La ley del espejo era mi día a día.En mi caso, yo vivía sola en un piso en otra ciudad, estaba en una situación susceptible, casi siempre estaba enferma, sufría de agorafobia, y hacía poco q había dejado los antidepresivos. Creo que él se aprovecho de esa vulnerabilidad mía.
Pues al principio creía que me había tocado la lotería, atento, detallista, cariñoso, joder que incluso me llevaba al hospital cuando estaba enferma.
Se van ganando tu confianza, estudian lo que dices, lo que te gusta, todo eso que luego más adelante negará que le gusta.
Después van a empezar a desequilibrarte un poco mentalmente, con pequeños detalles, a mi me dijo un día "te pareces a la chica con la que perdí la virginidad", y yo venga, un aplauso.
También verás que le gusta mucho las apariencias, quedar bien con la gente, nunca pondrá mala cara delante de nadie, eso si, cuando llegue a cada te espera una de reproches. Presumir de lo que tiene: en este caso su coche(que lo ve como un ferrari).
Además verás que sus amigos son un atajo de gilipoyas, que son igual de machirulos.
Verás como constantemente te hace comentarios, compara, triangula con cualquiera, y cuando tu le reclames algo te dirá que eres una celosa y que te lo hagas mirar.
Usarán contigo la ley del espejo, todo lo que ellos son te lo echan a ti, a mi muchas veces me ha dicho celosa y manipuladora y que le hago maltrato psicológico, todo eso ha soltado por su boca.
Él siempre va a ser la víctima y tú la mala de la película, y así te dejará delante de los demás.
Son extremadamente egoístas y mentirosos.
Siempre serás demasiado susceptible y montas drama, te lo tomas muy a pecho, no es para tanto.
Cada vez que peleabamos él siempre intentaba dejarme por "loca", aprovechando la tesitura de que había estado tomando antidepresivos.
Soy una persona totalmente cuerda, con mis inseguridades, con mis miedos, y con mis heridas emocionales pero lo último que estoy es loca.
En fin.
Cuando el señorito hacía algo o decía algo, que en el caso de haberlo dicho o hecho yo él hubiera entrado en brote, y yo me mantenía tranquila, empezaba con que yo estaba siendo falsa y que en realidad me estaba conteniendo. No concebía que lo que a él le molestaba podía ser que a otras personas les daba igual.
Me acusó muchísimas veces de cosas que hacía él, pero es que ponía tal cara de gilipollas que yo pensaba, ¡que lo dice en serio!