Libros, libros, libros

GUILLERMO ALTARES
16 JUN 2017 - 10:50 CEST


¿Holmes? ¿Dupin? ¡No! La novela policiaca nació en el Antiguo Testamento
Holmes y Dupin son los padres modernos del invento, pero la pasión por la muerte y el misterio tiene raíces muy profundas

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Nigel Bruce en el papel de Holmes.


Sherlock Holmes es el detective más famoso de la historia. De hecho, su “Elemental, querido Watson”, frase que nunca pronunció, es homenajeada en el título de este blog dedicado a la literatura policiaca. Pero no es ni de lejos el primer investigador. El periodista Michael Sims analiza sus orígenes en un reciente ensayo, Arthur and Sherlock, Conan Doyle and the creation of Holmes(Londres, Bloomsbury, 2017). El detective victoriano está inspirado directamente por Joseph Bell, uno de los profesores del escritor escocés en la facultad de medicina en Edimburgo, que mostraba una enorme capacidad deductiva: con contemplar a un enfermo, era capaz de sacar muchas conclusiones. Pero, más allá de la influencia directa de la sabiduría de su maestro, Doyle se inspiró en los profundos cambios sociales de su tiempo y en un género, las novelas de misterio, que empezaba a cobrar impulso entre los lectores.

La verdad sobre Holmes

El primer relato de Sherlock Holmes, Estudio en Escarlata, se imprimió en 1887 aunque transcurre en 1881, cuando Londres era la capital del mundo y vivía una revolución técnica de insospechadas consecuencias, en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Las aventuras de Holmes se prolongan en una época en la que se generalizaron la electricidad, los coches de combustión o los transportes públicos.

Otros descubrimientos tenían aplicaciones muy claras en el oficio de Holmes. Por ejemplo, el hallazgo de la hemoglobina permitía distinguir los restos de sangre de otro tipo de manchas. De hecho, cuando los lectores conocemos al detective, no sólo es capaz de deducir la profesión y la experiencia bélica de Watson en Afganistán, sino que está trabajando en un laboratorio de química, precisamente con el objetivo de ser capaz de identificar con claridad la sangre. En esa época, también arrancaron los experimentos con las huellas dactilares. En el siglo XIX, comenzó a organizarse la policía como la conocemos actualmente. Sims recuerda que François Vidoq fundó en Francia la brigada de la Sûreté en 1811 y que en los años treinta los bobbies uniformados comenzaron a patrullar las calles.

Pero Conan Doyle, que acabó creyendo en las hadas y el espiritismo al final de su vida, como si necesitase un hueco para la fantasía en ese mundo que se iba haciendo cada vez más técnico, no se inspira solo en la revolución industrial y en los avances de la medicina. También bebe de fuentes literarias anteriores, algunas sin duda sorprendentes.

Los crímenes de la calle Morgue, publicada por Edgar Allan Poe en 1841, es considerada la primera obra policiaca de la historia, con Auguste Dupin como protagonista. También se cita a menudo La piedra lunar, la inmensa novela de Wilkie Collins, que vio la luz en 1861. Ciento cincuenta años después de su publicación, sigue siendo una obra sorprendente, divertida y profundamente moderna, que más que adelantarse a su tiempo, abrió una nueva época en la literatura. También están las novelas de Émile Gaboriau y su comisario Lecoq, a las que se refiere el propio Holmes en los libros. La primera edición data de 1867.

En su búsqueda de las influencias que marcaron a Conan Doyle, Sims va más allá en el tiempo y considera que el médico escocés fue un buen lector de Voltaire y de su Zadig, una novela humorística y de crítica social sobre un filósofo de la antigua Babilonia, que utiliza el método deductivo. Pero antes de Zadig, nos explica Sims, estuvo el Libro de Daniel, “que según los estudiosos modernos data del siglo II o III antes de nuestra era”, explica el periodista. “Como Los crímenes de la calle Morgue, Daniel resuelve un misterio en una habitación cerrada”, explica Sims.

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Daniel en un detalle de la Capilla Sixtina.

El profeta judío se encuentra, como su pueblo, exiliado en Babilonia. En un momento, el rey Ciro le pregunta la razón por la que no adora al dios Bel y Daniel replica que no cree en ídolos falsos, fabricados con las manos. El monarca le dice que no, que es un dios vivo porque todas las noches le dejan comida y vino en una habitación sellada y por la mañana no están, lo que es una prueba de su existencia. Y el rey, bastante mosqueado con Daniel, asegura que si no es capaz de demostrar que alguien come y bebe por la noche, le ejecutaría por impío. ¿Qué hizo Daniel para no perder la cabeza y demostrar la falsedad del dios babilónico? Cubrió con ceniza la habitación. A la mañana siguiente, llegó con el rey y comprobó que el sello no había sido tocado. Sin embargo, al entrar en la estancia, se encontraron con huellas en la ceniza, que mostraban claramente que por una puerta secreta entraban los sacerdotes y se comían y bebían todas las ofrendas. “Daniel proporciona el tipo de narrativa que llevó a los lectores a las obras de Arthur Conan Doyle, al reemplazar lo que realmente ha ocurrido por lo que pensamos que ha ocurrido. También reivindica la importancia de las evidencias físicas”, señala Sims. Sí, la novela policiaca nació en el Antiguo Testamento.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/16/elemental/1497601773_675295.html






 
GUILLERMO ALTARES

16 JUN 2017 - 10:50 CEST


¿Holmes? ¿Dupin? ¡No! La novela policiaca nació en el Antiguo Testamento
Holmes y Dupin son los padres modernos del invento, pero la pasión por la muerte y el misterio tiene raíces muy profundas

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Nigel Bruce en el papel de Holmes.


Sherlock Holmes es el detective más famoso de la historia. De hecho, su “Elemental, querido Watson”, frase que nunca pronunció, es homenajeada en el título de este blog dedicado a la literatura policiaca. Pero no es ni de lejos el primer investigador. El periodista Michael Sims analiza sus orígenes en un reciente ensayo, Arthur and Sherlock, Conan Doyle and the creation of Holmes(Londres, Bloomsbury, 2017). El detective victoriano está inspirado directamente por Joseph Bell, uno de los profesores del escritor escocés en la facultad de medicina en Edimburgo, que mostraba una enorme capacidad deductiva: con contemplar a un enfermo, era capaz de sacar muchas conclusiones. Pero, más allá de la influencia directa de la sabiduría de su maestro, Doyle se inspiró en los profundos cambios sociales de su tiempo y en un género, las novelas de misterio, que empezaba a cobrar impulso entre los lectores.

La verdad sobre Holmes

El primer relato de Sherlock Holmes, Estudio en Escarlata, se imprimió en 1887 aunque transcurre en 1881, cuando Londres era la capital del mundo y vivía una revolución técnica de insospechadas consecuencias, en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Las aventuras de Holmes se prolongan en una época en la que se generalizaron la electricidad, los coches de combustión o los transportes públicos.

Otros descubrimientos tenían aplicaciones muy claras en el oficio de Holmes. Por ejemplo, el hallazgo de la hemoglobina permitía distinguir los restos de sangre de otro tipo de manchas. De hecho, cuando los lectores conocemos al detective, no sólo es capaz de deducir la profesión y la experiencia bélica de Watson en Afganistán, sino que está trabajando en un laboratorio de química, precisamente con el objetivo de ser capaz de identificar con claridad la sangre. En esa época, también arrancaron los experimentos con las huellas dactilares. En el siglo XIX, comenzó a organizarse la policía como la conocemos actualmente. Sims recuerda que François Vidoq fundó en Francia la brigada de la Sûreté en 1811 y que en los años treinta los bobbies uniformados comenzaron a patrullar las calles.

Pero Conan Doyle, que acabó creyendo en las hadas y el espiritismo al final de su vida, como si necesitase un hueco para la fantasía en ese mundo que se iba haciendo cada vez más técnico, no se inspira solo en la revolución industrial y en los avances de la medicina. También bebe de fuentes literarias anteriores, algunas sin duda sorprendentes.

Los crímenes de la calle Morgue, publicada por Edgar Allan Poe en 1841, es considerada la primera obra policiaca de la historia, con Auguste Dupin como protagonista. También se cita a menudo La piedra lunar, la inmensa novela de Wilkie Collins, que vio la luz en 1861. Ciento cincuenta años después de su publicación, sigue siendo una obra sorprendente, divertida y profundamente moderna, que más que adelantarse a su tiempo, abrió una nueva época en la literatura. También están las novelas de Émile Gaboriau y su comisario Lecoq, a las que se refiere el propio Holmes en los libros. La primera edición data de 1867.

En su búsqueda de las influencias que marcaron a Conan Doyle, Sims va más allá en el tiempo y considera que el médico escocés fue un buen lector de Voltaire y de su Zadig, una novela humorística y de crítica social sobre un filósofo de la antigua Babilonia, que utiliza el método deductivo. Pero antes de Zadig, nos explica Sims, estuvo el Libro de Daniel, “que según los estudiosos modernos data del siglo II o III antes de nuestra era”, explica el periodista. “Como Los crímenes de la calle Morgue, Daniel resuelve un misterio en una habitación cerrada”, explica Sims.

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Daniel en un detalle de la Capilla Sixtina.

El profeta judío se encuentra, como su pueblo, exiliado en Babilonia. En un momento, el rey Ciro le pregunta la razón por la que no adora al dios Bel y Daniel replica que no cree en ídolos falsos, fabricados con las manos. El monarca le dice que no, que es un dios vivo porque todas las noches le dejan comida y vino en una habitación sellada y por la mañana no están, lo que es una prueba de su existencia. Y el rey, bastante mosqueado con Daniel, asegura que si no es capaz de demostrar que alguien come y bebe por la noche, le ejecutaría por impío. ¿Qué hizo Daniel para no perder la cabeza y demostrar la falsedad del dios babilónico? Cubrió con ceniza la habitación. A la mañana siguiente, llegó con el rey y comprobó que el sello no había sido tocado. Sin embargo, al entrar en la estancia, se encontraron con huellas en la ceniza, que mostraban claramente que por una puerta secreta entraban los sacerdotes y se comían y bebían todas las ofrendas. “Daniel proporciona el tipo de narrativa que llevó a los lectores a las obras de Arthur Conan Doyle, al reemplazar lo que realmente ha ocurrido por lo que pensamos que ha ocurrido. También reivindica la importancia de las evidencias físicas”, señala Sims. Sí, la novela policiaca nació en el Antiguo Testamento.

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/16/elemental/1497601773_675295.html

Como siempre y es una feliz y afortunada constante: irreprochable, cuidada, bien expuesta y amena presentación pilou12. Si se me permite y abundando en este tema, solo comentarte la figura del detective creado por Robert Hans Van Gulik (1910-1967), de nombre Juez Dí y sus célebres casos situados en la China del Siglo XVIII, que forma un "corpus" de varias novelas. Como curiosidad; y para finalizar, decir que a su vez el Juez Dí, y ahora viene el "quid" de la cuestión, procede de un personaje real: el funcionario chino Dí Rénjié; que existió entre los años 630 a 700, en la época de la dinastía Tang.
Gracias pilou12
 
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Como siempre y es una feliz y afortunada constante: irreprochable, cuidada, bien expuesta y amena presentación pilou12. Si se me permite y abundando en este tema, solo comentarte la figura del detective creado por Robert Hans Van Gulik (1910-1967), de nombre Juez Dí y sus célebres casos situados en la China del Siglo XVIII, que forma un "corpus" de varias novelas. Como curiosidad; y para finalizar, decir que a su vez el Juez Dí, y ahora viene el "quid" de la cuestión, procede de un personaje real: el funcionario chino Dí Rénjié; que existió entre los años 630 a 700, en la época de la dinastía Tang.
Gracias pilou12
Hace años leí "El monasterio encantado" de éste Van Gulik que citas. Francamente no debió dejar en mí mucha huella pues no me acuerdo de practicamente nada del libro, pero me sonaba el autor. Lo he consultado en mi lista de libros "leídos" y allí estaba.
Efectivamente lo del "corpus" de varias novelas debe ser como dices pues estoy viendo que en la primera página viene el --Dramatis personae-- y tras "personajes principales" (2), vienen 3 parrafos de "personas vinculadas con".... y cita otras 3 novelas. Se ve que algunos personajes repiten.
 
Hace años leí "El monasterio encantado" de éste Van Gulik que citas. Francamente no debió dejar en mí mucha huella pues no me acuerdo de practicamente nada del libro, pero me sonaba el autor. Lo he consultado en mi lista de libros "leídos" y allí estaba.
Efectivamente lo del "corpus" de varias novelas debe ser como dices pues estoy viendo que en la primera página viene el --Dramatis personae-- y tras "personajes principales" (2), vienen 3 parrafos de "personas vinculadas con".... y cita otras 3 novelas. Se ve que algunos personajes repiten.
Buenas noches, sol y moscas en el Levante Hispánico. Efectivamente, tus fuentes son del todo fiables, a mi me salen tres novelas de Van Gulik, editadas por la mítica editorial "Molino" de Barcelona, vamos pura literatura de "quiosco", dicho con nostalgia y respeto, era otra época. Bueno, discúlpame, me centro; las novelas son:

* El asesinato del magistrado, dentro de Tres Cuentos Chinos, (1959).
* El monasterio maldito (1961) y,
* El biombo lacado (1962).

Fuente: detectivesdelibro.blogspot.com; que de paso recomiendo pues está muy bien presentada y completa. Buenas Noches,


P/D.- Asimismo, y en otro orden de cosas; pongo en tu conocimiento y en el de todos los que estén interesados en la narrativa tanto de ficción como de no-ficción, que estoy inventariando y reseñando pormenorizadamente mi biblioteca en el tema: Lázaro o Resucitando con los Libros.
Dentro del Foro Libre.
Gracias.
 
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¿Sabías que Mark Twain fue el primer autor en presentar a su editor un libro escrito a máquina?
ALFRED LÓPEZ 21 DE JUNIO DE 2017



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El libro Vida en el Misisipi de Mark Twain está considerado como la primera obra presentada por un autor a su editor escrita íntegramente en una máquina de escribir. El libro fue enviado en 1883 y hasta esa fecha no hay constancia de que ningún otro escritor lo hubiera hecho antes.

Hasta entonces era costumbre presentarlo escrito de puño y letra, de ahí que se llame manuscrito [del latín ‘manu scriptum’: escrito a mano], un término que hoy en día se utiliza aunque la inmensa mayoría de autores ya no lo presenten de ese modo.

Mark Twain había adquirido una máquina de escribir Remington Sholes & Glidden en 1874 y pagó por ella la friolera de 125 dólares de la época. Al año siguiente el autor envió una carta a la compañía Remington para decirles que la máquina corrompía su moral y jurando no volver a utilizarla nunca más.

Por lo visto fue un calentón momentáneo, ya que ocho años después presentó Vida en el Misisipi íntegramente escrita a máquina.

http://blogs.20minutos.es/yaestaell...entar-a-su-editor-un-libro-escrito-a-maquina/
 
@Serendi, no quiero romper tu catalogo particular de manera que te contesto aquí.
He visto tu reseña de Groucho. Tienes toda la razón en lo que dices. Leí hace años "Memorias de un amante sarnoso", fantástico.
Como personaje un genio pero como persona, con su familia, amigos y la humanidad en general debió ser bastante desagradable.
De los libros que citas parecen muy buenos en su genero pero mamma mía, un poco truculentos...... Con alguno me animaré cuando termine el que tengo entre manos.
 
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Resumen
Andrés es el último habitante de Ainielle, un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla » de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorrio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad. Publicada en 1988 y convertida hoy en un long seller, La lluvia amarilla es un símbolo del éxodo rural, una novela fundamental de la literatura española reciente que consagró a Julio Llamazares como uno de nuestros más valiosos narradores. Con motivo del vigésimoquinto aniversario de su publicación, esta edición conmemorativa incluye un prólogo de Julio Llamazares y el documental Ainielle, que recoge escenas de la adaptación teatral, el singular paisaje de pueblos y aldeas deshabitados, así como la narración de algunos pasajes de esta formidable novela por el actor José Sacristán, que invita a sumergirse de nuevo entre las páginas del libro.


Fragmento del libro:

El tiempo acaba siempre borrando las heridas.El tiempo es una lluvia paciente y amarilla,que apaga poco a poco los fuegos más violentos.
Pero hay hogueras que arden bajo la tierra,grietas de la memoria tan secas y profundas,que ni siquiera el diluvio de la muerte bastaría tal vez para borrarlas.Uno trata de acostumbrarse a convivir con ellas,amontona silencios y oxido encima del recuerdo y, cuando cree que ya todo lo ha olvidado,basta una simple carta,una fotografía ,para que salte en mil pedazos la lamina del hielo del olvido. (pag.51)



 
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