Lo que el HOLA no cuenta

Y bueno cada una que opine lo que quiera. Es cierto que Karl es por llamarlo de alguna forma: especial muy especial. Pero decir que sus creaciones le hacen justicia; no estoy de acuerdo en ello. Pienso aue es un genio para el buen gusto en la ropa felenina, como paleto en amantes masculinos. Es lo que tienen los genios, lo son tanto que se estampan con la vulgaridad terrenal mas absoluta

A mi Baptiste Giabiconi (que no es gay, pero sí quería salir de la miseria) cuando lo desvirgó el viejete Karl y en sus primeros años de modelo Chanel me parecía un bellezón de tío. Luego ya se dio a los tatuajes y las pintas de macarra y se estropeó. Pero el viejo verde sigue mimándolo profesionalmente y entiendo que le haya gustado tanto.

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En este hilo no puede faltar el reportaje gorilas en la niebla de Carmen Martínez-Bordíu.

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La revista ¡HOLA! de esta semana les ofrece un amplio reportaje en el que Carmen Martínez-Bordíu relata, en primera persona, su solitaria y apasionante aventura a través de los espectaculares paisajes de Uganda. Durante este viaje al corazón de África, ha cumplido uno de sus mayores deseos: "He realizado un sueño que tenía desde que vi Gorilas en la niebla hace veinte años" confiesa.

En su "diario" de viaje, Carmen explica los parajes que fue recorriendo y las condiciones en las que se desarrolló la expedición. "El lugar es igual que el que se veía en la película: tremendamente húmedo, con una vegetación exuberante y una especia de niebla a modo de nubes que se desprende de las montañas, dando un aspecto misterioso al lugar".

Narra además su encuentro con los animales: "De pronto, los rastreadores nos avisan de que hemos llegado. Allí, a seis metros más o menos, está la familia de gorilas que vamos rastreando. Es algo fascinante verlos".
https://www.hola.com/famosos/2009031830367/famosos/portada/bordiu/


El reportaje le inspiró a Pérez Reverte un desternillante artículo titulado "La nieta gorilera".

La nieta gorilera
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 11/4/2009

Vaya por delante que no tengo nada en contra de que una nieta del general Franco se gane la vida. Lo mismo me da que se la gane ella que una nieta del general Miaja, del general Von Paulus o del general Motors. Cada cual se lo monta como puede. Lo que me calienta la recámara es que me fastidien el desayuno. Como saben los veteranos de esta página, el arriba firmante desayuna crispis con un vaso de leche -dejé el colacao hace un par de años- y hojeando revistas del corazón. Para alguien que, como es mi caso, apenas ve la tele, esos quince minutos mañaneros son una forma como otra cualquiera de pasar el rato echando pan a los patos. Me entero, por ejemplo, de cómo es de grande la biblioteca de Julio Iglesias júnior, de quién es el último pavo que trabaja en la bisectriz de Ana Obregón, o de si las camisetas ceñidas del duque de Lugo necesitan o no wonderbrá. Cosas así. Me pongo al día viendo fotos, como digo; y en ese ratillo me ahorro incontables horas de telemierda.

Lo de Carmen Martínez-Bordiú, sin embargo, me supera. Me refiero a su desvergüenza mediática. Cada vez que, en ciclo siniestro e inevitable, la veo ocupar una portada del Hola -viaja más que Phileas Fogg- me pregunto qué hemos hecho los lectores fieles para merecerla. Sobre todo me pregunto por qué mi prima, y no otra. Cuál es su glamour. Su magisterio intelectual. Sus poderes. El gancho fotogénico y periodístico de una señora que tampoco es, puestos a señalar, Elsa Pataky ni Elena Cue -esas portadas no me atragantan los crispis, fíjense-, y cuyas declaraciones, toque lo que toque, son más elementales, querido Watson, que el mecanismo de un sonajero. Todavía recuerdo, de cuando el Prestige, esta honda y comprometida declaración suya: «Si tuviera una pala, iría a Galicia a recoger chapapote». Pero claro. No pudo ir, la pobre. No tenía pala, y la ferretería pillaba lejos.

La última es para enmarcarla: «Carmen Martínez-Bordiú relata su fascinante aventura entre los gorilas de Uganda». La relata ella, ojo. O eso cuentan. Escribiendo con sus deditos, palabra a palabra, un conmovedor viaje al corazón de las tinieblas, en plan Joseph Conrad, o casi: «Sabía desde el principio que iba a ser un viaje difícil y duro, pero que también sería una experiencia única». Guau. Pero no crean que esta vez es como aquella otra, la última o penúltima, cuando salió vestida de beduina sahariana -diez o doce páginas diciendo simplezas a todo color- para explicarnos que la paz del desierto la reconfortaba mucho espiritualmente. No. Ahora es más profunda. Se ha currado el viaje, documentándolo como una erudita. Eso la lleva a deducir, ante el paisaje africano, que «debió de ser con vistas semejantes cuando Churchill dijo de Uganda que era la perla de África». Nada menos, oigan. Churchill. Leído en sus memorias, supongo. De cualquier modo, de todo el crudo relato de la fascinante aventura gorilera, me quedo con el calvario que pasó Carmen para llegar a su objetivo: «Vamos camino de la selva impenetrable. Todavía no sé cómo puedo escalar con un palo en la mano y con la otra agarrándome a las lianas». Y luego, como sorpresa por completo inesperada, la enriquecedora aventura humana: «En nuestro recorrido nos encontramos con una comunidad de pigmeos». Tremendo. Y es que la imagino abriéndose paso a machetazos en la espesura procelosa, chas, chas, chas, como Stewart Granger en Las minas del rey Salomón, hasta cortarle, por descuido, la trompa a un elefante; y al elefante indignado, diciéndole con acento nasal: «¿Tú estás tonta, o qué?». Y luego, más adelante, me estremezco al imaginarla de nuevo, dándose de boca, de pronto, con una inesperada tribu de pigmeos feroces que pasaban por allí, casualmente, dedicados a lo suyo. A hervir misioneros y cosas asín. Qué valor, recórcholis. Qué apasionante aventura, santo cielo.

Pero lo mejor, de aquí a Lima, lo juro por Arturo, son las imágenes. Dudo que si no las han visto puedan valorarlas comme il faut: Carmen vestida de coronel Tapioca, con distintos modelitos según cada momento de la epopeya. Carmen de bwana blanca en la raya ecuatorial. Carmen con un bolso precioso en un descanso selvático. Carmen con otro bolso monísimo y una catarata detrás. Carmen con hipopótamos al fondo y una camisa divina de la muerte. Carmen sobre un puente de tablas y lianas, como Indiana Jones. Carmen con un rinoceronte al fondo y una botella de Lanjarón, o algo así, en la mano. Carmen en primer plano con una pocholada de pañuelo al cuello, y al fondo, chan, tatachán, gorilas en la niebla. Y gorilos. Todo eso, con la silicona impecablemente maquillada, sin una arruga en la ropa, y con cinco vestuarios y cuatro sombreros diferentes, que son los que he contado en las fotos. Por lo menos. Lo que fuerza a preguntarme si se cambiaba delante del macho Alfa -yo no lo haría, forastera- o los negros le llevaban un biombo.
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/245/la-nieta-gorilera/
 
familia goyanes (un filón)
abuelo , Miguel Goyanes, explotador de Marisol.
hijo de este señor y marido de marisol, luego de cari lapique, Carlos Goyanes, traficante de drogas
https://elpais.com/diario/1990/07/06/espana/647215204_850215.html
madre de Cari Lapique, la vizcondesa que nunca lo fué
http://www.abc.es/estilo/gente/2015...rnandez-liencres-vizcondesa-201509181930.html
Cari Lapique, aka la Netol, un ser de otro mundo, y sus inenerrables hijas, Carla y Caritina. No me extiendo sobre estas 3 ninfas, ya que tienen aqui sus propios hilos
Ay Marujix este post no tiene desperdicio
 
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Este se lleva la palma

Sinceramente, hay que ser muy necia para hacerse una portada así en el siglo XXI. Que hay gente rica, lo sabemos. Que hay gente que tiene empleados que los trata como un objeto más que poseen, también lo sabemos. Pero gente que alardea de eso públicamente a plena portada de revista con una sonrisa de oreja a oreja...pues eso, que hay que ser muy necia.
 
Sinceramente, hay que ser muy necia para hacerse una portada así en el siglo XXI. Que hay gente rica, lo sabemos. Que hay gente que tiene empleados que los trata como un objeto más que poseen, también lo sabemos. Pero gente que alardea de eso públicamente a plena portada de revista con una sonrisa de oreja a oreja...pues eso, que hay que ser muy necia.
Qué mierdosas son . Clasistas . Qué hacen esas mujeres de perfil sosteniendo bandejas ? Al más puro estilo de la extinta esclavitud
 
La única forma de que fueran sangre de su sangre es esa. Así de simple. Esta gente que lo ha pasado tan mal emocionalmente (si algún día supiéramos lo que tuvo que hacer esta mujer para llegar a donde llegó...) se les va la pinza.

Para Tita Cervera su madre fue su mayor apoyo y siempre se ha referido a ella como verdadera maestra. Madre e hija se casaron con hombres mayores y las dos saborearon las hieles del divorcio.
En 1961 un multimillonario argentino se quedó prendado a través de una foto y comenzó el acoso telefónico y el envío masivo de flores. Ante la insistencia, su madre viajó para examinar su fortuna y ante tal riqueza llamó a su hija y ésta se presentó tres días después. Al llegar, Carmen se encontró una gran fiesta para celebrar su petición de mano. Aunque al final ella rechazó casarse sí accedió quedarse en su casa. Parece un final feliz, pero años más tarde, él la denunció por el robo de un anillo de un millón de pesetas de entonces, a lo que ella no tardó en contestar: «Me lo regaló, pero el mismo día me obligó a que se lo devolviera… porque he negado a casarme con él. Yo me resistí a entregárselo, por entender que un regalo no debe devolverse»
 
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