Y para que veáis que estas cosas no van con edades, mi madre por ejemplo, señora en sus 60 años, ha tenido que dejar de frecuentar a ciertas amistades femeninas porque en serio que llegaba a casa hasta mala y todo, pero de perder la vitalidad, tener ansiedad. Amigas de mi madre de su edad y alguna año arriba año abajo que están amargadas, sólo hablan de la limpieza de la casa, lo que cocinan y comen, lo que cotillean y saben de los demás, no puede haber un tema de conversación más interesante. El tema del cotilleo ajeno es lo que ya la ha matado, y lo he comprobado yo misma haciendo una mini investigación: persona que se les cruza persona a por la que van, si ven salir a alguien de un portal te empiezan a decir toda su vida, y lo peor, que es cuando hablan con alguien de manera simpática, agradable, y esa persona no ha terminado de darse la vuelta y ya la están poniendo fina (osea que con el interlocutor hará lo mismo en cuanto desaparezca). Pues poco a poco se ha ido desentendiendo de estas amistades y ha pasado lo que ha pasado: que se han quedado solas como tres de ellas porque ya nadie las traga. Agotador, yo no entiendo como la gente puede ser tan mezquina, con tanta inquina, envidiosa y negativa y no terminar por reventar; confieso, que sí que conozco casos de gente así, mujeres especialmente, que han terminando enfermando como si de una metáfora se tratara, una de ella con problemas de bilis, qué poético. Una de estas amigas de mi madre desprende tan mal rollo que duras cinco minutos al lado de esta persona, verídico, cierto, y somos ya unos pocos los que sentimos esa vibración, pero de mujer muy chunga y oscura, casi diría yo que siniestra.