Desde mis años, buceando en mi memoria, ha acudido o más bien diría que me ha sacudido como un destello en la oscuridad un título escrito en el 1997 y publicado en el año siguiente en edición de bolsillo, no conociendo otra, se trata de: "Cuerda de Presos" de Jesús Quintero, aún entre nosotros y que sea por muchos años; conocido también por el temple y nivel de comunicación que establecía con sus interlocutores en sus entrevistas tanto televisiva como radiofónicas, medio este último donde se movia como "pez en el agua" estableciendo un grado de confianza en sus interlocutores ganada a base de miradas profundas pero no inquisitoriales sino sinceras y una entonación que te envolvía cual niebla de seda, pero leyendo en los corazones y desnudándolos en su alma como a día de hoy muy pocos lo han logrado; esto es un mérito y así hay que reconocérselo por siempre. Periodista de raza, rara avis en la comunicación actual. Eran otros tiempos, otros principios y otra educación; con sus luces y sombras pero mirándote a la cara y de poder a poder con la limpieza y sinceridad de su palabra; el verbo.
Bueno retomo este tema que se me ha ido el "santo al cielo". Bosquejo: Durante un trimestre el escritor visitó por encima de treinta penales y se entrevistó con más de un centenar de reclusos. Sus testimonios, son tanto el amargo reflejo de una cruda realidad como la aquilatación de que un giro del destino con tintes de broma puede ocasionarte sufrir un error cuya contrapartida será pasarte unos años o el resto de tu vida privado de libertad, como señal de que el Averno existe para unos; otros, en cambio, se metamorfosean convirtiendo las rejas en su nuevo hogar, como si de una madre nutricia y protectora se tratase. Cuestión de adaptarse por instinto de supervivencia o buscando el amparo de los más fuertes y "talluditos". Lo de siempre, cada uno buscando su lugar en el sol, aunque por las claraboyas carcelarias solo se alumbran sombras que te desnudan y desprotegen enseñando tus vergüenzas en un bucle, que se te antoja por angustioso, infinito caminando con pies de plomo a una eternidad que no has buscado, pero que te atraviesa tu mente cual lanzada recurrente.
Muy buen libro por el que no han pasado los años, duro a veces, como tenía que ser, y aunque con cuentagotas destila una regenación improbable; pero a quién le molesta una sonrisa de asombro y sobre todo de esperanza.
Bueno retomo este tema que se me ha ido el "santo al cielo". Bosquejo: Durante un trimestre el escritor visitó por encima de treinta penales y se entrevistó con más de un centenar de reclusos. Sus testimonios, son tanto el amargo reflejo de una cruda realidad como la aquilatación de que un giro del destino con tintes de broma puede ocasionarte sufrir un error cuya contrapartida será pasarte unos años o el resto de tu vida privado de libertad, como señal de que el Averno existe para unos; otros, en cambio, se metamorfosean convirtiendo las rejas en su nuevo hogar, como si de una madre nutricia y protectora se tratase. Cuestión de adaptarse por instinto de supervivencia o buscando el amparo de los más fuertes y "talluditos". Lo de siempre, cada uno buscando su lugar en el sol, aunque por las claraboyas carcelarias solo se alumbran sombras que te desnudan y desprotegen enseñando tus vergüenzas en un bucle, que se te antoja por angustioso, infinito caminando con pies de plomo a una eternidad que no has buscado, pero que te atraviesa tu mente cual lanzada recurrente.
Muy buen libro por el que no han pasado los años, duro a veces, como tenía que ser, y aunque con cuentagotas destila una regenación improbable; pero a quién le molesta una sonrisa de asombro y sobre todo de esperanza.