Libros, libros, libros

Espías, clásicos y ‘thrillers’: 11 novelas negras para el frío y el puente
Una lista de grandes autores y propuestas de todo tipo para disfrutar de la lectura

JUAN CARLOS GALINDO
30 NOV 2017 - 08:05 CET
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Parece que por fin ha llegado algo similar al frío y esperemos que no tarde en hacer lo mismo la lluvia de manera que, por si alguien necesita excusas, tengamos el ambiente perfecto para una tarde de lectura. Además, se avecina un puente de esos que en su día iban a eliminar en aras de la productividad y que dará a aquellos letraheridos con menos tiempo algunos ratos de lectura. Por todo eso, y por aquellos que no necesitan ninguna excusa para meterse de lleno en un libro, vamos con una de esas listas que, como ocurrió en verano con los libros de bolsillo, o en otras ocasiones con recomendaciones de thrillers, cuentan con el apoyo entusiasta de ustedes, queridos lectores.

En esta ocasión, una buena mezcla de novela negra española, espías por partida doble, un poco de la mejor ficción criminal británica, un clásico con honores, un viaje a Mongolia y alguna cosa más para que lean y disfruten.

Vivan los espías
  • Eva, Arturo Pérez Reverte (Alfaguara). Lo mejor de Falcó antes y ahora de Eva es que Pérez Reverte ha hecho exactamente lo que pretendía: una novela de espías con todos los elementos clásicos, buena literatura y excelentes personajes. Uno de ellos, Eva, espía soviética que ya pedía a gritos más protagonismo en el primer episodio del correoso Falcó, da título a esta segunda entrega, radicada en Tánger. Una novela construida en torno a un mercenario poseedor de un sarcasmo a la altura del de John Rebus o Philip Marlowe, aunque no tan cínico como aparenta. Un personaje de primera, muy bien rodeado de secundarios impecables, para una novela que además es una excelente historia de aventuras.
El gran Jacinto Antón escribió este reportaje desde Tánger, que es además un paseo un autor por los escenarios de la novela.

  • El otro lado del silencio, Philip Kerr (RBA, traducción de Eduardo Iriarte). En la duodécima entrega de las aventuras y sinsabores de Bernie Gunther nos lo encontramos con más de 50 años, retirado, o deberíamos decir escondido, en la Riviera francesa, portero de un hotel de lujo y bajo la identidad de Walter Wolf. No sé si seré yo, pero al principio noto a Gunther algo cansado y sobre todo con un tono blando y lastimero. Pero aparece por allí el escritor Somerset Maugham que ha visto perturbado su retiro dorado en lo más alto de su fama por un criminal nazi que le está chantajeando y todo vuelve a su ser: Gunther reparte y recibe, investiga y entra en terrenos peligrosos. Bajo la óptica de Kerr, Maugham aparece como un hombre rico y famoso, misógino y en decadencia, aterrado porque se haga pública su homosexualidad. Además, hay un acertadísimo flash back que nos lleva a la Alemania de 1938, al territorio de la Trilogía de Berlín, a los mejores momentos de Gunter. La trama está llevada con todo el oficio que ha atesorado Kerr en estos años y con los ingredientes esenciales de un buen relato de espías.
Para quien todavía no conozca a Bernie Gunther aquí les dejo un perfil de un devoto.

Tres clásicos recuperados
  • Jazz Blanco, James Ellroy (Literatura Random House). Última entrega del Cuarteto de Los Ángeles, esta es la primera novela que leí, hace ya muchos años, del gran James Ellroy. Ahora que ha ganado el Premio Pepe Carvalho de la BCNegra es un momento perfecto para volver a leer a este gigante de las letras estadounidenses, felizmente recuperado por Random House en una excelente traducción de Hernán Sabaté.
En su momento tuve el honor de entrevistarlo, aquí se lo dejo por si quieren conocer un poco mejor a uno de los grandes narradores de los bajos fondos (sociales, policiales y políticos) de Estados Unidos.

  • Carter, Ted Lewis, (Sajalin, traducción de Damià Alou). Es prácticamente imposible encontrar en la selección que hace Sajalin en su colección al margen algo que no apetezca leer. Hoy traemos una novela mayúscula cuyo autor tiene un lugar de honor en los clásicos malditos. En un mundo que nos pasamos todo el día hablando ritmo vertiginoso, de thrillers que no te van a dejar respirar y demás yo les digo: señores, esto es ritmo. La historia de un sicario, una pérdida y una venganza nos llevan por lo peor del Londres de los setenta. Una novela corta y contundente, llena de rabia, todo acción y diálogos. La mirada de Lewis sobre este mundo del hampa, la mafia del por** y las apuestas, está llena de sordidez y alejada de todo glamour.
Aquí les dejo la excelente crítica publicada por Kiko Amat en Babelia

  • El temblor de la falsificación, Patricia Highsmith (Anagrama, traducción de Maribel de Juan). Me gusta completar este tipo de recomendaciones con algún clásico indiscutible. En este caso volvemos a la maestra a Highsmith para reseñar el que algunos consideran su mejor libro. Los problemas de Howard Ingham, escritor de cine varado en Túnez, sirven de punto de partida para una narración provocativa, divertida e inquietante, uno de esos relatos en los que la creadora de Ripley nos adentra como si nada, con morosidad y como distraída, en un mundo obsesivo inquietante.
Esta es mi particular oda a la maestra.

Dos cracks españoles
  • El peor de los tiempos, Alexis Ravelo (Alrevés). Quinta entrega de las aventuras de Eladio Monroy, un marinero retirado que vive de su media pensión y de los apaños detectivescos que hace por ahí, siempre intentando hacer algún favor a un amigo desafortunado pero, sobre todo, tratando no ya de arreglar las injusticias sino de que al menos no queden impunes. No se asusten aquellos que hayan oído hablar aquí por primera vez de este personaje entrañable y clásico, de los que se las llevan dobladas, de los que nos cejan en el empeño, de los que además tiene sentido del humor: pueden leer está novela sin haber tocado ninguna de las anteriores. El argumento es sencillo: Eladio busca a la hija de un amigo que está apunto de morir y se quiere reconciliar con ella, excusa perfecta para destapar una corrupta red de prostit*ción y otras miserias en la que están implicados insignes miembros de la sociedad de Las Palmas de Gran Canaria. La vuelta del escritor canario a la novela negra es la excusa perfecta para aquellos que no lo haya leído y motivo de regocijo para quienes llevamos tiempo disfrutando del ganador del Hammett en la Semana Negra de Gijón en 2014.
Si quieren saber más sobre el autor, aquí pueden leer la entrevista que le hicimos en su día.

  • Mi querido asesino en serie, Alicia Gimenez Bartlett (Destino). El undécimo libro de la saga de Petra Delicado demuestra el excelente estado de forma en que se encuentra su creadora y el personaje más de 20 años después de su debut. El caso lleva a esta inspectora de la Policía Nacional en Barcelona y a su compañero Fermín a investigar la muerte de varias mujeres asesinadas de manera similar, mujeres muy distintas pero con algo en común: todas estaban solas en la vida. El título de la novela, fruto de un ataque sarcástico de Petra, introduce un elemento poco común en la realidad española: el asesino en serie. En una trama llevada con un oficio admirable, Giménez Bartlett huye de convencionalismos, exageraciones y fantasías acerca de asesinos casi con poderes sobrenaturales y lleva la investigación, marca de la casa, en los márgenes de un procedimental impecable.
Entrevista a la autora con motivo de la publicación de esta última novela.

Un poco de todo
  • Tiempos salvajes, Ian Manook (Salamandra, traducción de José Manuel Fajardo). Esta es una novela negra situada en Mongolia escrita por un autor francés. Una novela que huye del exotismo, que no se aprovecha del paisaje sino que lo glorifica. Es también, como ocurría con la primera entrega de las aventuras de comisario Yeruldelgger, un procedimental perfecto, que sirve al autor para contar las miserias de un país abandonado, el choque de la cultura esteparia con la monstruosa ciudad de Ulán Bator, la corrupción del Ejército, la miseria de la gente, la terrible destrucción ambiental ocasionada por la Unión Soviética. Yeruldelgger es un personaje muy particular, con el que es difícil no enfadarse, no encariñarse. Esperamos con muchas ganas la tercera entrega, ahora que sabemos ya que será la última.
Aquí tienen el reportaje que le hice junto con el escritor francés Emmanuel Granden la Semana Negra de Gijón.

  • Música nocturna, John Connolly (Tusquets, traducción de Victoria Ordóñez). Esta nueva recopilación relatos del creador de mi amado Charlie Parker abunda en su pasión por el terror, pero tiene además dos pequeñas joyas metaliterarias que harán las delicias de todos los fans de la ficción criminal. En el primero de ellos, La biblioteca privada y depósito de libros Caxton, se desarrolla un pequeño y bonito misterio que continúa en Holmes anda suelto. El libro abre y cierra con una narración en primera persona que tiene algo de esos misterios que tan bien cuenta Connolly y tanta desazón crean en el lector. También es un delicioso homenaje al género fantástico y de terror y un interesante compendio de opiniones de un autor que es antes que nada un lector enfermizo y que habla con pasión de su mundo literario o del éxito.
Si quieren saber más, aquí tienen 7 razones para amar a Charlie Parker y algo sobre el personaje y una de sus últimas aventuras

  • Incendio, Tess Gerritsen (ADN, traducción de Pilar de la Peña). Aquí tienen la ración de lectura adictiva y sencilla para una tarde lluviosa. Gerritsen, conocida como la reina del misterio hospitalario, nos ofrece en esta ocasión un thriller en el que una violinista que cree que su hija de tres años quiere matarla se obsesiona con una misteriosa partitura cuya historia hunde sus raíces en la Italia de la Segunda Guerra Mundial. Con esta excusa Gerritsen despliega todo su oficio para narrar una historia en dos planos temporales en la que hay amor, música y misterio. La protagonista tratará de llegar hasta las últimas consecuencias para saber qué le pasa y conocer una terrible historia. Un pasapáginas perfecto para algo más que un buen rato.
  • Tres cerditos, Apostolos Doxiadis (Alianza, traducción de María del Puerto Barruetabeña). Estamos aquí ante un relato extraño y lleno de virtudes, actualización del cuento del lobo y los tres cerditos con un punto de vista arriesgado que el lector solo descubre a medida que avanza el relato. El tono oral y cargado de humor está perfectamente armado para contar la historia de un inmigrante italiano que comete el error de matar al heredero de un mafioso y condena a sus tres hijos a morir a los 42 años, como el vástago del padrino. Una maldición que pesa de distinta manera sobre la vida de cada uno de ellos y que tiene en su ejecutor a un sicario que vamos descubriendo es complejo y entrañable a la vez. Una historia entretenida, original y sobre la que se cierne siempre una pregunta: ¿puede una persona mala llegar a convertirse en buena?

https://elpais.com/cultura/2017/11/29/elemental/1511958391_758062.html


 
Perico el de los palotes era mujer
Varios actos por su 150º aniversario rescatan la figura de Carmen de Burgos 'Colombine', la primera corresponsal de guerra española

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Carmen de Burgos 'Colombine', hacia 1901.

RUT DE LAS HERAS BRETÍN
Madrid 3 DIC 2017 - 18:07 CET

Está tan cercana la muerte de Carmen de Burgos que no es posible con sinceridad enjuiciar la magnitud de su obra. Algún día espero y confío que habrán de revisarse los valores históricos y sociales de esta gran mujer", escribía Concha Peña en el Heraldo de Madrid el 14 de octubre de 1932, solo cinco días después de que Carmen de Burgos falleciera. Las esperanzas de Peña no cundieron. Todo lo contrario. Tras la Segunda República, Carmen de Burgos Colombine quedó enterrada, silenciada, desaparecida y todos los sinónimos posibles de una manera muy eficaz por quienes cumplieron esa misión: la de borrar la figura, la obra y el legado de una de las escritoras más importantes del primer tercio del siglo XX, primera redactora en plantilla de un periódico (hoy casi totalmente desconocida en las Redacciones) y la primera mujer española corresponsal de guerra.

Carmen de Burgos Colombine (1867-1932) nació en Rodalquilar (Almería) un 10 de diciembre de hace 150 años. Durante la primera parte de su vida, la que transcurrió en el siglo XIX, estuvo casada con un periodista, con el que tuvo un matrimonio "insufrible", según lo describe en una autobiografía que años después de este periodo le pidió el escritor Ramón Gómez de la Serna, autor 21 años más joven que ella que sería su pareja sentimental durante dos décadas. De su marido se quedó con lo que le enseñó de su profesión y con su hija, la única que sobrevivió, ninguno de los tres anteriores llegó al primer año de vida. Con el cambio de siglo, De Burgos pareció experimentar un viaje en el tiempo con respecto a la sociedad finisecular. En un momento en el que las mujeres no podían hacer nada sin la aprobación de un hombre y no eran dueñas casi ni de sí mismas, dejó a su marido, aprobó unas oposiciones de maestra y se marchó con su hija a vivir a Madrid.

En la capital tuvo muy claro lo que quería: participar en la intelectualidad del momento, conocer a pensadores y literatos que se reunían en las tertulias de los distinos cafés y escribir, sobre todo escribir. Lo consiguió. Se rodeó de Galdós, de Emilia Pardo Bazán, de Gregorio Marañón, mantuvo correspondencia con Juan Ramón Jiménez... Compartía con ellos la preocupación por el devenir del país, pero le daba su punto de vista: el de una mujer. Escribía desde lo que hoy se llamaría perspectiva de género mucho antes de que exisitiera ese concepto. Era consciente del poder que le daba el llegar a los lectores. Uno de sus primeros reportajes trataba sobre la situación de los niños en las cárceles. Ese fue solo el principio de una prolija carrera: más de cien novelas cortas, una docena de largas, ensayos, traducciones, cerca de 10.000 artículos de prensa, sobre los que versará la próxima publicación de Concepción Núñez Rey. Esta profesora, ya jubilada, del departamento de Filología Española III de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense ha dedicado su vida a Colombine. Hacia febrero quiere presentar los dos tomos de la obra periodística de Colombine, en los que ha reunido unos 300 textos. Este será uno de los actos de celebración del 150 aniversario, también la Biblioteca Nacional ha organizado una pequeña muestra bibliográfica que se puede ver hasta el 9 de diciembre con todo tipo de ediciones de la autora que se conservan en la institución y en el Ateneo de Madrid hay otra, hasta final de año, con portadas de sus publicaciones.

Todos los nombres
El título de la exposición de la biblioteca apela a uno de los nombres con los que se conoció a la periodista: La dama roja, lo que ha provocado cierto disgusto en Núñez, ya que era uno de los términos insultantes que usaban sus detractores, sobre el todo los sectores eclesiales. "Es una reducción que hicieron sus adversarios ideológicos. No perdonaron que una señora rompiera tantos moldes", dice la profesora. También la llamaron La divorciadora por su obra El divorcio en España (¡publicada en 1904!) en la que reunió las conclusiones que obtuvo tras pedir opinión sobre la necesidad de una ley que regulase el final de los matrimonios en una de sus columnas en el Diario Universal. Estas las firmaba como Colombine que pasó a ser el nombre por el que fue conocida. Entre 1917 y 1922, de manera anecdótica, usó el pseudónimo Perico el de los palotes para las reseñas literarias que escribía en el Heraldo de Madrid, periódico que mucho antes, en 1905, ya la había convertido en corresponsal en el extranjero.

En 1909 cubrió la guerra de Melilla (las tropas españolas contra las cabilas rifeñas), donde no solo narró la contienda, también la vida cotidiana de los soldados. Batalló —muy posiblemente literalmente en el hostil ambiente de las Redacciones— por hablar contra la pena de muerte, a favor del voto femenino, de la situación de los trabajadores más desfavorecidos, por abrir una ventana y mostrar lo que encontraba en sus viajes por Europa y América.

El querer vivir su vida y su afán de progreso social la llevaron a ser pionera en muchos campos, incluso en el que la borró de la historia, ya que era la primera mujer que aparecía en las listas de autores prohibidos durante el franquismo.
 
LITERATURA
Confesiones literarias y personales de Marcel Proust
    • ENRIC GONZÁLEZ
    • París
  • 6 DIC. 2017 18:12
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Marcel Proust, en una foto de archivo EM


Además de los siete tomos de "En busca del tiempo perdido", el gran autor francés escribió (se calcula) más de 100.000 cartas. Ahora llega a España las que se cruzaron Marcel Proust y su editor, Jacques Riviera

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El 17 de diciembre de 1906, tras la muerte de sus padres, Marcel Proust se instaló en el bulevar Haussmann, número 102, segundo piso. Cerró cortinas y persianas, se sometió a los tormentos de su asma y empezó a escribir una obra monumental. El primer tomo de En busca del tiempo perdido, Por el camino de Swann, se publicó en 1913. El propio autor tuvo que correr con los gastos de impresión, tras numerosos rechazos. Pero a principios de 1914 Proust recibió la carta, hoy perdida, de un influyente admirador, Jacques Rivière, secretario de redacción de la prestigiosísimaNouvelle Revue Française. Así comenzó un intercambio de correspondencia, transformado pronto en amistad, que duró hasta la muerte del escritor.

En su primera carta a Rivière, Proust hablaba ya de su emblemática madalena: «Ha visto usted el placer que me depara la sensación de la madalena mojada en el té».

Las cartas entre Proust y Rivière acaban de ser publicadas en España por Ediciones La Uña Rota, con traducción, prólogo y notas de Juan de Sola. Es solo una pequeña parte de la correspondencia producida por Marcel Proust, un grafómano que vivía encerrado con sus enfermedades y prefería comunicarse por escrito: Philip Kolb, recopilador de la correspondencia proustiana, calcula que el escritor envió unas 100.000 cartas a lo largo de su vida. En el diálogo entre Proust y Rivière, el primero va desvelando las claves de su obra, su perfeccionismo obsesivo y su prodigiosa capacidad de observación.

La correspondencia empieza en 1914 y acaba en 1922, con la muerte de Proust a los 51 años. Rivière no le sobrevivió mucho tiempo: murió en 1925, de tifus, a los 38 años.

En cuanto leyó el primer tomo de En busca del tiempo perdido, Rivière se entusiasmó. Convenció a los responsables de NRF para que rescataran la edición de Grasset pagada por Proust y se comprometieran a publicar el resto de su obra; el propio André Gide, responsable de haber rechazado el manuscrito en NRF, entonó un mea culpa: dijo que jamás podría perdonarse el error. Rivière, por tanto, fue descubridor, impulsor y patrocinador de una de las obras culminantes de la literatura del siglo XX.

«Si no tuviera creencias intelectuales, si simplemente buscara rememorar y solapar estos recuerdos con los días vividos, no me tomaría, enfermo como estoy, la molestia de escribir», le dice Proust a Rivière. «¿Se puede usted creer que ni siquiera pienso que la inteligencia sea lo primero en nosotros? (...) Yo antepongo el inconsciente, que aquélla está llamada a aclarar, pero que es lo que constituye la realidad, la originalidad de una obra», le dice Rivière, cada vez más fascinado por Sigmund Freud.

Hay cartas, bastantes, casi cómicas por el puntillismo maniático de Proust en cuanto a correcciones y cambios de última hora. El libro muestra que en los años de la Primera Guerra Mundial (en la que Rivière combate), mientras acomete su gran obra, Proust ha dejado de ser el joven pisaverde que hacía crónicas sociales y derrochaba ingenio en los salones; ahora, maduro, enfermo y consciente de que no llegará a viejo, tiene la convicción absoluta de estar escribiendo algo portentoso, algo que va a sobrevivirle. Y quiere que llegue a los lectores de forma perfecta. Tras una enésima corrección, Rivière, en una carta del 25 de octubre de 1922, se exaspera: «Acabo de pedir que paren la impresión, que estaba a punto de empezar. Pero, por el amor de Dios, dime lo antes posible cómo debe terminar el fragmento».

A Proust le quedaba menos de un mes de vida. El 25 de octubre, Proust, febril, le dice a Rivière que le odia y ya no confía en él. «Tu carta me duele, no consigo ver en qué me he equivocado», responde Rivière. Días después, Rivière le envía a Proust su obra Aimée, con una dedicatoria. Responde (por carta) la sirvienta, Céleste Albaret: «El señor Marcel Proust no se da cuenta de nada, es por eso que todavía no sabe todavía que le mandó usted su libro». Es el último contacto. Proust falleció, de bronconeumonía, el 18 de noviembre de 1922.

http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/12/06/5a26ed6146163f4d158b4592.html
 
Los 16 mejores libros para niños y jóvenes de 2017
Un jurado formado por especialistas en literatura infantil y juvenil seleccionan lecturas donde predominan las mujeres intrépidas y los temas sociales

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Saltamontes va de viaje. Arnold Lobel
Traducción de Pablo Lizcano. Kalandraka. 68 páginas. 15 euros.
Entre la treintena de cuentos que escribió e ilustró el estadounidense Arnold Lobel —su producción para obras ajenas fue incluso mayor—, figura esta travesía cargada de fábulas que se recupera cada cierto tiempo. En el camino que inicia Saltamontes se cruzan escarabajos que ensalzan el seguidismo y marginan la disidencia, gusanos adaptativos ante la adversidad, moscas con trastorno obsesivo o mariposas de rutinas intransigentes. Con todos ellos compartirá experiencias el protagonista, un insecto curioso, tolerante, amante de las sorpresas diarias y de los regalos de la naturaleza. Tereixa Constenla

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La merienda del parque. Pablo Albo y Cecilia Moreno
Narval editores. 44 páginas. 15 euros.
Aunque el título remite a escenas bucólicas cursis y recargadas en la campiña, lo cierto es que este libro destaca por lo contrario, busca ser depurado, sencillo y naif. Pablo Albo y Cecilia Moreno se valen de potentes colores e imágenes geométricas y modernas que recuerdan a las señales de tráfico para contar una historia protagonizada por un parque que tiene la costumbre de merendar. Una excusa que permitirá descubrir una fauna sorprendente que habita entre los humanos en la ciudad. El original volumen está también traducido al euskera, gallego y catalán. Elisa Silió
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Empanada de mamut.
Jeanne Willis y Tony Ross
Traducción de Estrella B. del Castillo. Libros del Zorro Rojo. 36 páginas. 13,90 euros
Un grupo de cavernícolas hartos del veganismo forzoso del guiso de cardos y un mamut vacilón protagonizan el nuevo álbum conjunto de la escritora Jeanne Willis y el ilustrador Tony Ross. El hambriento Gor movilizará a todos sus amigos para cazar al paquidermo. Pero Gor no es el único que tiene amigos. Dibujado con el inconfundible estilo de Ross —que tiene ya más de un millar de obras a cuestas, incluida la popular serie Pablo Diablo (Horrid Henry, en inglés), y acaba de ser elegido el ilustrador más solicitado en las bibliotecas británicas con un millón de préstamos en 2016—, derrocha humor. T. C.
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Waterloo y Trafalgar.
Olivier Tallec
Adriana Hidalgo editora. 64 páginas. 16,50 euros.
Dos colores. Dos militares. Dos rutinas. Dos trincheras minimalistas separadas por un río de hierba. Dos derrotas napoleónicas, Waterloo y Trafalgar, sirven al ilustrador francés Olivier Tallec para ahondar con ironía en la sinrazón de la guerra. Un soldado naranja y un soldado azul se vigilan mutuamente. Uno es romántico y otro pragmático. Ambos tienen más cosas en común de las que los separan: el frío, el temor, el aburrimiento, la agresividad. Con un dibujo sencillo, Tallec ha concebido uno de esos álbumes mudos y limpios, que evidencia lo innecesarias que son a veces las palabras. T. C.
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Tristán encoge.
Florence Parry Heide / Edward Gorey
Traducción de Manuel Broncano. Blackie Books. 80 páginas. 16 euros.
Tristán es un niño de edad indeterminada y tamaño incierto. Encoge. Sin saber por qué y, lo que resulta más preocupante, sin saber por qué los adultos ignoran el fenómeno. Los mayores siempre tienen respuestas prefabricadas y cosas más importantes que hacer. Escrito en 1971 por Florence Parry Heide, una autora que siempre se sintió más cerca de la niñez que de la madurez, e ilustrado por Edward Gorey, viene avalado en esta edición con un prólogo de David Trueba, que lo considera el libro de su infancia: “Tristán es el protagonista de la angustia existencial de todo niño”. T. C.








 
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Barrios de colores. Ana González / Kike Ibáñez
Milrazones. 40 páginas. 13,50 euros
Los hombres grises comenzaron retirando los bancos, las papeleras, las macetas y las farolas. Y acabaron adueñándose de los colores. Un día, el barrio amaneció gris, apagado, sin vida. Hasta que algo ocurre que trastocará las cosas y que permitirá a los vecinos cambiar la tristura que les rodea. Diseñado sobre cuadrículas en homenaje al clásico cuaderno escolar y con dibujos geométricos, que evocan a veces la estética de videojuegos, el libro de Ana González y Kike Ibáñez recibió el Premio Lazarillo en 2016 en la categoría de álbum ilustrado. Un homenaje a la belleza y a su defensa. T. C.
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Cuando las niñas vuelan alto. Raquel Díaz Reguera
Lumen. 48 páginas. 14,95 euros

Un libro para romper los estereotipos de género y animar a las niñas a ser de mayores lo que ansiaban no hace tanto. No solo ellos tienen que ser los pilotos y ellas las azafatas, ni están obligadas a ser altas y delgadas como en los anuncios. La autora tira de ironía y sensibilidad para plantear el debate con buenos y villanos. El señor Siquierespuedes proporciona a las tres protagonistas de Cuando las niñas vuelan alto alas para volar hacia sus metas, mientras que la banda Noloconseguirás les llena los bolsillos de piedras. Deliciosas ilustraciones acompañan a este texto sin moralina. E. S.
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El libro de Gloria Fuertes para niñas y niños.
Gloria Fuertes / Marta Altés
Prólogo, edición y notas de Jorge Cascante. Blackie Books. 384 páginas. 19,90 euros
El todo Gloria Fuertes: 120 poemas, 25 cuentos, extractos de entrevistas, episodios biográficos, escritos inéditos, cartas y dibujos infantiles rescatados del archivo de la autora. Podría figurar en la categoría de prelectores o en la juvenil o en la adulta. Junto a las rimas de vocación transversal — “Pienso mesa y digo silla, compro pan y me lo dejo, lo que aprendo se me olvida, lo que pasa es que te quiero”— figuran sus cuentos más populares y reflexiones sobre la vida, la soledad, el amor, la guerra o la felicidad, salpicados por apuntes biográficos de Jorge Cascante que dan idea del espíritu complejo y libre de Gloria Fuertes. T. C.
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Los Bandídez. Siri Kolu
Traducción de Luisa Gutiérrez Ruiz. Nórdica. 156 páginas. 16,50 euros.
No lo sabe, pero Vilja está a punto de despedirse del tedioso plan familiar para las vacaciones en este libro de la dramaturga finlandesa Siri Kolu, premiado y adaptado al cine. En el predecible viaje de cada verano, Vilja es secuestrada por un grupo de bandidos extravagantes: planifican sus asaltos en la carretera para sustraer regalices, chocolates, bocadillos, libros y cualquier objeto que añore para su ocio algún miembro del clan de forajidos. Vilja se sumergirá en un mundo donde las prohibiciones de su familia, como comer con las manos, son hábitos celebrados y en un tiempo donde las aventuras no le dan un respiro. T. C.
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Super Sorda. Cece Bell
Traducción de Jofre Homedes Beutnagel. Maeva. 248 páginas. 14,90 euros.
Cece Bell esperó a ser una ilustradora reconocida para afrontar en una novela gráfica cómo una meningitis la dejó sin oír y la obligó a habituarse a un aparatoso audífono con el que escuchaba demasiado. “Tengo poderes asombrosos. Como Bruce Wayne cuando usa esa tecnología tan alucinante para convertirse en Batman en la tele”, ironiza Bell, reconvertida en conejita en un libro que no deja de cosechar premios, como el Will Eisner en la categoría de mejor escritor e ilustrador en 2017. Sorprende cómo con las viñetas la autora es capaz de trasmitir lo que oía y no en cada situación. E. S.






 
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El rey del cielo. Nicola Davies / Laura Carlin
Traducción de Jesús Ortiz Pérez del Molino. Milrazones. 56 páginas. 16,50 euros
No es habitual que la literatura infantil aborde un tema tan espinoso como el de la inmigración. Este libro se atreve a ello sin ocultar la crudeza de la situación que viven muchos en condiciones precarias, aunque afronta el tema con un tono amable y sutil y unas bellísimas ilustraciones. Hay también un halo de esperanza en el futuro. El título lo protagonizan un niño que echa de menos los colores y sabores de su país y un anciano, que estrena palomas, con el que entabla amistad en un parque. El volumen, una nueva colaboración entre Nicola Davies y Laura Carlin después de La promesa, también está editado en catalán. E. S.

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Héroes. Jutta Ritcher
Traducción de Lorenzo Rodríguez López. Lóguez. 104 páginas. 10,80 euros
Para vivir una “aventura” tres niños provocan un incendio aunque la prensa los presenta como los valientes que lo han sofocado: los pequeños héroes del Camino del Río. Y la cosa se complica cuando se culpa del fuego a un vecino alcóholico, lo que coloca a los tres amigos ante una encrucijada moral. El tema invita a reflexionar sobre la importancia de ser honesto en la vida y de ser fiel a unos sólidos principios éticos. Jutta Richter, que ha cosechado todos los premios imaginables en su Alemania natal, afronta estos temas de forma transversal sin un ápice de moralina. E. S.
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Sweet Sixteen. Annalise Heurtier
Traducción de Cristina Ridruejo Ramos. Milenio. 184 páginas. 12 euros
Que un libro esté basado en hechos reales es un aliciente para leerlo, pero también un reto para el autor estar a la altura en su relato. Heurtier no defrauda en un desgarrador texto. En 1957 el instituto más prestigioso de la segregadora Arkansas abrió sus puertas a los negros, a nueve chicos que se encontraron con el total rechazo de sus 2.500 compañeros blancos. Los felices 16 del título se convirtieron en una pesadilla. La autora advierte de que no busca dar una lección de historia, sino describir la brutalidad de aquellos días que llevaron a intervenir al presidente estadounidense Eisenhower. E. S.
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Mujeres de ciencia. Rachel Ignotofsky
Traducción de Pedro Pacheco González. Nórdica / Capitán Swing. 128 páginas. 25 euros
Rachel Ignotofsky ha elaborado una original antología de científicas, a las que dibuja en páginas pares rodeadas de objetos icónicos de su investigación y a las que divulga en páginas impares en breves textos biográficos. Cada una se identifica con un color predominante, que las diferencia del resto al tiempo que da coherencia a la obra. Entre las citadas: la precursora de la informática Ada Lovelace, la paleontóloga decimonónica Mary Anning o las científicas a las que excluyeron injustamente del Nobel, como Lise Meitner (descubrió la fisión nuclear) o Rosalind Franklin (captó la doble hélice del ADN en una foto). T. C.

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Mi hermano persigue dinosaurios.Giacomo Mazzariol
Traducción de César Palma. Nube de tinta. 208 páginas. 14,95 euros
En 2015 el italiano Giacomo Mazzariol publicó en Youtube un corto en el que entrevistaba a su ocurrente hermano Giovanni, Gio, con síndrome de Down. El vídeo alcanzó tal fama en su país que Giacomo se sentó a escribir su primera novela, un fenómeno editorial en Italia que conmueve e invita a reflexionar y a reírse desde la primera página. Gio, que adora los dinosaurios y el color rojo, es un superhéroe de tiempos lentos, con un horizonte que no va más allá de los 20 minutos y unas armas de persuasión inalcanzables. “No estaba en primaria y ya pactaba como un broker de Wall Street”. E. S.
El diario de Anne Frank.
Ari Folman / David Polonsky
Traducción de Diego J. Plus y Neus Nueno. Penguin Random House. 160 páginas. 14,96 euros
Ari Folman y David Polonsky, autores de una memorable película de animación, Vals con Bashir (2008), inspirada en las vivencias del primero en la guerra del Líbano como soldado, han adaptado al cómic una de las obras más populares —y trágicas— de la historia contemporánea: el relato juvenil del encierro en Holanda de una familia judía que trata de salvarse del nazismo. Una obra que antes de ser valiosa para el mundo lo fue para su autora: “Para mí este diario tiene valor, ya que a menudo se ha convertido en el libro de mis memorias”. Ni la síntesis de los textos ni la introducción de imágenes resta autenticidad a la obra. T. C.
EL JURADO
Abracadabra
, librería. / A Mano Cultura, empresa cultural. / Astrolibros, librería. / Babar, revista. / Baobab, librería. / Biblioabrazo, blog de Ana Nebreda. / Boolino, plataforma de lectura. / Cencerrado, Luis Miguel, bibliotecario. / Cerrillo, Pedro, director del Centro de Promoción de la Lectura Infantil de Castilla-La Mancha. / Donde viven los monstruos, blog de Román Belmonte. / El bosque de la Maga Colibrí, librería. / El Dragón Lector, librería. / El templo de las mil puertas, blog juvenil. / García Rodríguez, Araceli, Grupo E-lectra de la Universidad de Salamanca. / Garralón, Ana, premio Nacional de Fomento de la Lectura 2016. / Kirikú y la bruja, librería. / La casa de Tomasa, blog de Carmen Sáez y Mari Cruz Zurbano. / Liberespacio, librería. / Marxe, librería. / Peonza, revista. / Puig, Inés, comunidad de lectores Leoteca. / Rayuela, librería. / Sopa de Sapo, librería. / Soto, Lorenzo, canal lector de la Fundación Germán Ruipérez. / Teseo, librería. / Volvoretas, dinamización de bibliotecas. / Yuste, Elisa, consultora de lectura.
 
CIENCIA
Cálculos y probabilidades
Las matemáticas te salvan la vida

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Ilustración de Ulises Culebro.

Los autores del libro 'Las matemáticas vigilan tu salud' ayudan a entender cómo se disemina una enfermedad


No importa que te amargaran la adolescencia ni que nunca llegaras a saber para qué servían las integrales o qué era aquello del logaritmo neperiano. En realidad, "a ti te gustan las matemáticas, lo que pasa es que todavía no lo sabes".

Si crees que las odias es porque probablemente te las contaron como algo lejano y oscuro, cuya función no se podía ni atisbar. Pero los divulgadores científicos Clara Grima y Enrique F. Borja están empeñados en demostrarte lo contrario: que las matemáticas son cercanas y tangibles. Tanto, que te salvan la vida a diario.

En 'Las matemáticas vigilan tu salud', Grima, doctora en Matemáticas y profesora de Matemática Aplicada en la Universidad de Sevilla, y Borja, doctor en Física por la Universidad de Valencia, te explican de qué forma las matemáticas nos ayudan a entender cómo se disemina una enfermedad y de qué forma podemos tenerla bajo control.

Porque, ante una epidemia, no sólo hacen falta medidas sanitarias, sino también distintos cálculos que evalúen cuáles son las probabilidades de que el brote infeccioso se extienda rápidamente o qué porcentaje de población debe vacunarse si se quiere evitar que los contagios se propaguen hasta formar una pandemia.

Grafos, teoría de juegos, funciones, ecuaciones diferenciales... Los distintos modelos matemáticos que se emplean en el control de las epidemias se repasan en este libro que está trufado de fórmulas, pero también emplea un lenguaje directo y cargado de ejemplos reales.

"Nos dirigimos de tú a tú al lector porque creemos que el lenguaje es muy importante", señala Grima. "Si se cuentan bien, de forma sencilla y con ejemplos cotidianos, las matemáticas son atractivas, consiguen sacar una sonrisa a cualquiera".

"La ciencia entra con amor y cotidianeidad, no con rigor mortis y con un lenguaje super alambicado. Por eso estamos fallando en la manera de enseñar las matemáticas. Y debemos cambiarlo porque estamos perdiendo vocaciones científico-tecnológicas precisamente porque a mucha gente se le atragantan las matemáticas", continúa.

"A todos nos aburrió eso de repartir 4.500 melones entre 1.500 amigos", apunta por su parte Borja. "En la enseñanza hay que buscar fórmulas, ejemplos cercanos, incluso basarse en los videojuegos o contenidos audiovisuales, porque pueden ser muy útiles", añade.

Series como The Walking Dead o películas como Guerra Mundial Z reflejan muy bien cómo evoluciona una epidemia real, que es en el fondo lo que sucede con los zombis, subraya Borja. "Hay incluso artículos científicos que, medio en broma, explican cómo se debe actuar ante un apocalipsis zombi y lo que hacen básicamente es aplicar la epidemiología matemática que nosotros explicamos en el libro. Las herramientas son múltiples", insiste.

Su libro, además, está plagado de referencias a las redes sociales o al rol de los 'influencers'; recursos que les sirven, por ejemplo, para explicar, a través de la teoría de juegos, por qué en los últimos tiempos el movimiento antivacunas parece haber ganado adeptos.

En ese sentido, uno de los conceptos que se manejan en el libro es el de la 'racionalidad miope'. "Cuando una persona toma una decisión, sea del tipo que sea, valora los pros y los contras. También ocurre esto con la vacunación. Pero, si vives en un entorno como el nuestro, donde no conoces a nadie que haya tenido sarampión, puedes llegar a pensar que el sarampión no existe, no que eso se debe a los buenos programas de vacunación que se han implantado", explica Grima. "Si a eso se une que personas con un altavoz muy grande, lo que llamamos nodos sensores, te hablan de graves efectos secundarios, algo que tú sí conoces, lo que ocurre es que la percepción sobre el riesgo de sufrir efectos secundarios es mucho mayor que la de contagiarse de una enfermedad que está bajo control", añade.

Esas estimaciones son percepciones desinformadas, pero llevan a mucha gente a dejar de vacunar. Y, a la larga, eso termina produciendo que la cobertura vacunal caiga, se rompa la inmunidad de grupo -como ha ocurrido recientemente en Portugal- y enfermedades que estaban casi olvidadas repunten.

Gracias a las matemáticas, sabemos que, en el caso del sarampión, para asegurar que no se darán epidemia, el porcentaje de población vacunada ha de rondar el 92% de los casos.

"Pero eso no supone que sirva que el 92% del país está vacunado, también en tu ciudad, en tu barrio o en tu colegio debe alcanzarse ese porcentaje". Porque si los no vacunados se concentran en un área determinada, pueden darse brotes, explica Grima. Y eso pone en peligro a mucha gente porque no sólo corren riesgos quienes no se han vacunado por convicción (cuya o de sus familiares) sino también otros grupos, como las personas inmunodeprimidas.

http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2017/12/09/5a2a848322601def418b45b9.html
 
EL PAÍS
CONÉCTATE CREA TU CUENTA
Verne
LENGUA
Un calendario para no cometer más faltas de ortografía en 2018
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El profesor Don Pardino tiene una recomendación ortográfica para cada mes


Don Pardino no da clase en ningún colegio, pero tiene más de 9.000 "alumnos" en Twitter. Este personaje ficticio, creado por un maestro y un médico que prefieren permanecer en el anonimato, tiene por lema "la letra, con humor entra", y a eso se dedica: a enseñar ortografía a través de viñetas cómicas. Este 7 de diciembre ha publicado un calendario ortográfico, con un consejo de escritura por cada mes del próximo 2018. Y alguno de propina. Al final del artículo puedes encontrar el calendario mes a mes y puedes descargarlo pinchando aquí.

El calendario está protagonizado por el propio Don Pardino, un docente de barba cana que participa en todas las viñetas publicadas desde @Profedonpardino –o en su página de Facebook–.

"A todos nos surgen dudas cuando hablamos o escribimos [...] Cualquier iniciativa que aumente el interés de la gente por hablar o escribir cada vez mejor nos parece un acierto", decían los autores en 2016 en Yorokubu, donde también explican que Don Pardino "es para todos los públicos; el objetivo es resultar útil al mayor número de personas posible".

Don Pardino lleva dando consejos ortográficos en redes sociales desde enero de 2016. Está muy pendiente de que las reglas ortográficas se respeten en internet. Hace poco nos recordó a todos que los hashtags también deben llevar tilde. Y, ya que te pones, mejor llamarlos etiquetas.

El compromiso de Don Pardino con el uso correcto de la lengua es compartido con otras muchas iniciativas en internet. RAE y Fundéu hacen una labor muy importante en Twitter, resolviendo todo tipo de dudas y publicando artículos en los que valoran cualquier polémica. Y en Verne también hacemos lo que podemos.

Este es el calendario ortográfico recién publicado por Don Pardino. Si todavía dudas con tildes, comas y otros elementos escurridizos de la lengua, mejor que lo imprimas.

https://verne.elpais.com/verne/2017/12/08/articulo/1512744296_902344.html



 
EL PAÍS
CONÉCTATE CREA TU CUENTA
Verne
LITERATURA
200 países, 200 libros: un viaje por la literatura de todo el mundo
El escritor Ernesto Filardi se ha propuesto leer un libro de cada país


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Filardi cuenta con escritoras y escritores de todo el mundo (todo es todo) para su proyecto. En primer plano, la estadounidense Maya Angelou. @SantaSuki


EMILIO SÁNCHEZ HIDALGO 7 DIC 2017 - 08:15 CET
Ernesto Filardi ha leído muchos libros. "Muchísimos", corrige a Verne por teléfono. ¿De dónde son la mayor parte? Pues lo habitual: de España, de otros países europeos, de Latinoamérica, de Estados Unidos... A finales de octubre empezó un proyecto que explora más allá: la web 200 países, 200 libros. "Voy a leer un libro de cada país del mundo e iré publicando las reseñas", cuenta el dramaturgo, novelista y poeta, doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Alcalá y residente en Toronto (Canadá) desde 2013.

La primera parada en su viaje por el mundo ha sido Mauricio, una isla del Índico en la que viven poco más de un millón de personas. Se trata de El último hermano, de la autora mauriciana Nathacha Appanah. "Es un libro muy cortito que habla sobre la multiculturalidad de la isla. Es apasionante", dice Filardi. Publicó la reseña el 29 de octubre, la primera de las casi 200 que difundirá en su web. La ONU cuenta con 193 países miembros y otros dos miembros observadores, "pero quedaba mejor un
número redondo".

Filardi, hijo de españoles, nació en Toronto, pasó la mayor parte de su vida en Alcalá de Henares (Madrid) y volvió a Canadá en busca de empleo. "Aquí estoy conociendo una sociedad muy multicultural. Te encuentras a personas de muchos países", dice el escritor, que trabaja en la red de escuelas públicas de la ciudad. Canadá es un país con fama de acogedor para los inmigrantes. Fue uno de los más comprometidos en 2016, durante la crisis de los refugiados. Entonces, Filardi habló sobre esta faceta de Canadá en A vivir que son dos días de la Cadena SER.

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Este ambiente es uno de los motivos principales que han impulsado al escritor a afrontar 200 países, 200 libros. "Hace poco, en una fiesta de cumpleaños, un padre dijo que era de San Vicente y las Granadinas. Cuando vio mi cara de no saber de qué estaba hablando se rio y me dijo que no pasaba nada, que está acostumbrado", añade. Es un pequeño país isleño al norte de Venezuela.

¿Y qué libro vas a leer de ese país? "Alguno encontraremos". En la página web de 200 países, 200 libros hay una lista de los libros con posibilidades. Algunos están vacíos -como San Vicente y las Granadinas-, otros solo van acompañados de nombres de autores de ese país y unos cuantos tienen varios títulos. "Es un borrador. Ahí voy apuntando tanto lo que voy descubriendo como las propuestas que me llegan". Cualquier puede lanzar ideas en los comentarios de la página o en Twitter con el hashtag #200países200libros. "Es un proyecto colaborativo", dice.

A 7 de diciembre, ha escrito ocho reseñas: Mauricio, República Checa (Bajo una estrella cruel, Heda Margolius Kovály), Colombia (Demasiados héroes, Laura Restrepo), El Salvador (El asco, Horacio Castellanos Moya), Japón (La fórmula preferida del profesor, Yoko Ogawa), Burkina Faso (El salto en paracaídas, Norbert Zongo), Corea del Sur (Por favor cuida de mamá, Kyung-sook Shin) e Indonesia (Tierra humana, Pramoedya Ananta Toer).

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No son libros especialmente conocidos, una tendencia que no va a cambiar en adelante. "Para los países pequeños acudiré a lo que pueda conseguir, y tampoco serán muy famosos, pero en los de gran producción literaria intentaré alejarme del mainstream. Quiero mostrar la visión de las minorías, quiero acudir a lo alternativo. Siempre que pueda elegiré libros escritos por mujeres, autores no blancos y/o LGTBQ", añade.

De ahí que para España no se esté planteando ninguno de los nombres que cualquiera recitaríamos de memoria. Parten con muchas posibilidades La habitación de las ahogadas de Álex Portero, "un poemario muy interesante", o Sueños de piedra o Rojo y oro de Iria G. Parente y Selene M. Pascual, "una ficción para adultos que incluye personajes que rompen los estereotipos de género". También tiene apuntado Fariña, del periodista de EL PAÍS Nacho Carretero.

Hay más de 80 países sin nombres en la lista y todo está sujeto a variaciones, "así que cuantas más propuestas me hagan, mejor". "Estoy topándome con muchísimos libros de autoras africanas que me encantan. Lo que más me preocupa son las islas del Pacífico. Eso va a ser una risa. A ver qué leo de Tuvalu (isla de 11.000 habitantes)", añade.

Filardi tiene la intención de que sus recomendaciones sirvan para ampliar el rango de lectura de muchas personas. La mayoría de sus seguidores son hispanohablantes, así que está intentando que los libros que lea tengan traducciones en castellano. "Quizá yo no las encuentre en Toronto y los lea en inglés, pero intento comprobar que existe alguna edición en español", dice el dramaturgo, autor de los poemarios Penúltimo momento (2006) y La niña del mar (2010).

El escritor renuncia a marcarse plazos para terminar ("no hay prisa"). Está publicando unas dos reseñas a la semana. "Ya hay personas que han emprendido proyectos parecidos a 200 países, 200 libros, pero con la dificultad añadida de conseguirlo en un año. Así lo hizo en 2012 Ann Morgan, una escritora británica", dice Filardi, que se plantea convertir su proyecto en un libro "en el futuro".

Entre los factores que complican el proyecto de Filardi está su propio amor por la lectura. "Ya me ha pasado que me dan ganas de seguir leyendo sobre algún autor, pero me toca acudir al siguiente país. Por ejemplo, el libro de Indonesia termina con un cliffhanger impresionante. Es el primero de una serie de cuatro. Me ha costado mucho no ir a por la segunda parte", dice. Todos los libros que lee son de extensión reducida: "No voy a por nada tipo Crimen y castigo".

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"Al final, lo que mueve este proyecto es la curiosidad. Hay pocas formas mejores de conocer un país que a través de sus libros. Para poder hacerlo, tenemos que poder leerlos. Con este proyecto me estoy dando cuenta de que hay muchas novelas fascinantes que nos estamos perdiendo porque no se traducen al castellano. Ahí fuera hay todo un mundo de libros impresionantes", comenta. Puede que 200 países, 200 libros acabe sirviendo para que los mejores títulos de las islas del Pacífico se puedan leer en español.

https://verne.elpais.com/verne/2017/11/20/articulo/1511185571_455050.html







 
Última edición por un moderador:
Literatura
"¡Ay Mercedes, cómo estoy cansado y no soy nadie!"
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De izquierda a derecha: Miguel Espinosa, Mercedes Rodríguez y Francisco Guerrero. ARCHIVO ESPINOSA


La editorial Alfaqueque revela el epistolario inédito que el gran novelista Miguel Espinosa mantuvo con su amante durante 25 años, Mercedes Rodríguez, que estaba casada con un amigo.

La condición para figurar como autor de culto en la historia de la literatura pasa por sentirse al margen del orden y del canon. Aceptar el silencio como norma, sospechar del éxito sobrevenido y dibujar con la biografía un cerco de silencio que excite la extrañeza del respetable (el escaso respetable de los autores ocultos). Más o menos lo que alcanzó (quizá en contra de su ánimo íntimo) el novelista Miguel Espinosa (Caravaca de la Cruz, 1926-Murcia, 1982). Un escritor exigente, complejo, asombroso. Un hombre difícil, irónico, dotado de una afiladísima juerga mental. De Espinosa quedan en pie sus libros: Escuela de mandarines, La fea burguesía, Aklepios, el último griego, entre otras piezas. Y la editorial Alfaqueque se ha empeñado en devolverle el sitio trabajando con el conjunto pleno de su obra.

Pero hay recodos más allá de las historias que le dieron sitio en la literatura. Ingredientes que ensanchan su capital de sombras. Los que esconde el nombre de Mercedes Rodríguez, su amante de décadas, su país más cierto, su estímulo y su condena. La discreta Mercedes de las cientos de cartas aún inéditas que el hijo del escritor, Juan Espinosa, acepta publicar ahora dando más lumbre al círculo apache de los lectores de su padre. Del hombre insólito. Del murciano de dinamita

A los 28 años mantenía a dos familias (mujer y dos hijos; madre y tres hermanas). Trabaja como representante en empresas de azúcar, de cítricos, de remolacha. Emprende negocios ida y vuelta. Consigue empleo de jefe de sección en Galerías Preciados. Dura en el cargo una semana. Intenta acercarse a la universidad como profesor de Filosofía del Derecho, pero ahí lo vetan. Los vaivenes se suceden y la pobreza acecha. Pero aparece Mercedes cuando el mundo empezaba ser ceniza. Una salmantina que estudia Químicas en Murcia y le calienta la parte más noble del corazón. Son los años del primer borrador de Escuela de mandarines y en los que publica Reflexiones sobre Norteamérica (1957), avalado por Enrique Tierno Galván, José Luis López Aranguren, Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo... Pero hasta ahí.

El amor a Mercedes crece al compás de las dificultades económicas de Espinosa. Prueba a vivir en Madrid: primero en una firma de importación y exportación de exiliados búlgaros, Theodor Dimanow; y después, recomendado por Fraga, en la multinacional japonesa de comercio Sumimoto Shoji. Pero la obsesión es escribir y la pasión es Mercedes. Entre esas dos grutas resuelve difícilmente la vida. Y regresa a Murcia ya en los 60. Pero Mercedes, fatigada de promesas, se casa con el jurista Francisco Guerrero. El amigo cierto de ambos. El sereno del trío. Y ahí se tuerce todo.

Estas cartas se estiran por un cuarto de siglo XX (1956-1981). Mercedes fue su fervor y su antártida. Hubo años de fundición en un sólo cuerpo. Otros en los que se desaparecieron mutuamente. Y un último tramo de comprensión, de aceptación de lo imposible. Un amor pleno y esquizo. Miguel Espinosa, Mercedes Rodríguez y Francisco Guerrero eran amigos. Pero la elección de ella rompió el trimurti de los cariños, de las complicidades de esa temida banda murciana que hacía risas y estallaba de sensualidad a cada esquina. Ya nunca más quiso Espinosa acercarse al otro. Ella fue siempre la protagonista de sus novelas; él un personaje pronto borrado y sustituido. «He tenido que volver a escribir muchas páginas de mi libro [Escuela de mandarines], para borrar de ellas el nombre de Guerraclio[sustituido por Mitsukuri], o Paco Guerrero, personaje en el que yo había puesto, con afecto, bella índole y pensamiento. Al hacer esta dolorosa operación, he recordado otros tiempos, y no he podido sino concluir que tu marido es un ser inmundo». Es una declaración fechada en 1974.

Espinosa vio pocos de sus libros publicados. La mayor parte de su trabajo ha ido apareciendo en modo póstumo. Pero más allá de su escritura hipnótica, del raro encantamiento de su prosa, estas cartas dan cuenta del pensamiento en punta y las extrañas erudiciones de Espinosa. De su aversión al franquismo y al fascismo (si es que no fueron lo mismo), de una forma de estar en el amor que no saca jamás el folio de la máquina. «Quienes nos rodean, suelen afirmar que, ante ti, digo mejor de cuanto de mí puede esperarse; con ello pretenden significar que tú me inspiras, lo cual tengo por el más alto valor que vale». En carta le avanzó Espinosa a Mercedes esta dedicatoria de novela. Resumía esa otra vida de los dos hecha de autenticidad, renuncia y silencios. El escritor más raro del mundo, quizá genial. La mujer de sus libros. «¡Ay, Mercedes, cómo estoy cansado y soy nadie! Sólo querría ahora coger y apretar tu mano».Pero se hizo tarde ya en 1980. El corazón infartado de Espinosa sonaba a final.

http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/12/12/5a2ede8fe2704e54568b456f.html
 
El testamento vivo de Azcárate
El centenario de la muerte de una de las figuras claves de la modernización de la España del cambio de siglo impulsa la recuperación de su legado

ANDREA AGUILAR
Madrid 12 DIC 2017 - 18:06 CET

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Gumersindo de Azcárate, en una foto del Archivo de la Institución Libre de Enseñanza.


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Desterrado en Cáceres, el jurista Gumersindo de Azcárate (León, 1840- Madrid, 1917) emprendió la redacción de un peculiar testamento cuatro décadas antes de su fallecimiento. No había acatado la directriz gubernamental de 1875 que exigía a los profesores universitarios que sus enseñanzas defendieran la monarquía y la religión católica y apelaba a la libertad de cátedra. No era la primera vez que se calentaba la “cuestión universitaria”, pero esta vez, en plena batalla por borrar el legado liberal del Sexenio Democrático y reinstaurar la monarquía borbónica, el Gobierno de Cánovas impuso el destierro a tres catedráticos: Nicolás Salmerón, Francisco Giner de los Ríos y el propio Azcárate, seguidores de los principios progresistas del alemán Karl Krause.

El calor del verano extremeño de 1875 —explicaba Azcárate en una carta a su colega Giner —le hacía añorar León y plantearse si debían “aguantar” o marchar al exilio extranjero. No hizo falta. El castigo gubernamental acabó pronto y al año siguiente impulsarían, junto a otros catedráticos, el nacimiento de uno de los pilares de la España moderna: la Institución Libre de Enseñanza.

En las cuatro décadas transcurridas desde la redacción del testamento ficticio hasta su muerte, de la que el viernes se cumplen 100 años, Azcárate y sus compañeros se emplearon en el avance y el progreso de un país convulso y atrasado. Calificado de san Gumersindo en un semanario satírico, o de un “Don Quijote vuelto a la cordura”, como le definió José Ortega y Gasset, el idealismo social y político, la irrenunciable fe en un cambio posible, fueron señas del infatigable Azcárate.

Este mes arrancan los homenajes a su legado en Madrid y León con la celebración de un seminario en la Fundación Sierra-Pambley (del 12 al 15 de diciembre Gumersindo de Azcárate, un leonés universal); la reedición de su obra Minuta de un testamento a cargo de Gonzalo Capellán de Miguel; y la celebración de debates en la sede de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, de Madrid, en torno a uno de los principios básicos de Azcárate: la tolerancia. “En el legado de la Institución está hablar de tolerancia y también de intolerancia. La nueva edición del libro de Azcárate sitúa esta obra en su contexto europeo”, apuntó José García-Velasco, presidente del patronato de esta fundación, en la presentación de Minuta de un testamento. Le acompañó Gonzalo Aguilera, decano del Colegio de Registradores, quien recordó que Azcárate fue letrado de la Dirección General de Registros antes de volcarse en la docencia y explicó que el colegio se ha aliado con la Institución Libre de Enseñanza en el homenaje. “Este libro es el testimonio de un modo de pensar, de la preocupación constante por la reforma social de España”, apuntó Aguilera.

Las críticas que recibió en su momento se incluyen en esta quinta edición de Minuta de un testamento, a medio camino entre un ensayo político, una obra de ficción y un tratado de reformas sociales que Azcárate presentó disfrazado como un manuscrito encontrado en el que un médico anónimo trata de poner orden en sus ideas, bienes y pareceres, a la vez que ofrece una recapitulación de su vida y del contexto político. En él plantea una visión personal y razonada del credo que defendió. El jurista fue un firme defensor de la separación entre Iglesia y Estado; promotor de leyes para poner coto a la usura (la ley Azcárate, que aún sigue en vigor y a la que se han remitido los tribunales en los últimos años a propósito de las cláusulas suelo); agente del Instituto de Reformas Sociales, que trataba de mejorar las condiciones de las clases pobres; pieza angular en la organización y desarrollo de los programas de estudio en el extranjero coordinados desde la Junta para la Ampliación de Estudios. Como apuntaba la necrológica que le dedicó el diario El Sol en 1917 (y que la leyenda atribuye a Ortega) “seguir a Azcárate —como seguir a Giner— es seguir hacia delante”.

LA GIMNASIA DE TOLERAR


JUAN CRUZ

Tolerar es una gimnasia del espíritu extremadamente exigente, porque obliga también a no tolerar lo intolerable. Este tiempo en el que vivimos ha dejado entrar, en el concepto de tolerancia, la idea de que todo está permitido. Y lo que está surgiendo es la falta de respeto al verdadero concepto de la tolerancia. La tolerancia es “la paciencia por comprender lo que el otro dice”, lo que permite el diálogo que impida “la degeneración, el desgénero humano”.

Emilio Lledó, filósofo, 90 años, que ha hecho del estudio de la ética la gimnasia de su vida, dijo todo eso anoche, lunes, a partir de la figura de Gumersindo de Azcárate y de su realización principal en el siglo XX: la enseñanza como punto de partida para la educación y para la convivencia. Solo la educación, dijo Lledó en la sede de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), nos puede defender de una sociedad que ha hecho del insulto y de la malversación de la libertad de expresión un elemento que convierte al ser humano en una amenaza del otro.

Partió el filósofo del libro Minuta de un testamento, de Azcárate. Lo había leído ya, en la edición que hace 50 años hizo de la misma obra el profesor Elías Díaz, allí presente, como el pintor Eduardo Arroyo, que ha hecho la cubierta de esta nueva edición publicada por la ILE y la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Fue convocado el académico para un debate con los profesores Fernando Vallespín y Maribel Fierro. El primero subrayó, como Lledó, que la tolerancia no es una puerta que permita que entre todo el aire viciado que la sociedad ha de filtrar. Y la profesora Fierro se refirió a épocas pretéritas en que las tres culturas que convivieron también en la Península aceptaban convivencias ahora imposibles. Para Lledó, los malentendidos que hay acerca de la tolerancia han convertido en “un problema terrible” la deriva social en que ahora nada la definición de este concepto. Tanto Vallespín como él se refirieron a la libertad de expresión como uno de esos malentendidos que permite la laxitud con que se tolera lo intolerable. “No sirve de nada la libertad de expresión”, dijo Lledó, “si tan solo es útil para decir imbecilidades”.

https://elpais.com/cultura/2017/12/11/actualidad/1513019980_262994.html
 

Mala Fama


ALBERTO OLMOS

Mi patria son las 25 mejores novelas de 2017
25 libros le salen a nuestro colaborador en el recuento de lo mejor de 2017, aunque ninguno pudo superar la repercusión de 'Patria', cuyo reinado en librerías y medios continuó un año más
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ALBERTO OLMOS
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13.12.2017 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 3 H.

Elegir los mejores libros del año es una gran responsabilidad que podría recaer sobre alguien que al menos se los acabara, pero me ha tocado a mí. Cada fin de año se hace balance cultural y proliferan las listas de mejores discos, mejores películas y mejores libros, y también los artículos que ponen en cuestión esas listas. Incluso pueden cuestionarse las listas desde tu propia lista, como hacemos aquí.

Porque una práctica habitual y en principio recomendable consiste en que un redactor de un medio se pase una semana enviando 'emails' a varias decenas de personas para que voten sus diez libros favoritos o pongan puntos a tres que les gustaron mucho y luego se suma todo eso, se divide, se hace una derivada, se da un salto mortal y se saca finalmente una infografía con diez libros que todos sabíamos que iban a acabar en esa infografía. Es indudable que, cuando la gente vota, se hace democracia; sin embargo, votando no se hace cultura. La cultura no tiene que ver con el consenso, sino con la intransigencia. Quien ama de verdad la cultura no negocia qué libro le gusta, qué cuadro le emociona o qué película marcó el año que termina. Hay que ser un fanático para hacer una lista de mejores libros del año que merezca la pena. Yo soy ese fanático.

2017, además, empezó con el libro del año ya elegido. A las doce y un minuto del pasado 1 de enero todos sabíamos que el libro más importante del año que alboreaba iba a ser 'Patria', de Fernando Aramburu, porque los fenómenos literarios son bienales. 'Patria' campó a sus anchas mes a mes: que si HBO va a hacer una serie, que si Premio Nacional, que si este pasajero está leyendo 'Patria' y que si déjame 'Patria' que aún no lo he leído. El éxito de un libro no es que mucha gente lo lea, sino que haya mucha más gente que cree que aún no lo ha leído: ese adverbio, muy concretamente, es la gloria.

Así que no sé qué harán el año que viene con el Premio Nacional de Narrativa, porque se lo tendrían que dar otra vez a 'Patria' siguiendo su costumbre de no descubrir libro alguno a la gente y conformarse con señalar lo más propagado. Pero repatriar el Premio Nacional va contra sus propias normas, que obligan a que cada año haya un gran libro, dado que los premios no reconocen el talento sino que se lo inventan.

25 libros de 2017
Me he puesto a hacer una lista de los libros que más me han gustado en 2017 y me han salido 25. ¡Olé por los números redondos! La mayoría son novelas, de modo que podríamos decretar alegremente que en 2017 la narrativa confesional y autobiográfica nos dio un respiro y volvimos mansamente a la ficción y a las historias.

Más abajo reúno bajo pabellones de afinidad estos veinticinco títulos.

Literatura universal


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'Solenoide' (Impedimenta), de Mircea Cartarescu. Seguramente es el mejor libro del año y uno de los más importantes publicados en lo que va de siglo. No lo he terminado de leer. De hecho, hay alarmantes señales que indican que quizá nunca lo terminaré de leer. ¿No decían que un gran libro nunca se termina de leer del todo? A su manera, es como 'La broma infinita', de David Foster Wallace, ese libro gimnástico, que convierte al lector en un 'sparring', siempre golpeando la página, tonificándose la inteligencia. Es obligatorio comprarlo.

'Literatura universal' (Anagrama), de Sabino Méndez. Que un músico o exmúsico haga una novela como ésta da bastante rabia. Llena de citas maravillosas, creo que hasta le sentaría bien el premio Nacional para expatriados del que hablamos más arriba.

'Vernon Subutex 2' (Random House), de Virginie Despentes. A todos los que siguen a Despentes les pregunto si no creen que 'Vernon Subutex 1' era de derechas y 'Vernon Subutex 2', de izquierdas. Esperemos que 'Vernon Subutex 3' sea de extremo centro. Pueden leer directamente el monólogo que empieza en la página 112.

'El cuento de la criada' (Salamandra), de Margaret Atwood. Esta reedición distópica se lee ya con la cara de Elisabeth Moss narrándonos su perra vida.


Droga dura

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'Las niñas prodigio'.


'La vegetariana' (Rata), de Hang Kang. Hacerse vegetariana puede ser una carnicería, como demuestra esta brutal novela surcoreana. Creo que no soy el único que sólo se ha leído el primer tercio.

'Las niñas prodigio' (Fulgencio Pimentel), de Sabina Urraca. Autobiografía con MDMA y prosa campo a través. Creo que la locución “campo a través” podría servirnos para etiquetar un nuevo subgénero, donde también entraría 'Cuaderno de campo' (La Bella Varsovia), de María Sánchez.

'Asesinato' (La navaja suiza), de Danielle Collobert y 'Las retrasadas' (Árdora), de Jeanne Benameur. Desde Francia con horror llegaron estos dos experimentos formales donde la sintaxis se tortura casi tanto como los personajes que la cabalgan.

'La mujer de Martin Guerre' (Reino de Redonda), de Janet Lewis. Este libro es de 2016, pero es tan impresionante que voy a hacer como que me he equivocado. Un marido desaparece y, cuando vuelve, gusta más, lo que hace pensar que quizá no es realmente el marido.

'A través de la noche' (Mármara), de Stig Saeterbakken. Aquí el marido es infiel y lo pierde todo, salvo su deseo de encontrar una casa 'tarkovskiana' (Stalker) donde habita todo terror. Para infidelidades menos dramáticas pueden acercarse a 'La uruguaya' (Libros del Asteroide), de Pedro Mairal.

Maduritos interesantes



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'Aunque camine por el valle de la muerte' (Random House), de Álvaro Colomer. 100 comentarios insultantes recibió mi reseña de este libro donde se dice que el ejército español hizo el ridículo en Irak. ¡Yo fui objetor de conciencia!

'Rendición' (Alfaguara), de Ray Loriga. Cruce entre Juan Rulfo y J.G. Ballard, Ray Loriga ganó con esta estupenda novela el premio Alfaguara.

'Años felices' (Anagrama), de Gonzalo Torné. La mejor prosa de su autor hasta la fecha para un narrar -otra vez- expatriado: personajes y ambientación anglosajona en un arriesgado ejercicio de negación de origen.

'El joven sin alma' (Anagrama), de Vicente Molina Foix. Éste tampoco me lo he terminado, pero tiene las 50 primeras páginas más bonitas del año: “Eres el fetichista de lo que has roto.”

'Vita brevis'

Una buena idea para novela corta es la que han tenido Katixa Aguirre, Daniel Jándula, Juan Carlos Márquez y el inglés más 'Nobelable' de todos: Ian McEwan. 'Los turistas desganados' (Pretextos) reúne a una vasca y a un castellano para recorrer la Álava post-ETA; 'Tener una vida' (Candaya) nos mete dentro de un agujero que no deja de ensancharse; 'Resort' (Salto de Página) busca a un niño desaparecido en vacaciones (el final de esta novela es de una habilidad técnica sobresaliente); y 'Cáscara de nuez' (Anagrama)propone una historia criminal narrada por un feto: insuperable.

'Delicatessen'

Muy gustosos para el paladar literario que me queda fueron 'No me acuerdo' (Mr. Griffin), de Yago Ferreiro, y el poemario 'La célula de oro' (Bartleby), de Sharon Olds. Si me tuviera que quedar con dos únicos títulos de todo 2017, a lo mejor elegía 'Cuentos escogidos' (Seix Barral), de Joy Williams y 'Las moradas' (Periférica), de Nicolás Cabral, asimismo un compendio de relatos.

La teoría literaria me la pusieron en este tiempo Manuel Alberca con su fenomenal 'La máscara o la vida' (Pálido fuego) y Mario Levrero en las 'Conversaciones' (Contrabando) reunidas por Pablo Silva Olazábal.


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'Mundo es'. (Pretextos)

Era inevitable cerrar este recuento con otro libro que no me he terminado de leer. Uno, la verdad, nunca acaba de leer, y quizá eso es lo bueno.

En realidad los diarios de Andrés Trapiello son interminables y tengo cada día más claro que nos enterrarán a todos. O por tonelaje, o por inmortalidad, o por constancia, vaya usted a saber.

Escribe Trapiello en 'Mundo es' (Pretextos): “Y entonces comprende uno que da igual que los libros leídos sean mejores o peores: fueron los que tuvimos a nuestro lado en las trincheras, y esos lazos son hermosos e indestructibles.”

https://blogs.elconfidencial.com/cu...e-2017-ficcion-novelas-alberto-olmos_1491246/
 
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