El Mundo Orbyt.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
22/07/2023
CHSSS...
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Pero tengo que decirte, querida mía, que ni Begoña lo es ni Eva lo será por la sencilla razón que primera dama, tratamiento acuñado por los norteamericanos, es la esposa del Jefe del Estado. Y como tal, designaron a Martha Dandridge, esposa de George Washington, presidente de los Estados Unidos, del 6 de enero de 1789 a 1797, como la primera mujer en ostentar tal tratamiento de las 45 primeras damas que ha habido desde entonces. Actualmente viven seis: Rosalynn Carter, Hillary Clinton, Laura Bush, Michelle Obama, Melania Trump y Jill Biden, la actual.
Aquí, en España, primeras damas han sido sin serlo, Amparo Illana, esposa del presidente Adolfo Suárez; Pilar Ibáñez, esposa de Leopoldo Calvo Sotelo; Carmen Romero, que lo fue de Felipe González; Ana Botella, de José María Aznar, Sonsoles Espinosa, de Rodríguez Zapatero; Elvira Fernández, de Mariano Rajoy. Nadie como María Ángeles López de Celis ha retratado su experiencia al servicio de las primeras Damas de la Moncloa. Tal es el título del libro del que ya me he ocupado en más de una ocasión.
Aunque nos cueste creerlo, primera dama si fue Carmen Polo, como esposa del Jefe del Estado. Como primera dama también es Letizia Ortiz Rocasolano, consorte de Felipe VI.
A diferencia de las primeras damas de los Estados Unidos que, tradicionalmente, no se les permite ni cargo ni trabajo fuera de las labores oficiales como esposa del señor presidente, aquí, en España, “Lady Falcon”, como llaman a Begoña Gómez, que, con sus diversos trabajos, consigue un ingreso muy superior a los casi 85.000 euros que gana su marido, el señor presidente, no han sido pocos los que han tachado su trabajo de posible cohecho.
Por otra parte, tenemos a Elvira Fernández que, cuando Mariano Rajoy se convirtió en presidente, pidió la excedencia de Telefónica. Y Sonsoles Espinosa, aunque licenciada en Derecho, la esposa de Rodríguez Zapatero, encargada de una asignatura dedicada a la música en un colegio de León, cuando su marido fue elegido presidente lo dejó todo pero en Madrid continuó con el canto, llegando a actuar como soprano en el Teatro Real.
Ana Botella, que había aprobado oposiciones al Cuerpo de Técnicos de Administración Civil del Estado, en 2003, cuando su marido José María Aznar se convierte en presidente, lo deja todo. De Pilar Ibáñez, esposa de Calvo Sotelo, solo cabe decir, respeto y admiración por su figura. Era muy culta, inteligente y nunca quiso figurar.
Carmen Romero, licenciada en Filosofía y Letras, durante muchos años se dedicó a la enseñanza y cuando Felipe llegó a la Moncloa intentó continuar pero fue imposible.
Y Amparo Illana ni primera dama quiso ser. No he conocido a nadie que tuviera menos apego a vivir en Moncloa que ella. Hubiera sido muy feliz cuando se marchó si el cáncer no hubiera acabado con ella en 2001, a los 66 años y también con su hija Miriam.
Mi buena relación tanto con Felipe como con Carmen me permitió ser el periodista que realizara la primera entrevista y el primer reportaje a los ocho días exactamente de aquella entrada en plena noche en La Moncloa. “Nos sentimos más que cohibidos, diría que abrumados. El espectáculo de los niños entrando de noche fue duro. Veníamos de un piso normalito en Pez Volador que tú conociste. Y, de repente, nos vimos en aquellos grandes salones, mirando aquellos techos tan altos y los grandes cuadros, con solo una maletita, como si fuéramos de fin de semana. Los críos estaban muy nerviosos”. “¿A quién le costó más conciliar el sueño?”, le pregunté a los dos: “A mí siempre”, contestó Felipe. “En esto, Carmen duerme más y mejor”.
De Carmen conservo una cariñosa carta agradeciéndome un regalo que les llevé un día que fui invitado a comer: “Jaime, el bonsái es maravilloso. Me llevé una gran sorpresa”. Y es que tengo a gala de haber despertado la pasión de Felipe González por los bonsáis. Aunque Luis Vallejo, ilustre arquitecto paisajista, dueño de la colección más importante de bonsáis de Europa que se puede ver en el Museo del Bonsái de Alcobendas, ha dicho que el primer bonsái que tuvo Felipe González se lo había regalado García Márquez, puedo presumir que el primero de los dos ejemplares que yo había traído de un viaje a la República Popular China, en 1983, fue para el señor presidente, como atestigua la carta manuscrita de mi amiga Carmen Romero y que conservo.
Con Amparo Illana compartí mesa y mantel varias veces en Moncloa junto con Adolfo Suárez, que siempre fue mi amigo.
Pilar Ibáñez me creó, con la mejor de sus intenciones, un grave problema de celos con el director de la revista de mis amores y mis dolores, a quien ignoró cuando le estaba saludando y estrechándole la mano, durante una recepción navideña en Moncloa, a la que estuvimos invitados los dos: “¡Mira, Leopoldo, ahí está Jaime Peñafiel!”. Lógicamente, el director de la publicación se sintió humillado.
Según el compañero Josemi, Begoña Gómez y su marido Pedro Sánchez vivirán, cuando él deje de ser presidente, en una casa que les regaló papá con el dinero de su empresa dedicada al s*x* gay. (...) ¡¡Por fin ha nacido Laia!! Que, oh sorpresa, llevará como primer apellido no el de papá como es costumbre sino el de la famosa mamá. Pues mira que bien, que peso me quita de encima. (...) Estimado director, segundas partes nunca fueron buenas. La boda ya cansa. Sobraba lo de esta semana. De todas formas, de nuevo felicidades… pero no más, por favor. (...) El ex primer ministro holandés sí utilizaba de verdad, cuando estaba en el cargo, la bici para acudir a su despacho y no el paripé de la ministra española. ¡Qué vergüenza! ¡Qué ridícula pareciste! Fuiste el hazmerreír hasta en Australia. (...) Como recuerda Ángeles Escrivá en EL MUNDO, fue Chema de la Cierva, hijo del historiador y ex ministro, vecino mío en el campo, quien en una entrevista en directo en TVE gritó y por dos veces “¡que te vote Txapote!”. (...) El traje de la novia más famosa del momento no merecía tanto viaje a Nueva York. Nada que ver con el traje de la madrina, de Caprile, ni con el que, en su día, realizó Elie Saab para la bellísima María Colonques en su boda.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
22/07/2023
CHSSS...
NI BEGOÑA NI EVA SON PRIMERAS DAMAS
POSIBLE COHECHO
MI RELACION CON LAS ‘PRIMERAS DAMAS’
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Pero tengo que decirte, querida mía, que ni Begoña lo es ni Eva lo será por la sencilla razón que primera dama, tratamiento acuñado por los norteamericanos, es la esposa del Jefe del Estado. Y como tal, designaron a Martha Dandridge, esposa de George Washington, presidente de los Estados Unidos, del 6 de enero de 1789 a 1797, como la primera mujer en ostentar tal tratamiento de las 45 primeras damas que ha habido desde entonces. Actualmente viven seis: Rosalynn Carter, Hillary Clinton, Laura Bush, Michelle Obama, Melania Trump y Jill Biden, la actual.
Aquí, en España, primeras damas han sido sin serlo, Amparo Illana, esposa del presidente Adolfo Suárez; Pilar Ibáñez, esposa de Leopoldo Calvo Sotelo; Carmen Romero, que lo fue de Felipe González; Ana Botella, de José María Aznar, Sonsoles Espinosa, de Rodríguez Zapatero; Elvira Fernández, de Mariano Rajoy. Nadie como María Ángeles López de Celis ha retratado su experiencia al servicio de las primeras Damas de la Moncloa. Tal es el título del libro del que ya me he ocupado en más de una ocasión.
Aunque nos cueste creerlo, primera dama si fue Carmen Polo, como esposa del Jefe del Estado. Como primera dama también es Letizia Ortiz Rocasolano, consorte de Felipe VI.
A diferencia de las primeras damas de los Estados Unidos que, tradicionalmente, no se les permite ni cargo ni trabajo fuera de las labores oficiales como esposa del señor presidente, aquí, en España, “Lady Falcon”, como llaman a Begoña Gómez, que, con sus diversos trabajos, consigue un ingreso muy superior a los casi 85.000 euros que gana su marido, el señor presidente, no han sido pocos los que han tachado su trabajo de posible cohecho.
Por otra parte, tenemos a Elvira Fernández que, cuando Mariano Rajoy se convirtió en presidente, pidió la excedencia de Telefónica. Y Sonsoles Espinosa, aunque licenciada en Derecho, la esposa de Rodríguez Zapatero, encargada de una asignatura dedicada a la música en un colegio de León, cuando su marido fue elegido presidente lo dejó todo pero en Madrid continuó con el canto, llegando a actuar como soprano en el Teatro Real.
Ana Botella, que había aprobado oposiciones al Cuerpo de Técnicos de Administración Civil del Estado, en 2003, cuando su marido José María Aznar se convierte en presidente, lo deja todo. De Pilar Ibáñez, esposa de Calvo Sotelo, solo cabe decir, respeto y admiración por su figura. Era muy culta, inteligente y nunca quiso figurar.
Carmen Romero, licenciada en Filosofía y Letras, durante muchos años se dedicó a la enseñanza y cuando Felipe llegó a la Moncloa intentó continuar pero fue imposible.
Y Amparo Illana ni primera dama quiso ser. No he conocido a nadie que tuviera menos apego a vivir en Moncloa que ella. Hubiera sido muy feliz cuando se marchó si el cáncer no hubiera acabado con ella en 2001, a los 66 años y también con su hija Miriam.
Mi buena relación tanto con Felipe como con Carmen me permitió ser el periodista que realizara la primera entrevista y el primer reportaje a los ocho días exactamente de aquella entrada en plena noche en La Moncloa. “Nos sentimos más que cohibidos, diría que abrumados. El espectáculo de los niños entrando de noche fue duro. Veníamos de un piso normalito en Pez Volador que tú conociste. Y, de repente, nos vimos en aquellos grandes salones, mirando aquellos techos tan altos y los grandes cuadros, con solo una maletita, como si fuéramos de fin de semana. Los críos estaban muy nerviosos”. “¿A quién le costó más conciliar el sueño?”, le pregunté a los dos: “A mí siempre”, contestó Felipe. “En esto, Carmen duerme más y mejor”.
De Carmen conservo una cariñosa carta agradeciéndome un regalo que les llevé un día que fui invitado a comer: “Jaime, el bonsái es maravilloso. Me llevé una gran sorpresa”. Y es que tengo a gala de haber despertado la pasión de Felipe González por los bonsáis. Aunque Luis Vallejo, ilustre arquitecto paisajista, dueño de la colección más importante de bonsáis de Europa que se puede ver en el Museo del Bonsái de Alcobendas, ha dicho que el primer bonsái que tuvo Felipe González se lo había regalado García Márquez, puedo presumir que el primero de los dos ejemplares que yo había traído de un viaje a la República Popular China, en 1983, fue para el señor presidente, como atestigua la carta manuscrita de mi amiga Carmen Romero y que conservo.
Con Amparo Illana compartí mesa y mantel varias veces en Moncloa junto con Adolfo Suárez, que siempre fue mi amigo.
Pilar Ibáñez me creó, con la mejor de sus intenciones, un grave problema de celos con el director de la revista de mis amores y mis dolores, a quien ignoró cuando le estaba saludando y estrechándole la mano, durante una recepción navideña en Moncloa, a la que estuvimos invitados los dos: “¡Mira, Leopoldo, ahí está Jaime Peñafiel!”. Lógicamente, el director de la publicación se sintió humillado.
Según el compañero Josemi, Begoña Gómez y su marido Pedro Sánchez vivirán, cuando él deje de ser presidente, en una casa que les regaló papá con el dinero de su empresa dedicada al s*x* gay. (...) ¡¡Por fin ha nacido Laia!! Que, oh sorpresa, llevará como primer apellido no el de papá como es costumbre sino el de la famosa mamá. Pues mira que bien, que peso me quita de encima. (...) Estimado director, segundas partes nunca fueron buenas. La boda ya cansa. Sobraba lo de esta semana. De todas formas, de nuevo felicidades… pero no más, por favor. (...) El ex primer ministro holandés sí utilizaba de verdad, cuando estaba en el cargo, la bici para acudir a su despacho y no el paripé de la ministra española. ¡Qué vergüenza! ¡Qué ridícula pareciste! Fuiste el hazmerreír hasta en Australia. (...) Como recuerda Ángeles Escrivá en EL MUNDO, fue Chema de la Cierva, hijo del historiador y ex ministro, vecino mío en el campo, quien en una entrevista en directo en TVE gritó y por dos veces “¡que te vote Txapote!”. (...) El traje de la novia más famosa del momento no merecía tanto viaje a Nueva York. Nada que ver con el traje de la madrina, de Caprile, ni con el que, en su día, realizó Elie Saab para la bellísima María Colonques en su boda.
