EL VATICANO ¡Todo aquí!

A m la danza gay no me escandalizar, es meramente una expresión artística, pero el lugar donde se realizó es otra cosa.

No entiendo muy bien el mensaje, su significado..
No están diciendo que si, que hay muchos sacerdotes gays, activos sexualmente y que lo quieren normalizar???? O qué?

Y la pintura en una iglesia con la misma temática, pero incluyendo la imagen del arzobispo?

Yo necesito que alguien me aclare porque no entiendo nada.

Opiniones? Comentarios?

Es exactamente lo que has dicho, @salve .
 
Pío XI. Divini illius Magistri. (31 de diciembre de 1929)
Por
SÍ SÍ NO NO
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18/09/2019


En esta Encíclica, el papa Ratti afronta el problema de la educación de la juventud y pone en guardia a los fieles frente a las pretensiones de los Estados absolutos y totalitarios de querer proporcionar, ellos solos y totalmente, la formación de los jóvenes, excluyendo a las familias y a la Iglesia, como si el Fin último del hombre no fuera Dios, sino solo el Poder civil y el bienestar temporal.

El Papa, por consiguiente, enseña que los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios y ordenados a Dios como su Fin último, en la abundancia del progreso material actual (1929), “advierten la insuficiencia de los bienes de esta tierra para conseguir la verdadera y plena felicidad. Por tanto, sienten en sí mismos el estímulo hacia una perfección más alta que la puramente temporal y material y quieren conseguirla especialmente por medio de la educación” (Pío XI, Encíclica Divini illius Magistri, en Tutte le Encicliche dei Sommi Pontefici, Milano, Dall’Oglio Editore, ed. V, 1959, 1º vol., p. 845).

Sin embargo, algunos de entre ellos se equivocan, ya que piensan poder conseguirla extrayéndola o educiéndola (educar, del latín ex-ducere) de la sola naturaleza humana, hecha abstracción del orden sobrenatural, y con sus solas fuerzas, sin la ayuda de la gracia divina. Estos se equivocan porque, en vez de ordenar todo a Dios, primer Principio y Fin último de todo el universo, se repliegan sobre sí mismos, apegándose exclusivamente a las cosas de esta tierra (ivi).

Precisamente por este motivo, es importante no errar en la cuestión de la educación y en la cuestión del Fin último del hombre, con el cual está estrechamente vinculada toda la obra de la educación.

El Papa explica que “la educación consiste en la formación del hombre, cómo debe ser y cómo debe comportarse en esta vida terrena para conseguir el Fin sublime para el que fue creado. Por tanto, no puede existir una verdadera educación si no está ordenada al Fin último” (ivi).

Ahora bien, en el presente estado de vida se llega al Fin último por medio de la Encarnación, Pasión y Muerte del Verbo. Por ello, “no puede darse una adecuada y perfecta educación fuera de la educación cristiana” (ivi). La educación cristiana tiende a asegurar a las almas de los educandos el Sumo Bien, Dios. Por su parte, el Estado debe tender a obtener el máximo de bienestar común temporal para los ciudadanos, subordinado al bienestar sobrenatural y espiritual, que proporciona la Iglesia fundada por Cristo.

Pío XI enseña que “para no errar en esta obra de suma importancia es necesario tener una idea clara de la educación cristiana, es decir: a quién corresponde la misión de educar, cuál es el sujeto de la educación, cuáles son las circunstancias necesarias del ambiente, cuáles son el fin y la regla propia de la educación cristiana” (ib., p. 846).

Primer punto: ¿a quién corresponde la misión de educar? Se pregunta el Pontífice y responde que “la educación es obra social y no solitaria o individual. Ahora bien, las sociedades necesarias en cuyo seno nace el hombre son tres; dos sociedades de orden natural: la familia y el Estado; y una de orden sobrenatural: la Iglesia” (ivi).

La familia, que es instituida por Dios con el fin de procrear y educar a la prole, tiene una prioridad de naturaleza respecto al Estado (que es un conjunto de varias familias) y, por tanto, una prioridad de derechos sobre la prole y su educación. Sin embargo, la familia es una sociedad imperfecta (que no tiene en sí misma todo aquello que necesita para hacer obtener a sus miembros su fin), mientras que el Estado es una sociedad perfecta, al tener todos los medios necesarios para el fin. Por tanto, en orden al bien común, el Estado tiene la preeminencia sobre la familia, que alcanza su perfección en la sociedad civil. La tercera sociedad, en la que el hombre nace a la vida sobrenatural, es la Iglesia, que es una sociedad perfecta de orden espiritual, la cual da a sus miembros todos los medios para alcanzar el cielo.

“Por tanto, la educación, que se refiere a todo el hombre individual y socialmente, en el orden de la naturaleza y en el de la gracia, pertenece a estas tres sociedades, en su medida proporcionada y correspondiente a la coordinación de sus respectivos fines” (ivi).

En primer lugar, pertenece de manera sobreeminente a la Iglesia por dos títulos de orden sobre natural que Dios le ha conferido solo a ella y, por tanto, superiores a cualquier otro título de orden natural. El primer título sobrenatural consiste en la misión de magisterio que Dios dio a la Iglesia: “Id y amaestrad a todas las Gentes” (Mt., XXVIII, 18). El segundo título es la Maternidad sobrenatural de la Iglesia, que engendra y nutre a las almas en la vida de la gracia sobrenatural, con sus sacramentos y su enseñanza.

Segundo punto: ¿cuál es el sujeto de la educación? El Papa responde que “ella se extiende a todas las Gentes sin límites; ni existe poder terreno que pueda legítimamente contrastarla o impedirla” (ib., p. 849). Además, se extiende, ante todo, a todos los fieles y después también a los infieles, “al estar todos los hombres llamados a entrar en el reino de Dios y a conseguir la salvación eterna”.

“La familia, continúa el Papa, concurre con la misión educativa de la Iglesia, ya que ambas proceden de Dios. En efecto, a la familia, en el orden natural, Dios le comunica inmediatamente la fecundidad, principio de vida y, por tanto, principio de educación a la vida. La familia, por tanto, recibe inmediatamente de Dios la misión y, por tanto, el derecho de educar a la prole; derecho anterior a cualquier derecho del Estado. Santo Tomás de Aquino explica el motivo de la inviolabilidad de este derecho de la familia: “El hijo es naturalmente del padre, por lo cual es de derecho natural que el hijo, antes del uso de razón, esté al cuidado del padre. Por tanto, sería ir contra la justicia natural que el niño, antes del uso de razón, fuera sustraído al cuidado de sus padres, o se dispusiera de él de alguna manera contra la voluntad de sus padres” (S. Th., II-II, q. 10, a. 12). Y como la obligación de la educación de los padres continua hasta cuando la prole sea capaz de valerse por sí misma, perdura el mismo derecho de los padres”.

Por consiguiente, el Papa condena la pretensión del Estado absoluto de sostener que la prole, antes que a la familia, pertenece al Estado y que el Estado tiene un derecho absoluto sobre la educación de la juventud (ib., p. 751). El Pontífice confuta la objeción del pan-estatismo, según el cual el hombre nace ciudadano y, por tanto, pertenece antes al Estado. En efecto, explica Pío XI, el hombre antes de ser ciudadano debe existir y la existencia no se la da el Estado, sino sus padres.

Sin embargo, los derechos de la Iglesia y de la familia sobre la educación de la juventud son participados al Estado por Dios, no por título de paternidad, que es espiritual para la Iglesia y natural para la familia, mientras que no subsiste para el Estado, sino por la autoridad que el Estado posee en cuanto a la promoción del bienestar común temporal, que es el fin propio del Estado. Ahora bien, este fin del Estado, o sea, el bien común de orden temporal, consiste en la paz y seguridad que las familias y los individuos gozan en el ejercicio de sus derechos. Por tanto, la función del Poder civil tiene una doble función: proteger y promover a la familia y al individuo y no absorberlos o sustituirlos. Por consiguiente, en orden a la educación es deber del Estado proteger, en sus leyes, el derecho de la familia, anterior al suyo, a la educación cristiana de la prole, y, por consiguiente, respetar el derecho sobrenatural de la Iglesia. Además, es deber del Estado proteger la educación moral y religiosa de la juventud. En efecto, Dios fundó su Iglesia para la salvación eterna de los hombres y, por tanto, no se puede sostener que el Estado no está sujeto a Dios y a su ley natural y divina (ib., p. 857).

El Pontífice recomienda a los educadores que no olviden que el sujeto de la educación cristiana es el hombre entero: espíritu y cuerpo, es decir, el hombre herido por el pecado original, redimido por Cristo, pero en el que permanecen en su naturaleza humana los efectos del pecado original, especialmente el debilitamiento de la voluntad y las tendencias desordenadas. Por ello los educadores deben corregir las inclinaciones desordenadas y ordenar las buenas tendencias, desde la más tierna infancia, y sobre todo es necesario iluminar su intelecto y fortificar su voluntad con las verdades sobrenaturales y los medios de la gracia (ib., p. 860).

El Pontífice condena, por consiguiente, el naturalismo pedagógico, que intenta disminuir la formación sobrenatural en la obra de la educación pública. Condena asimismo los métodos educativos que querrían dar al niño una libertad y autonomía sin límites y que disminuyen la autoridad del educador, “atribuyendo al niño un primado exclusivo de iniciativa y una actividad independiente de toda ley superior, en la obra de su educación” (ivi). Estos métodos, según Pío XI, en vez de liberar al niño, como ellos afirman, lo vuelven esclavo de su orgullo y de sus pasiones desordenadas.

Después, el Papa pasa a estudiar el fenómeno delicadísimo del naturalismo aplicado a las costumbres. Condena la educación sexual indiscriminada, ya que considera falsamente poder preservar a la juventud de los peligros de los sentidos con medios puramente naturales, exponiéndoles a las ocasiones de pecado (ib., p. 861). Este error es una consecuencia de no querer reconocer las heridas dejadas por el pecado original en la naturaleza humana. Sin embargo, los padres pueden, con mucha prudencia y espíritu sobrenatural, tratar estas materias con la prole que comienza a crecer (ivi).

Tercer punto: las circunstancias del ambiente, o sea, todo lo que circunda al educando. El Papa enseña que el “primer ambiente natural y necesario de la educación es la familia. Por lo cual, normalmente, la educación más eficaz y duradera es la que se recibe en una familia cristiana bien ordenada y disciplinada, iluminada por el buen ejemplo de los padres” (ivi). Desgraciadamente, Pío XI lamenta el “deplorable decaimiento actual (¡1929!) de la educación familiar. […] Lo cual no es tanto el efecto de la excesiva severidad, como principalmente de la impaciencia, de la ignorancia de los modos más conformes a la corrección fructífera y también de la ya demasiado común relajación de la disciplina familiar, por lo que crecen en los adolescentes pasiones indómitas” (ib., p. 863).

El Pontífice reprueba también la coeducación, o sea, la educación mixta de niños y niñas, fundada también ella en la negación implícita del pecado original, confundiendo la legítima convivencia humana con la promiscuidad y la igualdad niveladora de los dos sexos. En efecto, “el Creador ordenó la convivencia perfecta de los dos sexos solo en la unidad del matrimonio. Los dos sexos están destinados a completarse recíprocamente en la familia y en la sociedad, precisamente por su diferencia, la cual debe, sin embargo, ser mantenida y favorecida en la formación educativa, con la necesaria distinción y correspondiente separación” (ib., p. 862).

Pío XI reivindica, históricamente, que la familia y la Iglesia han sido, mucho antes que el Estado, las institutrices de las escuelas. Por tanto, “la escuela, considerada en sus orígenes históricos, es por su naturaleza institución subsidiaria y complementaria de la familia y de la Iglesia y, por tanto, debe no contradecir, sino estar de acuerdo positivamente con la familia y la Iglesia. En efecto, la escuela, si no es templo, es guarida” (ib., p. 864). ¿Cómo no darle la razón a partir del estado de degradación al que se han visto reducidas nuestras escuelas, en las cuales, cada 4 días, según las últimas estadísticas, los alumnos agreden a un docente?

Después, el Papa condena la escuela neutra o laica, de la cual es excluida la religión, ya que prácticamente se vuelve irreligiosa y atea, y recuerda que, según los Sagrados Cánones, “la asistencia a las escuelas acatólicas o mixtas, es decir, aquellas abiertas indiferentemente a católicos y acatólicos, está prohibida a los niños” (ivi).

Finalmente, el Papa trata el fin de la educación, que es el de “cooperar con la gracia divina al formar al verdadero y perfecto hombre cristiano. […]. El verdadero cristiano, fruto de la educación cristiana, es el hombre sobrenatural, que piensa, juzga y actúa constante y coherentemente según la recta razón iluminada por la luz sobrenatural de los ejemplos y de la doctrina de Jesucristo” (ib., p. 870).

Augustinus

(Traducido por Marianus el eremita)

Pío XI. Divini illius Magistri. (31 de diciembre de 1929) https://adelantelafe.com/pio-xi-divini-illius-magistri-31-de-diciembre-de-1929/#.XZSmg9U5EWY.twitter
 
Entrevista con el R. P. Davide Pagliarani. Superior General de la Fraternidad San Pío X
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17/09/2019


R. P. Superior General, se esperan acontecimientos importantes de aquí a fin de año, como el Sínodo para la Amazonía y la reforma de la Curia romana, que van a tener una repercusión histórica en la vida de la Iglesia. En su opinión, ¿qué lugar ocupan en el pontificado del Papa Francisco?

La impresión que muchos católicos tienen actualmente es la de una Iglesia al borde de una nueva catástrofe. Si volvemos la vista atrás, el mismo Concilio Vaticano II sólo fue posible porque era el resultado de una decadencia que había afectado a la Iglesia en los años que precedieron a su inauguración: como si una presa se rompiera bajo la presión de la fuerza que la había estado desgastando durante algún tiempo. Es lo que permite el éxito de las grandes revoluciones, dado que los legisladores solo aprueban y sancionan una situación que ya es un hecho, al menos en parte.

De este modo, la reforma litúrgica fue sólo la culminación de un desarrollo experimental que se remontaba al período entre las dos guerras mundiales, y que ya se había introducido en una gran parte del clero. Más cerca de nosotros, bajo este pontificado, Amoris laetitia ha supuesto la ratificación de una práctica que, lamentablemente, ya se había introducido en la Iglesia, especialmente en lo referente a la posibilidad de comulgar para las personas que viven en un estado de pecado público. Parece que hoy la situación ya está madura para otras reformas muy serias.

¿Puede precisar su juicio sobre la exhortación apostólica Amoris laetitia tres años después de su publicación?

Amoris lætitia representa, en la historia de la Iglesia en los últimos años, lo que Hiroshima o Nagasaki han sido para la historia moderna de Japón: humanamente hablando, el daño es irreparable. Éste ha sido, sin lugar a duda, el acto más revolucionario del Papa Francisco y, al propio tiempo, el más discutido, incluso fuera de la Tradición, porque afecta directamente a la moral conyugal; cosa que ha permitido que muchos sacerdotes y fieles se den cuenta de la presencia de errores graves. Este documento catastrófico fue presentado erróneamente como el trabajo de una personalidad excéntrica y provocadora en sus expresiones, –lo que algunos quieren ver en el Papa actual. Pero eso no es correcto, y simplificar así el problema resulta inapropiado.

Parece insinuarnos que esta consecuencia era inevitable. ¿Por qué es usted reacio a definir al Papa actual como una persona original?

En realidad, Amoris laetitia constituye uno de los resultados que, tarde o temprano, debía producirse como resultado de las premisas establecidas por el Concilio. El cardenal Walter Kasper ya lo había subrayado señalando que a una nueva eclesiología –la del Concilio–corresponde a una nueva concepción de la familia cristiana1.

De hecho, el Concilio es principalmente eclesiológico, es decir que propone en sus documentos una nueva concepción de la Iglesia. Sencillamente, la Iglesia fundada por Nuestro Señor ya no equivaldría a la Iglesia católica, sino que se trataría de algo más amplio, que incluiría a las demás confesiones cristianas. Como resultado de esto, las comunidades ortodoxas o protestantes tendrían la «eclesialidad» en virtud del bautismo. Dicho en otras palabras, la gran novedad eclesiológica del Concilio es la posibilidad de pertenecer a la Iglesia fundada por Nuestro Señor en diferentes formas y grados. De ahí la noción moderna de comunión total o parcial, «con geometría variable», se podría decir. La Iglesia se ha vuelto estructuralmente abierta y flexible. La nueva modalidad de pertenencia a la Iglesia, extremadamente elástica y variable, según la cual todos los cristianos están unidos en la misma Iglesia de Cristo, constituye el origen del caos ecuménico.

No pensemos que estas novedades teológicas son abstractas, pues tienen repercusiones en la vida concreta de los fieles. Todos los errores dogmáticos que afectan a la Iglesia, tarde o temprano tienen efectos en la familia cristiana, porque la unión de los esposos cristianos constituye la imagen de la unión entre Cristo y su Iglesia. En una iglesia ecuménica, flexible y pancristiana, existe una noción de la familia en la que los compromisos del matrimonio ya no tienen el mismo valor, y en la que los vínculos entre los esposos, entre un hombre y una mujer, ya no se perciben ni definen de la misma manera, sino que también se vuelven flexibles.

UN PAPA COHERENTE CON LOS PRINCIPIOS DEL CONCILIO VATICANO II

¿Podría darnos más detalles?

Concretamente, del mismo modo que la Iglesia de Cristo «pancristiana» tendría elementos buenos y positivos fuera de la unidad católica, habría igualmente elementos buenos y positivos para los fieles fuera del matrimonio sacramental, por ejemplo, en un matrimonio civil, y también en cualquier otro tipo de unión. Lo mismo que ya no hay distinción entre una Iglesia «verdadera» e iglesias «falsas», dado que las iglesias no católicas son buenas, aunque imperfectas, igualmente todas las uniones se vuelven buenas, porque siempre hay algo bueno en ellas, aunque sólo sea el amor.

Esto significa que en un matrimonio civil «bueno» –especialmente cuando se celebra entre creyentes–, se pueden encontrar ciertos elementos del matrimonio cristiano sacramental. No se trata de equipararlos, pero, sin embargo, la unión civil ya no es mala en sí misma, ¡sino que sencillamente no es tan buena! Hasta ahora se hablaba de obras buenas o malas, y de la vida en gracia o en pecado mortal. Pero ahora todo lo que queda son acciones buenas o no tan buenas, o sea, formas de vida que corresponden totalmente con el ideal cristiano, y otras que solo le corresponden parcialmente… Resumiendo, a una Iglesia ecuménica le corresponde una familia ecuménica, o sea, recompuesta o «que puede recomponerse», según las necesidades. y sensibilidades.

Antes del Concilio Vaticano II, la Iglesia enseñaba que las denominaciones cristianas no católicas estaban fuera del seno de la verdadera Iglesia y, por lo tanto, no formaban parte de la Iglesia de Jesucristo. La doctrina de la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium (nº 8), abre un medio para reconocerlos como realizaciones parciales de la Iglesia de Cristo. Las consecuencias de tales errores son incalculables y aún están en pleno desarrollo.
Amoris lætitia es el resultado inevitable de la nueva eclesiología enseñada por Lumen Gentium, y también de la loca apertura al mundo predicada por la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo de este tiempo, Gaudium et spes 2. Y, de hecho, con Amoris laetitia, el matrimonio cristiano se parece cada vez más al matrimonio tal como lo concibe y profana la modernidad.

De este modo, la enseñanza objetivamente desconcertante del Papa Francisco no supone una consecuencia extraña, sino que es la consecuencia lógica de los principios establecidos en el Concilio. El Papa saca de ella algunas conclusiones últimas… por el momento.

¿Esta nueva doctrina sobre la Iglesia se ha manifestado mediante un concepto teológico particular?

Después del Concilio, la noción de Pueblo de Dios reemplazó a la del Cuerpo Místico de Cristo. Esta nueva noción está omnipresente en el nuevo Código de Derecho Canónico publicado en 1983. Pero en 1985 se hizo un cambio. Parecía que el término «Pueblo de Dios» se volvía engorroso, porque permitía desviaciones hacia la teología de la liberación y el marxismo. Por eso se reemplazó con otra noción, también sacada del Concilio: la eclesiología de la comunión, que permite una pertenencia a la Iglesia extremadamente elástica, con la que todos los cristianos están unidos –aunque más o menos– en la misma Iglesia de Cristo, de modo que el diálogo ecuménico se ha vuelto babélico, como en la reunión de Asís en 1986. De modo parecido al poliedro del que nos habla el Papa Francisco: «una figura geométrica que tiene muchas facetas distintas. El poliedro refleja la confluencia de todas las diversidades que, en este caso, conservan su originalidad. Nada se disuelve, nada se destruye, y nada domina nada»3 .

¿Ve Usted esta misma raíz eclesiológica en el origen de las reformas anunciadas en el Instrumentum laboris del próximo sínodo para la Amazonía, o en el proyecto de reforma de la Curia romana?

Todo se reduce, directa o indirectamente, a una noción equivocada de la Iglesia. Una vez más, el Papa Francisco sólo saca las conclusiones últimas de las premisas que estableció el Concilio. Concretamente, sus reformas siempre presuponen una Iglesia en escucha, una Iglesia sinodal, una Iglesia atenta a la cultura de los pueblos, a sus expectativas y requisitos, especialmente a las condiciones humanas y naturales, específicas de nuestro tiempo y siempre cambiantes. La fe, la liturgia y el gobierno de la Iglesia deben adaptarse a todo esto y ser su resultado.

La Iglesia sinodal, siempre en escucha, constituye la última evolución de la Iglesia colegial, predicada por el Concilio Vaticano II. Para dar un ejemplo concreto, de acuerdo con el Instrumentum laboris, la Iglesia debe ser capaz de asumir y adoptar elementos como las tradiciones locales del culto de los espíritus y las medicinas tradicionales amazónicas, que recurren a supuestos «exorcismos». Dado que estas tradiciones indígenas están enraizadas en un suelo que tiene una historia, se deduce que este «territorio es una referencia teológica y una fuente particular de la revelación de Dios»; razón por la cual, debemos reconocer la riqueza de esas culturas indígenas, pues «una apertura no sincera hacia el otro, lo mismo que una actitud corporativa, que reserva la salvación sólo a su propia fe, destruyen esta misma fe». Da la impresión de que, en lugar de luchar contra el paganismo, la jerarquía actual pretende asumir e incorporar esos valores. Y los encargados del próximo sínodo se refieren a esos «signos de los tiempos», queridos por Juan XXIII, que hay que escrutar como signos del Espíritu Santo.

LA IGLESIA DE CRISTO NO ES UN FORO NI UNA PLATAFORMA

¿Y, más específicamente, qué nos dice sobre la Curia?

Por su parte, el proyecto de reforma de la Curia predica una Iglesia que se parece mucho más a una empresa humana que a una sociedad divina y jerárquica, depositaria de la Revelación sobrenatural, que goza del carisma infalible de conservar y enseñar a la humanidad la Verdad eterna hasta el fin de los tiempos. Se trata, como dice expresamente el texto del proyecto, de la «actualización (aggiornamento) de la Curia», «sobre la base de la eclesiología del Vaticano II». Por lo tanto, casi no nos sorprende leer bajo la pluma de los cardenales responsables de esta reforma: «La Curia actúa como una especie de plataforma y un foro de comunicación con respecto a las Iglesias y Conferencias particulares de los Obispos que necesitan tales experiencias. La Curia recoge las experiencias de la Iglesia universal y, a partir de ellas, exhorta a las Iglesias y Conferencias particulares de los Obispos… Esta vida de comunión dada a la Iglesia tiene el rostro de la sinodalidad… Pueblo fiel, Colegio episcopal y obispo de Roma se escuchan unos a otros, y todos ellos escuchan al Espíritu Santo… Esta reforma se establece en el espíritu de una «descentralización saludable»… La Iglesia sinodal consiste en que «el Pueblo de Dios camina unido»… Este servicio de la Curia a la misión de los obispos y a la comunión no se basa en una actitud de vigilancia o de control, ni siquiera en la toma de decisiones en cuanto autoridad superior…» 4

Plataforma, foro, sinodalidad, descentralización… todo eso no hace sino confirmar la raíz eclesiológica de todos los errores modernos. En este magma informe, ya no hay una autoridad superior. Es la disolución de la Iglesia tal como la estableció Nuestro Señor, que, al fundar su Iglesia, no abrió un foro de comunicación, ni una plataforma para intercambios, sino que le confió a Pedro y a sus Apóstoles la tarea de pastorear su rebaño, y de ser pilares de verdad y santidad para conducir las almas al Cielo.

¿Cómo caracterizar este error eclesiológico en relación con la constitución divina de la Iglesia fundada por Jesucristo?

La pregunta es muy amplia, pero Monseñor Lefebvre nos da una respuesta, diciendo que la estructura de la nueva misa correspondía a una Iglesia democrática, y ya no jerárquica ni monárquica. La iglesia sinodal tal como la sueña Francisco es realmente de tipo democrático. Él mismo dio la imagen que tenía de ella: la de una pirámide invertida. ¿Se podía acaso manifestar más claramente lo que quiere significar con sinodalidad? Es una iglesia al revés. Pero insistamos, él sólo desarrolla los principios que ya estaban presentes en el Concilio.

¿No parece que Usted está forzando la realidad actual, pretendiendo reducirlo todo a los principios del Concilio Vaticano II, que se celebró hace más de cincuenta años?

Uno de los colaboradores más cercanos de Francisco es el que nos da la respuesta. Se trata del cardenal Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del C6. Veamos lo que nos dice: «Después del Concilio Vaticano II, los métodos y el contenido de la evangelización y la educación cristiana están cambiando. La liturgia cambia. (…) La perspectiva misionera cambia: el misionero debe establecer un diálogo evangelizador (…). La acción social está cambiando, no es sólo la caridad y el desarrollo de los servicios, sino también la lucha por la justicia, los derechos humanos y la liberación… Todo cambia en la Iglesia según el modelo pastoral renovado». Y agrega, para mostrar en qué espíritu se realizan estas transformaciones: «El Papa quiere llevar la renovación de la Iglesia a un punto en el que se vuelva irreversible. El viento que impulsa las velas de la Iglesia hacia la alta mar de su profunda y total renovación es la misericordia» .

Sin embargo, no se puede negar que muchas voces se han alzado contra estas reformas y es razonable suponer que esto continuará en los próximos meses. ¿Cómo juzga Usted tales reacciones?

No podemos sino alegrarnos por tales reacciones, y por una toma de conciencia progresiva por parte de muchos fieles y algunos prelados de que la Iglesia se encamina a una nueva catástrofe. Estas reacciones tienen la ventaja y el mérito de demostrar que la voz que propaga estos errores no puede ser la de Cristo, ni la del Magisterio de la Iglesia. Esto es extremadamente importante y, a pesar del contexto trágico, alentador. La Fraternidad tiene el deber de estar muy atenta a estas reacciones y, al mismo tiempo, tratar de evitar que se extravíen y no lleguen a nada.

EL PLURALISMO CONCILIAR CONVIERTE A TODA OPOSICIÓN EN ESTRUCTURALMENTE INEFICAZ

¿Qué quiere decir con eso?

En primer lugar, debe tenerse en cuenta que estas reacciones se enfrentan sistemáticamente con un «muro de goma», y hay que atreverse a preguntarse por qué. Para dar un ejemplo, cuatro cardenales habían expresado sus dubia sobre Amoris laetitia. Muchos habían notado esta acción y la habían aclamado como el comienzo de una reacción que produciría resultados duraderos. Pero, en realidad, el silencio del Vaticano dejó esta crítica sin respuesta. Mientras tanto, dos de estos cardenales han fallecido, y el Papa Francisco ha pasado a otros proyectos de reforma, de los que acabamos de hablar, de modo que la atención se ha desplazado a nuevos temas, dejando, por la fuerza de las circunstancias, la batalla sobre Amoris lætitia en el aire, olvidada, y el contenido de esta exhortación parece que de facto se da por sentado.

Para entender este silencio del Papa, no debemos olvidar que la Iglesia que viene del Concilio es pluralista. Es una Iglesia que ya no se basa en una Verdad eterna y revelada, enseñada desde arriba, por la autoridad. Tenemos ante nosotros una Iglesia que está a la escucha y, por lo tanto, necesariamente escucha voces que pueden diferir entre sí. Dando una comparación, en un régimen democrático, por ejemplo, siempre hay un lugar, al menos aparente, para las oposiciones, que, de alguna manera, forman parte del sistema porque muestran que se puede discutir y tener una opinión diferente, y que hay espacio para todos. Esto, por supuesto, puede fomentar el diálogo democrático, pero no la restauración de una Verdad absoluta y universal, y una ley moral eterna. De esta manera, el error puede enseñarse libremente, junto con una oposición real pero estructuralmente ineficaz e incapaz de poner las verdades en su lugar. Por lo tanto, hay que salir del sistema pluralista en sí mismo; y este sistema tiene una causa: el Concilio Vaticano II.

En su opinión, ¿qué deberían hacer los prelados o fieles preocupados por el futuro de la Iglesia?

En primer lugar, deberían tener la lucidez y el valor de reconocer que existe una continuidad entre las enseñanzas del Concilio, de los Papas de la era postconciliar y el pontificado actual. Citar el magisterio de «San» Juan Pablo II, por ejemplo, para oponerse a las novedades del Papa Francisco, es un pésimo remedio, condenado desde el principio al fracaso. Un buen médico no puede quedar satisfecho con unos pocos puntos para cerrar una herida, sin extraer primero la infección que se encuentra en la herida. Lejos de nosotros despreciar estos esfuerzos, pero al mismo tiempo es una cuestión de caridad indicar dónde radica la raíz de los problemas.

Para dar un ejemplo concreto de esta contradicción, basta mencionar un nombre entre todos, el del cardenal Müller. Es sin duda el más virulento hoy contra Amoris laetitia, el Instrumentum laboris y el proyecto de reforma de la Curia. Utiliza expresiones muy fuertes, incluso llega a hablar de «ruptura con la Tradición». Y, sin embargo, este cardenal que ahora encuentra la fuerza para denunciar públicamente estos errores es el mismo que quería imponer a la Fraternidad San Pío X –en continuidad con sus predecesores y sucesores en la Congregación para la Doctrina de la Fe– la aceptación de todo el Concilio y del magisterio posconciliar. Independientemente de la Fraternidad y sus posturas, esta crítica, que ataca sólo los síntomas sin remontarse a su causa, representa un ilogismo de los más dañinos y desconcertantes.

LA CARIDAD DE QUERER «TRANSMITIR LO QUE HEMOS RECIBIDO»

A menudo se objeta que la Fraternidad sólo sabe criticar, pero ¿qué propone positivamente?

La Fraternidad no critica sistemáticamente ni a priori. Ella no es una «gruñidora» profesional. Tiene una libertad de tono que le permite hablar abiertamente, sin temor a perder los beneficios de los que goza… Esta libertad es indispensable en las circunstancias actuales.

La Fraternidad tiene sobre todo el amor de la Iglesia y de las almas. La crisis actual no es sólo doctrinal: se cierran los seminarios, se vacían las iglesias y la práctica sacramental cae vertiginosamente. No podemos ser espectadores, con los brazos cruzados, y decirnos: «todo esto prueba que la Tradición tiene razón». La Tradición tiene el deber de ayudar a las almas, con los medios que le brinda la divina Providencia. No nos mueve a ello un espíritu orgulloso, sino que nos sentimos impulsados por la caridad de querer «transmitir lo que hemos recibido» (1 Cor. 15, 3). Esto es lo que intentamos hacer humildemente a través de nuestro trabajo apostólico diario. Pero este trabajo es inseparable de la denuncia de los males que sufre la Iglesia, para proteger al rebaño abandonado y dispersado por los malos pastores.

¿Qué espera la Fraternidad de los prelados y fieles que comienzan a ver con claridad, con el fin de dar una continuidad positiva y efectiva de sus posturas?

Hemos de tener el valor de reconocer que incluso una buena postura doctrinal no basta si no va acompañada de una vida pastoral, espiritual y litúrgica coherente con los principios que queremos defender, porque el Concilio inauguró una nueva forma de concebir la vida cristiana, coherente con una nueva doctrina.

Si la doctrina se reafirma con todos sus derechos, debemos pasar a una vida católica real y conformarnos con lo que profesamos. De lo contrario, tal o cual declaración sólo será un acontecimiento mediático, limitado a unos pocos meses o incluso semanas… Concretamente, hay que volver a la Misa Tridentina y todo lo que eso significa; hay que volver a la misa católica y sacar todas las consecuencias; hay que volver a la Misa no ecuménica, a la Misa de siempre y dejar que esta Misa regenere la vida de los fieles, de las comunidades y de los seminarios, y, sobre todo, dejar que transforme a los sacerdotes. No se trata de restaurar la Misa Tridentina porque es la mejor opción teórica; sino que se trata de restaurarla, de vivirla y defenderla hasta el martirio, porque sólo la Cruz de Nuestro Señor puede sacar a la Iglesia de la catastrófica situación en la que se encuentra.

Portæ inferi non prævalebunt adversus eam!
¡Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!


Padre Davide Pagliarani, Superior General
Menzingen, 12 de septiembre de 2019, fiesta del Santo Nombre de María

(Fuente: fsspx.news)

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Cómo fundar un “Nuevo Movimiento” en la Iglesia Católica
Por
Hilary White
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19/09/2019


¿Has oído hablar de WikiHow? Bueno, aquí está RemnantHow!

Todos hemos escuchado el bombo:

“¡Los Nuevos Movimientos como Agente de la Nueva Evangelización!”

San Juan Pablo II, Mensaje a los participantes en el 1er Congreso Mundial de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades (1998):

“Los movimientos eclesiales… representan uno de los frutos más significativos de esa primavera de la Iglesia preanunciada por el Concilio Vaticano II… Su presencia es alentadora, pues muestra que esta primavera avanza, manifestando la frescura de la experiencia cristiana, basada en el encuentro personal con Cristo.”

El Pontificio Consejo para los Laicos:

“Desafortunadamente, los movimientos y las nuevas comunidades siguen siendo un recurso que no se valora completamente en la Iglesia, un don del Espíritu Santo y un tesoro de gracias que aún se oculta a los ojos de muchos obispos, probablemente temerosos de la novedad que puedan aportar a la vida de sus diócesis y parroquias.

“Se exige una verdadera ‘conversión pastoral’ por parte de los obispos y sacerdotes, llamados a reconocer que los movimientos son, antes que nada, un regalo precioso más que un problema”.

Los llamados “Nuevos movimientos” o “Movimientos laicos” o “Nuevos Movimientos Eclesiales” han sido una característica de la vida Católica, desde que el total colapso de la vida Católica normal para los laicos se convirtió en una realidad permanente para la Iglesia. Los líderes mundiales consultan a los más grandes e influyentes y disfrutan de la aprobación de todo el mundo, tienen escaños en la ONU, la Unión Europea y participan regularmente en eventos internacionales de las élites mundiales.

¡Y VAYA AMIGO que son populares!

El sitio web del Vaticano enumera no menos de 122 “Asociaciones Internacionales de Fieles” oficialmente reconocidas, que es como se les llama en el derecho canónico, ¡muchas de ellas fundadas por laicos comunes como tú!

Puede que te estés preguntando ahora mismo, “¿Cómo puedo entrar en este alboroto?”

Estamos aquí para ayudar. Simplemente sigue estos sencillos pasos:

1) Sé un sociópata.

Si bien esto no es completamente necesario, seguro que pareciese ayudar.

Crea con cuidado un personaje de una superioridad sabia, cálida y benevolente: que sería una locura y algo malo desobedecerlo. Insinúa, -pero nunca especifiques-, que sabes cosas que otras personas no saben y que la Iglesia nunca supo antes en todos los siglos de santos y místicos, y que si se aferran a tus palabras lo suficiente, serán iniciados en el Culto de Ti y ven a conocer cosas, ser misteriosos y sabio también, como Gandalf.

Asegúrate de declarar públicamente que “también tienes fallas, como todos los demás”. Nunca seas específico o, si te pregunta directamente, enumera las fallas que son exactamente lo contrario de tus fallas reales. (Asegúrate de escribirlos para futura referencia en caso de que alguien vuelva a preguntar).

Practica una sonrisa “cálida, misteriosa y sabia” en el espejo hasta que puedas hacerla a propósito.

2) Elije una frase o palabra simple sobre la cual fundar tu movimiento.

Asegúrate que sea algo fácil de recordar pero difícil de definir. Debe ser un concepto que todos puedan apoyar sin requerir detalles específicos, como “unidad” o “misericordia”. La clave aquí es tener algo absolutamente imposible de refutar sin parecer un completo engreído.

La prueba de la utilidad de tu frase clave será: “¿Qué te pasa? ¿No te gusta [X]?” Prepárate en un abrir y cerrar de ojos para ir a la ofensiva cuando te desafíen. Afirma que cualquiera que pida definiciones claras es “rígido” y “retrógrado” y “en contra de [X],” y que intenta obligar a la Iglesia adherirse a “normas obsoletas” y “formas de vivir el Evangelio”.

Insinúa que son antisemitas.

3) Elije 2 a 5 pasajes de las Escrituras que te “hablen” personalmente. Pretende reinterpretarlos “para las necesidades de hoy” o para las “necesidades de la Iglesia de hoy”.

Crea una breve narrativa que vincule tu frase clave con estos pasajes. Asegúrate que esta narrativa se pueda dar fácilmente, -como en un folleto o sitio web-, en una lista con viñetas. Apégate a estos como pegamento. Repítelos en cada entrevista, artículo, libro, discurso y charla.

Comenzando con tu lista de viñetas y tu eslogan, rellena el resto de tu material, -tus “comentarios” sobre las Escrituras, cartas públicas, entrevistas, charlas, conferencias y libros-, con tonterías que suenen vagamente Católicas.

(Nota: con la tecnología actual, no debería ser difícil conseguir que uno de tus seguidores jóvenes más expertos en tecnología cree un algoritmo útil que te permita mezclar y combinar).

Nunca olvides que tu público objetivo no son personas con títulos reales en teología Católica. Si eres atacado o desafiado de alguna manera por ellos, afirma que tu conocimiento proviene de “Arriba”. Exhorta a tus seguidores a abandonar el “simple” aprendizaje de libros y a adoptar un “conocimiento interior profundo y holístico del Evangelio”.

Afirma que todo lo que dices es “Tomista”.

4) Di cosas incomprensibles, sin sentido y / o lógicamente contradictorias como tus “aforismos” o “máximas” personales que los seguidores están obligados a aprender.

Asegúrate que estos sean literalmente imposibles de cumplir, o contradigan los propósitos esenciales del Cristianismo, o el verdadero significado de las Escrituras o el sentido común.

Alternativamente, hazlos tan cegadoramente evidentes y simplistas que tus seguidores asuman que debe haber algún “significado oculto más profundo” que tiene que ser adquirido a través de un mayor “crecimiento en el Movimiento”. , O haz que estén lo más vacíos posibles de significado, e interpretación de alguna forma.

Ejemplos:

“Pierde todo, incluso el apego a la santidad, para que apuntes solo a una cosa: amar”.

“Permitamos que Dios actúe. No bloqueemos su omnipotencia con la estrechez de nuestros puntos de vista”.

“Reescribamos el Evangelio con nuestras vidas”.

5) Ataca las viejas ideas de la autoridad Católica (es decir, los sacerdotes y especialmente la “tradición”).

Di que “la gente de hoy” ha madurado en su comprensión (“Todos están alfabetizados ahora”) y que se necesitan “nuevas formas de entender” y vivir el Evangelio “para nuestros tiempos”.

Asegúrate de decir que las cosas en el mundo generalmente se mueven en la dirección deseada, pero que se necesita más “trabajo” para ayudar a las personas a “superar los apegos intransigentes a modelos pasados” basados en el “miedo”.

Algo como esto:

Algunos síntomas de este soplo del Espíritu están ciertamente presentes hoy en Europa. Para encontrarlos, apoyarlos y desarrollarlos, a veces es necesario dejar de lado los esquemas atrofiados para ir a donde comienza la vida, donde vemos frutos de la vida producidos “según el Espíritu”.

La clave es insinuar que las personas modernas tienen necesidades y preocupaciones espirituales que nadie en el pasado ha tenido antes, pero que al mismo tiempo las “estructuras jerárquicas” ya no son necesarias (excepto las tuyas). Esto se debe a que el mundo moderno es muy diferente del viejo mundo y, por lo tanto, las personas también son diferentes y, lo que es más importante, que solo tu Movimiento tiene la clave para saber cómo.

Esto deja una puerta abierta para que decir lo que se quiera y estar completamente en desacuerdo con cada interpretación de las Escrituras que la Iglesia haya tenido antes, porque eso fue todo en el Tiempo Antes.

Por supuesto, todo lo que era correcto para los católicos en esos tiempos. Pero tenemos que seguir adelante y ofrecer al Pueblo de Dios una forma de vivir auténticamente en el aquí y ahora… “

Cita a los papas recientes con frecuencia.

6) Di que esta “nueva forma de vivir el Evangelio” es, de hecho, un retorno a las prácticas de la Iglesia Primitiva.

Nunca reconozcas ni muestres el menor signo de conciencia que esto es una contradicción con todo lo demás que ha dicho, o que las “contradicciones” incluso son algo.

Independientemente de las prácticas extrañas que sueñes para que hagan tus seguidores, enséñales a todos a repetir que el Movimiento es “solo la práctica normal del Catolicismo”.

7) Haz tu investigación.

Descubre lo que una gran proporción de tus seguidores potenciales quieren en la vida y temen no obtener de los canales eclesiásticos habituales. ¿Han renunciado las parroquias a las devociones parroquiales semanales normales, con el Padre y la Hermana Traje Pantalón gastando toda su energía yendo a “talleres de liderazgo pastoral” y conferencias? Crea paraliturgias que puedan reemplazar estas devociones Católicas normales.

Usa los viejos libros litúrgicos para extraer los parámetros generales de cómo se ve la Liturgia. Asegúrate de que incluyan frases latinas simples, repetitivas y que suenen Católicas, como “Jubilate Deo omnes gentes“, que se pueden incorporar a sus listas de interpretaciones significativas (como se dijo arriba). Asegúrate de que las melodías sean simples y pegadizas, y que sean rápidamente memorizadas como un mantra Contrata a un experto en Canto Gregoriano para darle a todo esto el aire de suficiente autenticidad.

Produce un folleto con cada una de estas funciones paralitúrgicas que explique, -con una lista de puntos-, cómo se relacionan con tu frase clave.

Usa mucho incienso.

8) Afirma que has tenido una revelación especial de Dios.

Ten cuidado con esto. Si bien es una necesidad absoluta, este paso debe ser manejado con delicadeza, particularmente con respecto al tiempo.

El siguiente método está bien probado por muchos fundadores de Movimientos:

  • Dentro de los primeros años, -pero no antes de los 6 meses-, comienza a levantarte antes del amanecer y sal de la casa para ir a la Capilla / Iglesia para la Misa de la mañana, mucho antes que los demás.
  • Cuando entren, asegúrate de tener una expresión de felicidad beatífica muy ligeramente sorprendida y alegre, -pero no maníaca-. (Practica esto en el espejo).
  • No le digas nada a nadie después de la Misa, pero permite que la charla habitual continúe a tu alrededor como si estuvieras distraído y escuchando una voz interior.
  • Permite que sus seguidores comiencen a preguntarse si “sucedió algo”. No respondas, solo sonríe con autodesprecio si se te pregunta.
  • Revela tu momento de éxtasis a cada seguidor, uno a la vez, en un tono confidencial.
  • Diles que no se lo digan a nadie más.
Habiendo hecho el trabajo básico de dar a entender que las viejas interpretaciones Católicas no son útiles para la “gente de hoy”, tu reputación de tener revelaciones personales de Dios o de la Santísima Virgen será más fácil de creer. Una vez que se establezca entre tu círculo íntimo, se puede permitir que se extienda al extranjero.

Nota: Nunca salgas y digas que estás personalmente al tanto de un significado verdadero y auténtico hasta ahora revelado por el Espíritu Santo de estos pasajes. Deja que tus seguidores lo digan.

Practica actuar sorprendido y avergonzado en el espejo.

9) Revela este significado solo a tus asociados más cercanos.

Pero insinúales a los seguidores que saben algo, -muchas cosas más-, que no saben, pero que realmente necesitan saber, y si se quedan con ustedes el tiempo suficiente, también serán como Gandalf.

Lanza cada nueva revelación en forma de goteo mientras el seguidor “crece en el Movimiento”.

Es bastante seguro hacerlo algo obvio; cuanto más obvio, mejor, ya que ayudará a convencer a la persona que realmente está “creciendo espiritualmente” y que pronto tendrá sus propias revelaciones privadas.

10) Crear una jerarquía.

De manera muy simple, permite que tu círculo interno se haga cargo de varias tareas y el gobierno de los niveles inferiores con el argumento que han “crecido espiritualmente,” y ahora son más sabios y misteriosos y como Gandalf que el siguiente círculo. Crea una escalera graduada de clasificaciones que un seguidor puede ganar a medida que se vuelve más sabio, misterioso y como Gandalf.

Una herramienta útil para esto es la creación de “cursos” o “talleres” que se realizarán en reuniones anuales masivas que los seguidores están obligados a asistir.

Asegúrese de que cada uno de estos niveles tenga ciertos privilegios.

11) Dale “bombardeo de amor” a Sacerdotes y Obispos, invitándolos a tu círculo íntimo.

Especialmente invítalos a hablar en tus eventos. (Asegúrate que su alojamiento en estos eventos sea más agradable que el de tu círculo íntimo, e invítalos a tener cenas “privadas” contigo. Durante estas cenas puedes dar a entender que el Obispo experimentará una verdadera “conversión pastoral” al asistir a más de estos eventos.)

Obtener aprobación y protección eclesiástica será crucial. Tu aire de sabia y misteriosa superioridad similar a Gandalf, cuidadosamente reforzada por la deferencia de tu círculo interno, te permitirá que el margen de maniobra para ser ostensiblemente respetuoso con tus potenciales patrocinadores eclesiales. Recuerda que no hay un Obispo al que no le guste que le remitan autoridad.

Enseña a tus seguidores a recordarle al Obispo que está siendo enviado por una persona (tu) que es objeto de un culto masivo de adulación, pero que al mismo tiempo lo remite públicamente a él porque es un Obispo. El sujeto del culto de adulación (tu) tiene “gran respeto” por la Iglesia.

Obséquiales bonitos regalos.

Aquí hay una lista útil de descripciones que puedes usar para explicar el significado y el propósito divinamente inspirados de tu Movimiento.

“Hacemos hincapié en la santificación de la vida cotidiana, de acuerdo con la exhortación del Concilio Vaticano II que todos deben luchar por la santidad en todos los estados de la vida”.

“Tomamos el concepto católico del ‘sacerdocio del pueblo’ y lo vivimos en nuestra vida diaria de acuerdo con nuestro estado de vida”.

“Vivimos el Evangelio de acuerdo con las impresiones del Espíritu en la vida parroquial regular”.

“Somos testigos de la presencia amorosa y liberadora de Dios, particularmente al servicio de los jóvenes y los pobres”.

“Tenemos en cuenta las diferentes situaciones familiares, sociales y culturales en las que viven hombres y mujeres contemporáneos…”

“Combinamos las verdades de la fe con las necesidades de los tiempos, y para un nuevo tipo de educación para los jóvenes confiados a su cuidado, surgiendo de las profundidades íntimas del hombre, haciendo que las personas sean libres y capaces de tomar decisiones responsables”.

Algunas jerigonzas prácticas:

“El celo misionero de las nuevas realidades, de hecho, no surge del entusiasmo emocional y superficial, sino que surge de experiencias intensas”.

“Un impulso misionero extraordinario caracterizado por el coraje, la alegría de anunciar a Cristo y una creatividad increíble”.

“… está envuelto en el secreto más profundo de la fecundidad del empuje evangelizador no solo de los movimientos eclesiales, sino de la Iglesia de todos los tiempos”.

“Este testigo da lugar al deseo de participar en la gran parábola de la comunión que es la Iglesia”.

“Dios está abriendo ante la Iglesia los horizontes de una humanidad más preparada para la siembra del Evangelio”.

Aprende las siguientes expresiones. Mezclar y combinar, y usarlos regularmente. Después de un tiempo, se convertirán en segunda naturaleza.

(Nota: asegúrese de nunca ofrecer definiciones claras).

“Dones del Espíritu”.

“Camino a seguir en nuestros tiempos difíciles”.

“Llevar a cabo una obra efectiva de evangelización”.

“Efusión del Espíritu”.

“El primer soplo de auténtica evangelización”.

“La frescura de la experiencia cristiana basada en el encuentro personal con Cristo”.

“Espiritualmente centrado en María y en el Fundador”.

Y eso es todo. Simplemente sigue aplicando los pasos y prepárate para dar la bienvenida a sus miles o incluso millones de seguidores y acepte sus premios internacionales por “progreso en la religión”, reuniones con papas, estatus de ONG en la ONU y una serie de otros beneficios.

Hilary White

Fuente: https://remnantnewspaper.com/web/in...o-found-a-new-movement-in-the-catholic-church

Traducido por Alberto
 

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