Materias Primas y Productos - Seguridad Alimentaria

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Mousse de chocolate y aguacate
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Se puede preparar una mousse de chocolate deliciosa sin huevos y sin nata, utilizando el aguacate para dar textura.
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Y la misma mousse de chocolate puede servirnos como base para un bizcocho esponjoso de chocolate.

Ensaladilla de pollo y aguacate
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Y otra versión de la causa limeña que vimos más arriba. La causa limeña de pollo, que está buenísima y es genial para aprovechar los restos de un asado hecho con este ave.

Huevos benedictinos
Huevos benedictinos

Huevos benedictinos

Los huevos benedictinos son anglosajones y los reyes de los brunch. En esta ocasión os los propongo como a mí más me gustan, con aguacate, bacon, huevo poché y una buena dosis de salsa holandesa.

Batido de aguacate y lima
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Como os adelantaba un poco más arriba, el aguacate deja una increíble en cremas y batidos, como este tan sencillo de lima y espinacas con aguacate.

Tartar de salmón ahumado
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Si pensar en comer pescado casi crudo te pone mal cuerpo, entonces te gustará más esta receta de tartar de salmón cocido y ahumado.

Ensalada de aguacate y orzo
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Otra ensalada para cocinar con aguacate que, en esta ocasión es con orzo, una pasta diminuta similar a granos de arroz.

Ensalada de gambas y gulas
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Pocos ingredientes hacen falta para tener una ensalada de escándalo que, además, es completísima.

Tortilla de salmón y aguacate
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No es mala esta combinación cuando te apetece una cena rápida que se salga de lo de todos los días. Jugosa y ligera, tenemos esta tortilla de salmón y aguacate, pero cargada de proteínas.

Aguacates rellenos
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Y terminamos con unos aguacates rellenos, porque sí, los aguacates no solo se comen crudos en ensalada o guacamole, sino que se pueden calentar. Es más, si no está muy maduro, es una forma estupenda de que la carne se ponga a punto para ser consumida.
Y a ti, ¿cómo te gustan más los aguacates?

 
Lo que debes saber del té de hueso de aguacate y sus beneficios


Conoce los beneficios del té de hueso de aguacate


El té de hueso de aguacate se está volviendo muy
popular y te contamos por qué.


Es muy probable que últimamente hayas notado la creciente tendencia de una bebida saludable. Sí, el té de hueso de aguacate, se está convirtiendo rápidamente en uno de los favoritos. ¿Quieres conocer todo lo que se esconde tras él? Debes seguir leyendo.
No te pierdas: 10 beneficios de la espirulina

¿Por qué el hueso ha tomado relevancia?

Todo el mundo sabe que el aguacate es uno de los frutos más saludables en el mundo, pero su semilla, que la mayoría suele simplemente desechar, tiene grandes propiedades que puedes aprovechar.
La razón principal de esto, es que el 70 % de los aminoácidos que contiene el aguacate, se encuentran en su semilla. Además, diversos estudios han demostrado que en esta parte se concentran grandes nutrientes, incluso se ha demostrado que el hueso de aguacate tiene más fibra soluble que cualquier otro alimento. ¡Increíble!


Conoce los beneficios del té de hueso de aguacate

Beneficios del té de hueso de aguacate
  • Cuenta con una gran cantidad de antioxidantes, los cuales se encargan de combatir el envejecimiento de las células.
  • Gracias a su alto contenido en aminoácidos ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Mejora las defensas y te ayuda a combatir las bacterias.
  • Cuenta con propiedades astringentes, por lo que es ideal para combatir las diarreas e inflamaciones gastrointestinales.
  • Favorece la producción de colágeno por lo que retrasa el envejecimiento.
  • Es una gran fuente de fibra, por lo que mejora tu digestión y combate el estreñimiento.
  • Aporta gran cantidad de flavonoides, los cuales reducen el riesgo de tumores.
  • Fortalece el sistema inmunológico y aumenta los anticuerpos.
  • Tiene propiedades antiinflamatorias y te ayuda a tratar dolores musculares.
  • Sus ácidos grasos, mejoran la circulación.
  • Representa una gran carga de energía pues ayuda a combatir el cansancio físico y mental.
¿Cómo preparar té de hueso de aguacate?
  1. Lava el hueso usando únicamente agua.
  2. Ponlo a hervir en un litro de agua, durante 15 minutos a fuego lento.
  3. Retira el hueso y deja enfriar un poco.

Aporte nutricional de 100 g de aguacate
  • 0,49 mg de hierro
  • 1,88 mg de proteínas
  • 12 mg de calcio
  • 6,33 g de fibra
  • 487 mg de potasio
  • 1 mg de yodo
  • 0,40 mg de zin
  • 30 mg de magnesio
  • 4,70 mg de sodio
  • Vitamina B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9, B12, C, E y K
  • 43 mg de fósforo
  • 233 kcal
  • 25,50 mg de azúcar
 
Cómo acelerar la maduración de los aguacates en casa



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A veces nos vemos en la tesitura de encontrar aguacates a buen precio pero están un poquito verdes y nos animamos a comprarlos. Y ya que lo hemos hecho pues queremos consumirlos cuanto antes así que ¿Cómo acelerar la maduración de los aguacates en casa?


Por hablar un poco de los aguacates, decir que para aztecas y mayas (sí, esos que han vaticinado el fin del mundo en pocos días), el aguacate era más que un alimento básico para su subsistencia. Le atribuían innumerables propiedades, algunas tan llamativas como su supuesto poder afrodisiaco que, al menos de momento, no queda sustentando por ninguna base científica. De hecho, su nombre proviene del término azteca ahuácatl, que también significaba "testículo". Sin comentarios. El aguacate posee un alto contenido en aceites vegetales, por lo que se le considera un excelente alimento en cuanto a nutrición en proporciones moderadas, ya que posee un gran contenido calórico y graso. Esos aceites tiene altas propiedades antioxidantes.




Pero a lo que íbamos sobre como acelerar su maduración, muy sencillo, se pueden envolver en papel de periódico o guardar junto a plátanos o manzanas. Eso sí, una vez madurado y abierto conviene consumirlo de inmediato ya que, al igual que las manzanas, la pulpa se oxida, se ennegrece. Para evitarlo rocíalo con unas gotas de limón que hara de antioxidante natural y tápalo con papel film.


Si por el contrario se quiere retrasar la maduración, lo mejor es guardarlos en la nevera, en el cajón de las verduras pero eso es de perogrullo.


Así que ya sabéis si encontráis aguacates a buen precio y no están maduros o bien tenéis pensado hacer una ensalada con aguacate envolvedlos en papel de periódico y la maduración será más rápida. Para que vuestras ensaladas queden con unos cubos de aguacate perfectos no olvidéis usar el aguacate cuber.

 
Ensalada de aguacate con hummus y crema agria.

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El aguacate es un ingrediente rey para realizar ensaladas. Su textura suave, acompañada de un sabor ligeramente neutro, lo hacen muy fácil de comer, y es un alimento muy sencillo de combinar, por lo que resulta perfecto para realizar ensaladas. Esta receta de ensalada de aguacate con hummus y crema agria auna dos cremas en sus ingredientes, convirtiéndose en un entrante bastante contundente, que puede servir como plato único.
Si tenéis tiempo podéis hacer el hummus en casa siguiendo esta estupenda receta de María Pimientos; yo lo he comprado ya elaborado, al igual que la crema agria, para conseguir una receta realmente rápida





Los ingredientes para cuatro personas

Una bolsa de brotes tiernos, dos aguacates, hummus, crema agria, una lima, aceite de oliva, sal, picatostes y sésamo.

La preparación de la ensalada de aguacate con hummus y crema agria

Cubrimos el fondo de los platos con la mezcla de brotes tiernos. Cortamos el aguacate en dos y desechamos el hueso. Con una puntilla o un cuchillo fino realizamos unos cortes a lo largo de la carne de aguacate, y sacamos la pieza entera con la ayuda de una cucharilla.
Corte y vaciado de los aguacates

Colocamos la mitad del aguacate sobre la mezcla de lechugas y presionamos ligeramente para que se abra en abanico. A un lado colocamos una cucharada de hummus y otra de crema agria. Disponemos por el plato unos cuantos picatostes y espolvoreamos con sésamo. Exprimimos media lima y mezclamos el zumo con aceite de oliva y sal, realizando un aliño con el que regaremos la ensalada.
Preparación de la ensalada


Tiempo de elaboración | 15 minutos Dificultad | Baja

La degustación

El hummus y la crema agria son una delicia tomados juntos como aperitivo, entonces ¿por qué no presentarlos como parte de una fresca ensalada de verano? Aliñada con unas gotas de jugo de lima, en lugar del clásico vinagre, la ensalada de aguacate con hummus y crema agria resulta muy refrescante. Para dar un contrapunto de textura qué mejor que unos picatostes de pan frito...
¿Y qué beber con este plato? Algo fresquito por supuesto, yo la he acompañado de una cerveza mejicana suavecita. Que os aproveche.

 

El champiñón: cómo cocinarlo, propiedades, características y siete recetas para aprovechar su infinita temporada


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Su humildad le ha convertido en un hongo versátil, asequible y disponible todo el año. Versátil, sabroso y siempre a mano, el champiñón realmente no entiende de temporadas, puesto que lo encontramos en cualquier momento. Sin embargo, es cierto que, como a toda seta u hongo, le sienta especialmente bien el otoño, estación micológica por excelencia.

Capaz de funcionar igual de bien en cremas, en guarniciones, en crudo o prestándose como colaborador en infinidad de platos (pensemos en risottos, pastas, sopas, estofados...) y también con suficiente entidad como para ser el protagonista -desde el entrante hasta el principal-. Un mérito que debemos reconocer culinariamente y que le hacen muy importante en nuestras cocinas.



Descripción y características​

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El champiñón, independientemente de su fisonomía, pertenece eminentemente al género Agaricus (englobada dentro del reino Fungi, según su clasificación taxonómica), donde encontramos unas decenas de especies distintas, aunque realmente las que consumimos o se pueden encontrar gastronómicamente apetecibles de forma salvaje o cultivada son apenas una decena.

Sin embargo, la gran separación que se debe hacer entre los champiñones es entre el Agaricus silvestris o el Arvensis, que son salvajes, y el Agaricus bisporus, o champiñón común, que es el más popular y que encontramos principalmente cultivado. Dentro de este encontramos cuatro variedades principales: hortensis (la más popular), brunnescens (denominados portobello, con colores ocres), vulgaris y sativus.

Tanto en su forma salvaje como en la doméstica, el champiñón crece sobre materias orgánicas en descomposición, como por ejemplo el compost. Es por esto que se les considera un cultivo saprofito hecho que requiere que siempre debamos limpiar los pies de los champiñones,
especialmente si son recolectados en su estado salvaje. En la naturaleza se encuentra sobre todo a pie de coníferas, aunque se puede dar en muchas condiciones distintas.

El champiñón que encontramos en nuestros mercados es, en la amplísima mayoría de casos, el Agaricus bisporus hortensis, o champiñón común, que es cultivado.

Como la mayoría de hongos, el champiñón consta de pie (estipe) y de sombrero (pileo), encontrándose en éste el himenio, que es el conjunto de láminas y laminillas, responsables de la capacidad fértil del hongo. Los sombreros suelen ser aplanados o ligeramente convexos y la altura del champiñón oscila entre los tres centímetros y los siete, aunque en sus variedades salvajes puede ser algo más alto y también más ancho, con sombreros que van desde los 3 centímetros de díametro hasta los 8 o 10.

Su cromatismo oscila en una amplia gama de blancos, algunos más claros y otros que podríamos considerar blanco roto o con tonos más crema e incluso ocres, siendo peculiares sobre todo los denominados champiñones portobello por su sombrero de tonos beige.

La carne, tanto del pie como del sombrero, es comestible y blanquecina, siendo ligeramente más tersa en crudo la del sombrero que la del pie, que es algo más dura. Generalmente se consumen cocinados, pero también se pueden elaborar carpaccios con ellos, por lo que conviene ser muy minucioso con la limpieza.

Origen y cultivo actual​

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De forma natural los champiñones se dan en bosques, tanto perennifolios como caducifolios, de zonas templadas del hemisferio norte, principalmente en América y Europa, teniendo además una marcada temporalidad en las temporadas húmedas como es el otoño.

El consumo de setas está datado desde hace miles de años, cuyo aprovechamiento ha servido con fines alimenticios desde los inicios del Paleolítico. Sin embargo, los usos recreativos de las setas y hongos también han formado parte de diversos rituales en muchas culturas, aunque el champiñón está exento de cualquier propiedad psicotrópica.

En su versión doméstica, el champiñón común (Agaricus bisporus) comenzó a cultivarse a finales del siglo XVII, en la corte de Luis XIV de Francia, ya que La Quintinie, uno de sus jardineros, aprovechó Versalles para intentar este cultivo. Sin embargo, no sería hasta la primera década del siglo XVIII cuando se establece el primer tratado que habla del champiñón, que corre a cargo de Joseph Pitton de Tournefort.

El champiñón se cultiva en unos 70 países de todo el mundo, pero China es el líder indiscutible de su producción, cercana al 80% del total mundial. En España se produce principalmente en tres provincias: La Rioja, Cuenca y Albacete.

A partir de ahí se expandiría su cultivo, teniendo un popularísimo auge en el siglo XX y XXI por la facilidad de adaptación a todo tipo de superficies y a los pocos cuidados que necesita, además de una elevada rentabilidad.

En la actualidad, el champiñon común (también catalogado como champiñón de París) se cultiva en más de 70 países distintos. Como es frecuente, el primer país en producción y exportación del mundo es China, que en 2017 rondaba los 40 millones de toneladas (lo que supone un 75% del total mundial).

Ya en nuestro país, el cultivo principal se produce en las provincias de Cuenca (cerca de un 55% del total) y La Rioja (rondando el 33%), quedando ambas muy lejos de Albacete (en torno al 9%) y dejando muy poco recorrido para otras provincias.

En el caso de las variedades domésticas, el champiñón se puede cultivar con facilidad en cuevas y sótanos donde haya temperatura constante, alta humedad y una aireación suficiente. Como sustrato se suele utilizar Paj* y diversos abonos naturales, a los que se debe añadir algunos componentes el sulfato de calcio o el de hierro, para favorecer el compostaje.

Principales tipos de champiñón en el mercado​

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El champiñón, como muchos otros hongos, se encuentra en diversas formas en la naturaleza, pudiendo reconocerse más de cuarenta especies pertenecientes al género Agaricus. Sin embargo, la que más frecuentemente encontraremos en nuestros supermercados y la única propiamente doméstica es la del Agaricus bisporus, al que se denomina champiñón común.

Por lo tanto, nombres como champiñón de París, champiñón portobello, champiñón cremini o champiñón botón son siempre Agaricus bisporus, si bien lo único que cambia son subespecies o momentos distintos de recolección, por lo que podemos valorarlos en tres categorías distintas pero siendo genéticamente iguales.
  • Champiñón común o champiñón de París. Son los más populares y los que generalmente vamos a encontrar en mercados y comercios. Es blanco claro, con las láminas en colores negros terroso, de unos 4 o 5 centímetros de altura y más rechoncho que los champiñones salvajes. El más popular para el consumo en fresco. Su nombre taxonómico completo es Agaricus bisporus hortensis, siendo una mutación espontánea y natural del siguiente protagonista.
  • Champiñón portobello. Se le llama portobello cuando es maduro, siendo fácilmente reconocible por un sombrero de color beige y por tener una textura más tersa que la del champiñón común y también por ser más dulces y de aromas más delicados. Gastronómicamente es el más apreciado de los champiñones cultivables, prestándose bien a preparaciones en crudo o simples salteados. Cuando se recoge inmaduro, se llama cremini, que comparten cierta coloración pero es de menor tamaño.
  • Champiñón botón. Es el que solemos encontrar en conservas o enlatado en entero y es un agaricus bisporus hortensis solo que recogido en etapas muy tempranas, de ahí su pequeño tamaño. No solemos encontrarlo en fresco y se caracteriza por su terneza, siendo el más blando de los tres champiñones aquí presentados.
  • Champiñones silvestres. De forma salvaje se pueden encontrar hasta una cuarentena de champiñones, no siendo todos comestibles o todos sabrosos, aunque entre los más populares podemos encontrar al agaricus silvicola y al agaricus arvensis. Este último también es cultivable aunque no es frecuente encontrarle. En ambos casos conviene siempre contar con una guía micológica para no llevar a equívocos.

Propiedades y beneficios nutricionales​

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Los champiñones, igual que el resto de setas, se caracterizan por tener un porcentaje bajísimo de grasa (prácticamente nula) y mucho agua, por lo que hablamos de un alimento de poco poder calórico y energético (solo 26kcal por cada 100g de productos) y por tanto muy saciante. Razón por la que tampoco conviene sobrecocerlos, ya que su merma desde el peso en crudo al peso en cocinado es también muy alta.

En cuanto a los principales macronutrientes encontramos valores significativos de fibra en el caso de los champiñones frescos, con 2,5g por cada 100g de producto y también una dosis interesante -para no ser de origen animal- de carbohidratos, con 4g por cada 100g de producto, según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA).

Su aporte vitamínico en términos generales no es relevante, algo que caracteriza prácticamente a la totalidad de los hongos. Afortunadamente, a nivel mineral sí tiene ciertas interesantes ventajas, sobre todo las relacionadas con el potasio (470mg por cada 100g), lo cual supone una cifra altísima si tenemos en cuenta que el plátano -el gran referente del potasio- solo tiene 350mg por cada 100g.

El champiñón es bajo en grasas, rico en fibra, muy diurético y bastante saciante.
Un dato que también se reivindica desde el fósforo (110mg por cada 100g de champiñón crudo), que es una cantidad muy relevante si la comparamos con, por ejemplo, la caballa, pescado rico en este mineral y que presenta dosis de 244mg por cada 100g. Una cantidad muy útil para proteger nuestra salud visual pero también la calidad de nuestros huesos.

Todo ello convierte al champiñón en un elemento muy importante de nuestra dieta para añadir fibra y capacidad saciante, lo que favorece nuestra salud gastrointestinal y que también le erige en importante aliado de dietas bajas en grasas y también en aquellas que tengan restringidas los hidratos de carbono, ya que el índice glucémico del champiñón es muy bajo, siendo así un buen ingrediente en las preparaciones de diabéticos.

Cómo comprar y conservar los champiñones​

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Comprar champiñones es una tarea más delicada de lo que parece porque necesitan temperaturas frescas o frías para mantenerse en buen estado. Al contrario que a algunas frutas o verduras, al champiñón no le sienta nada bien el calor o la temperatura ambiente -salvo que vivamos a cinco grados- por lo que deben ir a la nevera según los compremos.

En la tienda o mercado debemos fijarnos en champiñones que no estén magullados, golpeados, babosos o blandos, sino que deben mostrar tersura y tener un color blanco uniforme en el sombrero y en el pie. En el caso de este último, si está cortado, debemos fijarnos que no esté oscurecido o negro, señal de que llevará mucho tiempo cortado.

Como lo más habitual es comprarlos en bandejas, siempre es práctico que acudamos a las que estén más al fondo del lineal -una costumbre habitual porque son los alimentos con el lote o caducidad más lejana-. Recomendamos comprarlos en enteros porque son más baratos, versátiles y además son más fáciles de limpiar que los que ya vienen laminados.

El champiñon se debe conservar en la nevera, protegido por papel absorbente, en una zona no muy fría y con suficiente ventilación para que su humedad natural no los pudra.

Una vez que estén en casa hay que tener varias cosas en cuenta. La primera es que la humedad, al igual que la sequedad, son malos aliados de los champiñones y en este caso favorecen su podredumbre. Por tanto, cuando lleguemos a casa debemos seguir ciertas pautas básicas.

Lo primero que debemos hacer es sacarlos de su envase (generalmente plastificado y donde no debemos conservarlos, porque se condensa la humedad propia del champiñón). Así que lo mejor es extraerlos, sacudir y quitar la tierra sobrante con un cepillito o con una servilleta y meterlos en un tupper, que debemos forrar con papel absorbente en la base. Así la propia humedad del champiñón se quedará en el papel. Además, debemos poner una capa de papel encima de ellos, evitando así esa textura babosa del champiñón mal conservado.

Es importante que no estén cerrados herméticamente porque la condensación haría estragos, por eso debemos dejarlos respirar, y también es importante no lavarlos con agua antes de meterlos en la nevera porque añadiríamos humedad al hongo. Como os habréis dado cuenta, la textura casi esponjosa del champiñón hace que se llene de agua con mucha facilidad, así que mejor no relacionarla con ella.

En el caso de que los champiñones tengan más tierra de lo habitual, podéis pelar el sombrero ligeramente con una puntilla. Solo tenéis que tirar con suavidad del sombrero desde abajo hacia arriba y así quitarle una fina piel, que puede tener más impurezas -sobre todo si es salvaje-.

No conviene lavar con agua el champiñón, salvo que vayamos a consumirlo de manera inmediata. Independientemente de ello, el agua debe ser siempre muy fría.

Independientemente de estos consejos, el champiñón -como todo lo fresco- debe ser consumido a la mayor brevedad posible y aunque aguanta relativamente bien la nevera -si lo almacenamos bien- conviene no tenerlo más de cuatro días allí.

Como último consejo podríamos comentar que los champiñones se pueden desecar o congelar, aunque en este último caso es mejor cocinarlos previamente, ya sean salteados o al vapor, para que nos duren en mejores condiciones porque si los congelamos en crudo la textura original se arruinará por completo.

Cocinar con champiñón: cómo sacarle partido en la cocina​

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Regusto terroso, textura y mucha versatilidad. La verdad es que el champiñón, si se le trata bien, es una gozada culinaria asequible y accesible que bien nos vale para marcarnos un entrante con unos champiñones a la plancha, para hacer una crema o un risotto de primero o para acompañar como guarnición al segundo.

Es sencillo de preparar, de limpiar y de trocear, ofreciendo muy poca resistencia, por lo cual no debemos contar con un instrumental demasiado especializado. Su único requerimiento es que no le dejemos mucho tiempo a temperatura ambiente porque se empezará a oxidar y a coger tonos negruzcos no deseados. Los puedes evitar con un poco de zumo de limón -igual que haríamos con el aguacate- pero deja demasiado sabor.

En cuanto a la cocina les podemos utilizar en planchas, asados, guisados o hervidos al vapor, aunque hay ciertas preparaciones en las que mejor se aprovechan sus cualidades nutricionales, siendo el vapor y el hervido las más recomendables. En el caso del hervido, conviene añadirlos ya con el agua bullendo, que asegurará una cocción rápida y asentará los nutrientes. Por contra, el asado es la elaboración donde más nutrientes se pierden pero generalmente es la más sabrosa, así que te toca decidir por qué apostar.

 

Champiñones al ajillo


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Esta es una de esas recetas clásicas de las que se puede disfrutar tanto en guarnición para una carne, como de aperitivo con un refrescante vermut. Los champiñones frescos, además de altamente nutritivos, son baratos y su sabor delicado de adapta perfectamente a infinidad de platos. Qué te parece, ¿te apetecen unos champiñones al ajillo?


Esta deliciosa receta es una buena manera de incorporar vegetales a nuestra dieta, además se prepara en un abrir y cerrar de ojos y aunque no estés muy práctico en la cocina, te será muy fácil y sencillo lograr una guarnición de esas de toma pan y moja. Y nunca mejor dicho, pues la mezcla de aceite de oliva y jugo que sueltan los champiñones, da lugar a una salsa de sabor espectacular.



Ingredientes​


Para 4 personas

  • Champiñones 1 kg
  • Aceite de oliva virgen extra 100 ml
  • Dientes de ajo 3
  • Perejil fresco al gusto
  • Sal y pimienta al gusto
  • Zumo de limón 10 ml
  • Cayena (opcional) 1

Cómo hacer champiñones al ajillo​


Dificultad: Fácil

  • Tiempo total 35 m
  • Elaboración 15 m
  • Cocción 20 m

Comenzaremos cepillando bien los champiñones y colocándolos en un bol con agua fría y el zumo de limón. Se lavan bien y se secan muy rápidamente con un paño de cocina limpio. Los picamos si son grandes o los dejamos tala cual si es del champiñón de calibre pequeño.
Por otra parte ponemos al fuego una cazuela de fondo grueso o mejor aún una cazuela de barro, con el aceite y los ajos laminados o picaditos. Los doramos muy ligeramente y añadimos los champiñones y la sal y si os gustan con ligero sabor picante, una guindilla cayena, sino pues se prescinde de ella.

Ponemos a fuego mediano durante 10 minutos y cuando pase el tiempo subimos el fuego a fuerte y dejamos que se cocinen durante cinco minutos más, removiendo para que los champiñones se cocinen por igual. Servirlos muy calientes, espolvoreados con perejil.
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Con qué acompañar los champiñones al ajillo​


Los champiñones al ajillo son muy versátiles, tal y como os decía al principio, como una deliciosa guarnición, en especial para platos de carne como así solos bien espolvoreados con perejil picadito, os van a sacar del apuro de pensar con qué acompañar otras de vuestras recetas.

 

Quinoa, un superalimento explicado por Jann van Oordt

31 de Enero de 2021

Sabrina Cuculiansky
LA NACION
El chef de Páru explica utiliza esta semilla para platos con influencia peruano-oriental
El chef de Páru explica utiliza esta semilla para platos con influencia peruano-orientalArchivo



Sustento. EL chef peruano, mentor de Páru Inkas Sushi y Grill, propone la quinoa porque es considerada un súper alimento y data de miles de años de uso en los Andes peruanos. “Hay distintas variedades y se utiliza como sustento de muchas familias agricultoras del Perú. Es por eso que hay que hacer que el mundo conozca sus beneficios y bondades para generar un mayor consumo”, explica.
Jann Van Oordt, chef de Páru
Jann Van Oordt, chef de PáruArchivo

Salud. Entre sus características se encuentran sus grandes beneficios nutricionales, por eso se lo llama súper alimento: “Tiene muchos atributos y, al mismo tiempo, es muy versátil en su uso; se pueden hacer hasta golosinas para los niños. Además, no es una planta transgénica”, explica el chef.

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Archivo

Usos. “La utilizo entera en grano para los guisos y crocantes; o en harina para panes, crepes, budines, mazamorras. En hojuelas para empanizar, espesar y freír, y de ahí la imaginación maraca el limite. También se sancocha o se cuece, se fríe u hornea, la puedes hacer de distintas formas y en cada una tendrás un resultado distinto y muy sabroso”, se entusiasma.

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Opciones. “Se elige por su variedad y color, dependiendo de lo que vayas a hacer”, comenta Jann van Oordt. Para las frituras recomienda la quinoa roja y la negra, que es un poco crocante. Para los postres, guisos y panes se inclina por la blanca, así como la harina de quinoa. En cuanto a la porción, explica que “se calcula de distintas formas, según su presentación; pero unos 100 a 200 gramos de quinoa cocida llenan muchísimo. Es saciante sin ser pesada, ya que no contiene gluten y por eso es de muy fácil digestión”. Y agrega que se pueden hacer desde guisos hasta panes y budines.

Risotto de quinoa
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Platos. Jann van Oordt elabora todo tipo de platos con quinoa, como ensaladas, guisos, panes, galletas, desayunos, y postres. “Me gusta mucho en guisos cremosos y con queso estilo risotto; es decir que usamos la técnica y sabores de los risottos clásicos, pero cambiamos el arroz por el grano de quinoa. También va muy bien a la criolla, estilo peruano, con chancho adobado, picante de quinoa y quinoa con queso”. El chef comenta que cada vez se desarrolla más la elaboración de harina de quinoa para panes y desayunos de todo tipo. “En estilo brownies o budines también es muy bueno”, agrega.

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Archivo

Sabrina Cuculiansky

 

Día Mundial de las Legumbres


Día Mundial de las Legumbres



Se celebra: 10 de febrero de 2021

Proclama: Organización de las Naciones Unidas

Desde cuando se celebra: 2019


El Día Mundial de las Legumbres, es una fecha relativamente reciente. Apenas se estableció como efeméride reconocida en diciembre de 2018 y se celebró por primera vez en 2019.


Este año 2021, el Día Mundial de las Legumbres se celebra con el lema "Ama las legumbres. Por una dieta y un planera sanos". Esta previsto un evento virtual a las 13:10 h. y a las 14:30 h. hora de Nueva York. Puedes inscribirte aquí.


Pero en realidad, la ONU junto con la FAO, su organismo dedicado a la alimentación y agricultura, ha venido promoviendo la importancia de las legumbres desde el año 2016, que fue el Año Internacional de las Legumbres. A partir de entonces los granos como las arvejas, los frijoles, los garbanzos y demás leguminosas han empezado a ganar protagonismo en la dieta del mundo.




FAO sobre las legumbres y el hambre cero

Importancia de las legumbres​


Es importante destacar que las legumbres son todos aquellos cultivos donde el propósito final es la obtención del grano seco, como por ejemplo, guisantes, frijoles y arroz. Pero se excluyen aquellos cultivos que se cosechan verdes, como los guisantes verdes o judías verdes, ya que estos entran en el ramo de las hortalizas. Pero,


¿Por qué celebrar un día para las legumbres?​

Las legumbres se pueden preparar de muchas formas, una de ellas, en ensalada
Las legumbres se pueden preparar de muchas formas, una de ellas, en ensalada
En realidad las legumbres tienen muchas ventajas para el desarrollo agrícola del mundo y para el desarrollo alimentario de las personas. A continuación explicaremos cuáles son esas ventajas:


  • Alto valor nutritivo: las legumbres son uno de los pocos alimentos vegetales ricos en proteínas, lo cual permite que personas de bajos recursos que no tengan acceso constante al consumo de carne, lácteos o huevos, logren consumir proteínas de origen vegetal. Otra ventaja es que los granos son bajos en grasa y ricos en fibras, lo que reduce el colesterol y los niveles de azúcar en sangre, evitando la aparición de enfermedades no trasmisibles como la diabetes o problemas cardiovasculares. Además, también ayuda a frenar la obesidad.
  • Promueve la seguridad alimentaria: Los cultivos de legumbres casi siempre son abundantes. Esto quiere decir que un agricultor puede tanto vender su cosecha como consumirla, garantizando así la seguridad alimentaria tanto de la comunidad como de su familia. Por otra parte, este tipo de cultivos tienden a fijar el nitrógeno atmosférico en la tierra, es decir, ayuda a recuperar los suelos para que sean nutritivos para volver a sembrar.
  • Mitiga el cambio climático: Tal como explicamos en el punto anterior, las legumbres ayudan a recuperar los nutrientes del suelo de forma totalmente natural. Esto evita el uso de fertilizantes químicos que suelen expulsar gases de efecto invernadero al ambiente, contribuyendo con el cambio climático y el calentamiento global.

¿Cómo celebrar el Día Mundial de las Legumbres?​


Aprovecha este día para cocinar ricas recetas a base de legumbres y compártelas en las redes sociales con el hashtag #DíaMundialdelasLegumbres. Además, infórmate de las muchas ventajas que tienen este tipo de alimentos para tu salud y también, difúndelo por todas partes, con el hashtag #Hambrecero.
 
Cuando hasta 1817 no apareció la primera tortilla de patatas

Publicado el 26 marzo, 2021 por blogs2admin


Tortilla del restaurante La Primera.

Por Ferran Martínez-Aira

Nunca sabremos el nombre del cocinero o cocinera que tuvo la idea de cuajar por vez primera una tortilla de patatas. Bastan tres ingredientes —patatas, huevos y aceite— para elaborar uno de los grandes inventos de la cocina tradicional española.

Nadie discute que existen tantas tortillas como cocineros. Tan cierto como que los resultados dependen de múltiples factores. No solo de la variedad de las patatas, sino de la manera de cortarlas, el tipo de aceite, el tiempo durante el que se doran o confitan, la frescura y calidad de los huevos, y hasta la forma de batirlos. Y, por si no fuera suficiente, incluso las proporciones entre las patatas y los huevos, las dimensiones de la sartén y los minutos que se emplean en cuajarlas.

La tortilla de patatas es una receta que surge entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX sin que se conozca el territorio español donde se elaboró primero. Hasta mediados del siglo XX casi ninguna de las recetas que se publicaba contenía cebolla, tan solo patatas y huevo. La incorporación de esta hortaliza se generaliza a partir de 1945.

Incluso hasta el primer tercio del siglo XX la mayoría no se elaboraban con aceite de oliva. En los recetarios del siglo XIX la manteca de cerdo o la mantequilla, alternaban con el aceite o lo sustituían la mayor parte de las ocasiones.

Completamente falso que fuera una aldeana navarra quien por vez primera preparó una tortilla para el general Zumalacárregui durante las guerras carlistas. Una leyenda inspirada en los Episodios Nacionales donde Pérez Galdós cita las patatas a propósito de la Primera Guerra Carlista (1834-1835). Suposición absurda en la medida que el texto no solo no realiza ninguna alusión a las tortillas, sino que recalca el desprecio que las tropas sentían por aquellos tubérculos infames. Más entidad posee el libro de José María Iribarren Espoz y Mina, el liberal en el que cita un memorial anónimo presentado a las Cortes de Navarra en 1817 donde se afirma que ya en aquel año las tortillas se estiraban con pan y patatas para apaciguar el hambre.

Después de llegar de América el recorrido de la patata, fue largo y dificultoso. A mediados del siglo XVI los galeones españoles desembarcan las primeras papas andinas en Canarias y Sevilla, que aparecen citadas en las cuentas del Hospital de la Sangre de Sevilla el 27 de diciembre de 1573, recinto sanitario en cuya huerta se plantaron para sustento de los enfermos. Tubérculos sin interés gastronómico que se destinaron para alimento del ganado, cárceles y casas de misericordia.

Las patatas se incorporaron muy lentamente a las cocinas españolas y solo a partir de mediados del siglo XVIII. A partir de 1780 se organizaron campañas de siembra para paliar las hambrunas en Galicia y otras zonas de España. Hasta tal punto que el irlandés residente en Madrid Enrique Doyle publicó en 1785 el Tratado sobre el uso y utilidades de las patatas, sin otro fin que estimular su consumo, aunque las tortillas de patatas tal como las conocemos no se citan en los libros hasta mediados del siglo XIX

 
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