A parte del dinero, que obviamente juega un papel fundamental, Ana tuvo la madurez de discernir problemas de mayores con necesidad afectiva del niño. Conozco muchos casos que, a pesar de tener liquidez para mantener al hijo hasta los 40 años, los han utilizado para hacer daño, malmeter e impedir el contacto incluso via telefónica.
Hay de todo, claro. Hay gente cuyos divorcios son un potaje de rencores, resquemores, ganas de hacer daño, miserias constantes. Pero en general ayuda mucho poder "prescindir" del aspecto económico. Una señora que tuviese que vérselas y deseárselas para mantener a Aless a lo mejor no hubiese podido pasar olímpicamente de reclamarle dinero a Alessandro, que ganar, ganaba lo suyo, pero se lo fundía con una alegría que para qué (no es un caso de "papá no tiene de dónde darme para tu filete, hijo" sino un caso de "papá vive la dolce vita como si no hubiese un mañana y tu filete le importa un comino").