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No, no y no! Mira @osgarvi, he leído muchos de tus posts a lo largo de mas de un año que llevo en este foro, me encanta tu humor, lo que escribes me ha hecho sonreír mas de una vez, y en temas serios, esté o no de acuerdo contigo, considero tus opiniones inteligentes e interesantes, pero (Y no se si esto se puede decir) No jodamos con el hiper manido argumento de que el fin de la tauromaquia y las fiestas que implican el sufrimiento y muerte de un toro conllevaran a la larga la desaparición del toro de lidia. Si eso resulta ser cierto (Lo cual no es una idea descabellada) QUE ASI SEA. Prefiero que ya no hayan dinosaurios a que los hubiesen y sirviesen solo para ser torturados y matados en festejos sanguinarios (Vale, el ejemplo de los dinosaurios es un poco idiota, pero se me entiende, espero)Esto es muy sencillo. Yo os doy toda la razón respecto a la sentimental defensa del animal. No más actos "bárbaros", no más corridas de toros, novilladas o festejos populares con un toro por medio. De acuerdo.
Ahora, queridas defensoras del morlaco, una vez asumida vuestra defensa y la consecuencia lógica de ésta, esto es, la prohibición de dichos festejos, vamos con otras consecuencias no pensadas. Imaginaos que en este mundo feliz, al prohibir los festejos, ningún ganadero podrá vender toros de lidia (bravos). Un torito de lidia a los cuatro años cuesta unos seiscientos mil euros del ala, euro arriba euro abajo. Lo lógico es que, ya que no puede venderlos ni mantenerlos, el ganadero, aunque le den mil euros lo llevará al matadero (dónde tendrá una muerte digna y sin salvajadas innecesarias). En breve espacio de tiempo, todos los ganaderos se habrán deshecho de sus toros de lidia que no se pueden lidiar. No quedará ya en España (en Francia aún se podrían lidiar pero poco), toros de lidia ni vacas bravas ni becerros ni rastro de la especia. Apiadados, por ello, alguna ONG o así, recogerá el último espécimen vivo y lo llevará al zoo de Madrid, dónde vivirá apaciblemente hasta que muera (dignamente).
Nos hemos quedado sin toros, pero el último tuvo una muerte digna. Gracias, mis queridas cotillas por haber defendido los derechos de los animales, aunque esta defensa salga tan cara y haga desaparecer el propio animal.