Boyer y Preysler. Batalla judicial de los hijos contra Preysler por la herencia.

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El artículo en sí me parece ofensivo para todas aquellas personas que tenemos un familiar a nuestro cargo. Pobrecita que no se puede ir de viaje más de cuatro días, vaya por Dios. ¿Estamos tontos perdidos o qué?
LA CRISIS ENTRA EN SU CASA DE PUERTA DEL HIERRO
El 'crepúsculo' de Isabel Preysler
Paloma BarrientosTwitter de Paloma BarrientosEnviar correo a Paloma Barrientos17/01/2014 (06:00)

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La imagen de Isabel Preysler ha estado siempre unida al triunfo mediático. Sin tener currículum académico, artístico o laboral -sólo social y marital- ha conseguido ser la mujer de las grandes portadas e icono de referencia de marcas y firmas comerciales, que siempre han querido tenerla en nómina. La repercusión estaba asegurada. Si no podían por lo elevadísimo de su caché, al menos la contrataban por temporada, como así hacía Ferrero Rocher, que la mantuvo como protagonista de sus campañas de Navidad. En aquellos años se hablaba de una cifra de 90.000 euros, a la que había que añadir los300.000 anuales que percibe la socialité por asociar su imagen a Porcelanosa y la cantidad fija de la joyería Suárez y de la revista ¡Hola!, definida por su hija Tamara Falcó como “nuestro álbum familiar”.

Pero esos eran tiempos gloriosos, donde todo lo que tocaba Preysler suponía un aumento en su cuenta corriente o en la de sus colaterales. Siempre se habló de su participación en la venta de Galería Preciados y su intervención en negocios de altura que llegaban a buen puerto. De hecho, cuando era joven, la bautizaron en Filipinas como goldenfinger por su capacidad para ejercer de rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro.

Para Preysler, como le sucedió a Norma Desmond en el Crepúsculo de los Dioses, los tiempos brillantes han dado paso a una vida menos gratificante, donde la crisis ha llamado a su puerta. Mantener su mansión de Puerta de Hierro supone un dineral anualmente. En su día se dijo que superaba los12.000 euros mensuales poner la casa en marcha. Según escribió Juan Luis Galiacho en el capitulo dedicado a la reina del baldosín, a esa cifra se debía añadir las nominas de su personal de casa: “Por término medio, cuatro empleadas del hogar en régimen de internas, una cocinera y tres doncellas, además del chófer, un jardinero y cuatro personas de seguridad”. Ahora, la casa se le queda grande e incluso se plantea en un futuro cercano ponerla a la venta.

Los contratos por prestar su imagen ya no son como los de antes. Además,los reportajes se pagan ahora como una colaboración puntual y no como cantidad fija mensual, como ocurría antes de que la crisis asomara por la esquina. De ahí que su presencia gráfica en ¡Hola! sea mucho más habitual que antes.

Quizá lo que realmente le preocupe es la situación de Miguel Boyer. Tras sufrir el derrame cerebral que le mantuvo en la UVI durante un mes, fue necesario cambiar la estructura cotidiana de su domicilio. Hubo que adecuar la mansión y el día a día se convirtió en un ir y venir de fisioterapeutas y especialistas para ayudar a la recuperación del enfermo, que no fue tan rápida como se esperaba en un principio. La propia hija del exministro de Hacienda, Ana Boyer, así lo ha contado en los photocall a los que acude y donde su caché ya supera los 6.000 euros: “La rehabilitación de mi padre va muy lenta”.

Isabel Preysler ha pasado de tener una libertad de acción y viajar siempre que le apetecía, a disponer sus salidas en función del estado anímico y físico de su marido. Cuatro días fuera de casa ya es una complicación que es mejor evitar. De hecho, sus desplazamientos a Miami para estar con su hija Chábeli y sus nietos cada vez resultan más difíciles de llevar a cabo. Aunque sus amistades le arropan y procuran organizar encuentros y salidas lúdicas, el ánimo de Isabel Presyler parece no estar atravesando su mejor momento. Sigue acudiendo a las sesiones de belleza en el instituto de Maribel Yébenes, donde encuentra esa calma que da el no pensar en nada. Procura que no coincida con la hora de comer de su marido, porque entonces el exministro protesta. El pasado mes de diciembre acudió a una fiesta organizada por su amiga Carmen Martínez Bordiú en la finca del empresario Luis Miguel Rodríguez y permaneció sentada prácticamente durante toda la velada. Ni el flamenco ni la música disco consiguieron abstraerla de sus problemas personales. Además, su extrema delgadez, que ha preocupado estas últimas semanas, es la muestra de este ocaso de la que un día fue ‘reina de corazones’.
 
Pobres, seguro q no han ahorrado nada para poder adaptarse a los tiempos de crisis, supongo q tanto boyer como ella tienen las espaldas bien cubiertas para vivir el resto de su vida y si no, pues sp les queda un poligrafo y un deluxe :)
 
Isabel Preysler niega atravesar una crisis económica y personal
Paloma BarrientosTwitter de Paloma BarrientosEnviar correo a Paloma Barrientos12/02/2014 (06:00)
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Las salidas de Isabel Preysler a convocatorias públicas se cuentan últimamente con los dedos de la mano. Salvo las relacionadas con la apertura de alguna superficie de Porcelanosa, empresa de la que sigue siendo imagen, pues mantiene desde hace años una relación laboral y personal con los dueños de la firma, los Colonques, su vida publicitaria se ha reducido al máximo. Se la echó de menos en la presentación del nuevo espacio en Madrid del relojero Thierry Mugler, celebrada la pasada semana en el Jardín de Serrano, y tampoco se prodiga en otro tipo de eventos, como hacía antes. Rompió esa tendencia, sin embargo, el pasado lunes, y además se dejó notar molesta con la prensa.

Hasta ese día, tan sólo se la había visto, pero hace ya bastante tiempo, en una de las fiestas que organizó su amiga Carmen Martínez Bordiú en la finca que el empresario Luis Miguel Rodríguez, dueño de desguaces La Torre, posee en los alrededores de Madrid. A pesar de que hubo flamenco y baile, Preysler prefirió aquella noche la charla al movimiento. Seguramente su estado de ánimo tiene que ver con la lenta recuperación de su marido Miguel Boyer, como ha explicado en varias ocasiones su hija Ana, más que con una posible crisis económica en la familia, al respecto de lo que su otra hija, Tamara, ha dicho públicamente: “A nosotros también nos afecta lo que está pasando en el país”.

El caso es que el lunes acudió a la exposición del fotógrafo Fernando Manso, novio de Beatriz Zobel, cuya familia de origen filipino fue una de las más influyentes y poderosas del país donde nació Isabel Preysler. Sus padres, abuelos y tíos formaron parte del entorno familiar de Isabel en Manila y cuando llegó a España a los 18 años la siguieron apoyando. De ahí que acudiera a la cita cultural y permaneciera en la galería charlando con el autor y con otros miembros de la familia.

Isabel, vestida con un conjunto de chaqueta y pantalón oscuro que le hacía parecer aún más delgada, se quejó esa noche de que las informaciones que últimamente se publican sobre ella no son acertadas e incluso está molesta por algunas relacionadas con su economía o la posible venta de la mansión de Puerta de Hierro. Quizá olvida que hace unos meses, al preguntarle por esta cuestión, respondió que era una casa muy grande y con muchos gastos ahora que todos sus hijos -salvo Ana- se habían independizado.

¿El crepúsculo?

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Preysler, en una de sus últimas apariciones públicas (I.C.)La imagen de Isabel Preysler ha estado siempre unida al triunfo mediático. Sin tener currículum académico, artístico o laboral -sólo social y marital- ha conseguido ser la mujer de las grandes portadas e icono de referencia de marcas y firmas comerciales, que siempre han querido tenerla en nómina. La repercusión estaba asegurada. Si no podían por lo elevadísimo de su caché, al menos la contrataban por temporada, como así hacía Ferrero Rocher, que la mantuvo como protagonista de sus campañas de Navidad. En aquellos años se hablaba de una cifra de 90.000 euros, a la que había que añadir los 300.000 anuales que percibe la socialité por asociar su imagen a Porcelanosa y la cantidad fija de la joyería Suárez y de la revista ¡Hola!, definida por su hija Tamara Falcó como “nuestro álbum familiar”.

Pero esos eran tiempos gloriosos, donde todo lo que tocaba Preysler suponía un aumento en su cuenta corriente o en la de sus colaterales, han acabado. Siempre se habló de su participación en la venta de Galería Preciados y su intervención en negocios de altura que llegaban a buen puerto. De hecho, cuando era joven, la bautizaron en Filipinas como goldenfinger por su capacidad para ejercer de rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro. Para Preysler, como le sucedió a Norma Desmond en el Crepúsculo de los Dioses, los tiempos brillantes han dado paso a una vida menos gratificante, donde la crisis ha llamado a su puerta. Mantener su mansión de Puerta de Hierro supone un dineral anualmente. En su día se dijo que superaba los12.000 euros mensuales poner la casa en marcha. Según escribió Juan Luis Galiacho en el capítulo dedicado a la reina del baldosín, a esa cifra se debía añadir las nominas de su personal de casa: “Por término medio, cuatro empleadas del hogar en régimen de internas, una cocinera y tres doncellas, además del chófer, un jardinero y cuatro personas de seguridad”. Ahora la casa se le queda grande.

El triste cumpleaños de Boyer

El tema personal, es harina de otro costal, ya que su marido Miguel Boyer evoluciona lentamente tras el ictus sufrido hace dos años. El pasado 5 de febrero, de hecho, celebró su 75 aniversario sin los excesos de antaño. Atrás quedaron los grandes cumpleaños que Isabel Preysler le organizaba con la llamada beautiful people como invitados estrella, en los que no faltaban mujeres como Petra Mateos y Paloma Giménez Altolaguirre, casada con el síndico de la Bolsa de Madrid, con el que el exministro del Gobierno de Felipe González compartió confidencias y viajes. Los años pasaron y la ‘reina de corazones’ continuó orquestando celebraciones, pero en un ambiente más íntimo que en años de bonanza. Nada queda de aquellos opulentos banquetes en restaurantes de lujo como Zalacaín, Horcher, Club 31 o Jockey con amistades que se consideraban por aquel entonces íntimas y que ahora no están al lado del político.

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El exministro Miguel Boyer, en una imagen de archivo (I.C.)

Amigos como el economista Carlos Solchaga, el expresidente del Senado, Federico de Carvajal, Jaime Soto o el propio exmandatario Felipe González, con los que Miguel Boyer fue durante años uña y carne, pero que ahora, ya sea por el paso del tiempo o por falta de interés, han desaparecido de su vida. El que fuese ministro de Hacienda dejó de ser imprescindible comoconseguidor. Salvo las hermanas Koplowitz, que le mantuvieron en nómina, o el matrimonio formado por Fernando Fernández Tapias y Nuria González, que sí le han felicitado, el resto lo han borrado de su lista de contactos, al igual que han hecho con su esposa, Isabel Preysler. La ‘reina’ de Porcelanosa estaba bien como elemento decorativo para las fiestas de postín, pero no para aquellas otras cenas en las que se manejaba información confidencial para sus negocios.

Cuando Boyer sufrió el derrame cerebral, permaneció cuatro meses ingresado en la clínica Ruber de Madrid. En un primer momento, sus amistades mostraron un cierto interés por su estado de salud, pero una vez que salió del centro médico, con su lenta recuperación, fueron perdiendo el contacto con él progresivamente. Es por este motivo que Isabel Preysler celebró el último cumpleaños de su marido de manera más solitaria que en otras ocasiones, sin amigos a los que convocar y sin fiesta que orquestar. Un almuerzo como si fuese un día más en el calendario y no hubo ni tan siquiera tarta. De hecho, la tarde de este miércoles Isabel la pasó en compañía de su madre y sus sobrinos, hijos de su hermana Beatriz -que falleció en octubre de 2011-, de los que se ocupa a pesar de ser mayores de edad.

Una de sus escasas salidas

El pasado lunes Preysler abandonó su ostracismo y se dejó ver en una fiesta. Negó sus ‘crisis’, pero lo cierto es que un poco de eso sí se deja notar en su rostro. Además de la ‘reina de corazones’ se desplazaron hasta la exposición la de Fernando Manso Marina Castaño y su marido, el doctor Puras, Ana Marchessi, Luis del Valle, Blanca Suelves y Joanes Osorio, la simpática y elegante Gela Alarcó, Veva y María Longoria, Magdalena Aguilar, Marta Barroso, Teresa de la Cierva, Julio Cavestany, el anticuario Josechu de Urbina, Amalia Pemartín y María Moreno, que gracias al trabajo que desarrolla la Fundación Ciudad de la Alegría, que preside en zonas de indigencia absoluta de la India, niños sin futuro tienen un horizonte de supervivencia. Uno de los últimos proyectos puestos en marcha ha sido la Escuela Deportiva del Real Madrid que permite la educación de más de mil niños.
 
Ya lo hemos comentado aquí más veces. La Preysler se ha quedado sin el apoyo de Boyer, que ahora es una carga para ella, está imposibilitado. Situación dura para cualquiera. Primero porque Boyer estaba en un montón de consejos muy bien colocado y ganando una paxta, ahora solo es un gasto, y que gasto, ésta solo sabe hacer las cosas a lo grande y tiene una clínica en casa. Y segundo que ella siempre se ha mantenido en el candelero por su imagen, solo ha "trabajado" en su vida siendo imagen de algo, y su imagen va cuesta abajo y sin frenos, por la edad, que nos iguala a todos y ella con tanto retoque y delgadísima que está pues está completamente momificada. Encima lista nunca lo ha sido, no hay más que ver la caterva de hijos a medio cocer que ha echado al mundo y donde pone las miras. Pues fin de su reinado absolutamente. Supongo que por ley de vida al Boyer le repetirá el ictus, no creo que tenga mucha cuerda. Venderá el casoplón de mala manera y lo que le queda es una vida de sombras y pocas luces. Es lo que toca
 
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