JOSE MANUER SOTO: CUÑAÍSMO MUY EXTREMO

Y una del autor

Alfonso Grosso, el maldito
Eva Díaz Pérez | José Mª Rondón | Sevilla

Actualizado martes 07/04/2009 12:43 horas
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Era Martes Santo, 11 de abril de 1995. Desaparecía la Sevilla de Alfonso Grosso, perdida en la muerte, en la nada, en la no-vida del no-recuerdo en el que vagaba el escritor desde hacía algún tiempo. En la ciudad de los poetas, Alfonso Grosso había novelado Sevilla, la había convertido en la ciudad fluvial de 'Florido mayo'. Y como a tantos grandes de la ciudad, los mediocres, los ingratos de la Sevilla oficial y ortodoxa lo habían condenado.

Era Martes Santo el día en el que murió Alfonso Grosso (Sevilla, 1928-1995), la una de la tarde de uno de los días iluminados que él había narrado en su novela 'El capirote'.

La historia de 'El capirote' es uno de los episodios de la Sevilla más reaccionaria y cruel. Alfonso Grosso, el gran prosista de Sevilla, reputado escritor –siempre fuera de su ciudad–, acababa de publicar una novela que situaba en la Semana Santa de Sevilla. Años antes, en 1966, había publicado un interesante texto-reportaje sobre la fiesta mayor de su ciudad, 'Los días iluminados'.

En el libro 'Narrativa andaluza: doce diálogos de urgencia' (1972) le confesó a José Luis Ortiz de Lanzagorta: «Me siguen fascinando los tambores y las trompetas de la Semana Santa, mucho más verdadera y popular –popular gremial– que la Feria, ese espectáculo cada año más triste y deprimente».

Desde luego, Grosso no era ningún aficionado. Conoce a la perfección la Semana Santa. Su texto sorprende y molesta porque está hecho desde dentro. Conoce la fiesta porque también forma parte de su infancia, de su formación y su sentimentalidad. También es suya, aunque su discurso sea diferente a la habitual apología torpe y pseudolírica. No es el habitual libro heterodoxo por mostrar la mirada ajena, la del extranjero o el viajero circunstancial. Es una novela escrita desde la misma entraña de la ciudad.

Publicación en México
La novela apareció publicada en 1964 en México, por la editorial Mortiz, ya que la censura no autorizó su edición en España. Según relata el también escritor Julio Manuel de la Rosa en su biografía 'Alfonso Grosso o el milagro de la palabra', la novela fue fotocopiada en fragmentos aislados del contexto. «Parece que la novela corrió de mano en mano por quinarios y hermandades».

De la Rosa, amigo de Grosso, cuenta cómo lo encontró un día en una cafetería muy preocupado por la repercusión que estaba provocando su novela en ciertos sectores.


"Dígale al cabrón de su marido que le vamos a meter el capirote por el culo"
Ya le había ocurrido con la novela 'Con flores a María', centrada en la romería del Rocío y con personajes de intolerancia similar. «Eran los días previos a la Semana Santa y Grosso dijo que pensaba encerrarse en su casa de Valencina». Parece que habían telefoneado a casa del escritor y le habían dicho a su esposa Isabel: «Dígale al cabrón de su marido que le vamos a meter el capirote por el culo». De la Rosa recuerda que intentó restar importancia, pero Grosso le respondió, conocedor de las claves más negras de su ciudad: «Tú no sabes el poder que tienen las hermandades en esta ciudad».

Era la respuesta que la Sevilla más intolerante de las cofradías daba a la novela de un hijo de la ciudad que había osado escribir sobre un asunto que parecía sólo de su exclusiva propiedad. Era la época aún de la Sevilla nacionalcatólica.

'El capirote' cuenta la historia de un jornalero, Juan Rodríguez López, segador temporero de arroz, que es encerrado en la cárcel acusado de un delito que no ha cometido, el robo de una medalla de la Virgen del Rocío. Cuando aparece, es liberado. Finalmente, se integra en una cuadrilla de costaleros para ganar algo de dinero, como ocurría cuando los hombres de las trabajaderas aún eran profesionales y no hermanos. El costalero, enfermo de tuberculosis, muere bajo el paso de un Crucificado. Desgraciadamente, un hecho que sucedió años después de que Grosso lo novelara con los trágicos casos de los costaleros José Portal –en 1986– y Juan Carlos Montes –en 1999–, aunque en circunstancias muy diferentes.

La Marisma, la prisión y la Madrugá del Viernes Santo bajo las trabajaderas forman tres espacios narrativos que se corresponden con la Pasión de Jesucristo: el hombre que sufre la injusticia y del que se describe su agonía y muerte.

Denuncia de la injusticia
La novela era en realidad una denuncia de la injusticia y condenaba las circunstancias sociales de los trabajadores. La Semana Santa es sólo una anécdota, un escenario. Sin embargo, no comprendieron esta novela que se inscribe a la perfección dentro de la corriente del realismo social a la que Grosso perteneció durante algún tiempo.

De la Rosa continúa con la historia de ingratitud sufrida por Grosso por 'El capirote'. Cuando finalmente se publicó la novela en España por Seix Barral en 1974, Grosso era consciente de que «sería leída con mil ojos y seguramente con negativa predisposición en Sevilla».

Un día cercano al Viernes de Dolores coincide con Alfonso Grosso y el abogado de éste. Acuden a la taberna El Rinconcillo, concurrida en esos días por ‘capillitas’ que se reúnen después de las funciones religiosas de sus hermandades. «En una mesa vi a un viejo conocido, ‘capillita’ de pura cepa, sempiterno aspirante a la inalcanzable gloria de ser algún día pregonero de la Semana Santa». El personaje se dirige a De la Rosa mientras Grosso y su abogado se acomodan en un reservado. «Me dijo:-'¿Y tú sales con ese cabrón? ¿Sabes que acaba de publicar una novela sobre la Semana Santa donde dice que un capataz mata a golpes a un costalero debajo del paso?'. Yo le pregunté si la había leído. Se quedó cortado y me dijo que no, que estaba publicada en el extranjero, pero que no pensaba leer 'aquella mierda'».
 
Una reseña de "CON FLORES A MARÍA"

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Llevaba casi veinte años bajo siete llaves una novela inédita de Alfonso Grosso, probablemente mecanografiada y con las hojas amarillentas. En 1980 fue secuestrada y retirada de las salas de cine la película “Rocío” del cineasta Fernando Ruiz Vergara. Un año después se publica finalmente la novela, sale a la luz con el título “Con flores a María”. Si el documental desapareció de las proyecciones públicas, se lo tragó la tierra… la novela de Grosso ha sido relegada al olvido durante las últimas tres décadas. Desde este espacio de reseñas la recuperamos del limbo de las omisiones.

Hallamos un muestrario de episodios donde intervienen concubinas, aristócratas, fusilamientos de mineros de la cuenca de Río Tinto en los años cuarenta… hasta llegar a la parafernalia de la peregrinación al territorio de la Blanca Paloma, símbolo de la tradición de rituales del caciquismo andaluz, guarida de conspiradores donde se mezclan fanatismo mariano, desenfreno, doble moral, humillaciones, tamborileros, esbeltas siluetas ecuestres aureoladas de arrogancia, carrozas engalanadas de farolillos, mucho colorido, vestimentas con volantes, palmeros, el advenedizo poderío del land rover… opulentos ricachones, latifundistas, banqueros en armonía con una plebe de convidados de piedra, parias descamisados, rebuscadores de aceituna bajo la égida de pentecostés.

Conseguir la novela por los circuitos de segunda mano no es difícil, es necesario recuperar un libro que se atreve a romper tabúes en torno a la romería de las romerías, que desenmascara la superchería, una más de toda la industria de productos embaucadores, larga lista de efectos mediáticos milagreros que siguen entonteciendo.

Alfonso Grosso. Con Flores a María. Ediciones Cátedra.
Gracias. Qué interesante.
 
jaaaaaaaaaaaaaaaa lo que le contesta uno a la chorrada de tito mansanilla. y el caso es que no creo que sea lo del perolo y los mosquitos. el hombre es así.

angel ledesma ‏@Hondaledesma 2 h
@JOSEMANUELSOTO1 Con respeto pero,desde que volviste de la "isla de los mosquitos" tu no estas muy bien del perolo.


y todo xq ve una imagen de coña como esta

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Para nota cuando salió diciendo todo intenso qué...ohh menos mal que existía EEUU y su ejercito que al final son los que nos sacan las castañas del fuego y nos salvan a todos, que sin ellos estaríamos en peligro.

jaaaaaaaaaaaa. señor señor señor. ampárale virhen de la macarena o la que esté + libre o de guardia, pero que alguien le ampare.
aunque supongo que no van a mover un dedo.Ya es un caso perdído.
 
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