Isabel Díaz Ayuso presidenta de la CCAA Madrileña

La Comunidad de Madrid "declara la guerra" a la okupación por su "elevado coste social, legal y económico"
Dice que "reconstruir las viviendas desokupadas" puede ascender hasta los 30.000 euros.
LD/Agencias
2020-08-23
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Dice que reconstruir las viviendas desokupadas puede ascender hasta los 30.000 euros.

David Pérez visita una casa acondicionada contra la okupación. | Europa Press
El consejero de Vivienda y Administración Local de la Comunidad de Madrid, David Pérez, ha asegurado este domingo que el Gobierno regional "declara la guerra a la okupación" por su "elevado coste social, legal y económico".
Esta mañana el consejero ha acudido a una vivienda del madrileño distrito de Tetuán en la que se han instalado medidas de seguridad para evitar que sea okupada y ha comprobado el sistema de blindaje de puertas y ventanas que se retiran una vez que se entrega la vivienda a la familia que le corresponde y que después se instalan en otros domicilios susceptibles de ser okupados.
Allí, Pérez ha defendido la "tolerancia cero a la okupación" por su elevado coste social, porque impide que las familias puedan habitar "la vivienda que les corresponde", por el coste legal, ya que "se pisotea el derecho a la propiedad privada", y por último ha destacado el elevado coste económico que supone "reconstruir las viviendas desokupadas", que en algunos casos puede ascender hasta los 30.000 euros.


El consejero ha destacado la labor conjunta con la Consejería de Justicia, Interior y Víctimas de la Comunidad de Madrid, en la Mesa de Vivienda y Ocupación, a través de la cual se han reunido con el decanato de jueces, con la Fiscalía y se han elaborado protocolos e interpuesto denuncias "contra las mafias", además de solicitar un cambio en la legislación para que las comunidades autónomas puedan luchar contra la okupación.
"Tenemos claro al lado de quien estamos, de los ciudadanos que pagan impuestos y quieren respeto y orden, nunca estaremos al lado de los que pisotean la Ley y vulneran la propiedad privada y mucho menos de los que provocan problemas de seguridad y convivencia", ha sentenciado.

 
Debe ser genial ser Ayuso... ella es la máxima responsable de la comunidad de Madrid pero jamas ella tiene culpa de nada, siempre la tienen otros.
El plan de la Comunidad de Madrid ha logrado reducir un 65% la okupación de viviendas



La Comunidad de Madrid ha logrado reducir hasta en un 65% la ocupación de viviendas mediante el método conocido popularmente como patada en la puerta o el asalto, desde que se puso en marcha la Mesa regional contra la Ocupación, en octubre de 2019.
El consejero de Vivienda y Administración Local de la Comunidad de Madrid, David Pérez, ha visitado en el distrito de Tetuán una vivienda bunkerizada, según la denominan los técnicos de la Agencia de Vivienda Social (AVS), cuyo objetivo es preservarla, evitar su ocupación y poder adjudicarla a personas o familias en situación desfavorable. Este procedimiento consiste en la instalación de una puerta antivandálica y el chapado de las ventanas del inmueble.
La Comunidad de Madrid destina 4 millones de euros anuales a seguridad, reparación y bunkerización del parque de viviendas de la AVS, formada por más de 23.200. El objetivo es evitar ocupaciones y poder acometer reparaciones en los inmuebles, una vez desocupadas, para entregarlas a las familias con escasos recursos o en situación de vulnerabilidad.




Según ha informado el área que dirige el consejero David Pérez, en algunos casos se hace necesario también proteger las terrazas, e incluso las puertas de acceso a las mismas situadas en los áticos, para evitar trepados o descolgamientos desde otras plantas. El coste de la instalación de cada puerta de este tipo supone para la Comunidad de Madrid un desembolso de 1.373 euros.
Una vez que la vivienda es adjudicada y la familia que la recibe va a entrar a vivir, es necesario nuevamente sustituir esa puerta antivandálica y antiocupación por una puerta estándar, lo que supone una nueva reforma que tiene un coste medio de 1.079 euros. En total, a la Administración madrileña estas medidas de protección le supone un coste por vivienda superior a los 2.400 euros.

Pérez ha subrayado que “los ciudadanos demandan nuevas medidas y una legislación que permita que las mafias y los delincuentes que ocupan las viviendas puedan, en caso de que accedan ilegalmente a una vivienda, ser desalojados inmediatamente y con todas las garantías legales. Toda vivienda ocupada ilegalmente resta una posible vía de asistencia a aquellas personas o familias que sí necesitan realmente un hogar, debido a su estado de precariedad o vulnerabilidad”, ha señalado el consejero.
“En el caso de la Administración regional, que lidera el ranking nacional con más de 23.200 viviendas públicas», ha añadido David Pérez, «el objetivo de la AVS es destinarlas a aquellas familias que cuentan con escasos recursos. Sabemos que la mayor parte de las ocupaciones no se llevan a cabo por familias necesitadas, sino por mafias organizadas o personas que buscan hacer negocio con ello, por lo que también se evitaría la comisión de nuevos delitos”.
Pérez ha destacado que que en octubre de 2019 se puso en marcha la Mesa contra la Ocupación de la Comunidad de Madrid, en la que trabajan coordinadamente las consejerías de Justicia, Interior y Víctimas y la de Vivienda y Administración Local, se ha reducido a la cuarta parte el número de viviendas asaltadas mensualmente, es decir hay un 65% menos de viviendas asaltadas que en el año 2018. “Los datos que maneja el Gobierno regional para el presente ejercicio son bastante positivos, confiando en que el año 2020 alcance cifras similares”, ha señalado Pérez.
Pese a que hay numerosas modalidades de ocupación, la reducción más notable hay sido precisamente la del método más violento de ocupación, la denominada patada en la puerta. Desde la puesta en Marcha de la Mesa contra la Ocupación, hace ahora casi un año, la media se ha reducido drásticamente, pasando de una media mensual de 6,5 viviendas ocupadas al mes, a tan solo 2,4 viviendas ocupadas al mes en la actualidad, es decir, una reducción de hasta el 65%.
Entre las medidas adoptadas para evitarlas, se encuentra la monitorización de las promociones más conflictivas y la identificación de aquellas zonas de la capital, en colaboración con el Ayuntamiento, donde existe una mayor conflictividad. Además se han mantenido encuentros con la Delegación de Gobierno para coordinar más medidas de control.
A través de la Mesa contra la Ocupación se han llevado a cabo acciones de coordinación con las autoridades judiciales, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Policías Locales. El Gobierno regional ha puesto en marcha protocolos de actuación que ayuden a las policías locales a mejorar sus actuaciones ante el fenómeno de la ocupación y cómo actuar inmediatamente después de recibir un aviso de ocupación, ya que las primeras 24 horas son cruciales para poder resolverlas de manera satisfactoria.
Del mismo modo, se ha mantenido un encuentro con la fiscal y la jueza decana de Madrid, para impulsar medidas de coordinación entre la administración autonómica y la Justicia madrileña, instando a que se den facilidades a la policía judicial adscrita al juez decano para identificar a los presuntos responsables, ponerlos a disposición de la autoridad judicial y proceder a la devolución del inmueble. Igualmente, se ha denunciado ante la Fiscalía la presencia de mafias que presuntamente controlan, negocian y cometen delitos en inmuebles de titularidad de la Agencia de Vivienda Social.
De manera simultánea, desde la Agencia de Vivienda Social se sigue trabajando para lograr desocupar las viviendas que forman parte de su patrimonio y ponerlas al servicio de las familias que lo necesitan. Desde el comienzo de la presente legislatura se han iniciado 600 expedientes cuyo objetivo es la recuperación de viviendas sociales. La AVS ha recuperado en este primer año de legislatura casi doscientos inmuebles y trabaja en la recuperación de más viviendas.

 
Santa Ayuso, la gata de Schrödinger
DAVID TORRES

AGOSTO 24, 2020

La primera vez que vi una fotografía de Díaz Ayuso con su cara de pasmo arcangélico, como si estuviera papando moscas en el más allá, me invadió una curiosa sensación de déjà vu: estaba convencido de que ya había visto antes esa misma expresión alucinada en numerosas pinturas de mártires, vírgenes y santas recién coronadas en trance de ascensión a los cielos. Mirándola despacio, da la impresión de que la imagen de Ayuso va primero, de que sus ojos vivarachos y su boca abierta de par en par fueron el modelo para tantos éxtasis religiosos del Renacimiento y el Barroco, un anacronismo perturbador y claramente erróneo, puesto que no hay forma humana de explicar cómo El Greco o Stefano Maria Legnani pudieron haberse inspirado en la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La vida imita al arte, dijo Oscar Wilde, un hombre muy ingenioso, aunque no tanto como para caer en la cuenta de que es muy difícil que el arte no imite a Ayuso. En efecto, Oscar Wilde podría haberse inspirado en Díaz Ayuso para escribir El retrato de Dorian Gray, sólo que habría que imaginar a un Dorian Gray tirando balones fuera, al gobierno central, lavándose las manos de sus competencias autonómicas y abandonando en la estacada a miles de ancianos en las residencias madrileñas para irse luego a descansar a un pueblo de Cáceres. Con ella de modelo, Wilde también podría haber escrito Una mujer sin importancia, La decadencia de la mentira o La importancia de llamarse Ayuso.
En sus últimas apariciones y desapariciones, Díaz Ayuso está protagonizando una serie de enconados debates con Díaz Ayuso, una intrincada partida de cartas semejante a aquella en la que Chico Marx se triplicaba o cuadruplicaba gracias a un truco de espejos intentando hacerse trampas a sí mismo. Un día pide rastreadores voluntarios que trabajen gratis y al día siguiente los privatiza con un contrato de 190.000 euros por tres meses. Otro día acusa al ejecutivo de Pedro Sánchez de prorrogar innecesariamente el estado de alarma y, al poco tiempo, se queja de que Pedro Sánchez no decrete inmediatamente el estado de alarma. La verdad, es muy difícil comprender lo que ocurre dentro de la cabeza de Díaz Ayuso: su cerebro funciona al estilo de una caja de Schrödinger donde maúlla una gata Flora que no sólo está viva y muerta a la vez, sino que cuando está al mando de la Comunidad gime y cuando no está al mando, llora.
Hay un cuento maravilloso en Diarios de las estrellas, de Stanislaw Lem, en el que el astronauta Ijon Tichy sufre una avería en su nave espacial y entra en una zona de baches temporales. Tichy viaja solo y da la casualidad de que necesita al menos otro astronauta que salga con él al exterior de la nave para arreglar el timón, de manera que cuando empieza a tropezarse con otros Ijon Tichy, procedentes del pasado o del futuro, tiene la oportunidad de arreglar la avería y escapar del bucle. No obstante, lo único que hace es discutir consigo mismo sobre las paradojas de los viajes en el tiempo y hundirse cada vez más en el embrollo cronológico. "Soy tú, pero el del jueves" saluda Tichy a Tichy durante su primera pelea, antes de terminar con un ojo morado. Llega un momento en que hay una verdadera multitud de Ijon Tichys en la nave, una asamblea de Tichys que incluye jóvenes, niños, bebés y un anciano al que le preguntan cómo diablos hicieron para ponerse de acuerdo y dejar atrás el laberinto.
Tengo miedo de releer el libro de Lem por si, en mitad de algún párrafo, salta Díaz Ayuso desde otro de esos baches temporales que bullen en el interior de su mente y Tichy acaba en segundo plano, eclipsado por una muchedumbre de santas, vírgenes, mártires y presidentas de la Comunidad de Madrid. El tiempo es una dimensión tan misteriosa que no sólo hace cambiar las obras de arte y la percepción que tenemos sobre ellas, sino también nuestros recuerdos, nuestras decisiones y hasta nuestra forma de ser. Normalmente se requieren años e incluso décadas para estas metamorfosis, pero Ayuso puede hacerlo en un abrir y cerrar de pestañas. Tan fácil como papar moscas.
 
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La vida imita al arte, dijo Oscar Wilde, un hombre muy ingenioso, aunque no tanto como para caer en la cuenta de que es muy difícil que el arte no imite a Ayuso. En efecto, Oscar Wilde podría haberse inspirado en Díaz Ayuso para escribir El retrato de Dorian Gray, sólo que habría que imaginar a un Dorian Gray tirando balones fuera, al gobierno central, lavándose las manos de sus competencias autonómicas y abandonando en la estacada a miles de ancianos en las residencias madrileñas para irse luego a descansar a un pueblo de Cáceres. Con ella de modelo, Wilde también podría haber escrito Una mujer sin importancia, La decadencia de la mentira o La importancia de llamarse Ayuso.
En sus últimas apariciones y desapariciones, Díaz Ayuso está protagonizando una serie de enconados debates con Díaz Ayuso, una intrincada partida de cartas semejante a aquella en la que Chico Marx se triplicaba o cuadruplicaba gracias a un truco de espejos intentando hacerse trampas a sí mismo. Un día pide rastreadores voluntarios que trabajen gratis y al día siguiente los privatiza con un contrato de 190.000 euros por tres meses. Otro día acusa al ejecutivo de Pedro Sánchez de prorrogar innecesariamente el estado de alarma y, al poco tiempo, se queja de que Pedro Sánchez no decrete inmediatamente el estado de alarma. La verdad, es muy difícil comprender lo que ocurre dentro de la cabeza de Díaz Ayuso: su cerebro funciona al estilo de una caja de Schrödinger donde maúlla una gata Flora que no sólo está viva y muerta a la vez, sino que cuando está al mando de la Comunidad gime y cuando no está al mando, llora.
Hay un cuento maravilloso en Diarios de las estrellas, de Stanislaw Lem, en el que el astronauta Ijon Tichy sufre una avería en su nave espacial y entra en una zona de baches temporales. Tichy viaja solo y da la casualidad de que necesita al menos otro astronauta que salga con él al exterior de la nave para arreglar el timón, de manera que cuando empieza a tropezarse con otros Ijon Tichy, procedentes del pasado o del futuro, tiene la oportunidad de arreglar la avería y escapar del bucle. No obstante, lo único que hace es discutir consigo mismo sobre las paradojas de los viajes en el tiempo y hundirse cada vez más en el embrollo cronológico. "Soy tú, pero el del jueves" saluda Tichy a Tichy durante su primera pelea, antes de terminar con un ojo morado. Llega un momento en que hay una verdadera multitud de Ijon Tichys en la nave, una asamblea de Tichys que incluye jóvenes, niños, bebés y un anciano al que le preguntan cómo diablos hicieron para ponerse de acuerdo y dejar atrás el laberinto.
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Las funciones las tienen las autonomías, entonces qué, estado de alarma otra vez?
Los viejos son de las CCAA, Chepas se desentiende. Los niños ya no son tampoco de Celaa. Pues fuera otro ministerio y la vicepresidencia Chepal. Si no hacen nada, que cierren al salir.
 
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