Especulan los participantes (cotillas todas, por no decir el disparate politicamnet correcto de "participantas" ) sobre si viene a la fiesta nacional la hija mayor del jefe del Estado y consecuentemente en situación de expectativa de destino. O sea, jefa del Estado "in pectore". Es la misma situación en potencia que estaba su papá cuando era ¿novio? (o lo que a la sazón fuera) de su mamá en otro 12 de octubre día de la fiesta nacional y que el muy "responsable" princesito entonces, rey hoy, no tuvo inconveniente en irse a Nueva York con su ¿novia? (o lo que a la sazón fuera) la hoy reina hoy, dejando a todos plantados con dos palmos de narizonas borbónicas.
Claro, que peor fue lo que hizo después, a los pocos días de la masacre del 11M ( casi doscientos muertos) largándose de guaracha al Caribe, cuando toda España estaba de luto y los cuerpos de las víctimas aún calientes. Y lo hizo con engaño y yéndose de tapadillo, con nocturnidad y alevosía(con todas las agravantes que concurren en un delito) O sea, cobardemente. Después de haber dicho que suspendía la fiesta de despedida de soltero, con lo cual al agravio añadía el insulto a todos los españoles de bien. Pero esto es lo que hay, lo que nos han impuesto y que la mayoría de los españoles no nos merecemos.
Totalmente de acuerdo con lo que dices menos con el final, ¿de verdad crees que la mayoría de los españoles no nos merecemos lo que nos han impuesto? Yo creo que eso y mucho más, se olvidan los hechos, se olvida la historia, se olvidan los graves desplantes hechos a la ciudadanía, ¿no nos hemos merecido el trato de menosprecio y desaire que se nos ha dado como consagrados como verdaderos súbditos? ¿No se ha puesto en primera plana el vasallaje que ha seguido a tales arrogancias, a tales desvergüenzas?
Los militares cuentan y han de cumplir con unos códigos de obediencia que van implícitos a su profesión, el ciudadano de a pie no, o eso quiero creer, y sin embargo se sujeta a personas que, encumbradas por motivos espurios, aplican sus principios de grandeza-sumisión, realeza-acatamiento ejerciendo el libre albedrío que una soberanía bien contemplada les permite vulnerar en las más elementales bases del correcto proceder, ese que tendrían que llevar como insignia imperecedera.
Pero nada que suponga una puesta a punto de semejantes descalabros, nada sucede. Un rey actual que ha vapuleado los más fundamentales principios de la dignidad, propia y ajena, y la respetabilidad obligada, un rey pasado que nadie absolutamente hoy en día y en este territorio español pone en solfa unos principios jurídicos de fiscalización, que no existe, acerca de la multitud de operaciones financieras , principios inevitables para aplicar al ciudadano de a pie cargar con la vergüenza de sustentar una institución corrompida encargada de procurarnos la unión tan ansiada para proseguir con sus larguezas en provecho propio.
Todo ello implica negativamente a la persona de a pie que no acaba de respirar por sus propios principios más elementales. En términos no absolutos, desde luego.