El descanso del guerrero. El cine en Madrid durante la Guerra Civil española (1936-1939)
Joé Cabeza San Deogracias
Libros de Cine Rialp, 2005, 239 págs.
ISBN 84-321-3544-5
""En el Madrid de 1936, los madrileños eran los guerreros a los que se confiaba su defensa. Pero los guerreros también necesitaban descansar, dar salida o encontrar refugio a sus tensiones, pasiones y miedos. Así lo proclamaban y reconocían las autoridades republicanas. El cine constituyó la base de ese descanso. Los protagonistas de la revolución quisieron aprovecharlo para concienciar más que para entretener. Se quería inventar un cine que creara héroes; un cine menos emocional y más útil. En aquel instante todo parecía posible y se olvidó que la industris cinematográfica dependía de un único factor incontrolable y voluble: el público. En las historias del cine en la Guerra Civil nunca se ha atendido, hasta ahora, a este factor. No es de extrañar que los mitos se mantengan y que se siga pensando en un Madrid rusificado por un cine soviético que mantenía el espíritu de resistencia. La realidad cinematográfica era menos revolucionaria: las películas de Hollywood continuaban reinando en las pantallas. Y todo porque el guerrero quería descansar"". (contraportada)
Joé Cabeza San Deogracias
Libros de Cine Rialp, 2005, 239 págs.
ISBN 84-321-3544-5
""En el Madrid de 1936, los madrileños eran los guerreros a los que se confiaba su defensa. Pero los guerreros también necesitaban descansar, dar salida o encontrar refugio a sus tensiones, pasiones y miedos. Así lo proclamaban y reconocían las autoridades republicanas. El cine constituyó la base de ese descanso. Los protagonistas de la revolución quisieron aprovecharlo para concienciar más que para entretener. Se quería inventar un cine que creara héroes; un cine menos emocional y más útil. En aquel instante todo parecía posible y se olvidó que la industris cinematográfica dependía de un único factor incontrolable y voluble: el público. En las historias del cine en la Guerra Civil nunca se ha atendido, hasta ahora, a este factor. No es de extrañar que los mitos se mantengan y que se siga pensando en un Madrid rusificado por un cine soviético que mantenía el espíritu de resistencia. La realidad cinematográfica era menos revolucionaria: las películas de Hollywood continuaban reinando en las pantallas. Y todo porque el guerrero quería descansar"". (contraportada)