Estaba recordando tiempos pasados con una prima (de las de “verdad”) y comentábamos sobre una señora muy graciosa que trabajaba en casa de mi abuela y se confundía tanto con ciertas expresiones y frases hechas que a veces te mataba de la risa.
Dos de las mejores de la Señora Manuela:
Su sobrina, pobrecita, la tenían que operar de las trompas de Farlopio.
(Siempre nos preguntamos dónde habría oído lo de la farlopa como para dar lugar a la confusión).
Suena el timbre, va a abrir la puerta... vuelve, y le dice toda seria a mi abuela que no se preocupase, que le había dado con la puerta a los Testículos de Jehová.
(Sin ánimo de ofender a nadie, que la señora lo decía sin malicia alguna).
Dos de las mejores de la Señora Manuela:
Su sobrina, pobrecita, la tenían que operar de las trompas de Farlopio.
(Siempre nos preguntamos dónde habría oído lo de la farlopa como para dar lugar a la confusión).
Suena el timbre, va a abrir la puerta... vuelve, y le dice toda seria a mi abuela que no se preocupase, que le había dado con la puerta a los Testículos de Jehová.
(Sin ánimo de ofender a nadie, que la señora lo decía sin malicia alguna).
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