Libros, libros, libros

LITERATURA
Marcel Proust contra el tiempo: del rechazo a la gloria literaria
Se cumple un siglo de la concesión del Gouncourt al escritor fránces que propició la explosión de 'A la busca del tiempo perdido' tras años de incomprensión




imagen-sin-titulo.jpg


Retrato de Marcel Proust a los 21 años de edad, por el pintor Jacques Emile Blanche






AUTOR

JORDI COROMINAS I JULIÁN
Contacta al autor
TAGS
LITERATURA

26/05/2019

Uno puede abrir el diario de los hermanos Goncourt al azar y encontrar en cualquier línea un nombre esencial, una anécdota para resumir la segunda mitad del siglo XIX. Jules y Edmond fueron el binomio más atípico de la Historia literaria. Escribían juntos, compartían amantes y sentaban cátedra en una época repleta de estrellas en el firmamento. Cuando Jules murió en 1870 Edmond prosiguió con ese monumento, que en su edición canónica ocupa tres volúmenes, cuarenta y cinco años y cuatro mil páginas de extensión.

Cuando Edmond se encontró con la parca en 1896 se activó un mecanismo previsto desde los primeros años sesenta, durante el segundo Imperio. El testamento contemplaba vender los bienes de los hermanos y constituir un capital para conceder cada año 5000 francos oro a una obra de imaginación en prosa concedida por el jurado de los diez componentes de la Academia Goncourt, asimismo remunerados con 6000 francos anuales para poder dedicarse al arte sin preocupaciones pecuniarias. Estos elegidos no podían permanecer a la nobleza ni a la clase política y tenían vetada la aspiración de ingresar en la Academia Francesa.

Por aquel entonces los galardones novelísticos eran una rareza considerable pese a todo el auge del género desde Stendhal a Balzac hasta llegar al auge del Naturalismo, encarnado por Émile Zola. Los Goncourt no habían escrito un verso en toda su existencia y, en cambio, habían destacado en prosa con Germinie Lacerteux o Manette Salomon.




edmund-y-jules-fotografiados-por-nadar.jpg

Edmund y Jules fotografiados por Nadar en 1855



Entre las cláusulas del premio figuraba otorgarlo a la juventud, a la originalidad del talento y potenciar tentativas nuevas y arriesgadas de forma y pensamiento. En 1903 la máquina echó a andar y el vencedor fue John-Antoine Nau, un narrador franco americano. Hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial el nombre de los ganadores siguió una senda más bien heterodoxa, pero las especiales costumbres de los académicos les confirieron un aura insólita. Desde 1914 comían una vez al mes en Drouant y proclamaban su decisión anual en la última reunión del mes. Para evitar suspicacias la votación se realizaba a mano alzada al considerar poco caballeroso el escrutinio secreto. A menos de dos kilómetros del restaurante, un genio trabajaba en su habitación entre vahos, ataques de asma y unos horarios nocturnos a contracorriente al resto del mundo. Se llamaba Marcel Proust y había sido objeto de mofa por sus constantes apariciones en los salones de rancio abolengo, donde la decadencia aún bebía su esplendor antes de sucumbir a las trincheras que nunca pisaron y a un aire destinado a hundirlos en su verdadera condición mediocre. Algunos, como el poeta Robert de Montesquiou, serían modelos para los personajes de la 'Recherche', última novela del Novecientos y primera de la pasada centuria, un monstruo nacido con muchos dolores entre la incomprensión y el rechazo de una élite cultural a ese extraño personaje, incomprensible hasta la revelación de su genio.

El error de Gide
Cuenta la leyenda, cimentada en parte por las memorias de su sirvienta Céleste Albaret, que la primera opción barajada para publicar 'Por el camino de Swann' fue Gallimard, quién ni siquiera se molestó en abrir el abultado paquete con esas descripciones larguísimas, besos de buenas noches, magdalenas de memoria involuntaria, lesbianas observadas desde la distancia, melodías para activar recuerdos y amoríos entre un amigo de familia y una cocotte con ínfulas. La responsabilidad de tamaño desprecio correspondió a André Gide, aún sin ventas remarcables, pero con el prestigio de ser el contemporáneo capital y el inductor de la Nouvelle Revue Française, meca letrada hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando bajo la dirección de Pierre Drieu la Rochelle jugó a la colaboración con el invasor alemán.




andre-gide.jpg


André Gide


Ante el rechazo gratuito Proust contactó con Bernard Grasset, quien aceptó editar el libro si el autor contribuía a la causa con generosidad económica. Así surgió esta efeméride fundacional más bien absurda, con un mito autoeditándose por intereses comerciales e ignorancia de aquellos responsables de encontrar calidad más allá de un suspiro.

Gide rectificaría, llegó a calificar su error como el mayor cometido en su dilatada trayectoria, y Gallimard terminaría siendo el sello emblemático de la 'Recherche', un seguro en librerías con más de cuatro millones de ejemplares vendidos hasta el 31 de diciembre de 1980. Sin embargo, 'Por el camino de Swann' apareció en las estanterías el 27 de noviembre de 1913 con escasas esperanzas de tener repercusión. Sólo el joven Jean Cocteau hizo una reseña remarcable y de poco o nada sirvieron guiños como la dedicatoria a Gaston Calmette, director de Le Figaro, asesinado pocos meses antes del archiduque de Austria Hungría Francisco Fernando, detonante de la Gran Guerra, la plataforma idónea para alterar el orden y plantear otros paradigmas con hechuras de ciento ochenta grados.

Gide rectificaría después de rechazar a Proust y llegó a calificar su error como el mayor cometido en su dilatada trayectoria

En 1913 Proust contactó con su amigo Léon Daudet, líder de Acción Francesa y heredero de su padre entre los diez del Goncourt, para sondear si tenía esperanzas de asaltar la fama. Era un movimiento prematuro. El estallido de las hostilidades bélicas y el desarrollo del conflicto, concluido en el campo de batalla tras el armisticio de noviembre de 1918, sentarían las premisas para una oportunidad, esta vez definitiva y desgranada con pavorosa precisión por Thierry Laget, en 'Proust, Prix Goncourt, une émeute littéraire', de reciente aparición en Francia.

El hombre más odiado de Francia
1919 fue una encrucijada en todos los sentidos. El despertar de la pesadilla avivó una euforia nacionalista transmitida en lo literario a partir de libros de soldados recién llegados del frente. El máximo exponente del fenómeno fue Roland Dorgelès con 'Les croix de bois', novela convertida de la noche a la mañana en la principal favorita para obtener todos los premios habidos y por haber. A su favor intervenían tanto el suceso de crítica y público como su expediente militar, con cincuenta y cinco meses de campaña y la cruz de guerra recibida por valor moral incomparable y bravura ejemplar.

Al otro lado del ring Marcel Proust acababa de publicar 'A la sombra de las muchachas en flor', clave para entender la sucesión de su epopeya por la introducción de Balbec y de personajes como Saint-Loup, Elstir, Albertine o Charlus en ese hotel capaz de concentrar un universo personal y narrativo. Proust tenía otras desventajas. Su edad no se correspondía precisamente con la temprana edad biológica contemplada en los requisitos del Goncourt. Además el ambiente general no le era propicio. Sólo contaba con una carta: la amistad de Léon Daudet, a la postre fundamental para la resolución de este caso.




le-journal.jpg


Le Journal




El ambiente generó otros ingredientes. Entre noviembre y diciembre hubo una huelga de impresores. De este modo la publicidad de los favoritos quedó en nada, e incluso el premio' La vie heureuse-Femina', contrapunto del Goncourt y su misoginia desde el punto de vista de las mujeres electoras del ganador, retrasó su veredicto con motivo del silencio de las rotativas. Las veinte damas eligieron como fecha para su fallo el 12 de diciembre, dos jornadas después de su oponente masculino, algo nada baladí, pues el coronado con uno debía renunciar al otro, y aquí Dorgelès, henchido de orgullo, se quitó la máscara al proclamar a los cuatro vientos su preferencia por la Academia de los dos hermanos. Su suerte iría hacia otra dirección, con Proust aupado a la victoria en el Goncourt con seis votos favorables contra cuatro apostando por su oponente. Ante los hipotéticos reparos de muchos Daudet justificó la juventud de Proust a partir del talento, propio de un escritor adelantado cien años a su periodo.

Cuando Gallimard, Rivière y Gustave-Tronche le despertaron el 10 de diciembre para comunicarle el premio, Proust sólo exclamó: "¿Ah?"

En el Drouant tres señores atendían el dictamen en una mesa apartada. Cuando lo supieron emprendieron el camino hacia el 102 del Boulevard Haussmann. Ese 10 de diciembre Marcel Proust se levantó después de mediodía, procedió a la clásica fumigación de su estancia, tomó un café y volvió a la cama. Entonces sonó el timbre. Céleste abrió la puerta y notó la alteración de Gaston Gallimard, Jacques Rivière y Jean Gustave-Tronche, respectivamente responsable de la homónima editorial, director de la NRF y responsable comercial de la misma. Suponemos se ha enterado de la buena nueva. Marcel Proust se ha impuesto en el Goncourt. ¿Cómo íbamos a saberlo si no tenemos teléfono? Estupor. Bien, querríamos hablar con él. El escritor dormía, fue despertado y ante su consagración sólo consiguió pronunciar un somnoliento ¿Ah?

Al fin, tras múltiples súplicas, recibió al triunvirato. Al cabo de dos días Dorgèles recibió el Femina. Los meses siguientes fueron un constante bombardeo de críticas periodísticas con insultos, adjetivos denigrantes y valoraciones más bien pueriles de 'A la sombra de las muchachas en flor', calificado como un infumable aburrimiento en contraste con el dinamismo y ardor de 'Les croix de bois'. El nacionalismo detestó lo proustiano por su neutralidad política y los internacionalistas lo desdeñaron por su ausencia de compromiso. Aún faltaba el colofón, con la maestría de los últimos volúmenes de la 'Recherche' y su brillantez en aniquilar a esos apellidos ilustres entre perversiones y encanecimientos, estatuas atiborradas de polvo dignas de recalar en cualquier tienda de antigüedades trasnochadas. La polémica del Goncourt de 1919 siempre tendrá actualidad. Dorgèles, quien en su otoño sería presidente del jurado del Goncourt, era la inmediatez del instante. Proust, de cocción lenta pero segura, accedió al panteón de la inmortalidad aún en vida, como más tardé declaró preferir Jean-Pierre Melville en un fragmento de 'Al final de la escapada'. Más de un siglo después nadie discute su puesto.


https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-05-26/marcel-proust-premio-goncourt-centenario_2021802/




image.png
 

Juan Carlos Onetti: "Los adjetivos salen solos"


Martes, 28 mayo 2019



El día 31 se cumplen 25 años de su muerte. Muy pocos han tratado la incomunicación o la sensación del fracaso como él.



15588859720361.jpg




"Le recuerdo leyendo o escribiendo. La vida era lo que escribía. Escribía directamente a mano y yo lo pasaba a máquina.Escribía como vómitos de perro, y una vez que había terminado pasaba a otra cosa". Desde Buenos Aires y con 94 años habla con voz aún fuerte Dolly Onetti, su viuda y mucho más que su última mujer.

"Por razones distintas me gustan todos sus cuentos pero quizá más Bienvenido, Bob", continúa Dolly, y en ese relato se lee: "Usted es un hombre hecho, es decir deshecho, como todos los hombres a su edad cuando no son extraordinarios". Ese clima de derrota, de falsa de ilusión y desmayo teje la obra de Juan Carlos Onetti, de quien el día 30 se cumplen 25 años de su muerte y el 1 de julio 110 de su nacimiento en Montevideo.

Onetti era un hombre alto y silencioso que aspiraba hasta el corazón cada calada de sus largos cigarrillos. Hablaba despacio, sin dar importancia a las cosas, nada presuntuoso. En la entrevista que le hizo Soler Serrano en el programa de televisión 'A fondo' se le ve tímido, algo incómodo, balanceándose despacio en la silla, con un cenicero a su derecha y otro a su izquierda, y diciendo: "Jamás he releído lo publicado porque podría ocurrir o bien que me dijera 'qué lástima, si lo hubiera trabajado mejor... ' o 'pero qué bien escrito está, nunca escribirás así'. Me siento derrotado por mi propia obra".

A Juan Carlos Onetti parece que no le pasó nada pero le ocurrió todo. En 1974 fue detenido e internado tres meses en un sanatorio psiquiátrico por participar como jurado en el premio anual de la revista uruguaya Marcha que galardonó el cuento El guardaespaldas de Nelson Marra. El relato se censuró, la publicación fue cerrada y un año después viajó a Madrid para no volver jamás. Luis Rosales, Félix Grande e Ignacio Tena Ibarra se ocuparon de que terminara aquella pesadilla.

"A mí siempre me abandonaron las mujeres. Claro que sin duda les di motivos; y es cierto que con ellas, a medida que ha ido avanzando la vida, he ido perdiendo ilusiones y bibliotecas", confesó a Ramón Chao durante un encuentro en 1990 que duró tres días, para el programa Océaniques de una televisión francesa. De allí surgió también el libro Un posible Onetti (Ronsel), caudal repleto de reflexiones y anécdotas de su vida y de su obra: "No trabajo la frase ni la sintaxis ni el estilo. No lo hago. Me da mucha pena que no lo crea. Los adjetivos salen solos. Todo está en la imaginación. A veces me despierto por la noche -no; no me despierto, me levanto por la hora de la madrugada- pensando que hay un adjetivo mal en lo que escribí esa noche, y si lo dejo después me olvido. Entonces me he levantado para corregirlo. ¡Dolly! Confírmale a este caballero cómo trabajo. Escribo a mano, ella se encarga de marcarme las palabras repetidas y de que no queden consonancias (...) Después lo pasa a máquina y se lo manda a Carmen Balcells. Y a esperar el cheque".

Onetti vivió mucho tiempo entre estrecheces. "Juan siempre se preocupó por el dinero, siempre recordó que había pasado hambre cuando estaba con su segunda mujer (...) Robaban el pan si iban a cenar a algún lado para el día siguiente. Juan trabajó de todo, y recorría la calle Corrientes [de Buenos Aires] tratando de encontrar un amigo para pedirle cinco mangos. La mujer estaba tirada en la cama por la debilidad", se lee en Diálogos con Dolly Onetti, libro de entrevistas de Claudio Pérez Míguez y Raúl Enrique Girón de 2014 (Del Centro Editores). Así se entiende la reacción del escritor cuando le preguntaron qué le suponía ganar el Cervantes (1980): "Diez millones de pesetas".

"Hoy en día nadie duda de que Onetti es uno de los grandes narradores de la lengua española. No se trata solamente del Premio Cervantes, ni de que es estudiado en las principales universidades del mundo, resulta evidente a partir de su creación de un mundo narrativo propio, original, de gran riqueza estilística y de contenidos muy humanos". Esto lo escribe para La Esfera Hortensia Campanella, responsable de los tres tomos de las Obras Completas, editadas por Galaxia Gutenberg. "A pesar de que ejerció el periodismo en abundancia, cuenta su obra narrativa, en especial a partir de La vida breve, cuando nace su mundo de Santa María, como una fabulación que habla de los grandes temas de la modernidad: la incomunicación, la sensación de fracaso y soledad que ella implica,las tentativas del ser humano para superarla, en especial a través del amor, los modos de trascender que intenta una y otra vez", agrega Campanella.

A raíz de un curso que Mario Vargas Llosa impartió en la Universidad Georgetown en 2006, el futuro Premio Nobel releyó a Onetti "con lápiz y papel" y de allí surgió su ensayo El viaje a la ficción (Alfaguara): "En Santa María sólo hay estampas, episodios, ocurrencias que se yuxtaponen pero no se implican unas en otras como periodos de un transcurrir. La incoherencia que los caracteriza obedece a su sustancia irreal, a su naturaleza onírica, semejante a la sucesión de imágenes que desfilan por nuestra mente cuando divagamos o nos abandonamos al sueño".

"Onetti, a qué negarlo, es adictivo. Como Poe, como Dostoievski, como Faulkner, la literatura de Onetti recuerda al reclamo de aquel célebre desodorante. 'No te abandona'. Onetti es infeccioso; una vez su literatura nos ha picado, el veneno se lleva en la sangre toda la vida, generando ese tipo de fidelidades que aseguran la auténtica talla de un escritor (...) Su filosofía del hombre es tan madura, tan poco coyuntural, tan poco deudora de modas o ideologías que ser onettiano es como ser platónico: algo que compromete no sólo el modo de pensar, sino también el modo de ser". Este es un fragmento del artículo Donde el aire es más puro, de Ricardo Mendéndez Salmón, publicado en el monográfico que la revista Quimera dedicó al escritor del Uruguay en 2014.

En ese número, así describía Marta Sanz su fascinación por el autor de El astillero: "Onetti exige tomarse un tiempo largo y lento, predisponerse hacia la experiencia de la angustia, vestirse el traje de buzo para rescatar a los ahogados que se enredan en las algas al fondo de una laguna de agua negra. Debajo del lodo queda la promesa de la luz. O quizá no".

Un falso dibujo de Pablo Picasso ilustró la portada del primer libro de Onetti, El pozo. El año de la publicación,1939, es muy relevante pues apenas unos meses antes acaba de aparecer La náusea de Jean-Paul Sartre y tres años después se edita El extranjero de Albert Camus; los tres libros rastrean la desolación humana, al absurdo, al existencialismo. El pozo está escrito bajo la angustia de la falta de tabaco.

Sobre aquel inicio del todo, esto fue lo que le dijo Onetti a Ramón Chao. "Lo escribí de un tirón en Buenos Aires. Recuerdo que eran 32 páginas. Cuando el año 30, el 6 de septiembre, el general Uriburu dio un golpe de Estado, una de las primeras medidas de los milicos fue prohibir la venta de tabaco los sábados y los domingos. Así que todos los viciosos como yo tenían que hacer acopio el viernes comprando dos o tres cajetillas. A mí me ocurrió que un viernes me olvidé. Tuve un sábado y un domingo horribles, loco de ganas de fumar, me era imposible y en un ataque de malhumor me volqué en escribir 'El pozo'. Lo escribí en una sola tarde".

https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2019/05/28/5ceab528fdddff5f278b45cb.html



image.png
 
LIBRO

Bender vs. Nietzsche: ¿es 'Futurama' el último gran referente filosófico?
La serie se estrenó en 1999 y, aunque se ha emitido de manera irregular, ha conseguido una base de seguidores muy fiel


imagen-sin-titulo.jpg


Bender Doblador Rodríguez y el Diablo Robot en 'Futurama'.




MARTA MEDINA
TAGS
LIBROS
TELEVISIONES
CINE DE ANIMACIÓN



28/05/2019


Que todo acontecimiento pasado, presente o futuro ha aparecido en algún capítulo de 'Los Simpson' es un axioma: desde el escándalo del espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos o la posibilidad de hacer videollamadas a través del móvil hasta la llegada de Donald Trump al poder. 'Los Simpson', una serie que lleva desde 1989 en las parrillas televisivas de (casi) todo el mundo, ha sido objeto de ensayos sobre su impacto en la cultura popular occidental, que ha convertido a sus personajes y sus diálogos en referentes de una popularidad nunca vista en cualquier otro producto audiovisual. Sin embargo, poco se ha hablado de la serie con la que Matt Groening, padre de la criatura, quiso repetir éxito diez años después.



portada-de-futurama-y-la-filosofia.jpg

Portada de 'Futurama y la filosofía'



"¡Buenas noticias, chicos!". Blackie Books acaba de publicar 'Futurama y la filosofía', un ensayo para aquellos que reivindican (reivindicamos) la excelencia de la hermana pequeña de 'Los Simpson', una serie que no ha tenido un impacto cultural tan extendido y profundo como la primera pero que cuenta con una cohorte de fanáticos que defienden la sofisticación de una comedia animada tan hilarante como sesuda: los repartidores de Planet Express como punto de partida de una reflexión sobre la moral, la política, la economía, la esencia de la naturaleza humana o los retos medioambientales de la Tierra. Una aproximación más pop que Zizek a los principales rompecabezas a los que se enfrenta la filosofía contemporánea. Bender vs. Nietzsche, ¿quién gana el combate filosófico?

'Futurama' se emitió por primera vez en 1999. Con el cambio de milenio en el horizonte, Matt Groening propuso una serie de ciencia ficción animada en la que Fry, un tipo mediocre del siglo XX, acaba criogenizado por accidente y se despierta mil años después e un planeta que ha sido asolado por varias invasiones alienígenas, ha vivido una segunda Edad Media y una reconstrucción moderna (la ciudad en la que viven los protagonistas es Nueva Nueva York) y en pleno año 2999 alberga una sociedad que representa un crisol de culturas intergalácticas. 'Futurama' propone una distopía satírica en la que los robots conviven con los humanos —y otras especies—, existen los coches voladores, las cabinas de su***dio y el Slurm, la Coca-Cola del futuro con el poder adictivo de la heroína. 'El dormilón' es, esta vez, un repartidor de Panucci's Pizza.




la-basura-es-una-pila-de-munecos-de-bart-simpson.jpg


La basura es una pila de muñecos de Bart Simpson.



Aunque 'Futurama' tuvo una vida inconstante —dejó de emitirse en 2003, volvió en 2010 y su último capítulo hasta el momento se emitió en 2013—, los seguidores de la serie alcanzan un estatus cercano al 'talifanismo'. El público objetivo es menor y el sentimiento de pertenencia a un nicho friki, antes de que gracias a 'The Big Bang Theory' o 'Juego de Tronos' el 'frikismo' se convirtiese en una tendencia de masas, refuerza la fidelidad de una audiencia que se ríe con que Bender haya tenido una pesadilla en la que ha soñado con el número 2 o que en Cygnus X-1 ningún paparazzi pueda pillar a ningún famoso cometiendo una ilegalidad.

Groening creó la serie "para honrar y satirizar las convenciones de la ciencia ficción"

Groening creó la serie "para honrar y satirizar las convenciones de la ciencia ficción", según sus propias palabras. Pero bajo dicha premisa hay un sustrato en el que 'Futurama' se presenta como una herramienta para imaginar posibles desarrollos futuros de las principales cuestiones que preocupan a los terrícolas contemporáneos. El profesor de Filosofía Courtland Lewis ha reunido en 'Futurama y la filosofía' a un grupo de doctores, profesores y licenciados en dicha materia para analizar la relación de la serie con las teorías de algunos de los pensadores más influyentes, desde Descartes o Kant hasta Kierkegaard, Nietzsche y John Stuart Mill.



la-evolucion-robotica-segun-futurama.jpg


La evolución robótica según 'Futurama'.


Probablemente no sea consuelo para Dani Mateo, pero antes que él hubo alguien que enfureció a la turbamulta haciendo chanza con una bandera. Fue en el capítulo 'La Tierra contra Zoidberg', de la primera temporada, en el que el pseudomédico pseudocrustáceo decide celebrar su libertad individual comiéndose una bandera de la Tierra, primero, y quemando otra después. Zoidberg grita: "¡Sí, he profanado la bandera, pero para proteger la libertad que representa!". Pero las explicaciones del doctor no funcionan y la masa enfurecida quiere hacerle pagar la afrenta al sentimiento patriótico de los terrícolas. Esta escena sirve en el libro para plantear el choque entre las libertades individuales y la voluntad de la mayoría según las ideas del filósofo británico John Stuart Mill y su defensa de la libertad de expresión. "Si toda la humanidad excepto una persona tuviera una opinión, y sólo esa persona tuviera la contraria, la humanidad no estaría más justificada a silenciar a esa persona que lo que esa persona estaría a silenciar a la humanidad", dejó escrito.

Zoidberg grita: "¡Sí, he profanado la bandera, pero para proteger la libertad que representa!"

Si Kant definió la mas***bación como "auto-abuso" y uno de los actos más perversos e ilícitos, incluso por encima del su***dio, Nietzsche creía que mucho de lo que la sociedad considera perverso es, en realidad, un reflejo de los prejuicios y temores alentados por la moralidad. ParaFreud la perversión era un fenómeno psicológico en el que el individuo trata de escapar de su ansiedad sexual "buscando un sustituto simbólico que podría traer placer". Tres diferentes formas de entender la perversión y la moralidad que 'Futurama y la filosofía' analiza a través de personajes como Zapp Brannigan, el capitán estelar con la libido más alta y la falda más corta, o Bender, que contraviene la moral convirtiéndose en un robosexual al mantener una relación con un ser humano como Amy.



bender-y-una-roboprostituta.jpg

Bender y una roboprostituta.


La serie de Groening también propone una reflexión interesante sobre el futuro que depara a la tierra si seguimos esquilmando recursos y generando desechos a mayor velocidad que la capacidad del sistema para reciclarlos. En este sentido, el capítulo 'Un enorme montón de basura' plantea el problema medioambiental más acuciante, junto al calentamiento global, al que se enfrenta la humanidad de manera colectiva. Los guionistas de 'Futurama' apunta a un culpable: el capitalismo, en el que "es más barato comprarse algo nuevo que reparar el objeto antiguo", como reflexiona la divulgadora estadounidense Elizabeth Royte. Una paradoja que se está haciendo más acuciante en sectores como el de la comida a domicilio, en la que es más barato pedir comida precocinada a casa que bajar al mercado a comprarla y cocinarla uno mismo.

Para 'Futurama', la sociedad del siglo XXI es “la más derrochadora de la historia de la galaxia”

En la serie, la ciudad de Nueva Nueva York se enfrenta a la posibilidad de que una bola gigante de basura enviada al espacio 500 años atrás choque contra el planeta sembrando caos, muerte y destrucción. Esconder la chatarra debajo de la alfombra no sirve: tarde o temprano reaparece. Y en este caso, la tripulación de Planet Express se enfrenta a la disquisición sobre la naturaleza de la basura y la necesidad de reutilizar la materia para no generar una cantidad inasumible de desechos. "Una bola gigante de basura es el enorme recordatorio de todos los objetos fabricados y comprados durante el siglo XX y convertidos en basura"; la sociedad del siglo XXI es “la sociedad más derrochadora de la historia de la galaxia”, plantea la serie. Sin embargo, en el siglo XXXI hasta los sándwiches se preparan a base de trozos sobrantes de otros sándwiches. Reciclaje o barbarie. A través de una premisa tan aparentemente absurda como una tripulación pacata luchando contra una bola gigante de basura, 'Futurama' invita a encontrar la relación entre sociedad-política-medioambiente más allá de leyes puntuales. "La basura deja ver la relación del mercado con la naturaleza; desvela la política medioambiental escondida en los bienes manufacturados", propone Royte.



otra-imagen-de-futurama.jpg

Otra imagen de 'Futurama'.


Estos son sólo algunas muestras de las relaciones entre 'Futurama' y la filosofía que propone el último libro de Blackie Books. Porque también hay lugar para disquisiciones sobre dónde reside la naturaleza humana en un mundo en el que la robótica y la biotecnología cada vez están más desarrolladas, sobre la existencia de Dios y de uno mismo, sobre la dimensión relativa del tiempo y sobre la muerte. Porque pedir que te besen el "brillante culo" no está reñido con plantear una lectura más o menos profunda del futuro que nos espera y, por ende, de nuestro presente inmediato.

https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-05-28/futurama-filosofia-courtland-lewis_2021094/



 
¿FEMINISMO EN EL SIGLO XVI?

¿Quién fue realmente Shakespeare? La nueva teoría que puede cambiarlo todo
Las sospechas de que fuera una mujer la verdadera autora de las obras no para de crecer entre ciertos sectores de la academia. Ahora, las pesquisas apuntan a una mujer italiana



quien-fue-realmente-shakespeare-una-nueva-teoria.jpg


Detalle de 'El Retrato Chandos', atribuido a John Taylor. (Wikipedia)




E. ZAMORANO
01/06/2019



Mucho se ha especulado sobre la verdadera identidad del mayor dramaturgo de las letras inglesas. Aunque la versión de que William Shakespeare no era el verdadero autor de sus obras sigue siendo minoritaria, se han dedicado ríos de tinta a criticar la versión oficial. Al igual que sucede con Mary Shelley o Charlotte Brontë, muchas autoras de la época debían firmar con seudónimo para que sus obras tuvieran el impacto que se merecían. Por ello, los estudiosos del literato han especulado mucho sobre su vida, sexualidad e, incluso, sobre su género. Tal es así que desde hace más de cien años, hay dos corrientes en permanente choque al respecto: los “stratfordianos” (aquellos que verdaderamente creen que es el autor legítimo) y los “anti-stratfordianos” (los que defienden que se trataba de otra persona).

“Shakespeare no tiene héroes, solo heroínas”. Esta apreciación atribuida al escritor y crítico de arte del siglo XIX John Ruskin (famoso por ejercer una notable influencia en el propio Mahatma Gandhi), no es precisamente baladí. A lo largo de su exquisita producción, el dramaturgo supo retratar personajes femeninos cargados de fuerza y rebeldía: al menos diez de ellas desafían a sus padres por obligarlas a amar a alguien a quien no quieren y otras ocho se disfrazan de hombres con el fin de burlar los controles patriarcales. En resumen, la obra shakespiriana contiene más intercambios de género de los que se pueden encontrar en la obra de cualquier dramaturgo inglés anterior.

¿Por qué fue capaz de escribir como si fuera una de ellas, de una manera tan perfecta e inigualable?


Esta es la opinión de Elisabeth Winkler, una veterana periodista que ha publicado un artículo en 'The Atlantic' con el que ha vuelto a reavivar el debate sobre la verdadera autoría del escritor. “Venid aquí, espíritus / que os ocupáis de los pensamientos mortales, privadme de mi sexualidad / haced que mi sangre se vuelva espesa / haced que nunca me arrepienta”, cita en un párrafo extraído de 'Macbeth'. Según ella, este fragmento es uno de los muchos en los que se deja entrever la rebelión femenina contra su estado de sumisión por el hecho de ser mujer.


No es la única: Beatriz en 'Mucho ruido y pocas nueces' reniega enfurecida de las condiciones impuestas por su s*x* (“Oh Dios, ¡ojalá fuera un hombre! Me comería este corazón en el mercado”), Isabella en 'Medida por medida' teme que su palabra no sea tenida en cuenta a la hora de juzgar a Angelo, un violador ( “¿A quién debo llevar mi queja? Yo le dije, / quién podría creerme?”), Kate en 'La fierecilla domada' se niega a ser silenciada por su marido (“Mi lengua transmitirá la ira de mi corazón / o sino, mi corazón oculto se romperá”) o, incluso, el personaje de Emilia en 'Otelo', antes de que Iago la mate, estalla en una gran lamento por la igualdad de las mujeres (“Que todos los esposos sepan / que sus esposas tienen tanto raciocinio como ellos”).

La única obra publicada por Emilia Bassano es un libro de poesía que "aboga por la liberación femenina contra la opresión masculina"


Otra de las razones de peso para creer que existió una autoría femenina detrás de estos clásicos del teatro es el profundo conocimiento de la psicología de las mujeres que, en muchos casos, dibujaba la trama bajo estos ojos femeninos. “¿Por qué Shakespeare fue capaz de ver con claridad la posición social y vital de la mujer, escribir como si fuera una de ellas, de una manera tan perfecta que no pudo ninguno de los otros dramaturgos de la época?”, se pregunta Tina Packer, actriz y especialista mundial en el dramaturgo, quien actualmente dirige la compañía de teatro Shakespeare & Company. Del mismo modo, también existen múltiples alianzas entre mujeres en el argumento de los dramas y comedias para realizar alegatos feministas. “Conspiremos juntas contra este caballero grasiento”, resuelven las protagonistas de 'Las alegres esposas de Windsor' cuando deciden vengarse del malvado John Falstaff.

El pintor Francis Bacon, el decimoséptimo conde de Oxford, Edward de Vere, o el también poeta y dramaturgo Christopher Marlowe son las opciones que más se han barajado como candidatos alternativos a ser los verdaderos autores. Los “anti-stratfordistas” se apoyan en supuestas lagunas y ambigüedades en la documentación histórica del dramaturgo, el convencimiento de que las obras escritas requerían un nivel cultural más elevado del que se le atribuye o simplemente mensajes en clave dispersos por sus obras.

"Apropiciacionismo cultural de género"

Winkler va más allá y se reafirma en su suposición de que, verdaderamente, Shakespeare era mujer: “Sentí que había llegado el momento de reconsiderar el debate sobre su autoría: ¿alguna vez alguien ha propuesto que el creador de estos personajes femeninos extraordinarios fuera una chica? Cada uno de las posibilidades de que fuera hombre requiere una teoría elaborada y ninguno de los candidatos ha logrado destronar al oficial. Tan solo una sencilla razón haría que el de Stratford necesitara un seudónimo en la Inglaterra isabelina: ser mujer”.



portada-de-shakespeare-s-dark-lady-de-john-hudson.jpg

Portada de 'Shakespeare's Dark Lady', de John Hudson.



En realidad, es una opción que ya se ha puesto sobre la mesa. John Hudson, uno de los mayores especialistas en la obra shakespiriana del mundo, apuesta por Emilia Bassano Larnier, la primera mujer de la historia en reafirmarse como poeta profesional. Nacida en Londres en 1569 en el seno de una familia de inmigrantes venecianos judíos, fue una de las primeras mujeres en Inglaterra en publicar un solo volumen de poesía, titulado'Salve Deus Rex Judaeorum', “sorprendententemente feminista que aboga por la liberación femenina contra la opresión masculina”.

¿El motivo? Haber estado toda la vida sirviendo a hombres. Ya desde su adolescencia sirvió como doncella para Lord Chamberlain, Henry Carey, gran organizador de las representaciones teatrales y patrón de la compañía de Shakespeare. Esto hace pensar en los roles secundarios desempeñados por el género femenino en la dramaturgia de la época,ya que como Winklers vuelve a apreciar, “los académicos han establecido que las mujeres estaban involucradas en el negocio de compañías como patrocinadoras, accionistas, proveedoras de disfraces o taquilleras”.

Esta serie de datos hace suponer que, de hecho, ya sea por la apropiación del talento de otras mujeres que permanecían detrás del telón, ya sea por parte del propio autor oficial (en este caso Shakespeare) como por los dueños de las compañías u hombres del mundo del teatro que le sucedieron, se ocultó la verdadera autoría de las obras más famosas del dramaturgo para asignárselas posteriormente al de Stratford.

Una de las razones con más peso para sospechar de que Amelia Bassano estaba detrás de algunas de sus obras es que Shakespeare no salió de Inglaterra en toda su vida. Teniendo en cuenta que muchos escenarios están ambientados en países como Italia (como por ejemplo el de la más famosa, 'Romeo y Julieta'), con su correspondiente folclore en los objetos y costumbres representadas, no resulta nada difícil señalar a Bassano y a su personalidad latina y mediterránea como quien verdaderamente estaría detrás de la confección de los textos.

“La vida de Shakespeare está muy bien documentada; sin embargo, ningún registro de su vida lo identifica de forma inequívoca como escritor", concluye Winklers en el diario norteamericano. "Los más de 70 documentos que existen lo muestran como un actor, un accionista de una compañía de teatro, un prestamista y un inversor inmobiliario. En ellos, se demuestra que evadió impuestos, se le multó por acumular grano durante una escasez, presentó demandas menores y fue sujeto a una orden restrictiva. El perfil es coherente con el de un empresario mercenario de la industria del entretenimiento en la época del Renacimiento”.

https://www.elconfidencial.com/alma...are-historia-mujer-sexualidad-teoria_2037950/
 

LIBRO : BESOS DE DOMINGO , de Sívia Soler


Besos de domingo es una novela sobre las pequeñas revoluciones personales que miles de mujeres, auténticas heroínas cotidianas, tuvieron que llevar a cabo en este país para construir su felicidad en el entorno hostil y asfixiante de la dictadura y la represión religiosa. La protagonista, Valèria Isern, consigue afianzar su relación en un tiempo en el que amarse era un pecado, cuando los besos que duraban un poco debían reservarse para los domingos.
Alrededor de su historia de amor, aparentemente ingenua, Valèria construye una vida plena, intensa y sabia. Su historia encuentra el contrapunto en la correspondencia que mantiene con su amiga Elisa, quien elige irse del país para lograr la libertad personal y la realización profesional. Un relato cargado de emoción y sentimiento que conmoverá a los lectores.


image.png
 
ADELANTO EDITORIAL
Acero y gloria en el infierno de Lepanto, la batalla naval más sangrienta de la historia
El autor del éxito 'Inglaterra derrotada' publica ahora una novedosa forma de relatar la historia de España; un libro muy recomendable del que adelantamos aquí uno de sus capítulos



imagen-sin-titulo.jpg


La batalla naval de Lepanto, según Andrea Vicentino (1580).





AUTOR

ÁLVARO VAN DEN BRULE
Contacta al autor
TAGS
MEDITERRÁNEO
MONARQUÍA


04/06/2019




Nada bueno resulta de llorar por aquello que ya se ha perdido, y si no, que se lo digan a los turcos tras la escandalosa derrota sufrida en Lepanto en la costa occidental de Grecia, allá por el año del Señor de 1571 en una de las más aciagas batallas de la historia, donde el pensamiento estratégico de los complacidos otomanos brilló por su ausencia y por el volumen de su arrogancia y autosuficiencia. A veces, saber demasiado puede resultar una agonía; y eso o algo parecido, fue lo que les sucedió a los anatolios, que llevaban repartiendo estopa de forma reiterada desde in illo tempore hasta que tropezaron con la horma de su zapato. En el recuerdo de todos pesaba como una lápida la trágica caída de Constantinopla un 29 de mayo del año 1453, un año fúnebre, donde probablemente se diera uno de los pasos de página más importantes por su mortífera huella en la historia conocida.



Saramago decía con su inapelable sabiduría, que jamás en ningún lugar de este atribulado planeta, cualquiera de las religiones haya servido para que la humanidad se acercara con respeto y sin temor - quizás, solo el budismo haya estado cerca de cumplir estos propósitos tan elevados como compendio de valores y coherencia con ellos-, a través de los credos, ya fueran de orden teísta o politeísta, pues solo han traído a este orfanato cósmico, horror y terror por doquier. Muchos principios de elevada composición ética y altas miras fueron interpretados por hordas de barbaros intelectuales en procesos alineados con el más puro salvajismo y así nos fue, y así nos va; que de la naturaleza de la bondad que es la esencia de cualquier filosofía que emane de la inspiración o contemplación de lo divino como un alto referente de respeto, amor y compasión por el otro; las acciones humanas de sus intérpretes han convertido la historia en un lugar de acontecimientos luctuosos y sangrientos para la humanidad. Igual que hablo de religiones, hablo de ideologías extremas, qué más da que da lo mismo.




acero-y-gloria-la-esfera.jpg

'Acero y gloria'. (La Esfera)



Posiblemente, si omitiéramos la batalla de Kursk en la II Guerra Mundial, la carnicería que causó Aníbal a Roma en Cannas, o la masacre de Otumba entre otras grandes catástrofes infligidas por unos seres humanos a otros; Lepanto ha podido ser probablemente el más sangriento enfrentamiento de la historia de la humanidad, entendido como confrontación naval. Tras aquella luctuosa jornada (la más alta ocasión que vieron los siglos, Cervantes dixit), más de cuarenta mil cuerpos sin ánima se habían volatilizado de la realidad humana tras un combate de algo menos de diez horas de duración y de una intensidad dramáticamente infrecuente. El horror se había manifestado en su más radical acepción y como macabro récord, no deja de ser algo antológico por el número de bajas causado en tan breve tiempo. No se recuerda una batalla por tierra o mar, de proporciones tan apocalípticas.

La presencia turca durante mucho tiempo representó una lacerante humillación tanto en el Mediterráneo como en las tierras al este de la actual Austria. Cuando en 1570 la isla de Chipre, una tradicional posesión veneciana, fue tomada por asalto y sin previa declaración de guerra; este suceso traería como consecuencia la formación de la Liga Santa, auspiciada por el Papa, Venecia, Génova, Malta (con una presencia simbólica) y la monarquía de Felipe II. La participación española, fue determinante para la consecución de tan grandioso objetivo, pues se pudieron detraer innumerables efectivos con una altísima preparación en combate ya que la guerra de Flandes estaba en un compás de espera en ese momento.

Una flota intimidatoria
En los prolegómenos de la idea de dar un escarmiento a la temida e indiscutible potencia que era el Imperio Otomano habría que resaltar que en los momentos previos a la crucial batalla de Lepanto, en los primeros días del gobierno de Selim II, los turcos habían dinamitado unas buenas y añejas relaciones con los conspicuos y omnipresentes mercaderes venecianos al conquistar en el año 1570-1571 la fértil isla de Chipre. La capital de Chipre, Famagusta a la sazón, no pudo resistir el brutal asedio otomano que incluía dentro de las habituales lacras de un cerco de esa magnitud, el lanzamiento diario vía catapulta de más de un centenar de cabezas de prisioneros cristianos y de esclavos de todas las latitudes bajo el control de los anatolios. Cuando ya los alimentos y el agua almacenada en previsión de un socorro que nunca llegaría se habían agotado, dentro de la ciudad se dieron actos de canibalismo sobre los muertos caídos en combate mientras se improvisaban balsas de cueros solapados para la obtención de agua de rocío en un acto de extrema supervivencia. Tras dos meses de una enconada resistencia nunca llegaría refuerzo alguno y el pulgar de la historia determinó la muerte expeditiva y fulminante de más de 30.000 inocentes en una orgia de sangre sin parangón. El resto de los vivos – unos 20.000- hubieran deseado no haber nacido. Al tercer día de saqueo, Famagusta era una gigantesca tea en medio del Mediterráneo.




selim-ii.jpg






Esta estrategia de erosión orientada a acabar con el "cordón veneciano", una serie de islas en el Egeo y Adriático, actuaban a modo de eslabones o bases de abastecimiento a la par que de mercados de intercambio de tejidos, especias, conocimientos, etc. Cuando ya estaba calentito el asunto, Pio V, el Papa del momento vio que las desavenencias entre venecianos y turcos abrían una posibilidad real en un momento óptimo para formar la anhelada Liga Santa.

En toda la Europa católica, se iniciaría una gigantesca recaudación en más de 400.000 parroquias y conventos quedando así financiado en parte el propósito de una "Gross Coalition" integrada por La Monarquía Hispánica, el Papado, la Orden de Malta, Génova y Venecia, el Ducado de Saboya, y otros varios ducados italianos de forma más testimonial. Francia se quedaría mirando para otro lado, recurso muy habitual de la diplomacia gala, siempre muy grandilocuente en las formas, pero sustancialmente vacía de contenido a la hora de los grandes compromisos.

El día 24 de mayo de 1571, el pontífice Pío V reúne a los representantes de Venecia y España- los pesos pesados de la coalición- que finalmente firman los acuerdos preliminares de la Liga Santa. Esta decisión es tomada ante el estupor generalizado por las noticias de la caída de Chipre y la masacre sobrevenida y por la alarma que genera la potente flota reunida por los turcos. De esta manera, quedan solapadas bajo la misma bandera, España -que aportaba la mitad del total en hombres y naves -, Malta, Génova, Venecia, el ducado de Saboya, la Toscana y los Estados Pontificios.




don-juan-de-austria-inmortalizado-por-juan-pantoja-de-la-cruz.jpg




Ese mismo mes, había viajado a Madrid el purpurado Miguel Bonelli, cardenal de la curia vaticana para refrendar en la iglesia de Santa María una misa en honor de Juan de Austria, Generalísimo desde ese momento, de la Armada aliada. El hijo bastardo del que fue Gran Emperador de la cristiandad, Carlos I de España, es visto ya como un salvador por parte del, pueblo, líderes y soldados. Los turcos, arrecian por su parte en sus ataques a los buques católicos de todas las naciones que configuran la Liga Santa.

Tras salir de Barcelona con cerca de ochenta galeras, se dirige a Génova para integrar la armada de Andrea Doria y por las mismas, pone rumbo al sur hacia Mesina. Reunida en el puerto de Mesina, la armada combinada formaba una fuerza intimidatoria jamás reunida hasta aquel entonces en las ancianas aguas mediterráneas. Más de 200 fragatas, galeras, cocas de transporte, rapidísimos pataches de exploración y barcos de menor importancia, transportaban a la elite de la infantería de la época, los Tercios, empeñados en conjurar las atrocidades de aquella hidra sin miramientos. Diez compañías del Tercio de Nápoles de Pedro de Padilla, sumadas a otras 6 compañías del Tercio de Miguel de Moncada y 9 compañías del Tercio de Sicilia de Diego Enríquez, todas ellas armadas de espada larga y corta para el combate cuerpo a cuerpo tan previsible como desalmadamente carnicero, más sus correspondientes arcabuces para cada uno de los integrantes y todos ellos además un pistolón de bola de plomo que se cargaba siempre tras una simulada retirada táctica en forma escalonada, una técnica inventada y heredada del glorioso Gran Capitán y de una eficacia mortífera a juzgar por las enormes bajas causadas durante el combate entablado en Lepanto.

Más de 200 fragatas transportaban a la elite de la infantería de la época, los Tercios

Tras ser tomada la decisión de emprender la acción de escarmiento con una potente expedición naval, la flota de los coaligados reunida en el puerto siciliano para debatir el plan de acción. Quedaba por decidir el objetivo de la campaña. Básicamente la destrucción de la flota del almirante turco Alí Bajá estaba fuera de toda duda. ¿Pero cómo plantear la batalla en cuestión? ¿A domicilio yendo a su encuentro? ¿Atrayéndolos a mar abierta?

La que prevaleció finalmente fue la de ir a por ellos. Entonces, la enorme armada cristiana de la Liga Santa abandonó Mesina con el claro objetivo de ir a por todas. Las naves otomanas fueron avistadas un siete de octubre en el golfo de Lepanto, actualmente, golfo de Corinto. La fuerza de los coaligados en defensa de los intereses de la cristiandad, más allá de los objetivos primarios de carácter religioso, ocultaban la recuperación de las vastas extensiones mediterráneas como zonas de comercio de carácter prioritario y de actuación militar preferente en sus variantes secundarias, o lo que es lo mismo, acabar con la lacra de la piratería berberisca amparada desde Estambul.

La fuerza era más que considerable por parte de aquella especie de cruzada contra los del turbante. Alrededor de 207 finas galeras de puente corrido y castillete en popa dotadas de bombardas y falconetes para repartir postas a granel, seis potentes galeazas muy artilladas y de gran porte con amuras extraordinariamente altas para la época, y 20 navíos armados con artillería menor y un elenco de fuerzas de los tercios dotados de un entrenamiento extraordinario con arcabuces y pistolones de avancarga por cada infante. El conjunto, con algunos bergantines y fragatas sueltas, definían un sumatorio de unas 1.215 piezas de artillería. En lo tocante al contingente humano, se estima que iban embarcados según estimaciones variadas y a veces contradictorias,cerca de 90.000 hombres entre las gentes de mar, galeotes e infantería naval.

Un Dios salvaje
Alí Bajá por su parte no tenía reservas o dudas sobre su papel. El sultán le había dado instrucciones precisas de aniquilar la flota cristiana, para ulteriormente represaliar con dureza en acciones secundarias a Europa por todos sus flancos. Su flota, superior en naves, sumaba alrededor de 221 galeras, 18 rapidísimas fustas que por lo general actuaban como naves de exploración, y una treintena de grandes galeotas, mas tenían como desventaja que portaban casi la mitad de la artillería que sus adversarios, lo que posteriormente decantaría la batalla. Los efectivos humanos rondaban los 80.000 hombres-, con muchas menos armas de fuego individual y más enfocado a los arcos, ballestas y alfanjes para el cuerpo a cuerpo. Los jenízaros sí, llevaban mosquetería, pero esta era inferior en calidad, precisión y largueza de tiro.

Se hace necesario recordar en este punto, que el occidente cristiano, llevabaaños de derrotas y en retirada en todos los frentes, sometido a una forma de crueldad desconocida infligida por el extremismo más rotundo de un islam en plena expansión e inspirado en las consignas del profeta Mahoma cuyos dictados contra “el infiel” eran pasto sólido para las mayores atrocidades amparadas – y esto es clave-, por su interpretación de un Dios que era la antítesis de la magnanimidad. Este Dios, llamado Allah no difería mucho en sus punitivas acciones con respecto al Dios de los cristianos (no olvidemos las carnicerías causadas por los cruzados o las persecuciones religiosas contra las voces discrepantes de los arrianos, cátaros o protestantes), pero lo que caracterizaba sus actuaciones contra los creyentes del bando opuesto, era el salvajismo extremo en su forma de hacer la guerra.




la-batalla-de-mohacs-de-bertalan-szekely-1866.jpg




Los método usados antes y después de la batalla de Mohacs en 1526 ante la presencia de un sol implacable en las llanuras del sur de Hungría- violaciones multitudinarias, empalamientos a cámara lenta con contrapesos para alargar la agonía de las víctimas, siembra de sal indiscriminada en las tierras de labor, tierra quemada discrecionalmente, amputaciones brutales, etc.- inauguran una nueva dimensión en las formas de hacer la guerra bajo el reinado de Suleiman el Magnífico ; eso, sin olvidar la crueldad sobre los vencidos en Chipre, Constantinopla, etc. Occidente vivía sobrecogido ante la inminencia de su desaparición como civilización.

La Europa del renacimiento quería volar con sus nuevas expresiones artísticas revolucionarias, pero tropezaba con el lastre de la falta de un mecenazgo digno de tal nombre, pues la guerra permanente contra los sarracenos, se llevaba prácticamente todos los recursos de las naciones cristianas del Mediterráneo en un permanente ejercicio de supervivencia. Los otomanos se paseaban por las desaparecidas posesiones del Imperio Romano de Oriente como Pedro por su casa.

El flujo de mercadería por el mar Mediterráneo estaba literalmente colapsado por el terror de una piratería desbordada

La situación era en líneas generales, insostenible. El flujo de mercadería por el mar Mediterráneo estaba literalmente colapsado por el terror de una piratería desbordada por parte de esta turbamulta desatada de turbantes al amparo de la verde bandera con la media luna amenazante. Para mayor abundancia, el este de Europa había sido arrasado con formas de crueldad y esclavismo desconocidas y los éxodos de población aterrorizada ante el avance otomano desbordaban los caminos y ciudades. Los otomanos habían llegado a tocar las aldabas de las sólidas puertas de la imperial ciudad de Viena con la traicionera complicidad francesa y el estupor del resto de reinos continentales.

Hacia octubre del año del Señor de 1571, La Liga Santa, una coalición cristiana formada a regañadientes por temas de protagonismos y proporciones en las cuotas que debían de aportar sus miembros coaligados, embarcaban como un demoledor ariete en su vanguardia a una infantería que apuntaba maneras desde hacía décadas–los Tercios–, que en un papel más allá de lo heroico, enfrentarían en el golfo de Lepanto a una descomunal flota otomana que venía aterrorizando todas las latitudes regadas por el Mare Nostrum sin excepción geográfica alguna. Daba igual si tenían que combatir a los tranquilos mercaderes venecianos en Chipre, invadir Sicilia, atacar a las órdenes militares o alentar a los piratas de Berbería, saquear a pisanos y genoveses, asaltar las costas del sur de España o esclavizar a decenas de miles de desgraciados arrancados de sus anodinas vidas mientras eran capturados en sus terroristas razzias costeras.

Prolegómenos de la batalla
Pero hubo un momento en el que un silencio metafísico comenzó a cobrar la forma de un rumor incipiente que clamaba una respuesta a aquella minusvalía política y militar, y la parálisis dejó de ser tal.

Nadie en aquel tiempo, pensaba que era posible cambiar la historia, la resignación campaba a sus anchas y la obscenidad de la impotencia habitaba en lo más íntimo de los afectados por aquella ola de gentes con turbante que amparados en la impunidad de la religión, atropellaban sin escrúpulos ni compasión a la par que arrollaban las sencillas vidas de las gentes humildes a las que reducían a la onerosa esclavitud, demolían los sueños de doncellas en edad de merecer que acababan siendo esclavas sexuales en remotos serrallos de un oriente furibundamente machista , colapsaban el comercio marítimo sin reparo alguno, saqueaban sin reparo , y demolían naciones enteras a su paso. Parecía apuntar la inescrutable flecha de la historia hacia la permanencia de un estatus inamovible en una agonía sin fin.

Pero la blindada idea de la imbatibilidad turca, tenía un ángulo muerto.




batalla-de-lepanto.jpg





Ali Pachá, de quién se decía que su juventud era tan desproporcionada como su colosal ego inmaduro, lideraba más allá de la veintena, un total de 274 naves (incluyendo las de avituallamiento) y más 35.000 hombres de guerra, sin sumar galeotes ni marinería. A pesar del mayor número de naves, sus galeras eran considerablemente más pequeñas y sus tropas, bisoñas, si exceptuamos a los escasos dos millares de jenízaros, guardia personal del sultán. A Ali Pacha a bordo de la Sultana, le acompañaban dos expertos marinos más enfocados a la piratería y no tan diestros cuando se trataba de plantar cara a gente armada y menos, si estos eran profesionales. Uluch Ali, era un cristiano renegado, y Amurat Dragut era un temido corsario especializado en la captura de esclavos.

Solo había un discrepante y este era Petrev, un general de infantería que argumentaba que la mayor parte de la tropa embarcada no había combatido nunca y su preparación era más que cuestionable. Lamentablemente, los furibundos capitanes cercanos al entorno del sultán clamaban la Guerra Santa contra el infiel, y ese fanatismo ciego fue su perdición.

El principio del fin de aquella forma de terrorismo amparada por la religión, se presentó cuando Juan de Austria, la emblemática figura que acabaría liderando las fuerzas europeas, un ciudadano de uniforme llamado a ocupar el más alto sitial en el olimpo de los héroes “cogió su fusil”.

Juan de Austria era un demonio desatado, un auténtico profesional de la milicia de dotes excepcionales

Hermanastro de Felipe II compartía el mismo molde que Alejandro Magno, Aníbal o siglos más tarde, Erwin Rommel. Temerario, era la cara opuesta a la prudencia que caracterizaba a su regio hermano. Su porte principesco y mandíbula afinada, le conferían una aristocrática disposición. Más allá de dominar el arte militar en su más amplia expresión, detentaba una portentosa imaginación capaz de recular hábilmente desde la compresión de una mera escaramuza en un espacio reducido en el campo de batalla, hasta explosionar en un alarde de capacidades innatas que dejaban descolocados a sus adversarios. Era, en la acepción más benévola, un demonio desatado, un auténtico profesional de la milicia de dotes excepcionales.

La compleja confección y elaboración de los mimbres de la flota que enfrentaría a los turcos, estaba presidida por delicados equilibrios diplomáticos. Con sutil habilidad, Felipe II había trazado a través de su hermanastro Juan de Austria tras arduas negociaciones, la armazón de una flota combinada con los más prestigiosos almirantes de la época, de manera que antes de que comenzaran las complicadas mareas de septiembre, se hubieran cerrado pactos para evitar agravios entre los protagonistas que iban a asistir a aquel macabro escenario que se avecinaba inexorablemente. Cerrar malentendidos e impedir conflictos de protagonismo que obstaculizaran aquella compleja y magna tarea era algo imperativo antes de presentar su tarjeta de visita al arrogante Ali Pacha. Asimismo, se hubo de convencer al viejo y reticente almirante veneciano, Sebastián Veniero, de que embarcara a 4.000 soldados españoles de los tercios en sus galeras, pues estas contaban con un número de infantes de escasa preparación además, muy mermados en número y carentes de una equipación digna de tal nombre.

Felipe II había trazado a través del almirante el armazón de una flota combinada con los más prestigiosos almirantes de la época

Otra disposición afortunada y añadida, fue la de deshacerse de los mascarones de proa y espolones de las galeras reales introduciendo en las mismas, unas letales baterías que contaban con cinco cañones alineados que antes de los preceptivos abordajes, escupían una cantidad de metralla que dejaba a las tripulaciones adversarias sumidas en profundas meditaciones metafísicas.

En 'La Eneida' de Virgilio, la imperecedera frase 'Audentis fortuna iuvat': A los que se atreven sonríe la fortuna, fue quizás el punto de inflexión a través del cual se refleja un cambio de actitud y una metamorfosis por la que se trasvasa la parálisis adherida en occidente, del miedo al valor, en una alquimia necesaria y obligada en una Europa que pasa de una actitud permanentemente defensiva por su fragmentada división y guerras intestinas, hacia un propósito conjunto de más altos vuelos y aspiraciones más elevadas. Es quizás, la primera vez en que se da una visión de conjunto, de comunidad, de colectivo con una especie de identidad común ante un adversario de proporciones gigantescas.

Siete de octubre
Una mañana temprana de un siete de octubre, en régimen de descubierta, una temeraria y rapidísima fusta turca avistaría con consternación y estupor a partes iguales la que se les avecinaba. Como en un cuadro puntillista de Seurat, la retina del sorprendido capitán otomano, quedaría impactada ante la presencia de centenares de velas que se aproximaban acompañadas bajo la rítmica cadencia de los tambores que dirigían el sudado esfuerzo de los desgraciados forzados en su rumbo hacia el golfo de Corinto. La mayoría de ellas eran galeras que al compás del chifle (un sonoro y potente silbato) tensaban bajo la terrible figura del cómitre varias hileras de remos que daban un empuje adicional a aquella gigantesca flota venida del oeste. Aquellos desgraciados que habían cometido algún delito ya fuera mayor o menor, no solo penaban en las sentinas de aquellas agiles naves, sino que además tenían que enfrentar durante la batalla, ya fuera el hundimiento de sus naves o la esclavitud ante sus nuevos amos; vamos, un dilema de calibre.

Por su parte, desde la capitana turca, la bandera verde del profeta ondeaba desafiante bajo música de címbalos y trompetas. En el otro lado, un silencio espectral y casi místico ante el momento tan crucial que se avecinaba, solo era roto por las oraciones musitadas por la tropa cristiana. Los hijos de Allah, al revés, configuraban un griterío que aturdía a distancia, pero era solo fuego fatuo como se demostraría a posteriori. Momentos antes de la gran colisión, Juan de Austria, lanza una arenga histórica a los suyos en la que pone el acento en la épica "Hijos, a morir hemos venido, a vencer, si el cielo así lo dispone. No deis ocasión a que, con arrogancia impía, os pregunte el enemigo: ¿dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre que, muertos o victoriosos, gozaréis de la inmortalidad”. Y así fue.

"Hijos, a morir hemos venido, a vencer, si el cielo así lo dispone. No deis ocasión a que os pregunte el enemigo: ¿dónde está vuestro Dios?"

Cuando se depende del compás del destino, la vulnerable fragilidad humana, es incapaz de discutir su suerte, o la acepta o el tormento es mayor. La castigada chusma de galeotes no tenía ante sí una elección que fuera peor; era el clásico dilema del ajedrecista que tiene que tomar una decisión entre mala u otra peor, esto es, lo que se llama en el argot de los trebejos, el zugzwang. ¿Vivir o morir? A la postre, la muerte sólo sería una liberación ante la perspectiva de la terrible condena de estar atados a un banco corrido de madera día y noche, mes tras mes, año tras año, rodeado por chinches y ratas del tamaño de elefantes. Juan de Austria desde “La Real”, anticipándose a la trascendencia del momento tan dramático por vivir, no quería dejar perecer a aquellos condenados en aras de la ceremonia de la muerte, y por ello, tomó la decisión de liberar a los galeotes que penaban de sus lacerantes y pesadas cadenas al tiempo que repartía pan de galleta con carne macerada y abundante vino tinto en pellejos y odres entre aquellos desdichados. Además,les había prometido que serían libres en caso de victoria, como así sucedió a la postre.

En los primeros compases de las escaramuzas previas, los turcos con un viento adverso de proa, tenían que navegar en ceñida y con ese hándicap, estaban siendo empujados hacia la costa. El viento, aliado natural de una nave a vela, neutralizaba el característico principio táctico de maniobrabilidad requerido ante un combate de esa magnitud. Esta imprudencia la pagarían cara los anatolios. Álvaro de Bazán, atento al quite, había neutralizado una osada penetración en el ala comandaba por el veneciano Barbarigo, muerto más tarde heroicamente en combate. Un cronista de excepción llamado Cervantes, inmerso en unas fiebres que lo tenían doblado, aportaría una lúcida y dramática crónica de aquella terrible batalla, que quedará para la historia como herencia y descripción del horror en sus formas más extremas.




cervantes-en-la-batalla-de-lepanto-segun-augusto-ferrer-dalmau.jpg





Vale más cicatriz por valiente que la piel intacta por cobarde, así pensaban Bazán, Juan de Austria, Barbarigo, Marco Antonio Colonna (almirante de la flota del Papa) o el veterano Sebastián Veniero, un sobrado marino de 75 años al mando de la flota veneciana. También, la pequeña y castigada Malta, había enviado a tres potentes galeras artilladas que a pesar de su simbólica aportación estuvieron por encima de sus posibilidades.

Las hostilidades se iniciaron muy temprano y sin tanteos previos más allá de las inevitables incursiones de las naves de exploración para calibrar opciones y obtener información. Un tiro de advertencia a la nave La Sultana declara el principio de las hostilidades. Las seis galeazas venecianas, unas naves muy adelantadas a su tiempo – precursoras de los galeones- pero muy dependientes por su enorme casco y ausencia de remos, aunque eso sí, sobradas de artillería, lanzan una terrible granizada de plomo sobre aquellas galeras enemigas que pasan cercanas a su alcance. El griterío musulmán se viene abajo tras esta tormenta de fuego.

Choque de egos
Para desgracia de la flota cristiana, una desatinada decisión del célebre marino Barbarigo le cuesta la vida atravesado por una certera flecha que le atraviesa limpiamente el ojo derecho. Esto, rompe la baraja y genera un importante desconcierto a pesar de la resistencia que oponen los del flanco izquierdo. Mientras, en el centro donde gravitan los egos de los dos combatientes de mayor entidad, Juan de Austria y Ali Pacha, La Sultana, la nave capitana de los mahometanos embiste sobre el castillo de proa de La Real, dejándola relativamente escorada. En ese momento se desata un ataque de artillería asimétrico. La nave cristiana sin obstáculos en la proa, barre la cubierta de la nave embajadora de Ali Pacha como en un juego de bolos. Por el contrario, los del turbante lanzan por la posición de ambas naves, su artillería a las jarcias.

Los arcabuceros españoles solo disparan - a pesar de la lluvia de flechas -cuando las bordas están en situación tocante, ahí es la carnicería. Centenares de soldados de los tercios traspasan las cubiertas de las naves que acuden en apoyo de Juan de Austria y los suyos, pero La Sultana se resiste. Pero ocurre que Uluch le ha hecho una “verónica” a Doria y se ha colado entre el cuerpo central y los españoles de Bazán y el veneciano, tensando la situación hasta lo insoportable. Pero Álvaro de Bazán está muy atento en todo momento y la maniobra queda abortada mientras el ridículo del muy conservador Andrea Doria queda patente. Pero la cosa no queda ahí, el prior Justiniano, un caballero armado no se rinde y toda la tripulación maltesa es pasada a cuchillo en un cuerpo a cuerpo de proporciones inenarrables.




representacion-de-exaltacion-religiosa-de-la-batalla-de-lepanto.jpg





En el flanco izquierdo, Federico Nani, un capitán de confianza del fallecido Barbarigo, se hace con la nave capitana y comienza una labor de integración de la disgregada flota. En el fragor de la batalla, Siroco, uno de los comandantes más entrenados y perspicaces de entre los otomanos, cae al agua y mientras los suyos pretenden salvarlos, los cristianos se lo quieren merendar y se entabla una feroz batalla en torno a esta singular situación. Desde una galera veneciana, consiguen rebanarle el cuello al desdichado y muerto el perro, muerta la rabia.

Conquistado el flanco izquierdo y puestas en fuga las naves turcas que comienzan a desembarcar en la costa próxima a sus marinos y soldados; queda el centro. Tras dos horas, en las dos capitanas sigue la lucha a muerte y sin concesiones. El agotamiento es patente y la sed merma facultades ante un sol de justicia. Dos veces se consigue llegar a la popa de La Sultana y las dos veces, los jenízaros rechazan el ataque de la infantería española. Los capitanes Lope Figueroa y Moncado, finalmente acaban desbaratando la defensa a ultranza en la nave otomana. Juan de Austria, lucha en todo momento tan expuesto como cualquiera de sus compañeros de armas; providencialmente, Luis de Requesens llega en su ayuda con dos galeras por la popa de la nave turca para rematar la faena. Es el fin.

A las cuatro de la tarde, Ali Pacha recibiría un impacto de arcabuz certero y mortal cayendo a plomo sobre la cubierta

Hacia las cuatro de la tarde probablemente y con un sol de justicia sobre la tropa, Ali Pacha recibiría un impacto de arcabuz certero y mortal cayendo a plomo sobre la cubierta cuando más de 200 hombres de ambos bandos combatían contra reloj sobre la galera del turco. Un galeote cristiano “muy subido” se había hecho con un alfanje y ni corto ni perezoso le había separado la cabeza del soporte motriz. En la punta de una pica española, se desangraba el muñidor de muchas de las pesadillas cristianas mientras sangraba profusamente. La cabeza del almirante turco sería entregada a Juan de Austria que en un gesto de rechazo más que patente la envolvió en su túnica y la echó a continuación al agua, el sudario de cualquier marino muerto en combate - ambos eran del gremio y esto pesaba en los códigos de las gentes del mar más allá de sus diferencias-. El pabellón de su nave sería capturado sin remisión, y mientras- no había corrido la noticia de la muerte del almirante turco-, la carnicería alcanzaba proporciones bíblicas. Ese día, Allah no había estado muy afortunado en su cobertura espiritual, ni inspirado ante las prédicas de los orantes turcos.

Más de cien galeras y 30.000 desgraciados de los 80.000 que inicialmente contaban en las filas otomanas, se habían dejado la piel en el empeño; las pérdidas de los otomanos eran literalmente escandalosas. Más comprometida había sido la implicación del Dios cristiano en su asistencia a sus protegidos pues ese día parecía haber estado más espabilado que lo habitual en él.

Eran las seis de la tarde y los orientales estaban en franca desbandada. La república de Venecia y almirante Andrea Doria al mando, habían sido desbordados por el letal Uchali, un hábil pirata de Berbería que tras capturar el prestigioso estandarte de la Orden de Malta había diezmado el ala derecha de la Santa Liga. Falto de reacción por la crudeza de la batalla y con cierta desorientación por la brutal colisión en la que había estado envuelto, Doria, una vez amplificada su visión ante aquella inmensa melé de abordajes y muerte a destajo –las cubiertas parecían mataderos regadas por las ingentes cantidades de sangre vertida en los durísimos cuerpos a cuerpo-; reaccionaría con cierto retraso para participar en la persecución del sádico Uchali, que durante la batalla aniquilaría en su integridad a todas las tripulaciones adversarias que capturó. Ya era legendaria su crueldad antes de Lepanto. Lamentablemente, este animal, se daría a la fuga viendo lo feo que se estaba poniendo el escenario.

Un trabajo a medias
A pesar de la enorme masa de intervinientes (se calcula que entre las partes llegaron a sumar cerca de 160.000 hombres en el emplazamiento de la batalla), una cifra asombrosa si contamos galeotes, marinos, soldados y apoyatura logística; y de la contundente derrota infligida a los otomanos, aquella batalla, la “madre de todas las batallas”, “sólo” sirvió para reportar un inmenso prestigio a España, pero a la postre, fue una batalla defensiva y no más que una advertencia al turco. Digo sólo, porque la faena no se pudo rematar, habida cuenta de que la entrada del otoño presagiaba las clásicas e inminentes tormentas que convertían el mar Mediterráneo en impredecible. La sensatez se impuso y no se pudo profundizar en la victoria aprovechando el caos y desconcierto causado a las filas adversarias.

Además, la República de Venecia cuya política mercantil presidia sus relaciones exteriores desde siempre – y esto hay que comprenderlo desde su punto de vista pues el movimiento de mercancías era su vida y esencia como estado – no estaba por la labor de la defensa de los altos valores que propiciarían aquella gesta. Sin consultar con la Liga Santa, hizo la paz por separado con el turco contraviniendo lo pactado en acta solemne un año antes.

En España, las gentes de todos los estratos sociales festejaban aquella victoria como si de la derrota de Satanás se tratara


Mientras tanto, el júbilo se había apoderado de España entera. Fueron días de una alegría exultante y de una sensación de grandeza merecida. Las gentes de todos los estratos sociales festejaban aquella victoria como si de la derrota de Satanás se tratara. En Constantinopla las cosas eran radicalmente diferentes. Se dictó un bando por el que de forma taxativa se empalaba sin preámbulos a todo el que hiciera mención a la derrota. La moraleja que se extrae de este episodio es un mensaje de rigurosa actualidad; tal que superando desencuentros y enfrentamientos añejos, Europa podía ser capaz de movilizarse al unísono frente a un enemigo común (sea este el que sea), asignatura aún pendiente.

Puestos en contexto, Lepanto siempre fue una batalla muy debatida como acontecimiento épico. Significó un punto de inflexión en el poderío naval turco. No dio lugar objetivamente hablando a ninguna conquista permanente, fue en puridad (aunque ganada) una enorme batalla de carácter defensivo y tal vez estéril en sus resultados inmediatos, fue básicamente un aviso a navegantes que apuntaba directamente la línea de flotación de los desmadrados otomanos. Chipre había caído ante el formidable impulso sostenido de las fuerzas anatolias al igual que la hermosa Creta de reminiscencias Minoicas. La Santa Liga se deshizo al poco tiempo. Los españoles nos apuntamos la victoria como nuestra, los protoitalianos como suya. Si bien gran parte de la financiación, la dirección y concepción estratégica de la batalla corrió a cargo de la Monarquía Hispánica ( el 50% de los gastos, la mitad de las naves y un tercio de los soldados) sin olvidar que lo más granado de los tercios —la infantería más potente en aquel tiempo—, fueron decisivos en una batalla solo apta para soldados extraordinariamente profesionales; aún hoy se discute el peso de España en aquella decisiva contienda que pasará a los anales de la historia militar porque los pilares de la tierra temblaron ante la perspectiva de una tiranía de colosales proporciones, algo que afortunadamente no llegó a ocurrir.

A modo de conclusión, resta decir, que la victoria tiene muchos padres y la derrota muchos huérfanos y viudas, víctimas casi siempre de la ambición de unos pocos, escasos de frente y sobrados de testosterona, que complacientes en su confortable lotería vital de suerte y mimados por la fortuna, carecen de empatía con las víctimas que sacrifican, ya sean estas propias o ajenas; y esto último, lamentablemente es literal y un ciclo que habita el infernal continuum de la humanidad desde la noche de los tiempos. Triste lugar este donde abandonados a nuestra suerte y la imbecilidad de enfermizos egos, penamos de forma permanente un absurdo indescifrable.

Lepanto fue la tumba de más de 40.000 hombres de armas (entre cristianos y musulmanes) que en diez aciagas horas en las que el infierno abrió sus fauces inmisericordes hasta atragantarse en una indigestión de sangre sin precedentes, ya empachado y ahíto, decidió con la caída del sol, acabar con aquella merienda de blancos.


https://www.elconfidencial.com/cult...-gloria-alvaro-van-de-brule-adelanto_2050570/
 
Toda la verdad sobre el machismo en la literatura (I)

¿Cuáles son los motivos de fondo en la desproporción entre escritores y escritoras en premios y festivales? Los analizamos en dos entregas


imagen-sin-titulo.jpg


Mario Vargas Llosa esta semana en México en la Bienal de Novelas Mario Vargas Llosa que ha sido acusada de machismo. (EFE)




AUTOR

ALBERTO OLMOS
Contacta al autor
@alb_olmos
TAGS
LITERATURA
MACHISMO


29/05/2019




Llevo bastante tiempo dándole vueltas a las acusaciones de machismo que pesan sobre la literatura, y sumando ideas y datos y casos concretos para tratar de entender la verdad que hay en ellas. Hace nada salió otro manifiesto contra un evento donde había muchos más escritores que escritoras, tanto entre los panelistas, como entre los jurados del premio que constituye su acto central (hablamos de la III Bienal Vargas Llosa), como entre los nominados a dicho premio. La materia prima sobre la que se trabaja a la hora de hablar de machismo en la literatura es estrictamente matemática. Hay muchos más premios Nobel hombres que premios Nobel mujer, mayoría absoluta de premios Nacionales varones, y de premios Planeta o premios Herralde, y de Libro del Año para tal suplemento y de libros de hombres reseñados por el mismo suplemento y de hombres publicados por casi todas las editoriales. Una vez puestos estos datos sobre la mesa, se afirma que el mundo editorial es machista.

Llama la atención -o no, en realidad- la simpleza con la que enfrentamos esta situación. Lo cierto es que no he leído ni una sola idea añadida a la cruda afirmación, vía estadísticas, de que el mundo editorial es machista. Esto me desconcierta porque los escritores y escritoras, a fin de cuentas, somos mucho de pensar las cosas, indagar verdades y calibrar la complejidad de lo real. Pero en el machismo literario todo es muy simple: dado que hay muchos más escritores famosos que escritoras famosas, hay discriminación.




grafcat6239-barcelona-espana-26-03-2019-el-editor-jorge-herralde-considerado-como-el-ultimo-mohicano-de-la-edicion-independiente-posa-para-efe-antes-de-la-presentacion-de-su-ultimo-libro-un-dia-en-la-vida-de-un-editor-en-la-que-hace.jpg





Por un lado, quienes esto opinan son, como digo, escritores, de modo que deben de conocer, como yo, muchos editores. Me gustaría por tanto que dieran el nombre de algún editor que tenga por costumbre, al recibir manuscritos o propuestas, rechazar de plano aquéllos que vienen firmados por mujeres. ¿Herralde discriminaba a las autoras? ¿Claudio López de Lamadrid? ¿Juan Cerezo?

De hecho, desde hace años, el mundo editorial tiene un buen número de mujeres en ese puesto clave que es el de editor, mujeres que, sin duda, se declararían feministas, como Elena Ramírez, Ofelia Grande o Silvia Sesé. Si repasamos sus catálogos, hay muchos años en los que ellas mismas publican muchos más escritores españoles que escritoras españolas. ¿Lo hacen a posta? ¿Acallan estas mujeres la voz literaria de las mujeres?

Dudas
A partir de aquí, hay algo que también me genera dudas. Si se discrimina a las mujeres que escriben, ¿por qué no se discrimina a todas? Es decir, ¿por qué se permite que -por empezar nada menos que desde los años 40- Rosa Chacel, Carmen Laforet, Mercé Rodoreda, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Almudena Grandes, Belén Gopegui, Marta Sanz o Sara Mesa tengan una larga, fructífera y premiada trayectoria creativa? ¿Las publican y publicaron para disimular un poco? Si fuera así, ¿no es mucha casualidad que decidieran publicar para disimular un poco precisamente a buenas escritoras?

Otro aspecto que me llama la atención de estas polémicas es que hay un tipo de escritora que nunca se queja, que no firma manifiestos -obviamente no se las invita- y que no opta siquiera a ningún premio. Son las autoras que venden.

¿No es llamativo que entre los autores españoles que escriben lo que se conoce como best seller -con mayor o menor vecindad con eso que los puristas llamaríamos literatura de verdad- haya, de hecho, algo muy parecido a la paridad? ¿Que Dolores Redondo, Clara Sánchez, Julia Navarro o Matilde Asensi no tengan problema alguno para publicar, vender, ser traducidas y disfrutar de la fama? ¿No es irónico que, cuanto más comercial es una propuesta, menos machismo puede detectarse? Si hiciéramos un festival literario invitando por orden a los autores más vendidos, sería impresionantemente paritario. Y de una justicia absoluta.



gra453-08-09-2017-castilla-y-leon-segovia-la-escritora-espanola-y-ganadora-del-premio-planeta-2016-dolores-redondo-durante-la-entrevistacon-la-agencia-efe-la-autora-de-la-trilogia-baztan-abre-el-festival-internacional-de-las-ideas-de-segovia-hay-festival-en-un-acto-que-finaliza-con-la-lectura-publica-de-su-ultima-obra-todo-esto-te-dare-por-parte-de-autoridades-periodistas-y-editores-efe-pablo-martin.jpg



Así las cosas, en lo que podemos llamar campo literario, la única moneda de cambio es eso tan voluble que se llama prestigio. La elección de autores, su consagración o la atención que se les presta, depende de innumerables factores perfectamente manipulables y discutibles, lo que facilita todo tipo de desmanes y ridículos, como podrán comprobar en el siguiente párrafo.

Imaginen que les cae a ustedes encima la dirección del Festival Eñe en Madrid. Es un festival literario, por cierto. El director, que cambia anualmente, tiene como misión elegir a varias decenas de autores para que den una charla. También -creo- los reúne en una u otra mesa y se inventa un tema a partir del cual deben debatir. Vale: usted es el director o directora, responda: ¿No llevaría a sus cuatro o cinco mejores amigos, sean hombres o mujeres? ¿No llevaría a ese autor o autora con el que se acuesta o con el que quiere acostarse? ¿No llevaría a ese otro autor que les ha dicho, al enterarse de que usted dirige el festival, que anda muy mal de dinero, para ayudarle un poco? ¿No llamaría a los cuatro o cinco autores de moda ese año? Y más: ¿no dejaría de invitar a ese autor que le cae fatal, a esa otra que le reseñó negativamente una vez y a ese otro de más allá que le dijo no sé qué no sé qué día de abril de 2009?

¿No es irónico que, cuanto más comercial es una propuesta literaria, menos machismo puede detectarse?


Pero, espere, aún hay más. Resulta que uno de los autores no puede venir, otra no quiere venir, otro no contesta y otra más no acepta porque usted le parece un gilipollas. Sumado a otro que se pone malo y otra que no se acordaba de que tenía una charla en Perú por las mismas fechas, de pronto tiene usted que encontrar varios autores más deprisa y corriendo y juntarlos en mesas para que charlen de algo en común. Invita usted literalmente a cualquiera, al primero que sale. Cuando todo parece cerrado, vaya, dos o tres o cuatro se han dado cuenta de con quién les va a sentar usted a hablar, y resulta que son gente con las que no se llevan bien. De modo que hay que cambiarlo todo otra vez.

¿De verdad se cree alguien que en medio de todos estos intereses, filias y fobias y casualidades y jaleos organizativos (viajes, vuelos, hoteles, facturas) hay tiempo siquiera para discriminar conscientemente a las escritoras? Yo creo que la mayoría de los directores de festival no saben cuántos hombres y cuántas mujeres han invitado hasta que no se lo dicen en un manifiesto.


Además, en estos tiempos, la realidad es muy comúnmente la contraria: el director o directora de un festival, si algo tiene en mente, es la obligación de invitar mujeres. Del mismo modo, yo he conocido a varios editores y editoras desesperados por encontrar manuscritos firmados por mujeres. Sucedía en Lengua de Trapo, por ejemplo. Lejos de querer publicar hombres, estaban hartos de publicarnos, y buscaban entre los manuscritos aquéllos firmados por una mujer. Pero había muy pocos y, como tantos otros firmados por hombres, eran muy malos.

¿Dónde están las inéditas?
Este dato me llevó hace tiempo a hacerme una pregunta. Si las mujeres escritoras han estado discriminadas hasta hoy mismo, pero ahora mismo se publican muchísimas escritoras jóvenes (di una lista, no exhaustiva, en este artículo), ¿por qué no se publican escritoras inéditas de 50, 60 o 70 años? Es decir, aquéllas que fueron discriminadas en los años 80 y en los años 90. ¿No sería lógico que una mujer que sintió en los años 90 que no la publicaban por ser mujer, viendo que ahora hay una permeabilidad enorme a la autoría femenina, cogiera su manuscrito y lo enviara a varios sellos y que estos se lo publicaran encantados y con una faja además que dijera: “La gran autora que fue discriminada por el mundo editorial en los años 90” y vendiera un millón de libros?

Sin embargo, esto no sucede, pues lo que sucede es que se están publicando autoras nacidas en los años 80 y 90 en proporción de 10 a 1 frente a autores nacidos en los años 80 o 90. Por cierto, ¿han visto a los autores jóvenes quejarse sobre esta desproporción?

Así las cosas, sin necesidad de manifiestos, en diez años los festivales presentarán un número mayor de escritoras que de escritores, los premios serán mayoritariamente para ellas, y todo agasajo y regalía y portada en prensa y puesto en el Cervantes. Simplemente porque habrá más escritoras publicadas en sellos literarios que escritores.

El amor por los libros y la pasión por escribir pueden ser responsabilidad de todos, pero la condición de autor es sumamente egoísta


La literatura, amigos, no es un juego de equipo. El amor por los libros y la pasión por escribir pueden entenderse como responsabilidad de todos, pero la condición de autor es sumamente egoísta. Todos nos creemos geniales y estimamos que nos putean constantemente. Siempre ha sido habitual que un autor mire a quién premian, y se queje en su casa de que no le premian a él; que mire luego a quién invitan a un festival, y se queje en su casa de que no le inviten a él; y siga así con todos los logros propios de la carrera literaria y vaya amargándose por los pocos que consigue él y los muchos que consiguen autores, obviamente a su juicio, mucho peores.

Esta delirante deriva del ego es perfectamente natural en un artista. Lo que resulta fascinante es ver cómo esa ambición personal, hoy en día, se disfraza de militancia feminista, y, por tanto, se hace pública. Así, cuando no te invitan a un festival, es que no invitan a las mujeres, y cuando no te premian a ti, es que no premian a las mujeres, etcétera. En realidad, sí se invitan y se premian mujeres, pero no a ti.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...ismo-literatura-premios-festivales-i_2041442/
 
Toda la verdad sobre el machismo en la literatura (y II)
Segunda y última entrega del análisis de nuestro colaborador sobre los motivos de fondo en la desproporción entre hombres y mujeres en premios y festivales literarios


imagen-sin-titulo.jpg

Amelie Nothomb. (EFE)



AUTOR

ALBERTO OLMOS
Contacta al autor
@alb_olmos
TAGS
LITERATURA
MACHISMO


05/06/2019




Les hablaba la semana pasada de algunas dudas que me despertaba la acusación ya usual de que la literatura es aún hoy un entorno machista. No tenía entonces el menor interés en recamar moralmente el mundo de los libros ni en llevarle la contraria a los firmantes de manifiestos ni de generar polémica para justificar mi condición de opinador. Buscaba algo tan simple como desaconsejable en nuestro tiempo: la verdad.

[Toda la verdad sobre el machismo en la literatura (I)]

En 1998 apareció en España el libro 'El amo del corral', de Tristan Egolf. El reclamo comercial de esta novela apuntaba a que, siendo una obra maestra, había sido rechazada por 76 editoriales. Todos los periódicos decidieron entrevistar al autor encandilados por la sucesión de sus fracasos. En alguna de estas entrevistas, Tristan Egolf comentaba que su propósito de ser escritor se había visto muy pronto contrariado. Le dijeron que era imposible que un hombre blanco americano heterosexual publicara una novela, porque había miles de hombres blancos americanos heterosexuales contando exactamente el mismo mundo que él. Tristan Egolf no tenía nada con lo que diferenciarse, de ahí que, como le habían advertido, hasta 76 editoriales rechazaran su libro.

Esto casa mal con la idea, que aún se considera indiscutible, de que los hombres lo tenemos más fácil en literatura.

Hay pocos datos sobre cuántos hombres y cuántas mujeres desean ser escritores, que es en realidad el meollo de todo este asunto. El único que conozco procede del prestigioso Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve: en la primera edición hubo 514 participantes (412 hombres y 102 mujeres); en la segunda, 660 (514/146); en la tercera, 863 (648/209); en la cuarta, 856 (684/172). Durante ocho años el porcentaje por sexos apenas varía, correspondiendo casi siempre a un 80% de hombres que aspiran a ganar el premio mejor dotado de la narrativa breve en español frente a un bajísimo 20% de mujeres. No me digan que no son datos curiosos.

¿Cuántos hombres y cuántas mujeres desean ser escritores? Ese es en realidad el meollo de todo este asunto


Parece lógico pensar que si en este premio muy codiciado y concurrido hay una proporción 80/20 de hombres y mujeres con firmes ambiciones literarias una proporción similar habrá en cuanto a hombres y mujeres que den el primer paso para convertirse en escritor: enviar manuscritos a editoriales, agentes y concursos. Deberíamos conseguir esos datos porque, así las cosas, lo cierto es que habría un porcentaje mucho mayor de mujeres que acaban siendo escritoras, respecto al total de las que deseaban serlo, que de hombres. De modo que quizá (ojo) es más difícil publicar en España siendo hombre que siendo mujer. Como sucedía con Tristan Egolf, un hombre compite por distinguirse del 80% de los aspirantes a escritor, mientras que una mujer lo hace frente al 20% de esos mismos aspirantes. En el propio premio Ribera del Duero (cinco ediciones) ha ganado un hombre el 60% de las veces y una mujer, el 40%.



merce-rodoreda.jpg



Pregunto: ¿es posible que sea a esto a lo que estamos llamando machismo?


No me resisto a ponerlo más claro: resulta sensato pensar que si muchísimos más hombres que mujeres quieren ser escritores, habrá bastantes más hombres que lo logren, es decir, que puedan tener algún talento, lo cual no obsta para que una sola mujer tenga más talento que todas las demás mujeres y que todos los demás hombres (como pasa a menudo: mi adorada Mercè Rodoreda, por ejemplo; o Rosa Chacel), pero sí hace muy difícil que afloren más mujeres con talento literario que hombres, simplemente por una cuestión de probabilidad.

Repito: ¿esto es a lo que llamamos machismo?


50/50
Hablando de porcentajes, me fascina en este punto la obsesión con el 50%. Así, no entiendo el sentido exacto de que entre las diez mejores novelas del año tuviera que haber siempre cinco escritas por hombres y cinco escritas por mujeres. Ese es, sin embargo, el sueño, el ideal incluso de algunas personas. Y lo mismo para el premio Nacional o el premio Nobel.

A raíz de la polémica de la Bienal Vargas Llosa (cuatro nominados hombres, una sola mujer), se llegó a decir que la solución pasaba por que el jurado del premio fuera en un 50% femenino, de este modo entre los nominados habría más mujeres. Si pones muchos hombres a juzgar, eligen sólo hombres; si pones 50/50, se elegirán 50/50. Es bastante impresionante este argumento.

Viene a decirnos que los hombres no podemos reconocer el talento de las mujeres y que las mujeres no son capaces de votar otra cosa que mujeres, de modo que se calcula anticipadamente, se pone aquí a éste y allí a aquélla, y listo: paridad luminosa.

La verdad es que yo prefiero una Mercè Rodoreda cada década a 200 escritoras del montón cada año.

La verdad es que yo prefiero una Mercè Rodoreda cada década a 200 escritoras del montón cada año. Escribir mal nunca ha salvado a nadie. Por no hablar de los 200 escritores varones del montón necesarios para equilibrar la balanza. Sería como poner a desfilar en el patio del colegio a 20 niños vestidos de azul y a 20 niñas vestidas de rosa sólo para hacer bonito.

Para lograrlo, además, habría que considerar, desde la ingeniería social, si queremos que más mujeres aspiren a ser escritoras y, por tanto, para aumentar el número de aspirantes, destinaríamos dinero a las escuelas y al coaching, y regalaríamos talleres de escritura creativa a mujeres y descontaríamos impuestos a los sellos que las publicaran. Todo si antes no se le ocurre a algún iluminado que lo que las mujeres tienen que hacer con su vida es aspirar a ser youtubers, porque lo de ser youtuber mola mucho más que lo de ser escritor, y en el entorno youtuber tampoco hay paridad.

No sé, por tanto, si tengo que forzar a mi hija a que sea escritora sólo porque alguien necesita equilibrar una gráfica en un ministerio, o directora de cine por culpa de otra gráfica, o ejecutiva agresiva por el bien de una estadística. ¿Estamos todos locos?



gra338-barcelona-04-05-2017-la-escritora-francesa-virginie-despentes-autora-de-la-trilogia-vernon-subutex-durante-la-entrevista-con-efe-con-motivo-de-la-presentacion-del-segundo-tomo-de-la-trilogia-ha-dicho-que-contempla-como-algo-tragico-la-celebracion-de-las-proximas-elecciones-presidenciales-en-francia-en-un-momento-de-resurgimiento-de-la-extrema-derecha-y-los-extremismos-religiosos-efe-andreu-dalmau.jpg



Es evidente además que la obsesión 50/50 no acabará ahí. Cuando un 50% de mujeres sean las mejores novelistas del año, se tendrá mucho cuidado en quiénes incluiremos en ese 50%. No vamos a poner a una novelista que escriba libros misóginos, por muy buenos que sean. Es decir, no vamos a poner a Patricia Highsmith. No puede consentirse que una mujer escriba un libro indistinguible del que puede escribir un hombre pues ¿para qué si no hemos montado este pollo? Tiene que notarse que es mujer. Adiós, Virginie Despentes; adiós, Shirley Jackson.

“Es un gran misterio querer reprimir a las mujeres. Y es otro misterio aún mayor cuando las mujeres quieren reprimir a las mujeres”, escribe Deborah Levy.


Por ser mujer (fíjense la obviedad que me veo necesitado de enunciar) no tienes que escribir obligatoriamente sobre ser mujer ni citar como tus autores favoritos a mujeres ni votar en un premio a la novela que ha escrito otra mujer. No, amigas.

Trampa
Cuando se habla de escritores hombres no se habla de escritores hombres, sino de ese mínimo porcentaje de escritores hombres a los que les va muy bien. Ésa es la trampa de este debate. La inmensa mayoría de los hombres que quieren ser escritores no lo consigue. La inmensa mayoría de los que sí lo consigue desaparece después de uno o dos títulos publicados. Y la mayoría de los que vamos quedando no recibimos nunca becas ni grandes premios, ni tenemos de hecho ninguna posibilidad de recibirlos. Hay escritores a los que no convocan ni a la feria del libro de su propio pueblo y muchos otros que nunca han salido entrevistados ni reseñados en Babelia o El Cultural. También hay quien, a sus más de 50 años, se permite sonreírse cuando una mujer de apenas 25 publica su primera novela en el mismo sello importante al que él llegó después de escribir siete, y con 48. Esos son los “escritores hombres”.

Para los hombres que escribimos es difícil sentirse amenazado por una eventual subida paritaria en todos esos premios que nunca nos darán


Así las cosas, para la mayoría de los hombres que escribimos es bastante difícil sentirse amenazado o siquiera concernido por una eventual subida paritaria de autoras en todos esos premios que nunca nos van a dar, en todos esos festivales a los que no nos invitan y en todas esas becas preparadas para que las ganen los mismos de siempre. No es ocioso señalar que justamente los escritores que más prisa se han dado en volverse feministas (y, sobre todo, en que lo sepas) son muchos de aquéllos que están en ese mínimo porcentaje de autores varones de éxito. Si han tenido éxito no ha sido por ser tontos.

Entiendo por tanto que la idea aquí es tan simple como que entre los 30 o 50 autores literarios que se reparten todas las becas y subvenciones y viajes al Cervantes y premios y atenciones se incluyan 15 (o 25) mujeres, y que a eso -exactamente a eso- lo vamos a llamar igualdad. ¿A ustedes les quita todos los días el sueño si son hombres o mujeres los trepas de España? A mí la verdad es que no.



nog-cannes-france-07-04-2019-cast-member-of-perfect-life-spanish-actress-leticia-dolera-poses-on-the-pink-carpet-during-the-cannes-series-festival-in-cannes-07-april-2019-the-event-will-take-place-from-05-to-10-april-francia-efe-epa-seb.jpg



¿José Saramago ganó el premio Nobel por ser hombre o por no vivir para otra cosa que para ganar el premio Nobel?

¿Alguien piensa que cuando un hombre gana el premio Nobel todos los hombres escritores brindamos con champán porque compartimos aseos con el galardonado? ¿O que se nos abren las carnes cuando la reconocida es una mujer? Uno preferiría el premio Nobel para Amélie Nothomb mucho antes que para Karl Ove Knausgaard; y para Rachel Cusk mucho antes que para, no sé, Paul Auster; pero, sobre todo, uno preferiría que no existiera el premio Nobel.

Por ello, me admira la complacencia con la que, desde un feminismo vociferante, se validan todos estos premios y reconocimientos prácticamente enemigos de la Cultura y enormemente corruptos mediante la obsesión de que también los ganen las mujeres.

Les diría incluso que no me parece mal del todo, metidos ya en el barro de las ambiciones patológicas, que algunas autoras invoquen el feminismo y recurran a esa victimización que a día de hoy se ha confirmado como una forma efectiva de ascenso profesional (véase Leticia Dolera) ampliando de paso el catálogo de estrategias exentas de escrúpulos disponibles para alcanzar la gloria. Estoy, por tanto, a favor de la igualdad de golpes bajos y juego sucio entre hombres y mujeres, sí. Pero no nos vendáis que lo hacéis por todos nosotros y por todas nosotras, queridos amigos y queridas amigas.


https://blogs.elconfidencial.com/cu...smo-literatura-premios-festivales-ii_2052714/
 
El recomendador de libros

Las 18 mejores novelas francesas del siglo XXI
Libros recomendados por Librotea



70be3dd51db8cbef11e038e63cffb363-980x450-c-center.jpeg



Jean Marie-Gustave Le Clézio ganó el Nobel de Literatura en 2008. Seis años después un compatriota suyo, Patrick Modiano, se alzaba también con el galardón más importante de las letras mundiales. Francia fue la tierra de Stendhal, Balzac o Flaubert y en la actualidad sigue teniendo a una nómina de novelistas de primer nivel. Aquí va una lista con las dieciocho mejores novelas del siglo XXI, se trata de una selección no jerárquica y abierta a nuevas propuestas. Es imposible quedarse con una sola novela de Modiano, pero muchas de sus obsesiones están recogidas en las páginas de Un pedigrí. Algo similar sucede con Le Clézio, que aporta a esta selección La música del hambre. El enfant terrible de las letras francesas es Michael Houellebecq, autor de obras como El mapa y el territorio. Frederic Beigbeder se ganó un nombre en la literatura gala con El amor dura tres años, en este siglo ha publicado novelas como Oona y Salinger.


Otros autores fundamentale son Jean Echenoz, Pierre Michon o su tocayo Lemaitre.La lista de grandes novelistas mujeres que ha dado Francia en los últimos años es larga. Annie Ernaux es una voz fundamental de la literatura gala, nos ha golpeado con novelas como La ocupación. Delphine de Vignan ha publicado libros como Nada se opone a la noche. Muriel Barbery logró el éxito mundial con La elegancia del erizo. Virginie Despentes es una referente feminista amén de la creadora de una de las trilogías más perturbadoras que ha llegado a las librerías en los últimos años, la de Vernon Subutex. Christine Angot ha escrito sobre relaciones incestuosas en libros como Una semana de vacaciones, advirtiendo que “una novela cien por cien autobiográfica puede ser falsa”. Yasmina Reza es la autora de Felices los felices, donde es capaz de mezclar con maestría las vidas de hasta dieciocho personajes. Emmanuel Carrère ha reinventado el género de la novela de no ficción, haciendo literatura a partir de investigaciones periodísticas, alumbrando obras como De vidas ajenas. Ahora queremos saber, ¿cuál es tu favorita?




image.png image.png image.png


image.png image.png image.png
image.png image.png image.png


CONTINUA:

https://librotea.elpais.com/estanterias/las-18-mejores-novelas-francesas-del-siglo-xxi-s1g7f3ueaz/
 
Los peores inicios de novelas jamás escritos.
Publicado por Diego Cuevas


Lyttoncabecera-e1558712421844.jpg

Edward Bulwer-Lytton. Retrato de Henry William Pickersgill allá por 1831, más o menos. Imagen: dominio público

De noches a remojo

La primera vez que la frase «Era una noche oscura y tormentosa» apareció impresa en un texto fue en 1809, entre las páginas de la novela Una historia de Nueva York de Washington Irving, el escritor estadounidense que alumbraría los famosos cuentos «La leyenda de Sleepy Hollow» y «Rip Van Winkle». Pero en aquel momento nadie reparó en dicha frase ni intuyó su potencial como delatora de plumas cargadas de clichés. Veintiún años más tarde, el primer capítulo de la novela Paul Clifford se abría con otro anochecer pasado por aguas pero mucho más amigo del drama y la teatralidad: «Era una noche oscura y tormentosa. La lluvia caía en torrentes, excepto a intervalos ocasionales, cuando era interrumpida por una violenta ráfaga de viento que barría las calles (pues es en Londres donde transcurre nuestra escena), repiqueteando contra los tejados y agitando fieramente la exigua llama de las lámparas que luchaban contra la oscuridad». Aquellas líneas venían firmadas por un dandi británico llamado Edward Bulwer-Lytton, una persona que no tenía ni idea de que acababa de fraguar en aquel párrafo los cimientos de la mala escritura.

Edward George Earle Bulwer-Lytton, primer barón Lytton (1803-1873), fue un caballero londinense que no tardó demasiado en demostrar que se le daba bien trastear con las letras. Antes de cumplir la veintena comenzó a publicar sus primeros poemarios, iniciando una carrera literaria que se extendería a lo largo de numerosos cuentos, obras de teatro y novelas. Una prolífica producción (llegó a utilizar seudónimo para editar todo lo que iba pariendo) donde el autor tonteó con todos los géneros que le fue posible: el romance, la ficción histórica, el humor (apoyándose en el dandismo y los cotilleos de la época), la ciencia ficción, las novelas de misterio e incluso el terror. Su trabajo era tremendamente popular y su militancia entre la élite intelectual evidente: ideó la novela Los últimos días de Pompeya inspirado por el cuadro del mismo nombre del pintor ruso Karl Briulov y fue el hombre que aconsejó a Charles Dickens (coleguita suyo) que le diera un tono más optimista al desenlace de Grandes esperanzas. Entre medias, tuvo tiempo para dedicar varias décadas de su vida a la política al colarse en el Parlamento en las filas del antiguo partido liberal británico para, años después, saltar al bando del partido conservador y finalmente acabar siendo nombrado secretario de Estado para las colonias.


Los últimos días de Pompeya (1827-1833) de Karl Briulov. Lytton se sentó delante de esto en Milán y le sacó una novela. Clic en la imagen para ampliar.
H. P. Lovecraft, en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura, alabó el talento de Lytton a pesar de considerar que se pasaba tres pueblos engalanándolo todo con retórica florida y romanticismo vacío. Lovecraft también decretó que el relato «La casa y el cerebro» del inglés era la mejor historia de fantasmas jamás escrita, una opinión compartida con la del escritor Lafcadio Hearn, que definió el texto como «el mejor cuento de fantasmas en lengua inglesa». No fueron los únicos autores famosos que se declararon fanboys de la pluma del dandi, porque Bram Stoker llegó a reconocer que el relato «A Strange Story» de Lytton había sido una influencia importante a la hora de afilar los dientes de su Drácula. La herencia de Lytton para la cultura puede considerarse alargada, obras como su Vril le dieron un bonito empujón a la ciencia ficción (al juguetear con cosas como los nazis amigos de lo esotérico y la idea de una Tierra hueca en las ficciones científicas), y en sus escritos fue donde nacieron expresiones como «la pluma es más poderosa que la espada» o «el todopoderoso dólar», que se convertirían en recurrentes a lo largo de la historia de la literatura. Pero a pesar de todo lo anterior, a Lytton por lo que popularmente se le recuerda hoy en día es por redactar un inicio de mierda para una novela: «Era una noche oscura y tormentosa».

280162b3cdadb14a66d17feab0294707.jpg

Penauts.
It was a dark and stromy night

A principios de los ochenta, en el departamento de inglés de la Universidad Estatal de San José (California), el profesor Scott Rice se entretenía efectuando arqueología literaria entre los novelistas victorianos cuando, al enfrentarse a la obra de Lytton, se tropezó con la frase «Era una noche oscura y tormentosa» y reconoció en la misma un cliché tan sobado como para causar escalofríos. Rice tenía cierta experiencia como jurado en numerosos concursos literarios, eventos donde le había tocado comerse decenas de extensos manuscritos amateurs de calidad cuestionable. Y el hecho de haber encontrado lo que parecía ser el caldo primigenio de la mala literatura (una frase inicial extremadamente torpe y muy rebozada en los tópicos baratos) le proporcionó una idea maravillosa: crear un concurso de mala (y breve) literatura, uno basado en premiar a quien escribiese el peor inicio de novela posible. Una competición bautizada como Bulwer-Lytton Fiction Contest (o BLFC) en honor a aquel pobre inglés que arrancó una historia entre aguaceros, rayos y truenos.

Paul_Clifford_1st_ed.jpg

Edición original de Paul Clifford. 1830.
La primera edición del certamen tuvo lugar en la propia universidad y como reza la documentación oficial «Según los estándares del campus fue todo un éxito: atrajo a tres participantes». Con la segunda edición, una vez que el evento se había convertido en noticia nacional e internacional por lo cómico del mismo, la cosa se desmadró y más de diez mil autores enviaron sus (horribles) inicios de novela para participar en el concurso. Desde entonces se ha celebrado anualmente en el mismo lugar, con Rice como maestro de ceremonias y con un jugoso premio para el ganador que el reglamento oficial establece como «una miseria». En 2008, el ganador de la competición recibió un cheque con valor de doscientos cincuenta dólares. En 2014, el escritor que se alzó con la victoria comentó que a él tan solo le habían pagado «unos ciento cincuenta dólares o por ahí». El éxito de afluencia provocó que el concurso no se limitase a elegir un único ganador, sino que además incluyese diversas subcategorías según el género novelesco de aquellos malos arranques: aventura, novela detectivesca, literatura infantil, wéstern, ciencia ficción, fantasía, ficción histórica o novela romántica. Entre ellas, merece una distinción especial la subcategoría «Purple Prose» dedicada a premiar aquellos escritos de prosa tan florida, rebuscada y narcisista como para olvidarse de lo que estaban contando. También existe un apartado titulado «Menciones deshonrosas», donde se muestran los textos que no llegaron a ser tan malos como para acaparar podio pero demostraron una calidad (o una pretendida falta de ella, más bien) notable.

Grandes éxitos, oscuros y tormentosos, del Bulwer-Lytton Fiction Contest

A lo largo de sus más de treinta años de vida, el BLFC ha sido el refugio de los más lúcidos peores inicios de novela jamás escritos. Pequeñas maravillas de diferentes géneros que se pueden consultar desde la web del evento(aunque los ganadores y entradas de las ediciones iniciales se han extraviado), de entre las cuales a continuación se lista una selección de grandes éxitos. Un resumen que en realidad es un diminuto ejemplo de todo el talento derrochado por las prometedoras plumas participantes:

Todos los doctores acordaron que el tracto intestinal de Charlie tenía la misma apariencia que un túnel de metro húmedo y oscuro en una ciudad decadente, con pólipos ennegrecidos colgando de cada esquina como pequeñas bombas terroristas, esperando para explotar en su actividad cancerosa. Sin embargo, para Timmy la Tenia, aquello era un hogar.

E. David Moulton, premio Literatura Infantil 2015.

Cuando él le dijo que la amaba, ella lo miró a los ojos preguntándose, mientras contemplaba la infestación de los ácaros de las pestañas, diminutos desodicidas que se introducen en sus folículos para comer el sebo grasiento que contiene (cada hembra pone hasta veinticinco huevos en un solo folículo) causando inflamación, si los ojos serían realmente las ventanas del alma. De ser así, su alma necesitaba saneamiento.

Cathy Bryant, premio BLFC 2012

El «clang» de la hoja de guillotina al ser liberada le recordó a María Antonieta, muy brevemente, el sonido que hacía la pata de madera de su sirviente favorito cuando cruzaba, no muy silenciosamente, los pulidos suelos de Versalles para traerte otra bandeja de petit fours.

Leslie Craven, premio Ficción Histórica 2012.

Como un coche deportivo caro, bien afinado y construido, Portia era elegante, bien proporcionada y hermosa. Su traje rojo moldeaba un cuerpo tan cálido como las fundas de los asientos en julio, su cabello era tan oscuro como los neumáticos nuevos, sus ojos brillaban como relucientes tapacubos, y sus labios eran tan húmedos como las gotas de lluvia fresca sobre el capó. Ella era una mujer impulsiva, alimentada por un único tipo de carburante, y necesitaba un hombre, un hombre que no cambiara sus puntos de vista, un hombre que la guiara por el camino correcto, un hombre como Alf Romeo.

Rachel E. Sheeley, premio BLFC 1988.

En la primera cita, él le había preguntado por cuánto creía que podían venderse en eBay las uñas de los pies de Edgar Allan Poe, y durante la segunda pago el metro con centavos que había pescado de una fuente. Pero, aparte de eso, él era encantador y ella imaginó que podrían tener una vida perfectamente tolerable juntos.

Jessica Sashihara, premio Romance 2013.

Cuando los sentidos de William fueron azotados por una cálida brisa fétida, deseó que se tratase de un temprano deshielo equinoccial de primavera de los que causaban que los ríos se hinchasen como unas encías sufriendo una gingivitis, haciendo ceder a la placa invernal, exponiendo la descomposición y permitiendo al aliento estacional de la Madre Naturaleza respirar impregnando el éter circundante. Pero en lugar de eso, William se despertó con las implacables bocanadas de la halitosis de su esposa.

Guy Foisy, premio Purple Prose 2012.

El cadáver rezumaba el irresistible aroma de un picante glaseado con chile ancho realzado de manera atractiva con un toque de cilantro fresco. Y yacía ante él extendido, adornado tímidamente por una guirnalda de radicchio variado y cebollas caramelizadas, impecablemente rociadas con riachuelos de vinagre vintage y aceite de ajo asado. Sí, al examinar el cuerpo del crítico culinario, asesinado y tendido en un pequeño y acogedor, pero casi vacío, restaurante, los sentidos del corpulento inspector Moreau le dijeron que aquello era, con toda probabilidad, un trabajo interno.

Bob Perry, premio BLFC 1998.

Mientras trabajaba en el jardín, contemplé el cielo otoñal y pasé mi dedo por el rastro que dejaba una babosa moteada al abrirse camino inocentemente entre mis rododendros. Al sentir aquella viscosidad cálida, la memoria me transportó de vuelta al planeta Alderon, a los tentáculos del alien que me amó.

Mary E. Patrick, premio Ciencia Ficción 2012.

Dolores se deslizó sobre la superficie de su vida como una piedra chata que rebota sobre las aguas tranquilas, ondulando esporádicamente la realidad pero consistentemente ajena a ella. Hasta que finalmente perdió el impulso, se hundió y, debido a que una sobredosis de flúor siendo niña le provocó una apatía crónica, se vio condenada a yacer para siempre en el suelo de su existencia, tan inútil como un apéndice y tan sola como una pesa de doscientos kilos en un gimnasio en el que no están permitidos los esteroides.

Linda Vernon, premio BLFC 1990.

Carlos la contempló con lujuria y asombro mientras ella se alejaba. Aquel cuerpo enfundado en licra se asemejaba a dos luchadores de sumo bien engrasados y subidos en zancos, peleando furiosamente por la victoria.

Marlin Back, premio Purple Prose 2015.

Era una noche amodorrada y estrellada [stark and dormy en el original, un juego de palabras intraducible], una de esas noches de pasar el viernes en la habitación donde las chicas/mujeres solteras ovulan copiosamente y sueñas con s*x* duro junto a un chico/hombre malote en el asiento trasero de un Corvette —como aquel que salía en la serie Route 66, solo que de diferente color, aunque el color es difícil de precisar porque la serie era en blanco y negro— si los Corvettes tuviesen asiento trasero, claro.»

David Kay, premio Era una noche oscura y tormentosa 2004.

El detective Micky Blarke llegó a la escena a las 2:14 y, según juró el novato Paul Simmons, le dio una calada tan fuerte a su cigarrillo como para que los interiores de sus mejillas se tocasen. Pero el juez apuntó que tanto detalle no era necesario y ordenó al jurado que desestimasen dicha afirmación.

Joe Polvino, premio Novela Detectivesca 2004.

La cuenta regresiva se detuvo en T menos 69 segundos cuando Desiree, la primera simio hembra en viajar al espacio, me guiñó un ojo maliciosamente mientras gesticulaba con sus labios gruesos y gomosos. Aquella fue la primera de muchas insinuaciones durante lo que sería el más largo, y más memorable, viaje espacial de mi carrera.

Martha Simpson, premio BLFC 1985.

El barco de Napoleón recibió una fuerte sacudida y volcó cuando el emperador, escuchando como sus generales protestaban como siempre, chapoteó en las tibias aguas de su bañera.

John Doble, premio Ficción Histórica 2011.

Mientras el misterioso extraño se acercaba, Angela se mordió el labio con ansia, deseando con cada nervio, célula y fibra de su cuerpo que este fuese el hombre que supiera comprenderla, el que la llevara lejos de allí. Y esperando que no le apretase una teta al tiempo que imitaba el sonido de una bocina, como hacían todos los demás.

Ali Kawashima, premio Novela Romántica 2011.

El detective Bart Lasiter se encontraba en su oficina, estudiando cómo la luz de su pequeña y única ventana caía sobre su superburrito, cuando la puerta se abrió para revelar a una mujer cuyo cuerpo decía que aquel había sido el último burrito que el hombre comería por un buen tiempo, cuyo rostro decía que los ángeles existen, y cuyos ojos decían que ella era capaz de hacerte cavar tu propia tumba y después limpiar la pala con la lengua.

Jim Guigli, premio BLFC 2006.

Era una noche oscura y tormentosa en Plutón. Un planeta que nadie se tomaba en serio por culpa de su nombre (que recuerda a un perro de dibujos animados), por estar tan lejos del Sol y por no tener atmósfera, algo que al tratarse (creemos) de un planeta inhabitado no parecía demasiado importante en aquellos días donde las únicas preocupaciones del mundo eran la guerra, el hambre, la peste y la muerte.

Ana Rotenberg, premio Ciencia ñficción 2002.

Había un anciana que vivía en un zapato y tenía tanta equidad (porque nuestra historia, queridos niños, está situada en el mercado de bienes raíces de Miami) como para forrar el exterior de su vivienda con terciopelo azul en honor a su ídolo, Elvis, mudar a sus hijos a un botín en la parte trasera, y reabrir el lugar como el Motel Are You Lonesome Tonight? (pero vas a tener que esperar a cumplir los dieciocho años para poder seguir leyendo).

Barbara Bridge, premio Literatura Infantil 2006.

Mientras salía de la estación de policía con sus tacones altos repiqueteando contra el suelo, en un rítmico stacatto similar al que produciría un músico manco tocando las castañuelas en una banda muy mala de mariachis, y con su amplio pecho contenido tan solo por una blusa diáfana, rebotando a cada paso como un Chevy de motor bajo de 1959 con muy buena hidráulica, sonrió para sí misma al recordar el emocionante interrogatorio del detective Tipple sobre el atraco al “Melón de Twin Peaks”.

Wayne Spivey, mención especial Un saludo al escote 2006.

La adorable chica Kaa había sido implacablemente encadenada al poste del guerrero jefe Bestia, cuya bárbara tribu apilaba leña a los núbiles pies de la mujer, cuando la fuerte y limpia voz del poético y heroico Bienapuestomas rugió: «Flick your Bic / crisp that chick/ and you’ll feel my steel / through your last meal». [Dale al mechero / fríe a esa chavala / y sentirás mi acero / a través de tu última comida].

Steven Garman, premio BLFC 1984.

El escalofriante chillido dividió la cálida noche de verano en dos. Siendo la primera de esas mitades la ocurrida antes del grito, bastante suave, calmada y agradable para aquellos que no habían escuchado el grito en absoluto. Pero no suave, ni calmada ni muy agradable para aquellos que sí escucharon el grito, descontando el pequeño período de tiempo durante el grito en sí mismo, cuando sus oídos pudieron haberlo escuchado, pero su cerebro no estaba reaccionando aún para avisarles.

Patricia E. Presutti, premio BLFC 1986.

Mención especial para el escrito de W. W. «Buddy» Ocheltree, que ganó la edición BLFC de 1993 gracias a su habilidad para esconder en el texto una cuenta numérica, demostrando que hay que ser muy bueno para escribir algo muy malo:

Ella, una reportera local de mala calidad, no era realmente mi tipo pero en el primer segundo en el que el representante de tercera categoría del cuarto estado abrió una nueva quinta del viejo whisky escocés, mi sexto sentido me dijo que el séptimo cielo se encontraba tan cerca como la octava nota de la Novena sinfoníade Beethoven. Así que, nervioso como un estudiante de décimo grado agobiándose durante la undécima hora de un examen de física, la coloqué en mis brazos anhelantes y, canturreando «The Twelfth of Never», tuve suerte aquel viernes 13.

El legado Lytton

El 12 de julio de 1965, en las tiras del Penauts de Charles M. Schulz, el bueno de Snoopy se sentó por primera vez ante una máquina de escribir para convertirse en el escritor más famoso del mundo. La primera línea, el inicio de su ambiciosa novela, tecleada sobre aquel trasto era una rotunda «Era una noche oscura y tormentosa». Desde entonces, los manuscritos redactados por el Snoopy literato acostumbraron a arrancar tirando de la misma sentencia. Y los secundarios de las viñetas tan pronto felicitaban al perro por su prosa como criticaban lo resobado de la misma, mientras las editoriales le enviaban cheques inflados a cambio de unas novelas que siempre arrancaban igual.


Penauts. Clic en la imagen para ampliar,
Madeleine L’Engle publicó en 1962 la novela Una arruga en el tiempo, un texto cuya primera línea era «Era una noche oscura y tormentosa». Una coña literaria plenamente autoconsciente de la naturaleza de cliché de la frase, algo evidente teniendo en cuenta que la novela de L’Engle era todo lo contrario a una conga de tópicos. El escritor de ciencia ficción Ray Bradbury se mofó de sus lectores al cascar la frasecita al inicio de la novela detectivesca Matemos todos a Constance. El decimosexto capítulo de la novelucha para adolescentes Animorphs #2 se inicia con un «Era una noche oscura y tormentosa. Lo siento, siempre quise escribir eso. Pero de verdad que era una noche oscura y tormentosa». El prólogo de Buenos presagios, de Neil Gaiman y Terry Pratchett, anunciaba «Era un día agradable» para poco después intuir noches negras y tormentas antes de arrancar el primer capítulo con un «No era una noche oscura y tormentosa».

A-Wrinkle-in-Time.jpg

Primera edición de Una arruga en el tiempo, o cuando Madeleine L’Engle troleó a los lectores en la primera frase.
En 2008 se anunció que la ciudad de Lytton (Columbia Británica, Canadá) acogería un debate a modo de duelo en el que Scott Rice, creador del concurso Bulwer-Lytton Fiction Contest, se enfrentaría a Henry Lytton Cobbold, tataranieto del vilipendiado escritor. Un encaramiento dialéctico, envuelto en cierto cachondeo, al que Rice asistiría «Para enterrar a Lytton, no para alabarle» asegurando cosas como «El mal que hacen los hombres vive después de ellos. Y en el caso de Lytton dicho mal son veintisiete novelas cuya ardiente turgencia estoy dispuesto a exponer, desnudar y en general hacer visible». Por otro lado, Henry Lytton anunciaba su asistencia para proteger el honor de su ancestro: «Iré para defender su honor. Bulwer-Lytton fue un hombre notable y es muy injusto que el profesor Rice haya decidido nombrar a la competición con su nombre por razones equivocadas. Fue un gran maestro de las artes, un político, escritor, dramaturgo y filósofo. […] Y ser la primera persona que acuña un cliché es en el fondo señal de que era un genio. También firmó frases universalmente famosas como “La pluma es más fuerte que la espada”. Y nos dejó la casa de Knebworth, que no es mala cosa. Y yo creo que la comunidad de la ciudad de Lytton [nombrada en honor al escritor] me apoyará al defenderlo. Porque Bulwer-Lytton ha hecho a sus habitantes bastante felices: en cierta medida es gracias a él que no hayan acabado siendo parte de América». Chris O’Connor, el alcalde de la urbe de Lytton donde se celebraría el debate, avivó el fuego declarando a favor del escritor: «Durante años, el profesor Rice se ha mofado de Lord Edward George Bulwer Lytton con su concurso de ficción. Lord Lytton era tanto un estadista como un autor, y como secretario colonial, fue quien ayudó a crear la colonia de la corona de la Columbia Británica en 1858» explicaba O’Connor antes de apuntar: «Además, no será una noche oscura y tormentosa, porque hemos programado el evento para las tres de la tarde».

En 2001, el escritor Adam Cadre, inspirado por el certamen BLFC de la Universidad de San José, inició el Lyttle Lytton Contest. Una variante comprimida del concurso original de Scott Rice donde el premio se lo lleva aquel que escriba el peor inicio de novela posible en tan solo doscientos caracteres. Y en internet, gente como Mikhail Simkin han llegado a construir pasatiempos donde uno puede jugar a tratar de adivinar si ciertos párrafos de novelas pertenecen a Dickens o a Lytton. Mientras tanto, el propio Rice tuvo el buen gusto de recopilar algunas de las mejores entradas al concurso (promocionándolas con el eslogan «Hazte con lo mejor de lo peor») en una saga de libros de títulos maravillosos: Era una noche oscura y tormentosa (1984), El hijo de Era una noche oscura y tormentosa (1986), La novia de Oscura y tormentosa (1988), Era una noche oscura y tormentosa: el conflicto final(1992), Oscura y tormentosa cabalga de nuevo (1996) y Era una noche oscura y tormentosa (2007).
https://www.jotdown.es/2019/06/los-peores-inicios-de-novelas-jamas-escritos/
 
LITERATURA MILLONARIA
Läckberg, la sueca que vende millones de libros: "Me leen hasta los camioneros"
Sus novelas se hicieron populares en pleno 'boom' del negro nórdico y ahora cambia de género con una 'Jaula de oro' en un megalanzamiento en 30 países a la vez



imagen-sin-titulo.jpg


Camilla Läckberg presenta 'Una jaula de oro', su última novela. (EFE)





AUTOR

PAULA CORROTO
Contacta al autor
TAGS
LITERATURA
NOVELA NEGRA
SUECIA


12/06/2019



De la literatura es casi imposible vivir, pero quien lo logra probablemente tenga su vida solucionada para siempre. Uno de estos excepcionales casos es el de la sueca Camilla Läckberg (Suecia, 1974), la escritora que nació y creció en Fjällbacka, un pequeño pueblo de la costa occidental sueca, que tras publicar en el año 2002 su primer libro, 'La princesa de hielo' —una trama criminal con su asesinato y sus pesquisas—, se convirtió en una superventas. Desde entonces, 10 novelas sobre esta saga abanderada del género negro nórdico jalonan ya a esta autora. Y en total lleva 23 millones de ejemplares vendidos en 60 países, según los datos que aporta Maeva, su editorial en España. Escribir es de miserables, pero hay quien rompe con el tópico.

“Hace 12 años presentamos 'La princesa de hielo'. Fue antes del 'boom'. Camilla no era conocida. Pero después ya empezó todo. Ha vendido más de dos millones de ejemplares en España”, recuerda la editora Maite Cuadros en el desayuno que han preparado para la presentación de la última novela de Läckberg, 'Una jaula de oro'. El lugar elegido es la embajada de Suecia en Madrid y forma parte del megalanzamiento mundial en 30 países que la escritora lleva recorriendo las últimas semanas. El 'tour' europeo lo cierra la capital española. Para después del verano, tocará EEUU. “Este lanzamiento es muy grande para Maeva. Se lleva preparando desde hace más de un año, cuando todos los editores internacionales no reunimos con Camilla. Y el libro todavía estaba en proceso de escritura”, comenta Cuadros.



grafcat264-barcelona-06-06-2019-la-escritora-sueca-camilla-lackberg-posa-durante-la-presentacion-este-jueves-en-barcelona-de-su-ultima-novela-una-jaula-de-oro-con-la-que-abandona-temporalmente-su-exitosa-serie-de-los-crimenes-de-fjallba.jpg




A la propia escritora, que sea la que más vende en Suecia, que incluso haya sido nominada a la mujer del año en su país por la prensa, no le abruma. Al contrario, parece sentirse cómoda. “Lo importante para un escritor es que te lean. Hay quien dice que prefiere que le lean 500 buenos lectores a 5.000 malos, pero yo creo que eso es mentira. Todos los escritores quieren llegar al mayor número de lectores posible”, sostiene de forma tajante. Confiesa que la "leen hasta los camioneros". “En formato audiolibro. Escuchan mis novelas y luego van a las presentaciones”.

Läckberg lo consiguió con su saga protagonizada por el policía Patrick Hedström y la escritora Erika Falck. En todos estos libros se parte de un asesinato que es resuelto por Patrick, pero a la vez se tocan temas de actualidad como, por ejemplo, el furor que comenzaron a causar los 'reality shows' a comienzos de la década de los 2000 y que la escritora trató en'Crimen en directo' (2010).

"Lo importante para un escritor es que te lean. Hay quien prefiere que le lean 500 buenos lectores a 5.000 malos, pero yo creo que eso es mentira"


De alguna manera, el giro que ha dado con su nueva novela, en la que ya no están Patrick ni Erika, ni Fjällbacka, y que más que una novela negra es una trama de “suspense psicológico” —recalcan en la editorial— en la que una mujer, Faye, independiente y empoderada, busca venganza, también tiene bastante que ver con los tiempos que corren. “Bueno, la empecé hace tres años, antes de que saliera el MeToo, pero cuando salió sí me sentí abrumada porque era precisamente de lo que yo estaba escribiendo”, cuenta la autora. Según su sello español, en la novela se hace un homenaje a la sororidad. ¿Una novela más sobre el feminismo? “Para mí fue una necesidad y un desafío, porque ya estaba en una zona de confort, había escrito 10 novelas sobre Patrick y Erika, sabía la fórmula, y lo que necesitaba era sentir otra vez el miedo a no tener lectores. Necesitaba desafiarme a mí misma. Mis editores pensaron que estaba loca, pero yo también he cambiado mucho en 15 años”, afirma.


Tanto ha cambiado que de no haber una palabra de s*x* en su anterior saga, en esta nueva novela lo que abunda es el s*x* explícito donde además es la mujer, Faye, la que dirige la orquesta. Y con intenciones que no son del todo las mejores. También busca hacer daño. Casi como la contrapartida al popularísimo éxito de E.L James, '50 sombras de Grey'. “A la mujer se le ponen atributos como que es leal, paciente, pero quise que Faye no tuviera estos atributos. Por eso sorprende, porque nos parece más masculina, pero eso es porque estamos más acostumbrados a que eso sea el comportamiento del hombre”, sostiene Läckberg, que no obstante cuando se le pregunta por el feminismo y las relaciones tóxicas que algunas mujeres tienen con algunos hombres afirma no estar cómoda con ese feminismo “que culpa de todo al hombre”. “La responsabilidad de las decisiones también es de las propias mujeres, de lo que hacen y con quién deciden estar”, añade.




una-jaula-de-oro-camila-lackberg.jpg


'Una jaula de oro', la última novela de Läckberg.




La idea de trasladar la historia de su Fjällbacka natal a Estocolmo se debe a que ella también siente que hace tiempo que dejó de ser una chica de campo. “Llevo 20 años viviendo en Estocolmo. Cuando empecé a escribir sobre Patrick y Erica, apenas conocía Estocolmo y era más fácil hablar sobre Fjällbacka. De todas maneras, cuando perteneces a dos mundos, no perteneces nunca a uno solo. Cuando estoy en reuniones con directivos en Estocolmo, me siento la chica de Fjällbacka, pero cuando voy allí me siento más de Estocolmo”, confiesa. Y estos son tiempos más sofisticados y urbanitas.

Las novelas de Läckberg se hicieron populares en pleno 'boom' del género negro nórdico —otro punto a su favor—. ¿El cambio argumental tiene que ver con que ya se acabó el fenómeno? La novelista no teme tanto por el género —“Siempre habrá sitio para la novela negra”, vaticina—, pero sí cree que este debe ir amoldándose a los cambios: “Los temas cambian, aparecen las redes sociales, los móviles, ya no puedes hacer una escena en la que aparezca una cabina telefónica. Si sigue existiendo, tiene que adaptarse a los tiempos actuales”.

Ella, desde luego, ya lo ha hecho. Nueva novela, cambio de registro. s*x* y una mujer independiente al frente del cotarro. Y no parece que la idea le haya salido nada mal.

https://www.elconfidencial.com/cult...a-lackberg-genero-negro-novela-metoo_2066746/



 
Back