Ana Obregón

Afortunadamente, los españoles ya podemos dormir tranquilos respecto del ébola tras la comparecencia de Ana y la ingente cantidad de nuevos datos que ha aportado. De hecho, desconocía que fuese bióloga, nunca lo había comentado. Jamás se me ocurriría pensar eso de que Ana forma parte de ese selecto club de lerdos que necesitan alardear de estudios para intentar disimular sus discutibles inteligencias.
 
El Danubio universal, la hormona de mi zapato, el Parque Jurídico y otras perlas de nuestros famosos

Ana Obregón acaba de informar a España de que ha comprado dos trajes antiébola. No ha sido la primera perla de nuestras figuras del corazón.

Por ANDRÉS GUERRA | 24-octubre-2014 / 13:45
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"Hola, ¿venden trajes antiébola? ¿Tienen tallas?"© Gtresonline

En la prensa social española existen personajes efímeros (actrices flor de un día), interinos (nos interesan mientras parasitan al verdadero famoso), fungibles (se queman pronto y apenas dan para un Deluxe), permanentes (no importa a qué se dediquen que los amaremos, como a Tamara Falcó) y estrellas (Carmen Ordóñez en su día, Isabel Preysler hoy). Muy pocos ocupan categoría propia. Ana Obregón es uno de estos privilegiados y por eso ostenta un apodo que suena a personaje del Hostal Royal Manzanares pero que le viene pintiparado. Antoñita la fantástica asistía esta semana como invitada a la sección ‘Amigas y conocidas’ que presenta Inés Ballester en La Mañana de TVE. “Me han dicho que te has comprado dos trajes para el ébola”, pregunta la presentadora. Ana ríe tratando de despistar (“No, verás, jaja…”) pero Loles León interviene rauda. “¿Dónde los has comprado, en e-Bay?” y Anita admite que sí y que son carísimos.

A partir de aquí expone sus miedos y apela a su condición de mujer (sic) para enviarle ánimo y cariño a la heroína ‘Teresa la auxiliar’. “Hasta el año que viene no estarán las primeras vacunas y la epidemia hay que frenarla en África. Y no se está frenando. Yo tengo miedo, se explica Ana padeciendo mientras Paloma Gómez Borrero, sentada al lado, pone cara de estar en un picnic. Obregón venía sufrida de casa. En un photocall de la semana anterior ya nos anticipaba que no iba a dejar pasar la oportunidad, como bióloga, de significarse aprovechando esta crisis “Yo ya he terminado la carrera pero por supuesto que me he informado con mis compañeros biólogos y tal. Es una vergüenza. Pido dimisión de todos los que hayan traído el virus”. Y tal.



La prensa social, terreno fecundo para los más variopintos personajes, funciona en términos líricos como una suerte de género chico del periodismo. La ventaja es que el sujeto de nuestras crónicas se libera en una falsa creencia de que se encuentra entre amigos y se le termina yendo la olla. Por eso pueden encontrarse valiosísimas perlas como las que acostumbra a regalarnos Tamara Falcó.

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Cualquier imagen es buena para tener presente a Tamara. Esta, con un jarrón de la dinastía Ming, también. Nos gusta ella y nos gusta su verbo.Gtres

Desde que la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón descubrió la fe, cada entrevista es un lujo benedictino. Así hablaba el 8 de octubre en una tienda de Pronovias: “Es un enamoramiento lo que siento hacia Dios. Es como respirar, para mi es lo más improtante de mi vida. Con Dios encontré justamante lo que buscaba, llenar ese vacío que yo sentía y que solamente Dios podía llenar. Me empecé a encontrar mejor y ya no puedo estar sin Él”. A cualquiera de 35 años hacia arriba se le viene a la mente la sintonía del spot de Scotch Brite. Por cosas como esta, Tamara es adorable.

Si damos un salto en el tiempo, llegamos a Arturo Fernández. El veterano actor es un clásico. En el vestir y entre los más incorrectos opinantes del país. Singular paradoja ética y estética,Arturo parece seguir viviendo en la serie ‘Truhanes”. Al menos, a juzgar por su flexibilidad con el uso de las tarjetas opacas. “Si a mí un banco me dice “toma chatín esta tarjeta y gasta lo que quieras, ¿como no la voy aceptar?”, admitía estos días en TVE. Y en el mismo canal, promocionando su obra ‘Enfrentados’, interpretaba un sketch en el que él era el confesor y la presentadora, Toñi Moreno, una feligresa. “Date por violada”, le decía. Sin comentarios.

No olvidemos que en noviembre de 2012 el en-absoluto-oscarizado actor mostraba esta sensibilidad social: “En las manifestaciones yo en mi vida he visto a gente más fea ¡me cagüen la leche! A estos no les veo yo por la calle. Deben mantenerlos en los campos de concentración porque no puedo entenderlo”. Así bramó en la tertulia ‘El gato al agua’, y aunque los presentes le rieran la gracia, tuvo bastante poca. Marta Sánchez también se metió en un frondoso berenjenal visitando a Teresa Campos en ‘Qué tiempo tan feliz’. Conducía por la calle Serrano de Madrid y un grupo de funcionarios manifestantes le impedía el paso. Breve altercado. Retrovisor nuevo. “La manera de salir adelante no es jodiendo al prójimo sino trabajando”. Bien por Marta, que suena como ministrable de Empleo.

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Sofía Mazagatos irá para siempre unida a un candelabro. Aunque no le guste.Gtres

Cayetano Martínez de Irujo, también en la línea de la controversia laboral, estuvo desafortunado en el programa ‘Salvados’ de Jordi Évole. “Cuando ves que la gente joven no tiene el menor ánimo de progresar, eso es grave. Eso sólo pasa en Andalucía. Sinceramente. Eso en el norte de España no pasa, en el centro tampoco. Ni tan siquiera en Extremadura”. El mito del vago andaluz y del señorito andaluz en un mismo plano y ante un periodista catalán. Bendita España.

El tópico es pertinaz como la lluvia. Una de las más legendarias generadoras de frases absurdas es una miss. Y rubia. Sofía Mazagatos, a quien le encanta cómo escribe Vargas Llosa sin haber leído nada de él, fue la inventora de la locución “toreros que están en el candelabro” (por el candelero) y de “encontrar la hormona” de su zapato. Pero puede estar tranquila la bella Sofía. Siempre habrá una miss que la supere. Giosue Cozzarelli, Miss Panamá, definió así a Confucio: “Era un chino japonés muy antiguo que inventó la confusión”. Abracabrante.



Nos quedamos para la posteridad con la lluvia que cayó sobre Rocío Jurado y que ella calificó como el “Danubio universal” temerosa, tal vez, de que empapase su reloj de “acero inexorable”. Con la impagable Carmen Sevilla, que la semana pasada cumplió 85 años y que mucho antes dijo de sí misma: “Soy mayor, pero no tanto como para ser del Parque Jurídico” y con la eternamente hermosa Norma Duval, sobre todo si es capaz de decir: “Estoy que no salgo de mi apoteosis”.

Algunos se estrellan al definirse a sí mismos. Pitingo dice que es “anticristo del flamenco”; Gerard Piqué sostiene que es superdotado desde que de pequeño se dio un golpe en la cabeza (su padre sitúa la superdotación en un cociente de 170 puntos); Kevin Spacey, sublime protagonista en ‘House of cards’ prefiere ser “adicto al crack” que meterse en política y, finalmente, Felipe de Edimburgo. Nos encanta. No solo por su porte (y pasa de los 90) sino por lo que dice y cuándo lo dice.

Nada más nacer su primogénito, Carlos, dijo de él que parecía “un pudding de ciruela”. Al menos, hablaba de su hijo y todo quedaba en Buckingham. En 2009 soltó otra perla ante una víctima del IRA también en presencia de Isabel II. El chico había perdido parte de la visión del ojo izquierdo como resultado de una explosión, la reina le preguntaba cómo veía desde entonces y Edimburgo intervino como un rayo: “Regular, a juzgar por la corbata que lleva”. Esto solo puede decirlo un duque.

http://www.revistavanityfair.es/art...ana-obregon-traje-ebola-gazapos-famosos/19758
 
Pues a mí me hace gracia, recuerdo cuando dijo: mi hijo es igual que Alfonso XIII, sobre todo en la voz.
??????????????????????
Pero ésta ¿cuándo ha oido la voz de Alfonso Xiii?
Si Ana fuese de mi familia....me daría verguenza ir con ella por
la calle
Ahí te doy la razón, con esas patas de pollo que tiene, y marcando toda la hucha...
 
A mí de joven me parecía guapa, mala actriz pero simpática, ahora me resulta antipática y se habrá operado mucho, pero aparenta los sesenta y pico que tiene, eso sí, con sombrero de caw boy y pieles, que queda muy de diva. Es más guapa la señora que aparece al lado de ella y la chica vestida de jinete en la foto, con mucha diferencia.
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Lo de que su hijo se parecía en la voz de Alfonso XIII lo comprobó por las múltiples sicofonías existentes, fijo. Mal que le pese a Anita, el que más se parece a su amado Lequio es Clemente, el hijo que tuvo con la Delatte.
 
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