os vamos a contar en qué se diferencian -y en qué se igualan- estos quesos tan populares como sabrosos.

La leche que nos han dado

Foto 01 Vaca Lechera Asturiana De Las Montanas
Vaca lechera de la raza asturiana en Picos de Europa.

Aquí se acaba la democracia y cada queso va, más o menos, a su libre albedrío. Hay que poner antes sobre la mesa un factor diferencial y es que estos cuatro jefazos cuentan con denominaciones de origen protegidas en la Unión Europea, así que para que puedan ostentar su nombre, deben cumplir esas reglas y estar adscritos a los consejos reguladores.
Dentro de ellas se encuentran las condiciones para la elaboración, que indefectiblemente pasan por la leche, donde los caminos de cabrales, roquefort, stilton y gorgonzola se separan.
  • Cabrales. El nombre de cabrales proviene del pueblo y concejo asturiano donde se elabora, que habrá guardado relación con las cabras en el pasado. Sin embargo, este queso es el único que se puede hacer con mezcla de diferentes leches (vaca, oveja y cabra) o sólo con leche de vaca, que es más accesible. Cuando la mezcla es de cabra y oveja, el queso es más intenso y ligeramente más picante y, cuando es de leche de vaca, tiende a tener una pasta más amarillenta. En cualquiera de los casos, la leche usada para un Cabrales ha de ser cruda.
  • Roquefort. El Luis XIV de los quesos franceses sólo puede elaborarse con leche cruda de oveja lacaune, que debe provenir de la zona de Aveyron, la provincia donde se encuentra el pueblo Roquefort-sur-Soulzon, epicentro de la producción.
  • Gorgonzola. El término Gorgonzola también alude a la localidad epónima, en el norte de Italia, relativamente cerca de Milán. En este caso, el queso sólo se puede elaborar con leche pasteurizada de vaca y de él se hacen tres versiones: el bianco, sin moho, el dolce, sutil, y el piccante, más intenso.
  • Stilton. Oficialmente hay dos versiones de queso stilton (el blanco y el azul, aunque hoy ya sabemos cuál nos interesa) y en ambos casos se necesita leche de vaca pasteurizada.

Un hongo comestible: el Penicillium Roqueforti


Foto 02 Cuna De Queso Roquefort
Cuña de queso roquefort

La única cosa que democratiza por igual a los cuatro es la presencia de hongos del género Penicillium, que es el responsable de las vetas entre azules y verdes que se producen durante la maduración de estos quesos.

Sin embargo, las diferencias ya se encuentran cuando hablamos de diferentes especies porque tres de nuestros compañeros de mesa se elaboran con un tipo, el Roqueforti, y el último, con Glaucum.

A efectos prácticos, la presencia de estos pequeños mohos no supone ninguna falla en lo gustativo y , de hecho, son los responsables de los sabores de estos quesos. Por contra, desterrando falsas creencias, ninguno de estos quesos engendra huevos o larvas de ningún tipo de insecto.
  • Penicillium Roquefortii. Incluye al roquefort, al cabrales y al stilton. En algunos casos está presente de forma natural en cuevas como es el caso del cabrales y en otras, como en el del Roquefort, se dejan hogazas de pan en las propias cuevas para que desarrollen el moho que luego se inoculará en el queso.
  • Penicillium Glaucum. Sólo está presente en el gorgonzola de los cuatro quesos que destripamos hoy.
La familia Penicillium, que muchos identificaréis con la famosa penicilina descubierta por Alexander Fleming, incluye más de 300 especies distintas y, al contrario de lo que se piensa, las personas alérgicas a la penicilina no son alérgicas a estos cuatro quesos. Como tampoco lo son a otros que también tienen mohos como el Camembertii (presente en el camembert o en el brie) y el Candidum, presente en quesos como el sainte-Maure-de-Touraine, un cremoso cabra francés.


En cualquiera de estos casos, la presencia del moho es fundamental para el desarrollo del queso. Poniéndonos científicos, podemos decir que la presencia de este moho en el interior del queso dentro del queso, produce la rotura de glóbulos de grasa: la lipólisis. Un proceso que libera varios compuestos que son responsables del olor a queso azul que todos identificamos fácilmente. Sin embargo, no sólo el moho es responsable del olor y del sabor, sino que también lo son los fermentos y el tipo de leche.

Corte De Queso Cabrales En El Se Puede Observar Como No Ha Sido Atravesado Por Ninguna Aguja


Corte de queso Cabrales. En él se puede observar cómo no ha sido atravesado por ninguna aguja
Además, la batalla no está presente sólo en el tipo de moho, sino también en cómo se aplica. Esto hace al cabrales diferente de sus tres compañeros.
  • Quesos sin pinchar. La propia naturaleza de las cuevas de Cabrales es la responsable de que haya esporas de moho Penicillium Roqueforti en el ambiente y la que permite que no haya que pinchar el queso para que el moho crezca en el queso. Por este motivo, verás que la uniformidad de las vetas de un cabrales no está interrumpida por una especie de corte bien delimitado en verde.
  • Quesos pinchados. Con finas y largas agujas, los quesos roquefort, stilton y gorgonzola se atraviesan para permitir que los mohos colonicen el interior de los quesos, razón por la que verás una especie de ensartado dentro del corte de estos quesos. Como curiosidad, el stilton es el único que se pincha de manera horizontal, mientras que roquefort y gorgonzola, tanto dulce como picante, se hacen de manera vertical. Además, en el caso de estos tres quesos, los mohos se añaden durante la formación del queso, no durante su maduración. También cabe mencionar que en el caso del Stilton, el pinchado se produce a partir de la quinta semana, habiéndose remelado (repasado la corteza del queso con un cuchillo para evitar aire dentro) cuidadosamente para que el moho no se desarrolle de manera externa.
Además, como curiosidad final, es curioso que, al contrario que todos los demás quesos, un queso azul viejo se vuelve más blando y cremoso. Esto es debido a la presencia de esos mohos, que siguen trabajando el queso y haciéndolo más untuoso. Justo al revés de lo que podría pasar con un manchego, un camembert o incluso un parmesano.



La cuajada

Ruedas De Roquefort Tiernas Despues De Varios Dias Tras Dar Forma A La Cuajada
Ruedas de Roquefort tiernas después de varios días tras dar forma a la cuajada

Todo queso necesita para formarse la acción de cuajos, que pueden ser vegetales, animales o industriales. Estos son los responsables de la coagulación del queso que en el caso de nuestros cuatro protagonistas será enzimática o mixta.
  • Coagulación mixta. Sintetizando mucho el concepto, una coagulación mixta es donde entran en acción simultánea la acidez de la leche y el cuajo elegido, siendo ambos responsables de la coagulación. Tanto el cabrales como el roquefort y el stilton se adhieren a esta forma de elaboración, siendo azules más intensos, aunque la coagulación no es por sí sola la responsable de la intensidad. Sin embargo, comúnmente se considera a los azules mixtos como "azules fuertes" y a los enzimáticos como "azules suaves". Cabe mencionar que en el caso del stilton, una vez que el queso está cuajado y desuerado, se desmenuza y se rellenan los moldes con estas porciones desmenuzadas. En el caso del roquefort y del cabrales, los quesos, una vez cuajados y desuerados, se dan forma sin ese desmenuzado.
  • Coagulación enzimática. En el caso del gorgonzola, son las enzimas del cuajo las que intervienen junto a las proteínas de la leche. Estas coagulaciones permiten coágulos más elásticos y manejables para el quesero, siendo mucho más maleables, permiten entender el gran tamaño que los Gorgonzola pueden alcanzar y por qué también se traslada directamente al molde tras el desuerado.
El secreto de sus ojos

Corte De Queso Gorgonzola Donde Se Aprecian Las Marcas De Las Agujas


Corte de queso Gorgonzola donde se aprecian las marcas de las agujas y los ojos

Si os habéis fijado en la morfología de estos cuatro quesos, os habréis dado cuenta de que además de las vetas y venas azuladas y verdes también están los denominados ojos.
Los ojos de un queso se forman por la presencia del anhídrido carbónico durante la coagulación, que aparece de forma natural gracias a las bacterias lácticas del cuajo. Sin embargo, verás que hay muchos quesos que no tienen ojos, o que tienen ojos muy pequeños, como puede ser un comté, un reblochon, un appenzeller o quesos españoles como un manchego o un queso de tetilla.

En la aparición de ojos, además del prensado, también tiene que ver el tipo de leche, siendo más frecuente que los quesos de leche cruda presenten ojos.

En el caso de nuestros quesos azules se debe a que después de cuajado, el queso no se prensa más que por gravedad, sino que se da forma pero permitiendo que esos ojos naturales aparezcan. La razón es que así se facilita que los mohos tengan aire dentro del propio queso y por tanto se expandan los deseados tonos, sabores y aromas del queso azul.

La curación y la maduración

Talameras Con Quesos De Cabrales Ya En Un Estado Avanzado De Maduracion
Talameras con quesos de Cabrales ya en un estado avanzado de maduración

Sin embargo, es en esta última fase donde un queso azul se la juega y donde se adquiere todo su protagonismo olfativo y gustativo. A más maduración, más desarrollo de mohos, menos agua y más intensidad de sabor.

En este proceso también juega un papel importante el tamaño del queso, ya que un queso más pequeño madura antes y sus sabores se intensifican, por esa misma regla de tres, mucho más pronto, y que ahora nos servirá para entender por qué el gorgonzola, más allá de ser enzimático, es menos potente que los otros tres.
  • Cabrales. El Don Pelayo de los quesos asturianos no tiene un gran tamaño. Cada pieza no suele superar los tres kilos de peso y el diámetro del queso no es mayor de 25 centímetros y su altura tampoco supera los 15 centímetros. Se nos presenta así un queso de unos 2,5 kilos que se madura entre 60 y 90 días, aunque hay excepciones que llegan a los seis meses.
  • Roquefort. Cada pieza de roquefort pesa unos 3 kilos de peso pero, como en casi todo, hay ciertas licencias comerciales que permiten envasar quesos más pequeños. En cuanto al tiempo, un Roquefort necesita como mínimo tres meses para salir al mercado pero es el afinador y el productor los que deciden cuánto más quieren darle.
  • Stilton. Sólo seis queserías inglesas tienen el honor de fabricar Stilton y todas deben cumplir con las nueve semanas de maduración del queso. Si tenemos en cuenta que el Stilton se pincha a las cinco semanas y que es un queso de mayor formato (unos 8 kilos) comprenderemos que es menos intenso por tamaño, maduración y tipo de leche que un cabrales o un roquefort.
  • Gorgonzola. Igual que otros compatriotas suyos, el gorgonzola es un queso de gran formato (unos 12 kilos por pieza) y con una maduración media relativamente breve en proporción a éste. Hay dos tipos de Gorgonzola: el dolce o dulce, que más cremoso y blando y que suele madurarse unos 50 días, que generalmente vemos servido a cucciaio (donde el quesero nos sirve con una cuchara); y el piccante o picante, madurado durante al menos 80 días, y con un mayor veteado azul verdoso y una pasta más dura.




Vayamos a la cata

Blue Stilton Uvas Y Crackers Una Combinacion Ganadora
Blue Stilton, uvas y crackers: una combinación ganadora

Para gustos, los colores, evidentemente y no pretendemos deciros cuál es ms rico o cuál menos, porque eso depende de paladares. Sin embargo, sí hay criterios más o menos asentados en función de la intensidad del sabor, que es uno de los matices más apreciados en los quesos azules.


En esta guerra, cabrales y roquefort se distinguen por ser los más intensos y los que tienen las notas saladas más pronunciadas, tanto por maduración como por tipo de leche. Eso no quiere decir que sus olores o sabores sean desagradables pero no son, por regla general, para noveles.


Además, no tienen corteza dura como un queso de pasta prensada -el stilton tampoco- y el exterior es por tanto comestible aunque sí es notablemente más salado que el interior. En ese caso, no recomendamos a los neófitos darle un bocado al exterior antes que al interior.


Ambos quesos, con diferencias entre productores, ofrecen consistencias más compactas y secas que las que ofrece un stilton o un gorgonzola -también por el tipo de leche, ya que las de vaca son más cremosas- y son por tanto más desmenuzables si están fríos.


El stilton es más sutil y el gorgonzola dolce, por esa breve maduración, sería el más ligero de todos y el más apto para comenzar con el festín de quesos azules. Sin embargo, os recomendamos que perdáis el miedo a estos tanto consumidos en crudos -o con frutas como peras, pasas o un vino dulce- o con las recetas que más abajo os esperan.


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9 recetas resultonas con quesos azules

Gorgonzola Dolce Donde Se Aprecian Mejor Las Partes Blancas Que Las Azules
Gorgonzola Dolce, donde se aprecian mejor las partes blancas que las azules

Nos ha quedado claro que son intensos, ligeramente salados y muy sabrosos. Además, como buenos quesos, tienen un punto de fundido relativamente bajo por lo que pueden venir muy bien a recetas de horno o a cremas.


También el mundo de las salsas, sobre todo para carnes, pero como compañía cargada de sabor para las verduras, los quesos azules te demostrarán que en la cocina son formidables compañeros.

1. Champiñones rellenos con picadillo y queso azul

Champinones Rellenos Con Picadillo Y Queso Azul


Te solventan un aperitivo original o te rematan un segundo plato contundente. Sea como sea, puedes dar salida a unos champis que tengas en la nevera, sustituir el picadillo por, por ejemplo, unas verduritas picadas y rematar con el queso azul que más te apetezca.


Si tienes unas setas de calidad, quizá un stilton amable sea la mejor opción pero si tienes unos champiñones más de acompañamiento, atrévete a darle un plus al plato con un cabrales.


Ingredientes
Para 4 personas

  • Champiñones 12
  • Picadillo 200 g
  • Queso azul 100 g
  • Aceite de oliva virgen extra 30 ml
Cómo hacer champiñones rellenos con picadillo y queso azul
Dificultad: Fácil

  • Tiempo total

Limpiamos los champiñones, les quitamos el pie y con un sacabolas o una cucharita les hacemos un poco más de hueco para que nos quepa el relleno.
Rellenamos con una cucharilla el hueco de picadillo, y colocamos una porción como de media nuez del queso azul elegido. Rociamos los champiñones con un hilo de aceite de oliva y horneamos durante 15 minutos a 180 grados centígrados con calor arriba y abajo. Servimos bien caliente.
 
co ntinùa...

9 recetas resultonas con quesos azules

2. Croquetas caseras de espinacas y queso azul


Croquetas Caseras De Espinacas Y Queso Azul


Creemos que no hay ingrediente que no vaya bien dentro de unas croquetas. En este caso, la apuesta va por el contraste entre lo vegetal y la untuosidad del queso, que empareja muy bien con la bechamel.


Aquí lo mejor es apostar por el gorgonzola porque es más suave y nos va a dar menos guerra con la bechamel pero cualquier opción es buena.


  • Ingredientes para 6 personas: 2 vasos de leche entera, 200g de espinaca fresca, 75g de mantequilla, 2 cucharadas soperas de harina de trigo, 50g de queso azul, 2 huevos para el rebozado y pan rallado.
  • Elaboración: Cocemos las espinacas durante 5 minutos en agua con sal. Luego las escurrimos a conciencia para que tiren todo el agua, dejándolas unos minutos sobre un colador. Una vez escurridas, ponemos una sartén al fuego y derretimos la mantequilla. Rehogamos ligeramente las espinacas en la mantequilla y añadimos dos cucharadas de harina, removiendo hasta que sea absorbida por las espinacas. A continuación, vamos añadiendo poco a poco la leche, dejando que las espinacas la absorban antes de añadir más. Removemos y añadimos leche hasta obtener una bechamel verde que sea espesa como para hacer croquetas. Añadimos el queso azul y removemos para que se funda con el calor residual y se reparta bien en toda la pasta. Una vez disuelto, dejamos reposar la pasta de croquetas en una fuente hasta que se enfríe. Para formar las croquetas, en esta ocasión he formado bolas que pasamos por huevo batido y pan rallado. Una vez formadas, freírlas directamente en aceite de oliva muy caliente, dejando las croquetas un par de minutos por cada lado hasta que empiecen a tomar un color tostado como el de la foto de presentación. Luego, solo falta escurrirlas en papel absorbente y llevarlas a la mesa muy calientes.
 
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3. Amorelli con salsa de calabaza, pistachos y queso azul

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A cualquier pasta le sienta bien el queso y el azul no es una excepción. Además, tiene dos ventajas. Si optas por un queso ya cremoso, se fundirá fácilmente.


Si optas por un queso recién sacado del frigo, le darás tiempo a jugar con las diferentes texturas. Apuestes por lo que apuestes, el plato será un éxito.


  • Ingredientes para 2 personas: 160g de amorelli u otra pasta corta seca, 30g de queso azul, 12 pistachos, 200g de calabaza, 200ml de caldo de verduras, 100g de puerro y 100ml de leche de avena o una bebida vegetal.
  • Elaboración: Picamos el puerro para empezar con la salsa de calabaza y lo freímos a fuego lento. Cuando esté empezando a transparentar, añadimos la calabaza dejando que se dore unos minutos. Añadimos entonces el caldo de verduras y cocemos durante 20 minutos. Cuando veamos que la calabaza está bien tierna, añadimos la leche de soja o de avena (también puedes usar nata líquida o leche evaporada) y trituramos con la batidora. Debe quedar una crema fluida para que impregne bien la pasta. Cocemos los amorelli el tiempo indicado por el fabricante para estar al dente y los escurrimos bien. Añadimos entonces la salsa de calabaza muy caliente y removemos para que bañe todas las rallas y así quede un plato jugoso. Decoramos con los pistachos pelados y con el queso azul en trocitos. Llevamos a la mesa inmediatamente.
 
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4. Ensalada de apio, pistachos y queso azul

Ensalada De Apio Pistachos Y Queso Azul


Ahorrarte sal, añadir proteínas y una pizca de grasa, mucho sabor y solventar un entrante o una cena rápida no es tan difícil.


Puedes sustituir el apio por otro mézclum o cualquier hoja verde que tengas por casa, los pistachos por otro fruto seco como las nueces o las almendras y el queso azul que prefieras. No te arrepentirás.


  • Ingredientes para 2 personas: 3 ramas de apio, 1 puñado de pasas sultanas, 2 puñados de pistachos, 50g de queso azul, vinagre de Jerez, aceite de oliva virgen extra, medio limón, 1 cucharadita de chile molido, sal, pimienta negra molida y hierbabuena fresca.
  • Elaboración: Lo primero que debemos hacer antes de montar la ensalada es poner un puñado de pasas en un cuenco y cubrirlas con vinagre de Jerez. Si usas pasas sultanas, colócalas enteras, pero si utilizas pasas moscatel o ciruelas, mejor córtalas en trozos más pequeños. Deja que se maceren en vinagre durante 15 minutos. Corta las tres ramas de apio transversalmente, en trozos pequeños, colócalos en el bol en el que vayas a servir la ensalada, y echa un poco sal (es toda la que usaremos). No te deshagas de las hojas, que serviremos también picadas en la ensalada. Coloca los pistachos, pelados, en un mortero, y machácalos solo un poco: queremos que se partan, pero no que queden molidos. Si no tienes chile en polvo, puedes moler junto al pistacho un par de pimientas de cayena o una guindilla seca. Vierte la mezcla junto al apio en la ensaladera. Ralla sobre la ensalada la piel de medio limón, y dos cucharadas de su zumo. Y, si han pasado los 15 minutos, las pasas con el vinagre. Añade el queso partido en trozos pequeños, las hojas de hierbabuena y del apio picadas. Vierte un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Corrige de sal y pimienta y sirve inmediatamente.
 
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9 recetas resultonas con quesos azules

5. Sopa de cebolla dulce con queso Stilton

Sopa De Cebolla Dulce Con Queso Stilton


Un clásico de la cocina francesa que en este caso se coge el Eurotúnel para conocer al stilton. Puedes probar añadiendo más verduras dulces, como el puerro o unas chalotas.


En cuanto a queso, la suavidad del stilton le va muy bien pero puedes jugar con un gorgonzola que se quede ligeramente gratinado o con algo más potente.


  • **Ingredientes para 3 personas: 2 dientes de ajo, 5 cebollas blancas dulces, 600ml de caldo de verduras, 6 rebanadas de pan de baguette, 40g de queso Stilton, pimienta negra molida, perejil fresco, sal y 30ml aceite de oliva virgen extra.
  • Elaboración: Pelamos los dientes de ajo y los pasamos por un rallador fino para conseguir una pasta homogénea. Calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva en una cazuela y rehogamos el ajo, sin dejar que se dore para que no amargue. Pelamos las cebollas y cortamos en juliana, es decir, en tiras finas. Incorporamos a la cazuela, removemos y pochamos a fuego muy bajo durante 30 minutos. Colocamos la tapa para generar vapor dentro de la cazuela y el pochado sea más homogéneo y la cebolla quede jugosa. Añadimos el caldo de verduras y salpimentamos al gusto. Llevamos a ebullición y cocemos cinco minutos más. Mientras tanto tostamos ligeramente las seis rebanadas de pan y las cubrimos con queso Stilton desmenuzado. Repartimos la sopa en cuencos aptos para el horno, colocamos dos rebanadas de pan sobre en cada uno de ellos y espolvoreamos con un poco más de Stilton. Gratinamos en el horno a 220ºC durante cuatro o cinco minutos o hasta que la superficie esté dorada. Servimos inmediatamente espolvoreando con perejil fresco picado.
 
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9 recetas resultonas con quesos azules

6. Crema de espinacas y roquefort con bechamel


Crema Espinacas Roquefort


Las cremas de verduras no tienen por qué ser ni sosas, ni aburridas. En este caso puedes juguetear con la crema que tengas a mano, por ejemplo con nabos o con algunos calabacines.


También puedes reemplazar la bechamel si no te apetece añadir calorías pero el resultado, previo paso por el horno, es fantástico.


  • Ingredientes para 4 personas: 500g de espinaca fresca, 1 litro de leche, 60g de queso Roquefort, 60g de harina de trigo, 50g de mantequilla y 25g de queso Parmesano.
  • Elaboración: Ponemos agua abundante en una cacerola y las cocemos durante 5 minutos. Después escurrimos bien las espinacas y las dejamos sobre un colador para que suelten toda el agua. Podemos acelerar el proceso apretándolas contra el colador hasta que estén bien secas. Cortamos en trocitos muy pequeños las espinacas mientras calentamos una sartén con la mantequilla. Rehogamos las espinacas un par de minutos hasta que toman un color brillante y añadimos la harina, removiendo para que se reparta por todas las hojas. Vamos incorporando la leche que sea necesaria, (normalmente sobrará con un litro) en pequeñas cantidades hasta que tengamos una salsa bechamel a la manera tradicional, aunque nos quedará de color verde. Hasta ahora no hemos añadido sal ni en la cocción de las espinacas ni en la elaboración de la bechamel. Cuando la crema de espinacas tiene el punto de espesor que nos guste, -algo más ligera que una pasta de croquetas- añadimos el queso roquefort o el queso que hayamos elegido y dejamos que se funda mientras removemos. Es ahora el momento de probar de sal y rectificar si fuera necesario, en función de la potencia del queso elegido. Apagamos el fuego y servimos en cuencos o fuentes individuales de barro, espolvoreamos con un poquito de queso rallado para gratinar o rematar con el soplete de cocina dando un aspecto más apetecible a cada ración.
 
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